LA CANDELARIA 1952.1


Un grupo de niños/jovenes/personas, arrastrando una ilusión.

En ella viaja Marino Francioni, maestro.

En los inicios de esta experiencia hecha blog se abunda sobre los detalles de lo vivido por aquellos días.

Lecturas de LA PRENSA.25.1: Funes el asesino de un capitán sin cabeza.


Completando nuestras observaciones sobre la noticia generada en torno al varamiento circunstancial del “Guardia Nacional” en el Dique 4 del Puerto Madero, agregamos ahora que el preso destinado a la Isla de los Estados lo era por un crimen a un superior.
El acontecimiento se dio en la persona del teniente coronel Carlos Mallo, el primer comandante del Batallón de Baterías en la zona de Bahía Blanca.


Noche trágica la del 10 de mayo de 1900.

Consignan las crónicas que Mallo “fue muerto en su despacho, a manos del sargento 2º Pablo Funes, quien días atrás había sido degradado por deficiencias en el servicio. El suceso se desarrolló cuando Funes era increpado por haber hablado a sus compañeros respecto de lo injusta que fue su degradación, en castigo de una falta no cometida. En la discusión Mallo abofeteó a Funes quien, enfurecido, le asestó dieciocho veces con el sable bayoneta de su fusil Mauser. Cuando los oficiales del Cuerpo advirtieron lo que pasaba y fueron al lugar hallaron a Mallo agonizante, en un charco de sangre. Se soltó una paloma mensajera en procura de auxilio pero la tormenta de aquella noche desorientó al animal, que llegó recién a la mañana siguiente, cuando ya no había nada por hacer”.
Funes fue trasladado a Buenos Aires para ser juzgado, en medio de opiniones contradictorias, pues habían quienes lo consideraban “un pobre enfermo” tal como fueron las últimas palabras de Mallo mientras otros lo defendían asegurando que había sido “insultado y ultrajado” sin justificación. El Consejo de Guerra y Marina lo condenó a presidio por tiempo indeterminado pero en 1910 el presidente Figueroa Alcorta le conmutó la pena por lo que el 1 de agosto de 1911 quedó en libertad. Gracias que se dieron para el tiempo del centenario. Ese año de su partida fueguina se fusionaban el presidio militar que ya funcionaba en Bahía Golondrina, con la cárcel de reincidentes. Funes no había participado de la fuga de la Isla de los Estados que causó estupor por 1902 y puso fin a la experiencia carcelaria en esa isla.


Pero Mallo se transformó en leyenda.

Corrió la voz entre la dotación militar la existencia del fantasma del capitán sin cabeza: “especialmente en noches ventosas, merodeaba por el lugar, cabalgando por las desoladas playas o caminando solitario por los techos de las fortificaciones”.
El fantasma lucía uniforme de principios de siglo, botonadura al pecho, bandolera y cinto, botas altas. A caballo, decapitado, manaba sangre por la herida. Incluso se cuenta que una vez una patrulla le abrió fuego en conjunto, en la IV Batería. Pero como por años fue rutina que los oficiales de guardia pasaran la novedad de sus visitas en forma verbal pero sin asentarlo en el libro de guardia, no hay confirmación documental del hecho ¿Quién era ese misterioso espíritu? Se decía que era el alma de un teniente coronel que había sido asesinado, mientras cabalgaba, por un sargento quien, trepado a un árbol, cerca de la VII Batería, esperó su paso y le rebanó la cabeza de un golpe de sable. El infortunado oficial siguió montado en su caballo y el rigor mortis le hizo espolearlo, por lo que llegó erguido a la guardia de la Base, causando una profunda impresión a los presentes. Se decía además que el asesino había enterrado la cabeza y huyó; algunos comentan que posteriormente fue capturado y fusilado”.
Otra versión aseguraba que la muerte del oficial se había sucedido al enfrentarse a duelo de sables con un camarada, con quien se disputaba el amor de una mujer. La playa había sido elegida como el “campo de honor” para dirimir el conflicto. El enfrentamiento terminó con la decapitación del desafiante quien, sangrando a borbotones y blandiendo su espada, se encaminó hacia el mar.
Funes quedó relegado a un segundo plano es esta relación que aparece contenida en el historial de la revista El Archivo de Punta Alta. La foto nos muestra a la víctima con la cabeza descubierta, y a Funes con la cabeza cubierta con la gorra militar..

Rosario Zapata: Viva memoria misionera.



A las 23 de este último domingo falleció María Rosario Zapata, hija de María Auxiliadora.
Tenía 97 años de los cuales 70 han sido de profesión religiosa, 30 de ellos como maestra en Deseado.
La circunstancia vale para que transcribamos una referencia dada en el suplemento RASTROS EN EL RIO, del diario El Sureño, el 16 de diciembre de 2001.


Desde hace un par de años, con la edición de mi libro Los selknam, ausencias y presencias, tomé conocimiento de la existencia de la hermana Rosario. Fue cuando Fernando Tropea me indicó que en él aparece en una foto una tía lejana del padre de su mujer –así lo dijo entonces- y yo comencé a interesarme por llegar a conversar con ella. Pero el tiempo fue transcurriendo sin encontrar la posibilidad de llegar hasta Puerto Deseado donde actualmente reside. Una mañana tuve la ocurrencia de que bien se podía conseguir su testimonio por intermedio de una tercera persona, y fue así que apareció debutando como entrevistador Don Alberto Isidro Calvo –el suegro de este otro niño- con no pocos nervios y un complicado grabadorcito que salió a su encuentro.

En resultado fue un ping-pon de preguntas y respuestas dadas por la Hermana Rosario, el 6 de octubre de 2001, previa entrega del cuestionario escrito, donde la antigua maestra realiza una paseo por sus recuerdos, ella que fue hermana de Isidro Zapata, aquel maestro y ciudadano ilustre de Río Grande, vino al mundo en Victorica –La Pampa- el 30 de marzo de 1912:

Mi familia se componía de mamá, papá y tres hijos. Papá Ambrocio Zapata, mamá Vicenta Py. Hermana mayor Manuela, la segunda Rosario, y el menor Isidro.

¿Cuándo viene a la Patagonia?

A los cinco años vine a la Patagonia.

¿Por qué motivo viene a la Patagonia?

Por que había fallecido mamá y nosotros quedábamos solos allá con papá, entonces las hermanas de papá que vivían en Puerto Deseado nos hicieron venir.

¿Cómo fue su infancia?

Fue muy feliz entre las muñecas, los nidos de pájaros, y a la tarde estudiábamos.

¿Cómo se despertó su vocación religiosa?

Fue cuando viajamos con una compañera a Punta Arenas. Despertó después de un tiempo de estar con las hermanas, y lo que más que cautivó fue el recibimiento que nos hicieron el cariño , la acogida, me ganó el corazón.

¿Cuáles fueron sus primeras experiencias al tomar hábitos?

Fui asistente de pupilas. Daba clases en Punta Arenas.

¿De que manera llega a Río Grande?

A Río Grande llego en 1936 acompañada de la madre inspectora Amira Arata, y vicaria Berttina Bruno.

¿Con quién compartía sus actividades?

Compartía mis actividades con las hermanas Felicita Genonni, Manuela González, Maximiliana Ballester. Las niñas, las pupilas eran 22.

¿Cómo se viajaba en aquellos años?

Se viajaban por caminos de tierra o ripio, por coche correo.

¿Cómo era entonces la Misión?

Eran todo ranchos, las indias vivían en sus ranchos. Y las hermanas y las chicas también en sus ranchos.

¿A cuantas personas reunían?

Las hermanas eran cuatro, las niñas 22 y las indias ocho, más o menos.

¿Cuáles eran las actividades cotidianas en la Misión?

Las actividades cotidianas eran por la mañana clase, por la tarde labor y a la noche estudio.

¿Era un tiempo feliz?

Felicísimo.

¿Cuáles eran las dificultades más frecuentes que tenían que enfrentar?

Las dificultades más frecuentes eran el frío, las distancias, la lejanía de las superioras y parientes.

¿Qué recuerda de aquellos inviernos?

De los inviernos recuerdo los duros fríos, 20 grados bajo cero, con dos estufitas, una en el taller de las chicas y otra en el aula.

¿Tenían algún contacto con el pueblo de Río Grande?

Si. Eran los domingos. Las hermanas iban para amenizar la misa con los cantos y dar catequesis a los chicos y mayores.

¿Recuerda a alguna de sus alumnas?

Si. A Herminia y Auristela que están en Río Grande. Indias Rafaela, Ernesta...

¿Cuándo se decide su partida de Río Grande?

Mi partida de Río Grande se realizó en 1944, fui a Río Gallegos, luego fui a Santa Cruz, Morón, Pirán y de 1963 estoy en Puerto Deseado...

Calvo agregó por fuera del reportaje en una atenta carta que: Después, charlando sin el grabador en medio, me contó que cuando ella llegó a la Misión estaban una Hermanas procedentes de Isla Dawson (frente a Punta Arenas) y le decían que la isla era un paraíso verde y fértil, sin embargo aceptaban en ese páramo que era la Misión. Ellas y la Hermana Directora eran las únicas que trataban con las indias más grandes, porque sabían ona. Estas indias sabían muy pocas palabras en castellano y no pronunciaban la “r”, por ejemplo decína “Marría” por María, “morrir”, por morir.

En cambio las indias jóvenes aprendían bien el castellano y se adaptaban a las palabras y los juegos. De éstas se acuerda de tres verdaderas indias y 3 o 4 mestizas. Había también unas chicas pupilas, hijas de trabajadores de estancias (una inglesa, 2 suizas o suecas) y varias chilenitas.

