EL INGENIERO MASARO, UNA MEMORIA CONSTRUCTIVA



Me llamo José Omar Masaro fui Ingeniero durante 22 años de la firma SADE, entre esas cosas del destino aparezco por acá en la Patagonia, principalmente en Tierra del Fuego, allá por los años 1969, ahí empieza mi presencia como profesional de la empresa para la ejecución de dos obras de importancia para esta zona, ya que fueron los que dieron impulso de un movimiento de crecimiento y principalmente integrar, era el objetivo, creo, que el estado había puesto para integrar esta zona al resto del país.

-Eran las cosas que se pedían cuando venían los Presidentes, no había gobiernos democráticos, pero los mecanismos eran los de las fuerzas vivas, de repente venia el presidente y se le pedían cosas, algunas de esas cosas siempre se devolvían, ¿no?

- Una de ellas es precisamente esta, de comunicaciones y de radio, las de comunicaciones con la obra de intel, que fue la de microondas con un sistema que para esa época fue moderna, la que mejor estaba, mas avanzado en tecnología que trajeron los japonés, mucho debe recordarse la presencia de los japoneses dando vueltas en su pick up color celeste, esa fue una obra que vino desde Pico Truncado hasta Ushuaia, se ven las antenas desde la ruta 3 cada 40 – 50 Km.

-Le cuento que hay un lugar típico de salidas de los riograndenses al campo los dias que están lindos, que queda en la zona de la estancia Rubí o Herminita, pero le llaman el camping La Antena.

-Es probable, lo mismo me pasa cuando viajo de Ushuaia a Río Grande, el otro dia me encontré con la del Río Olivia, que hay una cantidad de gente ahí acampando, cuando en su época solamente la otra obra de importancia para intel era la radio, por que aquí los que recuerdan esa época se escuchaba radio extranjera, chilena principalmente, nadie conocía, el común de la gente no tenia contacto ni sabia las cosas que pasaban en el país, creo que esa radio de acá de Río Grande que hoy tiene bastante alcance fue precisamente para cubrir esa necesidad.

-Hábleme de cómo fue la construcción de LRA 24.

- Al principio en verano fácil, muchos materiales, acá lo que teníamos era el problema de arena y de piedras no había problemas, lo que no teníamos había que traerlo de Bs. As, el cemento alguno traíamos de petroquímica comodoro, tuvimos bastantes problemas en la carpintería de la radio, trajimos nosotros en una primavera, fue el peor periodo para traerla, por que había que entrar por primera angostura, de Chile, y entrar por la ruta que arranca de San Sebastián, antes de entrar a la frontera Argentina, en la isla se nos quedaron los camiones empantanados, la parte chilena en esa época, era muy precaria y no prestaba colaboración en ese aspecto y hubo que descargar el camión con camionetas, traer con camioneta y descargar el camión de carpintería y el resto de materiales, había un barquito que llegaba acá, uno era Lucho 1 y el otro Mar Argentino, eran chiquitos, barquitos tendrían 600 – 700 toneladas de capacidad, una barcacita, que salía de la vuelta de Rocha ahí en la capital y venia siendo como el tren lechero, en cada puerto viajaba pegadito a la costa y demoraba como 15 dias el viaje, amarraba acá cerquita de donde esta hoy la municipalidad y la desembocadura del río, una especie de muellecito de madera, ahí descargábamos las cosas, a veces cargaba cemento de comodoro o de Bs. As y todo el materia ese venia de Bs.As, todo el material civil, el equipamiento no, se trajo a través de los equipos de Aerolíneas.

-Cuente lo interesante, Ud dijo que el primer vuelo de carga de Aerolíneas fue al servicio de Radio Nacional.

-Recuerdo que cuando lo planteamos a la gente de Aerolíneas se agarraba la cabeza, tuvo que venir 15 o 20 dias antes con un Ingeniero de aerolíneas para ver en que condiciones o facilidades de aterrizaje e incluso para la descarga, por que los vuelos que venían acá eran los de Lade principalmente, los primeros boing 137 de aerolíneas que tenia su escalerita, bajaba la escalera y bajaban los pasajeros, pero no traía carga, por lo cual no estaba nada preparado y hubo que preparar a indicación de los ingenieros de aerolíneas una rampa de madera con tablones y conseguir colchones, esos de goma espuma, por que temían que estando la punta de la rampa pegada al fuselaje del avión con el viento que moviera el avión rompiese o lesionara el fuselaje, un ejercito de hombres operarios de la obra, 30 y tantos, llevados ahí por que había que descargar, no había facilidades incluso para vuelos nocturno, cuando salimos de ezeiza, cargamos el viaje completo medio avión se transformo en bodega, trajo todo completo todo el material para lra 24, partimos de ezeiza en vuelo directo, aerolíneas dispuso al jefe de pilotos de aerolíneas que comandara el avión, recuerdo todavía el apellido –Palermo – venia el, el mas avezado que tenia aerolíneas junto a todos los ingenieros que habían echo toda la tratativa para la carga y llegamos acá a las 12:30 del mediodía, con todo el sequito esperando la rampa, los colchones, pero había que descargar todo eso a mano, mandar las cajas por la rampa, para que los camiones hagan el trabajo de transporte hasta la planta continuamente, con lo cual había que salir antes de las 17:30 por que no había autorización después de esa hora para poder despegar por falta de balizamiento, se hizo todo el trabajo y se termino con la gente alrededor de las 16, tengo fotos que muestran cuando cargamos en ezeiza, exclusivo para radio nacional.

-Todas las cosas se relacionan, hoy estaba pensando que hace algunas semanas, un piloto de Aerolíneas que por la falta de equipamiento en el aeropuerto de Río Grande se estaban orientando por la señal de Radio Nacional como radiobaliza.

-Me parece genial, volvemos a los sistemas de antes.

- Se estaba trabajando tanto en la construcción de los estudios como de la planta transmisora

- Si, simultáneamente con ambos trabajos, bastante difíciles en el invierno, fue la primera obra que se pudo hacer el trabajo en invierno todo por pronostico, por que la misma empresa daba por descartado que esto no se podía hacer, cosa que se hizo para la radio e incluso para la microonda.

