Consistía la entrega en pieles de lobos marinos,
algunas aves vivas armas y adornos que habían obtenido de los “salvajes de
Tierra del Fuego”, siendo esta la primera colección de objetos etnológicos que
llega a Europa procedente de nuestro archipiélago.
La crónica indica también que el piloto holandés
dela expedición, conocido bajo el nombre de Juan de Moore, comerció en la costa
con los nativos y por unos pocos objetos de metal adquirió entre otras cosas un
trozo pesado de metal amarillento, que
creyó era oro, pero cuya existencia quedó en secreto para la tripulación. Moore
lo llevó inmediátamente a su camarote y lo encerró en su cobre bajo candado.
Más tarde reveló su secreto al rey Felipe de España.
Con el tiempo esta tierras trascendería
también por sus ricos yacimientos auríferos..
España con la expedición de los Nodales
venía a ver si eran ciertos los descubrimientos hechos por los holandeses del
Estrecho de Lemarie, y para eso se agenció de un piloto de esa nacionalidad.
Situación frecuente en ese entonces, que alguien sirviera a un país que no era
el suyo, en tiempos en que las nacionalidades no estaban consolidadas en el
espíritu humano y si los afanes de conquista y de riqueza.
1 comentario:
Hola Mingo!
Desconocía esta referencia en cuanto al primera información de la existencia de oro en la Isla. ¡Dato interesante para tener en cuenta!
Ricardo Rojas, en su libro “Archipiélago (Tierra del Fuego)”, da cuenta de esta expedición del siglo XVII, destacando que fue la primera en conseguir dar la vuelta a la Isla Grande. Así lo narra en el Capítulo 5 “Primeras Exploraciones”:
“En la extensa nómina de exploraciones costaneras que empieza con Magallanes (1520), descubridor de la ribera norte de la Isla del Fuego, y concluye con Fitz-Roy (1834), descubridor de la costa sur en el Beagle, debemos señalar especialmente el viaje español de los hermanos Nodal, que en dos frágiles carabelas - Nuestra Señora del Buen Suceso y Nuestra Señora de Atocha - circunvalaron por primera vez toda la isla, en cincuenta días, delineándola y bautizando cabos y senos con nombres que han durado hasta hoy. En esos dos barquichuelos, partiendo de Punta Vírgenes, barajaron la ribera del Atlántico por el Este, navegaron el Le Maire hacia el Sur, doblaron el Cabo de Hornos, pasaron hacia el Antártico, salieron al Pacífico y entraron por el Magallanes desde el Oeste, volviendo al punto de partida, de donde regresaron a España con el diario de tan importante periplo. Esto ocurrió en 1619. No se conocía entonces el Beagle, que permaneció ignorado en el laberinto del Archipiélago hasta dos siglos después. Sólo hace cien años que el hombre blanco conoce este rincón del mundo en donde ahora escribo” (Rojas, Ricardo: “Archipiélago (Tierra del Fuego)”, Editorial Südpol, 1º Edición, Ushuaia, 2012).
Cabe recordar, que Ricardo Rojas escribía desde su confinamiento en Ushuaia, entre enero y mayo de 1934.
Un saludo Mingo,
Hernán (Bs. As.).-
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