Hace 26 años él y su esposa –cardióloga infantil- realizaban
sus tareas en el Hospital Posadas de Buenos Aires cuando vieron la posibilidad
de concursar para trabajar en Tierra del Fuego.
Ella sabía de Ushuaia por haber estado allí en su viaje de
egresadas, él ya sabía que esto era diferente.
Y así llegaron con dos pequeños hijos a armar su vida
fueguina.
Río Grande era una pequeña comunidad en transformación y el
Hospital un espacio donde el médico podía ejercer plenamente su profesión. Por
tres años habitaron en una casa de servicio para luego adquirir una propia.
Con el tiempo nacería el hijo fueguino.
Como siempre convivían entre gente que venía por uno años a
cumplir un proyecto material y luego regresar, y otros que apostaban a una
residencia más prolongada.
Con los años ellos se integraron al último grupo, y son sus
hijos que al estudiar se encuentran ante nuevos horizontes.
La pediatría entonces planteaba dificultades similares a las
del presente: con los consabidos cuadros broncopulmonares. Alejandro fue
construyendo familiaridades con sus pacientes.
Un día el escritor que había en él descubrió una artista
complementaria: Romina Martínez.
Ella ilustró alguno de sus trabajos, él escribió sobre lo
que ella había dibujado.
Un día prosperó el proyecto de ¡Una vuelta más.. Y a dormir!
Pero la idea era realizar una divulgación gratuita del mismo, y la institución
interesada fue el Municipio. Desde su Dirección de Cultura salió la decisión
que lo hizo posible.
Alejandro, emocionado, procedió a leernos uno de sus
trabajos: EL GIGANTE DEL LAGO KHAMI, un escrito que de pronto cobra mucha
actualidad.
-¿Habrá otros productos en el escritor Alejandro Ciovini?
-Seguramente que sí.
-¿ Con respecto al médico?
-Vive ya la satisfacción de atender a los hijos de los que
fueron sus pacientes.
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