Juan Buezas, una vida en el confín del mundo.

José Luis de Imaz en su libro LOS HOMBRES DE CONFIN DEL MUNDO, primer trabajo de sociología relacionado con nuestro medio, publica en  la página 39 una historia de vida relacionada con un vecino de Ushuaia. No era usual entonces dar nombre y apellidos sobre los informantes, al menos dentro de esta disciplina, pero la evolución de la historia oral habilitó con el tiempo los testimonios, que cobraron valor documental.


JB llegó a la argentina en 1926, detrás  de un tío que había venido en 1913, y de un hermano. Trabajó por ese entonces en Buenos Aires como lavacoches, pero con sesenta pesos por mes no se podía vivir. Fue así como aceptó un trabajo de la Dirección de Institutos Penales, y se vino a Ushuaia. Eso era en 1928. El viaje lo realizó en la bodega del transporte marítimo “Pampa”, empleando 31 días para unir Buenos Aires con Ushuaia.
No había entonces puerto  –dice JB-, a Ushuaia se llegaba en bote, desde donde el barco había atracado. La primera impresión que tuvo de la ciudad fue muy mala. No era en realidad un pueblo –como le habían dicho- sino un conjunto de casas, con un solo bar. No había casi iluminación, y muy pocas casas de ramos generales. Incluso “La Anónima” había vendido sus instalaciones a un comerciante local. Todas las familias de entonces eran similares, apenas si las de F. y S. –ambas de origen árabe- tenían un nivel económico superior. Todos los habitantes se conocían, se prestaban servicios, y hasta cualquiera podía servirse –cuando lo necesitaba- de la leña del bosque.
Fuera del Penal –recuerda B. sobre su llegada- apenas si habría  unas 300 personas. La cantidad de presos en cambio varió mucho. Hubo años en que hubo 200 presos. Después de la revolución del 30 fueron 1500. Eso aumentaba o disminuía la cantidad de empleados, pero normalmente, entre guardiacárceles y administrativos, fueron 360.
JB vivió en el mismo Penal durante 6 años, solo. Había venido de España para ahorrar lo suficiente y poder traer a su familia. Cuando llegó a Ushuaia se desempeñó como mozo del Director. Luego fue ascendido a mayordomo, puesto en el que siguió hasta el final. Hubo momentos muy malos por los atrasos en los pagos. El peor fue en 1930, que  llegaron a estar 6 meses sin cobrar, y la situación fue para todos insostenible. En Ushuaia no había trabajo, como no fuera por el Penal. El Penal lo hacía todo en sus talleres, ropa, muebles, artefactos, cobrándole muy poco a su personal. Tenía su banda de música y los domingos salía a dar sus conciertos. Era la única nota y diversión pública.
En 1935, por fin, volvió a España para reunirse con su familia, aprovechando una licencia. De allí volvió, pero ahora acompañado de su esposa. Se embarcaron en Buenos Aires, y llegaron tras 24 días de navegación, en el transporte “Chaco” al poblado de Ushuaia.
Lo recuerdo con horror –dice la señora B.-, nunca hubiera imaginado una cosa igual. Era el 7 de junio de 1936, no me olvidaré la fecha. La nieve lo cubría absolutamente todo. Jamás había visto en mi vida algo parecido. Ese invierno fue espantosamente frío, todo estaba helado, llegamos sin comodidades.
Por fin el matrimonio B. encontró una casa para alquilar. Él ganaba entonces 147.20 pesos mensuales, y el alquiler era de 40 pesos. No les alcanzaba.
Ni bien llegaron la Sra. B. se puso a trabajar. Lo hacía como lavandera del personal del penal soltero. Con lo que éstos les pagaban, y el sueldo del marido, totalizaban 200 esos. Pero trabajar como lavandera era muy duro, nada parecido a lo de España. En invierno las manos se helaban y hasta era difícil obtener agua. Tomaban entonces los carámbanos suspendidos del techo, y los colocaban en una olla, al fuego, esperando que se derritieran. Después con esa agua podían trabajar.
Los B. sostienen que por esos años la población estaba siempre llena de barro, a causa de las lluvias, y sobre todo del deshielo de la nieve. Lo que hoy es la avenida central de Ushuaia, era entonces u pantano. Así la gente no vestía ropa apropiada. Los hombres utilizaban todo el día la ropa de fajina del Penal, le traje patrio, las botas patrias. No había diversiones, y el único médico estable era el del penal.
Los argentinos –agregan- ocupaban las posiciones más encumbradas del Penal. El personal de guardia era en cambio español, italiano o yugoeslavo, los argentinos no querían estar en los puestos menores. Muchos de los venían a trabajar se iban abandonando el empleo. Y eso que era difícil, apenas si llegaba un barco cada 4 ó 6 meses. Por eso “uno llegaba a Ushuaia y no tenía cómo irse, y la vida iba pasando y pasando…”
El matrimonio B. comenzó la construcción de su casa, que es la actual, en 1940. Pero después hicieron ampliaciones. Para esa construcción lograron por fin en 1944 el primer crédito bancario, se lo concedió el Banco de la Nación Argentina: 500 esos moneda nacional.
También en 1940 el hijo terminó la escuela primaria. Éste era nacido en España. Obtuvieron entonces una beca para que pudiera seguir sus estudios secundarios en Buenos Aires. Había que embarcarlo en Río Grande. El hijo tuvo que ir a caballo –tenía 12 años- acompañado por dos policías, hasta Río Grande. Tardaron 9 días. No había ruta, sólo una picada en el monte, para unir los dos poblados.
Este hijo terminó sus estudios en 1944, en el Normal Mario Acosta, como maestro. Luego, al igual que su padre, entró a Institutos penales, siguió la carrera docente, fue nombrado director de Escuela Primaria en la Capital Federal, y terminó sus estudios de Derecho. Todos sus estudios secundarios los pudo hacer gracias a esa beca de sesenta pesos mensuales. La estadía le costaba un poco más y los padres tenían que girarle el resto.
La hija mujer, del matrimonio B. concluidos también sus estudios primarios, hizo los secundarios. Se vino a Buenos Aires, y estuvo pupila en uno de los mejores Colegios privados –religioso- de la Capital. Después regresó a Ushuaia, se casó con un fueguino, y está al frente de una casa de comercio acreditada de esa ciudad.
JB trabajó en el Penal de Ushuaia hasta 1948. Las cosas comenzaban a cambiar, se dispuso el traslado del Penal, y con éste de todo su personal. Recuerda B. los hechos curiosos y emocionantes que entonces pasaron. Porque los presos lloraban la irse. “Los mismo que maldecían su encierro –recuerda JB- se daban cuenta de que con todas sus limitaciones, en Ushuaia trabajaban al aire libre, cortaban maderas del bosque, instalaban las cañerías de la ciudad, la electricidad, y hacían las nuevas instalaciones sanitarias. Se habían encariñado con todo aquello, y con el paisaje y con la población.”
JB y su esposa se tuvieron que ir a Buenos Aires. Le faltaban 2 años para jubilarse, y no les quedaba más remedio. Por fin, en 1950 se jubiló. Y como estaban muy adheridos a Ushuaia, y tenían recuerdos y amigos, y ya no se adaptaban a la vida de gran ciudad, resolvieron volver.
En 1950 las cosas cambiaban. Ushuaia estaba llena de italianos. Habían venido en grandes barcos directamente de Italia. Los italianos hicieron muchísimas obras. Borsani era el que los había traído. Y con ellos se construyeron los barrios nuevos. Hasta uno al que ahora se llama el “Villaggio” en recuerdo precisamente de tanto italiano como trabajó en la construcción.
Con toda esa gente había unas posibilidades que no existían antes. Antes, sólo se podía vivir del Penal. Ahora no, además venía la Marina.. Entonces B. y su esposa resolvieron abrir un “bar” contiguo a su antigua casa. Pudieron hacer la instalación gracias a los viejos amigos de Ushuaia: en realidad la hicieron “con todo prestado”. “No me hable de lo de antes” –dice la Sra. B.- aquello de que un peso era un peso, no quiero ni sentirlo…”
Cuando se terminaron las instalaciones y la Marina ocupó el antiguo penal, hubo trabajo para todos. Después vino el gobernador Campos que fue un verdadero modelo –agrega la Sra. B.- y un hombre que impulsó y quiso realmente al Territorio.
Era muy sencillo. Como el vicealmirante Guzmán. “Nosotros lo recibíamos aquí mismo, como uno más, parecía increíble tener un Gobernador que se invitaba solo a tomar café, y que se quedaba charlando con nosotros en la cocina.”

