LAGUNA apurando la historia del solar una pequeña estancia.

 


En un tiempo inmemorial los primeros fueguinos establecieron un territorio de caza al norte del lago Khami.

 

Esa demarcatoria sirvió para que un linaje recreara en él su vida espiritual y material dándole el nombre de Atpei, y asignándole a la misma como protector de su cielo a Kemánta, el pequeño delfín o tonina overa.

 

Se contó que Kaux, el gran búho magallánico estableció esta división del espacio fueguino: “Entregaré a cada familia un pedazo especial de territorio, que le pertenecerá. Cada familia debe quedarse en su región. ¡Sólo allí los hombres pueden ir de caza y las mujeres a recolectar!

 

El reparto de la tierra con el objeto de evitar que un solo hombre podría concentrar todo el poder se inició con las tierras del sur –meriadianas al gran lago alargado- y Atpei habría sido el sitio establecido en el 19no lugar.

 

En medio de la bosquedad los hombres de aquel lugar tenían sitios privilegiados para avistar su entorno, y aun las comarcas vecinas sobre las que no tenían imperio. Sobre el poniente de aquel territorio se encuentran los cerros Yakush y Atukoyak, desde lo alto de este último mirador es posible visualizar la subida del Garibaldi y la laguna Escondida, y la Verde, la desembocadura del Río Fuego sobre el Atlántico, y a vega del Puente Justicia, y cuando era activa la tarea la humeante chimenea del Frigorífico de Río Grande.

 

Pero no todos los hombres podían subir a lo alto de la pirámide del Atukoyak, su mismo nombre derivado de las voces Atú (pelota de pasto) y Ojek (funesto), establecía oscuras prevenciones a las que tal vez podía enfrentar el Xoon, hechicero de la comunidad.

 

Tal vez alguno de ellos habrá visto desde su altura las primeras llegadas del hombre blanco.

 

Los primeros exploradores dibujaron de la Isla Grande su contorno pero dejaron el interior sin identificar. Prolijos mapas ignoraban su gran masa lacustre.

 

En 1896  el sueco Oton Gustav Nordensjol se situó el lugar y bordeando el lago que ya había comenzado a conocerse con el nombre de Fagnano –el tributo al misionero salesiano que había dispuesto la fundación misiones religiosas entre los onas-  y en su costa septentrional avanzó hasta identificar dos lagos menores de encanto, el Jéwin –lugar de canto- al que llamó Solier en homenaje a un funcionario naval argentino, conservando el nombre nativo para el situado más al naciente: Chepelmut.

 

El nombre alude a la abundancia de orugas –alimento del búho aquel que repartió la tierra, y que por eso construye su nido en el suelo- y si el viajero hubiera llegado algo más adelante en el tiempo tal vez el lugar habría tenido una metamorfosis natural en su nombre llevado un voz que aludiera a las mariposas.

 

Es que los selknam –u onas- los primeros fueguinos, no tenían siempre un nombre para todas las cosas, ni para todos lo lugares, o estas denominaciones cambiaban según las estaciones del año, o los conocimientos aceptados por cada entidad familiar.

 

Junto al lago de las orugas la crisálida de la historia comenzó a armar su capullo.

 

En 1881 argentinos y chilenos repartieron entre sí la Isla Grande de Tierra del Fuego. Al oriente grandes sociedades ganaderas ensayaron una rápida explotación ovina que produjo violentos enfrentamientos con los nativos, muerte y deportaciones.  En el sector argentino pasó una década y comenzaron las demarcatorias de la tierra. La estepa fue la primera en incorporar la ganadería, el enmarañado espacio interior de los boques de lengas y niñes debió esperar. Los nativos se vieron desplazados de los espacios que Kaux les había otorgado ancestralmente, debieron salir de los mismo, y entraron en conflictos con los invasores o con otros invadidos.

 

El  10 de marzo de 1910, contagiados por el espíritu del Perito Moreno, desde las oficinas de Tierras y Colonias se dispuso la creación de un Parque Nacional en territorio fueguino. Comprendía con límites más extensos el territorio protegido por Kemánta. Esta fundación no tendría principio de implementación, pero al este de la misma los salesianos buscarían la instalación de un nuevo establecimiento misionero, dada la alta concentración aborigen de las inmediaciones, un lugar que resultaba ser encrucijada para los grandes caminadores fueguinos. Fue en esas inmediaciones donde se produjo la mayor tragedia entre los selknam, la muerte de cerca de 300 de ellos por el sarampión. Los onas ante sus dolencias acudían a brindar o requerir ayudas recíprocas, incrementando los factores de contagio por proximidad; y la enfermedad, ante la que no tenían defensas, si no los mató restó fecundidad a su futuro.

 

Ignotas sepulturas ocultan los estragos de este tiempo, los zorros contribuyeron a dispersar este silencio, y tan solo un tiempo después llegó la hora en que estas tierras tuvieran nuevos dueños.



La afoto de la oruga -chepelmut- fue tomada por Titín Vidal.

La de las hielos clamorosos la promoción turística del Corazón de la Isla.

 

CARTAS SALESIANAS -40- Damos principio á la instrucción religiosa.- Primer bautismo.- Los Indios pasan ya de 350.

 


N. Sra. De la Candelaria, Río Grande, 10 de mayo de 1894.

 

MI AMADO SUPERIOR:

 

Hace ya algunos meses que le mandé á V. una carta con el hermano Verguéese, encargándole que volviera pronto con víveres, ropas, animales, etc., etc.; dudando de su pronta llegada á causa del mal tiempo, que reina desde su salida, me decido á mandarle esta con el hermano Jacinto Villacura, acompañado del joven Cesario Villalobos y de otros dos, los cuales atravesando la Tierra del Fuego de oriente á occidente van á pedir socorros á la Misión de la isla Dawson. La urgente necesidad me obliga á hacer también este sacrificio, quitando á la Misión cuatro personas y por lo tanto su fuerza material, y exponiendo á estos queridos ayudantes al grave peligro de un camino casi intransitable entre bosques y pantanos (tembladeros), terreno donde se ahonda á caballo y caballero, por la formación del terreno que tiene una ligera capa de yerba y uno ó dos metros de agua y fango por debajo.

Después de salir Verguéese, reuní á Don Delturco, á los hermanos Ferrando, Villacura y Ronchi, y á los jóvenes aspirantes Aravena, Villalobos y Calafate, y les expuse la dificultad de mantener tanta gente hasta que volviera la barca, que poco más ó menos tardaría dos meses. Les recomendé tuvieran mucho cuidado  en su conversación y mayor parsimonia en la distribución de los víveres; les hice ver la necesidad que teníamos de animar á los hombres á la caza y á la pesca. El hermano ferrando al oír esto:<Padre, dijo,, tomo yo el encargo de animarlos, y si es necesario los acompañaré yo mismo en todas las operaciones.> Insistí sobre la prudencia y precaución de estar armados y prevenidos cuando se habla con los Indios y de no dejarse rodear demasiado. Entonces el animoso Ronchi para quitarnos toda inquietud; <Padre, dijo, no tenga miedo: María Auxiliadora nos ha traído á todos estos Indios y Ella los mantendrá pacíficos. Y además…no estoy yo con mi barba?...> Al salir de la reunión, estábamos mucho más animados que antes.

Al día siguiente principiamos á tener en nuestra pequeña capillita, adornada del mejor modo posible, el Santísimo Sacramento, nuestro único conforto y fortaleza. Si alguna vez en mi vida he orado con devoción, ha sido sin duda en aquella ocasión, viéndome rodeado de tanta gente y con tan grán responsabilidad.

Los Indios comprendieron las circunstancias en que nos hallábamos y principiaron á cazar, á pescar, á recoger una cierta yerba, á coger algunas raíces…volviendo siempre cargados.

Por la tarde se reunen para las oraciones y para una corta explicación del catecismo, que se le transmite por el intérprete.- Se santa, se reza y vamos marchando bién.- Don Delturco y el catequista, hablándoles, les dicen que tengan paciencia, que tan pronto como se pueda se les fabricará  una gran casa para cada uno, y después otra mucho más grande para sus hijos é hijas y que vendrá mucha gente.

