¡Piano, piano!


Volvemos a la revista PBT y encontramos en ella una relación formal con respecto a las técnicas pianísticas. Han cambiado los repertorios en un siglo, también la sustancia del los instrumentos, pero el espíritu ante la ejecución mantienen las coordenadas de siempre.., aunque hoy se piense más en los condicionamientos de la electrónica y la computación a la hora de servirse de un teclado.

Lecturas de LA PRENSA.34: Viajes Del Guardia Nacional – 84 días de navegación.


1900. Noviembre 8.

Después de 84 días de navegación entró ayer por la mañana a nuestro puerto el trasporte Guardia Nacional de regreso de su viaje al sur por cuenta la intendencia de la Armada.

El viaje ha sido, no obstante el mal tiempo sufrido, que hizo que una ola le causara averías en una lancha a vapor que llevaba amarrada a bordo.

Este accidente, y la rotura de la escala real a causa de un golpe de mar, se debió no tanto al mal tiempo como a la mucha carga que el transporte embarcaba en este puerto. También a eso sin duda obedeció la varadura que lo demoró frente a Punta de Indio, cerca de cinco días.

El 27 de agosto fondeó en Bahía Blanca donde aprovisionó de combustible al “Pueyrredón” y otros buques de la escudara del Atlántico. Salió de Puerto Belgrano el 5 de septiembre para San Antonio, y de allí a Puerto Madryn.

El 29 continuó su marcha para Cabo Raso y de éste a Camarones. De este últikmo zarpó para Santa Cruz, donde fondeó el 7 a la tarde para entrar 4 días después a Punta Lozaya (Loyola?), de donde zarpó el 13 de diciembre a Punta Arenas, en cuyo puerto no le permitió hacer operaciones de carga, ni descarga el fuerte temporal de mediados de octubre, por cuya razón siguió viaje con rumbo a la isla de los Estados, y entró en aguas del Estrecho el 18.

En el paraje que lleva el nombre de Picton se avistó con el transporte “1ro de Mayo”, que hacía su viaje en encontrado rumbo.

El 31 del último mes salió de Harberton para entrar nuevamente en Puerto Madryn el 3 del corriente, en viaje de regreso.

El “Guardia Nacional” trae entre los 41 pasajeros de cámara al secretario de la gobernación del Chubut, mas 60 pasajeros de segunda clase y 81 conscriptos de los que salen de baja del batallón 6 de línea.

Conduce además unas 650 toneladas de mercaderías generales y frutos del país.

Observaciones del Mensajero:

La descripción de este viaje accidentado nos muestra los problemas de vinculación entre la Tierra del Fuego de aquellos días con el resto del país, apreciando que nada se dice del norte isleño que por otra parte tenía relación naval con Punta Arenas y no con su capital territorial.

En la noticia aparece citada la Isla de los Estados y Harberton, por sobre cualquier otro destino fueguino; y se dibuja el perfil de barco “lechero” que tenían aquellos navíos.

En estos días en que el Guardia Nacional navega en Ushuais se produce la llegada del preso militar Juan Carlos Castex, quien desarrollará pese a su condición, tabajo periodístico en la capital fueguina.

El distante Río Grande es noticia por la Misión de La Candelaria que suma entonces 168 asilados, nativos onas.

Para el 26 de agosto desde Buenos Aires se suprime el cargo de ayudante estacionario para la Isla de los Estados (Estación de Faro y Presidio). Noticia que le corresponderá traer a otro barco.

Comandaba el Guardia Nacional –un vapor de gran eslora- el Capitán de Fragata Francisco G.Torres. La nave que durante el año –pese a las dificultades de relatadas por La Prensa- realizó cinco viajes redondos a Tierra del Fuego. La embarcación albergaba a 65 tripulantes, y 150 pasajeros, con lo que en esta instancia, y en tramos finales venía excedida en número de personas.

“A mí me gusta la historia: y no me contento con tomar lo falso junto a lo verdadero”

Parece ser una constante a través del tiempo, los que asumen su placer por lo que se muestra verdadero, y los que por el contrario toman vuelo en lo imaginario. Ambas situaciones hacen crecer la identidad cultural de un medio, y proporcionan –en diversa medida- satisfacciones a quienes ahondan estos mundos.
Una mirada sobre estos enfoques encontró Patricia en su lectura de La abadía de Northanger, libro de Jane Austen que terminó de leer por estos días. En realidad la lectura estuvo motivada en la proyección televisiva que los mundos de Austen han tenido recientemente. El trabajo aquí transcripto –también solidariamente por mi esposa- comprende las páginas 108 a 110 de esta novela de edición póstuma, en su impreso de 1978 por Sudamericana, con traducción del por entonces ignoto César Aira.



-Temo que no aprendí mucho. Pero dígame, ¿no le parece que Udolfo es el libro más lindo del mundo?
-El más lindo; con lo que supongo que quiere decir, el más prolijo. Depende de quien lo haya encuadernado. -Henry –dijo la señorita Tilney-, eres muy impertinente. Señorita Morland, la está tratando exactamente como a la hermana. Siempre se burla de mí cuando incurro en una impropiedad de lenguaje, y ahora se la misma libertad con usted. La expresión “lindo” que usted usó, no le ha parecido bien al señor; de modo que le conviene cambiarla lo antes posible o nos bombardeará con Jonson y Blair el resto del viaje.
-Estoy segura –exclamó Catherine- que no quiere decir nada inadecuado; pero es un libro lindo, ¿por qué no habría de calificarlo así?
-Muy cierto –dijo Henry-, y este es un lindo día y estamos dando un lindo paseo, y ustedes son dos muy lindas damas. ¡Oh! En realidad, el mundo es lindo. Una palabra que sirve para todo. Quizás originalmente se aplicó sólo para expresar belleza, estilo, delicadeza de refinamiento; la gente tenía ropa linda, sentimientos lindos, o compraba cosas lindas. Pero ahora el universo entero ha quedado comprendido en esa palabra.
-Ya Comprendo –exclamó su hermana-: sólo debería aplicarse a ti, y no ampliar en absoluto el sentido. Tú eres más lindo que sabio. Vamos, señorita Morland, dejémoslo meditar sobre nuestras impropiedades de lenguaje y sigamos elogiando a Adolfo en los términos que nos agraden más. Es una obra sumamente interesante. ¿Le agrada ese tipo de lectura?
-A decir verdad, no me agradan mucho otras lecturas.
-¡Caramba!
-Es decir, puedo leer poesía, y teatro, y cosas de ese tipo, y no me disgustan los libros de viajes. Pero la historia, la historia real y solemne, no me interesa. ¿A usted?
-Sí, soy aficionada a la historia.
-Me gustaría serlo yo también. La leo como un deber, pero no me dice nada que no me canse o me aburra. Las querellas entre papas y reyes, con las guerras o las pestes, en todas las páginas; todos esos hombres insoportables, y ninguna mujer… Es muy cansador: y aun así me pregunto por qué será tan aburrida, si una gran parte tiene que ser invención. Los parlamentos que se ponen en boca de los héroes, sus pensamientos y planes; casi todo debe ser invención, y es la invención lo que me agrada en otros libros.
-Usted piensa –dijo la señita Tilney- que los raptos de fantasía de los historiadores no son cautivantes, que ellos despliegan imaginación sin despertar interés. A mí me gusta la historia: y no me contento con tomar lo falso junto a lo verdadero. En los hechos principales las fuentes son la historia: y no me contento con tomar lo falso junto a lo verdadero. En los hechos principales las fuentes son las historias o crónicas antiguas, textos en lo que se puede confiar tanto como en cualquier cosa que esté fuera del alcance de nuestra propia observación: y en cuanto a los pequeños embellecimientos de los que usted habla, hay que tomarlos como tales. Si un discurso está bien redactado, lo leo con placer, quienquiera lo haya escrito; y probablemente con más placer si es obra de Hume o Robertson que si se trata de las palabras genuinas de Caractacus, Agrícola, o Alfredo El Grande.
-¡De modo que le agrada la historia! Igual que al señor Allen y a mi padre; y tengo dos hermanos a quienes no les disgusta. ¡Es notable que haya tantos, en mi círculo tan pequeño de conocidos! De ahora en más, no voy a compadecer más a los autores de libros de historia. Si a la gente le gusta leerlos, está muy bien, pero hasta ahora siempre había considerado un destino muy triste el de tomarse un enorme trabajo para llenar gruesos volúmenes que, pensaba, nadie leería por propia voluntad, y sólo servirían para atormentar a los niños; y aunque sé que es algo correcto, y necesario, siempre me maravillé del valor de los que se sientan a escribir algo así.
-Que los niños deben ser atormentados –dijo Henry- es algo que nadie familiarizado con la naturaleza humana en una sociedad civilizada podría negar: pero en descargo de nuestros más distinguidos historiadores, debo observar que podrían ofenderse ante la suposición de que no tienen un propósito más elevado; y que, por su método y estilo, están perfectamente calificados para atormentar a lectores de edad más avanzada y razón mejor asentada. Uso el verbo “atormentar”, como lo hizo usted, en lugar de “instruir”, pues supongo que se los admitirá comos sinónimos.
-Me creerá una tonta por llamar tormento al a instrucción, pero si estuviera tan habituado como yo a oír a los pobres niñitos aprender sus primeras letras, y después aprender a silabear, si hubiera visto lo aturdidos que pueden quedar después de una mañana de estudio, y lo cansada que queda mi pobre madre, como estaría de acuerdo conmigo en que a veces tormento e instrucción pueden usarse como sinónimos.
-Es muy probable. Pero no se puede culpar a los historiadores de la dificultad de aprender a leer; e incluso usted misma, que no parece muy amiga de una disciplina muy severa e intensa, reconocerá que vale la pena atormentarse durante dos o tres años de una vida, para poder leer durante el resto de la misma. Piense que si a nadie le enseñaran a leer, la señora Radcliffe habría escrito en vano sus obras.. o quizá ni siquiera habría llegado a escribirlas.
Catherine asintió, y un cálido panegírico de esa dama cerró el tema…