El matrimonio B. goza de gran consideración y se presupone que tiene una muy sólida posición. Son importadores de vinos, licores, aceites y conservas españoles. 



Gracias a María Cristina Bargiela, a Roberto Santana, a Roby, fuimos componiendo el relato. Don Juan Buezas, descorchador en mano, su esposa, y dos parroquianos. Gracias a la red!

EVOCACIONES*30 de Octubre de 1983. Río Grande vuelve a votar. Argentina volvía a la democracia..

Y lo hace saliendo de oscuras etapas de la vida nacional, en tiempos en los cuales se elegía autoridades cada diez años, y se soportaba luego la imposición de sistemas autoritarios de gobierno.

Río Grande hace 20 años eligió autoridades municipales, y la voluntad mayoritaria se volcó hacia el candidato justicialista  Esteban Martínez, primer y único riograndense nativo que ha regido lo destinos de nuestra comuna y que iniciaba de esta manera un ciclo de cuatro intendencias consecutivas logradas por el voto popular.

La elección conformó un concejo de cinco miembros donde la UCR y el PJ se llevaban dos concejales, y la Agrupación Vecinal –partido que había gobernado en la Intendencia de 1973 a 1976, el edil restante.

La experiencia electoral fueguina se inició recién a partir de la sanción de la Constitución de 1949, dado que antes no se votaba a en los Territorios Nacionales por autoridades nacionales. En 1983 –por ende- no elegimos gobernador, pero si por primera vez una Legislatura de 15 miembros.

Los partidos que intervinieron llevaron propuestas muy similares en razón de las urgencias creadas en aquella hora: Dar continuidad a la ley 19640 –ley de promoción industrial- que había hecho crecer enormemente la población en el lustro anterior. Lograr el cruce al continente por aguas argentinas. Y como un demanda de mayor contenido municipalista: construir viviendas e instalar servicios.

No dejaba de estar presente en boca de los candidatos la reivindicación sobre Malvinas, escenario tan inmediato del que habíamos formado parte en la guerra del año anterior; de la misma forma que se esgrimía la posibilidad de convertirnos en provincia, con reservas por parte de algunas agrupaciones.