Al domingo siguiente bautizamos al pequeño Indio recogido sobre la playa de San Sebastián en el setiembre pasado, y, según su deseo, lo llamamos Pedro y le pusimos por apellido Gama, nombre del río que corre junto á dicha playa. Los Indios tenían fijos los ojos observando todas las ceremonias. Les dirijí la palabra, que período por período iba traduciendo el intérprete, y por cuanto vi, parece que tan solo comprendieron que aquella función era una grán cosa.

Concluida la función, les regalé galleta, confites y otras cosas, y en señal de fiesta al anochecer se quemaron algunos fuegos artificiales, que habíamos traido de Puntarenas, lo que llamó mucho la atención de todos y especialmente de los niños, á quienes Don Delturco explicaba por señas lo que eran.

El día 27, á eso de las 11, los Indios vieron venir del septentrión á otros salvajes y decían que eran muchos. Inmediatamente se reunieron junto á sus cabañas y se prepararon para la defensa. Después de tres horas llegaron seis. ¿Sabe quien venía entre ellos? El indio Benizio, el mismo que en el pasado marzo no quiso seguirnos más adelante. Estos formaban la vanguardia, y venían para saber cuantos éramos y para avisarles que vendrían también ellos con sus familias.

El 28 los esperábamos á todos, pero no llegaron hasta el 30. Eran como las diez de la mañana, cuando sentí vocear en las cabañas; miro desde la ventana, y veo á los hombres en pié con el arco y flechas, después correr como hasta unos doscientos metros, aquí se detuvieron unos veinte y los otros continuaron  hácia el norte. ¿Qué pasa? Pregunté al intérprete y sin esperar respuesta corro á alcanzar á los que se habían detenido. Entre estos estaba el capitán, joven de 20 á 30 años, de unos dos metros de alto, de carácter sencillo y bueno, al que pregunté si venían Indios. Me respondió que eran muchos los qu venían; y luego se pusieron á correr para unirse con sus compañeros. Entonces vuelvo corriendo á casa, hago ensillar un caballo y en seguida, les alcancé á todos. Por medio del intérprete hize comprender al capitán que no quería pelearan, y que se volvieran todos á nuestro campamento para recibir galleta, carne y otras cosas. Yo fui el primero en hacerlo; mi ejemplo fue seguido por todos, pero no quisieron entrar en sus cabañas hasta que no hubieran fijado el sitio para los que llegaban, á unos 300 metros de distancia de sus cabañas. Son 150, asi que entre estos y los que ya estaban son más de 350. Se presentaron en nuestra casa, se les distribuyó galleta y carne, y se consumió entre ellos una olla grande de judías, patatas y harina.

Principiamos ya á enseñarles las palabras más necesarias y parece que las aprenden con facilidad.

Venga á vernos, amado Don Fagnano; socórranos y pronto, pués en pocos días quedará todo consumido, y tal vez no podremos hacer comprender á esta gente que nos faltan víveres. Confío que la Providencia y su grande amor á los Indios nos mandarán pronto socorros.

Cierro esta recomendándola al Ángel tutelar de la Tierra del Fuego, para que ayude á las personas que la llevan. Reciba los saludos de estos hermanos, de los ayudantes y también de estos Indios que lo aman sinceramente por el empeño que siempre V. demostró por su conversión.

Su Devmo. En el Señor.

 

JOSÉ BEAUVOIR, Pbro.

Lecturas de LA PRENSA.

 


1901. Enero 16. Noticias varias. El telégrafo al sur.

La Dirección de Correos y Telégrafos ha adquirido en Londres el cable de 21 millas que se establecerán en el Estrecho de Magallanes a fin de llevar hasta Tierra del Fuego la línea telegráfica del Sur de la República, que está construyéndose  de la rada de Tilly. La red telegráfica se prolongará a San Julián, Puerto Deseado y Río Gallegos, y llegará por fin a Punta Dúngenes para seguir después a través del Estrecho de Magallanes hasta Tierra del Fuego.

El centro del distrito de aquel territorio será Ushuaia, desde donde se tenderán varias líneas para unir las los principales puntos de aquellas regiones.


El mensajero comenta.

Con el tiempo el proyecto de un cable telegráfico cruzando el estrecho de Magallanes se vio postergado, haciéndose realidad las dos estaciones de Radiotelegrafía en Ushuaia y Río Grande, servicio que encararía inicialmente la Armada.

Niño vestido de soldado, de Pablo Ríos.

 

Niño vestido de soldado

De un golpe te arrancaron

Del recreo de tu juventud

Y sin preguntarte te ordenaron ir en busca

De las hermanas perdidas que no conocías

Llevaban en tu mochila armas de juguete

Cargadas de dudas y espanto.

Lloras desconsolado

Porque mamá no podrá curar tus heridas.

En esa guerra que ya no es de fantasía

Ni papá estará para cuidarte.

Cuando alguien más grande quiera buscarte

Niño vestido de soldado.

Tan lejos de casa. Tan cerca de nada.

En tierras tan frías.

Rodeado de chicos desconocidos

El mismo temor en sus miradas.

Vestido de hombre con carita de niño.

Usando prácticas de combate

Aprendidas en el barrio con amigos.

Niño con rostro de soldado

Hemos robado tu sonrisa.

Hemos destruido tu fantasía.

Hemos sepultado tu infancia y tus lágrimas

En un lugar lejano.

Niño vestido de soldado

Que caminas entre nosotros.

Tan solo y desesperado

Como en aquellas islas olvidadas.

Quizás algún día puedas personarnos

Quizás algún día podamos devolverte

Tu juventud despojada.

 

Poema escrito sobre una placa de bronce en el Cementerio de Bronce, en las Islas Malvinas, rescatado fotográficamente por Marilina Henninger.

 

En tu vida podrás encontrar varios tipos de escritores.

 


Por ejemplo: el escritor preferido. Y que no sea uno, porque tuviste un escritor en tu adolescencia, otro en tu madurez y tal vez todavía haya otro que te esté esperando.

 

Un escritor preferido es aquel del cual puedes decir que has leído íntegra su obra, o esperas con afán su nueva producción. Será el que madura con vos, y te ayuda a crecer y consolidarte, el que te problematiza, o desproblematiza, en que te encierra o te distrae. No todos los escritores tiene la misma búsqueda, lo mismo que no todos los lectores los acunan de la misma forma.

 

Después están otros escritores, que tu sabes que son importantes, aunque no los hayas encarado con la misma asiduidad que tus preferidos, y son importantes para la literatura universal, para una época, para un país, para tu lugar. Tal vez con la mayoría de ellos estés en deuda de lecturas, pero el lector es así.. un moroso imperdonable para los hombres de letras.

 

En estas primeras categorías se encontrarán escritores vivos o muertos, ignorados  o eternizados.

 

También hay un escritor que vive cerca tuyo, comparte sus tiempo y sus preocupaciones, parece distinto a los demás o idéntico.. según los casos. Es un hombre común, o un poco raro. Le has comprado un libro para ayudarlo y todavía no lo leíste. Te enorgullece el conocerlo y le deseas un buen futuro, forma parte de tu identidad o por el contrario lo crees parte del universo humano del cual se puede prescindir. Sabes que en algún momento, aunque tu no lo quieras, él de alguna manera te representará. Y piensas que escribe bien, regular, o mal. Y piensas que no debes pensar mucho en él, o que él piensa mucho y hace poco.

 

Claro que, finalmente, hay otro escritor oculto, o en ciernes, que puede llegar a ser como todos los otros que hemos mencionado. Le falta.. ¿a quien no le faltan cosas en este mundo? Le falta decidirse. Ese escritor tal vez seas vos.

 

                                            Oscar Domingo Gutiérrez

 

 

EL CAMPAMENTO. “Certero en la estocada”. Cuento, poema, canción..

 


El cuento.

