La jaula de los onas. De Carlos Gamerro.

 


Si alguien medianamente informado sobre la historia regional hizo un abordaje de esta novela pensando que todo se circunscribiría a la lamentable experiencia de los nativos que fueron llevados a la Exposición de París de 1889, bien pronto se habrá sorprendido como los acontecimientos se desbordan y pasan a describir un universo más complejo. En de una sociedad en transformación que buscan subordinar a asimilar a los pueblos de la periferia, y al mismo tiempo experimenta cambios en sus modelos productivos que prometen revoluciones por doquier.

Ese encuentro y desencuentro en lo cultural es el relato dominante.

En medio de todo hay variados personajes, pero el que toma fuerza y nos lleva a los largo de la mayor parte del libro es Kalapakte, un fueguino que tarda en volver a nuestra isla, y que de la mano del cuadro ficcional ideado por Gamerro, no aporta una mirada totalmente creíble sobre los aconteceres en los que se verá inmerso.

El autor genera una descripción amena, comprensible, sobre procesos que llegan a nuestros días.

El ona aquel, del que perduran algunas pocas referencias, en lo testimonial, en lo fotográfico, cercando a la figura de Beauvoir, el misionero, ex presentado como un referente épico que se mueve en la tragedia colectiva que envuelve a los desposeídos en de este sur, y de otras parte del universo.

Si la sola presencia de una voluminosa novela puede hacernos pensar en que deberemos envalentonarlos para leerla con celeridad, el hilo narrativo potencia nuestra curiosidad y tal vez –como nos pasó en lo personal- se terminé terminando de leer antes de lo esperado.

Como atrás de toda la novela hay un clima de aventura, subyace un viaje, o numerosos viajes..



No hay comentarios: