Antología inesperada de Benito Fava.

Algunos lo identifican como ese señor siempre sonriente, vecino de la calle Don Bosco. Otros miran hacia atrás y lo saben sereno jubilado municipal. Más atrás y es cotizado sastre del cambiante Río Grande.

Algunos saben que vino de Italia, donde pasó la guerra y sus privaciones, y que tal vez por eso cazaba gorriones para que toda la familia los comiera con arroz o polenta, no solo por que fueran ricos, también porque acumulaba en el recursos libre y disponible una estrategia de alimentarse con lo primero que aparecía al alcance de la mano.

Benito concurría de tanto en tanto al programa de la radio, el programa de Leonor Piñero donde leía sus escritos.

Benito, italiano, escribió sobre los antiguos fueguinos:


Diez millones de años han pasado

desde que un capricho natural hizo

esta tierra aparecer por debajo del mar

Los gigantes vigilan desde lo alto,

el Olivia y los Cinco Hermanos.

Grandes lagos y ríos de agua cristalina,

y un canal como un mar para navegar.

Verdes praderas y árboles milenarios

plagados de avecillas que van para anidar.

El robusto Ona recorrió esta solitaria

tierra para encontrar guanacos y mariscos

para su hambre saciar.

Diez millones de soles y de medianoches

en este cielo se han visto cruzar…

Diez millones de crudos y fríos inviernos

con escarchas como vidrios brillando.

Vientos que en verano dejan oír su ulular.

Si los gigantes pudiesen hablar…

Diez millones de años es mucho para pensar!


Su mano en la mía

Un día gris, de un triste invierno

se presentó en mi casa

una humilde viejita

de voz cálida y suave

y pocas palabras…

Sus ojos reflejaban

una tristeza lejana

de tiempo pasado,

de horizontes perdidos.

Temblaba de frío!

Con humildad saludo

estrechando mi mano.

La suya era blanca

igual que la mía.

Con voz temblorosa dijo:

-“Soy Ona,

vengo e una raza que un día

fue la vida de esta tierra…

Ahora soy pobre y tengo frío;

quisiera calentarme un poco

si me lo permite”

Su voz tenía angustia

y reflejaba un largo sufrir.

Le brindé calor y todo lo que tenía.

Recuerdo su mano blanca y cálida

dentro de la mía…

Recuerdo a la pobre ONA, con frío

y a esa mano igual a la mía…

Todos seremos viejos un día

y también tendremos frío

como aquella viejita ONA

que puso su mano en la mía.


El Ona

Vivía libre su vida,

igual que un ave en primavera,

como techo las estrellas…

Su mirada al cielo como diciendo:

“Creador, quien soy yo?...

Un pasado, un presente, un futuro.

Soy hijo de la tierra el mar o el cielo?

Soy dueño de esta soledad?”

Pero el ona piensa porqué los fusiles

y no las palabras,

porqué la matanza y no la amistad y la vida…

Por qué matarse entre hermanos,

si él solo quería darles la mano…

Nada se lleva uno consigo,

ni el oro ni la tierra;

y a la tierra todos iremos a parar

Por eso paisano, cuando vengas a esta tierra

y te encuentres con el Ona…

Estréchale la mano!


Lola canta a los onas.

Lola había nacido para cantar…

Ona pura, mantenía su costumbre aborigen…

A quien le cantaba Lola?

Al cielo, a las estrellas, al mar, a la vida,

a la tristeza de ser una solitaria nativa

en medio de esta soledad.

Lola le cantaba a todas las criaturas

del campo, que al oír su voz

Se paraban para escucharla.

Le cantaba a su pueblo triste, para alentarlo

Le cantaba a su gente lejana, que añoraba.

Sus cantos se esparcían por el cielo,

los valles y el lejano horizonte…

…buscando ser oídos por los onas fallecidos

Lola en los y blancos inviernos

le cantaba a su tierra que ya no tenía…

Le cantaba a su pueblo, a su gente ona,

que de a poco se extinguía

Radio tomada

Entre los acontecimientos que tuvieron lugar en los primeros tiempos de LRA 24, hubo uno que logró gran trascendencia por las implicancias políticas que tenía aparejada.

Implicancias políticas en un medio en el cual la política no era moneda corriente.

Fue cuando vecinos de aquel Río Grande, enrrolados en el Partido Justicialista, procedieron a tomar la emisora.

Sobre el particular leeremos el acta por ellos redactada:

En Río Grande, Territorio Nacional de la Tierra del Fuego, Antártica e Islas del Atlántico Sur, siendo las 23 horas del día 13 de junio de 1973, se constituyen en la emisora radial LRA 24 RADIO NACIONAL RIO GRANDE, integrantes de las distintas ramas del MOVIMIENTO NACIONAL PERONISTA a los efectos de la toma simbólica y pacífica de esta emisora con la finalidad de:

1.-Emitir la proclama partidaria con el fin de hacer público el deseo de la pronta concreción del nombramiento del Ejecutivo Territorial, haciendo especial e irreductible el manifiesto de que el próximo gobernador que nos gobierne ha de ser Peronista y radicado en la zona, aspiración que cuenta con el consenso de la gran mayoría de los fueguinos.

