FUE HACE JUSTO UN AÑO. ENERO DEL 2020

 


ENERO 01.- Tiziano Lionel Isidre es el primer niño nacido en 2020, vino al mundo de parto natural a la hora 9 y 32, pesando 4 kilos 195 gramos.

Enero 3. Prisión preventiva para el joven que mató a su hermano.

Enero 5. Tres varones y dos mujeres imputados en el robo de casa Mariana.

Enero 7. Ofertaban productos salvados del incendio, eran los mismos dueños del supermercado chino.

Enero 8. Intensas lluvias ponen en evidencia los problemas de desagües pluviales en Río Grande.

Enero 10. Un remisero de 29 años provoca un accidente embistiendo a otro vehículo en San Martìn y Belgrano, dando luego a la fuga. Cuando lo encuentren el juez ordenará internarlo en salud mental declarándolo inimputable.

Enero 13. Se pone en marcha el programa Mujeres emprendedoras.

Enero 14. Municipio y gobierno complementarán sus programas de asistencia alimentaria.

Enero 15. Luis Canaviri con prisión domiciliaria.

Enero 18.- Feria Flotante en Yaganes.

Enero 26. El intendente Pérez es amenazado por un ex contratado municipal en su domicilio.

Nuestro recuerdo a TERY MAC LEOD


La pandemia se ha llevado la vida de uno de los riograndenses más antiguos, desde una larga existencia vecino de Ushuaia: Edvard Henry Mac Leod, más conocido como "Tery".

La última vez que conversamos con él, en mayo de 2015 una gripe interrumpía la conversación, no llegaríamos nunca a imaginar entonces que a un fueguino viejo podría afectarlo tanto una dolencia de esa naturaleza.

El fue parte de una familia fueguina de raigambre malvinera, allí llegaron sus ancestros entre 1836 y 1836, por un lado escoceses y por otro alemanes.

Fue la de aquellos una vida entregada a las actividades rurales a poco de la ocupación británica y de donde de inmediato nacerían cuatro mujeres y dos varones.

Todo parecía tranquilo en este confín del mundo hasta que en 1914 comenzó la Gran Guerra que enfrentó a los países de origen, con ello fueron obligados a salir del archipiélago rumbo a Montevideo, y de allí reemprendieron viaje austral afincándose en Magallanes.

Por 1930 un gringo domador, al frente de la familia -integrada por una mujer y dos varones- pasa a radicarse en la zona de Porvenir, y de allí de a poco viene la tentación de llegar más al sur pasando a trabajar por tres años en Estancia Sara, luego en Viamonte, más tarde en José Menéndez, en cuyo puesto de Cauchicol nacería la hermana mayor, el 10 de enero de 1933 Teresa Inés,  el actas del registro civil se consigna que el padre se llamaba Juan y era hijo de Rodrick, nacido en las Islas Malvinas, y de Jessy Killing, en tanto que la madre era Violeta Agnes Buse, hija de Francisco Carlos Emilio y de Lilian Williams, también nacida en Malvinas en 1902. Tery -Edvard Henry- nacerá el 31 de diciembre de 1940 pero ya en nuestro pueblo.

Al fallecer trágicamente Juan el 20 de octubre de 1941, Violeta buscaría un destino en Ushuaia, donde formaría familia con  Juan Enrique Ford "Jackie", oriundo de Porvenir, estando el mismo a cargo del tambo de Marina por muchos años.

Tery estudió en la escuela 1, y a los 15 años, luego de un aprendizaje en la escuela de oficio de la Armada ingresó a Correos. Allí distribuía correspondencia, en verano a caballo, en invierno, patinando, para superar las distancias que había entre casas y casas.

En 1953 contrae matrimonio con una puntarenense: Belia de Lourdes Ojeda Wainnright, y de allí vendrán 4 hijos, 7 nietos, y los bisnietos. Seguirá treinta años en el Correo, como radiotelegrafista y operador de sistemas, pero en 1968 se presentará a concurso y será director de comunicaciones de la Red Presidencial por el término de 25 años.

Mac Leod recuerda las comunicaciones a distancia en el correo, donde cada persona tenía tres minutos en cada turno, y como hacía cola para hablar desde un simple ciudadano, hasta los mismos gobernadores.

El año de su matrimonio será también el su primer retorno de Tery a Río Grande, cuando llega entre amigos en bicicleta, acompañando a un raidista que había lvisitado Ushuaia. No había ruta y debieron cruzar de Rancho Hambre y Laguna Escondida cargado al hombro sus rodados. El deporte y los amigos lo llevaron a conocer y ser conocido en la isla. Con el fútbol se volvió frecuente verlo en nuestro Río Grande, jugando para Vial o Lasserre, jugaba de 3 o de 9, contrincante de O Higgins y San Martín.

Su experiencia deportiva se frustró por un accidente movilizando caballos para una jineteada, cuando tenía 21 años. Pero nunca dejó de ser animoso simpatizante de las alegres aventuras de la juventud fueguina.