-Incluso debe haber sido un asombro para la gente que trabaja, por que el que trabajaba en la construcción sabia que estando en Patagonia sabia que llegado el momento de terminaba todo.

-Trabajaba mucha gente, no hemos tenido accidentes, no hubo que lamentar a nadie, ningún accidentado, si frío, mucho frío, evidentemente en la microonda trabajando, durmiendo en las carpas al lado de las estaciones con temperaturas bajo cero, era importante, yo pienso que fue un esfuerzo, que hoy después de 30 años cuando tengo el gusto de recordarlo en compañía de mi esposa que no conocía esto, y siempre le contaba y le mostraba las fotografías y diapositivas, parece una cosas desde lejos y otra cosa es verlo de cerca, he vuelto con este espíritu de revivir todo esto.

La visita del Ingeniero Masaro, residente en Lomas de Zamora fue el prólogo de toda una serie de contactos con él, que es en su ámbito uno de los grandes difusores de la cuestión patagónica.

NO TE FIES DEL INCIERTO MAÑANA


Foto de mí, caminando hacia “Túnel”, en el año 1988. Un sitio obligado para los buscadores de secretos, del que los artistas y poetas hablaban, cuando andaba por Ushuaia.


Adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos,
huye del tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No te fíes del incierto mañana.
Horacio (65 a.C. - 8 a.C)


Gracias amigos de cerca, de lejos, del allá, del acá. Siempre mi vida los encuentra, como hoy 28 de marzo, en mi cumpleaños 56. Felicidad para mí, el compartir este momento y con el buen Horacio entre nosotros. Un gran abrazo para todos… ¡y que sean muchos más!

LA CANDELARIA 1910.5




Esta nueva imagen del Santuario que se construyera en lo alto del Cabo Domigo acompaña la evocación del relato de LA CANDELARIA correspondiente al año 1910.

Ignorándose el autor de la misma se concatena con la célebre imagen tomada por el Padre Alberto De Agostini, y que fuera la motivación inicial del relato de aquel libro que publiqué hace mas de 20 años. ¿Será una situación anterior a la que presentamos? Tal vez, si se tiene en cuenta que no es visible torre alguna.

Don José Rosas Aguilar Chacón 1


El pasado 28 de enero publicamos un reportaje a El Torero, donde daba cuenta de su vida de trabajo en nuestra Tierra del Fuego.

Ahora completamos con unos datos filiatorios el perfil de su identidad.

Fue cuando tramitó la Carta de Ciudadanía, copia adjunta, donde quedan expresos detalles que transcribimos:

Carta de ciudadanía número 11.253.

CERTIFICO que José Rosas Aguilar Chacón hijo de Don Enrique Aguilar y de Doña Trinidad Chacón, nacido el 12 de marzo del año 1914, en el Pueblo Chonchi, Provincia Chiloé, Nación Chile cuya fotografía, impresión digital y firma figuran al pie, ha acreditado hallarse en condiciones requeridas por la Constitución y la Ley Nro. 346, y en mérito a ellos se le ha declarado CIUDADANO ARGENTINO por resolución de fecha 19 de septiembre de 1905 dictada pro el Señor Juez Federal Dr. Santiago B. Kiernan a cargo del Juzgado Federal de 1ra Instancia del Territorio, Secretaría del Dr. Carlos F. Sánchez Galarce habiendo prestado juramento el día 1ro del mes de Octubre del año 1985 y renunciado a su nacionalidad de origen. Se le hizo saber la obligación de enrolarse dentro del término de siete meses a partir de la fecha. Para su presentación a los efectos del enrolamiento expido el presente que sello y firmo en la Ciudad de Río Grande a los 1 días del mes de octubre de 1985.

UN HAIN DE 1905


No habían pasado cinco minutos del inicio de la disertación de Anne M. Chapman en Río Grande, donde ella daba cuenta de su trabajo sobre el Hain, con las merecidas reivindicaciones de Martín Gusinde, cuando se detuvo para anunciar un acontecimiento arqueológico importante: Estela Mansur, allí presente, estaba desarrollando una investigación en la zona boscosa -sitios Ewan I y II- lo que llevó a la misma a sumarse a la mesa de expositores, y dar cuenta de lo vivido:

Estuvimos hace algún ratito con Anne visitando el lugar este de la excavación, un sitio que me indicaron hace tiempo con la sugerencia de que podía tratarse de un Hain, y por supuesto que todo el trabajo de investigación se hizo pensando en la hipótesis contraria, que no era un Hain y a ver si se podían encontrar realmente los datos arqueológicos que corroboraran si era o no.

Después de cinco años de trabajos de investigaciones de campo, de excavaciones, análisis de materiales y demás, tenemos hoy resultados sumamente interesantes por que corroboran en buena parte todas las informaciones que presentó Gusinde con respecto al Hain.

Pero por sobre todo nos dan el complemento de todos los datos que Gusinde no presento, en la practica a Gusinde lo que le interesaba y lo que hace la riqueza de sus libros son las descripciones, toda la parte de la ceremonia, la descripción de los espíritus, la interacción entre la gente. Nos quedan muchísimos datos que no están presentes que nos dejan siempre las falta de alto, cuando faltan realmente los datos materiales, no sabíamos realmente que hacia la gente adentro, que comían, cuando comían, si comían lo mismo dentro de la choza del Hain, que dentro de las chozas domesticas.

Todos esos datos que son los datos materiales, concretos que se hacían que tipo de instrumentos, si hacían flechas o no las hacían, si hacían raspadores o no , si gastaban pieles, recién eso esta creciendo ahora gracias al dato arqueológico. A eso me refiero de acuerdo con todos los datos materiales, que son la parte esencial para toda la reflexión sobre lo que viene haciendo Anne a partir de los datos recogidos de informantes, may en la obra de Gusinde sobre la gran presentación de la ceremonia del Hain.

