Consejos de un escritor regional.



Han existido diversos métodos a través de la historia: con pluma de ganso y tinta, con birome, máquina de escribir, PC, notebook, netbook, etc.....já, sólo una broma. Jodida tu pregunta y más jodida la respuesta. Yo he optado por lo siguiente: En un cuaderno anoto diversas escenas, calculo los capítulos, defino si llevarán título o números, perfilo los personajes, sus nombres, características, anécdotas, situaciones importantes que le darán consistencia a la novela, pequeños diálogos, en fin, de todo un poco. Es lo que yo llamo esquema, y puedo estar meses en eso, para tratar de tener todo armadito y que no falte nada cuando llegue el desarrollo. Es como tener los ingredientes antes de hacer una comida. Después me lanzo al computador, voy anotando y ordenando lo del cuaderno, qué cosa llevará cada capítulo, hasta que me tiro con la escritura. Hay asuntos que al terminar un capítulo no encajan allí. Pues trato de colocar eso en el punteo de algún otro capítulo. Y hay veces que termino la novela y me quedaron varios ingredientes sin usar porque me doy cuenta que quedaron definitivamente fuera de sitio. Esto sucede. Detalles que al comienzo parecen importantes pero que al final embarraban la cuestión. Hay que dormirse pensando en la primera frase de cada capítulo, qué sucederá, como irá, quiénes intervendrán, y hasta que remate tendrá cada uno. Buen somnífero, mejor que un Diazepam. Lo fregado es recordar al día siguiente, y darse el tiempo para escribirlo, y respaldarlo. Así, unas cuatro a seis horas diarias, por meses, y luego la lectura de todo el armatoste, limpiar, corregir, por lo común sacar más que poner, hasta que quede más o menos como uno soñó que quedaría. Y después lo terrible, quedarse huérfano y vacío. Quizás es la peor parte: volver a la nada.
                                                                                                              EUGENIO MIMICA BARASSI.

KARÚ KINKA señales de una crisis-

El padre Juan Esteban Belza dio  vida por los años 70 a una interesante publicación que bajo el título de Karú Kinká llegaba a la isla cargando información relacionada con nuestro ayer.

Respaldaba esta iniciativa el Instituto de Investigaciones Históricas Tierra del Fuego, entidad nacida en Buenos Aires, también a inspiración del cura.

El número uno de la revista vio a la luz en Julio de 1972 y su aparición era irregular. Se distribuía en mano, desde algunos espacios de la vida cultural de entonces, en mi caso la obtuve gratuitamente en el Colegio Don Bosco, o en la Biblioteca Schmidt (h). No era mucha le gente interesada pese al enorme valor de su contenidos, la publicación permanecía en algún rincón -a la vista- sin que hubiera mayores curiosos en llevarla.

Hoy son piezas de colección.

Karú Kinká venía impresa por los salesianos de Almagro y fue engordando en páginas y contenidos hasta el número 23, dónde se la podía ver de esta manera:

Traía en su interior trabajos que fueron presentados en el Congreso de Ciencias Históricas Fueguinas, en Río Grande, y en aquel octubre de 1976 contenía los que llevaban la firma de Nicolás Matíjevich, Raúl Martínez Crovetto, Alejandro Maveroff, Eduardo Prémoli, Pablo Gallez y Juan Esteban Belza.

Pero la publicación estaba a las puertas de una crisis:


¿Cuál habrá sido el nivel de respuesta? Tendríamos que haberlo preguntado en ese momento, o tal vez sumado algún aporte. Yo recuerdo que lo pensé, pero estaba embarcado en un proyecto periodístico personal, como fue la de El Austral en su última etapa.

Habrá que esperar a junio de 1980 para ver un nuevo Cuaderno Fueguino, el número 24. El papel era grueso y burdo, abrochado, con cinta plástica de embalaje al lomo.

Dirá el Pórtico: "Después de larga pausa de raíz monetaria, sale a luz el N.24 de Karukinka con ropa más pobre, pero con igual vitalidad de contenido".



Y allí venía la mitad de los trabajos publicados en el Congreso de historia realizado en Río Grnde del 6 al 12 de octubre de 1978. Así aparecen los nombres de Héctor Allen, Marta Belfiori, Juan Esteban Belza, Rafael Berruti, José Emilio Burucua, Arnoldo Canclini, Ricardo Capdevila, Santiago Comerci y Rodolfo Pollari.

Miro el ejemplar que tengo en mis manos y su ilustración pegada en la portada se ha desprendido.

En la contratapa un aviso marcaba tal cierto aliento a esta quijotada cultural.