La ley de la vida sesgó su existencia, cuando todos los que lo conocieron, sobre todo los pescadores, afirmaban que tenía mucho por hacer y para sorprendernos.








FUE HACE JUSTO UN AÑO. Diciembre 2019.2

 


Diciembre 15. La desaparición de un niño en Tolhuin pone en vilo a las fuerzas de seguridad, hay grandes controles de tránsito, el pequeño –un caso Asperger- estaba con un mayor de edad.

Diciembre 17. 7 años de cárcel para el asesino de José Raúl Alvarado Hibel (73), se trata de Cristian Luìs Alejandro Martín (25)

Diciembre 18. Heridos de bala en un enfrentamiento en Chacra IV. Se trata de Emanuel y Nahuel Roth.

 Diciembre 18. Tres nuevos graduados en la UTN, son los ingenieros industriales Pablo Mena Chiguay, Antonela Ailèn Andrade Mascareña, y Luciana Vargas. 8foto)Los dos primeros con el proyecto  Producciòn de filete y harina de pescado, la última Producción de aislante térmico de lana de vidrio a partir de reciclaje. 

Diciembre 20. Matìas Pablo Tuttini (26) es detenido por la muerte de su hermano Juan  Pablo de 35. Cinco puñaladas.

 Jacinto Rolòn nuevo jefe de la policía.

Diciembre 22. En el LNAlem con la banda municipal se canta Inconciente Colectivo al igual que en 500 ciudades de todo el país.

Tormenta eléctrica en Río Grande.

Diciembre 24. Por deterioro en la cancha de césped sintético del Centro Deportivo, recientemente inaugurada, se trasladan las actividades al campo de deportes de la calle José Ingenieros.

 Diciembre 27. Fallece Hortensia Rodríguez Fernández, madre de Gustavo Melella.

Diciembre 28. Incendio destruye sumermercado chino de la margen sur.

Diciembre 29. La imagen de la Virgen de Luján que estubo en Malvinas es traída a Rìo Grande donde se desarrollan distintas ceremonias.

Revocan ocho nombramientos dados en el Concejo Deliberante por gestión de la concejal Laly Mora, al finalizar el mandato precedente.

 

 

 

 

HACE CINCUENTA AÑOS EGRESÁBAMOS DE NUESTRO QUINTO AÑO EN EL DON BOSCO

 


Siempre que alguien busca una cosa, termina encontrando otra. Y eso fue lo que me pasó hace unos días, cuando encontré prolijamente guardado en un folio mi título del secundario, escrito personalmente en tinta hectográfica, y digitalizado bajo el directo control del secretario del colegio: Orlando Oyarzo.


Mirándolo parcializadamente, fruto de muchos desvelos, aparecen las calificaciones año por año, mereciendo algunas de ellas ciertos comentarios. Por ejemplo: en primer año, profesora María Elena Cartagena de Lima, alcancé un promedio 10, situación que tal vez fue motivadora de futuros desempeños en mi vida. Aunque no tuve más notas como esa.

Si voy a mirar los promedios desde mi presente diría que en Castellano, el futuro periodista pasó raspando; profesora Ana María Bares de Sevillano -¿o era soltera todavía?- la aprobación era con siete y se calificaba por trimestres.

El promedio 6,08 en inglés indica que algo no andaba bien por aquí, me llevé la materia a diciembre, y lamento no haber conservado la libreta que indicaba los rendimientos parciales, profesores Emilia Bonifetti, Danilo Havelka, y si hubo alguno más lo recordaremos con los compañeros..



En segundo año mi mejor promedio siguió siendo historia, aunque con valores no tan extraordinarios: 8,89. Y otra vez me llevaba inglés, esta vez con Godofredo Videla. También me llevé Música, que aquí aparece con buen promedio por que en diciembre aprobé con 10; no me llevaba bien con la profesora que era esposa del prefecto, por algunas cuestiones prácticas, pero como el examen era teórico lo aprobé con 10. Estaba en la mesa Carmen Valencia, que me ayudó tomándome aparte porque necesitaban terminar pronto. Tal vez eran muchos los alumnos que se llevaban una materia que no se consideraba de la más complicada.

En tercero la nota más feliz era dibujo, con 9,12. Profesora Sulema Lodeiro. Después seguía el 9 de Educación Democrática, profesor Enrique O.Pacheco, con quien he dado a encontrarme recientemente. Entonces tenía su desempeño como bioquímico, y había sido además secretario del Concejo Deliberante. Está escribiendo sus memorias, algo tendrá que decir de nosotros, o de aquel tiempo fueguino. Ya se aprobaba con seis y había exámenes cuatrimestrales. Los promedios se redondeaban hacia arriba.



