Norma Lescano de Noguera, su deceso.

 



Su vida se apagó hoy en después de una constante entrega donde la vimos recorrer el mundo del periodismo y la cultura.

A mediados de 1976 fue creciendo en interés de Germán, su esposo, en hacer pie con su actividad gráfica en nuestro territorio, trayendo un caudal de experiencia que hasta entonces latía en Río Gallegos.

La iniciativa sirvió para que el 12 de octubre de aquel año viera a la luz el número 1 de La voz fueguina, como semanario, que se imprimía en la capital santacruceña y sirviéndose de los entonces más frecuentes vuelos de LADE – La línea gaucha del sur- era puesto en cercanía con los lectores, las fuerzas vidas, y las instituciones de Ushuaia y Río Grande.

Como dice Pairó en sus Cuentos de Pago Chico, el diablo –viendo que todo estaba muy tranquilo en el pueblo, mandó a instalar una segunda imprenta, y con ella se logró la existencia de dos periódicos, lo que mantuvo  viva la encendida lucha en el seno de una comunidad pujante. Es que yo había salido, gestión de mi primo Toty Vásquez, con el renacido semanario El Austral, Antorcha Austral de un Continente.

Y allí hubo un parlamento entre Germán y yo, donde volvimos a encontrarnos, Noguera y yo, tratando de llevar las aguas para los respectivos molinos.

Paso a contar algo que al decírselo a Norma le causó mucha gracia, y a mí ya también. El que por 1961, estando derivado mi padre para una cirugía en Gallegos, llegó el imprentero a casa de mi madrina –Zapiola 53, donde hoy está La Opinión Austral- poniéndose a disposición de mi madre en medio de esa incertidumbre. No sé en que consistió esa conversación entre mayores, pero lo cierto es que al salir este amigo se anunció  que todo saldría bien, que volveríamos a la isla, y que me regalaría las estampitas para mi primera comunión. Pero algo pasó, y para el tiempo de comulgar –como se acostumbraba entonces el 8 de diciembre- tenía álbum, escrito por mi catequista –el padre Zink- mis dos primeras fotos a color, misal, moño, y rosario, pero faltaba el rosario.

Y pasaron tres lustros, y al reencontrarme con este hombre que ya se me presentaba como un hombre mayor, tomó de uno de sus bolsillos al estampitas que no había entregado a su tiempo, y despertó sonrisas y alentó trabajo puesto que mi madre comenzó a repartir los impresos entre las relaciones que no habían recibido tanto tiempo antes.

El Austral tuvo una corta vida, por circunstancias que ahora no voy a detallar, pero que en parte figuran en el libro sobre el periodismo escrito por Arnoldo Canclini. Yo ya trabajaba en la radio, y entré a conocer la corresponsal de Noguera en nuestra capital económica: Olga González de Galetti. Y en más de un caso, cuando creía tener algo para decir, acudía a ella que recibía mis publicaciones que saldrían luego en forma anónima.

No fueron años fáciles los de aquel entonces. Leonor sacaba La Ciudad Nueva, miniografiada esporádicamente, y las minervas fueron reemplazándose por maquinarias cada vez más costosas, para Vásquez y para German. Así el proyecto aquel entró a tambalear, si hizo menos riograndense, y la familia comenzó a tener un mayor protagonismo en la ciudad de la bahía. Esa colección debe ser invalorable para reconstruir la vida de aquellos años de la gestión Arigotti, donde la expresión oficial la daba  el Semanario de la Actualidad Territorial, impreso por información pública y distribuido gratuitamente.

A eso se sumó el hecho que la ley 19640 trajo otros intereses al ruedo, y así aparecía la prensa industrialista: El Fueguino y el Territorio, que los viajeros recibían en el avión ni bien se embarcaban en el Jorge Newbery.

Ya al retorno de la democracia comencé a transitar, por resposabilidades políticas, la ciudad de Ushuaia, y allí la fui conociendo a Norma. Aparecían otras experiencias periodísticas: Punto y coma, Tribuna Provincial, Tiempo Fueguino…

Entonces Norma se quedó sin Germán. Ella me aventajaba en el almanaque un par de décadas y la sentíamos como la decana de la prensa fueguina, junto a Leonor que bregaba desde este lado.

Entonces la vimos protagonista de numerosas experiencias culturales, entre ellas la Asociación Virginia Choquintel, y ya para un tiempo más cercano publicando bimestramente en formato a color La voz…, ahora como revista de interés general.

La comunidad de Ushuaia la fue reconociendo en el tiempo y hoy llegó su adios. No es raro que las primeras noticias sobre su muerte nos llegaran de la mano de gente que hoy por hoy está muy lejos del escenario fueguino –los que la saben presente aunque ya no está- los que como yo la sentimos cerca.

HOJAS DE VIDA: Luís María Carrizo: La memoria fresca de un vecinito de Río Grande (1968-1971)

 



Fue ayer que irrumpió en mi vida mediática una comunicación en la cual una persona se identificaba agregando los años en los que había vivido entre nosotros.

De inmediato me estremeció la posibilidad de estar comunicándome con quien fue profesor de Trigonometría en el quinto año del Don Bosco, locutor en Canal 13, y topógrafo de la obra del aeropuerto, donde mi padre trabajó en el depósito. Terminada es obra pasaría a ser personal municipal, en días de Don Néstor Nogar, de cuyo hijo –Jorge- era amigo y compañero. De la muni el recuerdo para una institución Pancho Vukásovic

Mientras estaba en el aquí para allá para establecer un vínculo más continuo y efectivo con mi interlocutor, el comentaba bajo un artículo que había tardado 18 años en publicar, sobre situaciones que las vivimos entonces, aunque muchos las tenemos olvidadas.

