AQUELLOS FUERON LOS DIAS. 9

Oscar Martínez iba a juicio en 1997, por su participación en los hechos del desalojo de la fábrica Continental en Ushuaia, dos años antes, episodio en que muere Víctor Choque.

Una comisión destinada a repudiar el enjuiciamiento difundió un volante donde se reflejaban posicionamientos comunitarios de respaldo.

En ellos los de “Sr. Jorge Colazo, Intendente De Río Grande”-

Yo tengo una posición personal, me parece que los trabajadores tienen sus derechos, sus obligaciones y las cumplen como tal, esto es una medida. ¡Ojo! Que yo estoy con la justicia, creo que la justicia de Tierra del Fuego es una de las mejores del país, pero lo que han denunciado me parece que es ir en contra de los trabajadores, especialmente cuando se rompe una puerta. Por ahí hay personajes en este país que se robaron millones de dólares y no les hacen nada, pero bueno, estamos en democracia, los poderes trabajan libremente.
Espero que Oscar tenga suerte, Oscar es un militante del campo nacional y popular y como colega mío le deseo la mejor de las suertes y sabe que tiene un amigo que lo apoya siempre en estas luchas por defender los derechos del trabajador.
  


En la foto lo vemos a Colazo, unos años después, acompañado del Doctor Ricca, su abogado defensor. Ya había sido enjuiciado políticamente por la legislatura siendo gobernador, y separado del cargo. Ricca había dejado un cargo de juez luego que se involucrara una vinculación suya con la defensa de funcionarios considerados corruptos en Brasil.

Con el tiempo el trabajo del abogado sobre la justicia fue bueno, y Colazo pudo seguir con un desempeño electivo a nivel nacional que lo colocó como Senador de la Nación por el partido de Patti, enrolándose luego en áreas kirchneristas.

Pero pese a su popularidad nunca consiguió como Martínez la conformación de comisiones de apoyo a su gestión.



HISTORIAS DEL VIENTO.5. Ladridos.

En oportunidad de realizar hace unos años una visita a Río Grande el arqueólogo Ernesto Piana, pude entrevistarlo y me llenó de inquietudes.

Una de ellas tenía que ver con la raíz del exterminio aborigen en el norte fueguino y de alguna manera me hizo entender que este proceso se había repetido en otras partes del mundo.

El pastor necesita de la tierra para sus ovejas, y con ello cualquier presencia humana que compita con sus majadas debe ser eliminada.

No pude dejar de pensar en aquel momento en la cuestión de Medio Oriente, donde dos pueblos pastores: judíos y palestinos, trataban de excluirse de aquella tierra. Pastores que se convierten en lobos y protagonizan cada tanto sangrientos episodios que luego nosotros, en nuestro esquema de amores y odios, pasamos a interpretar con favoritismos para unos y otros.

Y haciendo memoria sobre el escenario bíblico me preguntaba sobre el mandato aquel del anciano demiurgo que prefirió las ofrendas del pastor, a las del agricultor, condicionó el primer crimen de todos los tiempos, y condenó a posteriores a los cainitas –los hijos del hermano asesino- a llevar una marca horrible sobre su rostro.

Pero hubo experiencias menos míticas, y que están al albor de los tiempos que aquí en el sur se tradujeron en el desarrollo de la ganadería. Los mismos ingleses, para los cuales criamos nuestros ganado dispuestos a proveerlos de su lana, y posteriormente de su carne, resolvieron su conflicto plurisecular con los escoceses expulsando las tierras antes para que estas fueran dedicadas plenamente a la cría del lanar. Los higlanders –que no son los de la zaga cinematográfica- debieron buscar destino en las zonas costeras, se vieron privados de sus vestimentas características y finalmente buscaron con la migración mundos más tranquilos y esperanzados en la colonización británica de Oceanía, en la de América del Norte –colonias ya independizadas- y algunos también con el tiempo en la lejana Sudamérica.

Ese proceso vivido en Escocia tuvo su punto álgido en 1792, cuando quedó en evidencia la política inglesa de limpieza de la tierra, sacar a los hombres para dejar espacios para la cría de los animales que con su lana contribuían a la industria revolucionaria de aquel entonces.

La ocupación británica de Malvinas se dio conflicto por la utilización del recurso marítimo, representado por la caza de ballenas y de lobos marinos, la industria pelífera tributaria de china, y la producción de sebo para iluminar Londres y Nueva York. Pero con el tiempo se descubrió que el archipiélago era propicio para la cría de lanares y a la vez una suerte de laboratorio donde podría experimentarse con su cría, en un medio apropiado pero desconocido. Además Malvinas salvo el pequeño contingente gaucho que se manifestó enconadamente con Antonio Rivero, no tenía una población que desalojar para posibilitar la limpieza que se requería de la futura tierra lanar.

Malvinas era una llave para las comunicaciones de la América Meridional en cuyo escenario se expandería la cría extensiva de los ovinos. De Malvinas llegan los primeros animales al Estrecho de Magallanes; a Malvinas va el gobernador Moyano para encontrar entre sus pobladores quienes quieran recibir campos para desarrollar en ella su condición de farmers, en lenguaje criollo: estancieros.

Los escoceses desalojados de sus tierras altas para funcionar como nuevo territorio ganadero habían pasado a ser sinónimos de conocimiento en la cría de las ovejas.

Un siglo después inversores que no eran de cuño británico pensaban que con escoceses a su lado la estancia funcionaría eficazmente.

Uno de ellos fue José Menéndez. Ronny Mac Donald que durante años fue contador de la María Behety lo reflejó cuando me contó en un reportaje como llegó su padre. Desempleado en Edimburgo se enteró que estaban requiriendo de hombres con experiencias para ir a trabajar al Streit of Magellan, supo de lo que se pagaba, pero se enteró a la vez que debían hacerlo con un perro que supiera del oficio. Como este hombre no tenía perro con ese conocimiento, pero si urgencia laboral, tomó un perro callejero y con él se presentó, fue embarcado y partió a hacerse la América.

Nadie sabía bien donde quedaba ese país, alguien dijo que el único problema sería el viento, el viento, el viento…

Como Mac Donald  venían otros experimentados escoceses que afrontaron la dura travesía naval –no eran gente de mar- hasta que la nave atracó en las costas de San Gregorio. Los perros que viajaban en peor condición que “sus dueños” en bodega fueron llevados a cubierta, y cuando se dispuso de una rampa para que pudieron ir bajando buscaron la tierra con desesperación, en la tierra apuntaron hacia el horizonte, y corrieron y corrieron hasta perderse en la lejanía, tal vez tratando de llegar hasta Escocia, o bien alejarse de ese recinto torturante que había sido el barco.