En cuarto año se complicó la cosa, cambiaron los planes de estudio, y nosotros que teníamos por destino ser maestros nos convertimos en Bachilleres Con Orientación Pedagógica, un título que no nos daba salida laboral. Mi mejor nota fue en Química, 9,68, con el Doctor Bartolomé Correa Calderón, el papá de Ernesto que se sumó también ese año como compañero. Mi nota más baja el 6,62 con Tedy Morgan.

Y finalmente en quinto los extremos los dio Geografía, con Ema Susana Cobos de Domínguez, esto por arriba, y por abajo el 6,62 con Diana Cotorruelo de Havelka.

En la foto estoy junto a los compañeros de los cuales algo tendré que decir, por si no los conocen o reconocen:

César Guillermo Andrade Muñoz: Cano. Siguió siendo el gran deportista que se manifestaba en los días estudiantiles. Trabajó en YPF y más tarde se incorporó a la vida política desde el Movimiento Popular Fueguino, fue concejal y legislador, y muchas cosas más.

Daniel Martínez. Trabajó en Gas del Estado, y también luego en Camuzzi, ya está jubilado como todos nosotros.

Miriam Murcia de Milósevic (esos noviazgos colegiales que perduran en una familia). ¿Trabajaste en el Hospital? 

Margarita Menéndez de Fiol. Fue bancaria, y por años se radicó en córdoba donde adquirió la tonada característica.

Oscar Rubén Rogel. Como Cano trabajó en YPF, por los 90, paso a Hidrocarburos de la Provincia. Fue dirigente deportivo, presidente del Sportivo, el club que nació un día del Estudiante.

Victor Rogelio Pacheco Fernandez. Después de su paso por la Policía Territorial se empleo en Gas del Estado. Su desempeño en las esferas deliberativas y legislativas -por el MOPOF- lo llevaron a múltiples desempeños, hasta hace poco era Secretario del Concejo.

Y finalmente Ernesto Correa Cardozo, él único que no reside entre nosotros. Vive en Mar del Plata después de una larga carrera como odontólogo -la profesión paterna-, compartimos cinco años en la misma prensión de estudiantes, en la ciudad de La Plata.

Habrá algunos detalles más, historias de familias y famas; oportunos comentarios que saldrán de la memoria de propios y extraños.

Quiero agregar, a modo de reflexión final, que llegar a donde llegábamos en aquel año 1970 era un logro superlativo. No todos los jóvenes terminaban un secundario, veníamos de familias donde no todos había alcanzado ese nivel de enseñanza. Las ofertas laborales desviaban vocaciones. Y en muchos casos a esa altura de nuestra existencia, primeros adolescentes del aquel pueblito, no teníamos muy en claro que camino podíamos elegir en la intricada vida que teníamos por delante.


Crónica salesiana encontrada dentro de un libro.

 


La misma ronda la persona de José María Beauvoir y su rol en el desarrollo misionero en nuestro sur, partiendo de una referencia a la instalación de la misión de LA CANDELARIA. Fue encontrada en el interior de libro Esfinges de hielo de Alberto M. De Agostini, también sacerdote salesiano y que adquirí hace 20 años en una librería porteña. Una tarjeta en su interior daría cuenta de que el mismo perteneció al Presbítero Luís Cencio.

El relato nos remonta a la primavera de 1893, luego de la frustrada intentona de levantar una misión en las inmediaciones del Río Grande, lugar donde no quiso entrar el capitán del Amadeo –barco de los Menéndez- dejando a hombres y pertenencias a pasar el invierno en San Sebastián. 

Pero el 4 de noviembre entraron en la Bahía S.Sebastián. El P.Beauvoir desembarcó y se dirigió a caballo para explorar e indicar la barra. Más cuando las dos goletas se vieron ante las escolleras del Río Grande se negaron a entrar. El P.Beauvoir subió al bote que se había aproximado, llegó a bordo y alcanzó a persuadir al capitán del “Kingfisher”. Con coraje y confianza en el ideal de su misión, después de algunas varaduras, fondearon en el Puerto Golondrina, el 11 de noviembre. Remontaron el río hasta “Barrancos Negros” y en dos días descargaron todos los materiales. La María Auxiliadora fue el primer barco que surcó las aguas del río Grande.

Volvieron luego a su forzado campamento de S.Sebastián. Una varadura en la boca les llegó 15 días de lucha. En la bahía emplearon 20 días para cargar la “María Auxiliadora”, hostigados por un constante temporal. Los animales fueron arreados por tierra. A principios de diciembre anclaron en la nueva Reducción, que llamaron de “La Candelaria”. Tenían agua y lomadas para avizorar los indios.

Después de mucho andar para encontrar y traer los indígenas huidizos, alcanzaron a detener dos mujeres de un grupo que estaba mariscando en la playa al Sur del Río Grande. Lograron apaciguarlas y enviadas a sus toldos no tardaron en venir con toda la tribu. Acamparon, así, al lado de la construcción salesiana 40 toldos. El Misionero les proveyó de cobijas y galleta. Cuando los onas del Norte, vieron ocupado su hábitat por los del Sur, intentaron atacarlos. El heroísmo del P. Beauvoir que se interpuso entre sus flechas, evitó el desastre.

