Ana Villanueva: Pensión Fueguina de Arraigo (*)

 


La Pensión Fueguina de Arraigo es un beneficio que se aprobó por Ley Territorial (Art 21 de la Ley 291) en 1986, para los ciudadanos argentinos nativos, naturalizados o por opción que residen en el Territorio Nacional de Tierra del Fuego desde antes del 31/12/55, de manera permanente e ininterrumpida, que certifiquen no poseer otros ingresos a excepción de haberes previsionales o pensiones en Cajas Nacionales o Provinciales.

Las mujeres tienen que tener al menos 55 años y los varones 60.

Si la persona no tiene otro haber el monto mínimo que establece la ley es del 75% del 82% de la categoría más baja.

Si la persona tiene otro haber de menor cantidad, se abonará la diferencia entre lo que percibe y el mínimo que establece esta ley. (Esto hace que los montos percibidos en concepto de PFA no sean idénticos, ya que complementa el monto previsto)

En setiembre 2014 los beneficiarios eran en Ushuaia 22, de los cuales 14 eran mujeres, y en Río Grande 35, de las cuales 25 eran mujeres, o sea que se pagaron ese mes 57 PFA.

La Ley 459 del 20 de junio de 1991, Sólo continuarán abonándose los beneficios de la pensión fueguina de arraigo que hayan sido acordados mediante acto administrativo dictado con anterioridad al 1º de agosto de 1991, debiéndose rechazar todas aquellas peticiones que a la fecha mencionada aún se encuentran en trámite y sin resolución definitiva. Esto se reitera en los mismos términos en la Ley 561, art 65.

O sea que desde 1991 no se recibieron más trámites y en La Ley 561 de 2002 se reitera la decisión de no aceptar nuevos trámites.


(*)  Un día en la continua escritura de Apuntes sobre la fueguinidad inquirimos sobre el tema por facebook, entonces Ana Villanueva que tiene una amplia experiencia en el plano previsional nos escribió este relato.

El lista precedente nos muestra a los pocos que siguen recibiendo este beneficio, aunque la primera de la lista -Chila- ya no está entre nosotros.

LRA 24 Y SU CINCUENTENARIO. 43. La Planta Transmisora de LRA 24, y su devenir histórico.

 


Una línea coaxil subterránea llevaba la señal desde Estudios, por Perito Moreno y desde allí hasta el confín donde se visualizaba su gran antena. Cada tanto un vecino o una repartición en afán de progreso excavaba sin el debido estudio y la transmisión se interrumpía al destruirse el soporte físico de nuestra comunicación. El incidente generaba incertidumbre, daba mucho trabajo técnico y también administrativo para deslindar responsabilidades sobre el silenciamiento.

 

La planta se constituyó esencialmente como integrante de lo que fuera la Radio Costera, ex Plan Phillips, aquellos que mediante enlaces horarios permitían la comunicación telefónica, y también proporcionaba información y meteoros a los buques que navegaban el espacio austral.

La hora de la optimización de las comunicaciones llevó a la independencia técnica de la entonces ENTEL – Empresa Nacional de Telecomunicaciones- y así encontraron destino radial los que inicialmente eran gente de Correos: Pedro Ángel Franco, Pedro Barbera, Néstor Pedro Bianchi, Reinaldo Genissel, Mario Benedetto y Oscar Ziben y el que resultaría ser el primer jefe de la Planta: Rodolfo Canalis.Las limitaciones del desarrollo de Río Grande llevaron a que la misma estuviera dotada de generadores propios, para garantizar la energía que posibilitaba la puesta en el aire con los 25 kilovatios que el generador grane permitía propalar.

El Golpe de Estado de 1976 discontinuó la prestación de servicios por parte de Canalis, quien también era para ese tiempo el Presidente del Honorable Concejo Deliberante. Con los años cubrirían las jefaturas los siguientes agentes: Isidoro Rosso, nuestro único jubilado propio, Pedro Ángel Franco y Roberto Valle, tras ser relevado de la dirección de la emisora. En forma más reciente Reinaldo Genissel, Pedro Barbera, Sergio Salvador.