2.-Previamente se nombra al actual Director, Don Francisco V. Pérez, interventor en la continuidad de su cargo, como así también continúan en sus respectivos cargos sus colaboradores de turno.

3.-Se impone el nombre de LRA 24 RADIO NACIONAL JUAN JOSE VALLE a esta emisora y se difunde la Marcha Peronista como muestra de alegría ante el anuncio del arribo definitivo a la Patria, de nuestro líder, el GENERAL JUAN DOMINGO PERÓN, por lo que terminada la toma simbólica y pacífica de esta emisora continúan difundiendo sus programas.

No siendo para más y leída que fuera la presente con la presencia del Director interventor los integrantes de las distintas ramas firman para constancia y a pedido del Director de conformidad en el lugar y fueron mencionados…

Y aquí llegan los nombres de los que tomaron LRA 24:

Enrique Varas, Guillermo Penazzo, Domingo Montes, Omar Antonio Roca, Carlos Redondo. Edelio Ilarregui, Juan José Degratti, Antonio Mallada, Diógenes Montalva, Eduardo Bustamante, Carlos Clark, Alejandro García, Mario Arancibia, Néstor Bianchi, Renán Bilbao, Manuel Villarroel, Nicolás Bilis y Juan Manuel Goicoechea.

Aunque se mencionaba la intervención de todas las ramas del peronismo se observa en el listado que no había nadie por la Rama Femenina, debe ser porque aún en esos días no era común que una mujer estuviera realizando una actividad política a las 11 de la noche.

El reclamo político que llevó a tan singular toma de Radio Nacional Río Grande se fundaba en el hecho de que pasados muchos días de la asunción del gobierno constitucional…, el 25 de mayo; era el 13 de junio y no se advertía desde las altas esferas del gobierno una decisión que reemplazara a los funcionarios militares que nombrados por la denominada Revolución Argentina, continuaban gobernando en la Tierra del Fuego.

El número 5 de La Ciudad Nueva, periódico redactado por Leonor María Piñero, dio cuenta de estos pormenores, bajo el título que hoy repetimos en nuestro Ton&Son:

Radio Tomada.

Miércoles 13. Al término de su programa diario, y por espacio de una hora, un grupo encabezado por los señores Montes (Domingo Plácido) y Degratis (Degratti, Juan José), integrantes del Partido Justicialista local, tomó nuestra radioemisora LRA 24 RADIO NACIONAL RIO GRANDE. Los mismos pasaron comunicados solicitando al gobierno nacional el nombramiento de un nuevo gobernador. Se envió telegrama a Casa Rosada exigiendo dicho nombramiento en el término de 48 horas, pues de lo contrario se tomaría la Casa de Gobierno territorial, al decir de algunas versiones circulantes. Otras versiones señalan que la toma de la emisora se debe a que personal de la misma cuenta con más de dos puestos nacionales.

Se afirmó el jueves por la mañana, que en Ushuaia estaba tomada la Casa de Gobierno territorial.

Más allá de la orientación que da la crónica hoy se puede decir que los hechos ocurrieron así, a partir del informe de la Dirección de LRA 24, elevados a la superioridad:

En razón de algunos comentarios circulantes en la ciudad de que se podría proceder al copamiento de distintas oficinas públicas, el suscripto dispuso clausurar con llave la única puerta de acceso a la emisora.

A las 22.50, se hallaba en la planta baja del edificio la redactora de la filial, Emma Susana Cobos de Domínguez, completando tareas, en compañía de su hija (Roxana Domínguez), que hacía instantes había llegado en su busca. A la citada hora se llamó a la puerta, concurriendo la niña Domínguez introduciéndose entonces una cantidad de personas. Hecho lo cual, solicitaron mi presencia en el primer piso.

Puesto en conocimiento de lo ocurrido en la Planta Alta por la Redactora Domínguez, ya que me encontraba afectado a tareas de locución por enfermedad de la locutora Traberg, afirma el Director Interino Francisco Pérez, concurrí para determinar de qué se trataba. Las citadas personas, todas del sexo masculino, me manifestaron que en ese momento procedían a tomar pacíficamente la emisora y que era su deseo difundir tres comunicados y la Marcha Peronista, indicando además que pertenecían al Movimiento de Liberación Peronista Fueguino General Juan José Valle.

Ante mi consulta –informó Pérez- en el sentido de que si les solicitaba que desalojaran la emisora por el problema que, en alguna medida, representaba tanto para el suscripto como el personal que en ese momento se encontraba en servicio, me contestaron que no. Pedí entonces leer previamente los comunicados que se pretendía difundir y solicité el evita palabras ofensivas a personas o instituciones, hecho lo cual fueron difundidos por uno de los integrantes del grupo en forma continuada entre las 23.15 y las 23.55, con la Marcha Peronista entre uno y otro comunicado.

Durante el lapso que duró la ocupación la radio fue identificada con el nombre de Juan José Valle.

Estas referencias sobre la toma de la radio, y el posterior comentario periodístico en La Ciudad Nueva, pone en evidencia la fuerza del rumor en el Río Grande de aquellos días.