Las indias mayores todas las tardes juntaban leña, que iban echando a una fogata y se sentaban en círculo. A veces discutían entre ellas en su idioma y se amenazaban con los palos de leña, pero cuando llegaban las monjas se callaban. Recuerda que en una oportunidad se peleaban la bisabuela, la abuela y la madre de una bebita, por algo relacionado con la nena.
La hermana Rosario Zapata, residente a sus 89 años en Puerto Deseado aportó un testimonio de su estadía en La Candelaria que fue incluido por el Padre Cayetano Bruno en Quinto Tomo de Los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora en la Argentina... en el dice:

En febrero de 1936 partí de Punta Arenas. Un barquito me condujo hasta Porvenir, y de allí en coche de alquiler, pues no teníamos otro medio, llegué hasta la misión salesiana de Río Grande, donde estuve hasta 1944. Me acompañaba la madre inspectora.

Pasados algunos días ella regresó a Punta Arenas. El momento de su partida fue muy doloroso. Yo me escondía a llorar detrás de la puerta del cuarto de la Madre, pero ella no se fue hasta encontrarme y alentarme. Enseguida empecé la asistencia con las niñas. ¡Otra que llorar! Tenía que estar al pie del cañón de sol a sol.

La misión tenía una casa muy pobre. Sus moradoras eran: cinco hermanas, la indiecitas, algunas chilenas y algunas inglesas. Venticinco en total.

Diez pequeños ambientes sin calefacción; solo una estufita para las niñas.

En los dormitorios, las camitas de madera ya algunos catres. Las mesitas de luz: simples cajones con un retazo de tela por cortina. No había aulas. Por la mañana, sobre una mesa ubicada en medio del telar, las alumnas aprendían a escribir y se iniciaban en la lectura.. Poco después la reverenda madre inspectora de Chile, madre Amina Arata, proveyó de bancos, escritorio y un armario..

Las indias (adultas) vivían en ranchitos cerca de la misión. La comida se hacía toda en la misión, y luego las indias llevaban las fuentes para comer en sus ranchos. Por la noche las hermanas les daban carne cruda, y ellas preparaban a su gusto.

Trabajaban la tarde entera en el telar; hilaban con el huso, tejían a mano... Las más jóvenes hilaban con maquinitas; también tejían a mano, y además ayudaban a lavar y a coser la ropa de los chicos y la misión.

Eran muy amigas del fuego. Lo mantenían siempre encendido y lo alimentaban con matas que recogían durante el día...

En aquellos años mis primeros años de vida religiosa salesiana recuerdo un nombre que quedó grabado en mí: sor Manuela González. Su abnegación y la caridad hacía las indias no tenían frontera. La atendía a cualquier hora del día o de la noche, en todas sus necesidades. Fueron varias noches que tuvo que levantarse hasta tres veces para socorrer a una india enferma de cabeza. De los pulmones murieron 14 indias. Sor Manuela, con su farolito en la mano, acudía presurosa a todos los llamados. Jamás la oí quejarse.

Lecturas de LA PRENSA.25: EL GUARDIA NACIONAL. SU VIAJE AL SUR. VARADO AL SALIR DEL DIQUE –EL EX SARGENTO FUNES A BORDO.


LA PRENSA, 1900. agosto 10.
Ayer a las 11.40 un partió, del Dique 4 (foto) el transporte “Guardia Nacional” fue a los mares del sur.
Al llegar a la boya número 10 del canal del sur, el transporte tocó fondo y quedó varado.
Aunque está calando 23 pies es posible que salga a flote la madrugada de hoy.
Conduce dicho transporte 40 pasajeros de cámara y 35 de tercera clase, cerca de dos mil toneladas de carga general, sin contar un importante lote de rieles y durmientes para puerto Valdez, un considerable número de postes y alambres de telégrafo para Bahía Camarones y algunas toneladas de carbón para la escuadra del Atlántico.
Lleva además al personal de la Dirección de Correos y Telégrafos que van a continuar la construcción de la línea telegráfica del Chubut y al ex sargento Pablo L. Funes condenado a presidio por tiempo indeterminado.
Funes fue trasbordado a las 9 y media a.m. desde la prisión militar del pontón La Paz, hasta el “Guardia Nacional” que lo conducía a la isla de los Estados, punto elegido para que cumpla su condena. En el trayecto que recorrió desde el pontón La Paz, hasta el “Guardia Nacional” se había aglomerado un número considerable de curiosos que deseaban presenciar su embarque.
Funes marchaba con el paso lento, y visiblemente conmovido escoltado por un piquete de marineros armados.
El estado de su salud es regular, después del ataque de epilepsia que sufrió hace quince días.

Comentarios del Mensajero:

Pasada ya nuestra semana festiva, volvemos a encarar los temas que son rutina y sustancia de nuestras entregas.

El "Guardia Nacional" era un vapor de gran eslora, 120 metros, con 7.000 toneladas de porte. Había comenzado a operar en 1898, y prestaría servicios en la costa sur por espacio de treinta años.
El nombre era un homenaje a las milicias nacidas en los enfrentamientos de la Provincia de Buenos Aires con la Confederación Argentina, efectivos que desmovilizados luego de Pavón pasados cuatro años volvieron a reorganizarse para concurrir a la Guerra con el Paraguay.
Eran el anticipo del Ejército Argentino que no tardaría en constituirse en una formación más moderna con el Servicio Militar Obligatorio.
La fama nefasta del islario fueguino se situaba entonces en el Presidio Militar de Puerto Cook; y sobre la crónica nos asalta la pregunta: ¿Cuáles habrán sido los crímenes de Funes?
Los percances del “Guardia Nacional” serían transitorios. Para el 17 de agosto, el mismo diario La Prensa dira: El transporte “Guardia Nacional” que varó en el canal del Norte a su salida para las costas del sur, zafó ayer a las 10 de la mañana y siguió viaje para su destino.

La Prensa, de paso, va entegando noticias sobre el avance del telégrafo en el destino sur patagónico.

¡Ah! Hoy por hoy el Dique 4 requiere remodelaciones en su función fluvial, a la vez que desde su lugar en el barrio Puerto Madero, ofrece una sofisticada selección de restaurantes.

Mía se estrella en nuestro firmamento – y siguen los éxitos.


La imagen detiene por un momento en Rada Tilly los festejos del cumpleaños de Mía, donde hubo piyama party, inquieta mañana, concurrencia escolar, y regreso multitudinario.

En su mundo de colores Mía cobra altura por andar sobre ruedas.

Y además le escribió por primera vez al abuelo, ¡en la compu..!

Mía se estrella en nuestro firmamento.


En esta construcción familiar en medio de las distancias, hoy festejamos por siete la llegada al mundo de Mía Carolina Gutiérrez Cánova.

Donde el abuelo se esconde como una sombra, con recuerdos de nieta que irradian tanta luz.

Tratando de vivir de las esperas.

Tratando de armar verdades en el te quiero.

Tratando de contenernos.

Y mientras tanto Mía –con ese nombre parece siempre que te estoy robando- hoy me he pasado el día sin saber donde ir.

Un año de una experiencia candorosa, en el sector químico de mi existencia..


Un diario tiene algún parecido a un ser humano. Un ser humano se integra de millones de partículas muertas, de nitrógeno, rehierro, de calcio, de sodio, que permanecen estables o se renuevan fuera del alcance de nuestra voluntad. Así, al menos, nos lo aseguran los químicos, obstinados en hacernos creer que el residuo polvoriento y el poco humo de un cuerpo cremado, es lo único que el cuerpo contenía. El aserto químico no nos ha convencido nunca. Nos parece una experiencia candorosa, como muchas otras muy científicas, semejantes a la experiencia del niño que recoge un poco de agua en la palma de la mano y asegura que eso es el mar.

Un diario tiene su director, su secretario de redacción, su jefe de noticias, sus cronistas, sus corresponsales, su imprenta, su concesionario… Pero este conjunto no es el diario. El diario es algo más. Es ese algo que se escapa de las manos del niño y de la pericia analítica del químico. El diario es la manifestación concreta de algo más grande que el diario mismo. Por eso el lector, que estima que los diarios son la simple materialidad de papel que adquiere por unas monedas, se sorprende del alcance de los temas que se desenvuelven a su contorno. Estos lectores no han comprendido aún que el periodismo n o es más que una expresión del estado del país.


Así se expresaba Raúl Scalabrini Ortiz al referirse inicialmente a El Periodismo, instrumento de la dominación británica.

Sus manifestaciones, que estimularon el plano liberador de mi existencia aforaron cuando –graciosamente- me identifiqué como Sector químico, en el perfil de este blog que ha cumplido su primer año.

No hay simple materialidad en las cosas que he escrito, no hay moneda que compre lo que activo cada dos o tres días, no hay pluralidad de actores.

Casi que soy yo, y mi circunstancia.

Mi ying y mi yang.

Miradas turísticas

Ileana a paseado por nuestro norte fueguino registrando en su cámara visiones de nuestro paisaje natural y urbano.

La puerta de acceso la tienes al alcance de tu mouse:

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Mirémosnos, por sus ojos.

Lecturas de LA PRENSA.24: TERRITORIOS NACIONALES.


1900, Agosto 3.