Cuando terminó la exposición de Chapman conversamos con Mansur, y ella nos dio detalles de esta circunstancia:

El tema empezó hace poco más de diez años por interés personal, por curiosidad por pasión porque en realidad no se sabia nada de la arqueología del centro de la isla, daba la impresión de que el centro de la isla había estado totalmente despoblado, blanco arqueológico, no teníamos información alguna. Decían que no porque el bosque es muy difícil, no es una zona donde se pueda vivir.

-Hay una idea que la arqueología es piedra seca, tierra árida.

La pregunta es por que no hay datos arqueológicos. Pregunté cuantos arqueólogos fueron, y en realidad por el bosque no anduvo nadie porque es muy difícil trabajar, no se ve nada, hojas que todo tapan, la información de sitios son muy difíciles. Faltaban investigación y lo más difícil era iniciar un proyecto a largo plazo, sin urgencia, tomárselo con calma. Y bueno ya estamos en esto hace 10 años de investigación en el bosque y hay sitios magníficos, la vida en campamentos, campamentos transitorios, de pequeñas familias que se están desplazando, alo mejor mataron un guanaco, hay construcción de algunas herramientas y siguieron viaje. Otros sitios en la costa del lago Fagnano, este año sobre todo, son espectaculares y con la talla y distintos instrumentos de piedra, el tipo increíble de piedra utilizada, es precioso. Yo dato piedras antiguas, y después dato el may reciente y si existió el Hain que comentamos hace un rato, fue un fechado muy nuevo, por que pudimos estudiar los troncos de los árboles que se utilizaron para construir la choza del Hain y fueron cortados en la primavera de 1905. Eso nos está dando la fecha de realización de realización de Hain.

Y además de los materiales que aparecen , obviamente no hay piedra, fue confeccionado en vidrio, puntas de flecha hecha en vidrio, raspadores hechos en vidrio, piezas de metal, aparece algún botón todas cosas que son de origen europeo , y está sin embargo todo el desarrollo de la ceremonia, y además de la choza del Hain que eso fue una parte al año siguiente , y ampliando prospecciones , logramos encontrar enseguida la parte doméstica, donde estaban las chozas, donde vivían la gente durante el desarrollo del Hain. Porque la ceremonia no es solamente la choza ceremonial, es todo.

-Toda la logística debe ser en estos casos bastante compleja.

Y bueno por fin lo importantísimo era poder comparar y tener la definición de cómo era realmente la choza ceremonial y que pasaba ahí adentro, y como eran las chozas domésticas que diferencia entre las otras y como vivía la gente ahí y que hacía. Y bueno ahora si tenemos datos y que diferencia había entre una y otras

Aun cuando ya hay interferencias en el terreno. Pero por ejemplo es interesantísimo. En la choza ceremonial los únicos animales consumidos son guanacos, todos los restos pertenecen a guanacos, en la choza doméstica hay aproximadamente mitad y mitad entre guanaco y oveja, es interesantísimo cuando había oveja disponible y la podían comer y sin embargo en la ceremonia el personaje guanaco es esencial para el desarrollo de Hain por la transformación del kloketen, del hombre cazador, y todo esto gira alrededor del guanaco y respecto al guanaco. Es todo un tabú alimentario por que los restos que están ahí realmente son eso. Confirman. Entonces hay como validación de todo lo que es mitológico a lo largo del tiempo y los datos arqueológicos.

- Estos trabajos la ponen a la vanguardia, en experiencias arqueológicas en zonas de bosque.

Con respecto a lo que se refiere al bosque si. Además el bosque para mi desde el punto de vista de recursos, es una zona tan rica, que quisimos empezar a recuperar todo lo posible de información del bosque. Más allá de la fauna, toda la recuperación posible de vegetales, están apareciendo semillas, frutos quemados, y cosas que encontramos dentro de los fogones. Y además el estudio de todo lo arquitectónico, con respecto a la utilización de las maderas, y las maderas como combustible, y un montón de otras cosas. Es un campo súper amplio hay dos o tres tesis de licenciatura hechas, que se están haciendo, y otras que se han terminado con distintas temáticas de el uso de los vegetales en los sitios.

Nos quedaba la curiosidad por esperar los resultados, y por que no en algún momento visitar los sitios. Pero estábamos en el momento de las fotografías, y ya se agruparon con Anne junto a Alejandro Vega Cacabelos, productor televisivo magallánico- que había venido especialmente para asistir a la conferencia que colmó el Centro Cultural Los Yaganes.

EL REGRESO DEL PUNTA DUNGENESS 1


Mi libro RASTROS EN EL RIO termina dando noticias de naufragios y rescates, en la cual emerge el tema fotográfico que reinsertó en mi vida el Tuni Castro.

Precedo la lectura con una imagen del Azopardo, hundiéndose en nuestro río.

E invito a continuar con la lectura de estos rastros primigenios.

En una dilatada crónica aparecen contingencia ligadas a las dificultades del puerto local, y a la primera hora de la colonización.”

En Mayo de 1988, tiempo en que fui Director de Cultura de la Municipalidad, la revista Tiempo Comunitario, que editaba el Centro Histórico Documental, publicó un trabajo con mi firma en la columna Rastros del Río que Ríe –hermanita mayor de la presente- que anunciaba en el título “Gaviota Varada”, un trabajo de tres paginas que surgió de mí indagar.

Indagar como lo he hecho en la totalidad de las Crónicas de la Misión de La Candelaria, indagar en otras fuentes documentales.

A fines de aquel año publiqué La Candelaria. Gaviota Varada debía aparecer en él, como otros trabajos.. pero no daba el presupuesto para tanta tinta y papel.

Hoy se las presento, con algunas correcciones, y junto a esta foto del Punta Dungeness en el Río que Ríe que muestra una pasión frustrada desde que se me rompió la cámara.

(Aquí hay que volver sobre la imagen que me devolvió el Tuni).

En poco menos de un año los riograndenses del ochenta vimos encallar en nuestra ría las moles marinas del Desdémona y el Punta Dúngeness. Ambas embarcaciones preanunciaban la reactivación portuaria recuperando caminos de distancias históricas, minimizando fletes, alertando al progreso.