El voto peronista de Río Grande marcó una tendencia histórica donde ha sido frecuente que aquí se votara contrariamente a los resultados nacionales. No obstante ello de las presencias nacionales la más notable fue la del Doctor Alfonsín, que lanzó desde la Tierra del Fuego su candidatura, y en el clima de euforia que acompañó el cierre de campaña, este se dio en Río Grande en el Gimnasio del Centro Deportivo Municipal, el mayor escenario de entonces, con la concurrencia del artista Mario Sapag que imitaba al candidato del radicalismo.


El electorado local se había renovado en diez años. Casi no había candidatos con antecedentes en la gestión de los años 70.Y a la hora de salir a componer cuadros los partidos parecieron privilegiar los espacios médicos, a tal punto que entre electos y designados vinculados con las fuerzas que tuvieron representación a partir de los resultados electorales, hubo que renovar por completo los planteles de tocoginecología  del hospital Regional Río Grande, de donde salieron legisladores y ministros. La política parecía ser, por este hecho emblemático, una cuestión de salud, de multiplicación y crecimiento.



*En la foto el ahora concejal Esteban Martínez en los actos por los 30 años del 20 de octubre. A su derecha Mirta Honoria Ferrari, quien fuera su Directora de Acción Social y Cultura, en un tramo de gestión.

EL PADRE JOSÉ FORGACS y sus pasos santacruceños.9


En nuestra búsqueda por identificar personas, tiempo y lugar para estas fotos santacruceñas puede que este desfile de una Banda Lisa salesiana ayude con los nombres de los comercios frente a los cuales pasa.


Y aquí lo tenemos a nuestro personaje: el Padre Forgacs subido al estribo de esta camioneta que parece llevar el nombre de INFANTIL, en su lateral. Será "fútbol infantil".



Y aquí lo vemos al padre con una indumentaria eclesiástica que incluye esta gabardina.


La imagen de todo el colegio muestra al personal salesiano, en número apropiado para las exigencias de una casa, y todos, todos los niños de guardapolvo blanco.


Un 8 de diciembre, jornada de primeras comuniones. Todos con su moño, no se ven misales. Si las medallas. Y en el conjunto el Padre, mucho más moreno que los otros superiores, evidenciando una mayor permanencia a la intemperie.


La escuela de Borges.3


Continuamos evocando el día bautismal de la escuela 35, día que se aproxima en la efemérides, y en esta foto se hacían presentes: Graciela de Viñayo, Ramón -profesor de Educación Física-, Mercedes Prada Villa y María Cristina Grasso, docentes del establecimiento; Claudia Cabrera, maestra complementaria de educación plástica, Susana Favero, directora de la escuela; Elba Racedo, maestra; María Kodama; Griselda Tolles, maestra maestra, Federico Montiel, maestro complementario de Educación Plástica; José González, maestro acompañante de Diego Reyes; Pablo Lassalle,  maestro complementario de Educación Musical; Fernando Cobián, profesor de Educación Física; Adelina Dutres, Gustavo orda, papá de Lázaro, Marta Chernajosky, maestro complementario de Tecnología; Magdalena, maestra suplente; Gladys Ale, maestra de Tecnología; Viviana, portera. Algunos de los alumnos: Hugo Veksler, Luís Viñayo, Sacha Castro, Fabricio Vinderoa, Nadia Sebrún...


Y aquí en otra secuencia de aquel 5 de noviembre: Juan Carlos, portero de la escuela; Fernando Cobián; Federico Montiel, profesor de Educación Plástica; Griselda Toller; María Kodama; María Cristina Grasso, secretaria Suplente; María Mercedes Prada Villa, maestra de primer grado y Elba Racedo; maestra de primero.


La Secretaria, nos acercó estas últimas fotos, lee el Decreto de Creación de la Escuela 35, y la imposición del nombre Jorge Luís Borges; maestro de ceremonias el periodista de Provincia 23 Bernardo Veksler.


Plantel docente y algunos alumnos: María Cristina Grasso, Susana Favero, Elba Rcedo, Griselda Toller, Federico Montiel, Lisial Balgrana, José González, María Kodama, Pablo Lasalle, Fernando Cobián, Adelina Dutres...

En un momento protocolar Liliana Martínez Allende de Vernet, en representación de la Municipalidad de Río Grande, realiza la entrega de un presente a la ilustre visitante.

Agradeceremos cualquier información por parte de los actores de estos días que pueda enriquecer la identificación de las fotos, y el recuerdo de aquellos momentos que se van alejando en el tiempo...

RASTROS EN EL RÍO.91*“De cómo nos ha tocado en destino a una y varias generaciones de riograndenses experimentar el carácter nómade de nuestras viviendas. Por el sólo hecho de la dificultad para hacernos dueños de la tierra que nos habita.”

Cuando el Escribano Arrufat consiguió para papá un trabajo como encargado del Hotel Atlántida, dejé de vivir en mi casa del cerro.

El empleo nuevo garantizaba a mi viejo las ventajas de la tarea sedentaria y bajo techo, esa que tras años de jornalero se presentaba como un privilegio.

Además para el chiquillo de 11 años que había crecido en el último lustro con un acantilado en el mismo patio, frente al colegio María Auxiliadora, el salto era descomunal, iba a vivir en el edificio más alto del pueblo; podía correr subiendo y bajando las escaleras, y con un poco de suerte trabajaría de maletero haciéndome de algunos pesos para gastarlos luego en novelas y revistas en la compraventa de Cañás.