Vivían guanaqueando, pero muy a menudo, en vez de guanacos traían indiecitos perdidos. Poco a poco, iban reduciéndose a la vida sedentaria. Para aprovisionar a las dos reducciones, ya resultó pequeña la “María Auxiliadora”. Monseñor Fagnano compró, a medias con un comerciante piamontés, un barco de 150 toneladas. Lo llamaron “Torino”. En agosto de 1894, ya hacía puerto en La Candelaria, después de aprovisionar a S.Rafael. La Reducción de Río Grande fue el refugio de todos los exploradores y pioneros de esa región fueguina. Buscando tierras de más seguridad, se había trasladado a “Los chorrillos”, cerca de la playa.

En 1896, el Tte. De Navío Juan Alejo Martín, naufragó en la boca del Río Grande con el famoso “Azopardo”. Navegaba con él, el jefe de la subcomisión de límites con Chile, Tte de Fragata José M. Mascarello. Durante los dos meses de esfuerzos para el reflotamiento, la Misión Salesiana fue su hogar. En ella también se hospedaron todos los iniciadores de la riqueza lanera de Tierra del Fuego, al venir a explorar sus futuras posesiones. El Presidente Roca, visitó en 1899 la Reducción de Rawson fue luego el más generoso colaborador de la de Río Grande.

Las epidemias, destruyeron los cuerpos sin defensas de los aborígenes. La ambición de los arribados, emprendió también medios inhumanos. Las “Memorias manustritas” del Capellán de la Tierra del Fuego, llegan a escribir: “La fortuna de… mana sangre de indio por todos los poros”. La codicia de tierras y las influencias en la Capital Federal, de ambos lados de los Andes, pretendieron los campos de las Reducciones. Sólo la Misión de Río Grande, perduró aminorada.

El P.Beauvoir, al nacer con el siglo XX, las primeras poblaciones de Santa Cruz y de la Isla Grande, de dedicó a recorrerlas, y ofrecerles su ministerio incansable. Ushuaia, Río Grande, Río Gallegos, Santa Cruz, S.Julián, Deseado, y los caseríos del interior patagónico fueron los hitos del heroísmo no mellado del Capellán Castrense, PRIMERO EN LA NAVEGAC ION DEL RIO GRANDE, PRIMER MAESTRO EN LAS TIERRAS AUSTRALES, PRIMERO ENTRE LOS MISIONEROS DE LA TIERRA DEL FUEGO. Los últimos restos de los indios canoeros fueron por él bautizados y llorados. Y para completar estas empresas (que a sus ánimos parecían cortas) sus expediciones llegaron a avanzar hasta el Chubut. En 1907, cuando se descubrió el petróleo en Comodoro Rivadavia, el P.Beauvoir estuvo también en ese acontecimiento tan fausto y decisivo. Después de trotar por todo el Territorio de San Cruz, por Las Heras, llegó hasta El Chenque. Y allí bautizó al hijo del descubridor del oro negro, D.José Fuchs, y (como siempre) “no habiendo mujeres en el campamento” (según reza el acta) “le puso por madrina a María Auxiliadora”. Su féretro heroico fue honrado por dos símbolos: el Crucifijo y la Bandera Argentina. Pocos próceres anónimos, han merecido tan digno reconocimiento.

Crei haber satisfecho sus deseos, tan laudables y dignos de consideración. Con mi mayor aprecio estoy siempre a sus muy gratas órdenes:

Pascual R.Paesa S.D.B.





 

 

Recordando el retorno a la democracia...

 


El 10 de diciembre de 1983 asumieron las autoridades que tras los comicios del 30 de octubre anterior debieron cumplir un mandato popular, situación que se había visto interrumpida por la dictadura impuesta el 24 de marzo de 1976.


Nos tocó integrar el Concejo Deliberante de Río Grande junto al compañero Sergio Barrientos (PJ), los radicales Marta Mondino y Enzo Filoza, y Osvaldo Pagano, por la Alianza Agrupación Vecinal-Unión Popular Fueguina. Enzo no se ve en la foto de la reunión preliminar donde se reconocieron títulos y se eligieron las autoridades del cuerpo, porque su incorporación se dio con la renuncia de Roberto Campanera que iría a ocupar el Ministerio de Gobierno provincial con la designación de Ramón Trejo Noel.

Asumía a la vez como intendente Esteban "Chiquito" Martínez, quien sería reelegido tres veces más.

Lo acompañaban en su gabinete Daniel Martínez, en secretaría de Gobierno, Héctor Velázquez, en la de  Fianzas y Mario Ferreyra en la de Obras Públicas.

En el Concejo había una sola secretaría que sería ejercida por Mabel Jacobs.

En Ushuaia había un componente adicional, con la asunción de la primera legislatura territorial.