Pero el Desdémona con su carga ypefiana debió desprenderse de todo su peso para poder reflotar y el Punta Dúngenes, de meritoria trayectoria como transbordador en el Pacífico chileno, se enredó entre las arenas y los trámites aduaneros, alimentando en aquel momento los comentarios más pesimistas de los nuevos y viejos pobladores.

Atrás del singular hecho de un vapor varado al bajar la marea corrí con mi cámara fotográfica en ambas oportunidades y fue en el segundo de los casos, cuando atreviéndome a cruzar el río a pie, descubrí liado a su boya la herrumbrosa ancla.. desecho de otros varamientos que ocurrieron al nacer mi pueblo por sus caminos salinos de agua.

Así fue con el Azopardo, así con el Gaviota; ambos vieron peligrar su existencia marinera cuando en medio de tareas de balizamiento y sondeo, ganados por las grandes fluctuaciones de las mareas, quedaron apresados en el lecho gravoso de nuestro puerto.

¿Quiénes fueron los protagonistas de estas azarosas circunstancias del pasado fueguino?

De entre las anónimas fuerzas del trabajo y el progreso, emergen algunos nombres que rescataremos del olvido para reconstruir un tiempo de singulares sacrificios.

El primero: Teniente de Navío José Mascarello. Su nave: El Azopardo.

Mascarello, ilustre patagonés, creció en su labor náutica por las costas del sur en el último cuarto del siglo XIX; seguía la pujanza y entereza soberana de su paisano Don Luis Piedra Buena.

Sus actos de arrojo completaron una foja de servicios que justificó su comandancia del Azopardo, cuando el Perito Moreno requirió la presencia de los más aptos en la tarea demarcatoria de los límites entre Chile y Argentina.

Al morir Mascarello en 1906, la prensa porteña describió el episodio del varamiento de su nave en nuestro río mayor a principios de 1889: “Encontrándose en Punta Arenas, recibe orden de entrar en Río Grande en Tierra del Fuego. La barra de este río es peligrosísima; entonces no había carta de esos parajes ni el más simple croquis de su costa”.

“Unas balizas colocadas en tierra por los primeros navegantes españoles (SIC), habían sido destruidas por los indios”.

“No hay, pues, más remedio que entrar sondando”.

“En momento en que se debía dar fondo, el Azopardo choca contra una piedra que estaba cubierta por las aguas y se abre un rumbo debajo de la máquina, que en pocos minutos inunda todo el compartimiento”.

“El momento era crítico, pues nos encontrábamos lejos de la costa, pero allí en el puente de mando se encontraba Mascarello, es decir la pericia, el valor y la práctica”.

“El salvataje comenzó con la misma serenidad que si se hubiera tratado de una maniobra. Todo, absolutamente todo, excepción hecha de los efectos de Mascarello, quien ni siquiera permitió que se sacara de su camarote su reloj, fue llevado a tierra en los botes, mientras lentamente el barco se hundía buscando su sepultura”.

“El agua llegaba al puente ya y Mascarello permanecía en él, cual si quisiera echar raíces”.

“El Comandante Martín se acercó y lo invitó a abandonar su barco; Mascarello dio una respuesta negativa”.

“¿Quién sabe que sombrío pensamiento cruzó por su cerebro?”.

“¡Nunca he visto reflejado un dolor más intenso que en aquella cara de líneas tan enérgicas! El barco estaba bien perdido –quiero significar que no había la mínima responsabilidad para los que comandaban. Pero ¿quién lo convencía al gallardo Mascarello? Con él o sobre él, dijo”.

“Por fin empezó a bajar la marea y el casco paulatinamente se vino descubriendo, quedando el buque sobre la traidora roca”.

“Después de muchos días de esfuerzos sobrehumanos, de trabajos inauditos, trabajando con el agua hasta la cintura a temperatura de 22 grados bajo cero, consiguió ponerlo a flote”.

“Y el barco de la escuadra que iba a buscar la tripulación, creyéndola náufraga, se sorprendió un día al reconocer al Azopardo capeando el golfo San Jorge, rumbo a Buenos Aires”.

Es cierto que regresaba con el casco abollado y casi sin timón, pero se había salvado el honor de la bandera. Es que Mascarello no habría regresado sin su barco..

¿Cómo vivió el riograndense de aquel entonces la catástrofe que ocurría en sus arenas quebrando la quietud de sus días?

La noche del 30 de abril del 98, llegaron los primeros náufragos hasta la reducción salesiana de La Candelaria; eran tres marineros calados de agua y tiritando de frío que anunciaron el percance y la presencia del Teniente Martín, jefe de la Subcomisión Demarcadora de Límites... ¡Imploraban hospitalidad!

En el malogrado Azopardo venía también con una carta de recomendación de Monseñor Fagnano un personaje que ingresaría a la historia negra de la isla; el primer mayordomo de las estancias de Don José Menéndez: Alejandro Mc Lennan, el Red Pig. Con él llegaban un conjunto de agrimensores que trabajando sobre lo que fueron las posesiones de Popper, iniciarían con el Comisario Luis Du Gros la mensura de las tierras que luego recibirían en nombre de “Primera y Segunda Argentina”: los primeros latifundios.

Así fue que mientras el Chancho Colorado y los agrimensores quedaban en La Candelaria, la tripulación del Azopardo se refugió en el galpón que los salesianos habían construido junto a la desembocadura del río, con la autorización de utilizar los 200 postes con que se esperaba alambrar en primavera, serían calefacción para los náufragos.

La gente de Mascarello, recibió de la Misión carne, una tropilla de caballos, dos carretas y cuatro yuntas de bueyes, subsistiendo precariamente durante dos meses, esperando que las sicigias de junio los pusieran a flote. Esto ocurrió el 26 y al marcharse la tripulación sólo vio cobrado el costo de la carne a 20 centavos, logrando el Director de la Misión la compra a la Subcomisión de Límites de diez mulas a 100 pesos cada una y colocando sus cinco mejores perros entre la gente de la embarcación.

