TIERRA DE LOS HOMBRES –Antoine de Saint-Exupéry (fragmento)



EL PILOTO que se dirige al estrecho de Magallanes sobrevuela, un poco al Sur de Río Gallegos, una antigua lengua de lava. Esos cascotes levantan sus veinte metros de espesor sobre la planicie. En seguida descubre  una segunda corriente, y una tercera, y, a partir de ahora, cada protuberancia del suelo, cada montículo de doscientos metros, tiene un cráter en el flanco. No son Vesubios orgullosos, sino sencillas bocas de obús emplazadas en la misma llanura.
Actualmente duermen. Sorprende la calma de ese paisaje abandonado en el que mil volcanes, escupiendo fuego, dialogaban entre sí con sus enormes órganos subterráneos.
Sobrevolamos una tierra que, adornada por negros glaciares, permanece muda desde entonces.
Más adelante, volcanes más antiguos ya se han vestido con unos dorados matorrales. De vez en cuando un árbol brota en su seno, como una flor en una vieja maceta. A la luz del ocaso, carbonizada por briznas de hierba, la planicie brinda el lujo de un parque, y ya casi no se arquea alrededor de las enormes bocas. Salta una liebre, un pájaro echa a volar; la vida ha tomado posesión de un nuevo planeta en ekl que la tierra por fin se ha impuesto al astro.
Finalmente un poco antes de Punta Arenas, los últimos cráteres aparecen colmados. Una hierba uniforme abrazo con dulzura las sinuosidades de los volcanes. Ese lino suave recubre cada fisura.
La tierra es lisa; las pendientes suaves. Nada hace pensar en sus orígenes. En el flanco de las colinas las matas de hierba borran cualquier signo sombrío.
Ya hemos llegado a la ciudad más meridional del mundo, a la que el azar permitió nacer de una pizca de barro, entre lavas originarias y hielos australes. Cuando se está tan cerca de las negras corrientes de lava, ¡con qué fuerza sentimos el milagro del hombre! ¡Extraño encuentro! No sabes ni como, ni por qué, en una determinada era geológica, en un día bendito entre todos los días, un viajero visitó esos jardines sólo preparados, sólo habitables, durante un breve espacio de tiempo.

La valoración pionera de TIERRA DEL FUEGO.2 Un escrito de Romain Gaignard



La “pampa” del N es la que constituye el dominio más abierto a la instalación humana. Ese nombre se aplica a los dos tercios de la isla, situados fuera del sector montañoso meridional que flanquea la larga zanja del lago Fagnano. En esta zona, aparentemente estabilizada desde hace mucho tiempo, los sedimentos marinos del Terciario inferior y medio, murgas y areniscas, proporcionan un relieve estructural bastante simple de tipo tabular, donde pequeñas superficies, divididas y escalonadas en peldaños, no sobrepasan los  100 m de altitud. Esta meseta septentrional ha sido profundamente afectada por las acciones climáticas del Cuaternario. La calota glaciar ha recubierto todo y el hielo lo ha barrio antes de abandonar sus propios depósitos  en vastos copos de conglomerados pedregosos o arcillo-arenosos. El modelado es por consiguiente herencia exclusiva de la época  glaciar.  Evoca una historia climática muy fría, pero que fue caracterizada por la alternancia de periodos y húmedos. Al S del Río Grande, importantes guirnaldas moreníticas dan alineamiento de colinas rebajadas que desaparecen progresivamente frente a los potentes relieves estructurales del conjunto meridional.
El S  de Tierra del Fuego constituye la terminación del sistema andino: la extremidad fuertemente recortada de la Cordillera que está encorvada hacia el E, lanza su última punta entre las Malvinas y el Cabo de Hornos. La cadena central que bordea la costa meridional de la isla, es el producto complejo de una serie de movimientos intrusivos, que datan principalmente del Cretácico y del Terciario. Pero la Argentina sólo posee los elementos más modestos: Monte Martial (1.450 m), Sierra Sorondo ( 1.320 m), Sierra Lucio López ( 1.200 m) al E de la soberbia cordillera de Darwin (2.500 m) enteramente chilena. El eje intrusivo está franqueado al N por los afloramientos plegados del Jurásico y del Cretácico (pórfidos, tobas y potentes series sedimentarias) que pasan a las series marinas del Eoceno, casi tubulares, que forman el armazón de la meseta septentrional. Como en toda la cordillera, no se trata de plegamientos simples, sino de un juego complejo de fallas, pliegues y estiramientos que dan bloques montañosos alargados en una encorvadura de conjunto que ha sufrido, según parece, un movimiento de elevación bastante continuado.
Pero el relieve posee allí la marca profunda de los gla ciares que se edificaron sobre toda la isla en el Cuaternario y todavía ocupan las mayores alturas. Alimentando la calota del N, las lenguas glaciarias de la cadena meridional dividían el macizo montañoso explotando las líneas de menor resistencia de la estructura, así como aún se pude observar sobrevolando la Cordillra de Darwin, hoy día aun muy cubierta de hielo. Dos grandes depresiones, en el presente ocupadas por las aguas, están orientadas de O a E; en la primera se alarga sobre 100 km, al N de la cadena central, el lago Fagnano; y la otra, al S, forma el canal de Beagle, de una longitud de 180 km. Ests dos depresiones corresponden a los dos antiguos emisarios principales del “inlandsis” fueguino en sector oriental. Se puede unir el eje Valle Carbajal-Tierra Mayor- Río Larsiparsahj, valle glaciario hoy día fracconado, que confluye en Harberton, con el canal de Beagle.
El modelado, de una asombrosa frescura, permite, desde un primer momento, fáciles reconstituciones que sería necesario probar. El canl de Beagle, que une el Atlántico con el Pacífico, constituye el elemento más notable. De un ancho de 4  a 6 k,, se extiende entre dos orillas verticales cortadas por algunas bahías profundas –como la de Ushuaia- abierta por la confluencia de antiguos glaciares laterales. En Chile, por lo demás, los glaciares de la cordillera de Darwin aun alcanzan el mar, abandonando iceberg en el canal. El perfil transversal es de una U perfecta, los sondeos lo han confirmado. La barranca de rocas pulidas o estriadas está dominada por un pequeño escalón cubierto por detritos constituidos por materiales moreníticos alterados y movidos. Por encimas se levantan las altas vertientes, cortadas a los 100-150 m, por 3 o 4 potentes escalones  de morenas laterales todavía intactas. L entrada oriental del canal está obstaculizada  por altos fondos e islas donde los depósitos fluvio-.glaciares inclinados hacia el E se apoyan sobre rocas perfectamente pulidas (nunatak de la isla Snipe por ejemplo). La reconstrucción parece fácil: la primera fase glaciar, la más poderosa, ha alcanzado el arco formado por las islas Lennox-Nueva-Bahía Slogget (Glaciar de Lennox de Caldenius). Quedan hoy estas islas correspondientes al vallum morenitico recortado en tres secciones por las descargas fluvio-glaciares, y la alta vertiente con morenas suspendidas. En la segunda fase, después de una interglaciar árido testimoniado por los depósitos salobres de la isla de Gable, el emisario de la calota de Darwin no pasa Harberton. Corta a favor del reflujo el lecho actual del canal, inundado después por la transgresión marina postglaciar. El canal de escurrimiento (el actual Paso Mac Kinlay), rechazado hacia la vertiente 5 (isla de Navarino) pro la confluencia del glaciar de Larsiparsahj, permite hoy el acceso al canal  a pesar de la gran masa de depósitos glaciares y fluvio-glaciares que forman un verdadero tapón a la altura de la isla Gable. Sin duda con esta historia en dos episodios debe relacionarse también el corte en dos secciones de los valles  Carbajal-Tierra Mayor. El ahuecamiento axial que divide al macizo en dos cadenas data, según parece, de la primera gran fase glaciar. La segunda glaciación no tenía el volumen de la primera, sobre todo río abajo, donde las altitudes generales disminuyen; de allí, un dispositivo en dos secciones escalonadas  de ambos lados del cierre (verrou) de Tierra Mayor. La parte inferior se inscribe profundamente en el antiguo valle, donde se une la extremidad d ela lengua glaciaria de Gable. Río arriba se producía una excepcional concentración de hielo, en el pie de las altas cadenas, en una verdera cuenca de acumulación rodeada de amplios circos. Desde allí los hielos se escurrían simultáneamente hacia el glaciar inferior (de Larsiparsahj) por arriba del verrou y hacia el glaciar paralelo de Beagle, al S, por el umbral de Olivia. En el momento de la retirada de los hielos, los dos elementos jugaban su papel separadamente sobre ese umbral; así el verrou mantiene río arriba espesos depósitos abandonados durante la retirada de la lengua glaciaria más importante, la de Carbajal. La evacuación de las aguas de deshielos de tipo fluvio-glaciar puso en evidencia el umbral lateral menos obstruido; dando nacimiento al potente torrente Olivia, que desemboca en el mar a algunos kilómetros de Ushuaia. Es allí donde se sitúa hoy el eje de penetración hacia el interior, mientras que el verrou de Tierra Mayor está franqueado solamente por un pequeño arroyo que forma el río Larsiparsahj.
Se podría evocar una historia del mismo tipo en la génesis del lago Fagnano. El valle glaciar primitivo, orientado de O a E se lo ha encontrado cortado en dos trozos después de la segunda glaciación y de los procesos fluvio-glaciares que la acompañaban. Oa parte superior, cavada muy profundamente, ha sido recubierta directamente por la transgresión marina postglaciar, lo que ha determinado la Bahía del Almirantazgo; la parte inferior, aislada a pesar de su profundidad, por el umbral de Azopardo, que la separa de la cuenca superior primitiva, ha sido llenada por las aguas de fusión de un enorme bloque de hielo. El lago así originado, a 252 m de altura, tiene su salida hacia el W por inversión del antiguo drenaje a través del umbral de Azopardo. Al E, donde el vallum morénico está perfectamente conservado, no se presentaba ninguna salida. Sin duda se ha producido un ligero movimiento bascular levantgando la parte oriental después de la retirada de los hielos. Se observan en efecto, depósitos lacustres sobreelevados y basculados cerca de la ruta 3.