Ninguno de aquellos hombres de tierras altas, condicionados a ser desempleados en tierras bajas, sabía mucho del oficio; en ese sentido no era muy distinta su experiencia a la de los perros que circunstancialmente habían tomado como propias, para conseguir empleo…


Era cosa de comenzar, en la nueva tierra, con un nuevo oficio, y con otros perros que se le pusieran al alcance de la mano.., y no les fue tan mal.

Además la tierra se estaba limpiando.

EL PADRE JOSÉ FORGACS y sus pasos santacruceños. 17 y última entrega.


Venid y vamos todos..


Vayamos jubilosos...


El barril y el aceite..


El agua bautismal y sus oleos...


Escuchando la palabra..


Bendición de bandera en misa campal.



El equipo va creciendo.


A estos los tengo que sacar buenos!

Destape antártico.

Promediando los 70 las librerías argentinas comenzaron a recibir las primeras novelas del escritor bahiano Jorge Amado. Cargado de un intenso color brasilero, y de una Brasil lejano y desconocido, toa una generación joven, y algunos elementos más maduros de ella, se hicieron a la obligación de ir leyéndolas hasta darle a cada publicación el rango de best-seller.

Se habla de la invitación tácita del autor a que sus novelas, cargadas de una gran sensualidad, fueran leídas en pareja; y así fue que cumplimos con Gabriela Clavo y Canela; pero la segunda adquisición fue Teresa Batista, cansada de guerra (o la chucha de oro), donde la lectura fue solitaria y creo que terminé de leerla en mucho más tiempo del que empleaba habitualmente en este tipo de práctica: consumida en sus dos terceras partes elegía en algún momento volver a la novela, tomar un párrafo, una escena al azar, y sumergirme en su eroticidad  siempre manifiesta.

Dispuesto fue el camino de manera diferente cuando se impusieron las noticias de otra gran obra Doña Flor y sus maridos, ya estábamos en los ochenta y había un despertar crítico y artístico a esa altura de la dictadura que llevó en Buenos Aires a la presentación de una obra de teatro sobre aquella novela.

El público porteño se atrevió de inmediato a llenar la sala en la que la obra dirigida por Paoloantonio salía a escena cuando ya se estaba filmando en Brasil una versión cinematográfica, de la mano de una actriz de apellido sugerente: Sonia Braga.

La autoridades militares prohibieron la representación teatral, el eco inmediato fue una mayor demanda de la novela, y la aparición de la película puso en jaque a la dictadura que no sabía como mantenerse en sus cánones represivos, y no alterar las relaciones con su principal socio –Brasil- que mostraba al mundo en esta película su acervo cultural, y sus liberalidades sociales.

No obstante ello…, ¿quién puede decir que vio la película aquella.. la de Badinho, en ese tiempo? Y digo la de Badinho,  porque de los dos maridos de Doña Flor era aquel por el que más espectadores tomábamos partido.

Yo fui uno de en verla, y eso ocurrió en la Antártida.

Enero de 1982.

La firma Antartur promovía cruceros a la Antártida. Saliendo de Ushuaia, navegando en el ARA Bahía Buen Suceso se recorría Melchior, Decepción y Bahía Paraiso haciendo desembarcos en algunos de estos lugares, en solo uno de los cuales –Estación Científica Almirante Brown- encontramos presencia humana.

Este último destino será el escenario de nuestra primicia cinematográfica.


 Se había invitado a la dotación de la base integrada por personal civil y dependiente de la Dirección Nacional del Antártico. Se estableció para ello un tercer turno de cena, y se invitó a parte del pasaje y la dotación de la nave que comandaba el Capitán de Ultramar Osvaldo Niela a una sobremesa. Yo estuve entre los elegidos, el otro que interesa para esta historia era el cura párroco de Ushuaia, el sacerdote salesiano Juan Ticó.

Su aparición en el lugar despertó murmullos, parece ser que el cura sin saberlo se coló y su sola presencia podría acondicionar la parte más importante del festejo: es que se había dispuesto la inmensa videocasetera betamax para ver una película más que polémica: Doña Flor.., y todo lo demás. ¡Y se pensó en una censura eclesiástica!.

Pero cuando uno intentaba buscar la forma de disuadirlo al cura, invitándolo a acostarse temprano para ser de los primeros en participar al día siguiente de la aventura de subir al Monte Sanavirón y deslizarse desde su altura sobre una bolsa de nylon, hubo otro: un divertido maestro de música alemán que enseñaba en Colombia que no entendiendo esto de la censura dijo que el cura estaría más que preparado para comprender los pecados de los protagonistas, y las complicidades del público antártico.

Y así comenzó la cinta: con el comedor abigarrado de concurrencia masculina, las tres guías turística de Ushuaia, y dos señoras mayores a las que se les había obsequiado el viaje en mérito a su condición de antiguas pobladora; ellas eran la Piba Finocchio y la Emilia Bonifetti; entre ambas y en primera fila el cura.

Cuando comenzó la proyección comenzaron los problemas: la película estaba en portugués y el subtitulado en inglés. Alguien sugirió que muchos sabían de esta última lengua, y que el idioma del país vecino era entendible. Otro que la había visto varias veces, el médico de la excursión, dijo que la película se podía entender con solo mirarla.

Pero en el mirarla aparecían escenas procaces, que llevaron a la Piba a sacarse los lentes, y a la Emilia a ajustarse los suyos. En medio de ellas el padre Ticó descubrió que el portugués no le era ajeno e inició una espontanea traducción. ¡Pero qué problema cuando se tropezó con ciertas voces del argot y la picaresca propia del relato! Ticó se dio cuenta que entendía, pero no podía por su investidura buscar el sinónimo castellano, por lo que se enclinó por voces latinas que le dieron a su discurso un carácter más erudito.

En algún momento nos reíamos tanto más de lo que decía el padre, de lo que se decía en pantalla. Y así llegamos a reinos y reírnos, y también a ponernos colorados.., pero el cura: ¡El cura fuer el que más se rio, y sin sonrojarse en ningún momento! Cuando terminó la película y todos sin comentarios marcharon a sus camarotes, Ticó fue el que inició el aplauso.

Habíamos participado de un hecho de libertad en las lejanas fronteras de la patria, de una patria donde muy pocos podían darse estos lujos y placeres.

Del tema no se habló más, al menos con el cura.

Al día siguiente nos despedíamos de ese punto de destino y Ticó pensó en oficiar una misa de acción de gracias antes de levar anclas. Asistieron la totalidad de los integrantes de Almirante Bown, menos el cocinero, y el cura –en medio de la ceremonia- junto a las variadas intenciones incluyó una –con cierta picardía- “y por las intenciones de Doña Flor y… -allí de quedó pensando- ¡y de Doña Flor!


Ese año la nave que nos llevaba partió con la gente de Davidof a desguazar las instalaciones balleneras en las Georgias, y fue el detonante de la guerra de Malvinas. Más tarde en Puerto Argentina funcionó como buque hospital, y allí quedó encallado. Tal vez entre sus pertenencias llevaba todavía la película que hoy formó parte de nuestra historia.