Cuando hubo que buscar una justificación al naufragio del Azopardo, alguien insinuó en Buenos Aires que una señal de balizamiento, colocada años antes por el Teniente Montes, había sido confundida con la cruz que ya existía en lo alto del barranco de La Candelaria, lo que dio lugar a que la prensa liberal se ensañara con la Orden de Don Bosco, acusándola de premeditar naufragios en su propio beneficio.

El río, cuco de la navegación atlántica fueguina, se abriría una semana después de la partida de Mascarello para recibir al “Ushuaia”, donde llegaban las maderas, planchas, herramientas y manos con las que se edificaría la factoría de Menéndez, al sur de nuestro cauce.

Hay que volver sobre La Misión de La Candelaria al recordar el segundo varamiento, el del Gaviota, durante el año 1899.

Este aviso de la Armada fue construido en los Astilleros Howarld Eerke de Alemania y adquirido junto a sus gemelos Bahía Blanca y Golondrina –el que diera uno de sus primeros nombres a nuestro puerto-, en una operación comercial por el año 1888.

Diez años después era comandado por el Teniente de Navío Don Manuel Lagos, y bajo su responsabilidad, al finalizar el siglo XIX, fue destinado como buque de estación en Río Grande.

Luego de realizar tareas hidrográficas en Le Marie y los canales, se produjo el fatídico varamiento que sembraría sombras sobre las condiciones de navegación de nuestras playas.

Eso fue el 26 de marzo y la odisea costera duraría hasta el 14 de noviembre del 99. ¡Cómo imagino la crítica los marinos argentinos en la babel de naciones que era entonces nuestro pueblo! Con un Monseñor Fagnano que, por aquellos días, realizó unas de sus más extensas exploraciones tratando de rescatar indios de los campos, ahora cercados para provecho de los dueños del guanaco blanco. El Prefecto Apostólico fue víctima del primer rumor fueguino, nacido en la preocupación del la Hermana Vallese, que partió en el Amadeo el 4 de mayo cuando el ya obispo llevaba siete días afuera, y si bien él llegó a La Misión esa misma noche, se interpretó en Punta Arenas que había desaparecido o muerto, y con esa noticia un vapor alemán puso en Buenos Aires la noticia de su deceso flechado por los indios. Fue la consternación para los que alababan su obra.

¡Ya tuvo Fagnano la fortuna de desmentirlo personalmente e indicar que en La Candelaria vivían 163 indígenas, de ellos 55 mujeres y 30 niñas!

Mientras el Gaviota permanecía en el lecho del río, atorado de arena, entraban y salían vapores. El Ushuaia, con sus ovejas malvineras, el Patria llevándose a Javier Soldani, dueño de El Cañón, el primer boliche del pueblo que pronto cambiaría de dueño, el vapor “Uruguai” (SIC) y el Azopardo pretendiendo ayudar en el salvataje, el Amadeo cargado de papas, galletas, harina y vino, y el Lovart en el que dos inviernos antes llegaron a La Misión las primeras 1359 ovejas de la estancia salesiana.

La tarea de salvataje del Gaviota fue llevada a cabo por el Capitán de Fragata Don Teófilo Deloqui, más tarde gobernador del Territorio, y también por la experimentada tripulación del Azopardo . Cuando se hizo indispensable que el Teniente Lagos viajara a Buenos Aires, para informar la situación del navío, regresó en el mismo barco que un año antes varara con las arenas, esta vez al mando del Teniente de Fragata Félix Ponsatti.

Pero vamos a rescatar otros hombres que insertaron su vida en el quehacer incipiente de aquel Río Grande, entre ellos Ángel Capullins, el carpintero del aviso que el 8 de agosto finalizo la construcción del altar de la iglesia histórica que iniciara en 1898 el padre Juan Bernabé, y que termina de techar el 9 de septiembre de aquel año Gabriel Iturralde.

El maquinista del barco fue el que puso en marcha en el ínterin todas las máquinas del taller de las indias y otros oficiales exploraron el puerto del Cabo Sunday –hoy Caleta La Misión- buscando una entrada a la Tierra del Fuego ovina, menos riesgosa.

El 20 de septiembre se consiguió hacer flotar el barco, pero fue echado a la playa otra vez, el 10 de octubre se incendió el galpón de la playa donde la tripulación, al igual que antes la del Azopardo tenía su refugio, y recién el 14 de noviembre recuperó el Gaviota una condición marinera que le permitiría, sin más peripecias, seguir al servicio de la Armada Nacional hasta que en 1933 se convirtiera en un buque pesquero más en el Golfo Nuevo.

El Gaviota nunca volvió a nuestro río, un rumbo de arena melló su osadía por abrir nuestra puerta.

Eso sí, fueron El Gaviota y su tripulación protagonista de un festejo muy singular cuando en la tarde del 24 de mayo de 1899, luego de visitar al impaciente Capitán Lagos, el Capitán Bueno José Fagnano, traía de regalo una oveja y un cordero, una damajuana y una botella de vino para el comandante del aviso. Habrá sido la oveja y la damajuana para la tripulación. Y la botella y el cordero para la íntima cena entre el jefe espiritual y el naval del pueblo. La conjetura vale como pensar tal vez, que en ese invierno, cuando llegó el tiempo del 25 de mayo, en medio de un infortunio que desafiaba la paciencia de estos marinos se habrá brindado con un enérgico: ¡Viva la Patria!

GUARDIANES EN LA PALABRA 3




El DVD titulado GUERREROS DEL VIENTO nos dejó la impronta de los testimonios, entre ellos el que me tocó volcar y que se puede escuchar cotidianamente en el Museo de Porvenir.

1. El avance del ovejero había desplazado un desplazamiento de la población nativa del norte de la isla, cuando no su exterminio. Y todos ellos invadieron el espacio sur boscoso buscando mayor protección. Peri que por otra parte eran cotos de caza de otros linajes, aborígenes que no se podían explicar a que se debía que esta gente llegara sin mayor autorización a ocupar su territorio de caza.