En 1978, el integrarse la Planta bajo la dirección de LRA 24 se dieron cambios de personal, gente de Estudios pasó a la Planta y gente de Planta se mudó a Estudios.

Mientras tanto el pueblo fue creciendo, la distante estructura fue rodeada de construcciones, y la falta de un cerco perimetral generó algunas preocupaciones, entre ellas la relacionada con los riesgos que significaría para quien ingresa al recinto transitar por área de alta tensión, entonces se multiplicaron las advertencias. Pero hoy por hoy esas tierras se han incorporado al patrimonio municipal, una rotonda a rodea el mástil de nuestra antena de AM, y en torno a ella circula una prolongación de la calle José Ingenieros, la conexión actual –entre el mástil y la planta- es subterránea. La optimización de la provisión de energía por la Cooperativa de Servicios Públicos ha llevado a la integración plena de nuestra Planta a la red urbana, los generadores esperan una emergencia que nadie espera; y nuestra antena con sus 184 metros de altura continúa generando una propagación que muchas veces nos lleva a asombrarnos, porque se superan los 500 kilómetros a la redonda, que es donde tenemos situada nuestra audiencia potencial.

 

43.2

 

Hasta que en el  marco de un Día de la Soberanía Nacional, autoridades nacionales y locales pusieron en funcionamiento este un nuevo y potente transmisor que permitirá que LRA 24 Radio Nacional Río Grande, tenga una cobertura de más de 600 kilómetros en torno a esa ciudad fueguina y sea escuchada en las Malvinas, otras de las islas del Atlántico Sur y la Antártida.

La activación del equipo, que recorrió los más de 2.800 kilómetros que unen Buenos Aires con Río Grande, se realizó en las instalaciones de la emisora por parte de la secretaria de Medios y Comunicación Pública, Valeria Zapesochny; la subsecretaria de Medios Públicos, Rosaura Audi; la presidenta de Radio y Televisión Argentina, Rosario Lufrano; y el intendente de Río Grande, Martin Pérez.

También participaron del evento el director ejecutivo de Radio Nacional, Alejandro Pont Lezica; el director de la emisora fueguina, Martín Mancieri; la directora LRA10 Nacional Ushuaia e Islas Malvinas, Luz Scarpatt; y el gerente de Emisoras, Juan Martin Ramos Padilla, entre otras autoridades y trabajadores de la emisora.

La inauguración y la puesta en funcionamiento del equipo que tiene una potencia de 100 kw “es una gesta de los medios públicos”, aseguró Zapesochny, quien agregó que desde la Secretaría de Medios y Comunicación trabajará “en el firme compromiso para que las 49 emisoras de Radio Nacional recuperen el valor que tienen que tener”.

“Este transmisor es el corazón de la radio y tiene tanto para decir hoy, que es el Día de la Soberanía. Después de cuatro años en los que nos dijeron que nuestras Islas Malvinas estaban lejos, hoy volvemos a decir, cómo siempre, que para un proyecto nacional y popular las Malvinas no se resignan”, afirmó Zapesochny.

Por su parte, Lufrano destacó que la Argentina atravesó años en los cuales “el Estado estuvo ausente; donde los trabajadores fueron destratados y las radios abandonadas. Donde intentaron acallarnos, invisibilizarnos y no importaban los medios públicos porque eran un gasto. Para nosotros son una inversión”, señaló.

Para la presidenta de RTA “este proyecto sintetiza un proyecto de país, una mirada diferente de lo que es el Estado y la gestión pública porque un Estado presente acompaña a los más vulnerables y hace lo que debe, que es poner la voz argentina en todo el territorio nacional”, finalizó Lufrano.

De las crónicas periodísticas de un 20 de noviembre de 2021 que parece muy lejano.

Foto: Del control central de la PTX de LRA 24 en su momento inaugural.

 

 

 

LOS PUENTES DE LA MEMORIA.42. “Donde la tierra se llama de fuego, el fuego ha sido un recurso que ha dado vida a los que nos aclimatamos a ella”.

 


¿Qué quieren que le diga?