Lecturas de LA PRENSA.33: Noticias varias. Propuesta para la navegación en el sur.

1900. Octubre10.

Ayer por la tarde se presentaron al Ministerio de Agricultura Los señores Frederick Alcock, Alfredo Hocley y James G. Nicolson, recientemente llegados de Liverpool, y le manifestaron que venían a nuestro país con la idea de proponer al gobierno el establecimiento de una línea de navegación a los puertos del sur.
Estos caballeros son representantes de la “The Pacific Steam Navigaton Company”. De Liverpool, y la expresaron al Ministro que hoy prestaran oficialmente la propuesta requerida
El señor García Merou, se impuso de los lineamientos generales del proyecto y manifestó que vería con agrado que se realizara la iniciativa.

Comentarios del Mensajero:

La Pacific Steam Navigation Company (PSNC) fue la primera empresa naviera que utiliza la navegación a vapor en el Pacífico. Fue conocida también como Compañía Inglesa de Vapores. Fue fundada por el norteamericano Whiliam Whelvright.
El gobierno del presidente chileno José Joaquín Prieto le otorgó -por ley del 25 de agosto de 1835- una concesión en la cual Wheelwright se comprometió a establecer, la navegación a vapor en los mares y ríos de Chile. No encontrando respaldo económico en el país, partió a Estados Unidos a buscar capitales, y luego a Londres, Inglaterra.Formada en Londres en 1838, inició su operaciones en Anérica del Sur el 15 de octubre de 1840 con dos vapores a ruedas: Chile y Peru (sello), para el correo postal. Tenía la firma un capital de 250 mil libras.
Al comienzo, su ruta era entre los puertos de Valparaiso, Coquimbo, Huasco, Copiapó, Cobija, Iquique, Arica, Islay, Pisco y Callao, el puerto de Lima. En 1846 expandió su ruta a Hunqachaco, Lambayeque, Paita, Guayaquil, Buenaventura y Panamá. .
En 1852 ganó el contrato para el correo del gobierno británico en el área. En 1868 abrió una ruta desde Liverpooll el Callao. En 1877 empezó una ruta hasta Australia, hasta 1905 cuando vendió la ruta a la Royal Mail Steam Packet Company (Royal Mail S.P.Co.).
¡Cuánta información nos da internet!

Como saben los lectores del blog ya se habían registrado dos ofertas, de las cuales la primera que señalamos fue la elegida, pero al momento los operadores ofrecían su servicio que recién para 1903 quedaría adjudicado con cierta subvención estatal.
La travesía al sur, en vapores era una empresa para nada sencilla, sobre todo para una argentina que recién estaba abandonando su perfil fluvial con los aprestos navales que se habían dado ante una posible guerra con Chile.
Se podría especular por cierta la aseveración de Pablo Zanola, transcripta más abajo, donde habló sobre los naufragios en costa fueguina para poder con el cobro de seguro comprar las nuevas tecnologías del vapor.
¡De esa forma estaríamos en pensar, no hace poco que están llegando interese a la isla… buscando algún reintegro!
Se preguntarán como en esta hora la firma de Nicolás Mihanovich, que había inaugurado casi dos años antes con la entrada del Eólo, el Puerto Madero no participada de estas ofertas.

Bueno es saber que no abundaban los transportes en este confín, que por ello era ue prácticamente no existían vapores con EE.UU. que solo enviaba sus cabohorneros en la ruta del sur. .

Isómeros destemplados

Entre el barullo electoral esta semana nos ha llegado de Chile a la frontera noticias del traslado de restos aborígenes de Europa a Tierra del Fuego, para su descanso final en la isla Karukinká.

La situación nos llevó a recordar lecturas pendientes para este blog, una de ellas con la firma de Enrique Zorrilla Concha, extraida de “América destemplada” (Editorial Andina, Buenos Aires, 1967) y de la cual meses atrás obtuvimos un emotivo relato: la desaparición de los isómeros.

Nos quedamos a la vez pensando en la realidad de aquellos fueguinos que eran levantados por las naves que venían de lo desconocido, y hacia cuyos mundos eran llevados. Imagen que se puede parangonar con lo que la novelística y la cinematografia del siglo XX nos ha mostrado en razón de los humanos –casi siempre norteamericanos- que son secuestrados por los extraterrestres.

Pero si bien, hoy por hoy y por motivos culturales, puede haber humanos que gustarían de una experiencia planetaria, ¿habrá existido un mínimo de consentimiento entre los que eran sacados del meridión americano por propósitos para entonces científicos?
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Al que le interese ahora lo propuesto, puede volver sobre nuestras páginas y encontrar una primera entrega:


En esas tierras ya no existen sobrevivientes de los grupos indígenas que las habitaron hasta hace muy poco.

Todos han muerto.