Fue así que una noche de primavera terminé durmiento en el cuarto 16 del hotel, en su segundo piso, y al día siguiente me creí con permiso para subir hasta el tercero y mirar desde allí todo el pueblo: por una ventana la bandera de los Pisano, por la otra –la del cuarto de Pellejero- el Frigorífico, en el may lo que quedaba de la Cooperativa, y desde la sala de planchado.. el cementerio.

Pero no se veía mi casa.

Se había quedado solita en el cerro, cuidada por mi perro al que habría que llevarle de comer hasta tanto hiciéramos un lugar entre el hotel y el bar de Plastic, y así no tendríamos que caminar tanto. Estábamos a tres cuadras de mi antigua morada.

Camino hacia el colegio pasé por mi casa, pasé a pedirle disculpas, y como no me habían dado la llave, ni del candado, ni de la puerta, tuve que entrar como un ladrón saltando los piquetes; con lo que me dí cuenta de los riesgos en que quedaba la pobre, con nosotros tan lejos.

Si el nuevo empleo de papá resultaba permanente alquilaríamos la casa pidiéndole a quienes lo hicieron que realicen en ella algunas modificaciones, la principal: instalarle el baño. Pero la estacionalidad laboral no aparecía garantida por el momento en que tras el alejamiento de la Tennesse no había mucho trabajo en el pueblo, y el hotel debía vivir de eso.

Pasaron semanas. Papá tenia que seguir en el puerto trabajando de sereno por las noches, en el hotel no llegaban pasajeros, Mamá hacía lo que podía cansándose con las escaleras.

La casa continuaba, vacía, distante.

La casa estaba a nombre de Mamá. Se compró con el dinero que mi padre ganó en un caponero el año que volvimos de Chile. Creo que no costó más de 50 fragatas. No es que mi padre hubiera ganado tanto, es que además de lo recaudado ese verano se requirió la ayuda de Narciso Barría y el Rubio Alvarez, dos ex compañeros del viejo, ovejeros ambos, que nunca plantearon urgencias de reintegro, menos aun el cobro de intereses.

Era –la casa- simplemente un perímetro de tablas y chapas, destruidas ventanas, algunas puertas y divisiones interiores. La habían alquilado y sus ocupantes no podían haberla dejado en peor estado cuando sorpresivamente se volvieron al norte.

Mi primer entrada en ella, de la mano de mi padre, la mostró en rara premonición llena de vidrios rotos, papeles quemados, paneles destruidos. Es que además los niños de los alrededores, y uno que otro muchachito, que como los de ahora y siempre aparecen con actitudes destructivas hacia lo que nos les pertenece habían hecho del lugar un escenario de sus troperías y virtualmente  un aguantadero non santo. Cosas que sus paredes después nunca me lo contaron.

Tal sería el escándalo juvenil que en ella se enseñoraba, pese a que estaba lindera al Casino de Oficiales del Batallón, que hasta alarmó a mi madre el cura Natalio Astolfo, párroco del pueblo y director de mi colegio –el Ceferino Namuncurá- el día que vociferó acerca de la conveniencia de quemarla para evitar las inconveniencias que allí se daban. Mi madre, creyente y temerosa de los arrebatos clericales, concurrió un día a la sacristía pidiendo clemencia para la mejora, y oración para que pronto, es decir peso a peso, esas cuatro paredes pudieran ser la vivienda digan que soñaba para su familia.

Uno de los Roberts, al que llamaban Caruso, fue su constructor. Gurdaba cierto parentesco con la que a pocos metros construía el Juzgado de Paz, obra al fin de Milton Roberts cuando fue titular de esa repartición; mi casa tenia cierta hidalguía arquitectónica que se vió más clara aún cuando Uribe comenzó su reacondicionamiento.

Ventanas nuevas, instalación eléctrica, gas –hubo que pedir un crédito en Banco Nación- , cerradura Yale.

Fuimos a habitarla a principios de 1961, el cura Astolfo la bendijo el primer domingo en que concurrimos a misa bajando alegremente del cerro.

Pero.. no habíamos comprado la tierra –eso tenía otro precio- y el dinero, ¡Ya vendría el dinero!, pensábamos que se podría conseguir con tiempo y suerte. Mamá creyó en un kioco que finalmente nunca se instaló, porque no había plata; nos quedamos sin los clientes en el tránsito obligado de las tres escuelas. Algo después los viejos se aventuraron en una pensión que se le  alquiló a Neyra, de cuya empresa salvamos uno que otro mueble.

Tres la enfermedad de mi padre llegó el día en que la casa debía dejar el terreno porque apareció un mejor y más solvente comprador.

No quería ni pensar como saldría del cerro.. era la primera casa que teníamos como propia... en cincuenta años papá no había conseguido nada igual.

Un día de otoño, terminados los trámites municipales, visto Santomé en Vialidad y conseguidos los postes para los patines, la casa fue arrastrada hasta un terreno fiscal que Jiménez “le dio” a la tía, en la frontera del pueblo, donde todavía no había agua, luz, gas...

Allí se quedaría mi casa sola, hasta que la suerte y el esfuerzo podrían transformarla.

Hubo que sacarla por el sitio de Fernández para salvar el barranco que la convertía en la atalaya del barrio.., sin más remedio se desmanteló la galería: un agregado que se había hecho a la estructura primitiva del edificio. Las cañerías de las instalaciones quedaron sepultadas, era mas costoso desenterrarlas que comprarlas de nuevo.