De pensionistas.

 

Después de no vernos por un tiempo volvimos a encontrarnos con el amigo taxista que acudió a mi llamado y casi no lo pude conocer, por dos motivos: por el barbijo que recubría su rostro, por el auto de alta gama en el cual brinda su servicio.

Pero el si me conoció. En parte porque sabía a qué casa venía  a buscar pasajero, y también por mi voz que siguió en la radio por muchos años.

El amigo taxista, en el corto trayecto que anduvimos juntos, intercambió numerosa información sobre lo que pasa en la calle cosa que –como bien sabemos- forma parte del conocimiento intrínseco de los trabajadores del volante, armonizando bien con los comunicadores sociales que se valen que lo que ellos dicen para llegar con cierta originalidad a su lugar de empleo.

Pero yo ya me he jubilado hace unos años, y el sigue siendo una fuente confiable para tener en cuenta, no pensando en sus oyentes, pero si para poder seguir sintiéndose vivo.

Una de las cosas que me preguntó, porque al menos a este taxista le gusta que le hagan preguntas, es que le parecía el auto; cosa que disparó de inmediato ni bien terminé de contarle por que no andaba con el mío. Le dije que me sentía complacido, no solo de estar con él, sino de navegar en tan preciosa embarcación.

Me dijo que, como yo bien sabía, ambos habíamos enviudado y para él se le había hecho muy difícil seguir viviendo entre las cuatro paredes donde construyó su hogar, estando ausente el amor de su vida. Que le costó armonizar con los hijos, que poco a poco fueron ocupando los cuatro rincones de la casa, los cuatro pese a ser tres. Y al final se sintió controlado y de allí la determinación de irse a vivir en una pensión.

-¿Y qué le parece Gutiérrez?- me dijo.

Recordé que yo también viví en pensión pero no aquí, fue en los cinco años que estudié en La Plata, en 9 número 594, la casa de Aida Rigazzi de Taylor, que al decir de ella no era una pensión sino una casa de familia, pero que era un lugar de encuentro de estudiantes: los que vivíamos en el presente, y algunos que habían vivido en el pasado pero que pasaban a hacer escalas con la alegría del que de alguna manera se quita años.

Yo que le contaba esto, y mi chofer que me señalaba la casa que había sido su pensión por los años 70. Alguien descorrió la cortina, el tocó la bocina, y de adentro lo saludaron.., era una persona demasiado joven para haber sido su compañía en ese lugar, pero además era una mujer. Me dijo que había estado solo unos meses, porqué después se habían puesto de acuerdo con unos compañeros y alquilaron una casa de la que fueron saliendo lentamente, de uno en uno, en la medida que cambiaban al equipo de los casados.

Le pregunté sobre cuál era su pensión ahora. Y me la identificó con el pseudónimo de la dueña, cosa que bastó para que supiera que vive en pleno centro.

Manifestó que se lleva bastante bien con sus compañeros de pensión, que al principio no se respetaba que él trabaja de noche y de día debe descansar, pero que hablando se entiende la gente. Que hay gente de todas partes, pero no son de conversar mucho: cada uno con su celular, viviendo en sus propios mundos.

Lo que menos le gusta de vivir así es el olor a comida. El recuerda que en sus primeros días fueguinos se alojaba en un lugar que era a la vez pensión de cama y de mesa, pero no recuerda fastidio por el olor de las fritangas. Ahora parece que el que rezonga es su hígado, única parte de su tiempo que parece haber envejecido más que él.

Lamentó que la mayoría estuviera sin trabajo. Pero al mismo tiempo le parece que están conformes de recibir los favores del Estado.

-¿Cuánto le cobran mensualmente?

-Cinco mil.

Tenía otros temas de conversación pero ya había llegado a destino. Vaya a saberse cuando volveríamos a encontrarnos.

A la tarde sonó el timbre de mi casa. Quería saber si lo recibía de pensionista.

EVOCACIONES: Diciembre 8 de 1892. Un inglés tomando mate en Punta Arenas.

 


James Radburne es el nombre de un inglés conocido también como EL JIMMY, y es bajo este pseudónimo que se conoce su libro donde se relata un largo historial patagónico que se inicia cuando llega a la ciudad del Estrecho de Magallanes, el 8 de diciembre de 1892, luego de haber partido de Inglaterra el 10 de noviembre anterior, en un viaje que por su duración puede considerarse un récord.

 

Una de sus primeras impresiones cuenta los hábitos de gringos y criollos en torno a la infusión americana conocida como YERBA MATE.

 

“En la casa encontramos a Santiago, el jefe de la expedición y a un uruguayo que iba a quedarse ahí mientras Santiago salía de exploración con el jefe. En la vida de la campaña en la Patagonia nunca se hacen presentaciones, un poco de la etiqueta derivada de la necesidad de muchos de permanecer desconocidos. El uruguayo nos estrechó las manos y se puso a preparar mate”.