El personal del turno de petroleros que subía cada tantos días para hacer relevo sobre los otros que bajaban al pueblo a para disfrutar de su descanso, acordaron darse cita en casa de unas de esas chicas que fumaban, no sé si siempre en la misma casa, o catando casas diferentes.

Un día se armó una trifulca y los hombres dorados de uniformes policíacos debieron intervenir. Allá fueron todos a enfrentar un expediente que era prolongado.

Si el turno se demoraba no habría inmediato retorno del siguiente relevo, y vendrían las naturales protestas por los daminificados.

Las autoridades del campamentos clamaron a las comisariales pidiendo se dejara de lado el trámite, y lo consiguieron, no sabemos cuando tiempo después.

Por entonces este tipo de noticias no tenía lugar en los escasos medios periodísticos, pero al tiro no tardó en saberlo lo mayor parte del vecindario.

Cuando Nely Iris Penazzo de Penazzo lo supo llegó a escribir..

 

El poema.

 

Navegante terreno. Hombre soleado.

Trabaja cien jornales, sin un lamento.

No me quites mi amada, quítame el viento

No me quites senderos, hombre dorado.

 

Dame tregua empresario de las lomadas.

Libérame los ojos. Domingo abierto.

Es inútil pagarme mi desconcierto,

Yo soy bueno y certero en la estocada.

 

Hombre de campamento, hombre escarpado

Fragmentado en el rio, yo me hice roca.

Quiero un cielo azulado, redondo y suave,

Hombre sin días libres, yo me he escapado

Me quedaron abiertos, brazos y boca

Para tocar el cielo. Yo soy un ave.

 

Hombre de mil jornadas

Hombre que sabe

Que el descanso es salario,

Hombre, coraje.

Él se obliga a callarse

Día tras día

Y decirle a su amada:

Ya no eras mía.

Él se enrosca en las rutas

Tiembla en el valle.

Él tirita de miedo,

Hombre coraje.

 

Hombre de luna llena

Noche vacía.

Especula domingos

Vende su vida.

Hombre de mil jornadas,

Hombre coraje,

Este domingo dijo

Mi último viaje.

Hombre lleno de ayeres,

Por una amiga

Reconquistó el mañana para su vida.

 

La canción..

Corrido el tiempo y en ocasión de realizarse la Fundación Poética de Río Grande Patricia Cajal, Fredy Gallardo y Mingo Gutiérrez decidieron hacer una canción. Mingo recitó la primera parte,y Fredy armonizó su condición de músico a la de hombre de letras.

No tardaremos mucho en hacérsela escuchar…

 

 

Lecturas del diario LA PRENSA. 1901 enero 10.NOTICIAS VARIAS. Las minas de carbón de la bahía Sloget.

 


 El ministerio de Agricultura ha designado un ingeniero de la repartición par que proceda a la mensura de las minas de carbón de piedra o lignito, ubicadas en bahía Slogget en la Tierra del Fuego, y que fue denunciada por varios ciudadanos argentinos.

 

Como según las denuncias formuladas por estos parece que la ubicación de las minas no coincide con las denunciadas anteriormente por el señor Canales, el gobierno ha resuelto que se mensuren aquellas con el objeto de declarar a quien corresponda el derecho de explotación.

 

Escribe el Mensajero.

 

Nos dice hoy Wikipedia: Bahía Sloggett1​ (también escrita a veces como Sluggett o Eslóguez) es una amplia bahía ubicada en la península Mitre, al sureste de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Pertenece al Departamento Ushuaia, en la Provincia de Tierra del FuegoArgentina. La bahía dista unos 2,400 km de Buenos Aires, la capital del país.

En tanto que la Toponimia del extremo oriental de la isla grande de Tierra del Fuego de Pablo Torres Carbonell da abundantes noticias sobre el lugar, aunque no conste este interés carbonífero.

 

PRIMEROS NACIMIENTOS REGISTRADOS EN RÍO GRANDE 1910 - 1919

 


Nuestro segundo avance hacia el presente da referencias a situaciones de venir al mundo dadas en la segunda década del siglo XX.

1910

1.- CERVERA NOVO, Leandra. 4 de enero.

2.- HINKLEY BURREN, Elena Grace. 1 de octubre.

Hay seis actas del registro de Viamonte.

1.- CRAITASCH, Martín.

2.-TALIMEOAT, Vicente.

3.- ISHTON, Luís.

4.- HALIMINK, Arturo

5.- CHIKIOL, Emilio.

6.- NANA, Domingo.

 

1911

1.-DAVIS, Alicia Maud. Nacida el 16 de abril.

2.- TRIVIÑO ENRIQUEZ, María Luz. Del 21 de junio.

3.- ARTEAGA, Segundo. Del 5 de agosto.

4.- AZOCAR, Carlos Arturo. 5 de agosto.

5.- WALKER, Sara Herminita. 6 de septiembre.

6.- IMPERIAL, Antonio. 16 de septiembre.

7.- WALDRON TOWSEND, Gerald Brind. 16 de septiembre.

8.- WALDRON TOWSOND, Víctor Raimond. Mellizo del anterior.

9.- BRISHT, Lindrigde Hester. 21 de noviembre.

10. MERCER MAC KAY, Catalina Margarita. 21 de noviembre.

1912

1.- REYES, Eusebio. 10 de enero.

2.- PEREZ, Luís. 24 de mayo.

3.- TURUBULL, Francisca. 7 de junio.

4.-  MAC KENZIE JESSIR, Enrique. 10 de junio

5.- MORRISON, Cristina. 20 de junio.

6.- LAUGHTER. Marie. 20 de junio

7.- BOUND DAVIS, Emily Jane. 8 de agosto.

8.- GAMA, Miguel. 4 de septiembre.

9.- CARO, Luís. 4 de septiembre.

10.- TRIVIÑÓ ENRIQUEZ, Ángela Aurelia. 4 de septiembre.

11.-NUÑEZ, María Rosario. 23 de octubre.

12.- NANA, Antonio.  Nacido en Río Fuego el 20 de agosto.

 

1913

1.- SLALLERS, Luisa María. 7 de febrero.

2.- MUNRO ALISITIAN, Jan Lake. 2 de mayo.

3.- GASTELUMENDI, Enriqueta. 27 de agosto.

4.- MORRISON, Roderick. 28 de agosto.

5.- CUESTA, Bernardo. 26 de agosto.

6.- FERRANDO, Juan. 15 de diciembre.

7.- COIYOT, Luís Halpe. 15 de enero.

8.- PEREZ, Segundo Juan de Dios.30 de septiembre.

1914.-

1.-  DAVIS, Percy Manuel. 7 de enero.

2.- Fisher, Thomas Georg. 15 de abril.

3.- AZOCAR, Oloferne. 15 de abril.

4.- TAPIA BARBERO, Augusto.  1 de agosto.

5.- REYES, Josefa. 31 de agosto.

6.- SLATTERY, Francisco Guillermo. 31 de agosto.

7.- BEGG, Eduardo. 20 de octubre.

8.- HINKLES BUARREN, Dora Emmy. 21 de octubre.

1916

Hay tres actas de nacimientos de 1915, sin figurar ninguna del año de referencia.

1.-MAC LEAN, Murdo. 15 de junio de 1915.

2.- DAVIS, Stanley John. 30 de agosto de 2015.

5 NIRBURG OVANDO, Elisa. 30 de agosto de 2015.

 

1917

1.- NYGRARD, Magrit. 8 de enero.

2.- SALDIVIA, Roberto. 10 de julio.

3.- BARRÍA, José. 6 de noviembre.

4.- SALGADO, Juan Alberto-

5.- PARREN, Adela.

6.- RAMIREZ, Rosa.

7.- AZOCAR, Evangelista Segundo.

8.- AZOCAR, Herminia.

9.- FERNANDEZ, Veneranda.

10.- TAPIA, Juana Caatalina.

 

1918

 

1.- LUCASCHEVSKI, Luisa Dorotea. 18 de enero.

2.- SALDIVIA, Alejandrino Segundo. 19 de abril.