El Poder Ejecutivo ha puesto en tela de juicio con el proyecto de reorganización administrativa y judicial de los territorios federales uno de los problemas económicos de primer rango del país en la época que cruzamos. Comprende esa legislación la mitad del suelo argentino poco menos que despoblado e improductivo, dotado por la naturaleza de una vasta y variada producción.
Los territorios están desacreditados con injusticia notoria, por la culpa exclusiva de la mala administración y de su justicia detestable. No aludimos principalmente a la administración local de los mismos, sino a la superior, a la más alta, a la ejercida, cada una en su jurisdicción, por el Poder Ejecutivo, y por el Congreso.
Los poderes públicos, en efecto, no solamente tienen condenado a aquellas grandes circunscripciones administrativas a un abandono crónico, sino, lo que es mucho peor, a ser la presa de los especuladores que labran su enriquecimiento sin otro capital que sus influencias oficiales. La tierra pública es para ellos el botín de los triunfos electorales o de el emolumento con que los poderosos compensan largamente a sus favoritos.
El poblador, el colono, el industrial, no tienen acceso a las esferas en donde se delibera sobre su suerte, deben compartir el noble fruto de su labor con los mercaderes de influencias, quienes poseen el secreto del rechazo o de la aceptación de las demandas del labrador honrado y del empresario de buena ley.
La alta administración además de servir conciente o inconcientemente a este tráfico ruinoso y abominable, no presta atención a ninguna iniciativa de sus subalternos, ni presenta jamás ninguna propia. Las memorias y comunicaciones de los gobernadores de los territorios exponen las necesidades sentidas y con frecuencia indican reformas y mejoras útiles, nadie las lee en Casa Rosada. Es una producción totalmente perdida.
Como consecuencia de esta desidia y de ese desorden, los gobiernos permanecen estacionarios. El hombre trabajador y el capital rehusan emplearse en ellas, pro que les faltan los elementos primarios del progreso –las garantías civiles y los estímulos materiales, traducidos en obras que faciliten las comunicaciones y propendan a la valorización de la propiedad.
Silos poderes del Estado en este país hicieran en los territorios federales, la décima parte de lo que las potencias europeas hacen en sus lejanas colonias de Asia y de África, con el propósito de aumentar su población y difundir su comercio, aquellas serían hoy prósperas provincias de la unión nacional. ¿Es acaso exigir mucho que el suelo patrio se le proceda una protección equivalente al décimo de lo que otorga la Europa al suelo conquistado, habitado por razas inferiores o de una cultura embrionaria?
Puesta la cuestión sobre el tapete legislativo, corresponde al Congreso y la opinión, la diluciden con amplio y patriótico criterio, con la mira de habilitar a aquellos territorios para las funciones del progreso, transformándolos en factores de riqueza pública, mas por negocio la Nación debiera acometer esa empresa.
Comenzando por la Tierra del Fuego y concluyendo en el Chaco, las investigaciones científicas y los ensayos industriales, hechos por iniciativa privada, tiene plenamente demostrado que allí abundan dones naturales suficientes para labrar la fortuna de la República y que inexplorados como caudales adjudicados a la ineptitud e imbecilidad civiles, que la ley suple con la curatela. Solamente la pesquería en las costas patagónicas, según el juicio de los hombres ilustrados, que constan documentos dispersos, puede producir ingentes sumas y asegurar la prosperidad de numerosas poblaciones asentadas en comarcas ocupadas por avestruces y guanacos.
Estamos aludiendo a un verdadero continente dotado de abundantes puertos marítimos y cruzado por grandes ríos con agua para una irrigación copiosa y para una navegación segura. Ahí está el Río Negro el más caudaloso de la Patagonia, que incita a las iniciativas de las obras de riego que harían una segunda creación opulenta ya que es a la vez vía navegable de una importancia económica trascendental inutilizada par el programa nacional por la inepcia oficial, pues las pocas embarcaciones que la surcan sirven tan solo como prueba permanente de desperdicio de las generosidades de la naturaleza que por tanto como una acusación a la memoria de sus dueños, quienes debieron habérsela incorporado de años atrás a sus bienes políticos por una extensa y bien provista navegación.
Los territorios no prosperan no son provincias con un motivo de escándalo, son presa de l especulación y están abatidos por el descrédito, porque los poderes nacionales les niegan la atención que merecen permitiendo que el favoritismo los desconceptúe y los devore. Para que se vea lo que puede ser bajo una administración diligente y de maduro criterio, ahí está Misiones resurgiendo de sus ruins y de sus selvas esplendidas, por la ocasión de una inmigración lejana, auxiliada, protegida, paternalmente estimulada por un gobierno apadronado con el ideal del progreso de la comarca. Lo que necesitan los territorios, pues es buena justicia local, una administración inmediata activa, honrada y amiga y que tengan en Buenos Aires en la Casa Rosada y en el Congreso en forma de sordera, voces que hagan repercutir el eco de sus necesidades u agentes autorizados encargados de la gestión de sus intereses vitales.
El proyecto aludido provee a este consideratum con institución de delegados de los territorios en la Cámara de Diputados con voz y sin voto en sus deliberaciones, elegidos por representación comunal de los mismos.
La conveniencia pública nacional de esos funcionarios es indiscutible. Cambiaría radical y profícuamente la suerte de aquellos territorios poco tiempo después de que tuviesen representantes de aquella categoría que haban conocer al gobierno y al congreso de sus necesidades y propongan las mejoras que las satisfagan.
Difícilmente ha de indicarse una sola obra de progreso ejecutada por la Nación dentro de las provincias, que no hay sido iniciada por sus representantes en las cámaras o que procedan de sus sugestiones empeñosas a Presidentes y Ministros. En esa función benéfica se palpa la virtud del régimen de la descentralización del gobierno, que forma parte del espíritu local apasionado y eficiente.
Ciento es que la constitución dice que las cámaras federales se componen de tantos senadores y diputados elegidos por las provincias en la forma y proporción que percibe, pero también la constitución crea la personalidad del ciudadano con la plenitud de sus derechos políticos, con un ejercicio participa en la gestión gubernamental de sus intereses.
Los habitantes de los territorios están en la situación anormal y desventajosa por el hecho de no ser individuos de provincias, y no son por que el congreso no juzga conveniente elevarlos a ese rango no obstante que algunos de ellos tienen población suficiente para elegir un diputado al congreso, conforme a la ley en la materia.
Bajo el riguroso principio al derecho representativo que forma la organización constitucional del país la población de los territorios tiene opción a que se la oiga de alguna forma, conciliable con la constitución ahora si el delegado proyectado no es un diputado deliberante, si su creación corresponde a un interés público, y por medio del arbitrio se suple la representación de que con menoscabo de su fortuna están privados decenas de miles de ciudadanos argentinos, ¿por que no introducir tal mejoran en el mecanismo nacional? La idea es simpática por que se inspira en un espíritu democrático, y pro que concurre a resolver el problema de porvenir de los territorios.
Celebramos, pues, la promoción de la reforma de la ley orgánica de los territorios porque pone en debate una materia de inmensa trascendencia para el país. Hemos asistido a una discusión con las aspiraciones de que jamás consignadas las mismas que nos guiaron siempre en la constante controversia, casi estéril hasta aquí de esos altísimos intereses argentinos.


Observaciones del Mensajero:

He acudido a un libro publicado por el Sindicato de Luz y Fuerza de Capital Federal bajo el título CIEN AÑOS CONTRA EL PAIS, y no encontré en el análisis crítico del diario referencias a su mirada sobre la cuestión de los Territorios Nacionales.

Hay una medida centralista en esta publicación de 1970, como suele suceder con la política nacional en casi todos sus matices, donde se ha mirado solo el comportamiento de las oportunidades en la ciudad puerto, o la región pampeana.

Hay todo un capítulo titulado CON MITRE, CONTRA ROCA, pero no se llega a analizar este tiempo que estamos deletreando, el de su segunda presidencia, del inicio del siglo XX.

En tanto que la referencia final de crear cargos de delegados de los territorios, con voz pero sin voto, habrá que esperar al gobierno peronista y las elecciones de 1951, bajo una nueva constitución.

Primer invierno salesiano en el norte fueguino.

Sabido es que cada 11 de noviembre se recuerda el día de la Misión de Nuestra Señora de la Candelaria en Río Grande.

Este 2009 suman los 116 años de aquella instalación a la vera de los Barrancos Negros, lugar cercano a nuestro gran río y de donde emigraría posteriormente a la zona de los Tres manantiales –en las proximidades del actual cementerio de la ciudad- con un alojamiento final en las cercanías del Cabo Domingo, Cañadón de la Porotera.

Pero antes de la proeza recordada una hubo una frustración, y esa aparece consignada en una carta que dirigiera José Beauivoir, que sería el primer director de La Candelaria, al sucesor de Don Bosco: Don Rúa.

Del Río Grande de la Tierra del Fuego, 14 de diciembre de 1893.

Deo gratias, Deiparoeque Virgini Maria nostroe Auxiliatrici!
Finalmente, después de innumerables sacrificios, después de casi siete largos meses pasados peor que los hebreos en el desierto, llegamos al sitio designado de nuestro muy amado Prefecto apostólico D. José Fagnano para implementar la nueva Misión Salesiana de N. S. de la Candelaria.
Si quisiera describir en sus pormenores la larga serie de peripecias que sin interrupción se sucedieron en este largo tiempo, haciéndonos sufrir Dios sabe cuanto, no concluiría tan pronto. El infierno, previniendo tal vez el inmenso bien que la nueva Misión habrá de hacer á las desgraciadas almas de estos pobres salvajes que van errando en estas islas fueguinas, empleó todos sus perversos recursos en contra nuestra, suscitando espantosas y tremendas tempestades é impetuosas, formidables é innecesarias borrascas. Pero ¡Bendito sea Dios! Que siempre triunfa del enemigo infernal. La fuerza, el ánimo y la constancia que jamás perdimos en medio de tantas pruebas son ciertísimos indicios de su continua asistencia.