En 1970 se rompió el generador de luz. Estuvimos dos meses sin electricidad. En invierno. Llegó un generador nuevo y cuando bajó al muelle se cayó y se rompió, Otro mes sin electricidad.

La familia, compuesta por papá, la mamá que hoy tiene 85 años –Odilia Guglielmino-, y otro hermano habían hecho escala en Río Gallegos en su búsqueda sureña, y después pasaron a formar parte de Río Grande sesentista. De allí la primer foto donde lo vemos a Luís siendo niño, enfrente de uno de los tres domicilios que tuvieron durante su permanencia, la casa de madera tinglada, el medidor de la luz sin soporte de cemento, la vereda de tierra alisada, y un gato que quiso quedar fuera de la instantánea. Nuestro amigo, ya nos habíamos establecido como tales por medio de Facebook, luce una gorra de lana, prevención de las madres de entonces para evitar dolores de oído.

 

                El Padre Zink organizó un tremendo asado en la Misión. No sé cuántos corderos                                       había veinte, treinta... el galpón de la misión estaba lleno de gente.

               Se acerca el Padre a un ganadero que estaba ahí y le dijo: "¿Está bueno el cordero?" "Muy bueno", contestó el estanciero: "Porque son tuyos". Carcajadas entre los presentes.

 Habrá sido para el Día de la Tradición de 1970, en un tiempo en que los festejos gauchos coincidían con la fecha fundacional del establecimiento religioso.

Solemos decir que existen dos tipos de riograndenses: los que conocieron al padre Zink, y los que no lo conocieron. Luís está en la primera categoría.

 


Aquí ingresa la segunda foto, el niño en brazos de su padre, en el incipiente canal del Onita, junto a una cámara RCA superior en todo sentido a las que tenían en ese mismo tiempo en los mejores canales de Buenos Aires.

 

En 1968 y 1969 se viajaba en el Twin Otter de Gallegos a Grande. O si no tenías un R4D de la Armada en el que a veces conseguías un pasaje, porque volaba para LADE. Y por Aerolíneas o Austral, te podía tocar una colección: DC3, Viking, Avro Lincoln, Caravelle, Comet, DC4... En 1971 ya volaba un 707 pero igual tenías que ir a Gallegos. La pista ya estaba pavimentada pero era corta (me parece).

 

En el 69 la familia se amplía con el nacimiento de una hermana, María Pía, en la clínica del Doctor Luraguiz. En todos estos años los hermanos ha vuelto a nuestro pueblo, pero Luís no. Pero su memoria es fiel a la cotidianidad que nosotros vivíamos con ojos no tan niños.

 

Había una escuela primaria (y creo que un secundario) en la iglesia. Director el Padre Venutti. Tenía un quiosco lleno que abría en los recreos. Todavía lo recuerdo vendiendo caramelos de tira. Le conseguía un guardapolvo a todos, pedía ropa, zapatillas. Limpiaba las aulas todos los días. Los días eran cortísimos y el frío era intenso. Siempre había algo caliente para tomar, para algunos el desayuno.

 

Ahora te cuento Luís María que le pusimos nombre al boliche del Director de la primaria, que entonces se llamaba Ceferino Namuncurá, el del kiosco “La cabaña del Tío Tom”.

Carrizo recuerda que no era un lugar fácil para vivir este norte fueguino, y entramos en pormenores, pero también en el desafío que pueda ir transcribiendo sus memorias al papel. Y como se está por jubilar como Profesor de Geografía lo desafiamos a ser auxiliar de esta historia nuestra, y a ser nosotros tributario de aquellos años de crecimiento y maduración en la isla. He imagino que esto será así.




Construimos, destruimos...

 


Cuando el río de los recuerdos construye la memoria, destruye un mundo en el cual la historia parecían que nunca iba a germinar.

Las cosas eran así, había comarcas en las cuales era imposible analizar las variables que identifican al mundo. Espacios destinados a existir, aun sin crecer, al margen de la sociedad y de la historia, para algunos: la frontera.

 Las tierras sin pasado permitían el mítico desarrollo de una forma de vida en la cual no se tenía origen, pero sí destino. En las tierras con destino cohabitaron los buenos y los malos, cuando todavía no se afincaba plenamente la moral censuradora del hombre universal.

 El río de los recuerdos arremetió sobre este mundo.

 La existencia de esos hombres no podía ser contada, podía ser tan solo cantada.

 Ahora regada por el río de la memoria ese mundo se disgrega.

 Lamentablemente la vieja tierra no recuerda a los que cantaban en ella, por ella.

 Construimos, destruimos...

 

 

Desde el origen. Apuntes sobre las memorias del Ministerio del Interior (3da parte)

 


El AGN nos ha prodigado documentadamente relaciones impresas sobre la marcha del Territorio de Tierra del Fuego en la segunda década del siglo XX. Los registros nos a cubrir un lustro de situaciones ligadas al progreso isleño.

 

 

1910.- Tierra del Fuego. Población aproximada 2500 habitantes, 1908 censo agropecuario. Bovinos 11.657, equinos 10.175, ovinos 1.348.311.

 

“En la reciente visita a los establecimientos ganaderos que acaba de efectuar el Gobernador del Territorio se ha observado que las antiguas estancias han llegado al maximun del ganado que pueden contener en relación a la superficie y calidad de los campos, que los métodos de explotación se han perfeccionado, que se han refinado las haciendas, se han instalado graserías y se han mejorado las instalaciones y los transportes. En cuanto a las estancias nuevas, se pueblan rápidamente habiendo tenido algunas un crecimiento del 108%”

 

“Se calcula que en cinco años se habrá duplicado el ganado existente en la actualidad”

 

“Sólo existen caminos propiamente tale en el Norte del Territorio, en San Sebastián, donde la topografía del Territorio ha favorecido la iniciativa y en el esfuerzo privado para unir entre sí por caminos carreteros los importantes establecimientos del Páramo, Cullen, Sara, Misión Salesiana, Primera y Segunda Argnetina y Viamonte”.

 

“En la parte sur, montañosa y cubierta de bosques, se construyó hace algunos años una mala picada entre Río Grande y Ushuaia, que se encuentra intransitable en la actualidad”

 

“Se autorizó invertir 10.000 $ en un camino Ushuaia, Remolinos, Almanza, Brown, Harberton y Costa Este del Fagnano, para que llegue a Viamonte en San Sebastián, camino que tendrá una extensión de 250 km.”

 

1910.- Año Nuevo y Ushuaia. Estaciones radiotelegráficas, “que con la de Cabo Vírgenes permiten estar en comunicación con esos apartados parajes con todos los centros del universo” En referencia a la de  Río Grande hace más de un año que están los materiales en Ushuaia. “El establecimiento de esta Estación daría motivo a que se estableciera una línea telefónica que uniera las estancias Sara y Misión, lo que permitiría a  la Gobernación ponerse en comunicación con todas las comisarías y a las estancias entre sí, desde la Primera Argentina sobre la margen sur del Río Grande hasta Cullen en el límite norte del Territorio”. “Se salvaría así el inconveniente con que se lucha en la actualidad en que las comunicaciones urgentes con el norte tiene que hacerse por despacho telegráfico al Consulado Argentino en Punta Arenas para que lo remitan por primer vapor, y las de allí por nota al mismo para que lo telegrafíe a Ushuaia. Muchas veces estas comunicaciones demoran un mes en llegar a su destino”.

 

Página 154.- 24-4-11.- Aumentose en 8 el número de agentes para la policía de Ushuaia a razón de 65$ c/u por mes mas 10$ como prestación y remuneración extra  por mes a partir de mayo.

 

Página 156.- 10-5-11.- $ 200 mensuales pago de un mecánico y un patron para la lancha de la Gobernación. $120 y $ 80 respectivamente.

 

Año 1911-12.- Página 196.- Población aproximada 3000 almas.

“La ganadería, pues, es un elemento de bienestar y fortuna para los pobladores del lejano Territorio, sin que este doto implique menospreciar los demás recursos que ofrece Tierra del Fuego a los que quieran poner en juego allí sus iniciativas y actividades”

 

Se está construyendo un edificio para cárcel. $ 40.000. $21.000 de ellos en maderas “redunda en beneficio de la industria forestal, estancada por falta de capitales, y que –por decirlo así, viene a renacer, favoreciendo desde luego a los concesionarios de bosques”. Faltan 3 años para la terminación de esta obra que tendrá capacidad para 975 presidiarios.

 

“También ha sido construido un muelle de hierro sobre el puerto de Río Grande y en breve el concesionario Señor José Menéndez habilitará otro sobre la margen izquierda del mismo río. Esta construcción pasará a dominio del Estado cuando este lo juzgue conveniente”.

 

Obra para el muelle de cemento en Ushuaia, por $ 210.000.

 

Turbinas en la cascada del Río Grande, para fuerza motriz en los talleres en el presidio, luz, etc.

 

Probable: Estación radioeléctrica en Río Grande “cuyo material ya se haya en el territorio”.

 

1912-13.- Página 116. Enrique Zwank: Condiciones de vida de los indígenas.

Página 117.-  Tierra del Fuego –No alcanzan a 300.- “Así mismo podría conseguirse que se radiquen en el punto dado, con ofrecerles tierras para poblar y apacentar ganado, que mas tarde vendrían a ser de su propiedad, con la restricción de no poder enajenarlos durante un cierto número de años”. Misión: “a cuatro leguas de Río Grande, 8 leguas de superficie y viven en ella permanente alrededor de 30 indígenas, número reducido y que deja entrever lo que se ha dicho tantas veces y que el gobierno desea evitar, la completa extinción de la raza Ona en un período muy próximo (problema de alcohol)”.

 

Página 198.- Tierra del Fuego. Progreso retardado por aislamiento. “Ningún barco de bandera argentina opera en los puertos de su costa atlántica, cuya exportación, cada día más valiosa se efectúa en buques extranjeros en su totalidad”. Comprar vapor. Construir camino a San Sebastián y Bahía Tethis. Estación radioeléctrica en Río Grande.

 

La población aumentó y el ganado disminuyó, “ bien sea por que en los censos anteriores menos prolijos y controlados se abultaron las cifras, bien por el gran consumo de la grasería establecida en Río Grande y el frigorífico chileno de San Gregorio, próximo a Punta Arenas, sobre el Estrecho de Magallanes”. “El Gobernador del Territorio aconseja que se acuerden facilidades para el establecimiento de un gran frigorífico en un puerto del Canal de Beagle, cuya ubicación y demás condiciones los colocarán fuera de toda competencia extranjera y en situación de aprovechar la oferta de ganado de toda la isla, tanto en la parte argentina como en la chilena”.

 

Se alaba las superintendencias dispuestas por decreto del 28-4-11.