El rumor había dado cuenta al Director Pérez sobre la posibilidad de una acción de copamiento de la emisora a su cargo, el rumor había dado peso a Leonor María Piñero para consignar un descontento por una situación de privilegio laboral para motivar tal acción. Esta última descripción de Leonor nos lleva a recordar como con cierta envidia se veía el rol de prestigio desempeñado por los nuevos empleados, ninguno de los cuales tenía doble empleo nacional, si algunos, un segundo empleo y anterior empleo docente que en el caso ha sido siempre compatible.

Pero volvemos al tema de aquel 13 de junio cuando a la hora 23.55, también por ante micrófono se procedió a dar lectura al acta labrada al efecto, la que fue firmada por todos los integrantes -19 personas-, responsables de la “Toma pacífica”, dndo luego Pérez “cierre a la transmisión del día y se irradió la marcha militar Avenida de las camelias, como se hacía habitualmente.

Llama la atención desde la perspectiva de nuestros días la evidente restricción la práctica de la libertad de expresión, en las formas de comunicación de aquel entonces.

Una situación similar hoy pasaría por la simple lectura de un comunicado, el que sin censura, se daría lectura varias veces citando la fuente. Aunque no sería viable la emisión de la marcha partidaria, aunque esto también sería factible si todo se contratara con nuestro servicio comercial.

Pero lo cierto es que con un gobierno justicialista en la Nación, los peronistas de Tierra del Fuego no conseguía la designación de un gobierno de su mismo signo en el entonces Territorio Nacional, y debían articular una hecho de protesta para que sus urgencias tomaran estado público.

Los textos en cuestión eran del siguiente tenor:

A PARTIR DE ESTE MOMENTO LRA 24 RADIO NACIONAL RIO GRANDE QUEDA AL SERVICIO DEL PUEBLO Y DE LA RECONSTRUCCIÓN NACIONAL.

COMUNICADO NUMERO UNO DEL MOVIMEINTO DE LIBERACION PERONISTA FUEGUINO GENERAL JUAN JOSE VALLE.

1.- SOLICITAN LA INMEDIATA NORMALIZACIÓN INSTITUCIONAL DEL TERRITORIO.

2.-DESCONOCER TODA AUTORIDAD QUE NO HAYA SIDO ELEGIDA POR EL PUEBLO O POR SUS REPRESENTANTES, POR UNA PATRIA LIBRE, JUSTA Y SOBERANA.

RIO GRANDE, 13 DE JUNIO DE 1973.

Cuando a la hora 0.10 minutos los ocupantes “con la misma corrección que se comportaron en todo momento, procedieron a desalojar la emisora”, hicieron entrega del original del acta labrada al Director Pérez. Debe haber quedado este con una marcada intranquilidad, tal vez algo mayor a la de los que en ese momento cumplín turno, los operadores Hugo Enrique Hammar y Luján Muñiz. Aunque aquella misma noche se había tomado la Planta Transmisora pero no nos ha sido posible dar con documentación desde esa área que por entonces dependía del correo local.

Pronto sería designado gobernador Mariano Loedel, un gobernador platense que si era peronista no era residente en Tierra del Fuego, terminaría su mandato Gregorio Lloret, el marino que seguía con mandato heredado del gobierno de Lanusse, y que no tardaría en volver como una demostración del poder naval en la isla, y de los desencuentros del peronismo.

En una sobremesa compartida con Domingo Montes asegura que no se fueron a la hora 0.10 como dice el expediente, sino que se quedaron toda la noche.

El nombre del general Valle que convocó a los ocupantes de la radio bien pronto sería utilizado para denominar una barriada que crecería construida por el Banco Hipotecario Nacional, como Plan Evita, el Barrio General Valle, que tras el golpe del 24 de marzo de 1976 pasaría a llamarse Don Bosco, hasta nuestros días…


Parece mentira!

Parece mentira qué días atrás protagonizara con la Presidente en el Luna Park un encuentro con la juventud peronista, donde esa imagen de siempre, mordiéndose los labios aparecía junto a una proyección de un Juan Salvo que tenía su rostro.

Juan Salvo, el héroe de El Eternauta.

El que recorrió Buenos Aires atacada por una nieve mortal, en que sacó recursos de la nada para salvar a los suyos.

El Eternauta, obra que es hija de un desaparecido.

Néstor Kirchner que tuvo un sobrenombre de historieta –Lupìn- que fue perdiendo con el tiempo.

Extraviando la mirada encontró un camino que por años nos viene dando más tranquilidad a las mayorías argentinas, después de marcadas zozobras.

Es que todas las fantasías, todos los sueños que pasaban por él ahora deben encausarse en una realidad de silencios.

Parece mentira, pero es verdad, es la muerte.., tan cierta como la vida.

Y nadie construye una tumba más grande que su casa.

El que salió de este sur, se fue a hacerse de todas partes.

Su casa fue este país, esta angustiada pero a la vez esperanzada Argentina.

Una casa más grande, más nuestra.

Y ahora lo tenemos en un viaje de regreso.

Una escuela, un croquis y un recuerdo.

Hace unos años, mientras esperábamos el comienzo de una conferencia de prensa del Intendente Colazo (No me hagan acordar que la amansadora fue un invento radical), apareció Guillermo Muñoz de Toro con dos colaboradores y afanosamente comenzaron a medir el recinto que ocupábamos en ese momento.

