Se trataba de una nave norteamericana
que pescaba furtivamente en el espacio de Malvinas sobre el cual ejercía el
hamburgués el poder de Gobernador conferido por el Estado de Buenos Aires, a
nombre de las disgregadas Provincias Unidas del Río de la Plata.
Las islas eran base de operaciones de
las actividades loberas y balleneras en el espacio inmediato del Atlántico sur,
y eran marinos norteamericanos los que tenían primacía en el aprovechamiento de
este recurso.
Vernet había dado a conocer la
reglamentación de pesca aprobada por las autoridades que lo designaron, y
después del período de aviso vinieron las acciones destinadas a controlar a los
navegantes.
Las operaciones de secuestro se dieron
en puerto, dado que era escaso el recurso naval de Vernet para operar fuera de
la costa. Esta situación se reflejará en que luego utilizará la misma nave, la Harriet , para viajar con
su familia a Buenos Aires a los efectos de someter a juicio al capitán que ya
el año anterior había sido capturado por una operación similar a la que ahora
había llevado a retener su embarcación.
Se estaba encendiendo la chispa de un
conflicto que alcanzaría a destruir a Puerto Soledad.
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