 

Último censo: 2276 personas, 1081 argentinos, el resto de 24 nacionalidades. “Los habitantes ocultan sus bienes o reducen su valor, por tener a los impuestos nuevos, que suponen se crearán sobre esta base”

 

Página 192.- 1.616.126 kilogramos de lana.

Bovinos: 3.656.

Equinos: 3.813.

Lanares: 600.428.

 

1914-1915.- Página 178.- Se autorizó al gobierno que continúen la construcción del camino de Harberton a Río Grande (estudio).

Página 200.- Se invirtió $ 156.000 este año en dicho camino. “Como este camino alcanza actualmente el pie del monte Spiar COP, a una jornada del Lago Fagnano, confíase que la próxima estación podría llegar a Río Grande quedando tan solo sin terminar, el trayecto de Ushuaia a Harberton y puede decirse que mediante esta obra el territorio de Tierra del Fuego habrá dado un gran paso, pues facilitaría notablemente sus comunicaciones con el interior”

 

Radiotelegráfica: Ha quedado instalada y pronto se libraría al servicio público.

 

El Vicente Fidel López (FOTO)  comunica Ushuaia y Río Gallegos.

 

Hay 78 alumnos en la única escuela del territorio.

 

Bosques y aserraderos paralizados.

 

La Anónima viene en la primavera con sus barcos de la Capital Federal.

 

 

 

EL FAMOSO RÍO GRANDE. 23

 


La población ocupaba su tiempo libre buscando expresiones culturales, en torno a una biblioteca popular.., que nació del gesto filántropo de un ganadero.

CONFLICTOS. 1966: EL AÑO DE LOS CÓNDORES

 


El acontecimiento comenzó en un tiempo en que hizo frontera mi infancia y mi adolescencia. Por esos días tenía a mi madre enferma en Río Gallegos, buscando una solución a un diagnóstico complicado. Vivíamos los primeros meses del cambio institucional que representaba el gobierno de Onganía, pero no había conmoción por ello en el espacio fueguino. Terminábamos de festejar por primera vez con un desfile de carrozas el día de la Primavera. Y el mundo, aun el país, parecía quedar demasiado lejos. No teníamos otra radio que la de los curas en la Misión, pero más nos conectábamos con otras realidades por intermedio de las emisoras de Punta Arenas o Gallegos. La TV era una obra inconclusa de la gestión del primer gobernador fueguino –y riograndense recordaban algunos- y todos esperábamos que no se postergara con los cambios de esa hora.

 

Entonces el sur fue noticia.

 

Un tiempo atrás lo había sido en los luctuosos acontecimientos de laguna del desierto donde pierde la vida el Teniente Merino de los carabineros chilenos. La edición de la revista 7 días donde aparece el cadáver con los ojos abiertos se agotó, y hasta la distribuidora local –propiedad de Arteche- encargó un nuevo despacho que nunca llegó.

 

El conflicto militar con Chile era una idea latente que quitaba el sueño cada tanto a diversos sectores de la comunidad. Río Grande estaba dominada demográficamente por los hijos del vecino país, y los hijos “de esos hijos” no eran reconocidos fácilmente como argentinos por los sectores que detentaban el poder militar en esta hora.

 

A la derecha del mapa, y un tanto más al norte de nuestro islario, estaba el otro archipiélago austral: el de Malvinas. Su historia se sumergía en el mar de las frustraciones nacionales. Pero allí estaba el imperio, ese que nos había conformado en nuestros idearios económicos a los argentinos del modelo agroexportador, el mismo modelo que había consolidado nuestra identidad austral: con una Patagonia –chilena y argentina- tributaria del mercado inglés. Con ellos seguramente seríamos medidos en nuestras acciones, en nuestros desplantes, y sólo quedarían reclamos como un sordo ruido en las aulas o los cuarteles.

 

Y allí aparecieron ellos: los Cóndores, en la antesala de otras muchas reivindicaciones. Cabalgaban sobre el antecedente de Miguel FitzGerald quien fue el primer argentino en volar a las islas y plantar la Bandera nacional. Lo hizo en 1964, piloteando un avión Cessna, el día de su cumpleaños. Dejó una proclama y regresó.

 

Para 1966  el mensaje no sería para los Ingleses, sino para el país: “En operación perfectamente coordinada minutos después del aterrizaje en las Islas Malvinas Inteligencia de la Operación Cóndor distribuyó a la prensa metropolitana la proclama redentora:

 

Concretar el futuro o morir con el pasado

 

“Es una de las dramáticas expresiones del documento donde se resumen los móviles los móviles  de la arriesgada empresa. El mensaje fue transmitido también por la radio del avión secuestrado. Dice así:

 