El mencionado funcionario al verme inició un diálogo que tal vez se expresó en los siguientes términos:

-Mingo, ¿a qué no se imagina lo que estamos haciendo?

-Tomando medidas…

-¡Sí! Tomando medidas para hacer algo que nunca se ha hecho.

-¿Y qué será? –le dije apurando el trámite.

-¡El plano de la Municipalidad!

La verdad que no me extrañó que no estuviera hecho, dado que es costumbre fueguina hacer la construcción primero y los planos después, con lo cual las proporciones resultan impecables, no así siempre si se plantea la normativa en el sentido legal correspondiente.

Y también porque uno ha visto que en la esfera comunal los cambios estructurales internos de sus dependencias suelen ser continuos. No sólo en lo comunal, también en lo gubernamental. Recuerdo que se terminaba de inaugurar la primera etapa del Hospital nuevo y allí andaba el arquitecto Sanz viendo qué había que modificar de acuerdo a lo que opinaban las autoridades que recibían la obra. Y así apareció el pasaje Jorge Mansilla, del que podremos hablar en otro momento.

Porque ahora queremos señalar que donde hoy se levanta la Intendencia existió una edificación primigenia, producto de la suscripción popular, donde vino a funcionar la Escuela Nacional Nro.2, con el tiempo Benjamín Zorrilla.

El 14 de abril de 1952 fue el acto de habilitación y bendición del nuevo edificio de la Escuela 2. La Verdad, el semanario del pueblo, titula: REALIDAD JUSTICIALISTA. Se comenta que el edificio es obra de Evita, al tener la forma de una letra E.

¿Qué se podía hacer con el antiguo recinto? Se lo destinó para que allí funcionara la Comisión de Fomento que hasta entonces disponía de una pequeña oficina en Espora casi esquina San Martín, en los fondos del Hotel de Avelino Villa.

Numerosos ex alumnos de la vieja escuela fueron entrevistados por mi persona, pero nunca se me había ocurrido pedirles una descripción espacial del recinto escolar. Lo hice pronto, para saber un poco cómo era en cada tiempo, y la primer entrevistada fue Aída Pacheco, con el tiempo de Ibarra, quien dibujó en la fecha indicada en sus trazos un recuadro donde la calle Elcano estaría abajo, la línea en zigzag la actual entrada principal, en ese tiempo de acceso a un salón; aulas de un lado y de otro, y a la izquierda las letrinas, para niños, niñas y adultos.

La Aída de este primer recuerdo, la mostramos en una coronación de reina que se dio cuando todavía era alumna del establecimiento, y después vinieron otros recuerdos más con sentido arquitectónico, con otros alumnos, y con otros croquis…

¡Completamos la colección!

Y al final fue muy fácil. Mi cuñada –Alicia Cajal- tuvo la gentileza de enviar por encomienda las cinco monedas que desde junio circulan con motivo del Bicentenario de la Revolución de Mayo.

Marcial y yo habíamos comenzado a juntarlas, pero es escaso el circulando metálico en Río Grande, ahora tenemos el conjunto evocativo que pese centrarse en un hecho histórico, refleja circunstancias geográficas. Imágenes de la Mesopotamia, la Costa Atlántica, la Cordillera, la Puna y la Patagonia: con el Palmar de Colón, Mar del Plata con los lobos en primer plano, el Aconcagua, el Pucará de Tilcara y el Glaciar Perito Moreno.

No hay figuras humanas en el conjunto que por la otra cara muestra al sol en situación naciente.

Alicia manifestó que tendría que haber estado el Obelisco, y yo le dije que con los conflictos entre el Gobierno Nacional y el de la Ciudad Autónoma, que no se extrañe de la exclusión porque en el último de los casos tal vez tendrían que haberle pedido permiso a Macri.

Dejamos constancia que el Pucará es una reconstrucción realizada por José Imbelloni, no una muestra original de un monumento aborigen.

Somos un estado federal pero no se planteó una imagen por provincia. Y si hubiéramos podido elegir una de nuestra Tierra del Fuego, ¿nos habríamos puesto de acuerdo?

Mi madre era capaz de Toddy.


El té era la infusión cotidiana. Con tetera y colador siendo Cruzader la marca de la casa. Había otras que competían “Mazaguate” (más agua que té decía mamá), y otra de la cual teníamos un almanaque metálico de hojas recambiables: Melrose.

El café se mantenía a la espera de la necesidad de los mayores en la enorme y verde cafetera a un costado de la estufa, su aroma formaba parte de la geografía de la cocina.

Incluso en un rincón del aparador había atado con un elástico un medio paquete de yerba mate para cuando llegaran amigos y parientes de Argentina. Los que venían de Tierra del Fuego encontraban entre los cubiertos media docena de bombillas y terminaban cebando sus amargos en un jarrito enlozado, algo saltado, o incluso en un grueso vaso de vidrio, habitualmente destinado al vermouth. (Esta fue la primera palabra extranjera que aprendía e escribir correctamente). Los que llegaban de Santa Cruz eran más previsores, traían su yerba, su calabaza, su bombilla, y eran más de gustarlo dulce, señalando siempre que el azúcar en Chile tenía otro sabor. Por este lado, el santacruceño, llegó un día el frasco de Toddy.