Estos son solamente los elementos más característicos de una evolución geomorfológica ligada al extraordinario desarrollo de los fenómenos glaciarios en la parte meridional de la isla. De estos procesos, el ahuecamiento de la masa montañosa y la multiplicación de los umbrales rebajados son, desde el punto de vista de las facilidades de acceso y la circulación, las felices consecuencias. Pero los más recientes episodios climáticos, postglaciares y actuales, marcan también el paisaje. Son la base de una diferenciación muy cklara de las posibilidades de instalación humana entre l llanura del N y la montaña del S.


EVOCACIONES******Mayo 23, de 1959. Personal de Y.P.F. se aleja de Nuestro Territorio.


El número 11 de El Austral registra esta noticia detallando que: “Después de más de una década de trabajos dentro de los cuales se desarrollaron la más variadas tareas referentes a la Explotación del subsuelo en esta lejana Isla de nuestra Patria, en busca del ansiado Oro Negro, las cuales se vieron coronadas con el éxito al comprobar la existencia de una riquísima reserva de gas y petróleo, el personal de Y.P.F. se aleja”.

“Al entrar en la etapa actual o sea la Explotación de dichas riquezas ya la población de la zona disfruta de sus beneficios tal como el consumo de gas natural en sus hogares, Industrias y Comercios”.

“Este éxito se debe al esfuerzo mancomunado de hombres laboriosos, llegados de todas las latitudes y que unidos bajo la querida sigla de Y.P.F. hicieron posible el mismo, contando con elementos precarios y haciendo frente a las rigurosas inclemencias climatéricas de la región y sin miramientos de horarios, solamente con la satisfacción que da el deber cumplido”.

“Hoy los que se alejan llevan pese a todo el recuerdo de los momentos vividos en este rincón argentino, lamentando no poder ver el futuro venturoso que le depara el destino”.

A diez años del TF 1 la empresa estatal perforó 30 pozos de los cuales 12 eran exploratorios y 18 de desarrollo. Consiguiendo 15 productivos, ya sea de gas o petróleo; del resto 12 fueron secos y 3 abandonados por ser su producción insuficiente a nivel industrial.

En el marco de la denominada “batalla del petróleo” el gobierno contrata con la firma Tennessee Argentina S.A. la dirección y ejecución de los trabajos de exploración en un área de unos 14.000 kilómetros cuadrados; la firma norteamericana se asociará con Laughlin Porter para tareas de perforación. Cuenta para ello con cuatro equipos de perforación, dos dedicados al desarrollo y dos a la explotación, y su dinámica tarea comienza en la zona de Sara.

Las despobladas calles de Río Grande ven incrementado su parque automotor, la legislación aduanera permite la libre importación de vehículos al sur del paralelo 42, y a esto se suma el importante parque que traerá la firma contratista.

Sobre ese particular recuerda Raul Liscio, que luego de ser mecánico de aviación pasó a trabajar con los norteamericanos: “Ellos tenían vehículos de varias categorías: escarabajos para los supervisores para desplazamientos cortos, rápidos y ágiles; tenían Land Rover para desplazarse en el campo de petróleo y tenían otro tipo de camioneta aparte de los vehículos privados y ¡camiones de todo tipo!. Un Rollewing podía cargar equipamiento superpesado desinflando el rollo, porque no eran cubiertas, era un cilindro de goma que los desinflaba para que bajara la playa de carga, cargaban lo que tenían que cargar, inflaban las ruedas desde arriba y eran capaces de pasar ciénaga, barro, turba, lo que sea. ¡No lo paraba nada!”

El Padre José Zink, vecino a estos cambios desde la Misión Salesiana, ponderará la amistad crecida en el tiempo entre los petroleros y los religiosos:

“Los encargados de YPF, los ingenieros, eran casi siempre gente venida del norte y encontraban en la escuela algo que los alentaba. El campamento era muy cerca de la Misión y recuerdo que en aquella época venían los días de fiesta para las misas, para los cantos de los muchachos. Se solía cantar muy frecuentemente a dos voces. Cualquier acontecimiento, bendición de pozos, era una razón para venir a la Misión. YPF cooperaba mucho, al darnos hasta donde podían combustible. Aveces enviaban sus técnicos para hacer arreglos... ¡Cuántas veces nos proporcionaban caños! Los caños de acero para los pozos tienen una época de vencimiento y ya no se pueden usar más para eso, pero para otras cosas sirven. Siempre hubo esa relación de amistad y de mutua cooperación. ¡Nosotros le hablábamos de las cosas de Dios y ellos nos daban las cosas de Dios! ¡Que era lo que nosotros precisábamos!”

Con el tiempo el campamento consumiría agua de la Misión, y la escuela recibiría como contraprestación energía eléctrica.

Hubo quien no se fue  con YPF, y siguió con los norteamericanos, entre ellos Segundo López: “Yo me quedé porque cuando llegó Tennessee Argentina nos preguntaron si queríamos quedarnos, yo me quedé, con un compañero un tal Lezama, otro veterano el chileno Millán. Anduve mal con un compañero mío, con uno de los jefes. Había estudiado en National School por correspondencia y sabía mucho de motores, calderas, yo era de leer y le hachaba todo lo que ellos hacían mal. Un día me vine al pueblo a recorrer esos lugares donde dejaba mi sueldo, y me anduve durmiendo, por lo que mis compañeros que me tenían envidia, hablaron y terminaron por darme las cuentas”



EVOCACIONES*22 de Mayo de 1774. Inglaterra se retira de Puerto Egmont.



