Era rumbo al poniente al sur de la
Tierra del Fuego.
El 23 por la mañana ya estábamos en el
paso de Brecknock, sin ningún otro incidente que la rotura de un cabo producido
por un golpe de mar en una maniobra por pasar el cutter de uno de los costados
al cual estaba amarrado a la popa del vapor. Este incidente hubiera podido
tener serias consecuencias para aquella embarcación dado el mal tiempo que
reinaba y lo peligroso del paraje a la embocadura del canal Cockburn.
Una menuda lluvia sigue cayendo desde
anoche acompañada de rágafas de viento frío, lo cual hace más desagradable la
mañana. De repente aparece de entre unos áridos islotes una embarcación montada
por varios indígenas.
A las señas que se les hacen se acercan
al vapor. Son indios alacaluf y cuya piragua está construida de tablones fuertemente atados
entre sí por medio de tientos de cuero.
Sentado en medio sobre un poco de pasto
había un anciano de cabello canoso, rodeado de tres o cuatro perros flacos, a
proa iba un hombre y a popa una mujeres. Es difícil imaginar a un espécimen más
triste de la especie humana al contemplar aquellos seres que teníamos ante la
vista.
Eran bien esos los individuos tal como
los describieron Wilkes y Darwin.
Apenas cubiertos de sucios trapos que
mal los abrigaban contra la lluvia y el frío de aquella mañana, con la
enmarañada cabellera flotante al viento, esos infelices inspiraban lástima.
Tales indios tienen frecuentes
relaciones con los yahganes, entendiéndose en sus respectivos idiomas; y al
hijo del misionero Lawrence que les habló en su idioma le dijeron que venían de dar sepultura a uno
de sus compañeros que había muerto la noche antes.. Con un poco de galletas y
de tabaco que recibieron, se alejaron contentos en su frágil embarcación y
perdiéndose pronto entre las numerosas islas del Brecknock.
Los navegantes avanzaban camino a Punta
Arenas.
1 comentario:
Hola Mingo!
En un entretenido libro que tuve oportunidad de comprar en Ushuaia hace unos años, titulado “La vida material y social de los yámana” de Luis Abel Orquiera y Ernesto Piana, es posible encontrar referencias con respecto a la relación que existía entre yámanas y alacalufes, además de sus respectivos idiomas, aspectos éstos mencionados por Dabbene al final del artículo.
El libro resulta completo, por acercar al lector múltiples miradas sobre los yámanas brindadas por distintos viajeros, exploradores y misioneros que pasaron por la Tierra del Fuego y sus canales. El capítulo que aborda la temática antes indicada es el número XIII: Familia y Sociedad, Punto 7 Relaciones Inter-étnicas, Apartado 7.1 Relaciones con los alacalufes.
En la cita 34 de ese capítulo, se aporta un dato interesante: “Los yámanas daban a la tierra de los alacalufes el nombre ‘Apananusi’ (Gusinde 1937: 1477. Die Feuerland – Indianer. Tomo II: Die Yamana. Las citas están tomadas de la traducción al castellano: CAEA, Buenos Aires, 1986, 3 vols.) o Hapananushi (Ibidem: 924)”.
En el desarrollo del capítulo mencionado, encuentro además esta mención: “Según Spegazzini (1882: 168 – 169. Costumbres de los habitantes de la Tierra del Fuego. Anales de la Sociedad Científica Argentina XIV: 159 – 181. Buenos Aires) nunca una canoa alacaluf venía a territorio yámana salvo por motivos importantes, pero las relaciones entre los indígenas de la frontera eran cordiales y amistosas, efectuándose matrimonios mixtos. T. Bridges aludió a matrimonios mixtos, trato íntimo, recíproco conocimiento de lenguas y acomodamiento al modo de vida (1893: 234. La Tierra del Fuego y sus habitantes. Boletín del Instituto Geográfico Argentino XV (5-8): 221 – 241. Buenos Aires), como también a mezcla lingüística (1885 b: 332. Das Feuerland und siener Bewohner. Globus 47: 331 – 333. Berlín); un grupo fue descrito como “parte yahgan, parte alacaluf” (SAMM 1881. 227, cf. SAMM 1874: 27). Según la informante de Stambuk (1986: 100. Rosa Yagán (El último eslabón). Ed. Andrés Bello, Santiago de Chile, 111 pp.), cuando los yámanas se mezclaban con los alacalufes las relaciones se desarrollaban con normalidad” (Orquera, Luis Abel; Piana, Ernesto: “La vida material y social de los yámana”, EUDEBA, 1º Edición, Buenos Aires, 1999).
Un abrazo Mingo!
Hernán (Bs. As.).-
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