Hasta entonces la leche se enriquecía con cacao, cacao que era amargo, un polvo muy fino distinto a la rústica cascarilla que se me servía a veces cuando salía de visita. El Toddy era diferente, era palatablemente exquisito y además tenía connotaciones de mi país, del cual yo no tenía memoria, y tomándolo que pasaba a ser un “pibe”, y me agregaba –al decir de mi padre- mucha más fuerza que el ñaco que se tomaba al menos una vez a la semana.

Yo ya sabía hacerme la harina tostada y cuidaba que no formara grumos, ¡pero preparar el Toddy era tan sencillo!: Tres cucharaditas del chocolate, dos de azúcar granulosa, y un chorrito de leche condensada; todo se batía, y después el agua caliente hasta llevar la taza. ¡No se imagina lo que era eso!

No se como era la cosa, pero ese frasco no terminaba nunca. Hasta que un día papá llegó con un producto de Nestlé –ya la leche condensada tenía esa marca- se llamaba Milo, era granuloso (muy apetecible por la forma en que se disolvía en la boca cuando no te veían y podías escurrirte una cucharada) y no había que revolver sino agregar sobre la superficie de la leche que iba cambiado poco a poco de color, con el agregado de cada una de las cucharaditas.

Cuando después de cinco años fuera del país volveríamos a Río Grande una de mis preocupaciones sería si aquí habría Milo; pero mi madre me consoló diciendo que sino estaríamos con Toddy nuevamente. En envase de aquel, de color caramelo oscuro, ya era un recipiente para mis bolitas.

Se hablaba sobre lo útiles que eran los envases de vidrio de ese color, para guardar medicinas caseras, o mermeladas artesanales. Pero yo nunca vi que se conservaran muchos en casas, al decir del tango que yo ya cantaba y que decía: “ya no hay en el bulín aquellos lindos frasquitos, adornados con moñitos todos del mismo color…”

Me parece que aquel frasco de Toddy siempre fue uno solo, y que se multiplicaba maravillosamente. No pasaba lo mismo con los envases de Milo a los que se les sacaba la etiqueta y después se los iba pintando de fondo de un color, y con lunares contrastados.

Pero mi ansiado reencuentro con el Toddy experimentó una gran desilusión. Cuando llegamos a Río Grande con una lata de Milo en la mudanza, pronto se acabó, porque los tres chicos que vivíamos en la pensión de tía Franka –Eduardo, Piluca y yo- demostramos rápidamente nuestra glotonería. Entonces llegó la hora del Vascolet, que era el sucedáneo existente en la despensa familiar. Y el Vascolet tenía un gusto indefinido, era grumoso, y hasta tenía un color más de dulce de leche que de cacao.

¡Era dura Tierra del Fuego!

Hasta que un día, cuando ya vivíamos en nuestra casa, papá llegó con el Neskik. papá siempre le llamó así, en tanto que mamá y yo bien pronunciábamos Nescui. Era volver al Toddy y al Milo, un poco de cada uno tenía este producto, que ya comenzó a servírseme en leche fría, leche que mi padre preparaba a partir de el producto en polvo llamado Nido, que también era de Nestlé.

Ya era escolar y solía en momentos clandestinos que me proporcionaba mi condición de hijo único tomar vertiginosamente ese preparado de leche y chocolate, polvos coloidales ambos, en un envase pirex a modo de mamadera que exigía un chupete ancho que cada vez era más difícil de conseguir. Bien recuerdo que por entonces en otros hogares eran visibles las mamaderas con un chupete en forma de un largo dedo, siendo el recipiente una oscura botella de cerveza.

En Billiken, revista que se había incorporado a mi cotidianidad, seguía existiendo la propaganda de Toddy que nunca llegaba a mi mesa. Tal vez sería porque Tierra del Fuego no sería Argentina.

Yo no había sido amamantado por mi madre, ni había crecido en un medio donde se dieran situaciones maternales tan elementales, pensaba que los pechos de las mujeres estaban en función de que pudieran usar “sostén” (corpiño); pero un día me llevé la gran sorpresa: fue cuando María Caruso de Granja, recién venida del Brasil con su hijita María del Carmen de tan sólo tres meses, estando en la cocina de casa peló la teta y calmó el llanto y la ansiedad de la pequeña. Yo me quedé mirando sin entender nada, mi madre un tanto avergonzada por el espectáculo que se me había presentado, me envió para hacer una compra.

Yo ya medio me sabía lo que los chicos no venían de París, pero se día por un momento pensé que tal vez las brasileras vendrían con mamadera incorporada, pensando en como harían para cargarlas de Toddy, o lo que se le pareciera.

Los mensajes de Zapatino.1

Aquí está el primer capítulo de una novela corta -¿corta?- que mis lectores en facebook habrán sabido apreciar. Los tramos siguientes buscan tinta de imprenta. Tal vez todo tenga un final feliz, aunque por ahora la cosa parece bastante funesta.

Zapatino llegó a la isla a buscar oro. Traía la chaya, la pala, el mercurio, y una primera botella para llenarla de su riqueza. Cuando no apareció nada de lo que buscaba puso un mensaje en la botella y la arrojó al mar. En vez de seguir buscando esperaba que cada marea le trajera una respuesta.