Un viejo de mierda. Un relato de Oscar Domingo Gutiérrez



Hubo una zona pantanosa en Malanoche sobre la cual se avanzó recién cuando el petróleo le dio otra vida al pueblo. Algunos recuerdan lo duro que eran vivir ahí, otros se han olvidado.
La vega de la Malanoche recordaba a los percances que habían tenido un grupo de misioneros en días prefundacionales, y como habían salvado su vida por que Dios es grande, en medio de frío, la niebla y la desorientación.
El damero estaba solamente dibujado en los planos, las calles todavía no estaban abiertas, y el crecimiento poblacional llamó a levantar cada uno su vivienda en el terreno que se consiguiera en aquel lugar.
Alguien dispuso, tácitamente que por cada cuadra debía destinarse un sitio a un hijo del país, preferentemente una policía, no solo tendrían prelación en el otorgamiento sino que a la vez la responsabilidad de realizar oficiosamente su trabajo de control en el área barrial.
Los primeros ocupantes veían como quedaba un terreno libre. Ellos construían sus cercos y la piquetería era el límite de un solar de habitante desconocido que al aparecer solo le faltaba construir el frente para cumplimentar las exigencias, el contorno ya lo habían hecho los vecinos , sin compartir con este lindero el costo de la ejecución del perímetro.
Cuando aparecía el adjudicatario y se descubría que es policía se prefería no plantear el tema de los costos, no se sabía como podía reaccionar –los agentes tenían fama de prepotentes- o bien se adivinaba que allí estarían para molestarlos por lo que se quisiera.
Lo hijos de los policía, cuando los habían, recorrían los altos piquetes del contorno y si querían ver que había del otro lado no podían hacerlo porque era superficie lisa. Los vecinos en tanto tenían la tirantería de soporte, los postes, donde encaramarse para ver que hacían del otro lado, y esos les molestaba puesto que sentían observados, asediados, por el común de los vecinos.
Esta primera línea de conflicto servía para que en algún momento se les gritara de por que estaban allí, que tenían que mirar para este lado, que ya iban a hablar con los padres. Y lo chicos sin intimidarse por ello seguían en su porfía, hasta que se daban los enfrentamientos entre vecinos, y aparecieran los cuestionamientos a las conductas, y el desafío:-Hacete el malo, pero sacate el uniforme. Entonces vamos a ver quien es más macho. Y el más macho tenía que ser siempre el policía, por lo que nunca se sacaba el uniforme.
El viejo de mierda era uno de esos policía y los chicos del barrio vivían en conflicto con él. No se sabía porque el viento siempre llevaba la pelota para su patio, y allí desaparecía, o era devuelta cortada. El viejo se hacía odiar.
No vamos a enunciar todos los nombres despectivos que fue acumulando, los inconvenientes para los padres que tuvieron que ir a protestar.
Y después todo les molestaba, la música alta, los juegos del paco librado, el ladrido de los perros –como si los suyos fueran mudos-, el azotar de la ropa en el cordel.
Los hijos del viejo perdieron autorización para jugar con los vecinos.
El viejo destilaba odio, y autoridad.
Esto lo recodaban los muchachos cuando con los años al volver al barrio, o al volver al pueblo, repasaban el historial de la cuadra y allí aparecía como el ogro detestado, el viejo, el viejo de eme…
Se pasó a contar que estaba prácticamente solo, que se había jubilado en la policía y había seguido trabajando de sereno en una fábrica, que se habían casando de el por lo intrigante que era, que ahora rumiaba la soledad desde su vieja casita.
Mientras los vecinos progresaban, y cuando quisieron cambiar los piquetes por un muro de ladrillos no encontraron en él disposición para levantar la medianera. Seguía siendo el viejo de siempre.
Los nietos pasaron por el mismo trance –el de las pelotas tajeadas-, y entonces en tiempos de mayor derecho los padres/hijos de ayer hicieron reclamos en otras esferas y desde allí trataron de reconvenirlo. El viejo lució en su defensa un historial que engalanaba su nombre inglés y su apellido escocés, y su impecable foja de servicio. Pero igual le dijeron que al menos retuviera  la pelota para luego entregarla a los adultos.
No se si el viejo alguna ves hizo esto. Pero los muchachos/jóvenes de ayer siguieron envenenados con su recuerdo.
Una noche en un quincho planificarlo como romperles los esféricos al represor del barrio. Lo primero fue organizar sistemáticamente un pin raje a cualquier hora del día, por ejemplo ahora, cuando salieran del asado. El viejo apareció en pantuflas y sus puteadas eran bilingües. Los protagonistas del pin raje rajaban en modernas unidades 4x4.
En el asado subsiguiente el tema principal de risas fue el de este piquete tardío. ¿Quién dijo tardío? La venganza siempre llega a tiempo.
Y una noche, los muchachos crecidos decidieron colocar definitivamente las cosas en su lugar: juntaron unos diarios y cada uno fue defecando en él. Con todo este pastel hicieron un paquete que dejaron en la puerta del viejo. Lo habían embebido en alcohol de quemar y le prendieron fuego poco después de tocar el timbre.
El viejo salió y vio la fogata frente a la puerta. Quiso volver a cerrar la puerta pero luego recordó que su casa seguía siendo de madera, entonces salió y comenzó a zapatear –chancletear sería lo correcto- para apagar el fuego y entonces entró a salpicarse y ahora si el viejo de mierda era un viejo de mierda.
Los autores del escrache final no habían partido, estaban a pocos metros de la puerta de la casa, y no se reían.., le tenían lástima.

Roy Ormiston: “El comercio enseñaba mucho para el que tenía vocación".



Carmen Eugenia Valencia trajo la noticia que anoche terminó la vida de este hombre ligado a la actividad comercial de Río Grande desde mediado de los años 50. Roy tenía 96 años y había llegado con 32  a desempeñarse como contador de La Anónima, para pasar luego a la actividad propia asociado a Luis Gliubich, con el comercio La Estrella del Sur.
Santacruceño de origen nació en el establecimiento rural de El Chalía el 9 de abril de 1923, cuando todavía se sentían los ecos de lo que habían sido las grandes huelgas rurales.
Su padre era un inglés que llegó al país con 18 años para desempeñarse en su oficio: mecánico. Con esta actividad se desempeñó en la estancia que fue nacencia de sus hijos –cuatro varones y cuatro mujeres- venidos de la unión con una chilena.
La Patagonia era así, predominantemente extrajera, los argentinos serían los hijos de ese caudal migratorio. Al llegar a nuestro Río Grande Ormiston recordaba que el 80 % de la población era extranjera, y en La Anónima, donde tenían trabajo 60 empleados, solo cuatro o cinco eran argentinos.
La familia migraría a Piedra Buena cuando Roy tenía 9 años, entonces el pueblo se llamaba todavía Paso Ibañez y allí comenzaría su escuela.
Conversé con Roy el 19 de mayo de 1955 un día en que gentilmente me recibió en la casa donde vivía junto a Angus Smith, otro antiguo migrante de origen inglés, en dependencias de la Estancia José Menéndez; allí prestaba sus servicios luego de haber estado al frente de su propio comercio de ramos generales durante 30 años.
Estar allí lo llevó a recordar que en sus años de la Compañía –Enosis se identificaba telegráficamente- era responsabilidad del Gerente y el Contador ir visitando a los clientes, lo que hacía que se tenga que recorrer estancia por estancia, y en algunos casos en situación festiva, como la de ir con el equipo de fútbol del comercio, para enfrentar a los estancieros en sus formaciones locales.
Primero con Rearte como gerente, luego con Trejo.
La Anónima funcionaba en la calle Perito Moreno, donde hoy está el Club Los Ñires, pero a fines de 1956 comienza a mudarse a la primera cuadra de San Martín, la comprar el comercio de Federico Ibarra que se retiró de la actividad.
En 1957 Roy se abre paso por sí mismo cuando compran junto a Gliubich el comercio que fuera de Menón en la calle Rosales, buscando su propio porvenir.
La estrella del Sur competía en alguna medida con La Anónima, con Tito Ibarra y Raful. Pero al quemarse este último establecimiento formaran parte del gran triunvirato comercial de la localidad.
La clientela era atendida con un sistema de reparto, indispensable en años en los cuales eran muy pocos los que tenían auto, entonces se recibía un pedido y se salía a la calle, actividad de la cual gustaba Roy que de esa manera se recreaba en el trato con los vecinos.
Hacer esas relaciones públicas era entrar en contacto con un mundo marcado por el trabajo pleno y donde había pocas recreaciones: el fútbol y el automovilismo; y la convivencia cotidiana en los clubes, fundamentalmente para el elemento soltero y masculino, en este caso para Ormiston el escenario era el Club Social.
El negocio de proveía de todo lo que necesitaba atendiendo a los viajantes que llegaban con sus representaciones todos los meses, según el tiempo podían ser 30, a veces algunos menos, pero era frecuente tener que atender a dos o tres por día para ordenar las compras. Los viajantes acordaban envíos y facilitaban créditos por cuatro o cinco meses; de la misma manera que la clientela del negocio pagaba a 30, 45, o 60 días sus consumos familiares. Los comerciantes  a veces se llevaban algún cheque como parte de pago, sino los compromisos se efectivizaban por el único banco de la localidad, el Nación.
El negocio nace cuando se el gran boom petrolero de las empresas norteamericanas: “Las americanas compraban a lo loco”, recordaba Roy.
También esos primeros años se vivió algunos momentos políticos en los cuales Roy se enroló en el radicalismo de Balbín –UCRP-, el otro lineamiento, que sería predominante en nuestra localidad- era el frondicismo –UCRI- pero recordaba Roy que salían juntos a pegar carteles noche a noche, sin conflictos.
Todos estos años nos fuimos reencontrando con Roy y la Ñeca Ortiz, acompañándose en diligencias, primordiales muchas de ellas ligadas a la salud.
Casi siempre la espera servía para recordar, entonces Ormiston entonaba sus ojos claros, y algo reflexionaba sobre los enormes cambios que se fueron dando en nuestro Río Grande, su lugar de entrega, su lugar de vida..