3.- ELLIAS, Edgardo Raúl. 25 de mayo.

4.- RODRÍGUEZ, Luís Maximiliano. 13 de junio.

5.- VARAS, Arturo. 26 de septiembre.

6.- VRSALOVICH, Pedro Juan. 30 de septiembre.

7.- LUCASCHEWSKY, Ema Carlota. 20 de noviembre.

Actas registradas en Viamonte por Percival Reynolds. En Río Fuego.

1.- TORRÁ, Balduino. 8 de enero.

2.- FIERRO, Justina. 3 de febrero.

3.- KAUTEMPKLE, Antonio. 12 de febrero

4.- PEREZ, Juan Andrés. 12 de junio.

5.- SALGADO, María Ester.

6.- NIBORG, María. 1 de octubre.

7.- FERNÁNDEZ, Luís. 20 de octubre.

1919

El Río Fuego.

1.- FIERRO, Antonio. 6 de enero.

2.- CANCOAT, Manuel. 22 de enero.

3.- ORAY, Rafael. 1 de abril.

4.- ARTEAGA, Antonio Clodomiro. 8 de abril.

5.- ALARCON, José. 22 de abril.

6.- TORRÁ, María Berta. 6 de septiembre.

En Río Grande.

1.- FISHER, Mary Edith. 31 de marzo.

2.- RODRÍGUEZ, Nieve del Carmen.  7 de septiembre.

3,- SCOTT, Ernesto Federico. 27 de octubre.

4.- SOSA, Efraín. 7 de noviembre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lecturas del diario LA PRENSA. 1901 enero 5.(*)

 


ADMINISTRACIÓN DE LOS TERRITORIOS.

 

Según se nos informa oficialmente el Ministro ha dispuesto resolver en la semana entrante el caso de la Pampa, y ha ordenado al gobernador de la Tierra del Fuego que se traslade al territorio.

 

(*) Hace algunos años comenzamos a transcribir en este blog una relación de informaciones contenidas en ese periódico, alusivas a la vida de nuestro Territorio Nacional. Todo sumó 41 entregas que los lectores pueden rastrear en nuestro ayer. Son todas relacionadas al año 1900. Ahora en medio de una tarea de ordenamiento documental aparece la posibilidad de seguir adelante. No elegimos las informaciones según su importancia, sino en su totalidad. Estos datos vinculados a otros de los cuales pueden disponer los curiosos del ayer podrán ayudar a reconstruir en mapa de lo vivido aquí en el sur.

En algún momento habrá, una antología de la poesía fueguina, argentino-chilena.

 


EVOCACIONES*Febrero 21 de 1624. Los holandeses de la flota nasávica inician la Exploración de la Bahía de Shapenham, al sur de Navarino.

 



 

Son los primeros europeos que entran en contacto con los canoeros que con el tiempo serán identificados como los yámanas.

 Lo detalles de esta expedición parecerán en un diario de navegación Johannes van Walbeeck y con relatos propios de otro integrante de la empresa Adolph Decker.

 El encuentro con los nativos no será alentador para los europeos que víctimas de su ataque perderán 17 hombres.

Fue la mayor matanza de europeos a manos de fueguinoso originarios.

 Sus exploraciones en el confín y el abordaje primero a Navarino no permitirán diferenciar a esta de lo que era en la idea la gran Isla Grande de la Tierra del Fuego.

Años después de esta expedición su cartógrafo dirigirá la ocupación holandeses de Curazao lo que serán las antillas holandesas acción de marcada presencia sefaradí.

La estampilla es evocativa de esta última empresa.


RIO GRANDE Y SUS ESTATUAS.

 


Con un escaso margen de error hemos contabilizado 66 monumentos en nuestro pueblo que contienen en gran número de ellos elementos escultóricos.

Agradeciendo la participación de mis dilectos amigos: Pilar Yensen, Alejandra Romagnino, Guillermo Triviño, Juan Carlos Lara y Francisco Huineo, fuimos sumando y sumando a través de consultas telefónicas y relacionando los interrogados con la situación monumental vinculada a los espacios urbanos donde ellos viven o transitan.

Descubrimos muchas cosas: el desconocimiento de las alusiones o nombre de cada uno de estas figuraciones, la inclusión de murales a los cuales por el momento no vamos a cuantificar, de placas y monolitos.

Vamos a señalar a la vez que hay lugares donde los monumentos están ausentes, a grandes líneas serían Chacra 4, Chacra 11, chacra 13, barrio Profesionales, Mutual y Parque industrial.

Luego están los lugares de existencia mínima: toda la Margen  Sur con lo que son dos monumentos se similar inspiración: al botero y a la botera; y una imagen de la Virgen en su devoción denominada “de Shoestand”.

Lo religioso tiene abundancia: La Virgen de Lourdes tiene tres sitiales (Misión con su gruta, plazoleta frente a Yaganes, el padre Zink dos monumentos, uno construido por el presupuesto participativo y otro por la gestión Melella, y tres pantallas en ruta tres, no consignándola como figura monumental.., el busto en el CGP que lleva su nombre nos lleva advertir que solo consignaremos a los que figuran a la vista de los transeúntes no en espacios cerrados. San Cayetano tiene su sitial en la conjunción de Belgrano y Guemes, como así un santuario en el Cabo Domingo. Esto último nos lleva a excluir todos los invocatorios del lugar de imaginerías informales o templetes cielo abierto. Monseñor Fagnano en el MMVCh y ante la capilla histórica de 1898.  La virgen de Copacabana, de devoción boliviana, el monumento a la Biblia, el Ángel de la Guarda, el busto a Don Bosco en la esquina del barrio Brown, la imagen de María Auxiliadora donde en un primer momento se anunció la plazoleta Capitán Giachino. El Cristo de la Hermandad, conocido también como “el cristo del Cemep” y el busto de la hermana Berta Weber al ingreso del IMA. Mientras al ingreso del cementerio hay un Cristo que recibe a los dolientes. Y al pasar a la siguiente categoría recordamos en ámbito naval la imagen de la Stella Maris.

Luego de estos aparecen los de protagonismo militar, comenzando por el Almirante Guillermo Brown en la Plaza que lleva su nombre, y el busto del Conscripto Naval. Damos un salto a Islas Malvinas y nos encontramos con el de homenaje a Martín Miguel de Guemes, muy lejos de su calle; cosa que no ocurre con el Comandante Espora que se encuentra donde en otros días estaba el monumento a Evita, cuya reposición fue anunciada por el actual intendente en sus días electorales. El monumento a la Fuerza Aérea con un simbólico Cóndor, la mayor escultura, la del General San Martín en la avenida donde el padre de la patria aparece solamente identificado como “Don”, intersección con Manuel Belgrano, con busto sobre su calle y Elcano, plazoleta del Éxodo Jujeño. En lo provincial está el busto al entrerriano Pancho Ramírez, y el monumento del fundador de Córdoba Gerónimo Luís de Cabrera.  El busto de Piedra Buena, que en algún momento estaba cercano a la Intendencia. Siendo también de identidad patagónica el general Mosconi que ha tenido dos bustos. En torno a Malvinas se congregan imágenes evocativás de la guerra del 82, por la arteria Héroes de Malvinas, y por Santa Fe donde se encuentra el Paseo Crucero ARA General Belgrano. Hay un avión y un vehículo anfibio que ingresa a la categoría de objetos no artísticos pero si represantativos, como el locomóvil de Alberdi 555. Y también la figura de un perro de combate que nos permite salir de esta categoría para ingresar a otra.

Monumentos a animales: Toda una plaza que ha perdido su nombre inicial para ser la de ellos. Y allí este paseo pensado en ser atrayente para los niños mostrando un elefante una jirafa, un leopardo, un león y un canguro. Y el más fotográfico de todos: el de la trucha, que recuerda a la vez que somos capital de la pesca deportiva de este sabroso habitante de nuestros ríos, lagos y lagunas.