2. Así que por una parte vemos conflictos que se dan entre grupos nativos, por ocupar unos tierras de otro, y por otra parte el conflicto primigenio de todo esto que es la llegada del hombre blanco, con la intención de aprovechar esta tierra para el uso de su ganadería, en reemplazo del mundo cazador.

3. En aquel momento vemos que el conflicto se traduce en persecuciones, deportaciones, matanzas casi se da en forma simultánea, de lo que estaba ocurriendo en Chile en época de Señoret, en época de la instalación de la Explotadora, y de la aparición de aquello de “una libra esterlina por cabeza de indio” en las denuncias del Padre Borgatello que en su momento fue superior de la Misión de Nuestra Señora de La Candelaria, también acá, en Río Grande

4. Sobre el aborigen se trabó un movimiento de pinzas en el sector chileno, y en el sector argentino que los dejó sin espacio, sobre todo para los nativos que vivían en la zona esteparia. El nativo que vivía en la zona boscosa permaneció durante un tiempo mayor; en ese espacio podíamos decir durante 25 o 30 años más, viviendo algunos de ellos en completo estado de su cultura.

5. Pero con el correr del tiempo, ya entrados los años 20, el emprendimiento salesiano había demostrado su fracaso, buena parte de los nativos fallecieron en el espacio de la Misión Salesiana. Básicamente por las enfermedades contraídas en sus contactos con el hombre blanco. Fallecieron en el espacio de la Misión Salesiana.

6. Tal ves los hombres habían caído en los enfrentamientos con el hombre blanco. Tal vez algunos de ellos se habían sometido a las pautas que les traía la civilización. También hay otro aspecto de la realidad, puesto que durante muchos años los planteles policiales de Tierra del Fuego argentina incluía un número considerable de nativos de orígenes ona, que prestaban servicio por su inmejorable condición de baqueanos, y también por su condición y habilidad en el uso de las armas, y del ejercicio de la autoridad que quería imponer el estado nacional en este lugar.

LA CANDELARIA 1910.4


Aquí nos salimos de cuadro. Presentamos otra fotografía donde el santuario se ve de frente.


¿Habrá sido el mismo De Agostini de nuestro relato de más abajo el que sacó la foto?


Sea quien sea viajaba con el hombre que posó en aquel momento, junto a su caballo, y una segunda cabalgadura que no creo que haya sido pilchero, habrá sido el medio de transporte de quien testificó la existencia del pequeño templo del Cabo Domingo.

EL REGRESO DEL PUNTA DUNGENESS


Todo comenzó a principios de los 80, no quiero tener la precisión de los archivos pero necesito definir situaciones. Se había hecho una costumbre pretender un paso por aguas argentinas para llegar a continente, se hablaba del roll on roll off como una salida esperada: pero mientras tanto…


Apareció como una gran noticia un buque porta-contenedores, me dijeron después que sería similar al Atlantic Conveyor, en un momento en que al capturarse oficiales argentinos en Chile, acusándose de espionaje, Galtieri mandó a cerrar las fronteras y nos dejó aislados, del otro lado.


Apareció también este barco, el Punta Dungeness que se animó con el río, pero el río no lo dejó. Había quedado atrás la operatividad de los Luchos, y el ancla olvidada en el lecho podría ser la del Azopardo que varó en 1902.


Después lo intentó el Desdémona y corrió igual suerte, antes de buscar su naufragio final en San Pablo.Y a mi me quedó esta foto. Emblemática de tantas varaduras que conforman la identidad y el espíritu de los riograndenses.


Un día de 1987, cuando ejercía la Dirección de Cultura de la Municipalidad hice traer de Patagonia a un conjunto de artistas que se subieron al escenario de la Sala Ángela Loij –se ha perdido la costumbre de usar este nombre-, ellos fueron Talal Bestene, Miguel Marún, Eduardo Paillacán, Marcelo Falcón y los protagonistas iniciales de este viaje Celedonio “Chele” Díaz y su esposa María Alen Lloyd.


El problema vino después por que ninguno había hecho reserva de pasajes de regreso, y se acercaban las fiestas y pasajes no había. Algunos salieron no se como, influencia de Talal que además de cantar y pintar era empleado de cargas en Aerolíneas de Esquel, pero no había lugar para todos.


Tres salieron en mi Fiat espacio azul rumbo a comodoro: Maria, Chele y Marcelo.Los dos primeros llevaban un obsequio costero para su tierra cordillerana, la foto ampliada de aquel encuentro con el Punta Dungeness.Ocupó un lugar en la casa y la vida de ambos hasta que en 1989 se mudaron a Neuquén, y el cuadro con ellos.


Pero ellos estaban tomando distancia en su existir, Chele probó suerte en Río Grande pero no se le abrieron todas las puertas; María que trabajaba en el Poder Judicial comenzó a estudiar.Ellos ya no estaban juntos pero en el Barrio Ceferino si estaba mi barco.


En 1992 Diego “Tuni” Castro rehacía su vida en Neuquén con María Allen y se encontraba con el Punta Dungeness.En 1999 hay otro rumbo para el Tuni y el cuadro en el Barrio Ceferino.


Ya para entonces la foto en cuestión había motivado una columna en la revista municipal Tiempo Comunitario, bajo el título de Rastros del río que ríe; lo que inspiraría con el tiempo –cuando saliera El Sureño, es decir en 1991- una columna dominical titulada Rastros en el río. Pero este rastro quiso ser libro y saldría de imprenta el mismo día del corralito.


En medio de esa crisis no había podido dar con la foto en cuestión que se había perdido por los caminos de la vida, y que yo imaginaba en una pared cordillerana, sin tiempo para reclamar copia. Al fin verán en el libro un remedo de la misma, con rasgos del grano grueso que dejó el levantarla del papel periodístico.


Tuni se enteró de mis desventuras cuando por 2005 ya había armado otra historia en Córdoba; y le pidió a María Allen el cuadro aquel. Si ella reclamó pertenencias por haber sido entregado a Chele y a ella alguna otra razón primó, y a sabiendas de esto el cuadro se hizo mediterráneo y más tarde volvió a Neuquén, al barrio Islas Malvinas.


