Ramón García fue un hombre consustanciado con este Río
Grande. Gallego en su origen se aclimató como el que más y supo, desde su
huerta, mantener vivo el trabajo, el esfuerzo, para sacarle sus frutos que para
muchos resultan inimaginables.
Hablábamos con él en vísperas de su primer retorno a España,
a 35 años de su llegada.
-Un avisito…
-Y me cantaron,
creo…”Que ricas son, que ricas son, las lechuguitas que siembra Ramón”.
-No, no, la quinta me
gusta siempre, eso lo voy a sembrar siempre.
-¿Y antes había varias quintas importantes aquí en Río
Grande, no? Porque usted habla de la lechuga nomás, pero aparte de la lechuga
tiene otras cositas.
-Pu, saco una
zanahorias asi de largas.
-¿Pero nada más que eso?
-De todo ché, de
todo. Repollos, coliflores, papas, rabanitos asi, como puños. Pregunta a Galbarini.
-¿Cuál fue el repollo más grande que sacó en la quinta en
todo este tiempo?
-¿En todo este
tiempo? Uno de 14 kilos.
-¡Catorce kilos! (Risas)
-Preguntale a Galbarini
él nos llevó a Luis Benito Zamora.
Ramón García Abal tuvo dos hijos con Carmen Torres: Carmen y Juan Ranón. Carmen a formado familia con
Miguel Ángel Zapata y se quedó en Río Grande en tanto que Juan, dedicado al petróleo, ha tenido un destino patagónico, aunque esta volviendo.
Los galleguitos de otros días ya son abuelos, y herederos de la dinámica de Ramón se comprometen con seguir manteniendo la tradición familiar de la buena quinta, del mejor aprovechamiento de la tierra, de seguir produciendo sensacionales repollos.
Pero Ramón, marino que había sido, miraba al mar con
apetito, y conocer de parajes y mareas acudía a él a reclamarle su cuota
alimenticia.
-Ahora Ramón. Usted
también aprendió acá a mariscar, o ya mariscaba allá en Galicia. Porque yo lo
he visto mariscar, lo he visto buscar pulpos, lo he visto buscar centollas,
como que no quiere comprar nada, come lo que consigue.
-Ah, eso si.
-Sardinas, acá
también le soplan…
-De todo, ché. Todo lo que se consigue sin comprar es lo más
rico.
-¿Y qué zona hay por
acá cerca? ¿Para centollas, que zona buena está quedando’
-Ahora ya no hay nada, ninguna.. Antes habia mucho. Había
cholgas,, ahí donde Romero, que uno creía que no se iban a terminar nunca.
-¿Y por que cree que
ahora pasó esto?
-Y, porque aumentó tanto la población, la gente.
-¿Y pulpos?
-Pulpos ya tampoco, yo hace mucho que no voy. Pero hay
siempre.
-¿Por qué zona?
-Por ahí, por Cabo Domingo, por Punta María, por Viamonte,
por todos lados hay.
-Tampoco ha de andar
contando los secretos, sino se van todos para allá…
-Nunca me gustaba llevar a nadie…llevaba uno prendido,
después se llevaba otro, cuando iba yo, las piedras dadas vuelta. Iba yo, las
volvía a su lugar, venía otra vez, las piedras dadas vueltas, las volvía a su
lugar…así siempre.
-Claro, porque
aparecen debajo de las piedras. ¿Y por qué las dejaba en su lugar?
-Y, para que aparezca el pulpo de vuelta.
Y no solo el pulpo..
Las cholgas y los mejillones.
Las centollas y los centollones.
Ramón ya no estaba para salir a orientarlos, pero a principios de años Juan y su cuñado Miguel salieron a Paso de las Cholgas y Viamonte, y volvieron con esta cosecha, demostrando que la Tierra del Fuego que descubrió Ramón en 1952 sigue estando viva..
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