En el monumento al Ovejero aparecen caballos y ovejas, junto al tradicional hombre de campo argentino: es la única estatua ecuestre, aunque hay gente que afirma que en algún momento hubo uno con San Martín cabalgando, haciéndose chistes sobre ese particular. El ovejero es un trabajador, como lo es también de trascendencia en nuestro lugar el petrolero señalizado con la representación en escala de una torre; está representado por un objeto –su cámara- el fotógrafo José Luis Cabeza, homenaje que reúne a los periodistas, está el de los bomberos voluntarios… y otros que han sido rescatados por sus tareas son el cartero y las enfermeras y las maestras.

Y aquí pasamos a señalar representaciones femeninas: la más antigua: la de la madre, la más reciente la de la Mujer –a la vez la más vanguardista-, y luego de otras que han ingresado por una mirada política: Eva Perón. Elena Rubio de Mingorance, y a las Madres de Plaza de Mayo, el más pequeño de todos.

Y de los políticos, ¿qué podemos decir?, que el más antiguo desempeño es el presidente Rivadavia, el único intelectual de nuestro análisis; Juan Bautista Alberdi, luego Yrigoyen, fundante de nuestra Colonia Agrícola, Perón que también podría ser considerado en el grupo de los militares aunque no tengo presente que alguna vez uno de ellos haya participado de ceremonia u homenaje, el presidente Alfonsín y el gobernador Trejo Noel.

Con respecto a los Pueblos Originarios un Ona al acecho de Luís Perlotti dejó el espacio público para pasar al resguardo museístico, un grupo escultórico de Díaz Córdoba –destruido y reconstruido- se encuentra en la denominada Plaza Familia Ona, cuando inicialmente las escultura se denominarían Los dueños de la tierra. Luego está la estatua de Cauchicol, altos de San Martin. Y en el cementerio la imagen que señala los selknam inhumados en la necrópolis local.

Con su singularidad está al ingreso desde el aeropuerto el contorno de la Isla Grande, levantado para el cincuentenario, la réplica del obelisco de la plaza principal construida por Roberto Berbel, la rueda de los rotarios, la enorme tijera de esquilar que comenzamos a ver en Altos de la Estancia y la de Mafalda en la plaza que lleva su nombre.

Siendo esta una ciudad deportiva solo encontramos en el Autódromo una escultura que recuerda a Paco Puget y Eloy Garay, muertos en competencia.

En la que otrora fuera la calle principal –Perito Moreno- no hay un solo monumento..

Aquí está nuestra lista, de la cual valorizaríamos cualquier ayuda.



Y cerramos con un comentario al pórtico fotográfico de nuestro escrito, es la foto que sacara a Trivi a los pies del cristo sin clavos, me sirve para decir dos cosas: Que hay una canción de Serrat llamada La Saeta, que dice “Quién me presta una escalera para subir al madero, para quitarle los clavos a Jesús, el Nazareno”. Con lo que resumo que este vandalismo no me hiere; otra: no soy partícipe de la exhibición pública de manifestaciones espirituales, que bien podrían residir en los recintos construidos a tal fin.



ISLA DE LOS ESTADOS Por el alférez de navío ISAAC F. ROJAS


antes de alcanzar notoriedad por su participación en la caída de Perón, el joven marino conoció nuestro islario y participó de la exploración hidrográfica en el área de la siempre misteriosa Isla de los Estados.

 

Sus escritos de aquel momento nos proporcionan información sobre las particularidades de la tarea y, dentro de lo lacónico del informe del joven militar, nos da detalles sobre la vida marinera de hace más de 90 años en tan particulares latitudes de la patria.

 

A fines de octubre de 1933 zarpó del puerto de la Capital el buque oceanográfico “San Juan”, rumbo a Tierra del Fuego, al mando del teniente de navío Gabriel Malleville. Llevaba como misión principal iniciar el relevamiento hidrográfico de la Isla de los Estados, conjuntamente con el “San Luis”, buque que entonces se alistaba para la campaña y en la cual se embarcaría el capitán de fragata Alberto D. Brunet, jefe de la Comisión.

Los numerosos puertos a levantar, el interés por conocer su interior, del que los únicos datos que se tenían –prevenientes de la expedición de Bove (año 1882, Corbeta “Cabo de Hornos”) y que por otra parte se refieren solamente a la zona Este de la Isla, desde Puerto Parry y hacia Cabo San Juan –prometían una serie no despreciable de dificultades a vencer; en fin, el convencimiento de que esta vez iba a develarse definitiva y totalmente este lejano y solitario pedazo del suelo argentino, hacía que fuese general la impaciencia por empezar los trabajos.

Pero, mientras el “San Luis” terminaba su adiestramiento, el “San Juan” tuvo que realizar en la Tierra del Fuego, un trabajo complementario de los efectuados en su anterior campaña (1933-1934).

Así fue que recién a mediados de diciembre, después de embarcar a todo el personal destacado y campamentos, pusimos proa a la Isla de los Estados, recalando en San Juan de Salvamento el 26 de diciembre. Allí esperamos la llegada del “San Luis” después de lo cual zarpamos para Ushuaia donde se completó combustible y víveres.

En los primeros días del año en curso volvimos a la Isla, entrando en puerto Cook donde encontramos al “San Luis”. Recibidas de él las últimas instrucciones zarpamos para la costa sur de la isla, franqueamos el Le Maire y fondeamos entre el islote Alejandro y la costa, a poca distancia de caleta Brent, donde se instaló un mareómetro y se dejó personal para su observación-.

De regreso para el norte se instaló un campamento análogo en bahía Crossley, y poco después el “San Juan” fondeaba en puerto Parry (1). Este es fácil de reconocer, pues resulta exactísima su descripción por el teniente Kendall en el “Narrative of Vogage to the South and Atlantic Ocean” Vol. II, pág. 260. En la margen oriental de su entrada se levanta casi aislado, cónico y bastante regular, el monte Auckland al que escalaron los miembros de la expedición Bove en 1882; el alférez de navío Marcó del Pont, de nuestro buque, encontró en su cima una botella conteniendo una banderita italiana y un papel que se desmenuzó al extraerse.

Anclamos en el fondo de la bahía interior, en 17 brazas de agua, buen tenedero de arena fina; y en lo sucesivo  éste fue el fondeadero habitual del “San Juan”, diríamos su base de operaciones.

Este puerto, que es el mayor de la isla, amén de absolutamente abrigado a todos los vientos y de recalada segura y fácil. Las piedras o islotes de su entrada e interior no constituyen un inconveniente, pues sobre las que no velan crece abundante cachiyuyo.

Al día siguiente de llegar, comenzó a soplar un fuerte viento ONO, acompañado de chubascos de agua cada 10 ó 15 minutos. Las rachas, descendiendo de distintas direcciones por las faldas de los montes, pulverizaban el agua y azotaban rudamente al buque, haciéndolo bornear casi 180°. Sin embargo no garreó, y aguantó perfectamente el mal tiempo.

Durante la noche el tiempo se compuso notablemente y el día siguiente amaneció espléndido, sin una nube y soplando una brisa suave del Oeste.

 Bajo estos auspicios favorables se inició nuestro trabajo, al que debimos imprimir un ritmo acelerado, pues el tiempo disponible era escaso. El “San Luis” nos aventajaba en veinte días de trabajo y era necesario ponerse a la par.

De acuerdo al plan general de la comisión, el “San Luis” debía relevar la parte oriental de la isla y el “San Juan” la occidental; la línea divisoria entre ambas sería la de Cabo Colnett a cabo Webstar. Cada buque efectuaría una triangulación regular, y ambas se unirían en el centro de la isla; además cada buque haría el relevamiento completo de todos los puertos poligonales en toda la costa norte, y sondajes y observaciones de marea en distintos puntos.

 

Triangulación principal

 

  El segundo comandante teniente Feilberg y yo, a cargo ambos de la triangulación principal y de unión de puertos, iniciamos el reconocimiento de la zona adyacente a puerto Parry, efectuando numerosas ascensiones a diferentes montes de ambas orillas; esta tarea nos ocupó diez días. El primer monte que escalé y al que denominamos Fantasma por su coloración blanquecina y su aspecto imponente visto desde caleta Brent, queda casi exactamente entre puerto Parry y aquella, un tanto al Este, descendiendo sobre esta última abruptamente.