Nadie recuerda bien como comenzó la locura de Zapatino, ni cuando. Porque en la isla el rigor climático era dominante y no daba para pasar mucho tiempo junto a la costa esperando la contestación de un mensaje en una botella. Pero como la locura no daba para tanto, Zapatino tenía su refugio, el hotel de Cusiufu, que era el lugar donde pernoctaba y se alimentaba...

Llegaba a la cantina de Cusiufo poco después de que caía el sol. Pedía una botella de algo fuerte mientras venía la comida. Con una parte del alcohol se friccionaba los pies que traía semi escarchados, y daba cuenta del resto mientras escribía en una hoja de block su carta del día siguiente. Cada noche se lo veía más preocupado.

La gente comenzó a hablar mal de Zapatino porque vivía sin trabajar. Y en la isla se venía para eso. Y así fue como comenzaron a intrigar a Cusiufo preguntándole si estaba al día con sus cuentas de pensión de mesa y cama. Pero el patrón ¡que podía preocuparse!, eran tiempos sin inflación y la gente pagaba cuando cobraba... Algunos cuando vendían los corderos, otros cuando vendían la lana.

Zapatino, paulatinamente dejó de comer. Revolvía apenas con el tenedor el estofado de capón y chupaba su jugo, y dejaba el plato así para rezongo del cocinero y alegría de los quiltros. Poco a poco fue comentando a la gente que se le acercaban que había cosechado una enorme cantidad de oro y no confiaba en la gente, por eso mandaba mensajes en la botella a un amigo de confianza que vendría a buscarlo...

Algunos especularon sobre el lugar donde debía guardar Zapatino sus
botellas con oro. Otros pensaron simplemente que se había vuelto loco. En el hotel comenzaron a rondar algunos amigos de lo ajeno, se sentaban a
su mesa, trataban de sacarle palabra, de mirar de reojo lo que estaba
escribiendo pero había un problema para esta gente que o no eran muy letrados o no entendían el idioma o dialecto en que se escribía.

Un día de tormenta Zapatino no fue a la playa. Con la autorización de la señora de Cusiufo permaneció en la cocina realizando trabajos de orfebrería. Con el oro
que trajo de una botella fue construyendo aros de oro nativo: uno para su mujer, dos para comadres, dos para las hijas, y uno más para la dueña de casa. A ella se los dejó en depósito. Si le llegaba a pasar algo pagarían con holgura todos sus gastos.

Dos personajes del pueblo aparecen en la vida de Zapatino después del día tormentoso. Uno el ruso, otro el alemán. El ruso era comerciante y solía pagar bien a los oreros que presentaban su cosecha. El alemán era el subjefe de policía. Cuando el ruso llegó a lo de Cusiufo preguntando por Zapatino le dijeron que no había vuelto de la playa, lo que no sabían era que ya el alemán lo tenía arrestado. l
el alemán se lo tenía arrestado.le dijeron que no había vuelto de la playa, lo que no sabían era que ya
el alemán se lo tenía arrestado.

El ruso casi no durmió aquella noche del día que no encontró a Zapatino. Pensó que si era tanto el oro cosechado debía ofrecer el mejor precio, e incluso hasta vio la posibilidad de venderle un porcentaje de su negocio. Por eso no esperó y al amanecer se acercó a lo de Cusiufo para hablar con el minero. Allí se enteraría que no había aparecido en toda la noche. El ruso creyó prudente avisar a la policía.

Agarró para el lado de la Comisaría. En el camino le llamó la atención que no hubiera vigilancia en la garita que se levantaba frente a la obra del banco, y que otro tanto pasaba a la altura del futuro hospital. Fue al llegar a la Capacha que le preguntó al sargento Hernández si estaría en condiciones de recibirlo el jefe -¿Le digo que se trata del ruso? -Salisky, Salisky es mi apellido.

!Qué alboroto! Hoy diríamos que la tropa estaba acuartelada. En aquellos territorios nacionales los cuerpos policiales se conformaban con gente de las más diversas nacionalidades. El ruso se dio cuenta que todos hablaban de lo mismo, pero no podía entenderlos. De pronto en el entrevero apareció el Subjefe, y en atravesada frase le dijo, !Tu judío de mierda tendrás que salir de testigo!

Los recuerdos del comerciante se encadenaban en tantas humillaciones, pero el insulto venía con la prepotencia de ese alemán que lo metió con el hombro en esa pieza que olía desagradablemente, llamando a gritos: -!Escribiente, a su trabajo¡ Entonces Salinsky sintió que algo golpeaba a sus espaldas. Todo se lentificó. Pero finalmente se dio vuelta y allí estaba: el cuerpo de Zapatino colgando de una viga del techo.

¡Cuándo la sabiduría está en la calle!


Para estos tiempos en que mandatarios y escribas, educadores y predicadores, especuladores y manirrotos, malechores y bienhechores parecen todos alimentar los conflictos existentes (nuevos o viejos); traemos la imagen capturada el verano de 2004 sobre un paredón de Pico Truncado.

Esa que podríamos tener en cuenta más a menudo:

El conflicto no es una pelea.
El conflicto es algo natural en la vida.
No es el conflicto lo que causa discordia.
Sino la manera en que este es manejado.