RASTROS EN EL RIO.91*“Con los años un premio nacional de literatura abordaría su memoria para generar una imaginativa e interesante novela. En aquel momento la tarea del cronista pasaba por rescatar a aquel hombre del espacio que se reservara solo en la íntima memoria de los que lo conocieron.”

Cuando uno intenta construir casi desde la nada –por que son nada las mínimas palabras guardadas por la memoria de los hijos- estas historias de inmigración, es casi inevitable ceden a la sensación del milagro.
                                                      Cristina Piña

¡Bravo comisario de la vieja Patagonia!

No era posible definir la personalidad de Don Milton Roberts sin encontrarnos con esos dos calificativos de bravura y antigüedad; y eso desde el primer momento en que se supo a cargo del Jugado de Paz en el pueblo de Río Grande.

Un policía retirado que venía a cubrir una de las más antiguas funciones del Estado, en un paraje austral donde no se mostraba demasiada presencia de “La Nación Argentina”, un galés –vale bien definirlo por su étnia- que se ubicaba en el puesto que otrora desempeñaran temperamentos tan disimiles como Mc Lennan y Telmo Suárez.

Roberts llegó con parte de su familia y trató de encontrar de entrada las necesarias similitudes que estimulen su arraigo al nuevo suelo; a fin de cuentas no era tan diferente a tatos puntos del litoral sureño que tanto conocía.

¡Había tanto que hacer..! si se quería, y Don Milton así lo quiso.

Una chispa de estilos arquitectónicos galeses han quedado encendidas en varias construcciones que nacieron a de su impulso, pero una sobre todo –casona de fantasmas no hace mucho- elegante y restaurada ahora, es la herencia de su laboriosidad: el edificio primero del Juzgado de Paz local.

Es que entre a menos relatos mandibuleados con su acento británico, acerca de sus experiencias de cazador de hombres en la policía sureña; con la pericia que él y su esposa ponían de manifiesto en certeros disparos de armas de fuego que los llevaban a ser campeones de tiro en Río Gallegos, llegaron al corazón de la gente del lugar y entre los más pudientes lograron las subvenciones necesarias para construir lo que durante un tiempo sería su hogar.

En el solar B de la manzana 55 se levantó la casa de la justicia de alto porte y cumbrera, chimenea y galería, donde se comenzaron a componer líos y entuertos de los contornos y registrar los hechos vitales de la vida, muertes y “acollaramientos”.

La suscripción popular que pagó el edificio alcanzó los $ 6.794 de aquel entonces. Entre los cuarenta y siete donantes figuraba Alejandro Menéndez Behety y la Estancia María Behety con la mayor contribución $ 650, hasta llegar a Antonio Roque que sólo puso dos docenas de monedas de un peso; entre todos esos números es de recordar que el techo –con sus cien pesos de costo- fu cubierto por una directa contribución de Federico Romero –joven estanciero-candidato a yerno del juez Roberts.

El juzgado fue la segunda edificación de importancia de la cuadra, donde nacía también el Banco de la Nación Argentina, y la conducta de su morador era observada los largos días de verano cuando por las noches se lo solía ver –en familia- muy atareado en su jardín, de ida o venida en el tradicional paseo de la playa.

Pero aunque muchos llegaban a suponer que el Juez, bajo el escudo oval de la repartición, estaba arreglando las plantas florales, no era así. Lo más probable es que “el cazador de hombres” –temido por eso- después de un estudiado itinerario por la bajamar de la ría se encontrara como “pescador de algas” preparando los materiales para sus no poco famosos cuadros de algas marinas.

Don Milton había cobrado interés por este habito pacencioso en su tránsito por Puerto Deseado donde el Sr.Ziemlke lo puso en contacto con esos ikenabas secos en cartulina.

La tarea la comenzaba en la solaz de una tarde, calmo ya el viento, donde se procedía –en familia- o con amigos a recolectar los yuyos del mar depositados en la costa, eligiendo las de mayor variedad en colores y formas.

Llegados a la casa de familia, Roberts procedía a secar los ejemplares sobre papeles de escasos diarios viejos que se pudieran conseguir, o simples cartones, en el jardincito de la casa durante dos días se los lavaba cuidadosamente con agua de pozo para quitarles la sal marina en una pileta grande. La tercera parte del procedimiento estético aplicado a las algas de nuestra costa pasaba por extenderlas sobre cartulinas blancas, del tamaño adecuado al motivo o cuadro que se quería obtener tratando de separar en una fuente o asadera colmada de agua de mar los gajos de algas, dándole con escarbadientes y palillos una adherencia al cartón y la forma que la imaginación del autor creía conveniente.

De la mano del Juez salían a veces flores, a veces plantas, porque no ramas, árboles o paisajes que según su habilidad o su paciencia terminaban una vez secados y envidriados adornando todos los rincones de la casa, convirtiéndose en tributo de amistad para el visitante, en un fácil obsequio.

De allí una importante provisión de cartulinas, secantes, vidrios y cinta engomada que debía compara Roberts directamente en el norte, porque su consumo superaba el de toda la población en estos rubros.

Un día Milton Roberts se fue. Dejó enredados en varias estirpes fueguinas la sangre de sus hijos. De su estar por aquí fuimos dibujando con la memoria de quienes conocieron sus intrépidas aventuras de joven servidor público en el sur, sus tradiciones galesas, el infalible cazador de conejos, revólver en mano, auto en marcha: y ese singular afán por hacer algas y artesanías...

Buscamos infructuosamente una muestra del producto de su ocio, afán irrepetido por quines le sucedimos en esta costa, pero todo parece haberse perdido; aunque en una importante muestra que en algún momento se hicieron de sus trabajos en la Capital Federal la revista Caras y Caretas lo presentó como “El cazador de hombres –el pescador de algas”.

-¡Viejo comisario de la brava patagonia! –siguen diciendo hoy los que lo recuerdan al singular Milton Roberts.


 Juzgado de Paz de Río Grande y vivienda del Juez, señor Milton Roberts, en cuyo jardincito del frente se secaron las algas marinas, después de seleccionadas.


Estado actual de aquella casa..


TRÍPTICA NACIONAL.HISTORIA.9. Una deuda externa que nos llevó a poner en venta las Malvinas.1

En el año 1824 el gobierno de la Provincia de Buenos Aires por ese entonces a cargo del gobernador Martín Rodríguez, negoció con la compañía bancaria Baring Brothers de Londres, Inglaterra, un empréstito por un millón de libras dando, origen a la deuda externa argentina.

En principio este capital iba a utilizarse para la construcción del puerto, para el establecimeitno de nuevos pueblos y para obras de salubridad.