Por regla general el trayecto se divide en tres zonas. La primera desde la costa hasta los 200 ú 250 metros de altura, es la más difícil, cansadora y molesta, por sus inmensas turbales, blandos y húmedos, sus montes de tupida maleza y arbustos espinosos (calafate) en sorprendente abundancia, sus innumerables troncos podridos en el suelo –que con el tiempo formarán parte de la turba-, sus chorillos a cada paso, grandes y pequeños, que a veces utilizábamos para subir pisando su lecho de piedras, y por último la falta de visión y de puntos de referencia a causa de la exuberante vegetación.

La segunda zona, a continuación de la anterior, es más fácil. El suelo está cubierto de turba más dura y de grandes manchones de “lastenia”, pequeña planta de hojitas alargadas y recias, color verde claro, que crece sobre la turba, y a la que siempre elegíamos para caminar. En nuestras numerosas exploraciones la exclamación: ¡allí hay lastenia! Siempre era bienvenida como promesa de descanso; en cambio los turbales blandos, esponjosos, daban la impresión de marchar sobre una espesa capa de lana bien escardada, donde era difícil mantener la verticalidad del cuerpo.

Esta clase de turba es la que cubre la península que termina en cabo San Antonio, el triángulo que naciendo en la falda norte del monte Auckland remata en cabo Colnett, el alto terraplén que termina en el cabo San Bartolomé y en general toda la parte de la isla, desde Bahía Flindera hasta el estrecho La Maire, donde no hay cerros abruptos y donde la piedra aflora en contados lugares.

En esta segunda zona no se ve ya monte tupido, y comienza a percibirse la piedra pelada. Hay también grandes extensiones cubiertas de “ñire”, arbusto bajo y achaparrado, de hojitas rojizas, que crece apretado y dificulta enormemente la marcha. Invariablemente evitábamos atravesar el “ñire”, prefiriendo cualquier otro camino aunque fuese más largo.

Con todo esta segunda zona, que llega hasta los 400 metros de altura, es preferible a la primera, porque en ella se ve claramente el camino a seguir.

En la tercera y última zona predomina casi en absoluto la roca, compacta o en bloques grandes y pequeños, entre cuyas grietas se depositan frecuentemente la nieve y el granizo. El trayecto en ella ofrece las más inesperadas alternativas, profundos precipicios, paredes perpendiculares, o extensas lagunas; estas abundan en la isla.

En estas alturas yano se oye el rumor del mar, ni el grito de los lobos, y comienza a imponerse el espíritu de una sensación de soledad, de silencio infinito, solo perturbado por el aleteo o el graznido de algún buitre que nunca falta en la vertical del excursionista, describiendo amplios círculos sobre su cabeza, con deseos que es fácil imaginar.

Nuestro reconocimiento en puerto Parry remató en la elección de un pico de 686 metros sobre su costa E., que con una de las Año Nuevo formaron el lado de enlace entre nuestra triangulación y la del San Luis. Desde el mismo, donde el alférez Marcó del Pont erigió más tarde una señal de 4 m. dee altura (vértice 25), se ven casi todos los montes de la isla, los cabos Webster y San antonio, el islote alejandro, puerto Celular, Bahía SW, puerto Parry, bahía Cork; pertenece a la misma cadena del Auckland y del Fastasma, de la cual dijera el teniente Bove, observándola desde la costa del puerto Roca:

“A uno y otro lado los montes Bucklan y Roma, cual dos inmensos gigantes que quisieran impedir la entrada; en el fondo una cumbre negra, escarpada, dentada, amenazadora, que nunca fue hollada por pie humano y que quizá nunca lo sea” (Expedición Argentina a las tierras y mares australes. Teniente Giácomo Bove. Página 45).

En efecto, tal es el aspecto que presenta esta cadena desde donde la vió Bove, y así es su cima, llena de crestas abruptas  hacia el Este,, a cuyo pie se encuentra un inmenso lago, casi a nivel del mar y al que Bove denominó Laguna Lovisato en honor del geólogo de su expedición. Sin embargo esta cadena resultó escalable desde el puerto Parry y con bastante facilidad. En las últimas ascensiones, ya suficientemente entrenados, no tardábamos más de tres horas en subir al vértice 25.

Este pico, que elegimos pacientemente, a más de ser muy característico desde la entrada del puerto, por la pequeña cúpula hendida que tiene en su cima, nos permitió ejecutar una triangulación bien equilibrada, de pocos triángulos y de ángulos más que aceptables, cuya

                                     

influencia puede apreciarse en el error relativo  1/10.000 aproximadamente)                                                                                    del último lado de la triangulación (lado 28-29, sobre Le Maire), 10.000. Bien merece que se le bautice con algún nombre que recuerde la campaña del San Juan.

Dándose por descontado que el cabo San Antonio, por su posición destacada, sería otro de los vértices de triangulación y exigiría una señal que permitiera marcarla desde el mar durante las sondas, debimos continuar  el reconocimiento en la zona situada al sur de bahía Flinders, a fin de elegir un punto desde el que se viesen a la vez el cabo San Antonio, vértice 25, cabo San Bartolomé, 29 y baliza M 28, cerca de cabo Sud; estos ya eran vértices de la triangulación que une la isla con la Tierra del Fuego a través del estrecho Le Maire y que había sido efectuada por el San Juan el año anterior.

El buque nos trasladó a bahía Flinders donde acampamos a pocos metros de una de las playas de arena que se abren en su ángulo Sureste. Yo me destaqué al fondo de la bahía, y allí tuve oportunidad de estrenar una carpa tipo pequeño, de solo 12 kg. Y con capacidad para dos catres, la que resultó excelente, a prueba de agua. Desde allí efectuamos dos ascensiones, logrando dar con un pico no muy característico, pero suficientemente alto y bien situado como para llenar el cometido que ya se mencionó. Justamente al Sud de bahía Flinders, a unos 2.000 metros de la costa y a 200 de altura, se extiende de NE a SO un extenso lago entre dos cuchillas, de las que la del sur muy escarpada; en esta se halla situado el vértice 27, con cuya elección quedó prácticamente terminado el planeo de nuestra triangulación.

Posteriormente y siempre desde nuestra base de bahía Flinders llegamos al cabo San Antonio por el lomo de la península que la separa del gran sena entre cabo San Antonio y Colnett, después de haber intentado dos veces infructuosamente hacer el camino por la costa.

Trasladado después nuestro campamento al ángulo SW de bahía Flinders, efectuamos desde allí tres largas excursiones, al vértice 27, a bahía Crossley al cabo San Bartolomé, con el objeto de construir señales, reparar las existentes y medir los ángulos en el último punto.

Antes de emprender estos viajes el teniente Feilberg hizo abrir en el monte largas picadas que nos ahorraron horas de camino y facilitaron la marcha, especialmente al regresar al campamento al que siempre se llegaba de noche.

En esta zona vimos numerosas cabras, y en los días que permanecimos por cabo San Bartolomé, del 5 al 9 de marzo comimos carne de las mismas, muy sabrosas por cierto, tal como lo hiciera allí mismo el año anterior el alférez Sanz.

El 12 de marzo me separé del segundo comandante, a quien el buque trasladó después a bahía Crossley, desde donde es corta la distancia al vértice 28 (baliza M.), en el que midió los ángulos de la triangulación principal. No pudo medir otros ángulos por haber sido designado comandante del transporte Patagonia, de estación en Ushuaia.

Para medir los ángulos en el vértice 27, situado como ya he dicho entre bahías Flinders y SW, fue preciso instalar un campamento liviano intermedio, a dos horas de camino del campamento-base situado en el rincón sudoeste de bahía Flinders.. Desde aquél restaban aún tres horas de marcha ascendente hasta el lugar del trabajo, ubicado en un pico de 630 m. de altura.