Primera tentativa fallida.

El día 9 de junio, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, el vapor Amadeo estaba cargado de ciento cincuenta toneladas de materiales para la nueva Misión, además de seis buenos caballos y de otros animales indispensables para las excursiones y el mantenimiento de la misma Misión. Entramos D. Bernabé y yo, con tres socios, tres jóvenes y cuatro obreros asalariados y partimos á la vuelta del Cabo Peña.
Transportados por un fuerte viento, en pocos días nos encontramos en la barra del Río Grande. Primeramente yo y después D. Bernabé descendimos á explorar la barra, el canal, la boca del río, el puerto Golondrina, pero no fue posible entrar con el vapor y echar ancla. El viento era tan violento y contrario y las aguas de tal modo borrascosas, que faltó muy poco para que más de una vez fuéramos envueltos por las olas. Nos refugiamos en el Amadeo, el cual, después de mil maniobras, volvió la proa contra nuestra voluntad, y nos condujo atrás casi la mitad del camino ya andado.
Puede imaginarse, amadísimo Padre, nuestra desolación en aquel momento! Después de tantos gastos hechos por esta embarcación, deber volver atrás sin haber podido hacer nada, deber volver las espaldas á aquel sitio tan suspirado, del cual habíamos ideado tan bellos proyectos para el bien de los pobres salvajes; fue una prueba demasiado dolorosa para nuestro corazón. Entramos en la Bahía San Sebastián y desembarcamos junto al arroyuelo Gama, donde nos detuvimos esperando que nos viniera en auxilio otro barco. Con el vapor Amadeo que volvía á Puntarenas, mandamos á Don Bernabé, para que refiriera cuanto nos había acontecido y solicitara el envío de algún recurso.

Estación provisional.

Entretanto para precavernos de la intemperie, allí sobre aquella esterilísima playa, á pocos metros de distancia del sitio donde llegan las altas mareas y á cerca de doscientos de la laguna formada por el arroyuelo Gama, con otros dos menores, fabricamos sobre la arena dos cabañuelas, una para nosotros y otra para las bestias; junto á la primera construimos también una habitacioncita, que nos sirviese de depósito para las cosas más delicadas, é hiciera también las veces de capilla.
Toda esta construcción siendo de leño verdaderamente nos reparaba poco de los vientos, que casi continuamente soplaban con gran furia, y de la lluvia y de la nieve y de la menuda arena que levantada por el viento formaba nubes y era sacudida contra nuestra pobre cabaña. No obstante todo esto debimos tener paciencia y esperar cuatro largos meses, calculando las semanas y los días que necesitaba D. Bernabé para llegar á Puntarenas, hablar con D. Fagnano, preparar una nueva embarcación y correr en nuestra ayuda. En este tiempo expedí también varias cartas a Puntarenas por medio de minadores que á aquí vienen y vuelven por tierra; pero no tuve contestación ni vimos venir á nuestro encuentro nave alguna. Entretanto los víveres escaseaban para nosotros y para las bestias, las cuales, además de disminuir por haber debido matar algunas para nuestro mantenimiento, enflaquecían de un modo visible. No teníamos perros para la caza del guanaco, las balas de carabina no nos servían más que para los pájaros, de los que tuvimos la fortuna de cazar siempre muchos. En ocasiones se unían a nosotros los empleados de la Comisaría del Filared (Sociedad de exploradores), muchas veces llegaban minadores, tal vez nos hallabamos más de veinte, y con toda esta gente era necesario dividir familiarmente la comida preparada. Esto lo hacíamos de todo corazón y muy contentos: pero de otra parte no sabíamos como hubieramos podido ir adelante por mucho tiempo. Decidí por lo tanto ir yo mismo á Puntarenas por tierra. Era ya á fines de setiembre. Tomé prestado caballos del Encargado del Páramo, y con esos me trasladé a la hacienda de los Sres. Montes y Wales, cerca de la punta Anegada en el Estrecho de Magallanes, y pasado éste, en cuatro días llegué á Puntarenas.

Otra atrevida prueba llevada felizmente á cabo.


Aquí no hallé ningún barco que quisiera hacerse á la vela en una estación tan mala; por esto D. Bernabé no había podido traernos socorro alguno. Pero yo que sabía el estado mísero en que había dejado á nuestros pobres hermanos y obreros, no pude tranquilizarme. Por más que todos en Puntarenas quisieran persuadirme, tomé nuestra goleta María Auxiliadora, alquilé otra llamada King Fischer, las cargué de víveres, tablas y caballos, y encomendándome á las oraciones de los queridos hermanos y niños, in nomine Domini me puse en viaje el 27 de octubre.
A pesar de empeorar la estación y de los fuertes vientos que continuamente se desencadenan en contra nuestra, nuestras dos pobres goletas, guiadas ciertamente de María Santísima, pudieron resistir varias borrascas, huir multitud de escollos y llegar felizmente á la Bahía de San Sebastián, donde éramos esperados como ángeles salvadores. Allí nos unimos á nuestros hermanos y obreros, cargamos todo lo que nos fue posible y después seguimos á la vuelta del Río Grande. Queríamos absolutamente llevar á cabo la empresa que nos había confiado la obediencia.

Lecturas de LA PRENSA 20. 1 LOS TERRITORIOS DEL SUR.

Nos ha quedado en tintero repasar otros escritos de Carlos Guardiola en colaboración con la Lic. María Cristina Garbiero , y todo en relación a un primer artículo de LA PRENSA donde se analizaba -1900- la posibilidad de integrar una nueva provincia, dándole salida marítima al territorio de la Pampa Central por el Puerto de Bahía Blanca.


Es de tenerse en cuenta que esta transcripción merece una lectura anterior de nuestra publicación del 30 de septiembre ppdo.

La Nueva Provincia, diario que nació para formular estas aspiraciones, ha dado reflejo a los escritos de Guardiola y Garbiero, que aquí también pueden leer:

Casi a fines de 1960 un grupo de estudiosos de la cátedra de Historia Americana y Argentina II, de la Universidad del Sur, junto a docentes del Gabinete de Historia Argentina, creado en 1967 en el Departamento de Humanidades, realizó una recopilación de todos los proyectos que, en casi un siglo y cuarto, intentaron cambiar la geografía política de la provincia de Buenos Aires. Por aquel entonces era rector de la casa de altos estudios el Dr. Roberto Etchepareborda.



1880: el gran nudo gordiano



El viejo problema de encontrar una capital para la República Argentina quedó solucionado en 1880 cuando Congreso Nacional y Legislatura Provincial acordaron la federalización de la ciudad de Buenos Aires. Un alumbramiento "mal parido", al decir de revisionistas de la historia, ya que para lograrlo debió incumplirse el pacto de San José de Flores que le garantizaba, a la provincia, la integridad de su territorio.

Más aún: ésta tuvo que ceder importantes núcleos urbanos como San José de Flores y Belgrano. El conurbano, al norte y en amarillo, una malformación de la geopolítica. Sus habitantes suman 9.270.661 sobre un total de 13.827.203 de bonaerenses y ocupan apenas 3.580 km2 de un total de 13.827.203. Asoman como la gran "aspiradora" de los recursos que genera la provincia interior.

Electo el binomio, conformado por Dardo Rocha y Adolfo Gonzales Chaves, que asumió la gobernación bonaerense en diciembre de 1880, el primero se abocó a la inmediata e imprescindible tarea de darle al cercenado territorio bonaerense una capital. Así el 4 de mayo de 1881 un decreto fijó las condiciones que debía reunir el lugar que se designaría a tal fin.

Señalaba el mismo, como de fundamental importancia, que el sitio a elegir debería ostentar fácil acceso a vías de comunicación con el interior y, sobre todo, con la nueva Capital Federal. Pocos recuerdan hoy que fueron tenidas en cuenta, para ese rol de capital provincial, ciudades como Bahía Blanca, Necochea o Mar del Plata las que, por una u otra razón, fueron descartadas. Finalmente se eligió "una ciudad fantasma" para su emplazamiento ya que sólo estaba en la mente de algunos estadistas y en tableros de dibujo: La Plata.

Tal vez fue la ubicación más desacertada posible ya que tuvieron que derramarse ingentes caudales públicos para cegar los pantanos de Tolosa (área elegida) e improvisar, contra las indicaciones de la geopolítica, la sede gubernamental en los suburbios mismos de la Capital Federal y donde hoy funcionan, casi sin residencia, sus autoridades y los poderes constituídos. Mientras tanto Bahía Blanca seguía creciendo, comenzaban a extenderse sus colonias agrícolas e incrementándose el área sembrada. El aporte inmigratorio que, históricamente, se produce en la ciudades que crecen expandieron el comercio y la industria vinculados ambos a lo agrícologanadero.

En 1883 la llegada del ferrocarril y un año más tarde la gigantesca obra de un muelle de hierro generaron las condiciones necesarias para el gran salto. Fue, por entonces, que la ciudad comenzó a soñar en convertirse en la capital del primer estado argentino. Secciones electorales en que se divide actualmente la provincia de Buenos Aires. En los últimos años se ha prouesto que la seccion 6 bonaerense se constituyera en una nueva provincia separadose de Buenos Aires, pero hasta el momento en proyecto no ha prosperado.



