Segunda lectura escalonada a Vidas urbanas en Tierra del Fuego.


Continuamos ahora dando nuestras apreciaciones luego de la lectura de narraciones presentadas por la UNTDF.
Y comenzamos, siguiendo un orden de presentación, con el escrito de Mario Hernández; otra pieza narrativa ambientada en Ushuaia y su entorno periférico: es este caso el bosque en altura ocupado precariamente por los nuevos fueguinos. Es de todos los relatos el de clima más esperanzador: un jefe de familia quiere dotar a su vivienda de un baño en buenas condiciones, un elemento de confort y progreso, y ve las dificultades pero espera influir en el entorno. Tiene una familia que es funcional a su tarea.
Luego se presentan dos relatos que son los más extensos de la antología, los de Jorge Luís Rivadaneira y Dexter Leal. El primero construido ante un juego que parece una metáfora de adicciones, el segundo conduce a una relación varón-varón en Río Grande. El primer relato escenifica situaciones en torno a lo automovilístico, como no se había dado mayor mente en los cuentos precedentes, en tanto que el siguiente presenta situaciones donde en un segundo plano –porque se trata de prácticas de un primo del protagonista al cual el protagonista detesta- de uso adictivo de las computadoras. Leal hace transitar a su personaje, que es un joven recién venido por nuestra ciudad a la cual ve con manifiesto rechazo, haciendo explícitos todos los comportamientos que suelen ser frecuentes entre quienes no quieren estar aquí.
Francisco Javier Arqueros nos hace volver a Ushuaia, y en situaciones que parecen ser plenamente vivencias de su existir relata como una situación profesional efímera se transforma de manera imprevista en la oportunidad de venir a vivir a este sur. El narrador analiza mutaciones del espacio social/urbano por urgencias del progreso y es este relato el único de todos los escritos que no parece envolvernos en la marginalidad, el suburbio o bien lo que está fuera del sistema.
Y entonces parece la mujer Nora Claudia Guastini que construye un interesante diálogo de ultratumba en el nuevo cementerio de Ushuaia, donde también tendrán la palabra.., y será la última, los pueblos originarios.
Carlos Alberto Zampatti, inserto en un desafío expresivo, construye su narración con referencias ordenadas y numeradas escritas en 140 caracteres. Relato metódico se concluye en un final trágico, siguiendo  una situación que prevalece n buena parte de los cuentos leídos donde no es materia de preocupación de los narradores lograr un final feliz.
Los relatos escapan a la fantasía, aunque algunos la usan como recursos, no tienen miradas críticas desde un ángulo político ni gozan del paisaje y de los privilegios que se dan en algunos sectores de la vida urbana fueguina. Son caldo de cultivo de inquietudes que todavía no están resueltas, y merecen lectores, muchos lectores.


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