Posteriormente se midieron los ángulos en los vértices 25 (puerto Parry) de 26 (cabo San Antonio), para lo cuál el buque trasladó campamento y personal a lugares de la costa lo más cercanos posibles.

En resumen, los vértices de nuestra triangulación principal fueron: 25 en puerto Parry, 26 en cabo San Antonio, 27 en el centro de la isla al sud de bahía Flinders, 28 cerca del cabo Sur, y 29 en cabo San Bartolomé. Los ángulos se midieron por el método Schreiber, aplicando peso 12, y se emplearon teodolitos de 1” de aproximación. Las mediciones eran interrumpidas frecuentemente por chubascos de agua, granizo o nieve, y muy dificultadas por las nubes que a veces se formaban o asentaban sobre las señales a colimar. El suelo, turboso en algunos vértices (26 y 28), obligó a tomar precauciones para evitar la frecuente desnivelación del instrumento. Con todo, los cierres obtenidos son muy buenos y su influencia en la precisión de la triangulación ha quedado de manifiesto en el dato que mencioné, referente al pequeño error relativo a la longitud del último lado de triangulación.

Las señales de los vértices se fabricaron con troncos de árboles, los que abundaban generalmente en las proximidades.

En la triangulación principal hecha por el San Juan no se midió base, sino que ella se apoyó en el lado 17-25 de la triangulación del San Luis.

 

RELEVAMIENTO  DE  PUERTOS.

 

Puertos Parry y Poner fueron levantados minuciosamente por el buque en la siguiente forma:

Bien al fondo de la bahía interior del puerto Parry, casi normal a su eje principal, hay una pequeña playa de arena y pedregullo, donde se midió una base de 250 metros, apoyando en ella una red de 21 triángulos, que cubre todo el puerto, con sus vértices sobre la orilla.

Esta red termina al NE en el vértice 221, situado cerca de punta Hecla en la falda del monte Auckland. Por el oeste  se extiende desde punta Isabel al oeste de la entrada del puerto, hasta punta Austin al este de la entrada a puerto Hoppner, continuando después hacia el oeste y suroeste hasta cubrir este puerto.

La configuración detallada de la costa y sus características se obtuvieron por poligonales taquimétricas que contorneaban por completo ambos puertos, apoyadas en los vértices de la triangulación ejecutada por el alférez  Sanz.

El hidrógrafo de 1° Agrimbau, de larga experiencia en comisiones hidrográficas y a cuyo cargo estuvieron estas y otras poligonales, hubo de vencer grandes dificultades en su ejecución, a causa del terreno escarpado en partes, de las costas a pique y de la tupida vegetación; pero los resultados obtenidos compensan ampliamente el esfuerzo desarrollado.

 

TRIANGULACION  SECUNDARIA

 

A fin de unir la triangulación de puertos a la principal, se desarrolló una red secundaria apoyada en el lado 26-27. Esta red cubre bahía Flinders, pasa por el sud del cabo San Antonio y se une en la entrada de puerto Hoppner a la triangulación de puertos, teniendo como vértice común el 233, situado en el islote a la entrada de aquél. En esta forma quedó perfectamente determinada la situación y orientación de puertos Parry y Hoppner con respecto a la red principal.

Los ángulos de esta red secundaria se midieron con el  mismo método e idéntica precisión que los de la principal. Uno de sus vértices, en proximidad del cabo Beaulieu, y el vértice 28 al SW de bahía Crossley, se utilizarán probablemente para continuar la red hacia esta bahía en la próxima comisión.

 

POLIGONALES  EXTERIORES.

 

Una línea de poligonal se extiende desde proximidades del cabo Beaulieu hasta cabo Colnett, donde se une a la efectuada hasta punta Conway por el San Luis. Se utilizó taquímetro, impuesto por las características de la costa.

Punta Hecla, en la entrada de puerto Parry, es abrupta. Luego se extiende asta cabo Colnett una playa de grandes guijarros, piedras sueltas y bloques morrénicos, que posiblemente llegaron hasta allí arrastrados por grandes masas de hielo que cubrían la isla. Esta costa, con viento del NO o del NE si éste ha soplado  con alguna persistencia, es absolutamente inabordable por las grandes rompientes que se forman, y que destrozarían a cualquier embarcación.

Bosques enmarañados cubren una barranca de esta playa, que en una oportunidad atravesamos bajo lluvia torrencial, acompañados por el doctor Castellanos, jefe de la sección Botánica del Museo de historia natural. Habíase desencadenado un violento temporal del NO, y las olas recalaban impetuosas en la bahía exterior del puerto Parry. En el interior del puerto, justamente al pie del monte Auckland, la lancha del buque diestramente maniobrada por el alférez Suárez Dóriga, hubo de realizar, para recogernos,,  peligrosas atracadas en la obscuridad. Como bolsas nos fuimos largando a la embarcación aprovechando las fracciones de segundo en que ésta permanecía suspendida en el lomo de una onda, y llegamos a bordo calados hasta los huesos, pero satisfechos del reconocimiento efectuado hasta cabo Colnett.

La costa de la península que termina en San Antonio es parecida a la que acabo de describir. En su extremo norte ella cae a pique sobre el mar, desprendiendo hacia el NO larga y peligrosa restinga de piedras puntiagudas, por las que en completa bajamar es posible doblar el cabo. En esta punta, donde el mar rompe con extraordinaria violencia, el viento y el agua pulveriza, azotando al operador, nos obligaron cierta vez a suspender la poligonal, dejándola para más tarde. A unos 200 metros de esta punta en dirección del puerto Hoppner, hay una pequeña playa de arena encerrada entre dos puntas de restinga, de donde tuvimos que desalojar a cinco enormes elefantes marinos que dormían agrupados en un rincón, justamente en el único lugar aparente para instalar nuestra carpa liviana. Cinco individuos dormimos allí esa noche, o mejor dicho, no pegamos los ojos por temor a la hora de la pleamar, la que felizmente no nos alcanzó.

Extraño concierto el que formaban los rugidos del mar al abatirse sobre los acantilados, los latigazos de la rompiente al desflecarse sobre la playa, el viento recorriendo todo un registro de sonidos entre las grietas y profundas hendiduras de la barranca, y los gritos de centenares de lobos que nadaban entre las restingas, y que a causa de nuestra intrusión no se animaban a regresar a la playa, su residencia de veraneo.

En casi toda la costa de la isla hemos visto cantidad de lobos de un pelo, pero ni uno solo de dos pelos, el fur seal de los ingleses.

En el ángulo SE de bahía Flinders hay cuatro playas de arena, en las que advertimos numerosos restos de barcos de madera, despojos sin duda de naufragios. Estas playas, y en particular las tres situadas más al sud, son abordables, aún con vientos del NO; no así el tramo de costa de cabo San Antonio, abierta al mar, llena de restingas y festoneda por ancha franja de cachiyuyo. Sin embargo, en días de calma o de viento moderado es posible abordar esta costa y la del lado este, con chinchorro y aún con lancha, en los puntos donde hay pequeñas playas de pedregullo, y eligiendo siempre los lugares protegidos por el cachiyuyo, que atenúa en algo la rompiente.

Promediaba el mes de abril y la campaña tocaba a su fin. Los días malos, inútiles para trabajar, se sucedían por persistencia irritante. Vientos del NO envolvían la isla en densas  capas de niebla por tres o cuatro días seguidos; y al saltar al SO, barríanla, es cierto, pero solo para reemplazarla por interminable serie de chubascos de nieve, agua o granizo, volviendo mínimo el rendimiento del trabajo.

 

En estos días y estando acampados en la costa del cabo San Antonio, sobre una de las playas de pedregullo situada a unos 1.500 metros de la punta, hacia puerto Hoppner, se desató un violento temporal del NE, que azotaba libremente la costa de nuestro campamento. El 13 de abril, a las cuatro de la madrugada, la rompiente de pleamar llegó asta el pie de las carpas, dándonos apenas el tiempo necesario para acarrear a una piedra más alta los víveres, camas y demás elementos. Pocas horas hacía que llegáramos de bahía

Flinders atravesando el lomo del cabo San Antonio, y a no mediar esta circunstancia afortunada  todo se lo hubiese llevado el mar que arrasó materialmente al pequeño murallón de pedregullo donde estaba el campamento. Asimismo túvonos apurados la marea, y, según subiese o bajase, nosotros hacíamos lo mismo, subiendo o bajando por la barranca adyacente.