Las fuerzas españolas pasaban a ser las únicas que controlaban en ese momento en archipiélago de Malvinas, que había vivido momentos de convulsión dada la presencia simultánea de franceses e ingleses.

Durante algunos años se habló de pactos secretos ligados al abandono inglés, donde se salvaba el honor británico y se comprometían a no menoscabar la soberanía española en la región.

Pero a las luces del tiempo, y de los conflictos que vendrían entre Buenos Aires y Londres tras el desalojo de 1833, no aparecerán tales pactos los que serán requeridos con los años a la cancillería española, y menos aún –lo intereses al contrario estaban en juego- en el Foering Office.

En la imagen: Restos de Puerto Ermont. Wikipedia.


Evocaciones*21 de Mayo de 1918. Primer embarque de carne frigorizada.




Las instalaciones de la Compañía Frigorífica Argentina que dos años antes había conseguido la autorización gubernamental para levantar su planta fabril en la margen sur del Río Grande, ven a las puertas del invierno salir su primer envío.

La zafra se había extendido a partir del 9 de febrero faenándose 149.661 animales bajo la dirección del administrador  Guillermo Elliot, y teniendo como jefe de máquinas a John Goodall.

Los embarques se realizaron en los buques Amadeo y Austral los que llevaron la carne frigorizada hasta la bahía de San Sebastián donde fue trasbordada al caponero  Beacon Grange.

El destino de la producción fue Inglaterra, aunque el momento de realizar la primer faena estaba próximo al fin de la Gran Guerra, y una disminución inmediata de la posibilidad de hacer grandes negocios con la provisión a los países beligerantes.

De allí que el Frigorífico nacería con los signos de la crisis.

En la foto: el buque motor Amadeo.


Terrafogueños: Los Fernández (*)




5.1.- En su origen el apellido es un
patronímico derivado de los nombres de Fernán o Fernando por lo que no existe un único origen común. Diversas ramas de este apellido probaron su nobleza en las Reales Cancillerías y ante las órdenes militares.

Cada rama de este apellido trae sus propias armas, las más comunes son: En campo de plata un roble de sinople y un león pasante ante el tronco que tiene entre sus garras tendido a sus pies un lobo de sable.
5.2.- Juan Nepomuceno Fernández ingresa a la historia lugareña al adquirir las tierras de Popper luego de su remate testamentario. Con ello se hace dueño de las 80.000 leguas el 12 de diciembre de 1894 pero no tarda en venderlas a José Menéndez el 7 de julio del año siguiente las correspondientes al sur del río, en tantos que otras propiedades pasarán a manos de la firma Waldron. Hoy existe un pueblo que lleva el nombre de Juan N. Y allí nació Julio Guitierrez, nuestro destacado asador.
5.3.- El primer Fernández que encontramos viviendo en nuestra zona aparece en una diligencia remitida por el Comisario Interino Domínguez al Juez de Paz Suplente Alejandro Mc Lennan, donde con fecha 30 de marzo de 1906 se detalla: “Habiendo comprobado esta Policía que los promotores del Desorden ocurrido en la Estancia Primera Arentina en la noche del día 25 del corriente mes, son los individuos Juan de D.Valle, José Ludueña y Juan Fernández: comunico al Sr. Juez que dichos individuos se encuentran a disposición de este Juzgado a los efectos de la multa que les corresponda. Al mismo tiempo le comunico que los mencionados sujetos fueron puestos en libertad a pedido de José Menéndez Behety haciéndose responsable dicho señor de la multa a que aquellos se hubieran hecho acreedores”. Dejamos constancia que el Juez de Paz también era empleado de Menéndez y que no hemos dados con referencias a la multa aplicada.
5.-4.-El 19 de octubre de 1918 nació Luis, hijo de los  españoles Enrique y Veneranda Carpintero Ibañez. El padre de 30 años y la madre de 24. El nacimiento se habría producido a la medianoche, y no hay referencias de lugar. Es el séptimo y último nacimiento registrado para el Departamento de San Sebastián en aquel año.
5.5.-Tendremos que llegar a 1942 para encontrar una primera defunción de un Fernández. Es el registro del prematuro Manuel Antonio Flores, de madre Carmen Fernández. La diligencias administrativas del caso nos dan cuenta de la identidad paterna, un policía argentino de 34 años, y de la madre, un argentina de 26, cuyo padre Emilio Fernández reside en la zona. Un siguiente fallecimiento en el apellido se produce con fecha 14 de agosto de 1945  se produce el fallecimiento de Severiano Fernández Rivado, español naturalizado argentino de 45 años, casado, víctima de un pseudo tórax, siendo atendido por el Dr. Guillot, Severiano atendía el puerto en el lado norte y su esposa Blanca Otey la telefónica..
5.6.- Ya para entonces se había registrado un primer Fernández que se casa. Esto fue el 6 de julio de 1940 cuando contrae matrimonio Juan Antonio Fernández López, un español nacido en Albose, Almería, el 6 de enero de 1907. ¿La novia? María Jesús Apablaza chilena de Concepción donde nació el 14 de febrero de 1908. Con el tiempo serían para todos Don Juan y Doña Maria del Cine y la Confitería Roca.
5.7.- La conexión  Fernández: Recuerdo una anécdota interesante; el administrador de la estancia Ruby se llamaba Fernández de apellido y la conexión fue así: de Ushuaia el Señor Fernández padre de Emilio Fernández quiere hablar con Fernández de la Ruby, el de la central de teléfonos del lado de Río Grande se llama Fernández y el de central del Frigorífico se llama Fernández...(ríe). Era un andaluz el de este lado y cuando se produce la comunicación que venía de Ushuaia, le dice “Con quien hablo, con Fernández” y le contestan “Si, Fernández habla” (ríe) ... Y le responde: “Eh, no me repita...”. (A hacha cuña y golpe pag.324. Testimonio de Anibal Héctor Allen) 
5.8.- Los Fernández en cuestión son: en el Frigorífico Juan Fernández Carvallo, portugués casado con María Cristina Regueiro, padre de Juan, Maruja y Luis (ver foto); en tanto que el administrador de Ruby era Segundo.
5.9.- Algunos Fernández destacados:
5.9.1.-En el periodismo: Higinio Fernández, fundador con Eloy Vega del primer periódico: La Verdad, y continuador en El Austral de su afán informativo.
5.9.2.-En las Letras: Luis Antonio, que se iniciara con el Pseudónimo de Luis Ercilio Kilpatay.
5.9.3-En la danza: Víctor Hugo, y el gran impulso que le dio a las danzas folklóricas.
5.9.4.-Comercial y empresarialmente: El Gallego y su casa de electricidad. Don Fernández Zapico y su ferretería (auque se lo ha conocido más por el segundo apellido).
5.9.5.-En la política: Adrián Fernández, intendente de Tolhuin, integrante de la familia de “Los Milines” con exponentes activos en el quehacer comunitario en las tres poblaciones fueguinas. En otro tiempo fue el jugador de fútbol de mayor proyección fuera de a isla.
5.9.6.-En la justicia: Oscar Raúl Fernández, Juez de Paz por 1937.
5.9.7.-Y el marginal conocido como Morrón, que en realidad se llamaba Manuel Alberto Fernández.
5.9.8.- En el ámbito rural: Los Fernández de Esperanza  -Severiano- y los de San Pablo –José- como continuadores de pioneros de otros apellidos.
5.10.- El tu guía telefónica hay 112 Fernández para comunicarte.

(*) El presente artículo formó parte de la serie identitaria que crecía en EL RÍO, memorias de la zona; un periódico que llegó a tener a principios de siglo un millar de adquirentes
La dos fotos muestran a Juan Andrés Fernandez, en su juventud motociclística y en su presente, siempre sonriente.


EL AJEDREZ EN RÍO GRANDE: Impresiones de vida.