Durante el trayecto se le rompieron dos vidrios al salirse de escuadra una puerta. Yo la escolté en bicicleta como temiendo que los chicos que la seguían pudieran hacerle daño.

Quedó en medio de la pampa, ¡..tan sola! Desguarnecida, que le pedí permiso a papá para dormir en ella esa noche.. para dormir con ella nuevamente.

Me llevé a mi perro que por primera vez desde cachorro contó con autorización para trasponer su doble puerta, nos arropamos bien y escuchamos en la radio a transistores los programas de siempre.

Dormí en la cama de mis padres. Recién cuando paró el viento.

Mientras duró su furia de primavera me pareció que las oscilaciones de la casa, mal asentada sobre sus nuevos pilotes, era otra cosa: un viejo navío que luchaba por encontrar un nuevo puerto, o zozobrar.



En la foto se muestra que con el tiempo hubo casas mas movedizas todavía, pero esa es otra historia


Y agregamos otras imágenes de casas viajeras del presente. La superior registrada por Graciela Pesce, donde se ve el deslizar de la andariega sobre un chasis de hierros y ruedas neumáticas.

La inferior donde aparece otra escoltada por vehículos, como forma de seguridad.


El fuego, ese implacable...


Mientras terminaba en el Museo de la Ciudad el Tercer Encuentro de Museos de  la Patagonia Sur-Sur el fuego consumía parte de nuestro patrimonio histórico.


Alcanza las instalaciones del antiguo frigorífico en cuya sala de máquinas se había inaugurado recientemente una muestra histórica.


Todo el espacio declarado tardíamente Monumento Histórico Nacional estaba en manos de particulares, en este caso el Grupo Apex, que venía encarando un reaprovechamiento patrimonial.






La circunstancia de esta pérdida fue relacionada en la memoria de la gente con los estragos del viento que precipitaron la caída del viejo puente colgante. Otros menos recordaron como en su momento el fuego destruyó el Parador Turístico donde la Municipalidad había encarado cierto acopio de objetos referenciales de nuestro ayer.


Muchos que lamentamos su pérdida no habíamos visitado este espacio recientemente habilitado para interpretar el pasado, había más que visitaron recientemente Tecnópolisis que se habían acercado aquí..., a este lugar con historia.



La fotografías que traducen el momento tienen sus créditos. Pertenecen a Santiago Politano, Gla Dys, Eber Gutiérrez, Yoyito Guay, Gagriel Santos y Alfio Foto. En sus espacios de facebook muestran mucho más. En tanto que Verónica Angelosanti nos agregó imágenes anteriores al incendio, que hemos intercalado.

EVOCACIONES**Octubre 25 de 1863. Piedra Buena se registra con el primer comerciante de Magallanes.

El 25 de Octubre de 1863, aparece registrado en Punta Arenas su primer comerciante.. se trata del marino argentino y patagónico Luis Piedra Buena. En la fragata  Espora se había dado la presencia del marino solicitando autorización al gobernador Schyte para vender lo que contenían sus bodegas entre los pobladores de entonces. La primera autorización se dio subiendo los interesados a bordo, pero como la tarea así era muy lenta pidió autorización para dejar en tierra la mercancía con un encargado de efectuar los despachos.

El gobernador chileno no solo autorizo a que lo hiciera, sino que entregó un local en alquiler de aquello que era entonces una pequeña colonia penal, comprometiendo a Piedra Buena a mantener precios fijos y equitativos.

El maragato tenía para sus incursiones en la región una nave, el Espora, que antes fue el Nancy, embarcación que había pertenecido al capitán Smiley, con quien Don Luis se había formado y ahora se había independizado.

Con el nuevo nombre se daba homenaje así a uno de los próceres de la incipiente historia naval argentina.

La nave tenía por capitán a Luis Piedra Buena, quien llevaba como piloto a Gregorio Ibañes, argentino como el capitán, quien percibía una soldada de 25 patacones, el contramaestre se llamaba Francisco Hatouh, y era el mayor de la dotación con 40 años diez más que el comandante.

El cocinero era un portugués Manuel Joaquín, y su sueldo descendía a 20 patacones, en tanto que en la marinería aparecen los nombres de Vicente Ortiguera, Luis Ibañez, Benito Paz, Ignacio Montsiro, Augusto César y Juan Boyd. Cuatro argentinos, un brasilero y un americano, cobrando la mayoría de ellos 14 patacones de soldada.

Aquella dotación se aventuraría en los mares del sur, haciendo comercio y negocios.

Todos, del capitán –inicialmente- al último marino.. eran solteros.

Aquella embarcación tenía las siguientes características:  Cubierta corrida de gran brusca y arrufo, proa elevada pero bien alterosa; alojamiento para la tripulación y para el capitán debajo de la cubierta, a los que daban, respectivamente, acceso dos escotillas de brazolas, no mas altas que los tablones de aparadura que constituían la amurada, con grandes escotaduras a modo de bocas de tormenta para deahogar los golpes de mar, en caso de mal tiempo. Dichas escotillas, situadas, una a un tercio aproximado de la eslora, y la otra a parecida distancia del espejo de popa; el ancla adosada al exterior, descansando sobre el cintón y fuertemente trincada; las meses de guarnición , centrales y al pié de cada palo; el timón a mano de gran dimensión, algo adelante de la bajada de popa e inmediato al compás ....

