Y lo hace saliendo de oscuras etapas de la
vida nacional, en tiempos en los cuales se elegía autoridades cada diez años, y
se soportaba luego la imposición de sistemas autoritarios de gobierno.
Río Grande hace 20 años eligió autoridades
municipales, y la voluntad mayoritaria se volcó hacia el candidato
justicialista Daniel Esteban Martínez, primer y único riograndense nativo que
ha regido lo destinos de nuestra comuna y que iniciaba de esta manera un ciclo
de cuatro intendencias consecutivas logradas por el voto popular.
La elección conformó un concejo de cinco
miembros donde la UCR y el PJ se llevaban dos concejales, y la Agrupación
Vecinal –partido que había gobernado en la Intendencia de 1973 a 1976, el edil
restante.
La experiencia electoral fueguina se inició
recién a partir de la sanción de la Constitución de 1949, dado que antes no se
votaba a en los Territorios Nacionales por autoridades nacionales. En 1983 –por
ende- no elegimos gobernador, pero si por primera vez una Legislatura de 15
miembros.
Los partidos que intervinieron llevaron
propuestas muy similares en razón de las urgencias creadas en aquella hora: Dar
continuidad a la ley 19640 –ley de promoción industrial- que había hecho crecer
enormemente la población en el lustro anterior. Lograr el cruce al continente
por aguas argentinas. Y como un demanda de mayor contenido municipalista:
construir viviendas e instalar servicios.
No dejaba de estar presente en boca de los
candidatos la reivindicación sobre Malvinas, escenario tan inmediato del que
habíamos formado parte en la guerra del año anterior; de la misma forma que se
esgrimía la posibilidad de convertirnos en provincia, con reservas por parte de
algunas agrupaciones.
El voto peronista de Río Grande marcó una
tendencia histórica donde ha sido frecuente que aquí se votara contrariamente a
los resultados nacionales. No obstante ello de las presencias nacionales la más
notable fue la del Doctor Alfonsín, que lanzó desde la Tierra del Fuego su
candidatura, y en el clima de euforia que acompañó el cierre de campaña, este
se dio en Río Grande en el Gimnasio del Centro Deportivo Municipal, el mayor
escenario de entonces, con la concurrencia del artista Mario Sapag que imitaba
al candidato del radicalismo.
El electorado local se había renovado en
diez años. Casi no había candidatos con antecedentes en la gestión de los años
70.Y a la hora de salir a componer cuadros los partidos parecieron privilegiar
los espacios médicos, a tal punto que entre electos y designados vinculados con
las fuerzas que tuvieron representación a partir de los resultados electorales,
hubo que renovar por completo los planteles de tocoginecología del hospital Regional Río Grande, de donde
salieron legisladores y ministros. La política parecía ser, por este hecho
emblemático, una cuestión de salud, de multiplicación y crecimiento.
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