En el “Día del Escritor” a mi escritora más cercana.
Es la mujer de la lluvia,
marmita de sueños,
cristales dormidos,
una vertiente de versos
un aluvión que amenaza crecer.
Solo el silencio le gana
si lleno su cuerpo con toda su alma,
para que tenga mi vida
flores de su aliento
curva en su mirada,
para que sea la sangre
lluvia que acierta en la calma,
para que sea la calma
lluvia que acierta en la sangre.
Vi que cargaba en mi mar
Sus ojos dormidos al salir de viaje
Y comprendí que la lluvia
arreciaría al verla partir,
por el alado misterio
que encierra su cielo
mudo de nostalgia,
por el camino seguido,
llanos y distancia, lunas y montañas,
vuela su nube y descarga
un vendaval de palabras,
vuela su nube y arrastra
el polvaderal del mañana.
Es la mujer de la lluvia
sueños de marmita,
madera despierta,
una vertiente de besos,
ala de avión que amenaza caer;
solo el silencio le gana
si lleno mi alma con todo su cuerpo,
para que tengan las flores
vida de su aliento
sangre en su mirada,
para que sea la nada
lluvia que acierta en la calma,
para que sea la calma
lluvia que acierta en la nada.
Vi que cansada de amar
sus ojos vestía al salir del viaje,
con argumentos del viento
que arreciaría al verla partir;
por el sagrado misterio
que enciela su cierre,
de pronto casado,
por el discreto pecado,
nudo desatado
-domingo temprano-
por caminar de su mano
en un infierno gastado,
por caminar de su mano
en un invierno cercano.
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