Pero entre comisiones, seguros, amortizaciones, coimas, gastos e intereses por adelantado, llegó al país cerca de la mitad del monto total del préstamo (resulta difícil saber con exactitud la suma que llegó al país.

Circulan, entre los historiadores, distintas versiones, algunas determinan que el monto que arribó al país no fue mayor a 160.000 libras.

Por otro lado, no se realizaron ninguna de las obras para las cuales el empréstito habìa sido contratado. El dinero que llegó se disipó en otros gastos, como los resultantes de la guerra con Brasil.

Martín Rodríguez tenía en su elenco ministerial a Bernardino Rivadavia, el que años después será presidente en la experiencia unitaria que terminará con la mal negociada guerra con el Brasil que se ganó en el campo de batalla y se perdió en la diplomacia.

Cuando asumió Rivadavia la deuda externa alcanzaba los 1.202.301, y en julio de 1827, al finalizar el mandato subía a 13.100.795.

Para 1828 cuando cae gobierno de Dorrego en la Provincia de Buenos Aires la deuda de las provincias unidas alcanzaba los 17.698.173. pesos.


La deuda  con la Barig, tras varias negociaciones infructuosas, incluido el ofrecimiento de las Islas Malvinas en forma de pago, terminó de pagarse recién en 1904, ochenta años después de la toma del crédito, por un monto ocho veces superior al original.

Los defensores de Rosas.

Encontramos en su descendiente JOSE MARIA ROSA conceptos explicativos sobre el porque de aquel intento de venta de las Malvinas, para saldar deudas y salir del default con Gran Bretaña. 

Todo se da al quinto año del segundo gobierno de Rosas, ese que asume con la suma del poder público- y donde se habían experimentado bloqueos ingleses y franceses sobre el Río de la Plata, y una situación heredada del incumplimiento por parte de Buenos Aires de los compromisos con el empréstito, que perjudican a pequeños ahorristas ingleses.

"La casa Baring envía un comisionado ante Rosas llamado Falconet. En 1940, el partido liberal inglés gobernante, está ganado por los comerciantes y los ahorristas, y Palmeston (el Premier) poco menos que ordena a Thiers -mayo de 1840- el cese de la intervención francesa. En consecuencia, Francia retira el bloqueo en el Tratado Mackau-Arana de octubre de ese año".

Leemos en la página 79 de DEFENSA Y PERDIDA DE NUESTRA INDEPENDENCIA ECONOMICA:

"Pero Rosas no puede, o no quiere, reanudar los servicios. Entretiene a Falconnet hasta 1842 con las "necesidades de guerra", que diferían sus buenas intenciones, hasta la terminación de la misma. Ante las exigencias de Falconnet -afirmadas con la conducta del almirante inglés Purvis en Montevideo- el ministro Insiearte le insinúa que podía cumplirse totalmente los servicios atrasados y pendientes si Inglaterra compraba las Malvinas, pero, claro, reconociendo previamente la argentinidad de las islas. Falconnnet escribe entusiasmado a Londres, pero el Foerign Office descarta la posibilidad: Inglaterra no podía reconocer la "argentinidad" de las Malvinas, ni estaba dispuesta a adquirir lo que consideraba suyo".

Don Pepe entendía que con este ardid Rosas ganado dos años de negociaciones en el cumplimiento de la regularización de los pagos.

En el mismo libro José María Rosa analiza la situación entre Buenos Aires y Londres para el año 1833, dando muestras de lo problemático de una relación entre dominantes y dominados, no solo en el terreno militar, sino también en el financiero:

"En 1833, Balcarce quiere romper relaciones con Inglaterra por el apoderamiento de las Malvinas. La nota argentina del Ministro Moreno fue rechazada desdeñosamente por el canciller Palmeston porque un deudor no puede romper con el acreedor sin pagar antes su deuda".

Todo un tema que habría que entrelazar con la situación vivida en 1982, donde nunca se declaró una guerra, y donde no hemos tenido nunca conocimiento de cuanto le costó al país esa contienda.

Mientras que las gestiones ante Falcnnet alumbran ente los detractores a Rosas el camino para llamarlo "vendepatria" y relacionar estas conductas como las que lo habilitaron para encontrar asilo en ese país después de Caseros.





Humor gráfico fueguino.3 Andrés Klacik


 La presente referencia nos obliga a dar cita a una publicación que marcó una época en la Tierra del Fuego. Se trata de la revista “Jarana fueguina”, que dirigiera Carlos A. Arrieta, Caly, actualmente residente en Neuquén.

En ella todo parecía salir del trazo laborioso de su director, y del ingenio de sus colaboradores. Pero se dio una contingencia que trajo a Andrés Klacik al escenario fueguino. Sobre el particular nos ha dicho Ly Young:

“ Klacik es un dibujante de Buenos Aires. Dice Caly que en aquella época no había quién hiciera las fotocromías para las tapas en Río Gde., entonces se contactó con una gráfica, y mandábamos -por correo postal- los dibujos para que las hagan, y así fue como apareció recomendado por alguien de ahí este dibujante que nunca conocimos personalmente e hizo algunos trabajos para Jarana”.

Dentro de este esquema ella dice: “Yo hice también algunos trabajos para la revista con el seudónimo de Ly Young ( guiones de Esos Locos Bajitos, algunas notas y el locoróscopo ). Los guiones de "La chacra del primer mundo" y "Vida de perros" se los mandábamos nosotros para que él los ilustre”.

Claro es que la vida de Klacik siguió otros pasos, y Carlos R. Martínez los ha historiado en parte:

 “ En lo que respecta a su trabajo para la Argentina, Klacik realizó  gran parte de su carrera en Editorial Columba donde a comienzos de los años setenta realizó historietas en Intervalo, unitarias y adaptaciones de películas como “Roma a mano armada” que dibujó en El Tony Extra Color en 1977. Ya en la década siguiente trabajó para Record, hizo adaptaciones de conocidas obras literarias para las revistas de García Ferré y la historieta erótica “María”, publicada en Italia. También en los años 80 pero en el rubro dibujos animados trabajó en distintas series de Hanna-Barbera que producía el estudio de Jaime Díaz”.
“A mediados de los noventa dibujó “Darkwing Duck” y “Talespin” para la Marvel y en el orden local realizó para revistas de Columba las series  “Corresponsal Extranjero” y “Asesinos Seriales” y en 1997 en Fantasía y Ficción “La televisión del futuro”, que posiblemente esté relacionada con la historieta  “La ragazza de la TV” que con guión de  Alfredo Grassi se publicó inicialmente en Italia”.
“En cuanto a otros trabajos de Klacik para el exterior cabe señalar que fue entintador de series como “Crazyman”, “Armor” y “The Hibrids”, mientras que en 2002 ilustró la graphic novel  “The Vanishers”, escrita por Chuck Dixon. A ello debe sumarse la realización de uno de los números especiales de “Dago” (albumes de 96 páginas) con el episodio titulado “Anna dei luppi”.

