Fue ayer que irrumpió en mi vida mediática una comunicación
en la cual una persona se identificaba agregando los años en los que había
vivido entre nosotros.
De inmediato me estremeció la posibilidad de estar
comunicándome con quien fue profesor de Trigonometría en el quinto año del Don
Bosco, locutor en Canal 13, y topógrafo de la obra del aeropuerto, donde mi
padre trabajó en el depósito. Terminada es obra pasaría a ser personal
municipal, en días de Don Néstor Nogar, de cuyo hijo –Jorge- era amigo y
compañero. De la muni el recuerdo para una institución Pancho Vukásovic
Mientras estaba en el aquí para allá para establecer un
vínculo más continuo y efectivo con mi interlocutor, el comentaba bajo un
artículo que había tardado 18 años en publicar, sobre situaciones que las
vivimos entonces, aunque muchos las tenemos olvidadas.
En 1970 se rompió el generador de
luz. Estuvimos dos meses sin electricidad. En invierno. Llegó un generador
nuevo y cuando bajó al muelle se cayó y se rompió, Otro mes sin electricidad.
La familia, compuesta por papá,
la mamá que hoy tiene 85 años –Odilia Guglielmino-, y otro hermano habían hecho
escala en Río Gallegos en su búsqueda sureña, y después pasaron a formar parte
de Río Grande sesentista. De allí la primer foto donde lo vemos a Luís siendo
niño, enfrente de uno de los tres domicilios que tuvieron durante su
permanencia, la casa de madera tinglada, el medidor de la luz sin soporte de
cemento, la vereda de tierra alisada, y un gato que quiso quedar fuera de la
instantánea. Nuestro amigo, ya nos habíamos establecido como tales por medio de
Facebook, luce una gorra de lana, prevención de las madres de entonces para
evitar dolores de oído.
El
Padre Zink organizó un tremendo asado en la Misión. No sé cuántos corderos había veinte, treinta... el galpón
de la misión estaba lleno de gente.
Se acerca el Padre a
un ganadero que estaba ahí y le dijo: "¿Está bueno el cordero?"
"Muy bueno", contestó el estanciero: "Porque son tuyos".
Carcajadas entre los presentes.
Solemos decir que existen dos
tipos de riograndenses: los que conocieron al padre Zink, y los que no lo
conocieron. Luís está en la primera categoría.
Aquí ingresa la segunda foto, el
niño en brazos de su padre, en el incipiente canal del Onita, junto a una
cámara RCA superior en todo sentido a las que tenían en ese mismo tiempo en los
mejores canales de Buenos Aires.
En 1968 y 1969 se viajaba en el
Twin Otter de Gallegos a Grande. O si no tenías un R4D de la Armada en el que a
veces conseguías un pasaje, porque volaba para LADE. Y por Aerolíneas o
Austral, te podía tocar una colección: DC3, Viking, Avro Lincoln, Caravelle,
Comet, DC4... En 1971 ya volaba un 707 pero igual tenías que ir a Gallegos. La
pista ya estaba pavimentada pero era corta (me parece).
En el 69 la familia se amplía con
el nacimiento de una hermana, María Pía, en la clínica del Doctor Luraguiz. En
todos estos años los hermanos ha vuelto a nuestro pueblo, pero Luís no. Pero su
memoria es fiel a la cotidianidad que nosotros vivíamos con ojos no tan niños.
Había una escuela primaria (y
creo que un secundario) en la iglesia. Director el Padre Venutti. Tenía un
quiosco lleno que abría en los recreos. Todavía lo recuerdo vendiendo caramelos
de tira. Le conseguía un guardapolvo a todos, pedía ropa, zapatillas. Limpiaba
las aulas todos los días. Los días eran cortísimos y el frío era intenso.
Siempre había algo caliente para tomar, para algunos el desayuno.
Ahora te cuento Luís María que le pusimos nombre al
boliche del Director de la primaria, que entonces se llamaba Ceferino
Namuncurá, el del kiosco “La cabaña del Tío Tom”.
Carrizo recuerda que no era un lugar fácil para
vivir este norte fueguino, y entramos en pormenores, pero también en el desafío
que pueda ir transcribiendo sus memorias al papel. Y como se está por jubilar
como Profesor de Geografía lo desafiamos a ser auxiliar de esta historia
nuestra, y a ser nosotros tributario de aquellos años de crecimiento y
maduración en la isla. He imagino que esto será así.
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