Para ver un ejemplar de Patagón o Yagán hay que ir a admirarlo en el bronce erigido a Magallanes en la plaza de Punta Arenas o bien ir a incursionar en el pequeño, muy interesante pero poco lucido Museo Salesiano. Abierto para todos los visitantes y sin la vigilancia que merecen sus tesoros, yacen amontonadas una de las más ricas colecciones autóctonas americanas. Ese pequeño museo es todo un drama de nuestra civilización.

Pueblos nómades y selváticos, como sus lejanos primos los hurones e iroqueses u otras tribus del Canadá y EE.UU., o del Caribe y Amazonia, se habían acostumbrado a vivir desnudos en esas inhóspitas regiones.

Pero de poco les había servido su fortaleza. Con la llegada del blanco, nuevas condiciones ambientales les habían destruido y exterminado. Al parecer, la naturaleza se complace en deshacerse de sus propias creaciones y las hace sucumbir al contacto de otras más evolucionadas en un proceso infinito de renovación.

Pero esta vez la tragedia tuvo proporciones tremendas. No sólo habían desaparecido los aborígenes sino que su muerte había arrastrado al fracaso a uno de los más hermosos sueños de fraternidad. Los relatos, las pruebas y aún las fotografías, estaban allí para demostrar el fracaso de las tentativas civilizadoras laicas y religiosas. Seguramente, con un estetoscopio, habríanse hallado sobre los utensilios indígenas del museo la presencia del virus mortífero.

Yo tenía en forma retrospectiva ante mi vista los testimonios irrefutables de la reciente catástrofe.

Atraído por una foto que colgaba de una pared, me topé con la cara de uno de los últimos sobrevivientes. No me olvidaré jamás. Dentro de las grandes órbitas se hallaba expresada la más honda de las inexpresiones.

¿Por qué tal injusticia? ¿Por qué?

Me fue imposible comprenderlo esa noche. Pero en la mañana temprano obró mi intuición, y me fui al aeródromo donde presenté la carta que me había dado el comandante en jefe de la aviación chilena para volar sobre la región.Dos jóvenes oficiales me estrecharon la mano y me convidaron de inmediato a hacer el vuelo.

Pero antes me pasaron el formulario usual en esta clase de vuelos para deslindar cualquier responsabilidad. Me aprontaba a firmar esa acta banal, semidistraido, cuando sentí clavada en mi persona la vista de los dos pilotos ya enfundados en sus overoles nylon azul marino y me pareció que estaban pendientes de mi decisión de firmar.

Envuelto en mis recuerdos y evocaciones, me turbé por completo. Yo necesitaba saber a qué atenerme con respecto a la desaparición de los aborígenes y creía que el paso más directo sería alcanzar la zona de la isla Ambarino, donde podría compenetrarme del tremendo y casual asesinato en masa perpetrado por nuestra civilización en aras de sus eternas ilusiones de fe, poder, dinero, trabajo y seguridad.

Los actuales habitantes de la región, me daba cuenta, parecían estar siempre bajo el peso de una gran culpa oculta y ahora la intranquilidad de los dos pilotos confirmaba mis presentimientos.

No se trata, por cierto, de obligarme a asumir mi responsabilidad en el vuelo. Se trataba de hacerme asumir una culpabilidad, hacerme compartir, y seguramente para diluirlo hasta el olvido, un gran crimen.

Mis cavilaciones y demoras parecían atormentar a los pilotos. Si no firmaba, mi vuelo sería cancelado. En caso contrario, mi decisión sería inapelable.

Yo he creído siempre en la solidaridad de los hombres y en la continuidad de las generaciones. Y fue así como después de pensarlo, accedí a firmar y compartir también en nombre de la civilización, su enorme error.El viento tronaba afuera y sacudía el bimotor como una hojarasca. Pero adentro, la temperatura era tibia. Un largo calentamiento del motor y una cuidadosa inspección del tablero precedió al despegue. Salimos al encuentro del viento y en un instante volábamos en la luminosidad naciente de la mañana.

Dejamos los techos rojos de Punta Arenas, enfilamos al Estrecho, pasamos sobre Puerto Hambre en dirección a la isla Dawson. A esa altura, formaciones de grandes nubes grises empezaron a interferir nuestra marcha. Alcanzamos los ventisqueros siniestros de la cordillera de Darwin. Siglos y siglos pasaban en un instante.

Ahora, los fiordos se ofrecían a mi vista, la isla Hoste, los canales fueguinos. Uno de los pilotos dio vuelta la cabeza y me hizo una señal con el guante. Habíamos llegado.Estaba en el Beagle, el gran canal inmortalizado por el velero de Fitz Roy, flanqueado por las crestas nevadas de la Tierra del Fuego y las elevaciones boscosas de la isla Ambarino.

Fitz Roy hubiera podido reconocer los parajes y ubicarse en el laberinto de costas sin playas, pero hubiera quedado desconcertado por el silencio y la ausencia de los indios. Sus fuegos estaban definitivamente extintos. Era imposible poder encontrar un solo indicio de su presencia a no ser por algunos antiguos conchales desparramados.

Pero me había propuesto obtener una respuesta. Inclinado sobre embarcaciones, juguetes de las olas, interrogaba vanamente al mar. Yo sabía que era inútil y también ridículo mortificarse por seres que Darwin consideró abyectos y miserables, pero seguía buscando en los conchales mortecinos y en los huesos de ballenas varadas.

Atravesaba turberas pantanosas, salvando los árboles caídos y remontaba al nivel de los árboles grandes entre la selva casi impenetrable e insospechadamente feraz en algunos puntos. Seguía interrogando a los árboles retorcidos, envueltos en sus mortajas de musgo verdoso. En el silencio de la selva sólo se lamentaba el viento y se retorcían los árboles. De repente, pude oír el golpeteo de un pájaro carpintero.

Hay en esos bosques una ausencia extraña de vida animal. Los reptiles son desconocidos. No hay pumas, zorros, liebres, sino en el continente. Quizá algún huemul. La creencia de estos pueblos era que los hombres una vez muertos, vale decir sus almas, se transformaban en montes y árboles.

Para creerlo, basta oír el viento que se lamenta en esas selvas y ver cómo se retuercen de desesperación los árboles y sentir cómo las olas golpean con sus puños los cascos de las embarcaciones.

Lecturas de LA PRENSA.32: Ministerio de Guerra.

1900. Octubre, 5.

En estos días saldrán de esta capital para el sur los remolcadores Tehuelche y Fueguino. Uno de ellos llevará provisiones para la División de Bahía Blanca y quedará adscripto a esa división en calidad de aviso.
El otro seguirá a la Tierra del Fuego en cuya gobernación y también en la Isla de los Estados la embarcación quedará por algún tiempo, prestando los muchos y eficaces servicios que puede prestar allí una embarcación de esa clase, principalmente en casos de naufragios u otros de los tantos contratiempos que pueden experimentar los muchos buques que navegan por aquellas aguas.

Observaciones del Mensajero:
El diario de Paz hace el seguimiento de los remolcadores que ya hicimos aparecer en este blog.

La situación de los naufragios ha sido motivo de curiosidad y ahora de estudio en el ámbito fueguino.