¿Qué recodará este hombre de su singular incorporación al historial humorístico fueguino con lo que fue LA CHACRA DEL PRIMER MUNDO?

¡En aquella primera hora provincial nos reíamos más que ahora!


HISTORIAS DEL VIENTO.4 Alturas.1

-¡Padre pulpero, hijo ingeniero, nieto pordiosero! Así murmuraba cada semana después de cada carta que retiraba de la posta restante del Correo. La esposa le escribía recriminándola que estuviera tan lejos, que comprendía esa lealtad a la compañía, pero ya estaba a un paso de jubilarse, que podría haber resignado la responsabilidad.., y no dejarla con el tarambana del hijo que no hacía otra cosa que darle dolores de cabeza.


Su padre había sido un hombre de trabajo, el también había seguido el ejemplo –en el estudio y la dedicación laboral-, pero ese muchacho no le había trabajado un día a nadie y ya andaba con ganas de cambiar el mundo.., y para ello se había metido en la política, y la política era entonces la revolución, y la revolución era la guerrilla, y la guerrilla terminaría con el mundo, entre ellos con la permanencia de la empresa internacional que lo tenía como uno de sus empleados ejemplares.

Él no quería decir –y no le había dicho a nadie- que hasta entrados los cuarenta había llevado una vida licenciosa, y que en uno de esos periplos por el interior del país a donde llegó a inspeccionar una obra conoció a esa muchacha, que al poco tiempo fue su mujer, y ahora la madre de ese hijo. Él superaba los sesenta, ella se aproximaba a los cuarenta, y el muchacho..,¡el muchacho era un chiquilín!

La obra debía terminarse antes que el gobierno se retirara, ya se sabía por las elecciones que la gente que respaldaba su muchacho serían los que vendrían “a poner orden a la cosa”, y por orgullo militar, por responsabilidad empresaria, o por lo que fuera había que terminar la sucursal telefónica antes de que se cumplan los plazos políticos.., porque la obra seguía los plazos pero los electos apuraban la entrega del poder y entonces todos se entraron a desesperar. Por suerte los teléfonos comenzaron a andar y las directivas y las demandas circularon más expeditivamente. El gobierno se iba en bancarrota, habían perdido su guerra, pero dinero aparecía a diestra y siniestra y mediante contrataciones directas se gestaban las terminaciones de la obra civil. Los socios internacionales ya habían retirado sus técnicos y a la vista de la población, allá en el confín aparecía la enorme torre de 80 metros, la de las microondas telefónicas, como una atalaya en la tierra chata.

El día que llegaron los equipamientos comenzó el problema. Una decisión gubernamental había enviado una central de 300 abonados cuando inicialmente se preveían mil. Había problemas entre armas: el ministerio lo manejaban gente de tierra, pero el distrito gente de mar; un capitancito decidió en el puerto que en la capital quedaría la central más importante, por más que la capital no era otra cosa que una pequeña aldea al lado de este otro destino donde los recursos naturales prometieron siempre progreso.

La otra diferencia era que en la capital casi no soplaba viento, en tanto que aquí era la maldición de las cuatro estaciones del año: mañana, tarde y noche.

Sobraba lugar en el recinto donde se instaló la central automática, y por suerte un viejo guardahilos, que como él esperaba la inauguración para jubilarse en la empresa del Estado comenzó a traer plantas de interiores del vivero que tenía su familia, y todo quedó sorprendentemente verte. El viejo guardahilos le contaba de los días en que el alambre se extendía hasta la última estancia, y de cada estancia al último puesto, y él andaba con su teléfono portátil en un jeep de la guerra de Corea buscando el lugar de corte cuando se interrumpían las comunicaciones, e iniciaba una difícil reparación. Por suerte los postes estaban hechos con madera de la zona, y el ñire no levantaba nunca dos metros por lo que podía hacer la tarea con una pequeña escalera portátil.

El ingeniero y el guardahilos se jubilarían a la par, pero el ingeniero lo haría con menos dinero que este simple empleadillo del interior, una zona de país donde se disfrutaban de sueldos privilegidos, porque sino nadie se hubiera quedado a vivir acá.

El guardahilos hablaba de la patria, con acento extranjero, y vilipendiaba a todo lo que tenía cierta identidad con su país de origen del cual –no hace mucho- había renunciado a esa nacionalidad por la nuestra. Decía que incluso el viento, que venía del país vecino, era un invento de ellos para complicarnos la vida a nosotros.., porque allá, a él le habían dicho, nevaba mucho más, pero venteba mucho menos…

El ingeniero encontró en esa familia su hogar mientras residió en el pueblo, llegó a retirarse del hotel de turismo en que estaba alojado para vivir en el cuarto de huéspedes de la casa, que no era otro que el de los dos muchachos que estudiaban en la escuela agropecuaria y  que en verano no aparecían por el pueblo en razón de trabajos temporales de esquila. Y un esquilador ganaba en temporada el doble casi de lo que ganaba el mejor empleado telefónico..

Cuando fue llegando el tiempo de finalización de las tareas en la casa le preguntaron si no había pensado en hacer venir a la mujer. Nunca había conocido en años de matrimonio uno de los destinos eventuales de su esposo, y si no ya no trabajaba en esto era casi imposible que llegara a conocer este espacio sur. El ingeniero se quedó pensando. Hizo la consulta en una carta, y la respuesta se demoró. Un sobrino del guardahilos había hablado con gente del gobierno y le habían conseguido a la mujer destino en un vuelo militar. Las cartas decían esto y mucho más, las cartas de la mujer que el ingeniero releía cada noche cuando en la casa todo hacían ronda ante la oferta televisiva del lugar.

Entonces se fueron acercando las cosas. El fin de la tarea constructiva. El gobierno en retirada. La desaparición del hijo del ámbito familiar en la capital. Y la mujer que tenía fecha para venir al sur y estar en la inauguración. El ingeniero agradeció las ofertas pero volvió por ello al hotel de Turismo.

Entonces llegó la noticia que echó por tierra todos los sueños. No le vino directamente, sino por intermedio de un subalterno, no le vino por carta ni telegrama, sino en una de las primeras comunicaciones telefónicas de prueba en microondas y a su subalterno inmediato. El hombre era torpe y torpemente se lo dijo: la esposa había muerto.

Una bomba que tenía por destino a su hijo, que había aprendido a cosechar enemigos, destrozó la casa en la que no aparecía hacía mucho tiempo, y terminó con la vida de la mujer  cuyos restos eran un rompecabezas difícil de armar.

El ingeniero debía volver al norte, pero a cada momento se suscitaban problemas que solo pod`´ia resolver ¡un ingeniero!

El ingeniero había enmudecido y era imposible arrancarle una lágrima ni forzarlo a tomar o comer algo.