 

“El mate es el gran “rompedor de hielo” de la vida social en la Patagonia. En cualquier reunión, lo primero que se hace es sacarlo y comenzar a hacerlo circular. La mayor parte de las veces todos se sientan en el suelo en un círculo, pero estando en una casa nos sentamos alrededor de la cocina. El uruguayo sacó su calabaza y la llenó con yerba como se llama a las ligeramente tostadas hojas molidas de una planta nativa de Paraguay de la misma familia que nuestro acebo, hasta algo más de la mitad. Le agregó agua fría  e insertó un tubo de plata con un extremo bulboso perforado, llamado bombilla. Absorbió toda el agua y fue a la puerta para escupirla (si hubiésemos estado en una casa menos grande con piso de tierra, la hubiese escupido sin riesgo al suelo) y rellenó la pequeña calabaza con agua caliente, absorbiéndola y tragándola, la volvió a llenar y la pasó con la con la bombilla insertada en el ángulo debido, a la persona que estaba a su derecha. Después de chupar todo el líquido, una escasa cantidad ya que las hojas de yerba dejan poco espacio para el agua, la devolvió al que servía quien la rellenó y se la paso al próximo en turno y así sucesivamente hasta que todos estuvieron satisfechos. Solamente el que sirve puede mover la bombilla. Cuando cree que la mezcla se está debilitando, puede sacar las hojas superficiales y revolver el resto, pero nadie más puede hacerlo sin ofender a quien sirve. Es un estricto ritual y el servir un mal mate puede ser tomado como un insulto, como también puede ser si alguien que es servido tiene un modo incorrecto de devolver la calabaza vacía o mover la bombilla”.

 

“Sabíamos poco sobre la costumbre y habíamos traído desde Buenos Aires nuestras propias calabazas y bombillas, pero sabíamos que era mejor no sacarlas en esta ocasión.. Se usa solamente un mate a la vez en un grupo en particular. Sería el peor tipo de insulto rechazar un mate y sacar el propio. La costumbre de chupar todos con el mismo tubo puede parecer un poco insalubre, pero no debe ser rechazada si alguien quiere sociabilizar con otra gente”.

 

Pero el narrador ha venido mucho después, y se llama Herbert Chils, y el Santiago de la narración, es el Jimmy, veamos que dice el nuevo visitante.

 

“No sentíamos rechazo al tomar mate de la manera acostumbrada, en cambio, me gustaba tanto estar sentado en esacocina que se oscurecía, escuchando la conversación y  sintiéndome contento de estar tan lejos de todo lo que conocía, que expresé mi alegría, diciéndole gracias al devolver el mate al uruguayo. Me sorprendí cuando llegó otra vez mi turno y fui saltado pero pensé que era un error, hasta que volvió a pasar lo mismo en la siguiente corrida. Al preguntarle a Jimmy en un susurrante inglés, que pasaba, me contestó riéndose. Me explicó, ante el júbilo de los demás que en la Patagonia cuando uno dice gracias, significa que no quiere más. Mi expresión de gratitud había sido tomada como significando que no quería servirme otra vez. El uruguayo se rió con los otros y la próxima vez me sirvió”.

 

“Nos aficionamos mucho al mate. En la Patagonia, siemrpe es servido amargo, “mate amargo”, pero en lagunas de las ciudades se echa azúcar en polvo en la calabaza con la yerba. A veces se prepara como infusión y se sirve en tazas como te, pero nunca nos gustó ese método, ni tampoco  a los patagones. Los Porteños (nativos de Buenos Aires) consideran al  mate demasiado provincial para los sofisticados cosmopolitas y lo desprecian en público, aunque conscientemente lo toman diariamente tras las cortinas de sus casas”.

 

“Algunas calabazas son muy decoradas, bandeadas con plata u oro. La del uruguayo tenía un pedazo escogido de intestino de caballo en el extremo bulboso de la calabaza por donde se agarra. Las bombillas pueden ser extremadamente artísticas, el extremo filtrador, de variadas formas, siempre que sirva para colar y pueda ser usado para revolver la yerba que se debilita. Frecuentemente los tubos están engastados o bañados o tienen diseños realizados, tales como cabezas de carnero. La punta que se pone en la boca es frecuentemente de oro. Algunos piensan que si es de oro no puede contraer enfermedades por su indiscriminado uso”.

Un caso singular: EL 21 DE OCTUBRE DE 1974 UN NACIDO EN STANLEY RECIBE EN LA CASA ROSADA SU DOCUMENTO ARGENTINO

 


SOY ARGENTINO. NACI EN LAS MALVINAS.

Hace cuarenta años nacía en las Islas Malvinas, Pedro Mc Leod, y desde su infancia en Puerto Stanley hasta hace algunos días este malvinense tuvo una ilusión que por fin pudo conquistar: transformarse en ciudadano argentino. Ya tiene en su poder el Documento Nacional de Identidad y la partida de nacimiento entregados por la Presidente. Ahora es un argentino que volverá a su trabajo en su tierra, con su gente allá en las Malvinas.

