Eduardo Galeano, en tiempos de Crisis.


Se llamaba Ideas, letras, artes en la CRISIS, pero pronto pasó a conocerse nada más que por esta última palabra.



Atrás de la portada donde aparecía el temario de autores y trabajos aparecía a toda página un aviso publicitario del tabloide desarrollista que vendía sus servicio de claficidados.

En el staf del primer número -que adquirí- según firma de tapa el 7 de mayo de 1973 aparecía Eduardo Galeano como director, junto con otras firmas que adquirirían renombre en la contracultura en vías de instalarse.

Yo me había dejado seducir por la firma de Heriberto Muraro, uno de los pocos argentinos que avanzaba sobre la ciencia que era mi materia de estudios en la Escuela Superior de Periodismo, y del cual solo teníamos un cuaderno de Transformaciones, como antecedente del espacio de refección que estaba creado.

Si nos deteníamos a leer los contenido de aquel primer número, donde convivían Lenin con Perón, aparecía Galenao, en la página denominada Teletipo -referencia muy moderna entonces- envuelto en una situación policial en su país -Uruguay- unos meses antes.

Hasta 1976 compré, leí, debatí y coleccioné cada ejemplar de Crisis llegando a perder solo dos números, por esa confianza que se depositaba en amigos que no merecían tanta confianza.

Pero eso podemos decir es otra historia.

Crisis fue la revista emblemática de la intelectualidad que seguía las causas populares de Latinoamérica, desde un escenario argentino.







Contratapa y penúltima nos mostraba una publicación que exploraba mercados, con lo que pasaría a ser en el tiempo las fatsfood, y el vermouth que tenía ganado un espacio den las mesas familiares de nuestros padres y abuelos.

 Promotora una chica en Hot Pant, no precisamente un emblema para la izquierda latinoamericana, pero si Maga, en muchos aspectos..