Se lo vio así en las circunstancias inaugurales, en un protocolo que había sido común a otros acontecimientos por el vividos pero que ahora se desenvolvían en la nebulosa de su dolor.

Cuando todo estuvo terminado subió a lo alto de la torre, el viento del lugar, el viento enemigo, silbaba sobre las pantallas parabólicas. A media altura había un descanso y en él se sentó a mirar los cuatro confines del pequeño pueblo que merecía esta señal de progreso que ciudades más importantes del país no conocerían en mucho tiempo. El hombre puso su mano sobre su corazón y allí estaban las cartas que sabían más de esta historia que uno, el narrador.

Se animó y subió más alto. En la cúspide había una barandilla, y sobre ella se apoyó; así comenzó a leer una a una las cartas de su amada. Carta que leía era carta que arrojaba al viento. Cuando terminó la última soplaba tan fuerte que no pudo llegar a escuchar las voces que desde abajo, o como la del guardahilos que subía precipitadamente por la torre interior, le suplica

EL PADRE JOSÉ FORGACS y sus pasos santacruceños.16

 

Por primera vez encontramos en el conjunto de fotos que presentamos una serie de referencias nominales a quienes estan en ella. Han sido escritas en proximidad de cada uno de los sacerdotes. Por un lado vemos a quien será o ya era Monseñor Raspanti, en tanto que hacia la derecha aparece Del Giudice, el tío de nuestro amigo José Luís.



El Padre con boina y chalina, en salida dominical donde la juventud se ha corbateado.


Serenidad y promesa deportiva.


Que difícil después de lo vivido sería identificar a cada uno de ellos; pero nos iríamos conformando con saber tiempo y lugar: observen construcción de madera tinglada.


Un armonio eclesiástico.


Un paseo que habrá sido muy esperado, y un pequeño logo sobre la puerta que no alcanzamos a distinguir.



Por esta esquina ya hemos visto desfilar los Explordores de Don Bosco.


¿Cuántos habrán logrado la foto personal con el querido cura?

Cada estancia con su equipo...


Los lectores del libro A HACHA CUÑA Y GOLPE conocerán mi entrevista realizada a Juan Agustín Cárcamo -Lagartija- pero desconocerán esta foto.

Visité al antiguo compañero portuario de mi padre en el verano de 1986 y para el mes de marzo de ese año su voz y sus recuerdos constituyeron un programa del ciclo LOS GAJOS DE LA TIERRA, de entretenía a los oyentes de LRA 24, de 12 a 14.

Don Juan ya había dejado de hacer sus habituales caminatas que lo tenían como un observador mañanero de lo que pasaba en Río Grande, sentado junto a una de las vetanas de Magestic, la tienda de Carlitos Oyarzún en la esquina del Hotel Villa; pero apreciaba lo que pasaba en desde su ventana de la calle Espora.

La revista Impactos de Punta Arenas -en su cuarto año de vida-, recibió dentro del ciclo DE POR ACÁ, los dichos del amigo.., y junto a eso la foto que era copia de la que colgaba en un cuadrito artesanal en una de las paredes de su vivienda: la de este equipo de fútbol, donde el lucía al empuje de su juventud en la estancia que se conocía como "La Segunda".

Pusimos por epígrafe: Equipo representativo de la estancia MARÍA BEHETY que enfrentó como local el 27 de diciembre de 1927 a su similar de JOSÉ MENENDEZ.

De pié: Báez, el calbucano; Enrique Villarroel, El Chueco Loayza (arquero) Tapia, Anselmo Alderete y JUAN CÁRCAMO.

En cuclillas: José del Cármen Báez, Almonacid, Pantojas, Mac Kay y Felix Barrientos.

De los trajeadosse identifica solo al de la izquierda, Elguen, el contadcr.

Ganaron los locales y CÁRCAMO finalmente no jugó porque debía atender la cocina.

La foto color  de JUAN AGUSTÍN fue una de las dos tomadas el día de la entrevista, la segunda -publicada en el número 37 de la revista -3 de octubre de 1992- se debe conservar en los prolijos archivos de su director: Carlos Vega Delgado.


RASTROS EN EL RIO.91* “De cómo conmueve al autor la caducidad de ciertas obras que se quisieron peremnes.”

Este Rastro merecería hoy muchas y variadas actualizaciones.

   
El pasado 18 de septiembre Daniel Freidemberg discurría en las páginas de Clarín sobre esta particular patología de destruir obras de arte. Tras das detalles sobre los daños ocasionados a obras de Miguel Angel y Rembrandt, o las actitudes de censura que pesan sobre el arte y no sobre la pornografía, bajo el título “El arte provoca al demonio”, me transmitió el impulso inicial para abordar en nuestra columna dominicial el tema de la destrucción de monumentos en nuestro –pese a todo- querido Río Grande.

Nudo de controversias fue en el tiempo el destino que pesó sobre el busto de Eva Perón después del golpe de estado del ’55, es encontraba emplazado en el mismo sitio en que hoy se puede ver el de Tomás Espora.

Ciudad de Bustos, porque no había presupuesto para más, el de Don Bosco que se instaló por los años 60 en un túmulo de piedras traídas del Cabo Domingo en la plazoleta de San Martín y Fagnano sufrió varias deportaciones dado el carácter móvil del mismo. Yo era un niño pero recuerdo en su momento una figura blanca, luego sustituida por otra oscura, con acusaciones tácitas sobre un extraño destino.

Peregrina fue la estatua de Ona al acecho que en su tiempo tuvo pedestal de madera al alero del tinglado donde hoy está La Casa de la Cultura, luego emigró a la Biblioteca Schmidt (h) y ahora se encuentra en el Parador Turístico de La Candelaria.

Pero no hacemos el historial de los monumentos sinó cuantificamos unas destrucciones. Las más notables fueron las que pesaron sobre el grupo escultórico denominado “Los dueños de la tierra” obra de Díaz Córdoba que se inaugurara en terreno de Van Aken hace seis años en un proyecto de plaza todavía postergado. La Familia Ona le llamaron desde los estrados oficiales a la mujer, los dos hombres, el niño y el perro. En el hecho quedó desnudado el desinterés comunitario por defender los valores de las razas nativas. Esas que pasiva o activamente los fueguinos ayudamos a desaparecer.