El juego ciencia tiene sus impulsos y sus declinaciones. Pero en todo resulta ser una actividad constante.
Como tantos deportes no han conformado un archivo que pueda darnos una idea de sus historia gradual, pero en el rompecabezas de los vivido siempre hay elementos que pueden ser tomados en cuenta, entre ellos las esporádicas crónicas periodísticas.


La que exponemos en nuestro blog ha sido tomada del número 2 de la revista Nuestra Historia, publicación lograda en el 2000 por Juan Antonio Torres Staitz, experiencia que se interrumpió por otras actividades que encaró hasta el momento de jubilarse. Tal vez esta hora lo encuentre con energías para encarar la continuidad de esta realización que hoy, pasados casi dos décadas, nos vuelve a nutrir de realidades..





EVOCACIONES++ Mayo 18, de 1847. Llegan a Malvinas 117 personas procedentes de Montevideo.




Y la efemérides nos lleva a recordar al empresario oriental Samuel Fisher Lafone, un comerciante de los más poderosos de la banda oriental que había probado suerte primero en Buenos Aires de donde huyó perseguido porque al ser protestante y haberse casado con una joven católica –María Quevedo- contrariaba las leyes de la Confederación tan defensora del catolicismo.

Con el tiempo entró en tratos con Vernet para comprar sus derechos, llegar a un acuerdo, entró entonces en directa relación con el gobernador Moody, administrado inglés de este archipiélago.

Lafone creía que los europeos eran inútiles para desarrollar la ganadería en ese lugar y por eso envió algo del gauchaje rioplatense con ese destino.

El gobernador anotará que esta fecha llegan en el navío Napoleón, desde Montevideo, con Meers, Martínez y Williams, agentes de Mr Lafone, 102 hombres con familia, en total 117 personas, quince caballos y provisiones en general.

Con esto y una población de 270 almas la presencia uruguaya será importante en la identidad de los isleños, reflejándose en la forma de trabajo, y en algunos usos y costumbres que se extenderían luego a la Patagonia argentino y chilena, como la forma de jugar al truco.

Pongámosle a esto un poco de literatura:

CAPÍTULO 1


Samuel Fisher Lafone tenía la mirada fija en el bosque de algarrobos que comenzaba muy cerca de la casa, hasta perderse en la lontananza. Pese a haber pasado los sesenta, el empresario continuaba erguido y fuerte como un cayado de roble. Sobre su piel bronceada resaltaban un par de ojos grises que aún centellaban cuando recordaba la magnífica aventura que fue su vida. Quizás rescataba un sinfín de batallas, libradas a puro coraje.
—Me escribió Hoffman, todos se han marchado a la quinta de Almagro porque temen que una nueva epidemia llegue a la ciudad —comentó su primogénito, al que todos llamaban Samuel el Joven—. Imagino que Rosa debe estar muy asustada.
Al escucharlo, su padre interrumpió las reflexiones y lo observó con mirada severa, como augurando males enormes. Cada vez que Samuel Lafone tenía esa expresión, los que le conocían temblaban porque era un hombre de enormes intuiciones. En Samuel la intuición era un sentido más, como el olfato o el oído, siempre estaba ahí, agazapada para brincar cuando la ocasión se lo indicara.
—No lo tomemos al pie de la letra, sabemos que la prima Rosa ha sido siempre muy alarmista, el gobierno dijo que no sucederá nada importante —agregó el joven, intentando restarle gravedad al suceso y continuó relevando su libro de cálculo.
Samuel Alexander Lafone Quevedo era menudo como su madre, menos flemático que su padre y carecía de esa mirada incisiva y a veces impertinente que caracterizó al más célebre inversor inglés que llegara al Río de la Plata.
Hacía muy poco del fin de la guerra de la Triple Alianza. Las calles paraguayas aún olían a pólvora cuando aparecieron las primeras fiebres. En Asunción no había médicos; es más, casi no quedaban varones porque la guerra se había llevado a más de la mitad de los hombres y la ciudad parecía un ejército de fantasmas. En poco tiempo, la muerte volvió a caminar por las calles, agazapada en el aire, en el agua y en el polvo. No faltaron rumores adjudicando tales desgracias a la intervención de Añá, la divinidad que remeda a Satanás y que estaría vengando a las víctimas de la guerra. Los nativos aseguraban que Añá causaba aquellas dolencias, conocedor como pocos de los secretos de la selva, de las hojas que matan, la boa que ahoga y la yerba que envenena la sangre. En unas semanas las fiebres ya habían pasado a Corrientes.
Los médicos no se ponían de acuerdo sobre el mal que estaban enfrentando, pero villas y ciudades iban quedando vacías ante el avance de algo maligno que en poco tiempo pareció fulminar a la región.
Fue recién cuando llegó a Buenos Aires que los clínicos reconocieron que lidiaban con la temida fiebre amarilla, pero lo mantuvieron en secreto para no sembrar el pánico entre la población.
Pese al silencio gubernamental, en Catamarca Lafone recibía permanentes misivas de sus amigos que le advertían que se gestaba un desastre de enormes proporciones. Hasta su querido Alvin Blount había dejado Gualeguaychú para llegarse a Buenos Aires y colaborar con el Hospital Británico, donde escaseaban médicos y enfermeros. José Roque Pérez, su amigo de toda la vida, le escribió para informarle que se quedaría en la ciudad a socorrer a los ciudadanos que, por la enfermedad o por razones económicas no pudieran marcharse.
Le aseguró que la gravedad era inmensa y que en una ciudad que registraba 187.000 habitantes, donde en tiempos de paz morían veinte personas por día, ahora lo hacían más de quinientas.
También le habló de la formación de una Comisión Popular que se encargaría de tomar las medidas y dar la ayuda necesaria para terminar con el flagelo. Esa noche Samuel le comentó que consideraba acudir en ayuda del gobierno y este no escatimó en excusas para retenerlo. Pero cuando recibió una carta de Bartolito Mitre narrándole que el Gobierno en pleno había abandonado la ciudad, Samuel supo que debía dejar actuar al filántropo que llevaba dentro.
A la noche le dijo a su hijo:
—Me voy ya. Si no trabajamos todos juntos, Buenos Aires perderá la batalla contra la fiebre amarilla. Le escribí a Vélez Sarsfield y me puse a su disposición para colaborar en lo que sea. Las parroquias desbordan de indigentes y en San Telmo el contagio fue extenso, pronto los dispensarios de todas las parroquias de la a ciudad estarán repletos de enfermos.
—Padre, es un desatino que deje esta casa para irse justamente a donde están las miasmas de la epidemia —insistió su hijo, con la mirada dulce heredada de su madre—. La ciudad se abarrotó de cadáveres y las autoridades hablan de inaugurar un cementerio en La Chacarita —argumentaba, para retenerlo.
Aún no se sabía que la fiebre amarilla era causada por un virus, ni tampoco que la transmitía un mosquito. Buenos Aires no tenía muchos hospitales, abrieron un lazareto en Azcuénaga y Paraguay para aislar a los enfermos y evitar el contagio.
Pero Samuel no tenía mucho que perder y sí deseos de ayudar. Ya había liquidado sus intereses en Montevideo, reservándose solo algunas inversiones que no le demandaban gran trabajo. Establecido en Catamarca, intentaba remontar la pena que le quedó tras la muerte de su amada María. Un año después, llegaba otra noticia devastadora, la muerte de su hermano Alexander, lo que le significó una estocada que nunca podría superar.
—Mira, ya el desastre es imparable —comentó Samuel en el desayuno del día siguiente al relevar los periódicos—. Como es costumbre en estos casos, la prensa ha dado a conocer el flagelo antes que el Gobierno.
La Nación aconsejaba el éxodo masivo y lo mismo hacía La Prensa bajo el título «Desalojo de la ciudad». En pocos días, la tercera parte de los habitantes de Buenos Aires había abandonado la metrópoli y el Gobierno decretaba el receso administrativo y parlamentario. Pero esta estrategia de escape tampoco resultaría, ya que el ferrocarril, junto a los temerosos ciudadanos, transportaba también la fiebre amarilla y, con ella, la muerte.
Todos se preguntaban cómo en una ciudad puerto que comenzaba a ostentar lujos europeos, edificios suntuosos y a realizar saraos memorables podía acontecer una desgracia de tal envergadura.
—Esa es una primera y engañosa impresión. Basta salir de las manzanas del centro porteño para descubrir que no es la urbe que se publicita en el mundo. Apenas traspasas algunas leguas del casco residencial y los barrios aristocráticos, encuentras grandes basurales, jaurías de perros sin dueño y precarias calles difíciles de transitar debido a las lluvias, la mugre y las ratas. Sobre el Riachuelo, los saladeros vierten sus desechos, con lo cual aquella lengua de agua que atraviesa Buenos Aires es hoy un curso de agua pestilente —dijo reflexivo Samuel a su hijo.
Samuel el Joven lo observó empacar con la sensación de quien ve a alguien por última vez. Pese a las enormes diferencias que ambos mantenían, especialmente en temas religiosos, él era su hijo favorito. Desde pequeño, mostró una gran inteligencia y lo enviaron a Inglaterra a estudiar en Cambridge. Tras graduarse como Magister Artium regresó al Río de la Plata y comenzó a acompañar a su padre en los recorridos comerciales, que solían convertirse en verdaderas expediciones. Fue en una de ellas que se prendó de Catamarca, en donde su familia ya poseía las minas de Las Capillitas y una fundición de cobre.
Ahora, en pleno desierto se alzaba una fundición modelo con casas decorosas para unos quinientos obreros, escuela, templo y almacenes de productos de todo tipo. Como fue costumbre en los Lafone, lugar en donde invertían un penique, lugar en donde invertían otro tanto en dignificar la vida de sus empleados, rodeándolos de bienestar y confort. Los operarios tenían tiempo para descansar, rezar y confraternizar junto a sus familias.
Eran épocas precarias y ante la ausencia de legislaciones al respecto, estableció como norma que en sus empresas, tras cinco días de trabajo, debían seguir dos de descanso, lo mismo que limitó el horario laboral que hasta casi cien años más tarde se extendería de estrella a estrella.
Cuando al fin Samuel arribó a Buenos Aires advirtió que era muy tarde y que el Consejo de Higiene parecía despertar de un extenso letargo. Comenzaron a barajarse ideas, una de las cuales fue la descabellada acción de evacuar toda la ciudad, lo que dada la relación coches/habitantes debía hacerse en su mayoría caminando. Tampoco era fácil definir quién debía de tomar las riendas de las acciones sanitarias en una ciudad en la que convivía el Gobierno Nacional, el Provincial y el Municipal. Muchos porteños se mudaron con premura a sus quintas y los que quedaron en la ciudad siguieron una rutina de higiene muy estricta. Las piezas y letrinas eran baldeadas diariamente con agua de cal, sahumaban dormitorios y salas con romero, alhucema y benjuí. Galenos, homeópatas y sanadores no daban abasto y se agotaron en las boticas el cloruro de cal y Labarraque.
A mediados de marzo, la zona sur mostraba un avance peligroso de los casos de fiebre y se vaticinaba una epidemia de mayor extensión que las anteriores. San Telmo, originalmente poblado por inmigrantes y trabajadores del puerto, fue tomado por la epidemia debido a su concentración de población.
El éxodo de las familias adineradas rumbo a espacios más «aireados» dejó el barrio lleno de casonas vacías de estilo inglés, francés y Art Nouveau. Pronto las viviendas fueron ocupadas por grupos de inmigrantes pobres, lo que multiplicó los conventillos que se llenaron de personas modestas —muchos italianos— que no tenían a dónde escapar. Incluso cuando llegaron los carnavales, esa misma gente salió a festejar por las calles bailando y bebiendo hasta la salida del sol.
Como era de imaginar, la enfermedad se transmitió más rápidamente. La mayoría de los médicos, enfrentados a un mal del que desconocían todo, terminaron desertando de la capital hacia casas quintas o campos. Los que permanecieron estoicamente junto a los enfermos combatían sin armas contra las altas fiebres, la ictericia y los vómitos de sangre que acompañaban la letal epidemia. Los hospitales estaban saturados y nadie sabía cómo se propagaba el mal, con lo cual todo resultaba inútil. Muchos de ellos fallecieron en su empeño de atender a los infectados y las autoridades tuvieron que habilitar un nuevo cementerio en La Chacarita de los Colegiales. No faltó quien hiciera buen dinero con aquella tragedia. Muchos propietarios vieron negocio en alquilar sus chacras a precios que crecían astronómicamente a medida que se alejaban de los centros poblados.
El terror despertó un furor inmobiliario sostenido por el instinto de supervivencia de los porteños. En manos de usureros se licuó la relación entre oferta y demanda, los especuladores ofrecían viajes gratis en ferrocarril, almuerzo y recorrido por las parcelas a adquirir en zonas de aire puro y saludable. En pueblos aledaños a Buenos Aires una pieza llegó a alquilarse a cuatro mil pesos, siendo lugares predilectos Flores, Morón, San Isidro, San Fernando y pueblos adyacentes.
Pronto los muertos se contaban de a miles y se debió comenzar con la dura tarea de arrojar los cadáveres a fosas comunes.
Establecido en lo de sus sobrinos Hoffmann-Quevedo, Samuel escuchaba las quejas de los porteños, que tildaban a los gobernantes de cobardes por abandonar la ciudad. Samuel no reparó en cuidados personales y visitó diariamente el Hospital que había fundado la Sociedad Británica de Filantropía y dirigían el Dr. Robinson y John Mackenna. Su compromiso con la comunidad británica de Buenos Aires estaba intacto. Volvió a reencontrase con su querido amigo Alvin, lo que le retrotrajo a su épocas juveniles y al puerto de Liverpool, ahora tan lejano. Su amigo era ya un hombre grande, pero conservaba el mismo brillo en sus ojos que contagió a los hermanos Lafone en aquella taberna de Liverpool. «¿Cómo no comprenden que en un país asolado por la peste debemos cuidar que las instituciones no queden acéfalas?», argumentaba.
Casi no reconocía aquella ciudad que había llegado a conquistar cuarenta años atrás. Pero con el paso de días y semanas lo ganaría la desazón al observar que en la Buenos Aires infectada, quedaron más curas y pastores atendiendo a sus fieles, que médicos y políticos.
No bien el presidente Sarmiento nombró una comisión para organizar la lucha contra la peste, Samuel quiso participar en ella. Su función era organizar el desalojo de los conventillos y ordenar la quema de cada cosa que encontrara dentro de las piezas. Vigilar que negocios, teatros y salones permanecieran cerrados y evitar el amontonamiento de gente.
Durante ciento cuarenta días, Buenos Aires se transformaría en una ciudad fantasma, los carros de la municipalidad trasportaban cadáveres como algo habitual, así como la quema, en las aceras, de ropas y enseres de los infectados.
—Querido amigo, la peste va arrasando la ciudad. Esperemos que por lo menos se despierte en las autoridades la conciencia sobre la necesidad de mejorar la limpieza, el saneamiento, el abastecimiento de agua y las obras necesarias para evitar que situaciones similares vuelvan a suceder —se quejaba Alvin, preocupado por la ausencia de prevención en las autoridades.
La comisión de salubridad que dirigían Manuel Argerich y José Roque Pérez envió a la prensa, detalladamente, las recomendaciones que debían seguirse para terminar con el flagelo. Pero aquellos consejos eran paupérrimos para combatir tremenda epidemia.
—Han colgado en todos lados las medidas sanitarias a tomar: comer frugalmente, en especial carnes frescas, los huevos bien cocidos, pan, caldo, café y vino. Se prohíben las bebidas espirituosas y hay infinidad de recomendaciones, en su mayoría absurdas como levantarse antes de la salida del sol, pasearse al aire libre, ventilar habitaciones y camas, evitar reuniones y no tomar mate —agregó Blount.
Incluso, entre muchos ciudadanos se extendió la creencia de que eran las propias medicinas las que provocaban la enfermedad, lo que complicó aún más la situación.
Alvin también había enviudado y estaba devastado, con lo cual los dos amigos se reconfortaron ante la adversidad. «Me pregunto todos los días por qué se fue Carmelita antes que yo», repetía. Los dos amigos permanecían juntos más de doce horas, alentando a los enfermos y colaborando con el cuerpo médico, iban al puerto a esperar los buques que traían medicamentos y útiles para el Hospital. Pero en las noches, Samuel se sentía solo y regresaron aquellas pesadillas que lo acuciaron desde pequeño y que solo su hermano Alexander sabía exorcizar.
...