Campaña de "El Porvenir"



El primero en lanzar la idea de federalizar Bahía Blanca a través de sus páginas fue un diario bahiense denominado “El Porvenir” que, en el primer semestre del año 1884, se transformó en el adalid de la idea. Sin embargo, la indiferencia del gobierno provincial hacia todo lo que no fuera La Plata sería una impronta que llegaría hasta nuestros días.

Ya por 1890 la ciudad había afianzado un indetenible desarrollo haciendo valer su inmejorable posición geográfica y sus vías de comunicación.

El alto nivel de vida de sus prósperos habitantes quedaba de manifiesto en los numerosos comercios de artículos suntuarios. A fines del siglo XIX Bahía Blanca se perfilaba como la ciudad del futuro rivalizando con las más importantes urbes del país. Sin embargo un dato llamaría hoy la atención: ya por aquellos años comerciantes y hacendados de partidos como Patagones, Puan, Villarino o Adolfo Alsina, por citar algunos, no utilizaban Bahía Blanca como nudo natural para enviar sus productos a Capital Federal o al exterior.



"Génesis de un brillante porvenir"



En 1898 otras voces se alzaron en pro de una nueva provincia. Es que comenzaba a emerger la figura de Enrique Julio, fundador de un diario que, no casualmente, se llama “La Nueva Provincia" y que, desde su primer número aparecido el 1 de agosto de ese año intentó demostrar la necesidad de elegir Bahía Blanca como capital de un nuevo estado nacional. "Vengo a luchar en pro de una idea grande que encarna para el sur argentino el génesis de un brillante porvenir", editorializó en el primer ejemplar.

Enrique Julio consideraba que los partidos del sur de la provincia, más la totalidad de la gobernación nacional de La Pampa (años después convertida en provincia) y algunos distritos del territorio nacional de Río Negro (luego también estado), ubicados entre las márgenes de los ríos Negro y Colorado, vivían demasiado alejados de la capital provincial inmune, ya desde entonces, a las necesidades de los bonaerenses del sur.

Argumentaba que países progresistas, como Estados Unidos, habían fomentado la creación de estados federales que alcanzaron enormes progresos tras su descentralización. Otras razones esgrimidas por Enrique Julio apuntaban a la importancia del puerto de Bahía Blanca (el mayor de aguas profundas del país), y la natural convergencia de mercaderías y productos regionales, no sólo de su zona de influencia, sino también de provincias como San Luis, Mendoza, San Juan y La Pampa que tenían a la ciudad como centro estratégico y referencial de sus relaciones comerciales con el país y el mundo.

Se sumaba a todo esto la vastísima extensión territorial del estado y las precarias vías de comunicación que impedían una gestión eficiente a sus gobernantes. En definitiva planteaba un nuevo territorio de 234.252 km2 contra los 259.776 que le quedarían a la Buenos Aires residual. Este nuevo estado provincial, de acuerdo al censo de 1895, tendría una población total de 90.205 habitantes ocupando, así, el décimo lugar en la demografía del país superándolo Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos. Corrientes, Tucumán, Santiago del Estero, Salta y Mendoza. El mapa geográfico propuesto por Enrique Julio, sin embargo, era demasiado ambicioso y chocaría con poderosos intereses políticos y económicos, sin contar con que hacía desaparecer de la faz de Argentina íntegramente la gobernación nacional de La Pampa, y le cercenaba todo el norte del por entonces territorio nacional de Río Negro.

Aún así la idea comenzó a trascender y, como resultado de la persistencia del periodista, la misma fue recogida nada menos que por quien fuera presidente de la república: el Dr. Carlos Pellegrini, concuñado de Julio Argentino Roca y que rigió los destinos del país entre 1890 y 1892, tras la renuncia de Miguel Juárez Celman.

Pellegrini fue uno de los primeros políticos que avanzó en la formulación de un nuevo estado argentino, tema que aún hoy mantiene su palpitante vigencia institucional a pesar de las décadas transcurridas y habida cuenta que Argentina debe, inexorablemente, resolver el futuro curso de su federalismo aunque deba superar estructuras anquilosadas y cepos políticos.

El proyecto de Enrique Julio hacía desaparecer la gobernación de La Pampa, succionaba partesdel territorio nacional de Río Negro y sumaba distritos del sur bonaerense.



El proyecto Luro



Casi desde la misma creación de la gobernación de La Pampa se comenzó a debatir la cuestión de su capital. Si bien la localidad de General Acha se consideraba firme en sus pretensiones de imponerse como cabeza territorial, poderosos intereses generaron las necesarias situaciones de conflicto como para poner en tela de juicio aquella aspiración. Un terrateniente, llamado Benito Villanueva, donó terrenos en la zona de Toay con destino de capital territorial y fue la chispa que detonó un polvorín cuyo ruido se hizo sentir en la Capital Federal.

La cuestión la zanjó Julio Argentino Roca, a la sazón presidente del país, quien con un decretazo autorizó al gobernador, Dr. José Luro, a fijar residencia en Santa Rosa del Toay. El militar no tuvo en cuenta un pequeño detalle de la geopolítica: mientras que en las colonias angloamericanas las ciudades crecieron para solventar las necesidades del campo, en las hispanoamericanas el campo debió crecer para satisfacer las necesidades de las urbes.

Y Bahía Blanca era, para el vasto territorio pampeano, un verdadero faro referencial para su comercio y transacciones, opacando la capital elegida que tan sólo alcanzó la estatura de un mero "hotel alojamiento" para sus autoridades de turno.

De modo que muy pronto comenzaron a mirarla como la capital que necesitaban si querían expandirse y crecer. Así la idea de Bahía Blanca, capital de la gobernación de la Pampa comenzó a tener sustento propio y popular. Donde no cayó bien la propuesta fue en Carmen de Patagones, la ciudad más austral de la provincia de Buenos Aires, cuyas autoridades vieron la posibilidad de abandonar su condición de "patio trasero" del gran estado bonaerense para transformarse en capital de La Pampa. Idea que pronto naufragó aunque alcanzó a generar un inesperado remezón. Es que siendo vecina inmediata de la provincia de Río Negro las autoridades nacionales estimaron que el siguiente "lance" de los maragatos apuntaría a ser su capital ya que las autoridades de Viedma, a raíz de una colosal inundación, debieron trasladar la sede gubernativa a la localidad de Choele Choel. Por eso Julio Argentino Roca, apodado "el zorro" por su astucia y que por segunda vez regía los destinos del país, firmó el 9 de mayo de 1900 el decreto por el cual la ciudad de Viedma era consagrada, definitivamente, capital de la provincia de Río Negro.

El inicio del siglo XX, a 10 años de la celebración del primer centenario de la Revolución de Mayo, y con la impronta que derramara esa fantástica legión de estadistas que sería conocida como "la generación del 80", parecía depararle a la Argentina un período de tranquilidad institucional. Sin embargo la llegada al congreso del Dr. Carlos Pellegrini, como diputado nacional, reabriría una vieja herida geopolítica hasta el día de hoy no cicratizada.

El mandatario convulsionó al país, y a los bonaerenses, con un remozado proyecto de generar otro estado a partir del desguace de la provincia de Buenos Aires. Esa es la historia de la próxima nota. Aunque, mientras tanto, bien valdría la pena tomar conciencia que la vida humana es un juego entre la palabra y el silencio: "Hay tiempo de hablar y tiempo de callar", nos recuerda Salomón en el Eclesiastés (3, 7). Un guante que arrojamos a nuestros legisladores provinciales.


*****

Cuando en 1912 el Dr. Roque Sáenz Peña asumió la presidencia de la Nación y dirigió su palabra para la apertura del período parlamentario surgieron, de sus conceptos, la posibilidad cierta que Bahía Blanca, nuevamente, tuviera otra oportunidad para convertirse en la capital de un nuevo estado provincial. Parecía como que los fracasos de anteriores proyectos en esa dirección, como el del fundador de "La Nueva Provincia", Enrique Julio, y el del senador nacional y ex presidente, Dr. Carlos Pellegrini, no hubieran logrado generar sedimentos lo suficientemente desalentadores como para ahuyentar las esperanzas en tal sentido. El renacimiento de las viejas esperanzas bahienses encontró punto de apoyo en un párrafo muy especial del mensaje del presidente a las cámaras. Es que Sáenz Peña tenía intenciones de realizar una importante obra pública en el partido de Avellanada y, en tal sentido, propiciaba la federalización de ese distrito.

Y lo fundamentó aseverando que la incorporación de aquella ciudad al distrito federal se había vuelto impostergable por razones de orden político, económico, de higiene y de seguridad. En esa dirección ya había tenido conversaciones con el gobernador provincial, a la sazón el general José Inocencio Arias, las que explicó habían sido acogidas "con marcada simpatía lo que me permite esperar que la legislatura provincial prestará su consentimiento".

Las obras proyectadas permitirían el formal saneamiento del Riachuelo, ¡ya en aquéllas épocas motivo de preocupación!! Como no podía ser de otra manera el diario "La Nueva Provincia", inmediatamente, se lanzó investigar las proyecciones del pensamiento presidencial, deduciendo que "la parte del mensaje referente a la federalización de Avellaneda" tenía una importancia trascendental para reflotar la idea de Bahía Blanca como cabeza de un nuevo estado federal. Las primeras conclusiones del diario, y sondeos con legisladores nacionales del partido de Roque Sáenz Peña que Enrique Julio tenía muy aceitadas, le permitieron inferir que el proyecto federalizaría un radio de 50 kilómetros que rodearía totalmente la capital del país.