El pasado 11 de enero se lanzó en Ushuaia el Programa Arqueológico Costa Atlántica con el objetivo de relevar los yacimientos arqueológicos y restos de naufragios a una escala regional amplia. Los objetivos del programa son obtener información sobre la localización y características de los yacimientos prehistóricos y los restos de naufragios, recuperar muestras de material orgánico destinadas a fechados radiocarbónicos y otros tipos de análisis eventuales. El fin último es disponer de un corpus de información lo más completa y actualizada posible que permita arbitrar planes de manejo adecuados, actuar en términos preventivos sobre eventuales acciones que comprometan la integridad del registro y trazar futuros lineamientos de investigación.La coordinación de los trabajos de campo desde el punto de vista logístico está a cargo de la dirección del Museo del Fin del Mundo.
FM Aire Libre registró los detalles de la presentación de esta actividad señalando que los responsables de los equipos de trabajos por área son la Dra. Mónica Salemme, Lic. Fernando Santiago y Lic. Jimena Oria de la zona norte; el Dr. Luis A. Borrero, Dr. Ramiro Barberena y Lic. Karen Borrazzo de la zona centro, la Dra. Myriam Álvarez y Lic. Martín Vázquez de la zona sur y la Dra. Dolores Elkin, Lic. Cristian Murray y Lic. Mónica Grosso del área de Arqueología Náutica.
El Programa Arqueológico Costa Atlántica tiene alcance provincial y cuenta con el apoyo financiero de la Empresa Total Austral S.A. y Apache S.R.L.

La Costa Atlántica de la Isla Grande de Tierra del Fuego es una zona de gran relevancia desde el punto de vista histórico-arqueológico, por su riqueza en yacimientos de cronologías prehistóricas y restos de antiguos naufragios. Por un lado, las poblaciones humanas originarias han hecho uso intensivo y recurrente de los recursos costeros durante los últimos 6000 años, las evidencias de estas actividades se encuentran diseminadas ampliamente a lo largo del litoral atlántico fueguino.
Por otro lado, las dificultades para la navegación propias de los mares australes y la cantidad de naves que los surcaron antes de la apertura del Canal de Panamá, han contribuido a la conformación de uno de los registros de naufragios más densos del planeta.

Actualmente, las crecientes exploraciones petroleras y el incremento de la actividad turística implican potenciales factores de riesgo para la conservación adecuada de este valioso registro. El director provincial de Patrimonio Cultural, Lic. Martín Vázquez, explicó que “la diversidad de condiciones de la Costa Atlántica implica, a su vez, una diversidad igualmente amplia en cuanto a potenciales problemas de conservación que podrían afectar los sitios. Estos factores de destrucción o pérdida de información histórico-arqueológica incluyen agentes naturales como la erosión en cualquiera de sus formas y agentes culturales relacionados con actividades económicas como la ganadería, la explotación forestal, la actividad petrolífera, el turismo, etc.”
El Lic. Vázquez citó como antecedentes de destrucción del patrimonio histórico-arqueológico importante e irreversible a Puerto Almanza en el canal Beagle, a causa del desarrollo urbano, y algunos sectores al norte de San Sebastián, por ejemplo Cañadón Beta y Alfa, resultado de la explotación petrolera. Esta pérdida masiva de yacimientos e infinidad de otras menores o puntuales se deben fundamentalmente a la ausencia de previsión y datos precisos sobre la existencia o ausencia de estos bienes. La detección temprana de los yacimientos es la mejor y más potente herramienta de preservación de nuestro patrimonio histórico y arqueológico. En este sentido, el Programa Arqueológico Costa Atlántica busca reunir información para arbitrar planes de manejo del patrimonio, previniendo con ello su destrucción. El director de Patrimonio Cultural, quién también conforma el equipo de trabajo, finalizó diciendo que “las investigaciones ponen de manifiesto el gran potencial de esta zona que se ha desarrollado en forma dispar. Existen segmentos de la costa o yacimientos con trabajos intensivos y puntuales y, por el contrario, en otros importantes sectores nunca han sido efectuados relevamientos generales o aproximaciones iniciales, lo que genera espacios ‘en blanco’ en el conocimiento arqueológico regional. Además este programa enfoca sus esfuerzos en un importante sector de la costa en el cual, salvo espacios acotados no se cuenta con información exhaustiva y actualizada sobre la existencia y el estado del patrimonio histórico-arqueológico”.
El tema de los naufragios ha sido atrapante en ámbito fueguino a tal punto que ni bien se ingresa en el Museo Territorial se encuentra un emblemático mascarón de proa: referente no de una cultura del lugar, sino de los que accidentalmente fueron a devenir en nuestras costas.
¡Así se ha dicho sobre el espíritu náufrago de la reciente población fueguina!. Los que llegaron aquí para salvarse…
Conversando con Daniel Puebla me señalaba los diversos discursos que sobre los naufragios advirtió en los guía de museo, sean unos del Territorial y otros los del Marítimo, para uno los naufragios estaban originados en las duras condiciones de navegación en la zona, para otros el la conveniencia de hacer hundir las naves para cobrar el seguro.
La espiral de nuestro relato se abre a la metáfora social de los naufragios…

En un artículo publicado por Tecnopetrol, accesible desde Internet se alude a los naufragios en la Isla de los Estados de la siguiente manera:

La historia de la isla está rodeada de hechos de muerte y de violencia. "En sus contornos naufragan, según Piedrabuena, 7 u 8 navíos anualmente", recuerda Payró, quien relata en su libro 16 naufragios que tuvieron lugar desde 1884 hasta la época de su visita en 1897: Ana, River Lagan, Mountaineer, Garnock, Dunskerg, Colorado, Glenmore, Córdoba, Seatollar, New York, Crown of Italy, Guy Mannering, Louisa, Amy, Calcutta y Esmeralda. Beascoechea relata los naufragios de cuatro buques: North Star, Mac Lellan, Poctalus y Rubestein. De Agostini reseña los del Swanilda, Brignardello, Prussia, Eagle y Dr. Hanson. Zanola enriquece la lista con los siguientes: Vayari, Albert Gallantin, Prince Arthur, Mercator, Cosmopolit, Juliet, Rescue, Gulf of Arden, Fervaal, Astree, Capricorn, Yndores y Tekla. Las cifras son elocuentes: casi 40 naufragios en un período de aproximadamente 30 años, cuando ya estaban instalados los faros (primero el de San Juan del Salvamento, y después el de Isla Observatorio, más apto que el anterior). Además de las difíciles condiciones de navegación en la zona, la cartografía deficiente y la falta de datos, (Pablo) Zanola –quien era director del Museo del Fin del Mundo- sugiere la existencia de otra causa, de carácter económico, que se sumaría a las anteriores: "Cuando a mediados del siglo pasado apareció el motor, en la era de la revolución industrial, todas las compañías navieras europeas se vieron en la necesidad de renovar su masa flotante; es entonces que previo seguro de sus embarcaciones, muchas de ellas fueron mandadas a encallar o naufragar en el Fin del Mundo... "

Marido por horas 2, se las sabe.


“ De las observaciones y estudios que he hecho en Río Grande puedo afirmar que entre mujeres mayores de 21 años –duda un momento- de 21 años en adelante: siete de cada diez mujeres viven solas”.
Mi interlocutor se afana en las tareas para las cuales ha sido contratado, y por un momento escucha si desde la casa alguien puede estar atendiendo a nuestro diálogo, entonces yo le comento: -“De 21 años hasta la muerte”. Y el ya retoma la conversación:
-“Después de los 80 ellas lo viven todo diferente, siempre hay alguien, o una institución que se ocupa más directamente de los ancianos, y se pierde esa gran necesidad de pareja que nos altera a edades tempranas”.
Pero eso era tema de otra conversación, de otro estudio, y al fin de cuenta lo nuestro era una charla en la vereda en días de fiesta donde todos estábamos sumamente apurados.
“De esas diez mujeres que viven solas, hay cinco que han tenido un hijo de soltera!. Y después me aclara que el hijo puede ser legitimado o no por sucesivas parejas, pero allí no maneja estadísticas. El tema la cierra mientras termina de limpiar la vereda de los efectos de la poda, que es la tarea para la cual ha sido contratado: -“¡Y una de cada diez no sabe quien es el padre de su hijo!”.