QUE PASABA EN RÍO GRANDE CUANDO USTED LLEGÓ


Fue a pedido de los lectores.



1957

La información precedente da cuenta de la visita del Gobernador Floridio, primer gobernador del Territorio Nacional de Tierra del Fuego ordenado según el decreto ley 2101
Agosto 26. Llega Nélida Bertotti
Hay una epidemia de gripe que para fin de mes alcanzará al 60% de la población.
1985
Septiembre 1.- Teobaldo Ruíz se impuso en el torneo apertura de ciclismo.
Septiembre 4. Llega María Elena Sosa.
Septiembre 5.- Por resolución 28/85 el concejo suspende al Secretario de Obras Públicas Mario Ferreira por 30 días mientras se inician actuaciones por su rol en el irregular manejo de la obra de pavimentación.
Renuncia Lucas Polic a la vicepresidencia del Círculo de Periodistas por el avasallamiento a la prensa privada.

1986
Julio 7.- Ordenanza 246 designando con el nombre de Dr. Carlos Alfredo Pacheco, a la arteria que nace en la calle Beauvoir rumbo al puente que va al Figorífico C.A.P, incluyendo la totalidad de dicho puente
Julio 8. Llega a Río Grande Patricia Gaitán.
Julio 10. Debut del Ballet Río Grande.

1991
Enero 29. Más del 50% de la población de Río Grande no paga los servicios de Obras Sanitarias.
Enero 31. Llega Cecilia María Bayá Tiscornia.
Febrero 4.- Clarín publica Un barco perdido por Inés Menéndez Behety. Una narración relacionada con El Desdémona.

2003

Octubre 26. QRU al vencer a Casa Magallanes se consagró campeón de Fútbol de Salón.
Martín Iriburo, el motociclista que atropelló a un niño en el año 2000 fue condenado a no manejar por un año.
Finaliza el curso de Administración Deportiva dictado por los profesores Daniel Rufino y Daniel de la Cueva del Comité Olímpico Argentino.
Octubre 27. Comienza la temporada de pesca con una primera semana de captura y devolución.
Llega a Río Grande Tomás Villarroel.
Octubre 28. El Municipio acuerda devolver dinero descontado a los trabajadores.
Tae Sup Lee presidente de la Asociación Internacional de Clubes de Leones en visita a la Tierra del Fuego.













HACE CIEN AÑOS HUBO CUATRO NACIMIENTOS EN RÍO GRANDE.



El primer registro es del 31 de marzo y corresponde a Mairy Edith Fisher, hija de Jorge Guillermo (39) y de Mabel Edith Woolperd (30), y hace referencia a un nacimiento ocurrido diez días antes en la zona rural.
El segundo fue Nieve del Carmen Rodríguez –¡Nieve un nombre fueguino!- quien nació el 6 de septiembre como hija de Ramón (31)y Savina Sánchez (25). El nombre parece corresponder al sexo femenino puesto que su abuela materna se llamó Nieve Barría.
El tercero fue el de Ernesto Federico Scott, dado el 27 de octubre, hijo de Guillermo (31) y Estela Whitlock (22). El hermano de Doña Flora Scott de Olmedo a los cuales tuve la suerte de conocer.
Y el último resultó ser Efraín Sosa, nacido el 6 de noviembre. Hijo de Ramón Sosa –el jefe de la Ayudantía Marítima, y Nidia Ibarra (34)  hermana de Federico Ibarra que recién estaba llegando como empleado de la Prefectura, es decir subordinado al cuñado.
El Registro Civil era ejercido por el Juez de Paz, estando en funciones Francisco Bilbao atendiéndolo en su casa, en foto, a la vista.


*EVOCACIONES****Julio 29, de 1925 . Díctase el decreto de ortorgamiento de tierras fiscales a los aborígenes fueguinas, situación que dará origen a la reserva en su favor en la zona del lago Fagnano.


Es por expediente  Expediente 8917 T –1925 del 29 de julio de 1925.- Acordando arrendamientos en Tierra del Fuego..

El listado de familias será el siguiente:

La tenencia es considerada como precaria y comprende 50 personas, entre ellas 23 matrimonios y cuatro individuos sin esposa.

Están en la lista los hermanos Antonio Toye y Gregorio Doye con sus familias.
La familia de Tenenesk, su hijo Henjyol de Kal.
La familia de Brown y Yack, la de Halymink y sus hijos Nana, Arturo y Ambrosio.
Luis Garibaldi, su madre y familia Haus.
Juan Raffo, sus hermnas Lucía y Cándida, y sus respectivas familias.
Nelson Kankot, de Cabo San Pablo y su esposa Ángela Loij.
Esteban Isthon de Punta María, esposo de Teres Loij de Penn. La Sara y familia.
La familia de Domingo Ona, su hermana María casada con Yack.
Los familiares de los hermanos Leguizamón y Rupatini.
Chikyol y su familia de Kamy.
Eduardo Watemi de Naken.

Pero habían otros excluidos del documento de creación, y otros que se agregaron al poco tiempo.

La fecha será reivindicada en años más recientes como fundación de la Comunidad Indígena Rafaela Isthon.

En la foto: Garibaldi con sombrero, en la moda de esos años.



Mensajes en una botella Un cuento de Oscar Domingo Gutiérrez

Cuando el finado Zapatino regresó a Río Grande pensó que tendría la misma suerte de antes.
Y el antes figuraba en el pasado hacía más de un lustro. Entonces había bordeado la costa atlántica, de norte a sur: y en un paraje que tenía por secreto encontró tanto oro que le cambió la vida.
Si se quiere no fue tanto lo que cambió, volvió a lo que había sido antes su forma de vivir: jovencito llegó de Italia donde su padre lo había mandado a estudiar, y se encontró con el viejo achacado de mil males y una compleja red de inversiones  administrada por un primo.

Ese primo había quedado huérfano y llegado en carácter de polizon  con una carta desesperada de su madre. El niño la leyó puesto que el tío no sabía ni leer, ni escribir, en ella pedía compasión con sigo mismo, y el padre de Zapatino, con los ojos llenos de lágrimas lo recibió con un gran abrazo.
El niño sumaba muchas habilidades: había hecho escribir a la madre que no sabía escribir, y traducido la carta de la lengua toscana al lunfardo, el idioma de los porteños.
Pronto quedó como depositario de la confianza para que fuera encargándose de ver cómo era la empresa familiar, que consistía básicamente en una casa pensión, pensión de cama y pensión de mesa, una hijuela, y una empresita empedradora de calles.
El negocio comenzó a prosperar.
Cuando el padre de Zapatino vio que por la habilidad de su sobrino crecía su capital sin mucho trabajo pensó en que si al hijo le daba mayor instrucción toda esa felicidad se catapultaría a su regreso.
Zapatino fue embarcado con pantalones cortos todavía rumbo al pueblo del origen, llevaba un carta escrita en italiano para el párroco de su destino.