Por el norte llegaría hasta el Tigre, por el oeste hasta Luján y por el sur (y he aquí lo más importante), hasta La Plata incluyéndola. Queda claro que, de prosperar el proyecto, la provincia de Buenos Aires perdería a su capital lo que otorgaba serias chances a la ciudad de Bahía Blanca de serlo de la Buenos Aires "residual". Enrique Julio pudo averiguar que, en compensación de esta federalización, el gobierno nacional se haría cargo de la deuda externa de la provincia que, en aquellos años, ascendía a 300 millones de pesos. Más aún: entraría también la cesión, a la provincia de Buenos Aires, de una parte de los territorios nacionales de La Pampa (proyecto Pellegrini) y de Río Negro (proyecto Enrique Julio).

La ciudad elegida por Roque Sáenz Peña, como nueva capital provincial, sería Bahía Blanca y "la ciudad de las diagonales", La Plata, pasaría a convertirse en residencia del presidente de la Nación y sede de los ministerios federales. A través de sus fluidos contactos con los poderes nacionales, el dueño del diario "La Nueva Provincia" pudo saber que la idea tuvo su origen en una visita que el presidente Roque Sáenz Peña había realizado a La Plata, habiendo manifestado que ésa era la ciudad ideal para convertirla en sede del gobierno nacional a fin que los gobernantes pudieran desarrollar su gestión sin las agitaciones y presiones propias de las grandes urbes. Pudo saber Enrique Julio que, luego que el primer magistrado diera lectura a su mensaje, dos legisladores bonaerenses: Santiago Luro y Horacio Varela, sorprendidos ante el posible desmembramiento de Avellaneda, se acercaron al presidente para indagarlo al respecto. Este les ratificó que ya había hablado con el gobernador Arias lo que motivó una urgente reunión de los legisladores con el mandatario provincial.

Y Arias les manifestó estar de acuerdo con el proyecto por "interpretar conveniencias generales y porque dejaba paso a los intereses superiores de la Nación". Lo cierto es que la estructura general del proyecto fue anunciada el 11 de junio de 1912 por el gobernador Arias en una conferencia de prensa. En síntesis el proyecto proponía:



-La provincia de Buenos Aires entregaría a la Nación una zona de 50 kilómetros, hacia todos los rumbos del límite actual, comprendiendo los partidos de Vicente López, San Isidro, San Fernando, San Martín, General Rodríguez, Moreno, Morón, Ramos Mejía, Avellaneda, Lomas de Zamora, Almirante Brown, Quilmes y partes de San Vicente, Luján, Pilar, Brandsen y La Plata.

- Circunvalaría esa extensa zona un canal navegable que oficiaría de gran cinturón de la Capital Federal.



- La Plata sería federalizada y pasaría a convertirse en la nueva capital del país, asiento de las autoridades nacionales y los ministerios.



- La nueva cabecera del estado bonaerense sería Bahía Blanca "irreemplazable por sus condiciones de gran ciudad marítima". -



La Nación se haría cargo de una explosiva deuda provincial de 300 millones de pesos y cedería territorios nacionales de La Pampa y Río Negro, a determinar, que permitiría el "ensanche" de la provincia.



Ese señor llamado Arias



La primera pregunta a formularse es desde cuándo y por qué este gobernador, casi a contramano con la política asumida por sus antecesores en el cargo, adoptó una actitud tan positiva con respecto al traslado de la capital provincial a Bahía Blanca.

Las primeras conjeturas, en tal sentido, pueden encontrarse en declaraciones que el propio general Arias hizo al diario "La Prensa" de Capital Federal. Allí deslizó que, en una visita realizada, la ciudad sureña lo había impactado. También influyó en su ánimo un libro escrito por el Dr. Adolfo Posada, catedrático de la Universidad de Madrid, titulado "La República Argentina", que ensalza a Bahía Blanca comparándola con la emblemática ciudad inglesa de Liverpool que, muchos años después, sería cuna de los revolucionarios Beatles.

Posada avanzó mucho más en su análisis y subrayó las siguientes ventajas: a) La distancia que la separaba de la Capital Federal era una sólida garantía para evitar el asedio del poderío económico de esa metrópoli. b) Era el asiento natural de la corriente inmigratoria no asimilada por la capital nacional. c) Su explosión demográfica: 23.194 habitantes en 1900 y que, ya para 1909, superaba los 69.000. d) Su economía creciente. La recaudación de 1900 fue de $ 173.630 y, nueve años después, ascendía a $ 825.703 con finanzas saneadas. e) Sus colegios, instituciones y el grado de intelectualidad de sus habitantes.

Pero sin duda lo que el mandatario provincial se cuidó de comentar fue que la deuda externa provincial, acumulada, era de tal magnitud que los 300 millones de pesos aliviarían no sólo las arcas de su gobierno sino de los siguientes que lo sucedieran.



Las reacciones



La gran mayoría de los legisladores nacionales bonaerenses, que habían asistido a la conferencia de prensa de Arias, no sólo se retiraron de la misma de manera destemplada, sino que no concurrieron tampoco al banquete que el gobernador ofreció a continuación de la misma. Algo olía mal y la agitación provocada por el anuncio no tardó en expandirse. Al igual que lo ocurrido con el proyecto del Dr. Carlos Pellegrini, el desmembramiento territorial fue la bandera izada por los detractores.



Bahía Blanca: hora clave



Enterados de la buena nueva los bahienses iniciaron una decidida acción cívica tendiente a cristalizar sus viejos anhelos. El 13 de junio de 1912 se llevó a cabo, en el palacio municipal, una asamblea que resolvió la formación de un comité popular "Pro Capitalización" que fue presidida por el Dr. Gregorio Ugarte y secundado, en diferentes cargos, por personalidades de la talla de Norman Geddes, Emilio Duprat, Enrique Julio, el Dr. Valentín Vergara, Rufino Rojas, Ramón Olaciregui, Narciso Mallea, el Dr. Leónidas Lucero, Tomás López Cabanillas y Jorge Moore, entre otros.

Naturalmente sus integrantes pertenecían a las esferas más representativas de la ciudad en el ámbito político, económico y social. Estos notables desplegaron una batería de acciones que no reparó ni tiempo ni inversión económica. Así mantuvieron fluido contacto con el presidente de la Nación y con el gobernador Arias; buscaron adhesión en distritos vecinos; panfletearon; utilizaron la prensa; realizaron asambleas regionales constituyendo otros comités de campaña. Sin duda conmovieron a la opinión pública y Coronel Pringles, Benito Juárez, Tres Arroyos, Coronel Dorrego y Coronel Suárez se sumaron rápidamente a la nueva cruzada.



Los Maquiavelos platenses



El "blitzkrieg" para defenestrar el proyecto, cuando no, tuvo su impronta en la legislatura provincial integrada, mayoritariamente y tal como ocurre en la actualidad, por legisladores del centro y norte bonaerense. Se indignaron y rasgaron sus vestiduras (a la usanza romana) por la pérdida territorial que significaría la "evaporación" de los 23 distritos que serían federalizados si el proyecto culminaba con éxito. La ingeniería para hacerlo fracasar tampoco reparó ni en formas ni en medios: minutas de interpelación al ejecutivo provincial; encendidos discursos parlamentarios; visitas cotidianas a diarios y revistas de la época; movilización de los barrios periféricos de La Plata (algo así como los piqueteros de aquella época) mitines y panfleteadas fueron algunos de los recursos utilizados. Era claro que, a medida que pasaban los días, en el congreso provincial se iba generalizando la sensación que lo de Roque Sáenz Peña y Arias "no correría".

El gobernador, que además de militar tenía olfato político, entendió que lo prudente era guardar silencio y retirarse de la escena sabiendo que "soldado que huye, sirve para otra guerra". Para septiembre de 1912 el proyecto estaba en "vía muerta" aunque aún le faltaba el "disparo a la nuca" para terminar de rematarlo. Y esa "bala" llegó desde La Plata, "la ciudad inventada", con noticias poco alentadoras sobre su salud.

El general Arias había abandonado las tareas de gobierno las que delegó en su vicegobernador, el coronel Ezequiel de la Serna. Su enfermedad, que comenzó como una simple gripe, se convirtió más tarde en congestión pulmonar y una complicación renal terminó provocando su deceso el 11 de septiembre de ese año.



Trama secreta



Una revista de la época, PBT, deslizó en un suelto que su deceso tuvo mucho de conjura e intriga palaciega "y que su desaparición, oportuna, fue funcional a los intereses provinciales que este general no representaba".

Para colmo su ama de llaves, que era británica, salió sigilosamente del país una semana después de la muerte del general. La publicación deslizaba, intencionadamente, que buena parte de la onerosa deuda provincial tenía como acreedora mayoritaria a la banca inglesa.

Deberá recordarse (ver nuestra nota anterior) que los ingleses dominaban el puerto de Buenos Aires y que los norteamericanos necesitaban, para su expansión geopolítica continental, un puerto en el Atlántico y que, en esa dirección, habían alentado la creación de una nueva provincia, con capital en Bahía Blanca, bajo cuyo ejido operaba el puerto de aguas profundas más importante del país. Sin embargo no querían enemistarse con los británicos lo que los obligaba a manejarse con cautela. Y los ingleses, que sospechaban de las intenciones americanas, fueron permeables al otorgamiento de empréstitos a la provincia (gestionados por legisladores del centro y norte bonaerense) que, al endeudarse, perdió capacidad de manejo y autonomía.