 

Yo muchas cosas de éstas que cuento no las conocí, me las contaron. Y trato de ser fiel con la memoria de la gente. Por eso cuando días atrás se produjo en Río grande la disminución en el precio del combustible pasé a revolver mis papeles, para ver que tenía sobre la historia del combustible, y me encontré con la leña.

 

A mis siete años ya vivía en una casa con gas, estufas adaptadas, calentadores de fierro por los que se filtraba la nueva y extraña llama azul. Señales de un progreso que ningún iluso podría atreverse a detener. Y entre la nafta y la leña, me quedo con esta última.

 

No hace muchas semanas conversamos con Santiago Ojeda sobre sus días de camionero y el transporte “del vital elemento” de los bosques fueguinos a los hogares de la costa. Los bosques que en la medida que se fueron incrementan el consumo fueron quedando cada vez más lejos. Y también lo hicimos con hijos de Don Juan Maslow, que solía trabajar con su aserradero, cortando rajones para hacer más fácil la operatividad doméstica tras el calor. Y como Jorge, otros dos “austriacos” socios de una vida: Frane Saltar y Marco Súbela, y el mismo Juan Lovece, el viejo...

 

Andando por Chile –hace cosas de dos veranos-vi por isla de Quinchao, toda esa industria en movimiento, desplazada por el progreso de nuestros días y la ventura petrolera de la Isla Grande nuestra. También en más de un hospedaje, en ese levantarse temprano para salir de excursión, sorprendimos al ama de casa en la primera tarea del día, armarse del hacha, doblar el lomo fabricando astillas para que arda el fuego del hogar. Y en el suelo de El Bolsón, descubrimos con otros fueguinos, que nosotros ya no sabíamos encender un octogonal, sin llenar la casa de humo.

 

La gente de mis cuarenta –que es más bien el niñerío de los ’60- no tiene mucho para contar de los tiempos de la leña. De aquí que acompañe esta semblanza dominical con algún testimonio, uno o dos entre los tantos que atesoro.

 

Juan Sabino Andrade me dio prolija información sobre el tema, cuando compaginé su libro “Yo, el petiso”; lo que me permite resumir alguno de su conceptos, dado que él desde sus camines –y uno es el de la foto- alimentó de leña a nuestro poblado y también hizo sus negocios.

 

1.-Los primeros viajes los trajo desde la Estancia San Luis, se hacía ayudar por algún pasajero que con tal de venir gratis ayudaba en la carga y la descarga. Cuando se consolidó en el trabajo tuvo su primer ayudante: Juan Bautista Ruíz, alias El Cholo. Más tarde se aprovisionó en el aserradero de Romero y Pastoriza, de la Estancia Margarita, transportando leña durante el invierno, y en “la temporada” la lana.

 

2.- Cobraba por rajón puesto en domicilio, 25 centavos.

 

¿Pero a dónde quiero llegar con todo esto?

 

A esta altura del partido hasta Fayanás leyó el libro d “El Petiso”, y yo solamente quiero tratar el tema de la leña. No puedo tampoco despedirlo a Juan Sabino así, tan livianamente, por lo tanto llego hasta el final de nuestro encuentro dominical con las voces del ayer. Queda con Ustedes “El Petiso Andrade” conversando el mismo tema que nos convoca con Dos Esteban Sekulovic –su palabra está escrita en negrita- y por las dudas alejamos de su presencia los dados y los naipes:

 

Cinco o seis días, siete u ocho, demoraban las carretas en llegar trayendo leña del monte. Cuando terminó la guerra en Corea, entonces el finao Perón  estaba vivo, se compró todos los camiones que habían quedado en los bosques, en los ríos, en los pantanos y se los trajo a Buenos Aires. Cientos y cientos de camiones, le habían puesto el nombre de Chacarita, donde estaba los camiones, y ahí se iban a comprar. A mi me había ofrecido Antunovich, que él me lo iba a comprar y me lo iba a dar para que lo trabaje, por haber trabajado tantos años en la estancia con él. Como en esos años los camiones no podían venir de Norteamérica, porque costaban muchos impuestos, entonces me compré un camión viejo –pero el motor era nuevo sí- Ford doble tracción canadiense.