Era uno de los pocos pasajeros que viajaban en primera.

El tiempo pasó, y un día regresó a Punta Arenas. El primo, un hombre elegante lo recibió con cara de preocupación: el padre estaba agonizando. La madona había querido ese encuentro entre padre e hijo, encuentro que sería feliz.., salvando al menos en un abrazo todos los afectos postergados.
Pero la llegada a la casa pensión demostró que la fortuna no estaría de su lado. Todos, empleados y pensionistas estaban en un mar de lágrimas.

Sin entrar en mayores detalles Zapatino pudo comprobar, poco después del entierro, que la fortuna tampoco estaría de su lado, también en otros aspectos: nada que lo que se veía, y de lo que no se veía –que decían estaba en el banco y era mucho- nada le pertenecía, todo había sido registrado minuciosamente a nombre del primo. El primo que, como única oferta le ordenó ponerse bajo su tutela, y realizar los humildes y vejatorios trabajos con los que había inaugurado su hora americana.

Al poco, el nuevo pobre, caminaba por las costas fueguina, con su pesada carga de herramientas dispuesto a salir rápidamente de la pobreza con la fortuna que le ofrecía algún placer aurífero.
Y esto se dio tal como esperaba. ¿Quién le había enseñado a buscar oro? ¿Quién le había advertido sobre el lugar preciado? Con el tiempo diría que fue la Santa Madona.

Pero no se podía llevar todo lo que estaba a disposición de su trabajo, solo una parte, la que podía contener en sus alforjas, y ya se vería cual sería el imperativo del futuro. ¡No era cosa que alguien supusiera que ese caminante era un hombre rico y procediera a asaltarlo!

La fortuna estaba de su lado y con ello en Punta Arenas se sucedieron los hechos más alegres: Compró en el Barrio Sur un cuarto de manzana. Levantó casa en esquina donde instaló un almacén de menestras. Y comenzó a bien vivir. Zapatino era, no obstante cierta negligencia para los trabajos violentos, un hombre de modales prudentes, y con ello no cayó en el derroche: buscó mujer, y no la entró de inmediato entre las familias italianas, había cierta animadversión de los paisanos viendo los entreveros que habían distanciados a todos ellos, los consideraban como gente de poca confianza.
Pero en algún momento se dio la cosa como para casarse con una gallega, cocinera de oficio, a la que conocía de pequeña, pequeña aprendiz, en la antiguo pensión: ahora propiedad del primo con el que nunca llegan a cruzarse en una esquina de la creciente población.

Zapatino disfrutaba por la mujer que tenía, pero más que nada porque había sido sustraída al imperio del primo, el hombre que había sido su calvario.

No era hombre de negocios, el almacén se movía discretamente y un día la mujer le avisó que ya no había tanto oro en la lata, para sacar a vender y seguir teniendo en nivel de vida al que estaban acostumbrados.

Zapatino, caminaba por las calles que había empedrado su padre y su primo, visitaba los clubes del centro de la ciudad, bebía un capuchino, ordenaba compras para las menestras en una casa mayorista, compraba el diario –que era vespertino- y volvía con tema de conversación para confraternizad por la…Zapatina. Entre los dos se dieron a la tarea de tener hijos, que llegaron a ser cuatro, al momento que los alcanzó la crisis.

La Zapatina le preguntó que pensaba a ser para remedir la iliquidez que se venía encima. Y el con un gesto de la mano la tranquilizaba. Luego se dormía en una silla mecedora, y la cosa andaba de peor en peor.

Un día la mujer pensó en hacer algo de su parte: ya no podían tener cocinera, y ella agarró las ollas.., no la avergonzaba ese viejo oficio, pero la que si se resistía era la hija mayor a la que exigía ayuda en la tarea.

Hubo discusiones entre marido y mujer, hasta que un día Zapartino sacó las últimas pepitas de oro, y con ellas fue a cambiarlas en lo de un proveedor de ultramarinos advirtiendo que se estaba pagado el gramo mucho más de lo que se había abonado antes.

Era cosa de ir a la Tierra del Fuego, y con mucho menos oro que obtuviera recibiría mucho más.

Si salvamos las dificultades del camino llegaremos a este momento en que presenciamos la siguiente escena: desemboca un chorrillo al mar, el mismo que hiciera rico al italianito, pero en su entorno hay evidencias de que ha sido escarbado en toda la extensión de su desembocadura, todo olía a mercurio.

Cuando llegó a Río Grande pidió alojamiento en el hotel Miraflores, y dijo que entregaba las herramientas como parte de pago, hasta que recibiera dinero de Punta Arenas. El dueño dudó que esto fuera tan fácil pero se quedó con todas las pertenencias, después le consultó a su mujer –que era la que tiraba las cartas en el pequeño pueblo- sobre que habría de cerca en todo eso, y ella le dijo que le duraría poco su pensionista.

Para todo esto Zapatino hizo lo que no había hecho nunca: promover un acercamiento con el primo.

En algún momento se le había pasado por la mente la idea de hacerlo, mostrarle la fortuna que el minero había logrado en poco tiempo –sin engañar a nadie- y unirse, el bueno con el malo, y entonces si pelechar de lo lindo en variadas empresas. Por otra parte el primo había envejecido aceleradamente, no tenía familia, y en quien iba a quedar por herencia todo lo logrado.

Algo así, pero con menos pretensiones le propuso en una carta con escribió con letra grande y redonda, que colocó luego en una botella, y que fue a arrojar desde el cercano muelle de la Ayudantía Marítima.

Al día siguiente fue a esperar la respuesta, pero la respuesta no llegó. Envió otra carta, por el mismo correo, y no pasó nada.

Para entonces su actitud fue dimensionada, y su condición de moroso denunciada a la policía. El comisario dijo que no podía hacer nada, el cónsul chileno tampoco porque no era ciudadano de su nacionalidad, y pronto, desalojado del Miraflores se convirtió en una presencia indeseable en las calles de la aldea, y en los gallineros donde era un depredador que se comía los huevos crudos.

Zapatino brincó de alegría el día que vio flotar el subir la marea una botella que indudablemente traía el mensaje esperado. Pero ya se imaginan amigos lo que pasó: no era nada más que una de las que el envió, que al no llegar a destino, regresaba al lugar de origen.

Vinieron a darse las cosas ya que por humanidad se presentó en la localidad la Cruz Roja de Porvenir, que venía a hacer su colecta anual, y se llevaron a nuestro personaje hasta el otro puerto, el chileno, de allí por gestión de carabineros embarcado en una goleta, y en cuando llegó al puerto de magallánico fue  internado en el Asilo Magallanes.

Como correspondía la Zapatina fue informada de los pesares del Zapatino, entonces la empobrecida mujer fue a visitar al cretino del primo y se postró a sus pies.

Al tiempo convivían, mientras crecían los rumores, sobre todo entre peregrinos que subían al Cerro de la Cruz y señalaban la casa de uno y de otro.