Jefatura de la Operación Cóndor. Puerto Rivero. Islas Malvinas. ¡A los Argentinos! La responsabilidad de nuestra soberanía nacional siempre fue reportada por nuestras Fuerzas Armadas. Hoy consideramos le corresponde a los civiles en su condición de ex soldados d de la Nación, demostrar que lo aprendido en sus pasos por la vida militar ha calado hondo en sus espíritus. Así creemos la marcha hacia el sur. Creemos en una patria justa, noble y soberana. Somos cristianos, argentinos y jóvenes. Pertenecemos a una generación que desde su heroísmo asume sin titubeos la responsabilidad de mantener bien alto el pabellón de los argentinos. Estamos aquí por que hemos preferido los hechos a las palabras. Estamos solos antes Dios y con nuestra determinación. Sin banderías políticas. Provenimos de todos los sectores nacionales y pertenecemos a militancias políticas distintas, pero estamos unidos por que creemos que eludir un compromiso es cobardía. Por que estamos luchando y lucharemos por devolver a nuestros hijos la imagen de patria que nos legaron los hombres de mayo. Nosotros con orgullo nos hacemos cargo de esta herencia con humildad pero sin vacilaciones. Por esta patria que tiene su historia escrita en gloriosas páginas de sangre. Por esta patria que merece el sacrificio de sus hijos, para que nuevamente pueda brillar como ejemplo de Hispano América. Nosotros como pueblo argentino, es decir en nombre de todos cuantos habitan nuestro suelo, en especial a la juventud argentina a la que pertenecemos, ponemos hoy nuestros pies en las Islas Malvinas argentinas para reafirmar con nuestra presencia la soberanía nacional, y quedar como celosos custodios de la azul y blanca, que ha de flamear altiva mientras haya hijos que respondan con ella. Quiera Dios ayudarnos en nuestra empresa. A El encomendamos nuestras almas. En su fe forjamos nuestro coraje, o concretamos nuestro futuro o moriremos con el pasado. Dado en Puerto Rivero, las Islas Malvinas argentinas, a los 28 días del mes de septiembre de 1966”.

 

El operador periodístico

 

Atrás de los hechos vividos aquella primavera  aparece la figura de Héctor Ricardo García, empresario periodístico que había acompañado la quijotada de Fitz Gerald y que se dijo más tarde –en su libro Cien veces me quisieron matar, publicado por  Planeta en 1993- que fue convocado por los complotados a secuestrar por primera vez un avión, en el historial de nuestro país:

 

“el martes 27 de septiembre de 1966, a las cinco de la tarde, sonó el teléfono en mi oficina.

Atendí con cierto fastidio, pues prefiero ver la cara de las personas que hablan conmigo. Del otro lado surgía una voz masculina, vigorosa y seria. “Soy Dardo Cabo” dijo. Lo recordé: era un muchacho delgado de pelo enrulado, a quien conocí cuando capitaneaba en octubre de 1965 a los miembros de la custodia personal de la señora Isabel Martínez de Perón, en el “Alvear Palace Hotel”, en tiempos que me alojaba transitoriamente allí.

Por entonces el establecimiento hotelero y las inmediaciones eran, durante las noches, verdadero campo de batalla entre quienes repudiaban la presencia de la tercera esposa de Perón y quienes la defendían. A partir de las diez de la noche, y hasta la madrugada, se producían refriegas en las que abundaban los gases lacrimógenos, el arrojar de botellas y otros objetos contundentes desde los edificios, y hasta algunos tiros.

Para que la intranquilidad del recinto hotelero fuera total, era costumbre ver a Oscar “Ringo” Bonavena, quien también se alojaba allí, hacer “footing”, o escuchar a Leonardo Favio ensayando con sus músicos hasta las tres o cuatro de la madrugada. Sin olvidar el movimiento comercial que marcaban las oficinas que habían instalado en habitaciones productores como Héctor Cavallero o Alberto “Tano” Nozzi.

Cabo y sus colaboradores ocupaban habitaciones en el “Alvear”, cercanas a la de Isabelita, y la noche del jueves 14 de octubre aparecieron varios policías al mando del comisario Aldo Palmieri a requisarlas, pues se había hecho una concreta denuncia de que tenían gran cantidad de armas. Enterados los “custodias” de la inminente visita policial, colocaron todos “los fierros” en una bolsa y la colgaron de un balcón, hacia el vacío. Cuando los hombres de Seguridad Personal revisaron todo minuciosamente, no encontraron nada.

No bien e fueron, las armas volvieron a sus dueños.

Como los escándalos nocturnos continuaban, los pasajeros del hotel “Alvear” comenzaron a abandonarlo, determinando que sus directivos le solicitaran a la esposa de Perón que dejara sus habitaciones, lo que aceptó. En la tarde del viernes 15 Isabelita se instaló en el del Sindicato de Luz y Fuerza, “12 de Octubre”, ubicado en la avenida Callao 1770, calmándose los ánimos de los revoltosos en la zona.

Ahora, a casi un año de aquello, Cabo quería hablar personalmente conmigo. Le dije que viniera al diario, pero respondió que no podía. Hubo un silencio que él quebró enseguida:

- Podríamos vernos dentro de una hora en la confitería “El Ciervo”.

Asentí. A pesar de que “El Ciervo” estaba solo a dos cuadras de la redacción, en Callao y Corrientes, confieso que fui con pocas ganas. Algo más tarde, con una “Coca-Cola” y un té en medio de ambos, Cabo me preguntó si me interesaba una nota periodística “muy importante”. Le respondí que sí, pues pocas cosas me interesan tanto en la vida como el periodismo, e inmediatamente inquirí sobre el tema.

Cabo miró su vaso, hizo una pausa y me contestó que no podía confiarme nada más. Debía viajar con él y allí enterarme.

Fastidiado, con la sensación de estar perdiendo lamentablemente un poco de mi tiempo, le dije que no contara conmigo pues tenía en proyecto un viaje a Manila para presenciar la pelea por el título mundial entre el argentino Vicente Derado y el filipino “Flash” Elorde. Me miró fijamente y respondió lacónico:

-Es una lástima –y enseguida intentó pagar la consumición. Le ofrecí entonces enviar a alguien que me representara, pero me contestó: “Usted, o nadie”.