Los migrantes han tenido también sus monumentos. El de los cordobeses, del mismo autos que Los Dueños de la Tierra  perdió el dedo –aunque un día tuvo seis- y pregúntenle donde apareció la espada. ¿Fue una venganza? Quien lo sabrá. Xenofobias las hay siempre internas. También creció la ira de la destrucción sobre el Monumento a la Inmigración en Tierra del Fuego, logrado a fines de 1987 por la esposa de un Cónsul Chileno. Un hombre, una mujer, la posesión fecunda y un vientre alumbrando un norte llamado hijo. Muchos de los que compartieron los Pisco-Sour de los brindis diplomáticos no quisieron ver cómo se destruía la estatua hecha por todos los inmigrantes, por los hermanos chilenos.  Y finalmente las obras de construcción del muro dieron pie para que reposara largo tiempo en la playa, se perdiera el rastro de su existencia, y sobre la base despojada de su monumento y ya sin placa que acompañaba a la obra, se erigiera una imagen virginal en lugar de la imagen fecunda. ¿No estaba también bendecida la estatua desaparecida?

La catedral de México construida sobre el templo pagano se está hundiendo bajo su propio peso.

María Auxiliadora, la de la rotonda Capitán Giachino, pasó también a ser víctima de la violencia comunitaria, los católicos ya hicieron su acto de desagravio.¿Quién lo ha hecho por los restantes monumentos?

Volvemos así a las reflexiones de Daniel Freidemberg, quien sin entrar a especular sobre o que simbolizan las estatuas, viéndolas solamente como obras de arte –y aquí tendríamos que incluir todos los murales que destruimos- el asegura:
                                                                                           “La pregunta mas intersante, en todo caso es ¿qué oscura o luminosa atracción produce el arte en ciertas mentes?,¿les duele la hermosura?,¿tienen celos de la perfección?,¿no se tratará, en el fondo, de homenajes?,¿tan poderosas son, entonces, las obras de arte, tan perturbadoras?”

Creo que no estamos rodeados de gente con santidad. Creo que estamos sitiados de indiferentes que levantas banderas que luego no se esmeran en sostener.





Dear Patagonia de Jorge González.

He leído mi primer libro del 2014. Otros quedaron en el camino cuando finalmente rompí mi curiosidad e ingresé en esta novela gráfica, editada en España, que me llevó por un singular itinerario sur.

La historia comienza en 1888 en Tierra del Fuego donde aparece Taylor, un matador de indios. Hace un buen negocio vendiendo algunos de ellos que van a ser exhibidos en París, como caníbales. Más tarde Taylor aparecerá en Facundo, pueblito del oeste del Chubut, donde instalará un hotel.

Allí hay una pareja de alemanes que tienen almacén y comercian con los tehuelches. El hijo de estos –Julián- llevará al crecer una vida de placeres en Buenos Aires y allí conoce un alemán al que le habla de esta Patagonia.

Roth, el alemán se interesará por conocer a los nativos, y comprará elementos de filmación para registrar su vida, documentadamente.

Julián no tardará en enemistarse con el alemán y sus padres, partiendo de Facundo. Con el tiempo lo veremos con hotel instalado en Comodoro.

Esta gran historieta se alimenta de varios guionistas, entre ellos Horacio Altuna, que incorpora a este espacio lejano lo que fue en su momento la célebre telenovela de Rolando Rivas.

Son muchos los intercruces textuales, varias referencias a la presencia germánica, y capítulos que pueden llegar a leerse como un cuento.

Al final la composición gráfica, que es intensa y extensa se ilumina, y hay un diálogo entre un periodista y un personaje real: Alejandro Aguado, dibujante e historiador que habla de su último libro. Están en Buenos Aires y relata como fue descubriendo aspectos de su pasado que su abuela nunca les contó, hablando de antepasados gringos, cuando también los había aborígenes.

Hermoso y envidiable libro, de tal vez más de doscientas páginas, puesto que no están numeradas y no me tomé el trabajo de contarlas.


Guardado en mi biblioteca patagónica descansa entre PUERTO HAMBRE de Enrique González Trillo y Eduardo Ortiz Behety y PARTICIPACION DE LA ARMADA EN LA CONQUISTA DEL DESIERTO de  Enrique González Lonzieme.

De la trayectoria de Clorinda Muñoz.

 Lector del Suplemento Dominacal de La Opinión Austral de Río Gallegos, encontramos en él una reciente referencia a los 50 años del comienzo de la formación de Maestras Normales en Río Gallegos, entre las cuales encontré a Clorinda Muñoz, quien ejerciera la docencia en nuestro medio: como maestra en el María Auxiliadora, y dando Educación Física a las niñas del Don Bosco.



Ella ha dicho:

Nací en Piedra Buena. Mi padre era jornalero y mamá, empleada, pero ella murió cuando yo tenía trece años. Me costó mucho recuperarme…No tenía ganas de hacer nada. Mi padre trabajaba en el campo, entonces después de haber hecho el primario en otra escuela me inscribieron en María Auxiliadora que ofrecía el curso de profesional: actividades prácticas, bordado y lencería en blanco. 
En ese momento no existía la posibilidad de que fuéramos maestras hasta que antes de que termináramos tercer año, comenzó el magisterio y nos “enganchamos” porque podíamos ser maestras. Me quedaba en la casa de la familia Saldía aunque vivía la mayor parte del tiempo dentro de la escuela como parte de COBIMA (Centro de Obra del Instituto María Auxiliadora), Acción Católica y el Oratorio.
En esta reunión junto con mis compañeras conversábamos que tal vez tuvimos por la época una educación un poco castrante con un sentimiento de culpa que se nos inculcaba, sin embargo tuvimos las herramientas para construirnos como personas. 
Una vez recibida me trasladé a Río Grande donde ejercí la docencia, después estuve como maestra en el Aspirantado en Bernal y luego trabajé veinte años en Bajo Flores. Más adelante me incorporé en escuelas confesionales con carencias, después volví a la escuela estatal donde existen otras carencias. Me gusta mucho el trato con los adolescentes. Me jubilé como directora de secundario, disfruté mucho de mis cuarenta y seis años como docente.

Clorinda es quién aparece en la foto, leyendo el discurso conmemorativo:


Aquellos fueron los días.8

Corría el año 1997 y el Dr. Alejandro De La Riva, se constituía en el defensor de Oscar Martínez en el caso Continental, el referente de la  UCR se expresaba de esta manera.

Los hechos que ocurrieron en semana santa, no solo marcaron una huella indeleble sobre el tejido social de los trabajadores de Tierra del Fuego, sino también en la epidermis de la sociedad argentina porque la muerte de Victor Choque, es la primera víctima en democracia a partir del año 83.
Las connotaciones políticas y judiciales de esa muerte, las siguen padeciendo, en este caso particular el dirigente metalúrgico Oscar Martínez, donde claramente se pretende por parte del gobierno involucrarlo como único responsable de esta situación, que en definitiva no generaron el trabajador metalúrgico y los dirigentes.
El dirigente metalúrgico sale a defender los derechos de los trabajadores y por defenderlos se los pretende involucrar en hechos criminales, por lo tanto desde el comité provincial de la Unión Cívica Radical manifestamos nuestro más enérgico repudio a todo acto de persecución política y social contra quienes representan a los trabajadores argentinos.
-Y como político ¿cómo influye ser abogado defensor de Oscar Martínez?