“LAS CONVERSACIONES a nivel oficial para establecer relaciones es un buen paso para que los malvinenses  conozcan a los argentinos” Dice Mc Leod.

Las Malvinas –me dice con seguridad- son argentinas y se las debe entonces considerar como tales.

El que lo afirma es Pedro Mc Leod –hsta el lunes 21 de octubre Peter Mc Leod- e es el protagonista de un caso único.

Vive en las islas Malvinas pero se nacionalizó argentino.

Está en Buenos Aires desde hace unos meses y en los últimos días pasó a convertirse en una singular noticia: como una forma de reafirmar que aquellos pagos son territorio argentino, obtuvo una partida de nacimiento (previa autorización, claro está, judicial), que le daba a Peter Mc Leod, nacido en Puerto Stanley, nuestra nacionalidad.

Y quizás por no tratarse de un argentino común, ya que vivió la mayor prte de su existencia en las islas Malvinas, la misma presidente de la República se encargó ese día de entregarle en la Casa de Gobierno el documento respectivo. Entonces, pienso. Pedro Mc Leod, un hombre de apenas cuarenta años, casado, con cuatro hijos, y de marcado aspecto sajón, empezaba a partir de ese momento a descubrir, quizás definitivamente. La ciudad gigantesca de la cual oyó hablar tantas veces y tal vez ya sienta el asedio –no solamente de los periodistas- sino también de muchos que quieran conocerlo de cerca, saber cómo vive, como piensa y por qué, definitiva. Se nacionalizó argentino.

-¿Por qué lo hizo?

-No lo hice, como todo el mundo supone como un desafío argentino a la tan zarandeada soberanía de las islas. Simplemente, tuve un solo propósito: trabajar fuerte y ver con mis propios ojos este mundo tan desconocido y distinto. Este mundo que desde hace tiempo es centro de numerosos litigios. Los malvinenses son buenos amigos nuestros. Recién ahora están mirando con más interés a la Argentina. El hecho de proseguir conversaciones a nivel oficial para establecer relaciones es un buen paso para que los malvinenses conozcan a la Argentina  a los argentinos. Al parecer la base de todo  son las conversaciones sobre comunicaciones,  traslados y servicios médicos.


Antes de que le formule la siguiente pregunta Mc Leod me interrumpe. Y recuerda la siguiente anécdota:

 

-Estuve en la Plaza de Mayo el día que los trabajadores se reunieron para agradecer la promulgación de la Ley de Contrato de Trabajo. A pesar del vallado me ubiqué en la primera fila, frente al balcón presidencial. Escuché las palabras de la presidente y a su término grité varias veces:  “Viva María Estela. Viva María Estela…” De pronto se acercó una persona –Juan Déboli, asesor de la Administración Nacional de Aduanas- y me preguntó:

-¿Usted es inglés?

-No –le contesté- argentino…

-Sin embargo, tiene un marcado acento británico…¿Dónde nació?

-En las Malvinas, pero quiero ser argentino…¿Y sabe por qué? Porque me siento verdaderamente argentino y quiero tener las misma obligaciones y derechos de todos mis compatriotas. Nuestras Malvinas están lejos geográficamente, pero muy cerca en el espacio y las comunicaciones. ¡Es una distancia irreal…

“HAY CUATROCIENTOS MAS…”

Pedro Mc Leod recorre despaciosamente la Plaza San Martín, se detiene luego en la avenida Santa Fe y observa algunos negocios. Contesta algunas preguntas cuando algún curioso nota que lo están fotografiando. Es evidente que se asusta un poco de un vértigo al que no está acostumbrado.

-¿Cómo es la vida de ustedes en las islas?

-Ordenada y tranquila. Puerto Stanley parece a cualquier hora del día, una aldea sin vida, es rarísimo encontrar un caminante por las calles, y solo alguna barca navega lentamente por la bahía o un grupo de obreros cargando cimientos dan el síntoma que el pueblo tiene, además de su paz y su silencio, su trajín cotidiano. Mi familia, mi esposa y mis cuatro hijos –de 22, 16, 10 y 9 años- viven en Londres. Es decir que mi vida estando en Stanley  es relativamente solitaria. Se puede ir al único cine que hay los fines de semana, generalmente a ver películas británicas o norteamericanas. También se leen diarios y revistas argentinos (“La razón, La Nación y GENTE, nos las envían desde Buenos Aires) y los fines de semana es común reunirse en alguna casa para comer un plato único malvinense: el cordero asado con papas. En verano se aprovecha para practicar fútbol, tenis, golf, cricket. Por otra parte en las Malvinas hay un automóvil cada dos personas y a las 10 de la noche todos sus habitantes –unos 3.000 en total- están descansando. Por supuesto, hay muy poca vida nocturna, con excepción de la gente que va a las tabernas a tomar whisky, gin o cerveza…