La respuesta no me gustó y busqué, al pagar la adición, poner fin al diálogo. Ya en la puerta que da sobre la avenida Callao nos despedimos, pero antes de la separación definitiva me extendió un papel con un número de teléfono para que lo llamara si cambiaba de opinión.

Eché a andar hacia el diario pensando en el tema. Cuando uno es periodista, sobre todas las cosas, se arriesga. De modo que comencé a luchar contra mi otro yo.

Ya en mi oficina medité mucho sobre esa “nota sensacional” ¿qué sería? ¿El “Ché” Guevara en la Argentina? No hacía mucho que se había hablado de su presunta aparición en el Norte…

¿El cadáver de Eva Perón? Este es el tema número uno por el cuál cualquier periodista tenía por entonces que estar dispuesto a cualquier cosa.

¿El retorno de Perón al país? Desde una semana atrás corrían versiones de un nuevo “operativo retorno”, de modo que…

A las 9 de la noche tomé por última vez el papelito con el número que me había dado Cabo, y disqué. Me atendió una mujer y enseguida me comunicó con él. Concretamos la cita:

-A las 12 de la noche en el Aeroparque- me dijo- para un viaje de dos días al Sur del país. Eso fue todo.

Adelante, a lo desconocido…”

 

El nombre de Cabo se incorporaría al historial duro de la política juvenil de la década siguiente. Pero también formaría parte del anecdotario fueguino cuando superada la etapa feliz del secuestro del avión encontrarían sus actores un escenario de reclusión en nuestra isla.  Es que por entonces se habían marcado disensos entre Cabo y Giovenco, el otro caudillo del grupo, y por sus peleas se dispuso traer a algunos de ellos a Río Grande, mientras los otros quedaban en la capital fueguina.

 

Pero ese es un salto muy grande para el que recién nos estamos empezando a preparar con estos papeles guardados durante años, resurrectos ahora.

 

 (El sábado 30 de septiembre de 2006 salía con el número 38 el último ejemplar de el mensuario EL RÍO, memorias de la zona. Incluyendo el escrito que ustedes han podido seguir. La experiencia de aquel momento dejó varias notas sin publicar relacionada con este acontecimientos. Y otras columna que despertaron mi afán como comunicador 19 años después, y me dieron ánimo para que ahora pasen de a poco a ser objeto de lectura en este blog, pudiendo afirma entonces que: ¡Este dossier continuará!)

 

 

 

 

Cartas Salesianas. “Se presentaron en nuestra casita tan sucios y llenos de fango que daban asco”

 



Río Grande de la Tierra del Fuego

12 de abril de 1894.

 

REVERENDO SR. PREFECTO APOSTÓLICO:

 

Ya desde un principio nuestro más grande deseo era  recoger en nuestra morada á algunos de los muchos Indios que viven en esta grande isla.

El viernes santo por la mañana vimos en la parte opuesta del río, y precisamente frente á nuestra casa nueve Indios seguidos de mujeres y niños y de una multitud de perros.

A tal vista, lleno de alegría, mandé luego á su encuentro con una barquita al hermano Juán Ferrando, al indio Miguel Calafate y al coadjutor carpintero Roberto Aravena, los que, cambiadas algunas palabras, volvieron inmediatamente trayendo consigo tres Indios. Estos dijeron que eran de la bahía Tetis, la última al sur de la Tierra del Fuego, que, habiendo sabido nuestra llegada al Río Grande, se habían unido para venir á visitarnos, y que los otros esperaban que el agua del río bajara con el reflujo del mar para poder pasar, como en efecto lo hicieron.

Estos Indios de la Bahía Tetis saben un poco el español, y uno de ellos en modo particular llamado Copello, se hizo entender bién. Nos dijo en nombre de todos que ellos eran buenos, que venían como amigos y que á la orilla opuesta estaban sus familias, las que al día siguiente vendrían á visitarnos, porque saben que les queremos mucho y que amamos de un modo particular á sus hijos.

Principiamos por demostrarles que verdaderamente les queriamos bién:

Les distribuimos galleta y dimos á cada uno una manta de lana para cubrirse, y después los despedimos diciéndoles que los esperábamos al día siguiente y que les regalaríamos camisas, pantalones y otras cosas.

Al amanecer del día siguiente vimos descender de las alturas del río una interminable columna de gente, cubierta con pieles de guanaco y seguida de una infinidad de perros…se acercaron á la orilla, y, apenas el reflujo del mar se lo permitió, pasaron á nuestra orilla. Los mayores ayudaban á los pequeños, y las mujeres á más de llevar á los niños, venían cargadas con pequeños bastoncitos, pieles, cuerdas de cuero, cubos de corteza, canastillos, piedras para las flechas y con yesca para el fuego, etc., etc. Colocaron sus tiendas á nuestro alrededor.

A las dós de la tarde todos habían ya pasado el río, y habían depositado sus utensilios sobre nuestra orilla. Se presentaron en nuestra casita tan sucios y llenos de fango que daban asco. Distribuimos una manta á cada uno de los mayores y media á los menores; después pasamos á la galleta, á los confites y á otras golosinas, que eran recibidas y comidas con signos de alegría y de reconocimiento. En honor de estos pobres salvajes  debo decir que en general los hombres llevan una sola piel de guanaco sobre los lomos, pero las mujeres y las niñas van cubiertas desde el cuello hasta los pies, de modo que servirían de ejemplo á ciertas personas esclavas de la moda.

Recibidos estos regalos, las mujeres fueron á levantar sus tiendas á unos doscientos metros de nuestra casa, y los hombres se desbandaron.