-“¿Uniones ocasionales?”.
-“Pactos de silencio”.
-“Promiscuidad, abundancia de relaciones en un momento feliz o desesperado de la vida”.

-“¿Y de los hombres Marido, que podemos decir”?
-“Tres de cada diez viven solos. Uno de esos tres es homosexual...”- un auto tuneado pasa con su estruendosa música, lo que exige al Marido repetir su comentario: “Uno de esos tres es homosexual, pero medio… es decir, uno de cada dos homosexuales se atreve a reconocer su condición. ¡No lo puede exteriorizar!!”

El Marido es un gran lector, un gran conversador y un gran observador. Sus conceptos sobre el matrimonio gay, tema en el cual en Tierra del Fuego viene hablando todo el mundo; son tolerantes y moderados.

Pasa el tiempo hablando de estos temas. Nos despedimos hasta otro día. Mientras voy subiendo a mi auto, y el ya está acomodado sobre su bicicleta, me comenta: -“El 70% de las mujeres de más de 56 años no tienen sexo”. ¡Qué tema pensé para mis adentros!. “Y los motivos pueden ser religiosos…, la obesidad, la salud, la sociedad, los hijos…”

Mano en alto ambos: “¡Nos vemos!”

Lecturas de LA PRENSA.31: CAZA Y PESCA EN LA PATAGONIA.

1900. Octubre 2.

En el transporte Azopardo ha regresado de la costa sur de la república un ayudante de la división de caza y pesca, que acompañó al señor Lahille en su exploración a la Patagonia.
Trae dicho empleado la colección que se ha formado en este viaje, y que con las recogidas en exploraciones anteriores. Constituirán un conjunto interesante.
Probablemente se exhibirán estas colecciones, con los aparejos y fotografías de los buques que se emplean para la pesca, en una sección especial del museo de Productos Nacionales.

Observaciones del Mensajero:

El naturalista mencionado es uno de los grandes colaboradores de Moreno en la formación del Museo de La Plata, y producto de este viaje debe ser la obra que aparece varias veces catalogado en diversos trabajos de investigación:

LAHILLE, F., Min. Agr., Est. "La Agricultura", Bs. As.mimeografiado Informe preliminar del viaje de exploración del "Azopardo" al Golfo San Matías. 1900 sin numerar.
La misma habría merecido una publicación también en el Boletín del Centro Naval, Bs. As, como . Viaje de exploración del "Azopardo" al Golfo San Matías. Informe preliminar. 1902


Algunos aspectos de su condición científica se discurren de su trabajo sobre insectos, y es en la palabra de Ingeniero Agrónomo Carlos Lizer y Trilles que se discurrió una Semblanza (del Dr. Lahille, la que fue pronunciada el 29 de septiembre de 1947 con motivo de la incorporación del como académico de número de la Academia Nac. de Agronomía y Veterinaria.

El doctor Lahille, lo mismo que Corneille y Flaubert nació en Rouen capital de la riente Normandía, región privilegiada de las pomas y la sidra, que me trae a la memoria tiempos felices de mi adolescencia pasados en aquel rincón de Francia.
La vocación por las Ciencias Naturales se le despertó desde muy joven y, de ahí, que cursase en la Universidad de París, los estudios correspondientes a estas disciplinas; ya graduado, prosiguió, en la misma universidad, la carrera de medicina en la cual obtuvo el título pertinente dos años después, esto es, en 1893, el mismo de su arribo a nuestro país. Pero al propio tiempo que estudiaba las carreras precitadas, desempeñaba el cargo de docente libre en la Facultad de Ciencias de Toulouse, con tan brillante éxito qué al poco tiempo empezaron a trascender los primeros trabajos dados a publicidad, entre los años 1884 y 1893, atañaderos a varios grupos zoológicos, tales como peces, Zoología general, batracios, medusas, quilópodos, branquiópodos, tunicados, entomología pura y agrícola, mamíferos y técnica sobre trabajos prácticos. De todas estas investigaciones aparecidas, en gran parte, en el Boletín de la Sociedad de Historia Natural de Toulouse, los de mayor envergadura se refieren, sin lugar a duda, a los tunicados de las costas de Francia, acerca de los cuales publicó 19 trabajos; entre ellos merece mención aparte la tesis presentada para optar el título de doctor en Ciencias Naturales, de 330 páginas y 177 figuras, notable estudio que tuvo la virtud de darle merecido renombre al autor, no obstante su relativa juventud.
Cuando el Museo dc La Plata contrató los servicios del joven naturalista para realizar estudios hidrobiológicos en las costas argentinas, en 1893, ya gozaba de cimentada fama de investigador en su patria, y, particularmente, acerca de la fauna marina, por los trabajos efectuados y práctica adquirida en los célebres laboratorios marítimos de Roscoff y Baniuls.
Cinco años únicamente permaneció al frente de la referida sección, jefatura que renunció para ingresar en el Ministerio de Agricultura de la Nación, con el fin de ocupar el cargo de jefe de la División de Caza y Pesca. Como se advierte, en esta dependencia tendría oportunidad de proseguir, en parte, las tareas relativas a hidrobiología, mas todas sus ilusiones en tal sentido, se desvanecieron por la incomprensión de algunos secretarios de estado de aquel Departamento, desconocedores, en forma absoluta, de los ingentes problemas que había urgente necesidad de encarar y resolver para el conocimiento de nuestra rica fauna marítima. En los primeros tiempos emprendió con entusiasmo los estudios de esta vasta rama de la Zoología, continuando así los ya iniciados en el Museo platense. Las 50 publicaciones sobre peces y pesquerías hablan elocuentemente de la tendencia vocacional que sentía por tales disciplinas y del tesón puesto al servicio de ellas. Ya he escrito en otra oportunidad que "... en la dependencia a su cargo era, al mismo tiempo, cerebro creador y nervio motor, ejecutante de las voliciones de aquél".