Ha muerto Toty Vásquez


Al medio día de este miércoles se produjo su deceso en la Clínica CEMEP, donde fuera internado desde el día de ayer. Abraham Orlando venía desde años afrontando una enfermedad que lo tuvo mucho tiempo fuera de la provincia: finalmente -cuando la muerte se preanunciaba- regresó a nuestro Río Grande para recibirla en este lugar que fue el escenario principal de su existencia.

Toty fue el tercero de los cuatro hijos de Abraham Vásquez y Francisca Martinovich, y vino al mundo el 16 de junio de 1940. El padre, que inicialmente se había desempeñado en administraciones rurales y ase había mudo al pueblo llevando adelante su actividad en el orden gastronómico, e impulsando una institución que luego también sera objeto apasionado del existir de la familia El Club San Martín.

Conoció la escuela 2 en sus dos sedes: la que hoy es Intendencia de nuestro municipio, y más tarde la recién inaugurada escuela, donde confluían las dos avenidas.., débilmente delineadas en el contorno polvoriento de nuestra población.

Para continuar estudios secundarios fue enviado a Río Gallegos, en cuyo colegio salesiano se recibirá de Perito Mercantil.

Fue entonces el momento de retornar, y pronto lo veríamos en tareas mercantiles en la firma Waldron, y más tarde en la Concesionaria Ford. Fue entonces que ingresa a trabajar en finanzas municipal, donde pronto será contador. Néstor Nogar depositará su confianza en él, pero Toty ya había visto madurar su identidad justicialista, el credo de la familia, por lo que se dio la particular conjunción que fue secretario peronista de Finanzas, en días el que el intendente era Alberto Vicente Ferrer.

El golpe del 76, que vino a trastocar la vida los argentinos, también afectó la vida del secretaria; no hubo continuidad en su cargo entonces se embarcó en el mundo del comercio, de manera independiente. La casa comercial, que se llamaba Alberdi -por su viejo domicilio de Alberdi 294- pasará a ser Don Bosco, y bajo esa marca crecerán las Artes Gráficas y la librería.

Medio Río Grande pasaba por allí ni bien se sentía la llegada del avión, era el momento de recoger los diarios que diligentemente traía su hermano Nino y repartía colocando en cada uno de ellos el número que identificaba a los clientes.

La imprenta fue evolucionando tecnológicamente: desde una primitiva Minerva -similar a la que funcionara en la Imprenta Austral- se pasó a una planar, Garabenta-, y más tarde incorporó la tecnología Offset. Fue así que cuando llegue la hora de la sanción de la Constitución Provincial, en pocas horas se imprimieran los primeros ejemplares, que estarán disponibles al momento histórico de la jura.

A Toty le faltaba dar un paso por la política. Y esto fue así en su condición de legislador en el período 1995 - 1999. Terminado ese mandato continuará en una tarea para nada fácil: fusionar el instituto de previsión de la provincia con la obra social, tarea que encaró junto al doctor Héctor "Titi" Pena.

No podemos terminar de bosquejar lo que fue su vida sin dejar de hacer referencia a su importante gestión en el Club San Martín. Así como fuera jugador junto al Toto García; con los años integraría comisiones en las que había una suerte de rotación entre Pancho Mora y él, ambos se habían comenzado a conocer trabajando a las ordenes de Roberto Wilson, en la oficina local de Waldron, esa ferretería de perfil rural en un pueblo que poco a poco dejaba de ser aldea campesina. Toty vendría a ser activo testigo de los años en que se buscó y se logró tener una sede social propia par el Club, y más tarde el gimnasio. Hoy la entidad tiene a Piky, hermano menor de los Vásquez, al frente de la institución.

Los años le darían a Toty su retoño, de la unión con Claudina Alvarado  -Carmen- nacería su hija: Rosario, hoy encaminada en el mundo de la danza y el periodismo.

y aquí llegamos a un momento en que nos quedamos sin palabras. Porque Abraham Orlando Vásquez es mi primo, y la sangre que a veces apura el paso, en otros no nos deja avanzar. Se agolpan en mi memoria tantas situaciones de vida. Relatos de episodios no vividos, porque uno -por ser menor- no fue testigo, historias de familia, ecos de un andar con nuestro escenario ciudad que hoy nos reúne junto a lo que fue.., al calor de las amistades ganadas día a día.

El ha sido un puntal que ha sostenido desde su empresa particular las quimeras periodistas que me asaltaron en diversos momentos de mi vida, y al rodar de las máquinas de la querida imprenta Don Bosco se hicieron tinta muchos sueños fueguinos.

Sus restos están siendo velados en la sede del Club San Martín, en tanto que sus funerales serán el jueves 25, a la hora 11.