                                

“Ya por entonces construí mi depósito donde hoy está la aduana, al lado, en un terreno de Rufino Alvarez , donde vivía mi familia. Es que a veces llegaba tarde y dejaba el reparto para el día siguiente. Diariamente una casa necesitaba al menos un rajón. Un rajón se componía de un árbol que pesaba unos 25 o 30 kg y daban siete tacos de 30 cm., era más bien un palo redondo, largo, partido por la mitad; los palos redondos eran postes”.

 

Así Batallón, y de ahí iba abajo, en la Subprefectura... Después al Banco y después traía leña al patio para vender al pueblo. Cortaba leña el finao Senkovic. En esa época habían muchos paisanos yugoeslavos. Quedamos cuatro todavía: Yo, Rakela, Lucas Delic, y Saltar y Súbela -¡somos cinco! La mujer del finao Vukásovic entre las  mujeres.¡Cuántos miles de rajones! Un año escarchó fuerte, el agua, las cañerías en tierra, escarcharon los caños principales, YPF tenía que destaparlos y quemar leña y gasoil para poder deshielar agua, porque el agua era principal. Ese camioncito viejo se lo vendía al finao Antonio Delic, le servía después para trabajar en el monte, porque el había ponido aserradero, porque podía meter en cualquier lado, porque tenía larga tracción.

 

La Subprefectura, los cuarteles, la Comisión de Fomento, eran los grandes compradores que hacían licitaciones. Uno se presentaba y ganaba, y los demás ayudaban porque era mucho el trabajo, había solidaridad entre los camioneros. Calculo, en los años fuertes, se traerían de El Roble 60 mil rajones, si alguna vez quiso traer de Ushuaia, por barco, no dio mucho resultado, era leña blanca, ardía sí, pero negreaba, aquí lo que mejor resultado daba era el ñire, leña colorada”.

 

En tiempo de invierno tomaba cinco o seis hombres y les daba a cortar leña, ellos a cortar y yo a contar, cuando se sacaba leña con los bueyes y trineos al camino, tenía que contar de vuelta, cuando cargaba yo en el camión otra vez. Cuando venían a comprarme, ¡cuenta que te cuenta!

 

“Estamos hablando de una casa de familia que necesitaba algo así como treinta rajones al mes. Un camión podía transportar de 100 a 120, así que no se podía tener menos de una camionada y media para pasar el invierno. Unos cuarenta pesos de presupuesto se iban en calefacción. Para un camionero lo fuerte era la leña, aún después que llegara el gas, por que no todos lo instalaron de entrada”.

 

El que tenía dinero podía poner gas, habían cientos y cientos que no podían poner. Yo vendía el camión en el año ’70 y tantos y siempre con leña. El año ’58 se abrió el paralelo 42 y entonces se podían entrar de Norteamérica los camiones, sólo, sin pagar un impuesto, así que yo mandé a comprar un camión, no tenía plata, pero era muy amigo con el gerente del banco. El banco daba 70 y el dueño tenía que tener 30, pero con él como era muy amigo 100 por 100. Y con ese camión me maté, me maté, empecé a trabajar aquí en el Batallón, treinta mil rajones, trabajaba día y noche, yo entraba más fácil que ahora el Comandante. Cuando veía en la garita que venía, el centinela antes que venía, largaba la cadena para que entrara de largo allá al fondo, aunque fuera dos o tres de la mañana.

 

Mientras se desliza en el papel la historia de la leña, según la memoria de estos amigos, fui repasando algunos apuntes tomados de las crónicas de la Misión. Allí se evidencia cuántas dificultades debían afrontar los salesianos que instalaron su casa lejos de todo bosque, el peregrinar de las carretas rumbo al monte, el carbón que se conseguía prestado en La Segunda, los huesos y la bosta que suplían elementos más nobles para el fuego. Tanto que así puede comenzar otra historia...

 

ANTIGUOS POBLADORES Y SU RELACION CON EL MEDIO.8 (*)

 



 

De la parte zoológica damos un salto a las experiencias agrícolas en el nivel doméstico.