Es obvio, entonces, que el proyecto del presidente Roque Sáenz Peña, que incluía el salvataje financiero para las alicaídas arcas provinciales, amenazó con hacer naufragar la estrategia británica de evitar la competencia americana en el Atlántico si es que "los primos" se hacían del puerto de Bahía Blanca.



El adiós al general



Su muerte fue muy lamentada. De hecho, y en homenaje al hombre que había generado una nueva posibilidad para la ciudad, se le puso años más tarde su nombre a la arteria empedrada que une Bahía Blanca con Ingeniero White.

La muerte del general José Inocencio Arias dejó sin realización posible al proyecto. Su secretario, Manuel María Oliver, escribió una carta a Enrique Julio donde le comentaba: "Un día antes de su fallecimiento me expresó: Dígales a los de Bahía Blanca que no cejen en sus proyectos; que si me muero no abandonen la idea ya que la misma contribuirá a la grandeza de la Nación y de la provincia. Pero parece que Dios no quiere. Dejo la semilla en el surco... que otros trabajen y cosechen". Un día más tarde el mentor había muerto. Un comunicado de La Plata terminó de poner la lápida definitiva. Escuetamente decía: "Siendo transitorio el gobierno del coronel de la Serna, cuya principal atención estará puesta en las próximas elecciones a gobernador y renovación legislativa, no podrá ocuparse de la federalización propuesta por el gobernador Arias".

¡Qué distinto hubiera sido el futuro de la "provincia interior" si, casi un siglo atrás, hubiera podido desembarazarse de esa malformación geopolítica denominada "conurbano"!! El tango, con sus letras tristes y melancólicas, suele aportarle al periodista la filosofía de bolsillo necesaria para algún cierre de nota que tenga esa impronta. Un réquiem apropiado si se quiere. Por eso "Desencuentro", de Aníbal Troilo y Cátulo Castillo pareciera el adecuado. Dice el poeta: "Creíste en la honradez y en la moral... ¡qué estupidez! Por eso, en tu total fracaso de vivir, ni el tiro del final te va a salir".

Bahía Blanca, una vez más, había tenido un "desencuentro" con la historia de grandeza para la que estaba preparada.

Félix Luna y Toda esa Historia.


Hace una semana Gonzalo Arenas, el joven kiosquero de Al-Toke me preguntó:
-Qué esta pasando Mingo, con Todo es Historia.
Los Arenas me reservan desde hace años la publicación que comenzó a comprar mi padre en el Kioslandia de Guillermo Linström en 1967, y me he acostumbrado a leerla con seis meses de atraso. Cuando ocasionalmente viajo al Buenos Aires descubro que hay ejemplares que todavía no he leído pero no los compro, se que tarde o temprano llegarán a Río Grande al comercio de Espora y Rosales.

La pregunta de Gonzalo motivó que entrara a Internet y verificara que el último ejemplar allí incluido era el des mes de Mayo, dedicado a Brasil.
El último ejemplar en mi biblioteca, donde mi hijo Marcial a enfundado en folios del plástico cada ejemplar –algunos mejor conservados que otros- es el 496 de noviembre del año pasado. Pensé que ya deben haber llegado a los 500.
Pero ahora las dudas me asaltan. Es que con la muerte de su director, y una enfermedad dilatada de por medio, llego a temer que esta publicación que ha sido una sustancial contribución a mi fortuna intelectual, tal vez se detenga para siempre.
Durante los primeros años se compraba junto a otra publicación de título similar: Todo es folklore. Yo privilegiaba esta última lectura sin saber hoy que pasó con mi pequeña colección. Papá tenía ordenados los números que iban llegando y me marcaba con un papel las notas que sería interesante que leyera.
De aquel primer numero que entró en casa hubo dos: la relacionada con Hipòlito Irigoyen, escrita por Felípe Cárdenas (h) –un pseudónimo del director- y la segunda sobre la Rosales, un hecho vergonzoso, tal uno de los primeros, protagonizado por oficiales de la armada en 1892, escrito por Osvaldo Bayer.
Con el correr de los años, y en mis tiempos de vida universitaria, yo regresaba a fin de año con la colección de todos los meses de ausencia, y ya había leído ejemplar a ejemplar cada publicación, sin atreverme a decirle a papá que era lo que tenía que leer. El de a poco se leía todo.
Durante algunos años la revista no llegó, entonces en las vacaciones debía tratar de conseguir los ejemplares. No se porque no salía de las librerías de viejo, y no llegaba a las oficinas de la calle Viamonte donde todo hubiera resultado más fácil. Algunos ejemplares no se consiguieron nunca como aquel primero referido a Rosas y el otro que aludía a Evita.
Félix Luna se convirtió en todo este tiempo en el principal divulgador de la historia argentina, en los escritos de Pigna y de Lanata hay rastros de los temas incluidos en su publicación.
Desde hace un tiempo sacaba la cuenta de algunos libros no leídos de Luna, que venía siendo desmerecido por algunos círculos intelectuales; eso de que desde su formación académica tal vez le restaban reconocimientos al abogado que se empeñó por llevar adelante una producción tan significativa.
Y de rescate queda el poeta que inspiró en sus letras esas canciones que musicalizaba Ariel Ramírez, y cantaba Mercedes Sosa.
Félix Luna, no lo duden, trabajó entre los argentinos, para el encuentro de todos los connacionales.

Daniel Zapata en vuelo equivocado.

























Se hace necesario realizar algunas presentaciones, el Daniel de estos recuerdos parece en dos caracterizaciones: a la derecha con estampa cordobesa, a la izquierda con gesto suizo. Y lo demás es parte de una historia, una leyenda, y una forma que tenía de hacerse querer..

Otro lugar en el mundo…

Hay negocios que suponen ciertos sacrificios. Mientras una mayoría piensa en partir de la isla, hay otro que por la naturaleza de su actividad deben quedarse para atender los turistas. Y en muchos casos los turistas no llegan.

Pero aquella tarde el viento dibujó la forma inclinada de uno de ellos, identificable por la colorida indumentaria, los anteojos oscuros y la cámara al cuello. A la altura del Leandro N.Alem enfiló oblicuamente hacia la puerta de la chocolatería, vendría recomendado buscando un souvenir, o lo mejor ¡con hambre!. Cuando ya estaba saliendo de la plazoleta esquivando el escaso tránsito de aquel momento Daniel se fue para la cocina y le pidió a la empleada que saliera a atenderlo. La mujeres son en eso mejores vendedoras, mejores vendedoras ante el desconocido.

Desde el otro lado de la pared de madera sintió abrirse la puerta, los saludos, y enseguida las desinteligencias. El cliente no hablaba un idioma conocido por la empleada, y la situación comenzó a dilatarse sin compra alguna. Entonces Zapata invadió el terreno con la mejor de sus sonrisas, una sonrisa que dejó al visitante estupefacto. El dueño de la chocolatería le hablaba y le hablaba ensayando aproximaciones discursivas en inglés, aunque ya se había dado cuenta que estaba ante un alemán de mediana edad que no salía de su asombro: lo miraba y lo miraba, repitiendo su nombre -¡Daniel! y luego unas palabras que no podía comprender. Pasó un rato más que largo y el alemán se reía nerviosamente. Daniel le armó una pequeña cajita con el surtido de su producción y trataba de explicarle lo barato que era. El alemán a los gestos pidió permiso para fotografiarlo, y luego consiguieron que la empleada los retratara juntos. Eran tiempos en los cuales las cámaras todavía no habían entrado en la etapa digital, y eran un tanto difíciles de manejar; por lo que requirió tres fotos hasta que estuvo seguro que se había conseguido una imagen correcta.

Al fin sintieron consiguieron que el visitante se fuera, con cierto alivio, aunque el hombre quería vuelto en su moneda, no en la nuestra. Pero Daniel dijo que se lo lleve, como un obsequio, un adicional en sus gastos de propagandas. Y el alemán volvió sobre sus pasos recorriendo el mismo trayecto oblicuo que lo había colocado en su negocio.

La sorpresa vino al día siguiente. Mientras preparaba los últimos desayunos vio como estacionaba frente a Mama Flora, por la calle Obligado, el enorme colectivo rojo y negro y su trailer-hotel. Ese transporte que una vez al año y desde hacía por lo menos treinta, venía haciendo las rutas del sur ofreciendo en su vagón las comodidades que llevaban a los turistas a aprovechar mucho mejor su tiempo.

Serían cuarenta los suezo-alemanes que invadieron el salón de ventas. Se dió cuenta de la identidad por la banderita. Todos repetían el asombro inicial del visitante del día anterior que se reía y se reían mientras los demás no salían del asombro De pronto todos comenzaron a sacar de sus cinturas dinero argentino, y algunos con mayor conocimiento del idioma nacional señalaban con el dedo lo que querían y decían: -“¡Deme dos!

Y después venia la obligada sesión fotográfica con cada uno de los concurrentes que para entonces eran todo jo-jo-jo. Eran casi todos gente mayor, y Daniel se sintió feliz entre ese contingente de papá noeles.

La noche anterior nada había dicho a Susana y Agustina del alemán que lo había visitado y se había ido sin pagar; pero hoy era diferente: cerró la chocolatería antes de tiempo y se sintió bendecido por la vida. ¡Y por los suizos!