LA VALORACION PIONERA DE TIERRA DEL FUEGO. De Román Gaignard (*).



Tierra olvidada, mundo desconocido o legendario. Tierra del Fuego parece estar en vísperas de una rápida metamorfosis. Una vez más es el petróleo el mago transformador  y revelador. Él permite hoy día equilibrar un presupuesto, crear una administración, lanzar programas de planificación, en fin, vencer el aislamiento. Él permitirá, quizá, terminar con una vieja estructura pastoril fundada en el monopolio y con un débil poblamiento, que podía parecer sin remedio. Este despertar es particularmente sensible en la parte argentina de Tierra del Fuego, tenida, no hace mucho tiempo, por un desierto, donde se empeñaban algunos ganaderos y donde los presidiarios expiaban sus culpas en la cárcel de Ushuaia. Hoy día el presidio ha cedido el lugar a una gran base aeronaval desde donde se dirige la exploración de la Antártida, mientras que los imponentes paisajes de la cordillera de Darwin atraen a los primeros turistas.
La vida sigue difícil en estas márgenes frías, húmedas y ventosas de la ecúmene; pero se vislumbran, en fin, las posibilidades de solución a los problemas que plantean el clima, el relieve y la insularidad. En la víspera de una renovación decisiva de la vida fueguina, puede resultar interesante el situar este momento y sus perspectivas en la historia del poblamiento  y de la valorización de la isla.
Se sabe que Tierra del Fuego fue una de las primeras tierras descubiertas de  América, ya que su historia comienza con Magallanes. También fue ocupada muy temprano, antes que la mayor parte de la Patagonia. Cabe aclarar, sin embargo, que lo primero que llamó la atención de los españoles y poco después la codicia de otras potencias europeas, fue el Estrecho, de gran importancia estratégica, y no las regiones costeras pantanosas, frías, hundidas en la bruma y azotadas por las tempestades de ese confín austral.
1.- El medio natural.
La “Gran isla” de la cual 20.192 km2 corresponden a la Argentina, se divide netamente en dos regiones morfológicas y bioclimáticas: el norte representa sólo una simple prolongación de las mesetas patagónicas, frías y azotadas por los vientos, pero que posee campos de pastoreo. Su modelado es más suave, sus paisajes menos desérticos y más humanizados. Sobre el costado meridional de la isla se eleva la alta barrera montañosa que constituye el avance oriental de la cordillera de Darwin. Turberas y lagos que cubren amplios valles en artesa, bloques sobre las bajas pendientes, “praderas” degradadas a partir delos 500 m de altura salpicadas de nevizas; en fin, por sobre los 1.000 m circos que abrigan todavía su glaciar: todo el paisaje indica un clima a la vez muy húmedo y muy frío. Entre las dos regiones del N y del S se extiende una zona de transición formada por colinas bajas que se cubren de bosques hacia el sur, y separadas en las proximidades del río Grande y del lago Fagnano, por valles pantanosos o turberas.

(*) El ingeniero Elías Horacio Pico puso en mis manos este trabajo publicado por el Boletín de Estudios Geográficos, del mes de Enero-Marzo 1963, por Román Gainard; que fuera traducido del francés por Pura R. de Quiroga y Rusier O. Barrera. Obra que iremos fragmentando en nuestro blog

ESAS MUJERES EN LA PATAGONIA AUSTRAL


Llego a estas páginas después de haber terminado una segunda lectura de este libro que pusiera en mis manos Roberto Toledo (foto).
Compendio de investigaciones archivísticas, entrecruzamiento de datos, aportes de algunos memoriosos; obra abierta a la curiosidad de muchos.
Mi primer lectura fue lineal, de la primera a la última página; y ya a la altura del capítulo dedicado a La pampa casi de me detengo a hacer una primer comentario, una primera reflexión sobre el valor de esta obra.
Mi segunda lectura tuvo otro ritmo, tal vez porque pasé por alto lo santacruceño para dedicarme a lo fueguino, y porque realizaba un trámite de fichaje de datos para situaros en una cronología general de acontecimientos ligados al diario vivir de los hombres que nos precedieron en este sur.
Y cuando digo los hombres advierto que este libro si bien habla de “Esas mujeres”, encierra una documentada relación del vínculo de “ellas” con la parte masculina de la sociedad.., sector demandante de su razón de ser.
La prostitución, señalada tradicionalmente como el oficio más antiguo, si bien no lo fue en el caso fueguino, si tiene aparición temprana; y si bien se organiza en los estratos más bajos de la sociedad, en climas de marginalidad y delincuencia, esta presencia no está exenta de tener vínculos con el poder: desde los días en que parecía ser la mujer originaria la que estaba vinculada informalmente al policía, hasta en los espacios finales de la obra donde se presenta a “La Coca” –con su “casita” en Ushuaia, protegida por el Gobernador Campos que consigue que siga funcionando.., más allá de los deseos del juez Aguilar, juez federal.
Gestor de la parte fueguina de este ensayo, Jorge Castelli, ahondó en archivos del Museo del Fin del Mundo, con procedencia en actuaciones de la justicia fueguina, y los prontuarios elaborados por la Policía Territorial. Descubre así la identidad y la carnadura de aquellas mujeres sobre las cuales se han ido deslizando sombras en la memoria colectiva. El lado non santo de nuestra identidad.
Y hay un capítulo que dibuja realidades sobre un entramado que se ha construido en torno a lo que somos los fueguinos, pintados mayoritariamente como gente decente, pero con sus bemoles; es cuando se busca saber quién fue una de las mujeres de José Salomón, antiguo comerciante de origen libanés, de cuya existencia no tomó nota “Josecito”, el abogado y juez, que escribió en alguna medida la historia oficial de la familia; pero que si es redescubierta por una nueva generación de descendientes que no ven con vergüenza  las circunstancias que allí se pueden leer.
Pero advertimos: el libro no sirve a los espíritus morbosos, la narración se detiene ante las puertas de las habitaciones, y nada vamos a saber sobre lo que ocurre del otro lado de ellas.
La Coca, La Olga, La Peter, son identificadas hasta donde lo puede hacer el documento histórico; pero también aparecen algunos hombres del entorno masculino indispensable para que todo este submundo fuera existiendo, en el caso conviene destacar la gran primicia que resulta ser el capítulo destinado a Luís Celoria.
Río Grande emerge en el conjunto con menores referencias a la de la capital fueguina; pero ahí estamos, girando mayormente en torno a la figura de Carmen Egues, que por otra parte logra montar su negocio tanto en el ámbito fueguino como en el santacruceño; y se la enlaza con el medio magallánico, y con inversiones en la Capital del Petróleo que la llevan a prisión. La Coca, ella es Carmen, parece dar vida a la primer empresa de aeronavegación regional, y en entramado de lo posible aquí es relatado minuciosamente.
No dudo que en algún momento tendré la fortuna de conocer a los autores; de Patricia he sido lector de lo mucho que ha publicado, de Jorge hay para aplaudir este autoría que lo ha llevado a salir del mundo de la psicología donde se ha capacitado.., tuve la fortuna de conocer a su padre Luís Castelli, recientemente fallecido, pensando que habría sido un placer compartir una lectura con él.
El libro planta bandera en un tiempo en  que los que somos viejos éramos adolescentes; no obstante irradia una mística atrapante sobre esos temas de los cuales no se hablaba públicamente.