Luego detallará sobre su incorporación al Departamento de Agricultura, y los numerosos estudios allí realizados, y otras relaciones sobre su vida:

.1.- La intensa labor desplegada desde el mismo año de obtenido el título de Licenciado en Ciencias Naturales (octubre de 1884) hasta abril de 1937 -es decir más de medio siglo- se halla exteriorizada en unos 355 títulos abarcados por sus publicaciones, inmensa producción ecléctica, macisa y filosófica.
2.- Respecto de esta modalidad lahilleana, con tendencia a un moderado y necesario enciclopedismo, el Dr. Fesquet, su más adicto y dilecto discípulo y amigo, transcribe en uno de sus trabajos estas frases: "El universitario no puede, naturalmente, investigar profundamente todas las ramas del saber; pero si un universitario no puede ser una enciclopedia viviente, tiene que poseer conocimientos sólidos y precisos de todos los métodos de investigación y de todas las principales conquistas modernas de la verdad en los campos tan variados cuan inmensos del saber humano". Más adelante agrega: "En el fraccionamiento de los estudios vislumbro un peligro muy grave, porque dificultará siempre más la formación de esa clase escogida y superior de intelectuales que en cada país se necesita para conducir y dirigir a los pueblos por la senda de los progresos materiales y morales".
3.- El miembro de número de esta Academia, Dr. Cabrera, decía el año 1930 en el discurso pronunciado con motivo del homenaje tributado al Dr. Lahille por su designación de profesor honorario de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, este concepto: "La obra de Fernando Lahille se halla todavía lejos de estar terminada, y, sin embargo, ya basta para demostrar que, contra lo que hoy comúnmente se cree, es posible ser investigador, e investigar con buen éxito, sin incurrir en el absurdo de la especialización exagerada".
4.- La ironía fina y sutil, campeaba no sólo en sus escritos, sino también, frecuentemente, en la conversación diaria. Casi siempre las contestaciones estaban a flor de labio. Recuerdo que un día, ya después de jubilado, me visitaba en el laboratorio a mi cargo que, como se sabe, era el del maestro que a honra tuve heredar; pocos días antes habíaseme provisto de un magnífico estativo, la última palabra en óptica de aquellos tiempos; uno de los técnicos lo estaba usando y muy ufano preguntóle: ¿qué le parece doctor esta maravilla?; aún no tenía concluida la pregunta cuando le contestó así a boca de jarro: "no consiste todo en disponer de instrumentos maravillosos, más necesaria es la materia gris", sentencia incontrovertible que confirma los geniales descubrimientos de Leuwenhoek, Pasteur, Koch, Behring y otros que disponían de sobrada materia gris y escaso y malísimo instrumental.
5.- Sabido es que en cierta oportunidad un incendio concluyó con casi todas las existencias de la dependencia a su cargo, y cuál no sería su asombro cuando poco tiempo después, con motivo de una de las tantas exposiciones del Ministerio de Agricultura, se le invitaba a exponer algo en ese certamen. Cualquier espíritu menos irónico, no repuesto aun de la catástrofe reciente, se hubiese sentido molesto, pues tal invitación podría haberse interpretado como broma de mal gusto. Pero él lejos de tomarlo en tal sentido, expuso instrumentos, libros, material de colección, etc., todo estropeado por la acción del fuego, acompañada cada pieza del correspondiente rótulo que las circunstancias imponían. Va de suyo que muy celebrada fue esta originalidad. Envidiable fue la capacidad de trabajo de que estaba dotado y la resistencia física, que sólo mermó en los postreros años de vida; en 1933, esto es, a los 72 ya cumplidos, es llamado por el entonces Director de Defensa Agrícola y Sanidad Vegetal, nuestro actual académico Spangenberg, para presidir la Comisión Central de Investigaciones sobre la langosta, que tantos frutos dio en pro del conocimiento racional de tan malhadada plaga; desgraciadamente, por hallarse con la salud algo resentida, sólo dos años pudo estar al frente de esa comisión técnica, a la cual condujo con su consabida experiencia, tacto y eficacia. Otra vez aquí volví a estar en contacto con el maestro y nuevamente tuve oportunidad de aquilatar la vastedad de sus conocimientos.
6.- Los contratiempos materiales de la índole ya citada, tenían para el sabio sus compensaciones morales que muy mucho lo halagaron; así en 1904 se le otorga diploma de honor en la Exposición Universal de Saint Louis Norte América, en 1906 es designado oficial de Academia y corresponsal del Museo de Historia Natural de París; en 1910 miembro del Comité Permanente de los congresos entomológicos; en 1911l le otorga medalla de oro en la Exposición de Torino y de plata en la de Roubaix; en 1917 es designado Consejero de la Facultad de Agronomía y Veterinaria; en 1925 presidente de la Asociación Nacional de Pesca y en 1934 Caballero de la Legión de Honor

El loco de las goteras



“Para los que lo conocieron y para los que no: esta mañana murió en Buenos Aires, Manuel Zalazar, un poeta y un amigo, "el loco de las goteras" para los que hace mucho que viven en Ushuaia. Escribió ..."la mesa del bar es un muelle..." Manuel, ya zarpó”. De esa manera se expresaba Ana María Gutiérrez en momentos en los cuales nosotros subíamos a este blog nuestros recuerdos de un Manuel de papel.

Pero entre tantos papeles emergió una crónica, publicada en el Semanario de la Actualidad Territorial, el 24 de octubre de 1980, donde se expresaba lo siguiente.

LOS EJEMPLOS COTIDIANOS

Manuel Zalazar llegó hace unos siete años a Ushuaia y repitiendo una historia frecuente, arribó con su mochila al hombro deseando conocer esta Tierra del Fuego, punto fijo de quienes recorren el país y conocen sus bellezas.
Se quedó. Quiso probar suerte.
Pasó sacrificios. Frecuentó muchos trabajos… y ya un día decidió adquirir una pequeña casa ubicada a 11 kilómetros de la ciudad más austral del mundo, que contaba con parcelas para la cría de animales de corral. Poco era lo que sabía al respecto. Con esfuerzo y perseverancia logró aprender. Su morada fue ampliada, los corrales arreglados y una arcada en la puerta de entrada marcaba un destino: luchar en una tierra que le era desconocida pero a la que había aprendido a amar.
Con Silvia, a quién conoció a los pocos años de etar en su casa contrajo matrimonio y con su ayuda iniciaron la puesta en marcha de una pequeña chacra con aves e corral, vacas…
La familia aumentó hace muy poco tiempo con un hijo que día a día se va notando más su presencia.
Para los que viajan de Río Grande a Ushuaia o viceversa, llama la atención recostada sobre la falta oeste del puente sobre el Río Olivia, la casa de Manuel y Silvia.
Los Zalazar, un ejemplo de Argentinos que quieren su tierra, representan con su esfuerzo el futuro de una generación que piensa y trabaja en procura de un mañana venturoso.

***

El tema del muelle de la bohemia de Zalazar mereció otro mail, este de Julio José Leite, al que transcribimos tal cual.

La mesa del bares un muelle,
soy un barco por dentro.
La luna es una copa llena de gaviotas,
suaves,
angelicales plumas de alcohol
que buscanun estandarte
para mi exilio.

"Este poema nunca fue escrito por Manuel, lo dijo un día manejando su Citroen en una noche de vinos en Ushuaia, yo lo aprendí de memoria.Pasaron los años, una vez, regresando de Punta Arenas, cruzando a Puerto Porvenir, lo escribí en una lona de la barcaza "La Melinca". Manuel, que regresaba de uno de sus viajes, al tiempo, lo lee y pasando por Río Grande me cuenta sobre el poema, yo le dije, ese poema es tuyo, y claro que es de él siempre viviendo en estado de poesía, el loco de las goteras, Manuel el gran mosquetero, el peronista asintomático, el hermano".

PEDRO ÁNGEL FRANCO: -“Muchachos, si esto no sale al aire mañana a las seis de la mañana aténganse a las consecuencias”.


Pedro ingresó a Radio Nacional por el lado del correo. Había llegado con su traslado por los años 60 y luego pasó a ser también empleado del naciente canal 13. Su trabajo fue en la Planta Transmisora, y sus recuerdos se encadenan con lo vivido en los primeros días, y el momento crítico experimentado al darse el golpe de estado de 1976.