Tendría por otra parte algún cañoncito de hierro adosado a proa y uno a cada banda a popa. No muy separados de los pescantes de los botes por sendas bandas. Estos últimos trincados, aunque son sus tiras pasadas, para echarlos al agua prestamente. Completando esta visión panorámica, tal cual tina amarrada a la amurada debajo de la tabla de jarcia, destinada a recoger el agua de lluvia para el lavado de los 7 u 8 tripulantes, cubiertas con capas embreadas, al igual que los botes y escotillas; la bomba amarrada aun palo, y, a lo largo de las bandas, los tachos para la próxima faena...

La Espora era así, una vehículo, una casa, una factoría, en parte... para eventurarse Piedra Buena y su gente, en los mares del sur.

Todo olía a grasa de lobo y de pinguino, más que a brea, penetrándolo todo, desde el alojamiento de la tripulación con cuchetas patinadas de mugre, hasta la cámara del Capitán, presentablemente aseada, y el camarote no muy distante del piloto.

El camarote de Piedra Buena presentaba una cama revestida con una manta de piel de lobo o de guanaco debajo de la cual se interponían, hasta la tabla del piso, fregada a estropajo de arena, dos o tres cajones de ropa interior; una mesa de abatir, en la que lo mismo se comía, se extendía una carta de navegación o se daba una mano de naipes; algunas sillas mas o menos construidas a bordo, y –lateralmente- la taquilla del festejo o la conserva extra con la que en las noches de las grandes faenas, capitán, piloto y contramaestre echaban su trago a la humana sentina delante del aneroide, mientras un marinero de confianza giraba compasivamente una cabilla del timón, bostezaba contra la vela o paseaba distraídamente la mirada sobre el desierto horizonte.

A la vista todavía ninguna prenda de uniforme y si  acaso una gorra con escudo a mano para afirmar ante algún extraño la figura un tanto corpulenta del capitán, más afecto al uso de un saco de piel, o grueso o cortón capote marinero, que  a la vana ostentación del uniforme que él honró, más que usó, y que también pudo haber prodigado el Gobierno al indio Casimiro si, con ello, le hubiera servido a sus planes un tanto cómodos y olvidadizos.

Luis Piedra Buena fue el primer comerciante de Punta Arenas, y el gobernador Schyte argumentó en favor de los beneficios que su presencia podía dar a la colonia chilena:

“Considerando que Chile acuerda una acogida benévola a todo extranjero que viene a mantenerse honradamente en su trabajo –dirá mas tarde el gobernador Magallánico a las autoridades de Santiago- que un despacho como el proyectado es una necesidad que se ha hecho existir durante toda la existencia de la Colonia, por cuyo motivo me he empeñado hace años ya con varios comerciantes de Valparaiso para que lo establecieran de su cuenta, pero sin lograr mi objeto, y también que tal depósito de provisiones libraría a esta autoridad de la obligación en que algunas veces se ha visto de auxiliar con los víveres del almacén fiscal  a los buques que han tocado este punto por causa de la escasez, y finalmente que la misma empresa podría ofrecer un recurso favorable para evitar a esta población los sufrimiento que pudiere padecer por la pérdida o prolongada demora el buque transporte, no he trepidado en conceder al capitán Piedrabuena el permiso que solicitaba, franqueándole también dos piezas que estaban desocupadas, cuyo arrendamiento deberá pagar con seis pesos mensuales”.


TRÍPTICA NACIONAL.LENGUA.07. Estímulos a la lectura.

En la década del '90 se empezó a aplicar en Argentina esa nueva forma de enseñar a escribir y a leer. Sin embargo, en el aula conviven viejos y nuevos métodos y formas.

“Está muy difundida la utilización de métodos orientados a garantizar el aprendizaje de la relación entre los sonidos y las letras. El más generalizado es el de palabra generadora, que va presentando una palabra por vez para enseñar las consonantes en forma secuenciada (primero mamá para la eme, después papá para la pe) y, recién cuando se termina de "fijarlas" a todas a través de repetidas ejercitaciones, los niños pueden comenzar a leer y producir textos. Mientras tanto, están condenados a convivir con enunciados inexistentes en la vida y en los textos de circulación social, tales como 'Ema upa a su pipí' o 'Ulises ulula la ola' -estos son ejemplos sacados de cuadernos infantiles--. Aprender a leer y escribir es apropiarse de las prácticas de lectura y escritura. Para eso, naturalmente, es necesario conocer el sistema de escritura (las letras, signos, etc.) pero también el lenguaje escrito encarnado en diferentes tipos de textos (cuentos, noticias, poemas, recetas, etc.).

El niño puede y debe conectarse con ellos desde muy temprano a través de las lecturas del adulto y el docente debe presentar, también desde muy temprano, situaciones que le permitan explorar el sistema de escritura y los textos desplegando estrategias inteligentes y no a través de la aplicación mecánica de una "técnica". Si el maestro enseña sólo a relacionar letras y sonidos no debe esperar que, mágicamente, los alumnos se formen como lectores y escritores".  Irina Garbuz ejerce desde hace ocho años como maestra y estudia Ciencias de la Educación. Para mostrar cómo influye en la actitud de los chicos la forma en que aprendieron apela a una anécdota. "Estaba en un tercer grado en el que los chicos habían aprendido mediante 'palabra generadora'. Más allá de que la posibilidad de producción de textos era muy pobre en calidad, noté que cuando habían empezado con psicogunesis tenían mucha más posibilidades de tomar vuelo. Yo había hecho una biblioteca en el aula, había llevado una alfombra, había almohadones y los chicos se desparramaban leyendo.
Un día entra un chico de séptimo y me dice:
--Seño, los puso en penitencia?
--No, están leyendo.
--Por eso, están en penitencia.
--No, leen porque les gusta. Pregúntales.