Si se siente solo, o si quiere hacerlo en compañía, el libro que se llama Esas mujeres… le entregara al lector de la historias sureña una mirada cómplice sobre el descubrimiento de un desprejuiciado ayer…


EVOCACIONES*14 de Mayo de 1875. Bridges describe la cotidianidad en Ushuaia



En una suerte de diario en el que reúne experiencias para luego ser publicadas en la Revista Misionera, el superintendente de la Misión Anglicana de la Tierra del Fuego cuenta:

Un día muy agradable; ligera brisa todo el día. Los que salieron para Heja hace unos diez días para conseguir carne de ballena están regresando. Ya han llegado tres canoas. Para poder traer todo lo posible, los hombres dejaron en casa a sus mujeres y sus hijos. George fue con su esposa y los tres hijos mejores; Maten salió con dos esposas y sus hijos en brazos, dejando a una esposa y cuatro hijos en casa; Phillip fue solo, dejando a su esposa y tres hijos. Tuvimos una buena asistencia en la oración, cuando traté de que fuera muy real para la gente la existencia, el poder, la bondad, la santidad de Dios y también la pecaminosidad de ellos ante su vista y el peligro en que están a menos que encuentren su salida por medio de Cristo a través del arrepentimiento y la fe. He estado ocupado en forma muy variada en casa y con los nativos. Pasamos una noche feliz con nuestros agradables vecinos y compañeros de trabajo, Mr. Y Mrs. Lawrence, en homenaje al vigésimo quinto cumpleaños de Mrs Lawrence.

Llama la atención el nombre de los nativos, identificados con voces inglesas:

George es el nombre cristiano de Okkoko, quien en realidad se llamaba Okokkowensis, indio que había estado en Keppel, Malvinas, y que fue testigo de la Matanza de Wulaia.

Maten era Samuel Mahteen, que resultó ser un indio muy industrioso que llegó a formar una pequeña hacienda de ganado.

Philip se llamó Lauiaenseis, o simplemente Lauia, quien en su nombre tenía asonancias con su lugar de: Lauaia (Navarino).

Otro hecho llamativo es que los yámanas, pese a ser adoctrinados por los misioneros, mantenían sus familias poligámicas

La imagen fotográfica está datada un tiempo después, en 1883, antes de la llegada de los argentinos.

EVOCACIONES++++Mayo 13, de 1888. Fagnano escribe a a Miguel Rúa, desde Puerto Stanley.




Porto Stanley, 13 de Mayo de 1888.
      
Muy querido  Sr.  D. Miguel Rua:

 Hállome todavía aquí, en compañía del sacerdote Diamond, en esta misión de las islas Malvinas. Desde el día 20 del mes pasado, que desembarcamos aquí hasta hoy, pude comprender a fondo las grandes necesidades de esta población católica en medio de tanta gente protestante.- ¡ Qué consuelo para tantas familia el poder oír la  santa Misa , confesarse y mandar sus niños á aprender el catecismo ¡ Hasta ahora el misionero estaba algunos días aquí  y después se iba a otras islas, lo cuál era un mal muy grande, porque teniendo los protestantes su hermosa iglesia y un ministro siempre fijo, algunos católicos se unían de vez en cuando  á ellos  y, ya por ignorancia ó por comodidad, mandaban sus niños  á ellos  para que los bautizasen y contraían matrimonio  en presencia del ministro.
Hemos arreglado ya uno de estos matrimonios y estamos trabajando para arreglarlos todos, agrandando así en esta tierra  el reino del Señor. Se explica el catecismo dos veces á la semana, en la capilla católica,  á los niños y niñas, dáse la bendición   todos los Miércoles y Domingos y se celebran las acostumbradas  funciones de nuestras casas. En dos Domingos hemos visto ya considerable aumento de fieles, y hasta algunos protestantes  han asistido últimamente á las funciones de la tarde. María Auxiliadora nos ayudará  a salvar tantas y tantas almas, especialmente en este mes dedicado a Ella.

   Ahora es tiempo de invierno, todo está cubierto de nieve; sufrimos vientos fríos y frecuentes lluvias. Actualmente tenemos alquilada la casa donde vivimos, teniendo que pagar 37 pesetas y 50 céntimos cada semana.

   Si estuviese autorizado compraría un terreno de unos veinte metros de largo por ciento  de ancho unido al de la iglesia, y edificaría una pequeña casa y escuelas…

                                                    Suyo afmo. En  J. y M.,
                                                         José Fagnano, Pbro


RASTROS EN EL RÍO: Servicios pagados




Promediando los años 90 tuve la fortuna de poder consultar los archivos de Vialidad Nacional. Detallado registro de la documentación que acompañaba cada obra y que quedó en resguardo en el tiempo por método y constancia de Francisco Santomé.
Conversando sobre este tema con el Comisario Allen que consumía regularmente sus tostados en el Hotel Los Yaganes, me dijo: -Fíjese si encuentra alguna referencia al Paso Medin
Don Anibal hacía referencia a una batalla personal. Lograr que se cambie el nombre del Paso Garibaldi, entendiendo que no era mérito del sobrestante de origen haush el descubrimiento del paso cordillerano, sino se una comisión policial en la que el Comisario Medina fue protagonista.
Había una antigua rivalidad entre el policía y Finochio, jefe de vialidad, al que el mismo –siendo un muchacho- solicitó trabajo y Don José nunca contestó.
Allen recordaba que la oferta laboral entre los treinta y los cuarentas no pasaba para un argentino que ser agente policial o empleado vial; que lo sueldos eran estables aunque de pronto el presupuesto daba para que en uno de los desempeños de ganaran pesos o centavos más, entonces algún empleado de un área se sentía tentado a dejar lo que estaba haciendo en un lado y pasar al otro.
Luis Garibaldi Honte era un ejemplo, había policía y caminero en tiempos distintos.
Yo simpaticé mucho con la persona cuyo nombre denomina al Paso, pero ¿Qué pasaba si encontraba una evidencia documental en terreno vial que daba méritos a un descubridor fuera de la repartición?
Pasaron los meses.
Más de una vez paré por los Yaganes cuando el Comisario me hizo un gesto, y hablamos de la vida y zonas aledañas, pero el tema de Francisco Medina no afloró en ninguna de la partes.
Pero hubo un día en que casi terminaba con la prospección de la  documentación vial, a donde llegaba tomándome un recreo en mi trabajo radial, y encontré una planilla de sueldos, y al pie una identificación de una Cuadrilla de trabajo en el Paso Medina.
El tiempo pareció tenerse.
Yo estaba autorizado a sacar papeles a fotocopiar, puesto que en la repartición no existía ese instrumental.
Hice una copia para mí, y otra para él: y esa misma tarde se la acerqué al investigador de la historia de la policía territorial.
Hubo una profunda satisfacción en el rostro de Don Allen, que dobló la fotocopia y la colocó en medio de su agenda. Y luego sacó su billetera y sacó este billete antiguo, de cincuenta centavos, billete que puedo recordar vi en circulación por los años 60, y me dijo: Cóbrese por su trabajo.
Después supe que por cincuenta centavos más que hubiera cobrado en Vialidad el joven oficial de policía le había solicitado al jefe de vialidad trabajo bajo su dependencia, y este nunca le había contestado. Tal vez si la respuesta hubiera sido afirmativa Allen hubiera sido el gran historiador Vial.
Pero eso no había sido así, entonces fue un crítico de aquellos que trabajaban en los ripiosos caminos fueguinos. Una vez dijo: Con la plata que se ha gastado en la Ruta 3 podría habérsela enchapado en oro.
Pero ese es otro rastro..