-Mi trabajo es ser abogado, es mi profesión habitual lo de abogado (fin hoja 8) y más precisamente lo que tiene que ver con el derecho penal, aceptar la defensa de Oscar Martínez es para mí un doble honor, primero saber que estoy defendiendo una causa justa y por otra parte de que se me halla dado la confianza de parte de la UOM, a un abogado que es de otra extracción política o social, le da la tranquilidad de que en esas causas nobles, no existen diferencias, ni de banderas políticas, ni de posiciones sociales. 


Río Grande hace medio siglo.2


El 23 de abril de 1964  La Anónima inaugura la estación de servicio Y.P.F. en Río Grande. La firma estatal fue representada por el Subjefe de la División Bahía Blanca, Sr. Arroyo Lemos y concurrieron todas las autoridades territoriales. Pero la atracción fue la presencia de Juan Manuel Fangio.

El 2 de mayo María Carmen Romero –Tita- asume en la Biblioteca Schmidt (h).

Rigen entonces medidas para controlar la conducta de los jóvenes díscolos:
Serán reprimidos con pena de amonestación o multa de $ 1200 los menores de 18 años o sus responsables directos e inmediatos:
Que concurrieran a sitios peligrosos para su moral.
Que arrojaren piedras, tocaren los timbres o llamadores de las casas con el propósito de molestar.
Que se dedicaren en las calles o sitios no autorizados o locales públicos o comerciales a cualquier clase de juego que pudiera causar molestias o que fuera peligroso para su salud moral.
Que sin necesidad evidente treparen a los vehículos automotores, coches, carros, etc.
Que usando hondas, piedras u otros objetos análogos se dedicaren a cazar pájaros en las calles, plazas o parque públicos.
Que se encontraren vagando en las calles u otros sitios o lugares apartados de sus respectivos domicilios, después de las 22 horas.
Que se encontraren reunidos en cafés u otros negocios análogos, con peligro para su moral.
Que faltando a la asistencia escolar se encontraren en sitios públicos o en locales comerciales o de diversión durante las horas de clase.

Junto al deceso del intendentemunicipal José Finocchio de quien se dice agravó su salud al participar el 20 de junio de los festejos del Día de la Bandera en una jornada muy fría, se da la muerte del niño Alejandro Mac Donald (foto)


Hijo del contador de María Behety junto a su hermano José –mellizos- eran alumnos de la Misión. Una noche salió rumbo a la estancia, se dice para ver al hermano recién nacido. Se perderá en la tormenta de nieve y no será encontrado con vida.

La población se moviliza con cierto nivel de desorganización, su cuerpo aparecerá muy cerca de la estancia. Ese año no habrá festejos del 9 de julio, por duelo.

El 8 de agosto Renato Báez Carcey, vecino de Río Grande, es ordenado  sacerdote salesiano. Oficiará misa em La localidad AL finalizar El año.

El 18 de agosto dl Dr. Facundo Suárez –Presidente de YPF- recibe en Buenos Aires a Bilbao, gobernador fueguino informándolo sobre distintos aspectos de la explotación petrolífera. “Dijo que entregará a la mayor brevedad la suma de cincuenta millones de pesos en documentos de cancelación de la deuda pública. Así mismo dispuso que se gire en efectivo con cargo a ejercicios anteriores la suma de veinte millones que serán abonados por partes iguales en el curso del corriente mes y del próximo”.

“En lo que respecta a los trabajos de extracción de petróleo, se harán en breve nuevos trabajos de explotación, contemplándose la posibilidad de licitar la explotación de nuevas fuentes que se descubran”.

“En cuanto al ritmo de producción actual, será elevado en breve al volumen de 2.200 m3 diarios aproximadamente”.

“Manifestó asimismo el Dr. Suárez que la próxima revisión del Estatuto de la Empresa se preverá en la integración del Directorio la inclusión del representante por Tierra del Fuego, quedando salvada así la actual omisión. Hasta tanto los intereses territoriales estarán a cargo del representante por la Provincia de Santa Cruz”.

El 26 de septiembre la derogación de los contratos petroleros tiene al país, a la Tierra del Fuego, en la polémica. Mientras la Tennessee publica en solicitadas en medios nacionales los logros alcanzados en Río Grande el periódico local toma partido por el cambio. Es un momento de incertidumbre y crisis, donde se suman opiniones de lectores, y es cuando alguien dice: “El petróleo ha dado trabajo hasta 600 obreros, hoy solamente las tareas se realizan con 190, no obstante el “ORO NEGRO” debía absorber toda la desocupación de Río Grande, los factores climáticos, la falta de trabajo con su secuela de miseria y desesperación, ha creado este estado anímico que estamos viviendo en este momento”.

“TENNESSEE S.A. la empresa extranjera que explota el petróleo en Tierra del Fuego, la que más tendría que estar agradecida a este sacrificado pueblo, la que más tendría que colaborar con el gobierno, a despedido a empleados por el solo hecho de demostrar simpatía hacia los miembros de la comisión supervisora de YPF, que vinieron a Río Grande como consecuencia del decreto de anulación de los contratos petroleros, y llegaron mas lejos aún, llegaron a provocar despidos de personal en otras empresas contratistas de TENNESSEE por el mismo motivo, había que aislarse de la gente de YPF. Y esta incomprensible animosidad demostrada por la empresa extrajera hacia YPF y sus simpatizantes demuestra que son una CAJA REGISTRADORA, que nos deprecian, que no les interesa la situación de los habitantes del lugar donde ellos multiplican sus ganancias”

Federico Romero, propietario de Las Violetas, vecino a la perforación del TF-1 recordará las crisis de estas transiciones: “Fue muy duro, muy duro, completamente duro. Y quedaron como doscientos, trescientos hombres sin trabajo y la Tennessee amplió los trabajos y tenía 260 hombres trabajando. Cuando entregó la Tennessee, que volvió otra vez a tomar YPF, en el término de un año volvimos a tener 700 hombres. Lógico. Era vida para el pueblo, pero ¿a costa de quién?. Del pueblo también”.

El 24 de octubre se leía en  El Austral de Río Grande su título a  toda página: Geólogos de YPF completan estudios en zonas petrolíferas: “Desde su llegada al Territorio intensa actividad vienen desarrollando los geólogos ingeniero Matello César Nello, geólogos Guillermo Kelly e Italo Simonato, destacados por YPF, creando gran expectativa en el Gobierno y el pueblo ya que de los estudios de las distintas áreas de la que se descarta pleno éxito, dado el reconocido prestigio de los integrantes de la Comisión surgirán las posibilidades del verdadero potencial económico en cuanto a petróleo se refiere”.



En en ángulo inferior derecho de la foto pueden verse a los mellizos de María Behety, entre el alumnado de la Misión.