-En aquel entonces cuando aparece Radio Nacional, todavía no desapareció del todo la estación radio eléctrica, es decir que nosotros tendíamos los circuitos con Gallegos y con Ushuaia todavía, como teníamos poco personal hacíamos doble turno, yo me hacia un turno en el correo o en la planta transmisora de Radio Nacional, estuvimos como dos meses haciendo doble turno, yo hacia seis horas en un lugar salía de ahí, me iba a casa a almorzar y después hacia las seis horas en el otro lado

-En alguna medida trabajan para Radio Nacional, no en Radio nacional.

-No, lo que pasa es que Radio Nacional era del correo, el servicio de radiodifusión lisa y llanamente pertenecía al correo.

-¿Claro si mis primeros sueldos los cobre en el correo?

-Exacto, nosotros todos íbamos a cobrar al correo, cuando se formó ENCOTEL, que Encotel se separa de la secretaria de comunicaciones, ahí si dejamos de pertenecer al correo y seguimos perteneciendo a la secretaria de comunicaciones, el que se separa en si es el correo y se forma la empresa Encotel, como primero se formo ENTEL, que pertenecía a la secretaria de comunicaciones, pero era una rama completamente independiente como después paso a ser lo mismo el correo, que después se formo Encotel, que eso fue en año ´76 o ´77, entonces nosotros ya quedamos en la secretaria de comunicaciones, ya pasamos a separar los tantos, entonces, estudio y planta transmisora empezaron a funcionar como un solo ente y no como estábamos antes, que planta transmisora era una cosa y estudio otra.

-¿Para eso ya había pasado lo peor?

-Si ya había pasado lo peor, y lo peor fue el 24 de marzo de 1976, fue un día muy negro para nosotros, en realidad después nos dimos cuenta de lo que había pasado ese día. El 24 de marzo de 1976, el Golpe de Estado, nos levantamos ese día y nos encontramos ese día que el gobierno había cambiado de mano, los militares habían asumido al poder y habían desplazado a Maria Estela Martínez de Perón, pero hete aquí que ese día, más allá de lo que cada uno podía sentir, a nosotros se nos descompone por decirlo de alguna forma los grupos electrógenos, en aquel entonces la cooperativa o la usina como se decía, no estaban en capacidad de alimentar un monstruo como eran en aquel entonces estos transmisores de Radio Nacional, entonces sucede que nosotros tenemos que alimentarnos con nuestros propios grupos electrógenos, que después dejaron de funcionar, resulta que ese día tipo mediodía se nos planta el grupo electrógeno, cuando ponemos el otro, al rato se volvió a plantar el otro grupo electrógeno, pensamos, que paso acá?, lo primero que pensaron los militares que teníamos de custodia es que era un sabotaje, por que, que justo ese día se nos planten los dos motores, sabotaje, hete aquí, que empezamos a trabajar, vinieron más militares, nos preguntaban que pasaba, nosotros le decíamos que no sabíamos que había pasado de ninguna forma.

-Había una incontingencia adicional a todo esto: que el jefe de la planta transmisora de la radio que era Rodolfo Canalis que era a su vez presidente del Concejo Deliberante por el Partido Justicialista.

-Claro, en ese entonces el jefe nuestro era el Presidente del Consejo Deliberante por el Partido Justicialista, el gobierno que caí era el Justicialista, entonces los militares no tenían mas que pensar en que esto era un sabotaje, nunca se habían descompuesto los dos grupos electrógenos juntos.

-El director era Jorge De Amuchastegui?

-Claro, lo mandan a llamar al gordo De Amuchastegui del batallón, el gordo dice, “no yo voy a ir con mi auto”, hace tres cuadras se le queda el auto, atrás lo seguía un jeep lleno de militares, entonces lo agarran de las pestañas, lo suben al jeep, le dejan el auto tirado en la calle, lo incriminan, que pasa? yo no tengo nada que ver, son dos oficinas independientes, esto tampoco lo podía entender el comandante, no le cabía en la cabeza que un estudio y una planta transmisora que tienen que trabajar en conjunto sean dos oficinas completamente independientes, entonces, lo meten preso, lo meten al calabozo y el gordo gritaba yo no tengo nada que ver, sáquenme de aquí, resulta que viene el segundo comandante directamente a vernos a nosotros y nos dice, muchachos, si esto no sale al aire mañana a las seis de la mañana aténganse a las consecuencias, después nos enteramos que las consecuencias eran muy graves. Leticia que estaba como jefe en la usina, nos quería dar una mano y trata de tender un par de cables hasta acá para ver si la usina nos podía dar electricidad para salvar la emergencia, pero no, cuando poníamos en marcha el transmisor, la usina se aplastaba, no había caso había que sacar el grupo electrógeno, cundo los militares ven que Leticia entendía de motores, de una pestaña lo traen acá, lo ponen a trabajar y para todo esto eran las ocho de la noche, nosotros estábamos todos desorientados.

-¿Quienes eran ustedes?

-Nosotros éramos, Barbera, Canalis, Genissel, Bianchi, Benedetto, Arriagada, Arriagada no era técnico, pero vino a ver que pasaba, por que cada uno de nosotros que venia a ver que pasaba, quedaba enganchado y ya era imposible salir, con decirte que en la casa particular de la planta transmisora vivía Canalis con su familia, la Sra de Canalis sale por la puerta del fondo a tender ropa, ya era la penumbra, eran las siete de la tarde y un soldado que estaba por ahí atrás, empieza a gritar, ahí se escapa uno, ahí se escapa uno, la Sra de Canalis levanta los brazos, tira la ropa y decía, no tiren que soy, no tiren que soy, por que la orden era si que alguno de nosotros hacia algún movimiento sospechoso era tirar, teníamos un soldado en la espalda cada uno, donde nos movíamos entre la usina y la planta. Ahora bien, vos te podrás preguntar como se descompusieron los dos grupo electrógenos, la orden era salir a las seis de la mañana o atengámonos a las consecuencias, te digo a las seis menos cinco estábamos poniendo el transmisor en el aire, justo llegamos.

-¿Que fue lo que paso?

-Resulta que el día anterior, nosotros desconocíamos que iba a pasar al día siguiente, pero el día anterior, hace un tiempo nosotros habíamos recibido desincrustante para ponerle al sistema refrigerante a los equipos electrógenos, entonces estábamos con Arriagada acá en la planta y me dice, que te parece si le echamos desincrustante al sistema de agua, dale vamos, claro eso empezó a trabajar, empezó a hacer su función y empezaron los pedazos de oxido a correr por las cañerías, hete aquí, eso lo que hizo fue trabar los termostatos, que nos los pudimos destrabar a golpes, de martillos, por supuesto son los termostatos grandotes….

Lecturas de LA PRENSA.30: PROPUESTA PARA LA NAVEGACION EN EL SUR.

1900. Septiembre 22

Una nueva propuesta para el servicio de navegación a las costas del Sur se he presentado al Ministerio de Agricultura.
Manifiestan los proponentes, señores Gandolfo y Cia. que emplearan en ese servicio 4 vapores de 1500 toneladas y efectuarán viajes redondos de 25 a 45 días, con escala en todos los puestos de la costa sur que designe el poder ejecutivo.
Ofrecen conducir gratis la correspondencia, y cobrar el 50% de la tarifa a las cargas y pasajeros oficiales, así como a los colonos y sus instrumentos agrícolas y de pesca.
Dicen que fomentara la inmigración escandinava o fineza, por su cuenta o conduciéndola gratis, siempre con intervención de la dirección del ramo y ocuparan marineros argentinos en la proporción que designe el ministerios.
Expresan que en caso de guerra nacional cederían los vapores al gobierno por el precio de costo.
No menciona cual será la matricula de los buques, ni la tarifa que registra en línea.
Solicitan como recompensa por ese servicio exoneración de derechos de puertos, y 6000 pesos oro por cada viaje redondo, lo que les reportaría un beneficio que se calcula en 212.000 pesos oro anuales.
Si la propuesta es aceptada manifiesta que empezarán el servicio a los seis meses de formalizarse el contrato correspondiente.