Estando siempre alguno de nosotros haciendo de guardia, les dejábamos entrar en casa, haciéndoles comprender que debían respetarlo todo, y se mostraron muy dóciles á nuestras indicaciones.

A las cinco sentimos un grito, y en un momento todos los hombres se retiraron á sus tiendas, donde las mujeres habían encendido el fuego, del que se alzaban columnas de humo. ¿Qué había sucedido?- Pregunté al indio Copello  y me respondió que por el norte se veían venir á otros Indios (del cabo Sunday, á unas 11 millas de distancia) y que por lo tanto ellos se debían preparar para la defensa. En efecto, preparados los arcos y flechas, salieron de sus tiendas y se dirigieron hácia aquella parte; como unos doce formaron la vanguardia, y el cuerpo, compuesto de unos cuarenta, se detuvo á poca distancia de las tiendas.

Poco después llegaban algunos Indios seguidos de otros muchos; todos traían consigo á sus familias, sus utensilios y sus perros. Después de algunas reverencias de ambas partes, la vanguardia les dirigió la palabra y parece les respondieron amigablemente; el hecho es, que sin demostración alguna hostil, los dejaron venir á nuestra casa, donde recibieron los acostumbrados regalos,  y se retiraron con signos de alegría á levantar sus tiendas á cincuenta metros distantes de las de los otros.

Este fue para nosotros un verdadero día de fiesta: al anochecer hicimos cocer dos grandes calderas de carne y judías, que distribuidas á nuestros huéspedes, las devoraron con gran satisfacción.

Al día siguiente volvió cada uno á tomar su ración de carne y de judías, y nosotros aprovechamos aquella ocasión para enseñarles nuestro modo de guisar, que llamaba mucho la atención. Al tercer día principiamos á hacerles algunas instrucciones religiosas. ¡Buen Dios! ¡Qué feliz combinación! En el mismo día en que el mundo recuerda el gran misterio de nuestra redención, principiaba para estos Indios su instrucción cristiana.

Don Delturco y los hermanos Ferrando y Ronchi contaron los Indios que han llegado hasta ahora; son ciento setenta. ¿Dónde hallaremos víveres para mantener tanta gente? Y advierta que estos Indios no son los que vimos el año pasado en nuestra exploración; ¿qué haremos cuando vengan también ellos? Para atender á la civilización de todos estos Indios como conviene, no basta el personal que tenemos. Sé que V., amado Señor Prefecto, hace cuanto puede por esta Misión; pero ahora es absolutamente necesario dirigirse á los Superiores de Turín. Y rogarles hagan lo que puedan para ayudarnos y lo más pronto posible.

Con la primera embarcación que vaya á Puntarenas, mandaré al hermano Verguéese, que le llevará la nota de cuanto nos falta. Reciba los saludos de todos nosotros y bendíganos juntamente con los Indios.

 

Afmo. Hijo.

JOSÉ BEAUVOIR, Pbro.

 

Como vé, Rdmo. Señor Don Rúa, las necesidades són grandes y es necesario que V. R. nos ayude, como dice el Director de aquella Misión, y que nos ayude con personal y con medios materiales. Esta es verdaderamente obra del Señor, y la Congregación Salesiana, que la ha emprendido, es necesario que la sostenga. Quiera por lo tanto indicar esta obra á la caridad de los beneméritos Cooperadores Salesianos tanto en las conferencias como en el Boletín y las circulares; quiera también indicarla en las cartas á los Directores de las varias Casa y Noviciados Salesianos, para que ya en un modo ya en otro, quién con limosnas, quién con oraciones y quién con su misma persona, todos concurran á esta santa obra.

Bendígame, y con los más respetuosos saludos de todos los Salesianos, niños é Indios de esta Prefectura Apostólica recíbalos de su  

Afmo. En J. C.

JOSÉ FAGNANO, Pbro.

Prefecto  Apostólico.

 

 

La Cosecha


Para llegar ha ella primero  hay que haber sembrado.

Y no solo eso.

 Se parte de una experiencia, del conocimiento de la tierra, del riego apropiado –natural y/o artificial- del cuidado del espacio en el cual prosperará la siembra.

 El ser agricultor representa en estos casos una valía que se mide a cada altura del año, y que es –en resumen- recrear ciclos de vida.

 Los hombres que se aventuraron a este sur llegaron en cierta hora en la cual se marchaba del campo a las ciudades, pero ellos eligieron este rumbo... y aquí la ciudad era un proyecto, y el pueblo era campo, y el campo pastoril, y entonces... ¿qué hacíamos con nosotros?

 Algunos se convencieron fácilmente sobre aquello de la aridez, el viento y el frío, la falta de luz, como un factor determinante de frustraciones para la siembra.

 Otros se obstinaron aun con especies vegetales que semillaban en sus bolsillos en el momento de la migración, y trataban que aquí prosperara el mismo verde de su cuna.

 Al fin se daban las cosas. La Tierra del Fuego no estaba negada para el agricultor, la quinta era un espacio de sorpresas que diversificaba por algunos meses la dieta del hombre, la chacra era del tamaño de un sembradío mayor, el del forraje, tributario de los animales en años que estos eran también –bueyes y caballos- esenciales fuerzas de transporte.

 Y al fin llegaba la sorpresa, de ver sudar bajo el cielo austral al hombre de la guadaña, justo a la hora de la cosecha.

 

La guadaña símbolo de vida, icono de muerte. Casi lo mismo, si se quiere

Fueguinísimos. Trejo Noel, Ramón Alberto.