Gran parte de la costa de había Flinders fue poligonaza por el alférez Fisher, quien hubo de pasar una noche con sus ayudantes dentro de una cueva de la barranca oeste, medio asfixiados con el humo de una hoguera encendida con ramas verdes, las únicas que había a mano.

En general, toda la costa sud de bahía Flinders es escarpada, sin playa, aunque abordable con poca mar en algunos puntos; tupida vegetación cubre la falda de los montes que caen a la bahía, en la que la mar recala libremente cuando sopla viento de los cuadrantes del norte. La costa del cabo Beaulieu sobre la bahía presenta algunas puntas a pique imposibles de salvar por la playa, pero en general es semejante a la del cabo San Antonio. Desde lejos puede advertirse que aquel cabo despide, como éste, grandes restingas, cuya exacta determinación quedó para la próxima campaña.

En cuanto a la costa sur de la isla, nada se hizo esta vez, por no encuadrar dentro del plan de trabajos, salvo el reconocimiento de caleta Brent y del fondeadero entre islote Alejandro y la costa, donde el San Juan aguantó un temporal bravo del SO. Caleta Brent constituye un excelente fondeadero para pequeñas embarcaciones, resguardado de todos los vientos, y con buen fondo de arena fina. Posiblemente se instale allí una base para los trabajos en la zona SO de la isla.

Desde el cabo San Bartolomé observamos hacia el Este un largo tramo de costa formado por acantilados de piedra de 250 metros de altura, sin el menor reparo contra los fuertes temporales del sud, tan frecuentes en esta zona. Se adivina asimismo la gran profundidad que debe haber a sus pies.

 

EL INTERIOR DE LA ISLA.

 

Toda la parte norte de la isla, desde cabo Colnett a cabo San Bartolomé y bahía Crossley, fue recorrida. La formación fundamental está cubierta de una espesa capa de turba que en algunos lugares, como en cabo San Antonio, alcanza a cuatro metros de espesor. A cada paso se encuentran lagunas. Hacia el sud de bahía Flinders, el terreno se eleva desde el oeste, formando un macizo de montes cuya cima es el pico central de un grupo de tres muy característicos que quedan justamente al sud del cabo San Antonio. Su altura es de 823 metros., y ya el doctor Lovisato los observó, al expresar en sus informes geológicos de la expedición Bove:

“He dado 850 mts. Como límite superior, porque más allá del monte Fitton, entre puerto de la Nutria (2) y bahía Flinders, antes que la isla termine en una explanada, a su extremo occidental, hay tres picos que supongo sean los más elevados de la isla, y que seguramente no tienen una altura superior a 850 metros”.

La fotografía N° 3 representa a estos montes vistos desde bahía Flinders.

Este macizo central despide contrafuertes hacia puerto Parry y Hoppner, continuando por el sud del primero hacia el norte, hasta rematar en el monte Auckland, cuya falda oriental cae abruptamente sobre el lago Lovisato, situado entre puertos Roca Y Celular. Este lago separa por completo el sistema montañoso occidental del oriente.

Al sud de bahía Flinders y hacia bahía SO las alturas disminuyen gradualmente, y por lo que se ah observado, desde el vértice 27, parece que esta bahía fuese más profunda de lo que indican las cartas existentes.

 

OBSERVACIONES DE MAREAS.- SONDAS.

 

l San Juan instaló desde un principio dos mareómetros; uno en la costa sud, dentro de caleta Brent, fondeadero excelente y abrigado para embarcaciones pequeñas, y el otro en bahía Crossley. Se observó mareas durante un mes, y el personal destacado en estos puntos vivió confortablemente en casillas de madera que se construyeron ex profeso.

Hecho el cálculo de los elementos de la marea semidiurna, resultaron, entre otros datos, las siguientes amplitudes y edades de marea:

Ba. Crossleey: edad 48h  2m; amplitud sizigias máximas 8’, 6; íd. Cuadraturas 2’, 6.

Caleta Brent: edad 44h  41m; amplitud sizigias máximas 5’, 1; íd. Cuadraturas 1’, 6.

Para determinar el nivel medio, con destino a la reducción de sondas, y mientras se sondeaba, se observó la marea en los puertos Parry, Hoppner y Flinders.

El cuadro siguiente muestra el resultado de los retardos medios, tomando como mareómetro patrón el de Isla Observatorio.

 

                                                   Pleamar                               Bajamar

                                                   _______                              _______

I. Observatorio                          0h  00m                                0h  00m

Parry                                       +0     29                                +0     54     

Hoppner                                    0     33                                  0     53

Flinders                                     0     42                                  1     25

Crossley                                    0     32                                  1     23

Brent                                       - 1     01                                -0     44

 

De lo que parecía desprenderse que la onda de marea llega a la isla de una dirección próxima al SE (ya que entra a caleta Brent antes que a la Isla Observatorio). El estudio de las corrientes en la zona sur, a efectuarse en la próxima campaña, dejará aclarado este punto.

Puertos Parry y Hoppner se sondearon en toda su extensión, como también el seno que se forma entre los cabos Ssan Antonio y Colnett,  donde la profundidad es bastante uniforme y de unas 25 brazas como término medio. La profundidad máxima en puerto Parry está en su bahía exterior sobre el eje N-S. y llega a sondar hasta unas 55 brazas. El trabajo de sonda en lanchas estuvo a cargo del alférez Barbitta.

 

CLIMA.

 

El clima es en general saludable, pese a la gran humedad reinante y a la frecuencia de las precipitaciones atmosféricas.

Las estadísticas de observaciones meteorológicas efectuadas a bordo de ambos buques demuestra que durante las 2.544 horas que duró  su permanencia en la zona de trabajos se registraron 342 milímetros de agua llovida, habiéndose producido precipitaciones durante 384 horas (15,09 %), de las cuales corresponden 316 a lluvias y el resto a nieve y granizo.

En cuanto al viento, el predominante de esta zona es el del oeste, siguiendo después el noroeste y no soplando casi nunca del este. De 2.160 observaciones efectuadas en la Isla Observatorio, corresponden 659 a vientos del oeste, 370 del noroeste, 354 del sud, 337 del norte, 242 del sudoeste, 59 del nordeste, 24 del sudeste, 11 del este y 122 de calma.

El estado sanitario de la tripulación se conservó excelente, debido en primer término a que no escasearon los víveres frescos. El doctor Solari, cirujano del buque, operó de peritonitis al contramaestre, hacia el fin de la comisión, para lo cual el buque entró a puerto Parry . Fueron sus ayudantes el ingeniero Vallejos y el alférez Molina Pico, y el éxito coronó esta delicada intervención quirúrgica.

El 16 de abril se dio término a esta primera campaña, embarcando el último campamento, que estaba en cabo San Antonio, y emprendiendo ese mismo día el regreso a Buenos Aires, adonde llegamos el 2 con una muy buena travesía. 

 

(1) Parry, sir William Edward (1790-1855). Contraalmirante británico, famoso por sus expediciones árticas, como subalterno de Ross en el “Alexander”, con el capitán Basil Hall  en el “Conway” y como comandante en el “Hecla”.

Buckland, rev. William (1784-1856). Geólogo y paleontólogo inglés, miembro de la Royal Geographical Society, y presidente (1824) de la Sociedad Geológica de Londres.

 

(2) Puerto de la Nutria es sin duda puerto Hoppner (N. del A.)

Fitton W., Presidente de la Sociedad Geológica de Londres, que intervino en las instrucciones dadas a la expedición de Foster.


La foto. Autografíada y dedicada a la EAS luego de la inauguración del gas natural por redes, durante su última gestión como Vice Presidente Provicional.