La mayor cantora fueguina


Se llamaba Lola Kiepja y falleció en el Hospital de Río Grande el 9 de octubre de 1966. Su canto era ancestral, renovaba los vínculos entre los hombres y el cosmos.
Una extranjera, Anne Chapman, los fue registrando en su casas de tablas en la zona del Lago Khami.
Nos dejó para recuperarla una canción de cuna: se escucha así en esta semana cercana al consumo, la voz de las primeras madres.

El link nos lleva:

www.memoriachilena.cl/temas/audio.asp?id_ut=rito,chamanismoymusicaselknam

Los mensajes de Zapatino

Ante el anuncio de mi alta médica para el próximo 22 de de octubre algunas cosas se renuevan en mi cotidianidad. Por eso al volver a mi blog -como lo he intentado últimamente una vez por semana- condenso los variados escritos del facebook que hacen referencia al paso de Zapatino por nuestra isla. Sigan el folletín por ese medio, y el folletón se actualizará por aquí, de tanto en tanto...

Zapatino llegó a la isla a buscar oro. Traía la chaya, la pala, el mercurio, y una primera botella para llenarla de su riqueza. Cuando no apareció nada de lo que buscaba puso un mensaje en la botella y la arrojó al mar. En vez de seguir buscando esperaba que cada marea le trajera una respuesta. (viernes 01-10-2010)

Nadie recuerda bien como comenzó la locura de Zapatino, ni cuando. Porque en la isla el rigor climático era dominante y no daba para pasar mucho tiempo junto a la costa esperando la contestación de un mensaje en una botella. Pero como la locura no daba para tanto, Zapatino tenía su refugio, el hotel de Cusiufu, que era el lugar donde pernoctaba y se alimentaba... (sábado 02-10-2010

Zapatino llegaba a la cantina de Cusiufo poco después de que caía el sol. Pedía una botella de algo fuerte mientras venía la comida. Con una parte del alcohol se friccionaba los pies que traía semi escarchados, y daba cuenta del resto mientras escribía en una hoja de block su carta del día siguiente. Cada noche se lo veía más preocupado. (lunes 04-10-2010)

La gente comenzó a hablar mal de Zapatino porque vivía sin trabajar. Y en la isla se venía para eso. Y así fue como comenzaron a intrigar a Cusiufo preguntándole si estaba al día con sus cuentas de pensión de mesa y cama. Pero el patrón ¡que podía preocuparse!, eran tiempos sin inflación y la gente pagaba cuando cobraba... Algunos cuando vendían los corderos, otros cuando vendían la lana. (miércoles 06-10-2010)

Zapatino, paulatinamente dejó de comer. Revolvía apenas con el tenedor el estofado de capón y chupaba su jugo, y dejaba el plato así para rezongo del cocinero y alegría de los quiltros. Poco a poco fue comentando a la gente que se le acercaban que había cosechado una enorme cantidad de oro y no confiaba en la gente, por eso mandaba mensajes en la botella a un amigo de confianza que vendría a buscarlo... (jueves 07-10-2010)

Algunos especularon sobre el lugar donde debía guardar Zapatino sus
botellas con oro. Otros pensaron simplemente que se había vuelto loco. En el hotel comenzaron a rondar algunos amigos de lo ajeno, se sentaban a su mesa, trataban de sacarle palabra, de mirar de reojo lo que estaba
escribiendo pero había un problema para esta gente que o no eran muy letrados o no entendían el idioma o dialecto en que se escribía. (sábado 09-10-2010)

Entre bodrio y bodrio.

Terminó septiembre y en la Casa de Gobierno todavía debe rumorearse la visita de Isabel Sarli a la gobernadora fueguina.

“La Coca” llegó a Ushuaia por una gestión del dirigente justicialista Mario Daniele, que trajo a la vez la proyección que aquella película “El último amor en Tierra del Fuego”, que filmara Armando Bó en 1978.

¿Quién recuerda a Isabel en aquella primera visita?

¿Quién sabe si el primer mandatario de entonces –Luís Arigotti- la recibió a la Sarli 32 años más lozana?

Cuando por Río Grande llegó la noticia se las filmaciones de ese cine que en tiempos de censuras múltiples era considerado escandaloso, supimos que la diva no pasaría de Lago Escondido, que su visita sería corta y escondida y que habría que esperar para ver que imagen se transmitía de nuestro territorio.

Los gobiernos siempre tenían una oferta para Ushuaia y otra para Río Grande. Situación que ahora parecer volver.

La muchachada comentaba que mientras los ushuaienses disfrutarían de la presencia de Isabel, nosotros deberíamos conformarnos con Mojarrita Agüero, un santafesino que venía a batir su record de permanencia en el agua maniatado. El chiste era que mientras a Mojarrita había que ayudarlo a flotar, “la Coca” flotaba sola.

Cuando se vio en el cine Roca algo más de un año después hubo un poco más de concurrencia que la habitual para este tipo de cintas, pero de las conclusiones generales –dadas sobre sus desnudos o el tema paisajístico- no se salía del bodrio.

Los primeros años de la década estudiando en La Plata asistía a la tentación de la figura de la Sarli, casi de continuo en las carteleras del cine Roca, situado frente a la estación del ferrocarril; o en el Belgrano –situado sobre Diagonal 80, cerca de la capilla de San Ponciano- lugares de reconocida sordidez en los cuales se decía había que entrar con tres puñaladas de ventaja.

