El gobierno argentino, percibiendo el potencial de la industria, aprobó
una serie de leyes para favorecerla.
Además, en 1888 se decretó la
exención de impuestos sobre los materiales de embalaje importados necesarios
para los frigoríficos.
Por último, la Ley 2.402 fijó una garantía
del 5% sobre el capital que fuera invertido en la industria de la carne durante
diez años. En general, todas estas leyes tenían por objeto atraer inversiones
que promovieran la exportación de carne.
Esta invitación del gobierno argentino fue por cierto respondida por los inversores locales y extranjeros.
El primer frigorífico del
país, The River Plate Fresh Meat Company,
fue fundado en Campana, en 1882, por el británico George Drabble.
Ese mismo año, un frigorífico
fue abierto en San Nicolás por la familia argentina Terrassón (foto). Este último
establecimiento, que se dedicó a producir carne ovina congelada, operó entre
1883 y 1898.
En 1885, un grupo de ganaderos argentinos formó una cooperativa de
productores llamada "La Congeladora Argentina ", con el objeto de
producir carne congelada.
La
presencia argentina más importante en la industria de exportación de carne fue
la de La Negra Compañía
Sansinena de Carnes Congeladas, creada por la conversión de la grasería de
Gastón Sansinena en un frigorífico, que comenzó a exportar carne de carnero
congelada en 1885.
Otros emprendimientos locales fueron los frigoríficos La Blanca y el Frigorífico
Argentino.
Las empresas locales, sin
embargo, por su débil capitalización, no pudieron resistir la competencia
extranjera.
La crisis vendría para el 90,
por esta y por otras razones imprevisibles entonces.
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