 



 

Nació en Buenos Aires el 7 de agosto de 1920, hijo de Ramón descendiente de una antigua familia argentina la de su padre Ramón –un tío tatarabuelo fue el creador de la Universidad de Córdoba- unida a la flamante inmigrada de Francia de la que era hija la madre: Emma. Ramón padre trabajó en la bolsa de cereales y en el Once, el barrio de Trejo Noel, el niño fue creciendo, se inicio en estudios comerciales, y con los años se vinculó a La Anónima que lo traería para el sur: en 1953 como gerente de Piedra Buena, y en 1956 en Río Grande.

 

Casado con Ofelia Lisa fue padre de Jorge Oscar, Luis Alberto y Mónica Ofelia.

 

Independizado en 1957 al recibirse de despachante de aduanas instala su oficina sobre la calle Alberdi, a vuelta de esquina de la Aduana que florecía con la Zona Franca, y así llega su primer despacho hecho a la Estancia María Behety por un automóvil.

 

Extiende su labor en sociedad con Ariel Galvarini y Francisco Javier Puget conformando la Comercial Fueguina, concesionaria Chevrolet.

 

Pero atrás de todas estas realizaciones aparecerá su compromiso político, ligado al Radicalismo del Pueblo. Los años no le darían votos a su agrupación pero si prestigio y buenas relaciones. El 83, sería un tiempo diferente. Con Alfonsín en la presidencia fue designado gobernador protagonizando una corta gestión que se malogró con el accidente del Lear Jet del 15 de mayo de 1984.

 

Hoy su nombre está en una calle de Chacra, una escuela en Tolhuin, un Club que ha probado suerte, y pasó también en algún momento a identificar una banda musical infantil.


En la foto se lo ve a Ramón, en la provincia del Chaco, antes de entregarse al desafío sureño.

El cruce del estrecho

 


Promediando la década del 70 el diario Clarín realizó una serie de notas recorriendo la Ruta 3 cn destino final en Ushuaia.

A razón de recordar hasta el Loco Chavez vino a este confín.

Dejamos la presente nota como para que vayan leyendo y analizando. 

Por ejemplo:

De sustantivos, verbos y adjetivos usa el cronista.

Cuales son las figuras gramáticas que puedes encontrar en una nota reciente y establecer constantes y variables.




EL FAMOSO RÍO GRANDE.22

 


 Mientras que los vuelos, promediando los años 30, acortaban las distancias, aterrizando y decolando desde pistas improvisadas.

TITO GARCIA Y SU HUMOR FUEGUINO.

 


Buena parte de sus entregas son fragmentos de la historia de la noche riograndense.

 

Yo tengo visto desde tempranos tiempos fueguinos mostrando su cráneo y sus canillas peladas. Bien sea comandando móviles jardineriles municipales, adueñándose de tarlkedos espacios radiales, sacudiendo banderas deportivas, piloteando espacios de la memoria, vinculándose al mundo de las dos ruedas y sus motorizados visitantes a este sur, llenando de calcomarías su auto, solo él sabe con cuantas…

Nacido en 1967 con el nombre de Héctor Hugo ya para 1991 comenzó su labor radial en el espacio "Mascando chicle", con el cual comenzó la gran mascada de su vida.

Una vida cargada de protagonismos.

 

Su humor es del tipo copucheto.

 No son actos de contricción, Tampoco discrimina. Abarca casi todos los pecados capitales.

 

Son Narrativas

 

 01

 

 Un día como hoy un amigo tomó tanto que al llegar a casa (jeje)

Arrojó vestigios de comida sobre su mamá.

Ella cariñosamente le dijo:

¿Cuánto habrás tomado hijo e’ puta?.


02

 

Un día como hoy nos echaron del multirrubro Annie.

Y le llevamos:  banco,  mesa ratona, y se lo dejamos en la vereda.

Y parece que antes habían robado 

porque las que atendían andaban desnudas (jeje).

 

 03

 

Un día como hoy un amigo nos hechó de su casa porque esperaba una mina.

Cuando volvimos tenía dos ceniceros llenos de puchos (jeje).

La mina nunca apareció.

¡Puta que es hueón ese viejo!.

 

04

 

Un día como hoy un amigo se subió a un caballo y pasó pal’ otro lado (jeje).

Se sacó la mierda.

¡Puta que es hueón!.

 

05

 Un día como hoy en un comercio del barrio le comimos galletas le cambiamos los precio y después le pagamos (jejee).

¡Éramos hijo de Uta Igual!.

 06

 Un día como hoy un amigo mío fue a comprar helados de membrillo.

¡Puta que es hueón!.

Hueón no existe (jeje).

 

07

 

Un día como hoy Fofo lavaba vasos pero borracho.

La bacha no tenía caño e inundó la cocina (jeje).

¡La cagaste Fofo! ¿Pa’ que tomas tan aguevonao?.

Era hereditaria la huevá Parece..

 

08

 

Un día como hoy se le escaparon los barracos a la vecina (jeje).

Y paseaban por la Thorne.

Luciendo su llamativa Figura.


09


La ponchera casera de antes llevaba alcoholm y se dejaba fermentar unos días, y diferentes tipos de fruta (jeje).

Se toma con cuchara.

Escribo esto y ya me siento mareado

Creo que todos esperábamos eso: el anís,  el Mantecol,  y la torta (jeje).

 

10

 

Un día como hoy salí a festejar Año Nuevo y sin plata.

(Jeje...)

Volví comido,  borracho,  en remis y ¡con plata!.

Ese día amé a la libreta.

O sea.. ¡a cuenta!.




….