Observaciones del Mensajero:
Lo primero a comentar es la existencia de dos espacios portuarios en el Buenos Aires de aquel entonces: uno específicamente el Puerto Madero, y el otro El Riachuelo que por entonces estaba ajeno a la contaminación que vendría luego; y que se aprecia como espacio más de veleros de que vapores.

Pero la presencia de los buques de esta tecnología invadiría el mundo de las comunicaciones de entonces, y la oferta al sur –que ya apreciamos en una lectura anterior- tuvo también otros oferentes. Los datos incluidos en el diarios nos demuestran como ya se perfilaba esto del subsidio a los transportes, y el tema también fue noticia en el diario de Paz, al día siguiente.

1900. Septiembre 23. LA PRENSA.. NOTICIAS VARIAS –NAVEGACION EN LAS COSTAS DEL SUR.

El ministerio de agricultura se impuso ayer de la propuesta presentada por los señores Gandolfo y Ca para establecer un servicio de navegación a las costas del sur de la República.
Ha dispuesto estudiarla detenidamente antes de adoptar resolución alguna.
Los proponentes nos manifiestan que es erróneo el cálculo hecho respecto al beneficio que les reportará la conexión, pues solo esperan efectuar un viaje mensual, con lo que obtendrían la suma de 72.000 pesos oro anuales por subvención del gobierno nacional.

Ya para el 13 del mismo mes se había tratado otro tema colindante: Concesión de tierras: Conveniencia de reservar los puerto para el estado.

En el caso fueguino la concesión Popper así lo había establecido, pero cuando tras el remate testamentario, la adquisición por parte de Juan Nepomuceno Fernández y su venta a José Menéndez este aparecerá con derechos a instalar su puerto, el que con el tiempo conoceríamos como el del muelle del frigorífico.

Manuel Zalazar, en impensado vuelo.


La noticia llegó por mensaje de celular y simultáneamente por email, el mensajero era el Tuni Castro y la noticia era triste:

“Hoy a la mañana en Spegazzini, Bs As, en casa de Daniel Quintero y Graciela, nuestro templo sagrado de las Mil Botellas falleció Manuel "Pachacho" Salazar en brazos de Daniel Quintero”.

Tras la noticia una comunicación con Daniel y los pormenores en medio del dolor, estaba de visita allí cerca de Ezeiza, celebrando con su compañera –Berta- el año nuevo, cuando a las 10 de la mañana sobrevino la crisis que viene a consternarnos.

Uno este momento a aquel otro en que lo conocí, junto a Silvia Milat, en ese entonces hasta hacía poco habitantes de Las Goteras, un paisaje natural cercano a Ushuaia; allí donde él tenía su desempeño como trabajador portuario mientras que ella, desplegaba su actividad como educadora.

Ya había un hijo y además una creciente inserción en la cultura del lugar por su participación en el taller literario de Alicia Viladoms.

A la hora de ordenar nuestros papeles Patricia me trajo una destapada antología donde se lo identificaba de la siguiente manera:

“Nació en la Capital Federal en 1944. Hace 11 años que se ha radicado en Tierra del Fuego. Participó del taller literario de Ushuaia. Ganó el primer premio en el concurso “101 Aniversario de Ushuaia” con el poema palabras. Participó con Silvia Milat en la edición de la revista literaria “Tiempo Desvelado”. A esa revista había llegado yo en dos oportunidades, con un relato vinculado a la inauguración del monumento a Jerónimo Luís de Cabrera, titulado “Complot en la vieja casona” y un reportaje a Vicente Zito Lema que reeditaba con la vuelta a la democracia la célebre revista Crisis.

En encuentro con la antología de los 101 nos lleva a saber que también se llamó Héctor, Héctor Manuel Zalazar, de allí tal vez lo suyo, de guerrero caído…

El concurso organizado por LRA 10 premiaba sus Palabras a Ushuaia, que eran las siguientes:

Siempre al escribirte un poema
me siento clandestino,
profundo,
extraviado.
Sobre el marco carcomido de un sendero
como hacha
el sol se hunde.
Se deshace en oscuridad la tarde
en el orgullo eterno de un jardín.
Compasiva la noche apoya en el suelo
la rutina escarchada,
mis pasos la transitan como una anécdota.
La bahía
espolea con sus tobillos de sal
a la luna,
que frutando para mis ojos
dispone nectarios misterios.

Más allá del hechizo
que limita
entre el progreso y la clausura
la ciudad se extiende como un lujo.

Con los años vendrán dos publicaciones que casi cierran nuestra biblioteca de poesía:
Pasajera efusión y Leyendas del Calafate, donde firma como Pachacho; en un reportaje de ocasión afirmará que su pseudónimo quiere decir “de piernas largas”, y èl se estaba yendo.

Por esos días supimos una anécdota ligada a su llegada, y la llegamos a publicar en noviembre de 1994, número 5 de la revista Jarana fueguina, dónde tras el título ¿Con qué motivos construimos nuestra novela regional”, era presentada en tercer término:

“Pachacho viene haciendo caminos en el sur. En Río Gallegos permanece un tiempo con su primo. Un día se dio cuenta que le faltaba dar el gran salto, y parte hacia Tierra del Fuego”

“En Ushuaia permanece 17 años, hasta que se jubiló por invalidez”.

“Decide partir y lo hace despidiéndose de todo el mundo. En Río Grande en casa de un amigo cuenta como fue su llegada a Tierra del Fuego, le habían dicho que saldría hasta Ushuaia y en una semana estaría de vuelta, pero en realidad nunca volvió a Gallegos ni se había comunicado con su primo”.

“Le preguntan por la identidad del pariente, y resulta ser que era el vecino del departamento de al lado”.

“No había que hacer más que una cosa: correr a saludarlo. Cuando se abre la puerta, inmediata es la exclamación del dueño de casa…¡Pachacho, como te fue por Ushuaia”.

¡Sigue el viajero su viaje!

¿Pasaremos a conocer la historia de cada uno de los primos?

¿Estamos ante un fin o un principio?

En Spegazzini –Mansión de las Mil botellas- se esperaba que otra prima pase por la morgue a retirar su cuerpo.

El Tuni mientras tanto en su Neuquén se fue a tomar una ginebra y a comerse un Mantecol, en recuerdo de nuestro amigo.

De la historia podemos decir que el primo es el Catu Rodríguez, y Julio Leite con Diego Castro fueron testigos…

¡A volar, a volar, a volar! o LA CANDELARIA 1952.3




Guillermo Montoya se tomó el trabajo, ya hace un tiempo, de unir el relato correspondiente a 1952 en La Candelaria, con un par de fotos que nosotros ya difundimos.


De un nuevo encuentro en su lugar de trabajo, la librería donde se desepeña en el ámbito de las multicopias, apareció esta posibilidad de publicarlo. Y acceder a una copia de pared.