Ha fallecido el Padre Jorge Langus.


El año pasado me visitó varias veces dándome a conocer su escrito sobre el Padre José Zink. Venía para que le brinde alguna información y le de mi parecer sobre el tratamiento que daba a algunas circunstancias de su vida.
Entonces se desempeñaba como Vicario en la Parroquia San Juan Bosco.
Hombre gentil, octogenario, me hablaba de otros libros por él escritos, uno de los cuales se refería a las cosas que son propias a la Misión de La Candelaria.
Solía venir previo paso por Mamá Flora, y yo le agradecía su obsequio recordándole que no se correspondían a mi condición de diabético, pero el bendecía los alfajores de chocolate y con ello disminuía los riesgos de la ingesta.
Un día me dejó escrito que en un papel que tardé en encontrar en el buzón de mi casa que la obediencia lo llevaba a un nuevo destino: Ushuaia, pero que su libro estaría en manos de Melella y así llegaría a la imprenta.
Recién entonces comenté esto a Omar Hirsig y Federico Rodríguez que preparaban la edición –aun no terminada- de Zink City. Y relacioné el hecho de dos libros sobre un mismo personaje, al mismo tiempo, como otra de las tantas duplicidades propias de nuestro pueblo.
Langus, se iba antes de lo que pensaba, y Ushuaia tuvo otro destino: Mar del Plata.
Me contaba de sus largos años de General Pico y en La Plata, donde residió en el colegio que se levanta en la misma manzana de donde vive mi hijo Marcial. Una vez le hablé por teléfono desde una de las ventanas, para que escuchara el bullicio de este establecimiento, Langus me diría luego lo mucho que se emocionó.
Ahora llegan noticias, aun confusas, de su muerte arrollado por un tren del Roca en Bernal, donde se encontraba por problemas de salud.
El padre me encargó la realización de un prólogo para su libro, del cual no tengo copia, porque nunca la obtuve del anillado, pensando que no era propio de tomar pertenencia sobre algo que no era mío. El libro hacía enfoque sobre aspectos olvidados de la vida del Cura Gaucho, como su condición de matador de perros.
Solo puedo aportar el prólogo que le remití. Letras dormidas que despiertan con el fragor de su sangre…

Llegará un tiempo en que la población de Río Grande se divida entre los que conocieron al Padre José Zink y los que no llegaron a conocerlo.
En esta última categoría ingresará el Padre Jorge Langus quien, pese a formar parte de la misma Obra de Don Bosco, no llegó a tratarlo.
Pero esta clasificación  será discutible en su persona, puesto que al ordenarse su destino en nuestra localidad se compenetró de la gran presencia que ha tenido en pampeano cura gaucho, en sus distintos destinos fueguinos.
Y esa situación despertó en él su siempre vigente empuje intelectual que lo puso de plano con indagar entre la documentación obrante en las casas salesianas, y la memoria comunitaria, elaborando este libro en el cual se nos presenta al querido padre en una dimensión que presentará novedades sobre su existir, incluso para aquellos que piensan que lo han conocido intensamente.
En estos tiempos en que las comunidades parecen dejar de lado los valores de la espiritualidad el Padre Zink ha sido en faro que iluminó a sus contemporáneos y proyecta sus valores solidarios, argentinos y cristianos hacia las nuevas generaciones.
El cura que siempre nos dejaba una enseñanza, una sonrisa, emerge en estas páginas para que nos interioricemos con su lectura, para que la compartamos con nuestros afectos, para que proyectemos hacia los siempre renovados pobladores de este sur la entidad de vida que anidó en nuestro campo y ciudad.
Y si ahora, por eso que forma parte del mundo de los sueños, se nos podría presentar el cura después de leer el libro que habla de su existir.. ¿Con qué nos saldría para sintetizar esta mirada de un cura a otra cura?
Tal vez tomaría uno de sus lugares comunes, y lo pronunciaría entre serio y risueño –sirviéndonos un mate, o un agua bendita- pero habría un decir para cada uno.
A mí me parece que me tocaría ese que decía:
-Hacete inmortal.- Como decía cada vez que te pedía un favor.
Y el favor se lo ha hecho el Padre Jorge, al Padre José.
Oscar Mingo Gutiérrez.
Catecúmeno del Cura Gaucho año 1961.

EVOCACIONES******Mayo 10, de 1951. Leemos en las páginas del número 40 de INFORMATIVO FUEGUINO, informaciones del RÍO GRANDE de entonces.




NUEVA COMISIÓN DE FOMENTO

Por Resolución de Gobierno Nº 42/51 se ha designado la nueva Comisión de Fomento de Río Grande, la que quedo así constituida Presidente José A. Finocchio Vicepresidente, Francisco D. Pinola Secretario, Néstor Tadic Tesorero, Salomón Bunader, Vocal, Avelino Villa
En la misma resolución se agradece a los miembros que cesan en sus funciones los importantes y eficaces servicios prestados

BOX

El día 27 de abril a las 21:30 horas se llevó a cabo, en el Cine General Roca un festival boxistico compuesto por 6 encuentros que atrajeron a un numeroso y entusiasta público que siguió con emoción las alternativas de los distintos asaltos.
El primer encuentro estuvo a cargo de los pugilistas Spaguetti y Kid Charol siendo declarado draw
En el segundo, a cargo de los livianos Pablo Canales y Bernardino Pantojas se impuso este último por puntos
El tercer encuentro fue un match académico entre los medio medianos Oscar Russo y S. Hernández fue una buena exhibición de recursos técnicos que agrado al público En nuestro medio ya es conocido Russo, quien no encontró rivales que pudieran medirse con el.
En la cuarta pelea se midieron los medios medianos Rafael Nava y Alberto Jerez venciendo el primero por puntos
La pelea de semi fondo tuvo como protagonistas a Lorenzo Martínez y Nicanor Bustamante imponiéndose Bustamante por puntos.
Y por fin ante la expectativa general dio comienzo la pelea de fondo a cargo de José M. Cárdenas y Camilo Sepúlveda, se impuso Cárdenas por puntos, luego de 5 rounds llenos de emoción, donde ambos rivales no se dieron tregua; poniéndose de manifiesto todos sus acontecimientos técnicos y donde la reacción de Cárdenas le valió el triunfo, que fue bien recibido por él público.
A. último momento nos informan de Río Grande que se está concertando un encuentro entre José M. Cárdenas y Oscar Russo, y la tensión popular es extraordinaria a la espera de lo que se resuelva. Por nuestra parte podemos agregar que conocemos a Russo y que el match será sensacional.
POLICIALES
El 25 del mes ppdo. a las 19 horas, a unos 600 metros aproximadamente del campo de aviación de Aerolíneas Argentinas fueron hallados restos humanos de uno de los desaparecidos en las aguas del Río Grande el 24 de marzo pasado. Los restos fueron reconocidos por las ropas por el compañero del desaparecido Daniel Gaicheo.

Se halla detenido José Fidel Guicha quien el 27 de abril ppdo., por razone que se desconocen dio muerte de una puñalada por la espalda a su compañero de tareas Manuel López Vidal de la estancia "Rugby"(*). La policía 1ocal inició el sumario de práctica.


En INFORMATIVO FUEGUINO se publicaba los jueves en Ushuaia. El precio del ejemplar era de $ 0,30 cts. Y esta Publicación Semanal, estaba inscripta en el egistro Nacional de la Propiedad Intelectual con el número Nº 348.287

(*)ha de ser Estancia Rurby.
La foto es de Bernardino Pantoja Imperial, boxeador de esos días, caminante del presente.