Eskiltuna y Solingen, al filo de la memoria

Mi padre fue garreador durante muchos años en trabajos frigoríficos.
Al iniciarse cada temporada recibía para sus tares un cuchillo que debía cuidar durante toda la faena y luego quedaba a como de su propiedad.
Había en casa, en las distintas casa en que vivimos, un cajón que ocupaba un lugar en la cocina hasta que con el tiempo hubo un galpón que eran tu taller, allí estaban los diversos cuchillos cada uno en una vaina que Don Oscar iba haciéndose y sobre la cual con el tiempo llevaba estampado, con letras logradas con un alambre caliente, el año de su procedencia.
En algún momento prometía ordenarlos en un tablero porque eran una acreditación de lo que había hecho, pero esa deseo que fue disolviendo con los años.
Ocurría que su historia parecía interesar a pocos, o eran siempre los mismos los que recibían una explicación que ya conocían sobradamente.
El discurso eventual partía de explicar lo que eran el trabajo del garreador, que resumiéndolo eran separar el cuero de cuerpo del animal, tarea que ponía en juego el filo del cuchillo y la habilidad de quien lo usaba para conservar íntegro ese cuero.., para más tarde de un solo tirón desprenderlo a lo largo de todo el lomo del animal..
Después venía el tema de los años, y de la decadencia de la calidad de ese acero sueco. Cuando recién entró en la tarea se faenaban muchos animales que en los últimos tiempos. Esos cuchillos mostraban una anchura superior al de los últimos años. No habían necesitado tantas afiladas, trámite de eficiencia, lamentablemente desgastante. Pero ahora el mismo acero estaba  reducido, puesto que perdía filo y el afilado iba afinando su porte, y eso que ahora se faenaban menos lanares.
Un día en que la muchachada entro a crecer mi padre creyó oportuno realizar obsequios filosos para los casamientos.
Uno de los cuchillos. Seguramente el más viejo. Fue a parar a la cocina de Julia cuando se casó con Emilio; casi al mismo tiempo en que mis padres se unieron en matrimonio.
Mi padre no solo que hizo entrega de la herramienta sino que intentó hacer una serie de recomendaciones sobre su uso que tenían más de poético que de técnico, sobre el uso del instrumento.
La segunda entrega fue para un sobrino que se casó con una alemana –allá en las tierras del origen- y no pudiendo llegar para la boda lo acercó por un correo humano –es decir fue pasando por varias manos viajeras- hasta que un día pudieron leer las recomendaciones sobre su uso, agregando la superioridad del acero sueco sobre todo otro, incluyendo el alemán, no imaginando que podría interesar esto a quien debía usarlo.
Yo, es decir nosotros, también recibimos nuestro cuchillo en su momento. Y para cuando nos separamos quedó en manos de ella que mucho lo había querido al viejo. Sobre ese tópico no hubo discusión.
Yo tengo ahora el eskiltuna que había sido de mi madre.
Como somos de una cultura de la edad de hierro, avanzábamos hacia la era del acero. Y allí aparecía otro elemento doméstico. Pero este no se regalaba. Eran las navajas Solingen, a las que se las conocía también por el dibujo de su isotipo: arbolito.
Mi padre tenía seis, uno para cada día de la semana laboral.
Faltaba una para el domingo, pero en esto mi padre se permitía no afeitarse en esa fiesta de guardar, dándole un descanso a las irritaciones acumuladas en cada jornada.
Él, que solía embarcarse en tareas rudas, solía afeitarse al terminar la jornada. Y llegaba a la mesa de la cena airadamente perfumado en lociones, y su almohada estaba impregnada de estas sustancias after save.., generalmente old spice.
Cada tanto las llevaba a un peluquero que les hacía un afilado que mejoraba sus corte, más allá de la asentada cotidiana que realizaba a la herramienta. Cada tanto las rociaba de talco, y todas ellas estaban guardadas en una caja de cartón, sin tapa.
Pero un día terrible tuvo un accidente que lo dejó con fracturas múltiples: omóplato partido, clavícula quebrada, y tres costillas rotas. Duro y pesado yeso, y por entonces no había kinesiólogos para facilitar una rehabilitación. Con ello cuando pudo volver a afeitarse no pudo. Levantaba la navaja y el pulso le temblaba, se puso tan nervioso e insistía, pensé que se iba a degollar.
Terminó haciéndose afeitar una vez a a la semana con el peluquero, pero varios días se encontraba molesto porque los pelos se le daban vuelta y lo pinchaban, programa que yo temí heredar porque siempre pensé dejarme la barba cuando fuera hombre.
Así que para un día del padre recibió de regalo, trámite materno de por medio, una Phillip Sabe de tres cuchillas. Con patillero.
Pasó un tiempo y un día le tocó morir. Pidió un espejo y vio que estaba demacrado y desprolijo. Para lo primero no había remedio, para lo segundo se podía pedir ayuda. Daniel Masman, el enfermero, lo afeitó con una de sus navajas, la de los martes, que mi padre pidió como la más apropiada dada la barba acumulada. Cuando el ayudante había terminado y se vio bien en el espejo hubo una demanda más: que le corten el bigote. Entonces apareció mi padre con otro rostro, el que nunca había visto, aunque mi madre decía que estaba idéntico a cuando lo había conocido. Después, ya muerto, lo miraba en el cajón, y no era mi padre el que estaba allí.
Agrego que Masman se llevó de regalo la navaja que el uso en ese momento, y bien la merecía…
Pero como no quiero finales tristes para estos recuerdos voy a mencionar otra relación para Eskiltuna y Solingen: Visitaban nuestra casa dos comadres que eran particularmente chismosas, y con sus prédicas destrozaban reputaciones del vecindario. Cada una hacía sus cortes y disecciones sobre la existencia del prójimo. Mi padre, que era bueno para poner nombres, le llamó a una Eskiltuna, y a hora Solingen, y creo que ella nunca lo supieron..

EVOCACIONES***Julio 19, de 1878. Sarmiento en El Nacional publica Cuestión de Magallanes.



Una extensa nota en la cual el expresidente fija posición con respecto a tema juridiscional entre Chile y Argentina.

Un artículo que pocos han leído, menos entre esa mayoría que se atreve a decir que Sarmiento vendió, o entregó, la Patagonia.

Tan graves acontecimientos han producido la cuestión suscitada por el gobierno de Chile, sobre el dominio del Estrecho de Magallanes, que sería de grande importancia recordar los antecedentes económicos que la han provocado, y examinar la importancia real que hoy tiene, con respecto a las ideas que impulsaron, hace cuarenta años, a fundar en el extremo oeste del estrecho un establecimiento chileno.

A uno y otro país interesado, a punto de un rompimiento puede ser útil corregir las malas impresiones en el exagerado interés  que la controversia suscita.

Doblar el Cabo de Hornos era, no más lejos que el siglo pasado, empresa rodeada de pavores, aun para los marinos más experimentados, a causa de los vientos sudoestes (origen del Pampero) que reinan, a veces por meses.
El estrecho, que lleva el nombre de su descubridor, era todavía más temible. No pudieron colonizarlo los Sarmiento, que dejaron de su presencia el Monte y canal Sarmiento, y el Puerto del Hambre, de triste memoria por haber perecido los colonos, a causa de no poder en doce años acudir en su auxilio con víveres desde Montevideo y Río de Janeiro el almirante Sarmiento, ni su hermano desde Lima, donde quedaba representada esta familia. El capitán Fitz Roy descubrió un membrillo, y las célebres palomas blancas del cabo parecen los únicos restos de aquella malograda tentativa.
El fondo del estrecho es generalmente roca viva, y las anclas garrean o se rompen, al punto de salir escuadras españolas enteras, sin un ancla.
El 1817, San Martín fomentó en Chile el puerto de Valparaíso apenas indicado, pues el apostadero español era en Chiloé camino del Perú, y que Chile no conquistó sino en 1827. Esta circunstancia servirá para indicar cuán indiferente era para Chile y la República Argentina la ocupación del estrecho.
En 1840, empero, un gran cambio amenazaba a las relaciones comerciales de la Europa con el Pacífico. Hasta entonces se proveía este último de mercaderías por el cabo, y por el intermedio de almacenes de Depósito de Valparaíso, la costa de América, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, y aun puertos de México, lo que dio al comercio chileno una gran prosperidad, con leyes de tránsito para las provincias interiores de la Confederación Argentina.
En 1840 se inició la atrevida empresa de atravesar por un ferrocarril el Istmo de Panamá; y, a realizarse la empresa, el comercio volvería a tomar sus primitivas rutas, a saber, proveerse el Pacífico por el Norte, en lugar de hacerlo por el Sud, como ahora.
Los filibusteros y bucaneros fueron la plaga de aquel comercio, hasta que, destruidos por las fuerzas combinadas de Inglaterra y España, contra Morgan, el contrabando descubrió el Río de la Plata para proveer a estos países, el Perú, Chile por tierra, y el comercio regular por el cabo.

Los escritos de Sarmiento se corresponden a un tiempo en que nuestro periodismo tenía prioridades formativas, antes que informativas.

Cuentos para el invierno fueguino: Los duendes de los carámbanos de Lucinda Otero.

Esta lectura se pude complementar con el fílmico de Manuel Valdivia, que compartimos en Facebook, día de hoy.