Parece mentira, pero dicen que es cierto.



FUEGUINOS después de Darwin..



Toledo Saldaño vive por estos días la felicidad de la salida al mercado del primer fascículo de su obra HISTORIA DEL ESTADO FUEGUINO ARGENTINO, en el soporte de Ibooks.

La primer entrega, que puede adquirirse al precio de $150 en librerías y kioskos de Río Grande encierra la presentación formal del proyecto, los avales institucionales, la fundamentación hermenéutica y el detalle de contenidos.



Puesta en pantalla comienza a aparecer la documentada reseña de los días aquellos del siglo XIX, donde sobre el eje del colonialismo inglés, se da la presencia europea en la región.

La obra promete continuar mes a mes, y la segunda entrega ya tiene fecha: el 5 de noviembre, siendo el título de la misma EL PLAN DUNDAS.

La intervención histórica es apasionante, y seguramente para muchos no alcanzará el mes que irá de una publicación a otra para cubrir las urgencias de la lectura.

Gastón generó por medio del CADIDPP, que es el Centro Austral de Investigaciones y Desarrollo de Políticas Públicas el espacio propicio donde emergieron estas investigaciones porespacio de seis años, los cursos, las conferencias, las muestras, en diversos escenarios del país.

Su presentación es inquietante: ¿Las estrellas del imperio en tu bandera? señala el cartón de presentación del fascículo introductorio, y allí aparece nuestra bandera fueguina, junto a otras de cuño inglés.

La historia fueguina ingresa a la edición digital mediante esta propuesta, documentada y referenciada minuciosamente. Valiosa contribución que desde su condición de investigador particular ha generado Toledo o y que acompañamos desde esta página.




EL PADRE JOSÉ FORGACS y sus pasos santacruceños.8


Retomamos la publicación de estas secuencias fotográficas del historial del padre José Forgacs, del cual nos gustaría tener mayores noticias, por parte de los que puedan verlas y hacerlas circular un poco más en la red.



Aquí hay algunas fotos que pueden haber sido tomadas por la misma cámara, o el mismo fotógrafo.


Hay cierta precariedad en quien oficia de registrador de estas escenas de patio y fútbol: los protagoniisttas son tomados de espalpa, y en un caso se proyecta sobre la escena la sobra del fotógrafo. ¡Todavía no habíamos llegado a las cámaras réflex!



En esta otra imagen aparece una cancha grande. La estatura del campo de juego de mide por la conformación de los arcos, que tienen red. Tamañas piedras patagónicas contribuyen a que el viento no la levante.




Conversado este tema del Padre Forgacs con mi compañero de tareas Fernando Tropea lamentamos el fallecimiento de su suegro., hombre de todo un historial de vida en Deseado. Fernando me comentó al pasar  que la actual sucursal de La Anónima se levanta en la que fuera en su tiempo la cancha del club San Lorenzo -de cuya paternidad Forgacs tiene un protagonismo- habiendo la institución  recibido en canje uh campo de fuego en excelentes condiciones de competitividad.





ha de ser la foto anual. Los alumnos, primarios se muestran con sus profesores. Son años donde no hay presencia femenina en estos colegios, ni siquiera para los primeros grados. Los docentes son maestros salesianos, coadjutores o sacerdotes, y cada casa para funcionar como tal debe tener al menos ocho integrantes.


La escuela de Borges 2


Volvemos a situarnos en el momento bautismal de la escuela 35, llamada Jorge Luís Borges, ceremonia que contó con la presencia de María Kodama.., la esposa de aquel escritor.  Aquí la visitante, algunas figuras que ya presentamos, a la que agregamos a la maestra Griselda Toller.


Pero aquí se suman algunos artistas Guillermo Kissman, con la guitarra, y espectantes los jóvenes Pablo Lassalle y Emilio Viñayo.


En el centro de su alambrique musical. Antonio Viñayo...


Y ahora junto a él Gustavo Lorda, en su condición de flautista, y el tenor Guillermo Rosas.


Están intepretando la Milonga El Forastero, de Borges y Viñayo.



Poema - Jorge Luis Borges
El forastero 
Despachadas las cartas y el telegrama,
camina por las calles indefinidas
y advierte leves diferencias que no le importan
Y piensa en Aberdeen o en Leyden,
más vívidas para él este laberinto 

de líneas rectas, no de complejidad, 

donde lo lleva el tiempo de un hombre
cuya verdadera vida esta lejos.
En una habitación numerada 

se afeitará después ante un espejo
Que no volverá a reflejarlo 

y le parecerá que ese rostro 

es más inescrutable y más firme 

que el alma que lo habita 

y que a lo largo de los años lo labra.
Se cruzará contigo en una calle
y acaso notarás que es alto y gris
y que mira las cosas.
Una mujer indiferente
le ofrecerá la tarde y lo que pasa
del otro lado de las puertas. El hombre
piensa que olvidará su cara y recordará,
años después, cerca del mar del Norte,
la persiana o la lámpara.
Esa noche, sus ojos contemplarán
un rectángulo de formas que fueron,
al jinete y su épica llanura,
porque el Far West abarca el planeta
y se espeja en los sueños de los hombres
que nunca lo han pisado.
En la numerosa penumbra, el desconocido
se creerá en su ciudad
y lo sorprenderá salir a otra,
de otro lenguaje y de otro cielo.