Noticias del primer mundo…

Pasó la temporada y lo vivido en aquella jornada por Zapata no se repitió, pero le había servido de tema de conversación con tantos amigos que pasaban por la mañana a tomarse un café con el para contarle que estaban por viajar, o como les había ido en su escapada del verano.

Hasta que un día llegó esa carta.

En sobre papel madera, acochadita, como las que escasamente había palpado cuando clasificaba correspondencia como empleado de correo. La carta venía de Zurich, remitida por un Daniel de un apellido irreproducible.

En el interior del sobre había una foto y una carta. El escrito quedó de lado porque.., ¡que podía decir de lo que decía! Pero la foto llamó su atención: era él con la mejor de sus sonrisas. Seguramente la deferencia de alguno de aquellos turistas que lo visitaron dos meses antes.

Pero algo le llamó la atención, el recinto no era el de su chocolatería –toda amarilla y verde- sino celeste y blanco y el aparecía con un paquetito en la mano…, un paquetito envuelto en celofán.

Tardó en dar con quien le dijeron podía ser el traductor de la carta. El alemán de la municipalidad se había jubilado, el zuizo de la radio era del cantón francés, y la profesora de guitarra todavía estaba de vacaciones. Cuando ella llegó apareció en la chocolatería en un momento en que no estaba, la Negra la atendió, le facilitó la carta y Ana María le dijo que esa traducción le costaría por lo menos una porción de Selva Negra con una taza de chcocolate blanco.

De un cuaderno Arte fue sacando las hojas cuadriculadas donde escribió la traducción de la carta. Se trataba de un muy conocido comerciante de Zurich, que se asombraba de quienes la habían traído del fin del mundo una foto de alguien idéntico a él. Y se mostraba con el producto que era la base de su prosperidad económica: una salchicha asada, insertada en una baguette francesa, la que se entregaba calentada al micro ondas envuelto en su envase transparente. Salvando el celofán, una suerte de choripán helvético.

Daniel cuando leyó la traducción pensó que le estaban haciendo un chiste, un chiste alemán. Pero no era así, el intercambio epistolar fue haciendo crecer las ganas de conocerse; y más cuando –comunicación telefónica mediante- se descubrió que Daniel, el choripanero alemán, hablaba la lengua germánica con tonada cordobesa.

Los senderos del aire también se bifurcan.

Corrían los primeros días de 1963 en el cigüeñal de París. Los vuelos llevando niños a distintos puntos del mundo se venía demorando por razones de brindis reiterados. Y para colmo de males, además de una dificultosa meteorología, se venía el tiempo de los reyes magos y se veía la necesidad de supeditar el uso de todas las rutas aéreas a los compromisos de los Reyes Magos.

El 3 de enero estaban de festejo dos familias amigas –familias cigüeñales- cuando los varones de la casa tuvieron la ocurrencia de salir a comprar helado. ¡Helado en pleno invierno! Dijo una de las esposas. –De vez en cuando podemos tener también un antojo los varones. Se defendió el cónyuge de la otra. Y así salieron a buscar no que necesitaban. Y las señoras tenían razón. No había una heladería abierta en toda Francia, pero para contrapesar los inconvenientes si brillaban en la noche otros lugares de diversión, donde los cigüeños hicieron pasar las horas. (Se dijo después que se habían entretenido jugando al pool, sabiéndose que estos pájaros no usan taco sino que hacen carambolas con el pico). Lo cierto es que cuando llegaron de regreso las mujeres estaban insoportables, y se preguntaban que iban a pesar en el trabajo habiendo en espera varios envíos de niños a distintos lugares del mundo, y estando por cerrar los vuelos regulares par la operatividad de los regalos de reyes.

Sintiéndose en falta los machitos se ofrecieron a realizar la tarea de las damas, y estas desafiándolos en la capacidad que tendrían para llevarla a feliz término lo vieron salir raudamente por la ventana.

Cada uno tomó el envío que crían les correspondía. Uno salió rumbo a Zurich, el otro para Argentina.
Para el 4 a la tarde todos volvieron a encontrarse, y saborearon al fin una crema helada cordobesa.

Daniel en el sur del sur.

Los cuatro hermanos Zapata crecieron en su hogar cordobés bajo el amor de Mamá Flora. Daniel parecía flojón, pero era muy cariñoso. Dejando los libros de lado entró a trabajar en el correo, su misión era llevar y traer correspondencia.

Un día, no importa como la conoció a Susana, y el mundo tomó otros rumbos. Se hizo sindicalista y consiguió un destino muy lejano: ¡Tierra del Fuego!.

En estas soledades se las pasaban escribiéndole a la cigüeña para ver cuando tendrían un hijo en lista de espera. Y esto se dio con la presencia de Agustina.

De Ushuaia pasaron a Río Grande y en un tiempo hostil Daniel vio limitadas sus posibilites laborales y de pronto se encontró como comerciante: fabricaba chocolate con una habilidad propia de quienes ejercen esta tarea por generaciones.

En otro lugar del mundo, el niño que tendría que haber venido a la argentina mediterránea despertaba al mundo de los negocios con su –allá- refinado sándwich.

Daniel se convirtió en mi vecino, y yo fui su cliente. En algunas mañanas en que los turistas suizos no invadían su negocio, yo pasaba y tratábamos de arreglar el mundo. Un día de contó sobre lo insólito de su descubrimiento como chocolatero. Entonces deliramos con esta historia que ahora pusimos a la consideración de los que tuvieron la suerte de conocerlo, y los que no alcanzaron a hacerlo y disfrutarlo.

El verdadero vuelo equivocado.

No me pregunten si en algún momento los dos Danieles llegaron a encontrarse, ese hubiera sido un final feliz para esta historia.

Si tengo que recordar que hace un año, en medio de desatenciones de guardia hospitalaria, Daniel emprendió un vuelo sin retorno.

Se habló de su sobrepeso, de fumar que ocupaba un lugar importante en su vida, de los cafés que largamente compartían con tantos riograndeses, en la mayoría de los casos sin cobrarlos.

Y ahora nos alumbra con su ausencia.

Y ahora nos alumbra…

¿Y ahora?

“El celo era extremo, un programador no toleraba la mínima alteración en su selección musical”.




Las limitaciones al momento de inaugurarse LRA 24 fueron grandes.
Algo que escaseaba era el papel, de allí que nos ha sido posible rescatar rutinas de programación y parte de los parlamentos de la ceremonia del 28 de abril de 1973, cuando estos fueron usados por el revés en las copias de los diversos diligenciamientos administrativos.

Así por ejemplo descubrimos como se transcribía íntegramente la filiación de cada tema a difundir. Era un tiempo en que el operador y el locutor debían permanecer cada uno en su espacio de trabajo: el control para uno y el estudio para el otro…, por lo que la rutina debía cumplirse estrictamente con su lectura.

Era la hora de los 41 discos inaugurales y para la hora 10.15 se pautaban un programa de 16 minutos titulado Recuerdo de una voz: Nat King Cole.

Ninguen me ama de Fernarndo Lobo – Antonio María por Nat King Cole con la orquesta dirigida por Dave Cavanaugh y el acompañamiento vocal de Silvia Trilles.

Sí debía presentarlo el locutor de turno.

Y la identificación renglón seguido de L2 –B1, debe el código para que el operador colocara el surco indicado.

No había fichas para cada disco y la tarea resultaba engorrosa puesto que se debía escribir uno y otro día temas que al difundirse tanto, los locutores ya conocía de memoria.

El celo era extremo, un programador no toleraba la mínima alteración en su selección musical.

A espaldas del TI 42, del 11 de junio de 1973, por el cual se tramita el legajo de Josefina de Barbera, encontramos segunda, tercera y cuarta hoja de la rutina inaugural.

La ceremonia se desarrolló en la explanada frente a los nuevos estudios de la emisora.

El izamiento del pabellón estuvo a cargo del Subsecretario de Comunicaciones Coronel (RE) Don Mario Augusto Desimoni, y Gobernador del Territorio de Tierra del Fuego Capitán de Navío (RE) Don Gregorio Lloret, secundado por el Señor Intendente Municipal de la ciudad Sr. Néstor Nogar.

Tras las estrofas del Himno Nacional, procedió a la bendición de las instalaciones del Cura Párroco R.P. Romeo Pastore, y un corte de cinta permitió el paso de autoridades e invitados especiales al interior de los estudios centrales.

Ya en el estudio menor, las autoridades irradiaron sus mensajes.

Rubén Ramírez desde estas cuatro paredes, anunciaba:

“LRA 24 Radio Nacional Río Grande que hoy queda oficialmente inaugurada, está dotada de modernas y eficientes instalaciones, contando con edificios cómodos y especialmente construidos para su finalidad. La Planta Transmisora, ubicada a poco más de un kilómetro de estos estudios, cuenta con el equipo de transmisión de 25 kw y otro de 5 kw los que operaran en la frecuencia de 640 kz”.
“El moderno edifico de los estudios centrales cuenta de dos plantas, habiéndose instalado en el piso superior dos salas de transmisión, una de control y la oficina de programación. En la planta inferior están ubicadas las oficinas de Dirección y dependencias administrativas. Todos los ambientes están dotados de un moderno sistema de calefacción”.
“En uno de los laterales de los estudios de LRA 24 se encuentra la vivienda para el titular de la emisora, dotada así mismo de las comodidades necesarias”.

Toda una narración que sirvió para ilustrar a los oyentes sobre la condición edilicia de la radio, pero más que nada para posibilitar el desplazamiento de quienes serían los oradores de la jornada: Nogar, Lloret y Desimoni.