No sé si ustedes han conocido alguna vez a los duendes de los carámbanos, son seres muy pequeñitos que viven en ellos y suelen salir a corretear por los aleros los días lluviosos ya que no pueden exponerse mucho tiempo al aire o a los rayos del sol: al secárseles la piel, mueren.
Yo tengo uno que es mi amigo y me visita desde niña, lo conocí un día cuando fuimos a comer “churros” –como vulgarmente les llamábamos a los carámbanos- había deprendido uno, que pendía sobre la ventana de mi dormitorio. Lo envolví en una servilleta y comencé a chuparlo como si fuera un caramelo. Oí una vocecita muy dulce que repetía: -No me comas, -y gemía- yo no te hice ningún daño sólo trataba de espiarte.
Cuando se van a dormir tú y tus hermanas, juegas y a mí me gustaba mirarlas y copiar lo que hacen; después les enseño a mis hermanos; cuando salíamos los días fríos o las noches de luna a corretear por los aleros, cada uno cuenta lo que escuchó o vio de los humanos. Algunas cosas nos parecen bastante raras y no logramos entenderlas, pero otras son divertidas y nos hacen reír mucho. Así nos hicimos amigos; yo le contaba lo que él quería saber de los humanos y él, lo que yo quería conocer sobre su vida en los carámbanos; los días en que no pueden salir de ellos, cantan y se cuentan cosas a los gritos, es entonces cuando se oyen silbidos y voces que pueden escucharse prestando mucha atención.
Son como niños traviesos y algunos se divierten tratando de hacer caer los carámbanos justo cuando va pasando alguien. ¿Qué susto se dan y que divertido es!- me contaba mi amigo-. Antes de dejar caer alguno, nos aseguramos de no caer nosotros también, puesto que cuando bajamos no podemos volver a subir. Una vez en el suelo, los duendecitos se meten en una gota de agua y vuelven en forma de vapor, para regresar ocultos en un copo de nieve y materializarse en un carámbano en la casa que más le agrada.
-Yo vendré siempre a ésta, si tú me dejas en libertad para continuar mi vida, sólo tiene que acercar este trozo de hielo a los que penden del techo, me trasladaré y cada atardecer, si tú quieres, charlaremos un rato.
Acepté y acercando el trozo que aún tenía envuelto en la servilleta, lo vi al saltar: era como dos gotitas de agua; sus brazos como alitas; piernas flaquitas y patoncitas.
Desde entonces agudizó mis sentidos para oír sus conversaciones. Cic, Rac, Yic, Tic, Nic, Luuc, así se llamaban para reunirse y comienzan sus juegos, saltando de carámbano en carámbano.
Nic es mi amigo, me contaba que la letra “c” agudiza sus sentidos y los hace vibrar, por eso todos sus nombres terminan en “c”. Nos divertimos mucho los inviernos, a veces yo lo llevo par aque se entretenga espiando en otras ventanas. Lo dejo algunas horasy cuando voy a buscarlo, él  se ha enriquecido con todo lo que aprendió y vio. ¿Saben? algunas cosas son verdaderos secretos, alguna vez les voy a contar nuestras charla. Ahora, si agudizan el oído, podrán escuchar sus dulces vocecitas cantar:
A la ronda, ronda,
de los duendecitos,
que en los carámbanos
viviendo están.
A la ronda, ronda
todos a jugar
que la luna amiga
te alumbrará.
A la ronda, ronda,
duerme duendecito,
el sol alto está.


La autora en su veta de costurera.

Hiroldo Avendaño Cárcamo: "Yo no vine a la aventura".


Fue un día de agosto del año 1946 cuando este joven natalino llegó a nuestro Río Grande. Joven, bien vestido, con pariente policía y oficio de cocina.
Nos contó su andar, hace dos inviernos, cuando estrenaba los 90 años y era figura en el Hogar San Vicente de Paul. Una dolencia prostática lo tenía alejado de sus cafés a media mañana por El Roca o Autosur, a donde llegaba traido y llevado por su amigo Cuello. Vestía por entonces un traje celeste, de tela fina y muy bien planchado. Con delicadeza acomodaba la sonda y el drejaje para que no sea visto y no le molestara en su andar.
Don Pepe, el Doctor, que fue de sus patrones en Rolito nos comentó que “fue un de las bases de la gastronomía de Tierra del Fuego” y como era tan bueno en lo suyo cometía sus desarreglos, total, siempre alguien lo buscaría para trabajar.., porque era muy bueno en lo suyo.
-“Era muy tomador –decía- costaba que me llevaran de vuelta”. “Todo el mundo lo quería”- aclaró el médico que pasó raudo a ver a sus pacientes viejos. Y nosotros seguimos con él que terminaba la merienda.
La historia pasó a recordar a su familia en este lugar. Su tía Rosa Contreras estaba casada con un policía: El Lungo Flores, y tenía una prima, una muchacha muy linda llamada Irma. La joven había sido reina del San Martín y la pretendía uno de los Sevillano. Alquilaban una pequeña casa a Federico Ibarra, y allí vino a parar. Pero un día tía y prima viajaron a Buenos Aires en una ausencia que se prolongó, y entonces El Lungo tomó una determinación fatal: se pegó un tiro en la cabeza con su revólver calibre 38, arma reglamentaria, y así lo encontraron en un mar de sangre en su cama.
Hirondo ya no vivía con ellos porque rápidamente había conseguido trabajo, y estaba de pensión.
Un tío que era  sastre lo había provisto de buena pilcha, y así,  bien presentado, asistía a trabajar y a la salida se perdía en la noche.
Maestro de cocina en los hotelitos de estancia no tardó en darse cuenta que la gran ganancia estaba en el campo, y eso fue a partir del momento de su primer contrato para Don José Raful.
En el campo había que levantarse temprano: ¡seis de la mañana arriba! Prepara las chuletas y el café, para el mediodía fideos a arroz –pensando siempre en un guiso-, y a la noche asado con papas.
Al poco tiempo de estar aquí llegó la gente de la Comisión Sismográfica de YPF donde era mozo en la gamela, el Ingeniero Lisandro Guarnieri le dijo que si se hacía argentino entraba de inmediato en la empresa, y allí ganaría posiciones, y tendría diversos destinos. Pero él no lo hizo. Guarnieri noviaba con Norma Santomé, que era muy amiga de la tía.
En el campo la actividad no era constante a lo largo del año. Cuando llegaba la esquila había que atender a unos 30 hombres en estancia chica, y el convivía con ellos en la casa de peones. Todos hablaban de lo que iban a cobrar al finalizar la campaña, el soñaba con bajar al pueblo y perderse en los cabaret. Pero para eso ardía en una abstinencia de tres o cuatro meses.
Así que fue a vivir a la casa de La Olga, en lo que ya pasaba a llamarse Espora y Moyano, La Olga también era amiga de su tía, pero él no tenía trato con las mujeres del lugar, que en número de seis o siete trabajaban por las noches y descansaban en el día. Pero él se encontraba en rienda suelta la mayor parte de su tiempo. Ya sea en lo de La Isabel, ya sea junto al mostrador del Coihue, donde llegó también a ser cocinero cuando lo alquiló López, y recibía personal de vialidad.
“”¡Gastar, gastar, gastar!”-Enfatizaba.  Y hablando de esos descuidos los anotaba como la causa por la cual no tenía un sitio, ni un rancho donde vivir. La noche, que lo atrapaba temprano y no lo soltaba, antes de las 6 o 7 de la mañana.
Hubo un tiempo que ganó prestigio, y trabajó en Los Yaganes; Manuel Vera lo recuerda como su compañero de tareas.
Pero finalmente la muerte le ha traído su reposo, y así se lo está velando en la Sala de Sepelios de la Cooperativa; a él que si bien no ha tenido familia, ha encontrado amigos en este Río Grande donde trabajó y vivió por más de 70 años.