Con ello nuestra relación con la quinta.

Me decía una vieja amiga que se llamaba quinta, porque la quinta parte –al menos- del terreno debía destinarse a ese uso para abastecer las necesidades del consumo. Me parece poco, la tierra aquí no es tan fecunda.

Lo primordial era pensar en el riego. O se tenía agua en abundancia, o había que ver como se conseguía: piensen que en Río Grande recién hubo servicio de OSN en 1954; antes primaba el pozo, el aguatero, la juntada pluvial. Después durante muchos años la canilla comunitaria.

En mi barrio recuerdo a los Uribe y su rica lechuga, su enorme quinta, y el Gocho, mi compañero en el secundario, que se llegaba hasta el grifo de Obligado y Rivadavia –a 150 metros de su destino- para luego hacer rodar su tanque.

Había un calendario conocido con todos que especificaba el momento de preparar la tierra, que con tiempo se degradaba haciéndonos pensar en abonarla, cuando la siembra, y cuando  la cosecha. Para las fiestas de fin de año debían ser insustituibles de la ensalada fueguina: la lechuga, con su rica variante morada y arrepollada, y  las papas, nacidas a semilla o a brote.

Otros cultivos que prosperaban en esta tierra generosa para el que decidía agacharse ante ella eran: los nabos en su variante bola de oro, las zanahorias, que en el raleo dejaban los primeros brotes para hacer dulce, acelga, perejil, habas, rabanitos, y las estrellas de la gastronomía eslava: los repollos.

Tener repollos pasaba en la mayoría de los casos por comprar el plantín, en el transplante del repollo estaba la garantía de su enrepollamiento. El quintero conocedor iba identificando el nivel de desarrollo de cada uno, y en muchos casos –entrado el invierno- partía con una barreta a romper el tallo que lo unía aun al duro suelo congelado; era según consensos generales la mejor época del repollo, la de los mas sabrosos, “con el frío se les va todo el ácido”.

Pero esta tarea descriptiva encierra una labor que no era nada fácil, había que preparar el terreno, los almácigos; en algunos casos espantar las aves golosas de semillas, retoños y hojas, y para ello se exigía la construcción de espantapájaros, donde tenían lucimiento las cualidades artesanales de las mujeres de la casa.

Los pájaros, simpáticos y dañinos.

El comisario Allen recordaba que algunos de ellos, como los gorriones, tardaron en llegar, lo hicieron cuando trajeron semiarmadas las cabriadas de los cuarteles en 1942.

Muchos que lo vieron de afuera recuerdan como se nos vendía la verdura en las quintas: por bolsas, sin importar su peso, como se cortaban las raíces para que algunas hojas siguieran creciendo, y como en otras se cuidaba que las planta salieran con muy poca tierra, tierra que era tan difícil de conseguir.

No se hablaba del compost, pero la basura orgánica era destinada a abonar la huerta hogareña.

Tener una quinta significaba hacer compromisos para la adquisición de la semilla, con algún proveedor local, o con algún mayorista del norte. Mi padre fue por año cliente de Diarce.

Junto a la huerta aparecía algún lugar para que creciera la planta de yerba buena, el sauce, el apio silvestre fueguino de mentadas propiedades afrodisíacas que mejoraba cualquier sopa grasosa.

Y por supuesto el ruibarbo (FOTO).

 

 

(*) Recuperamos en el tiempo esta conferenciada dada el viernes 18 de noviembre de 2011, en el hotel atlántida, como parte4 de la CELEBRACION DE LA OBRA DE SAN VICENTE

DE PAUL EN RIO GRANDE

 

 

 

 

 

 

Esteban Manuel Pichuncheo: cuatro décadas con el periodismo de Río Grande (*)

 


Me tocó desde el año 1984 comenzar a mamar el periodismo en su aspecto más artesanal en Tierra del Fuego. Fue de la mano de Alberto “Bocha” Bonifetti, quien con el diario Cuarto Poder, me enseño los primeros secretos de cómo se formalizaba un periódico, donde volcar ideas propias y difundir la de los ajenos, las de aquellos que se volcaron a la política, con el tremendo auge por el advenimiento de la democracia.