Volviendo a la semana no encontramos en la prensa capitalina ninguna referencia a la película en sí, cuya proyección fue anunciada pero no comentada en su desarrollo, ni con algún juicio valorativo sobre la misma.

La Secretaría de Comunicaciones de la gobernación publicitó el encuentro entre Fabiana e Isabel, en el cual la primera aseguró su emoción por encontrarse ante una figura de nuestra cultura, y la segunda recordando la Ushuaia que conoció manifestó que ahora si dan ganas de quedarse a vivir por aquí.

La funcionaria le entregó un ramo de flores, pero obvió plaquetas recordativas, o decretos destacándola a la ex Miss Argentina como visitante ilustre o algo por el estilo.

Las flores se habrán ido marchitando.

Oirdob y oirdob ertne.

Soy lector de la revista Caras y Caretas en su última etapa dirigida por Felipe Pigna. No coincido plenamente con la línea editorial, pero la publicación me alimenta. Ingreso en muchos casos a ciertas actualizaciones sobre las novedades en el mundo cultural, ese que por ser porteño –espacio central de las temáticas de CyC- se encuentra distante.

Así fue que meses atrás me enteré de la existencia de un cineasta argentino Lisandro Alonso, hombre reconocido en distinciones y premios y que venía de presentar Liverpool, una película filmada en Ushuaia.

Internet, Youtube, me fueron dando anticipando referencias altamente positivas a toda la obra de Alonso. Y yo comencé a gestionar la posibilidad de verla.

¿Se había estrenado Liverpool en Ushuaia?

¿La veríamos en el cine local?

Sería cosa de esperar.

Hace poco por Leedor encontré la noticia de la oferta para tenerla contra reembolso, y así llegó a mis manos.

Por razones de organización familiar tardamos dos semanas hasta encontrar un momento para verla todos juntos. Una película aparecía consignada como la MEJOR por el Festival Internacional de Cine de Gijón y el Cannes 2008 Quinzaine des Réalizateurs.

Desde la contratapa del estuche de DVD, había un comentario sugerente:

“Farrel es un hombre de 48 años que vuelve en barco desde algún lugar muy al norte, vuelve a retirarse de todo, vuelve a ver si su madre todavía vive, vuelve porque ya nadie confía en el dentro de los barcos, porque no sabe si existe algo que lo haga pensar diferente, algo distinto a que no hay nada mejor en el mundo que el próximo vaso de alcohol. Vuelve por que si algo se lo permite podrá pedirle perón a su madre, a lo mejor así queda liberado de algo que no cierra en su cabeza, algo oscuro en su confusa memoria. Un día sin saber muy bien porque, en vez de caminar de vuelta a su casa se subió a un barco y desapareció unos veinte años. Trabajó por diferentes lugares y ganó dinero para pagar las mujeres que conocía en los puertos del norte. Amigos no hizo. Ahora en medio de toda la nieve regresa a su pueblo, continúa llenando vasos y encuentra nuevamente la casa de su madre, pero esta ya casi no habla y casi tampoco escucha. Farel la observa sin ser visto, la espía desde afuera hasta que el frío lo penetra y decide entrar a la casa. Su madre duerme, Farrel revisa las cosas buscando algún objeto del pasado, Farrel anima la estufa con unas maneras que encuentra en el piso. Farrel encuentra una foto. Farrel encuentra un nuevo pariente”.

Toda esta narración, sobre todo en lo vinculado a la interioridad del personaje no aparece explícita en ningún momento de la película.

El director deja a la cámara filmar en prolongadas escenas sobre un mismo paisaje de fondo, donde los personajes transitan sin prisa. Los 84 minutos se vuelven interminables. Farrel casi no habla, y en la primera parte de la realización toma con frecuencia e insistencia alcohol desde una botella que lleva en su reducido equipaje.

La Tierra del Fuego que muestra en pobre, sórdida y contradictoria; no podemos decir que la cinta haya sido filmada para vender las bellezas de nuestra isla, tal vez sí alguna de las miserias, aunque la condición de miserable reside más en este Farrel que vuelve, que en los que se han quedado.

Al volver sobre los créditos descubrimos los agradecimientos a la Municipalidad de Ushuaia, y al gobierno provincial; situación que nos da prueba de la constante ayuda que desde los sectores de poder se dan a quienes llegan, en muchos casos por sobre la que se brinda a los que están en el lugar.

Les podría hacer alguna referencia a Analía, la pariente que Farrel no conocía y con la cual parece complacerse obsequiándole un pan y algo de dinero. La joven muestra tener limitaciones intelectuales, en algún momento alimenta a las ovejas como quien tira pasto a las gallinas. En otro momento va tras un hombre mayor, tal vez ligado como pareja con la madre de Farrel y obtienen un zorro con una trampa… En el final en manos de Analía aparece una revelación del nombre de la película, en una clave análoga a la del Ciudadano Kane de Orson Wells.

Al terminar de verla –todo un sacrificio- anhelé poder volver a ver “El último amor en Tierra del Fuego”, pero en el cine aquel, al que se entraba con tres puñaladas de ventaja.