El último viaje a Río Grande de Diego Tuni Castro fue con la sorpresa que el barco volvía a mis manos. Pero creo que va a seguir andando, que volverá a esa cordillera hacia donde salió un día. Pero eso si: ¡voy a hacerlo tapa de un próximo libro!

EL FUEGUINO MAS FAMOSO 2



¿Qué año será el último?
¿Cuándo terminará el número ya
numeroso de mis años de errabundo?
Sófocles:Ayax

Siempre he creído que le debo a la
travesía la primera instrucción o
educación real de mi mente.
Charles Darwin: Autobiografía

I

El indio vió la tierra y el canal. Y las canoas a lo lejos. Yammerschooner", murmuró, pero ninguno de los hombres lo escuchó murmurar. Trató también, de decir las palabras en la lengua. Aunque ya no las recordaba. Había palabras precisas, que el indio debería conocer, que había conocido una vez. No las pudo pronunciar. No, no pudo. Apenas "yammerschooner". El otro indio, sí. Y también la mujer india. El otro indio sabía de cosas y de palabras, no las había olvidado como las había olvidado él. El otro indio sabía, por ejemplo, que el delfín era el hijo abandonado de la luna, el hijo que la luna abandonó cuando salió en busca del sol. Él no recordaba nada. Él se sentía, él era, verdaderamente, para los recuerdos, como el hijo abandonado de la luna. Los hombres los miraban a ellos con sus ojos claros, intensos, sin matices. Los miraban desembarcar, aquel deseo que tenían los indios de tocar la arenisca, el canal, aquello, podía mirarse. El deseo que tenían de su tierra llena de árboles, de su país sin diablo, como afirmaba el indio más joven. Todos los hombres los miraban a ellos: el que escribía y ansiaba saber cosas de la naturaleza; el Capitán Inglés que guiaba el barco; los marineros. Los hombres que mandaba el Capitán Inglés no estaban conformes con tener que bajar y construir los wigwams, las chozas. No estaban contentos con nada. Nunca estaban contentos, los marineros. El descontento era una consecuencia del mar. La india y él, el indio joven, habían viajado enfermos en su travesía por mar. Durante toda la travesía hasta la tierra ajena se habían sentido enfermos. El mar enfermaba. Era dueño de la enfermedad. Ahora sin embargo, si a alguien le daba mal del mar, él reía, el indio joven reía a carcajadas y repetía: "¡Pobre, pobre hombre!" Siempre consolaba con su "Pobre hombre" al hombre que escribía y que se mareaba, ¡se mareaba como nadie aquel hombre!, pasaba las horas vomitando.


Así comienza. El regreso de Jemmy Button a sus playas heladas, escrito por la rosarina Patricia Suárez.


¿Quieres completar su lectura y saber algo más de ella?


LA CANDELARIA 1910.3


Nos vamos aproximando con la mirada puesta en lo alto del Cabo -como lo hizo Alberto De Agostini- y descubrimos perfiles más detallados de las construcciones existentes en aquel presente.


¿No habrá subido ya aguien buscando las enzoquetaduras de aquel santuario?

Aquel 1973


La aparición de LRA 24 en Internet ha hecho que comenzara a escribir en su página una columna titulada Ton&Son, claramente visible en cuanto de ingresa a ella.


Se ha producido el primer relevo de material, y con ello la crónica inaugural desapareció para su lectura. Solidarios con el hecho, desde este blog -cuya entrada figura al pie de Ton&Son- lo transportamos para la el conocimiento de lectores rezagados.




La Argentina experimentaba una transición desde un gobierno militar a uno elegido por el pueblo, y ya se había dado en las urnas el triunfo de la formula presidencial de Héctor Cámpora y Vicente Solano Lima, los que asumirían el siguiente 25 de mayo.

En el plano local también el pueblo se había pronunciado llevando a la Intendencia a un partido nuevo la Agrupación Vecinal, que había impuesto como jefe comunal a Alberto Vicente Ferrer con el voto de las mujeres. Río Grande volvería a tener representación también en un Concejo Deliberante que sería controlado por la oposición al Intendente.

El norte fueguino venía creciendo sostenidamente diversificando su perfil agropecuario con importantes inversiones petroleras.

El censo de 1970 había dado una población 7754 habitantes para el departamento de Río Grande sobre un total fueguino de 13351. Era una realidad el eslogan de “Capital económica de la Tierra del Fuego”. Más de un 20 por ciento de los censados para Río Grande habitaban el espacio rural, donde había comenzado a florecer como una esperanza –allá cerca del Lago Fagnano- el tercer pueblo fueguino: Tolhuin.

Río Grande resultaba ser en todo el sur un lugar confortable, y su mayor señal de progreso era el servicio de gas natural que alejaba en todos los hogares los rigores naturales del invierno. Para 1973 sumaban 1664 usuarios que consumirían durante el año 15.731.336 m3 del fluido. El gas era sin lugar a dudas el producto de primordial exportación al país, y se hablaba de la necesidad de construir un gasoducto que canalizara esa producción, en tanto que los embarques de crudo a La Plata y Puerto Galván desde San Sebastián llegarían a sumar durante el año que recordamos los 411.156,7 m3 de petróleo. Y algunos vecinos comenzaba a estimar que una política de regalías podía traer fotos inesperados al gobierno fueguino, que se reinvertirían en numerosas obras de progreso. Dando tal vez mucho más que una reciente ley –la 19640- que abría las puertas a la creación de una zona aduanera especial.

El crecimiento demográfico había generado ciertas urgencias, como la que llevó el 19 de marzo a comenzar el dictado de clases de una segunda escuela nacional: la número 7, que provisoriamente reunía sus alumnos en dependencias del colegio salesiano. O lo que se vivió el 4 de abril cuando por iniciativa del Dinea se inaugura la educación para adultos. Estas medidas adquieren una dinámica particular, después de años de lenta burocracia educativa, al haber formulado el gobierno fueguino a principios de año la ley 51 por la cual se adhiere a la conformación del Consejo Federal de Educación, que suple al hasta entonces Consejo Nacional.