 

En aquél entonces mi tarea se limitaba a hacer la tira del dibujo de la contratapa, adoptando a mi personaje “Mónica” para dar vida a una historieta, basada en una chica que me gustaba de mi paso por la secundaria. También en ese entonces nació “Arcadio”, un personaje que se parecía al “chavo del ocho” fueguino.

 

Así, podía ver como el “Bocha” trabajaba en su “Remington” para escribir las tiras de papel que luego, con total prolijidad volcaba a una pauta con las columnas debidamente dibujadas, dejando los espacios necesarios para rellenar luego con los títulos que letra a letra pegaba con su “Letraset”, unas plantillas con letras de diversas medidas, que se pegaban al contacto con un elemento contundente.

 

Después, se pasaba todo a una plancha de zinc, que luego se colocaba en la impresora off set. Siempre el pequeño diario tenía tinta diferente, porque el negro escaseaba y se debía recurrir a otros alternativos, como el azul y el rojo. El tamaño del diario no podía ser mayor al del papel legal.

 

Después de mi experiencia de demasiado joven en el Cuarto Poder, vino el turno de Alberto Noal, quien con su revista “Consecuencias”, me alentó a seguir haciendo dibujos, ilustrando una hoja entera, está vez de humor, nada de contar historia de enamoramiento.

 

En esa revista, mi dedicación fue solo dejar el trabajo ilustrado. Así, pude ver poco de la “cocina” de cada edición. De esa publicación me acuerdo de haber ideado al primer pingüino con vida: “Arturito”, el nombre, se refiere al segundo que posee Noal. Fue un poco en agradecimiento a la nueva oportunidad de estar vinculado a una publicación que marcó historia en el periodismo fueguino.

 

En la memoria de pocos quedó que Alberto Noal supo tener un medio gráfico, donde también se expresaron ideas, en medio del auge de la democracia. Las iniciativas siempre quedaron en el camino, por falta del apoyo económico que tanta falta requieren los medios para poder mantener su vínculo con la sociedad.

 

En 1987, gracias al apoyo de la querida docente Nilda Carbone, ingresé al diario “Tiempo Fueguino”. Comencé haciendo la tira de humor de contratapa. Allí no hubo más personajes. Todo era reflejar la realidad en un chiste y, de paso, comenzar con las caricaturas de personajes y políticos.

 

Esa fue mi primera incursión en poder palpar como se hacía un diario. Después de superar la etapa de dibujar, me dieron la responsabilidad de abrazar el periodismo. Mis inicios fueron volcando a hojas pautadas, con el membrete del diario y con los centímetros a cubirir, notas que debía desgrabar en crudo.

 

Cada una de esas hojas que tenía las medidas para que la nota tuviera una extensión establecida, se derivaban a una responsable de pasarla en limpio en una máquina eléctrica que se conocía por su marca: “Brother”.

 

De esa “Brother”, surgían las columnas y columnas de la nota que se transcribía, la que luego era recortada, para ser pegada en las pautas, o “monos”, que tenían dibujadas las seis columnas, en tanto que los títulos –que era lo más difícil de hacer-, surgían de la ampliación que se hacía en el fotomontaje, de letras que eran escritas en la brother.

 

Todo era muy artesanal. Así, era necesario tener entre los insumos el pegamento denominado “poxi ran”, para poder pegar las columnas y, a su vez, las fotos, que eran reveladas en blanco y negro, en papel, para luego pasar por la fotomecánica y estar lista para formar parte del “original”.

 

Obtenido ese original, todo era impreso en una chapa de “zinc”, a través del automontaje y así pasaban a la impresora, que era una “cabrenta”, que muchas veces soportaba las exigencias de salir periódicamente, tres veces por semana, que luego se transformaron en cinco veces. Fue el primer periódico en salir tantas veces a la semana y la competencia directa era “Tribuna Provincial”, que luego desapareció.