Antes de la agonía,
el infierno y la gloria nos están dados;
andan ahora por la ciudad, Buenos Aires,
que para el forastero de mi sueño
(el forastero que yo he sido bajo otros astros)
es una serie de imprecisas imágenes
hechas para el olvido.

¡Pero esta vez me hartó!

Hoy entre todas madres quiero recordar a La tía. Vivía sola en su casa, oculta del mundo cuando un día recibió la extraña visita de su hijo mayor. Yo iba a verla pero el primo viejo apuraba el tranco y pensé que tal vez fuera bueno dejarlos solos. Me entretuve conversando en el negocio de al lado hasta que a los 40 minutos vimos pasar al visitante con la cabeza baja, subió a su camioneta y partió.


La tía estaba llorando cuando me recibió. Había una tasa café a medio consumir y un cigarrillo que se había ido gastando solo en el cenicero. La tía me trataba de hijo desde la reciente muerte de mi madre. Se dio cuenta de sus lágrimas cuando fui a besarla, entonces -nerviosa- se secó la cara con el delantal.

La tía me sirvió café en su propio jarro, mientras tomaba el que había dejado mi primo. -¡Es un pelotudo! Ese hijo mío es un pelotudo. Es un pollerudo. ¡Me viene con cada tema! Y es que lo manda esa. Y acá hacia referencias a la nuera. ¡Pero esta vez me hartó!

La tía dejó la tasa del café que estaba frío y me arrebató su jarro diciéndome: -¡Dame mi café! Entonces volvió a llorar. -¡Me hartó tanto que le crucé la cara de una cachetada! Es la primera vez que lo golpeo en la vida...


La tía entró a justificarse: -Lloro porque es un pollerudo, un pelotudo... ¡Pero lo que más vergüenza me da es que se haya dejado golpear por una vieja!

TRÍPTICA NACIONAL.HISTORIA.La deuda externa.7

En el año 1824 el gobierno de la Provincia de Buenos Aires por ese entonces a cargo del gobernador Martín Rodríguez, negoció con la compañía bancaria Baring Brothers de Londres, Inglaterra, un empréstito por un millón de libras dando, origen a la deuda externa argentina.

En 1825 Bolivar que había contraído grandes deudas en su causa libertaria proponía vender todas las minas del Perù a Inglaterra.

En Inglaterra gobernaba  George Canning quien propuso que ya era hora de terminar con el tiempo de las glorias militares, para comenzar con las argucias diplomáticas.

Hasta entonces, es verdad, habían hecho mucho más por Inglaterra los contrabandistas que los generales; y en este tiempo son los mercaderes y los banqueros los que ganarán las grandes batallas por el dominio del mundo.

En 1822 Brasil se independiza de Portugal en lo que es algo más que una rebelión de un hijo, con su padre…, el rey lusitano.

Pedro había desvalijado el banco y se había llevado a Lisboa todo el metálico.

Entonces llegaron de Londres las primeras libras esterlinas: millones de libras esterlinas.

Las rentas de aduana fueron hipotecadas en garantía y los intermediarios nativos recibieron el dos por ciento de cada préstamo.

Para 1829 Brasil ya debe el doble de lo que ha recibido.

Entonces se encuentra como gran solución contraer nuevos empréstitos con las casas Rothschild y Wilson que servirán para aplacar toda insatisfacción en momentos en que el soberano contrae enlace matrimonial con la princesa Amelia, suya es la imagen que ilustra este comentario.

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El 17 de octubre y una de sus campanas.


En una anterior visita a La Plata tuve la oportunidad de apreciar en el Pasaje Dardo Rocha la proyección de CIPRIANO, una película en torno a la vida de quien fuera dirigente sindical del gremio de la carne, fundador del Partido Laborista -trampolín electoral de Juan Domingo Perón- en sus primer llegada a la presidencia. La película hacía un corte en la vida del dirigente que terminó mal en su relación con Perón, y vio relegado el rol que se atribuye en la organización de la gran movilización popular de 1945, donde fue creciendo el mito de Eva Perón como la novia del coronel que sacó su pueblo a la calle.


Pero en esta oportunidad, visitando librerías de viejo, vine a dar con este ejemplar de la célebre REVISTA SUPER HUMOR REGISTRADO, que contiene la entrevista que Cristina Noble realizara con Cipriano Reyes.


"Eva no se olvidó que cuando era chica comía apenas galleta y mate cocido. Eso el pueblo lo siente"



"Sufro cuatro atentados de asesinato en mi vida".


"Nosotros no teníamos una casa. Vivíamos en un circo".


Aquella vez que vi en La Plata la película Cipriano viajé a Berisso, el pueblo donde se gestó esta historia que recodamos año a año, lo había hecho dos veces en la vida: una para llegar a isla Paulino un día del estudiante, donde con Néstor Kirchner y otros amigos del sur eludimos la acción de la Prefectura para sacarnos del lugar: llovía intensamente y debíamos dejar las provisiones; otra una noche con amigos búlgaros que me invitaba a ver una película casi muda: Cuerno de cabra, donde emergía los roles masculinos de una sociedad campesina a la cual la mujer no podía escapar... Pero eso fue otra historia.