El día 6 de abril una iniciativa particular, la de la escritora Leonor María Piñero, da cabida a la publicación del primer número de La Ciudad Nueva, aventajando en edad desde ese momento a la primera emisora de radio que frente a la plaza veía terminar su edificio iniciado en construcción dos años antes por la firma SADE.

La Patagonia salía de su aislamiento, los vuelos aéreos eran más frecuentes y desde la inauguración de la nueva Aeroestación se había abandona la única frecuencia semanal que nos conectaba con Buenos Aires, por opciones más frecuentes.

Lentamente habían ido bajando desde Pico Truncado el tendido del sistema de microondas que al inaugurarse el 25 de mayo, en una circunstancia opacada por el recambio institucional, inaugurarían una nueva era de inmediatez telefónica.

Todavía una parte sustancial de la población fueguina era extranjera, ligada a las tareas primarias de la economía lugareña. Y en el dramático perfil de la despedida un puñado de últimos onas testimoniaban ante los antropólogos que los visitaban una existencia cultural que se extinguía.

La memoria de aquellos días da cuenta de la creación del Boxing Club, el 13 de julio, y de la una primera delegación juvenil que llevó el basket fueguino a Necochea y Mar del Plata los días de las vacaciones de invierno. De la misma forma que para el Día de la Misión, que por entonces era lo mismo que el día de la Tradición se realizó la carrera cuadrera entre el Padre Zink y el intendente Ferrer, a los que una parte de la concurrencia recuerda como ganador al gobernante y otros al cura gaucho. ¡Vaya a saberse como estarían unos y otros!

En medio de esta realidad de pueblo chico que daba para más el 28 de abril de 1973 se procede a la inauguración de la filial local de RADIO NACIONAL, asignada ya su sigla característica: LRA 24.

La emisora venía a suplir a la única voz radial existente hasta ese momento: Radio Misión salesiana, que por algunas horas al día marcaba una presencia argentina en el dial de la Patagonia. Pero por sobre todas las cosas venía a dar señales desde el Estado Nacional de una vocación cultural de hacerse notar en un ámbito en el cual resultaban mucho más abundantes las emisiones extranjeras que las nacionales, y donde existía una discontinuidad comunicacional entre el espacio urbano –abastecido por la señal televisiva- y el rural situado virtualmente en otro tiempo.

La dotación fue reclutada –salvo un par de traslados desde el norte del país- entre aspirantes de la localidad, los cuales superaron un examen teórico práctico y luego fueron adiestrados sobre las normativas del desenvolvimiento esperado.

La inauguración de LRA 24 puso de esta manera a disposición de la comunidad una herramienta tecnológica de primer nivel, pero al mismo tiempo –y dadas las carencias eventuales a su inauguración- articuló contactos con la comunidad puesto que vinieron pronto de ellas el suministro de discos, de los cuales se carecía en algún momento, las voluntades que operaron como colaboradoras de los distintos espacios, y la definida opción con el correr del tiempo de situarse en la sintonía del 640, puesto que allí habían voces amigas que nos conocían, que nos interpretaban y que nos valoraban.

Compromiso en el informar, educar y el entretener que treinta años después sigue siendo motivo de existencia para todos los que trabajamos en esta: la casa radial de los riograndenses.
La página de LRA 24 es http://www.nacionalriogrande.com.ar/

GUARDIANES EN LA PALABRA 2


Carlos Badassarre, director del Museo Municipal de Río Grande, fue consultado en la realización del DVD que se exhibe en el Museo de Porvenir. Su aporte testimonial se hilvana con otras relaciones testimoniales y narrativas.

La secuencia que rescatamos y que comenzó con Herminia Vera Illioyen, continúa con lo dicho por él a lo largo del relato.

1.- La zona norte de la Isla Grande de la Tierra del Fuego es la proyección de la meseta patagónica. Es la estepa en que está el río Grande con su cuenca, al sur de Río Grande una zona de transición hacia el bosque subantártico. Comienza el bosque. Encontramos la zona lacustre del Lago Fagnano, o Yehuín, que tienen un algo contenido, no solo en la mitología selknam sino en la economía de los mismos.

2.- La ubicación de su territorio es en el contexto universal. Eellos asumían que fuera de tu territorio, su territorio de pertenencia, habían otros grupos, había otra gente, había otros espacios. Hombre suelo. Hombre tierra. Entonces hay una diversificación, una distribución, que según ellos habían heredado. Kenos lo envía a un interlocutor, es el búho –Kaux- Lara que repartiera las primeras cabezas de linaje, y asignara sus territorios.

3.- Los territorios que son la base la estructura social selknam, no se pueden canjear, no se pueden vender, no se pueden regalar. Ese territorio va a ser el espacio de por vida, de ese linaje.

4.- Desde la identificación con el norte, sur y oeste, hacen que se identifiquen con los personajes míticos de esos cielos, que van a respetar –por ejemplo- las reglas de la exogamia, que nadie se puede cazar con una persona del mismo cielo. Allí los matrimonios combinados del mito de los selknam, donde se mantiene esa norma, se mantiene esa regla. Es una estructura ordenadora de la sociedad selknam, a través de la cual se sostiene la costumbre exogámica

5.- En la ceremonia del Hain, vienen los espíritus del inframundo:: la Halpen que domina toda la ceremonia. Es algo desconocido que como cien los kloketen, ahí abajo es un mar hirviente, es el abismo, es la pérdida, es la negación de la vida.

6.- Revivían el constante ciclo, el tiempo mítico. ¿Y eso como se marcaba? A través de la ce4remonia del Hain. Es el niño.., el niño asciende a su calidad de candor, muere el niño, después muere el cazador y es reemplazado por otro niño. Ese es el círculo de la vida, que como decía Mircea Elíade, el eterno presente, con estos personajes que se reproducen en una ceremonia, se los mantiene vigentes, para mantener ese ciclo y mantener esa cultura.