 

Con el paso del tiempo, la modernización le toco a Tiempo Fueguino. Vinieron las famosas computadoras de la manzanita, es decir las “Apple”, que a todos nos dejó con la boca abierta. Con ello, se acabaron las tijeras y el poxi ran para armar el diario. Todo se hacía en una pantalla de computadora, los originales ya salían con texto y fotos y sólo restaba mandar todo a fotomontaje, para hacer la chapa de zinc que iba a la cabrenta.

 

Así, luego de diez años en “Tiempo Fueguino” y tras casi año y medio sabático en el periodismo, en el año 1999 ingresé al diario “La Voz”, donde volví a los dibujos y hacer humor político. Quizás fue la mejor época en que despunté la filosa ironía de tomarles el pelo a los políticos. Por supuesto, también escribía y solamente podía observar como le sacaban el jugo a las “Apples”, para lograr el diseño del diario.

 

Posteriormente, en el año 2000 ingresé al diario El Sureño y allí, la modernización. Simplemente la tarea se limita a redactar los artículos periodísticos, volcar todo en una “pauta” para dar una idea al diagramador del armado y luego, todo pasa a un área que es privativa de mi conocimiento, pero que culmina en una notable rotativa, la única que existe en Tierra del Fuego y que le da prestigio al medio.

 

Así, esta es una breve reseña del paso por el periodismo gráfico, el que me ha atrapado como nunca y que jamás quiero dejar, a pesar de haber otras alternativas radiales o televisivas. El periodismo gráfico es, a mi entender, el mejor de todos.




 

 
(*) El joven Esteban Manuel avanza hacia la sexta década, y ha transitado  por diversos medios, dejando constancia de la evolución tecnológica. Comenzó como humorista y caricaturista y ahora es cronista de policiales y judiciales. Pichuncheo nació en Río Grande. Alguno de los medios que cita todavía no los habíamos recordado.

 

Terrafogueños.01. Los Andrade.

 



 

1.1.-Terrafogueños es un proyecto de consolidación de identidades, que busca ampliar algunas vinculaciones entre el conjunto de la sociedad de Río Grande. Toma en cuenta para ello los apellidos, atendiendo a los más abundantes. Da algunas respuestas y requiere de todos los interesados que quieran acercar de futuro a este periódico otras referencias sobre sus ancestros y su progenie. Comenzó un sábado de febrero, frente a una guía de teléfonos, donde encontramos en su letra A, al núcleo más abundante: Los Andrade, con 71 abonados.

 

1.2.- Manuel Andrade era un argentino que sirvió como gendarme en la comisaría de Río Grande en el año 1911. al menos hasta el 30 de enero de aquel año cuando fue enviado pasado por la superioridad al Juez de Paz Don Francisco Bilbao en razón de haberse embriagado  en el servicio y según el artículo 3ro y 5to del  reglamento interno se lo debía castigar con 30 $m/n. En el expediente en que se tramitó su castigo figura que era soltero, pero tiene la edad en blanco. Con el inauguramos esta relación.

 

1.3.-  El primer Andrade nacido en Río Grande fue una niña: Nélida Andrade Andrade, su registro el  6 del año 1928 habiendo venido al mundo el 20 de abril. Hija de Miguel Andrade, chileno de 32 años casado con Sofía Andrade, una compatriota suya de 31 años.

 

1.4.- El primer matrimonio que involucra a un Andrade ocurrió el 18 de mayo de aquel mismo año, e involucra por usos del país de origen a alguien que llevaba este apellido por herencia materna: Florentino Wilmes Andrade. Este chileno de 22 años se manifestaba como agricultor en aquellos días en que ya trabajaba en Estancia San Pablo, siendo hijo de Valeriana Andrade. Su matrimonio se consolidará con una joven de 16 años: Maria Rosario Nuñez que siendo hija de Romualdo Nuñez y la nativa María Muntis no llevaba apellido materno. Un siguiente matrimonio involucrará a otra Andrade: María Ema, de apellido materno Levinieri, nacida en Chiloé el 8 de mayo de 1909. Esta hija de Rosauro y Domitila se casará con un Muñoz, Luis el 1 de enero de 1939. Pero el primer matrimonio de un Andrade varón recién lo encontraremos el 26 de diciembre de 1942 se case Onofre con Laura Segovia, el es un puntarenense nacido el 20 de agosto de 1920 que también por parte de madre –Sofía- lleva el mismo apellido. Será por muchos años conocido carnicero. Su esposa es de Quellón, Chiloé y es tan solo 8 días mayor que él.