FUE HACE JUSTO UN AÑO


Julio 15, de 2018.- Afarte justificó los despidos en IATEC, a los que califican de ausentistas.

Julio 16.- Dueño de residencial Rawson es denunciado por una mujer que dijo que le pidieron sexo cuando necesitaba una habitación.

AUDIVIC negó vaciamiento de la empresa y presentó propuesta para cancelar sueldos adeudados.

Gabriel Alejandro Pura (50) empleado del HRRG es encontrado muerto en su domicilio, primero se piensa en un suicidio, luego es descartado.

Julio 18.- Dictan prisión preventiva a Yohana Catalina Xurita y Silvana Aquino las que fueron detenidas el 19 de junio en el Aeropuerto oficiando e mulas.

Fallece Adela Pacheco de Cobián.(foto)

Julio 19.- Se jubila Oscar Domingo Gutiérrez. Empleado en LRA 24 desde el 15 de abril de 1977.

Julio 22.- El 80% de los hogares fueguinos tiene computadora.

Julio 23.- Esteban Ariel Villanueva (21) acusado de exhibir pornografía infantil con prisión preventiva.
Yónatan Parra en libertad, fue condado en pena mínima luego de un intento de homicidio.
Estiman que descongelar las cañerías de una casa puede costar entre 12 y 15 mil pesos.

Julio 24.- Melella anuncia que FORJA llevará candidato propio a la intendencia, marcando distancias con el diputado Martín Pérez.

Julio 25.- Cyntia García diserta diserta en el Club John Goodall.
Presos realizan trabajos de mantenimiento en los colegios Luis Piedra Buena y Alicia Moreau de Justo.
Jhonatan Lee  enseña coreano a unos 30 riograndenses.
Joven de 23 años asaltada y maniatada en pleno centro.
Se anuncian inscripciones de alumnos on line.

Julio 26.- Un eclipse anunciado como el más largo del siglo no se pudo ver en Río Grande.

27.- Carlos Benitez encara la construcción de una escuelita de Rugby.
Recorte de las asignaciones familiares. Afectan el coeficiente 4. Un 53% menos.

Julio 30.- Hubo marchas de rechazo a los ajustes en las Asignaciones Familiares. Paralelamente el MRG anuncia que pagará sus haberes con un incremento del cien por ciento en sus asignaciones.

EVOCACIONES**14 de julio de 1889. En el centenario de la revolución de la libertad, una muestra humillante para los fueguinos..

En diciembre de 1888 en Bahía Felipe un navío francés –el Toulusse- capturan a siete onas que se les habían acercado amistosamente.

Va a ser llevados a la exposición internacional de París que funcionará al año siguiente en conmemoración del primer centenario de la Revolución Francesa.

Los fueguinos serán mostrados enjaulados e identificados como antropófagos.

El Ministro Plenipotenciario de Chile protestará por este atentado a súbditos de su país, y por ello el empresario responsable de la exhibición dejará abierta la jaula para que escapen.

Tan solo tres de ellos regresarán a su tierra.

Esta situación de mostrar a nuestros nativos como fenómenos es la más conocida, pero no la única.

El episodio de los fueguinos llevados como antropófagos a la Exposición Internacional de París es emblemático en la historia de las postergaciones fueguinas.

En su reciente libro ENCRUCIJADAS DEL CAMPO PSI JURÍDICO, Luis Camargo (foto) aporta algunas reflexiones sobre el particular.

Nueve onas fueron obscenamente expuestos a la mirada del mundo civilizado bajo la sombra del monumento al progreso, encerrados en una jaula cn un cartel que rezaba Indios antropófagos, mientras us amo les tiraba carne cruda por entre los barrotes. Luego de la muestra parisina, Maitre –tal el nombre del captor- los llevó a Londres huyendo –pues se dice que un sacerdote francés, que hablaba la lengua ona por haber sido misionero en estas tierras australes, dio intervención al Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia, luego de hablar con lo que quedaba de la familia ona-, donde fueron exhibidos, una vez más, en el Acuario de Wesminter. Entretanto, una de las mujeres onas se moría, olvidada en la niebla londinense. Cuando los misterios de Relaciones Extranjeras y de Gobernaci´n comenzaron a tener interés en el asunto, Maitre decidió huir otra vez con sus cautivos hacia Bélgica. Allí fueron nuevamente exhibidos, esta vez en un museo, el Musée Castan, ahora con interés antropológico. Entonces, el Ministro de Justicia ordenó la detención de la compañía de antropófagos en la cárcel Petits Carmes, como sujetos extranjeros sin recursos: por entonces de los once aborígenes quedaban siete. El gobierno chileno, a cuyo cónsul se había anoticiado de la situación, entretanto, no terminaba de decidirse si estos indios pertenecía a su territorio o al argentino. La intervención del Foering Office ingles, luego de muchos debates jurídicos, logró dirimir la cuestión a mediados de febrero de 1890, resolviendo que los indígenas exhibidos en Paris, Londres y Bruselas y luego detenidos en Petitis Carmes, debían volver a su tierra natal. Uno de los onas resolvió quedarse en Europa, y los seis restantes, maltrechos, ultrajados, fueron embarcados de regreso al suelo fueguino. Dos se dice murieron en el viaje, cuatro, finalmente, lograron tener la Cruz del Sir sobre sus cabezas. Se había hecho justicia, tarde quizás y como siempre, a medias: No hallé en las crónicas que el captor hubiera recibido sanción alguna.

EVOCACIONES*****Julio 8, de 1931.- Carlos Fagioli y otros castigan a los internos del presidio de Ushuaia festeando el día patrio.


Los cargos están contenidos en la denuncia del médico doctor Kelly, dirigida contra Carlos Fagioli, alcaide, y otros. El médico tomó testimonio de lo obrado sobre el detenido 184, internado en el pabellón cinco, y al cual se le prodigaron múltiples palizas.

  Parte de estos castigos involucrarían Cernadas el jefe del presidio, y tanto el odontólogo de la cárcel, como un médico militar de un buque darían testimonio junto a Kelly de las severas lesiones.

Uno de los testigos adicionales de estos maltratos que oscurecerían la imagen de la Ushuaia carcelaria sería la del ex diputado Pedro Bidegain, confinado en el lugar.

Al juicio de todo esto resultaron múltiples condenas, y uno de ellos Carlos Fagioli terminaría teniendo la isla por cárcel y se radicaría en Río Grande integrando la Comisión de Fomento y desempeñándose en obras de Marina. Aquí levanto casa, presumiblemente con materiales obtenidos en su trabajo en lo que fue conocido como la Confitería Libertad, para la gente de entonces LO DE FAGIOLI.