Pide una gaseosa y rememora sus estudios por correspondencia a Inglaterra, de radiotelegrafista, durante cinco años y un curso de matemáticas que quedó inconcluso, cuenta también que antes de venir a Buenos Aires trabajaba en la base ballenera de South Georgia, como operador. Ganaba unas 1500 libras esterlinas mensuales. “Era poco” –me dice- Eso, me asegura fue lo que lo decidió a subir a Buenos Aires. El viaje desde las Malvinas le demoró casi un día, viajó en un avión de LADE hasta Comodoro Rivadavia, y en otro, a la capital. Los primeros meses –a principios de este año-empezó a trabajar de distintos lugares. En una empresa portuaria primero y otra de decoración posteriormente.

“Tuve mala suerte. ¿Por qué? Porque me pesqué una congestión pulmonar y luego eso si que es andar con el pie torcido, tuve tres fracturas en el pie al pisar una baldosa floja…” Con todo, Déboli, el asesor de la Administración Nacional de Aduanas, le consiguió un puesto en YPF, en las Malvinas. “No sé si me voy a quedar en la isla, o en algún barco como radiotelegrafista. Lo importante va a ser estrechar vínculos entre malvinenses y argentinos”



 -Mc Leod. ¿Cómo nos ven desde las islas?

-Lamentablemente solo una minoría cree beneficiosa la unión con la Argentina. A otros, en cambio, no les importa, en especial si se mantiene el alto nivel de vida. Con todo hay unos cuatrocientos malvinenses que tienen interés en adquirir la ciudadanía argentina. En realidad, desconocen lo que es Sudamérica. Allá se lleva una vida tranquila. No quieren vivir con sobresaltos..

-¿Con quién vive en las islas?

-Solo, pero tengo muchos amigos. Siempre tengo presente a mis hijos.

-¿Hay alguna forma de estar comunicados con Argentina?

-Ahora si, pero en general se sabe muy poco de Argentina, nuestro país. A pesar de ello el interés crece, los vuelos ayudan.

-¿Se sabe de la política argentina allí?

-Desde hace unos dos años que se sabe “algo”, me lo marca con un gesto muy especial-, en particular el proceso que desencadenó la asunción del mando por tercera vez del general Perón. Quizá el malvinense no tenga mucho tiempo de ocuparse de nuestra política, ya que se encuentra ocupado en trámites en el Registro Civil. Sigue la charla mientras se sienta en un banco de la Plaza de Mayo, con el fondo de la Casa de Gobierno. Me remarca la proverbial hospitalidad de los malvinenses, aunque el turismo, me dice, no existe, como tal si bien algunos habitantes suelen esperanzarse con la probabilidad. La conversación se generaliza. Hablamos de las casas de bebidas, de las partidas de dados, el juego más popular de las islas, y de un sitio privilegiado (el “Globe”) que se levanta a unos metros del muelle de Puerto Stanley, y que reúne a ancianos, jóvenes, mujeres, mineros y obreros. No escapa tampoco al comentario de Mc Leod la Catedral malvinense (“la más austral del mundo”, asegura).

-Mc Leod ¿qué le parece Buenos Aires?

-Es una ciudad encantadora. Da gusto caminar por sus calles, por sus avenidas. Es un recreo para la vista. Qizás lo que más me cuesta acostumbrarme es a los ruidos, a los bocinazos, al vértigo de la gente siempre apurada. Sin embargo, Buenos Aires, es maravillosa. Quisiera que usted diga a todos los argentinos que estoy muy emocionado por tanto cariño y tanta solidaridad.

-¿Qué piensan en las Malvinas sobre una eventual devolución o integración de las islas a nuestro país?

-Es un tema que escapa en realidad a los malvinenses. Ellos se limitan a decir que es una cuestión entre los gobiernos del Reino Unido y la Argentina. Y punto.

-¿Allá hay hippies?

-No, para nada. Ese es un lujo que se dan los londinenses. Las condiciones de vida en Puerto Stanley son muy duras. No hay plazas… Allí hay que trabajar duro. Diez-doce horas por día sin parar…

Peter –perdón, Pedro- Mc Leod parece momentáneamente o, quizás definitivamente, dar por concluido el reportaje.

Una vez más se entretiene con las palomas y alza la vista hacia la casa de Gobierno. Hay en su rostro una especie de satisfacción. De pronto su mano acaricia la cabeza de un niño. Le dice dos o tres cosas. Naturalmente le pregunta por su nombre.

-Usted me dijo que tenía cuatro hijos, ¿no?

-Si, cuatro. Me gustan mucho los chicos.

-¿Va a tener más hijos?

-Si. ¿Y sabe por qué? Porque quiero que sean argentinos. No olvide que soy un argentino nacido en Malvinas.

-Por supuesto…



Jorge Monti

Fotos: Ricardo Alfieri.

Revista Gente 4134 – 31 de octubre de 1974.