 

1.5  El primer Andrade que dejó sus huesos en el norte fueguino parece ser Juan, fallecido el 18 de noviembre de 1931, a quien se encontró muerto en inmediaciones de Nueva Harberton –hoy río Ewan, entonces río Evans-,  dejando constancia el gendarme Antonio Falgueras que lo fue por inmersión. Era chileno de 26 años y se había extraviado el 11 de noviembre. Fue sepultado en el cementerio de la Candelaria.

 

1.6.- Algunos Andrade destacados:

1.6.1.- En la política César Guillermo Andrade Muñoz, en representación del Movimiento Popular Fueguino fue dos veces concejal, legislador y Convencional Nacional para la reforma de 1995. Antes fue un notable número 10 en el fútbol local. En tanto que Luis Andrade fue Convencional Constituyente provincial por el Partido Justicialista.

1.6.2.- El deporte nos lleva a recordar al Pitufo Andrade, muerto sobre por las lesiones recibidas sobre un cuadrilátero local.

1.6.3.- Como dirigente:  Sergio Andrade Chacón, Presidente de la Cooperativa Eléctrica.

1.6.4.- En el mundo de las letras: Juan Sabino Andrade, autor del primer libro de memorias de un antiguo poblador: Yo, el petiso. Un auténtico Bon Vivant.

1.6.5.- Empresariado: La firma Ormas, Andrade y Gutiérrez constructora de lo que va del puerto de Caleta La Misión.

1.6.6.- Aspecto comercial: Melchor “Tito” Andrade Barría, socio de una importante pinturería.

1.6.7.- En la prensa: Francisco Condorito Andrade, dedicado a la historia del periodismo deportivo.

1.6.8.- En el ámbito educativo: Rosita Andrade de Paredes, directora de la Escuela Número 2.

 

1.7.- El apellido Andrade aparece ligado a la historia de la hotelería local: Julio en el Tierra del Fuego, Arturo en La Unión, Orlando en El Austral, y Candelaria Andrade como socia de Antonio Roque en el hotel del “otro lado”.

 

1.8.- El padrón electoral registra un total de 98 inscriptos Andrade masculinos y  90 femeninos. Siendo el de mayor edad Santiago Andrade Bórquez nacido en 1926, el papá de los mellizos Luis Alberto y Germán Antonio.

 

1.9.- Javier Mozas Hernando ha escrito que el “apellido con origen mítico en el caballero Androge, llegado a Galicia con el caudillo Mendo de Rausona, hermano del último rey longobardo, Desiderio, y casado con Juana, nieta del rey Fruela I. Otra teoría sitúa su origen en el lugar de Andrada, del que eran sus señores los de este linaje. En la enciclopedia de los hermanos García Carraffa hay antepasados desde mediados del siglo XII. A principios del siglo XVI, Gil de Andrade (de esta rama gallega), a la vuelta de las guerras en Italia a las que acompañó a su hermano Fernando, quedó en Funes (en el límite de Aragón y Guadalajara) al casar con la señora de Funes y Villel de Mesa, del linaje Azagra,  asentándose sus descendientes en las comarcas de Medinaceli, Almazán y Agreda y siendo señores de Velamazán hasta que a fines del siglo XVI pasó a los Castejón. Otras ramas de este linaje gallego pasaron a Toledo, Extremadura, Canarias, Portugal y América”.

NOTA DE 2024. Si alguien cree conveniente actualizar esta crónica que lleva impresa varios años -Revista EL RÍO, memorias de la zona, ruego agreguen sus comentarios que luego, al igual que con los Barrientos nos pondremos al día.

EL FAMOSO RÍO GRANDE.06

 


 El contacto con el mundo lo daban los barcos. Pequeños casi todos. Limitados en su accionar por un río que al bajar su caudal los dejaba expuestos a la incertidumbre.