TRÍPTICA NACIONAL.HISTORIA.09.DEUDA EXTERNA

En el año 1824 el gobierno de la Provincia de Buenos Aires por ese entonces a cargo del gobernador Martín Rodríguez, negoció con la compañía bancaria Baring Brothers de Londres, Inglaterra, un empréstito por un millón de libras dando, origen a la deuda externa argentina.

En principio este capital iba a utilizarse para la construcción del puerto, para el establecimiento de nuevos pueblos y para obras de salubridad.

Pero entre comisiones, seguros, amortizaciones, coimas, gastos e intereses por adelantado, llegó al país cerca de la mitad del monto total del préstamo (resulta difícil saber con exactitud la suma que llegó al país.

Circulan, entre los historiadores, distintas versiones, algunas determinan que el monto que arribó al país no fue mayor a 160.000 libras.

Por otro lado, no se realizaron ninguna de las obras para las cuales el empréstito habìa sido contratado. El dinero que llegó se disipó en otros gastos, como los resultantes de la guerra con Brasil.

Martín Rodríguez tenía en su elenco ministerial a Bernardino Rivadavia, el que años después será presidente en la experiencia unitaria que terminará con la mal negociada guerra con el Brasil que se ganó en el campo de batalla y se perdió en la diplomacia.

Cuando asumió Rivadavia la deuda externa alcanzaba los 1.202.301, y en julio de 1927, al finalizar el mandato subía a 13.100.795.

Para 1828 cuando cae gobierno de Dorrego en la Provincia de Buenos Aires la deuda de las provincias unidas alcanzaba los 17.698.173. pesos.


La deuda  con la Baring, tras varias negociaciones infructuosas, incluido el ofrecimiento de las Islas Malvinas en forma de pago, terminó de pagarse recién en 1904, ochenta años después de la toma del crédito, por un monto ocho veces superior al original.

EL PADRE JOSÉ FORGACS y sus pasos santacruceños.13



Todavía nos está quedando hilo en el carretel, a la espera de una providencial identificación. Hay un niño que está comiendo, algo que parece ser una manzana. Hay un entramado misterioso de zunchos sobre el extremo derecho.


Y aquí una salida al campo sorprende al Padre Forgacs con la boca llena. El cura andaba muchas veces en Río Grande con olor a humo en misa, y no era incienso.



Aquí no está él, pero si gente de su mundo, entre escolar y deportivo.


Aquellos fueron los días.2


Los sucesos de Semana Santa de 1995 tuvieron su correlato en el juicio que se le siguió a Oscar Martínez, el dirigente metalúrgico aparecía como el gran responsable de desbordes que habrían motivado la represión, y por ende la muerte de Víctor Choque.

De este volante que argumentaba en su defensa ya hemos hecho una entrega. Preparémonos para la siguiente.



12 de abril. La indignación se desplegaba junto con el nuevo día.
Se realiza una concentración frente a la Gobernación. La bronca explota a cada minuto. Algunos reclaman la renuncia del gobierno otros reclaman la libertad de los detenidos.
Marcelo Sosa (UOM Ushuaia) trata de apaciguar a los manifestantes, pero estos interrumpen su discurso y reclaman que hable Martínez.
Este, inicia el discurso cuestionando a lo actuado por el gobierno y a la policía; desde la concurrencia reclaman nuevamente la liberación de los presos.
Martínez afirma que van a arrancar a los detenidos de las garras de la policía y es aclamado por los asistentes. Estos, reclaman marchar de inmediato a la Jefatura para concretar esa exigencia. Una vez allí, una legisladora se ofrece como mediadora para verificar si existen presos. Algunas piedras son arrojadas hacia el edificio, muchos consideraron que se trataba de provocadores policiales infiltrados entre los manifestantes.
Los uniformados no desaprovecharon la oportunidad y salieron de inmediato y masivamente a descargar toda su furia sobre los obreros.
Ahora, además de balas de goma y gases lacrimógenos, dispararon balas de plomo.
Las calles de Ushuaia se asemejaban a una ciudad ocupada por tropas extranjeras que no tenían ningún escrúpulo en invadir viviendas particulares, golpear a quien se le cruzaba en el camino, parapetarse en el famoso colectivo naranja para transitar generando el pánico entre la población disparando a diestra y siniestra.
Esa tarde, muere Víctor Choque, se producen al menos 27 heridos, algunos de ellos quedarán con diversos grados de discapacidad.
El gobernador Estabillo se justifica planteando la supuesta existencia de infiltrados. El ministro Baschera renuncia y nunca, ni siquiera, fue llamado a testificar en la causa judicial por la salvaje represión desatada.  

(Aquel inculpado dirigente, hoy diputado nacional).

El 25 de noviembre, una fecha que recuerda dos matanzas de fueguinos.

 La primera de ellas la encontraremos remontándonos a 1598, es cuando llega la expedición de Oliver Van Noorth, holandés que en medio de la independencia de su patria busca vulnerar los dominios de España.

Formaba parte de la expedición el piloto Melish, uno de los sobrevivientes de la expedición de Cavendish, y experto navegante, el registra  un encuentro sangriento con nativos. En circunstancias en que algunos de ellos que vivían en la costa hicieron algunos gestos, después de aproximarse a la orilla, el colérico almirante que interpretó aquellas actitudes como señales de desafío, hizo desembarca a un grupo de mosqueteros y atrapó a los fueguinos en una gruta, entre sus colinas. Los nativos defendieron la entrada hasta el último hombre y finalmente los holandeses hallaron la explicación de su denodada resistencia. No se trataba de un tesoro fabuloso sino de un grupo de mujeres que aullaban de terror, mientras apretaban a los hijos contra sus pechos. Mataron a la mayoría de las mujeres y se contentaron con seleccionar seis niños –cuatro varones y dos niñas- para llevarlos a bordo, como especímenes.

El incidente se dio sobre el Estrecho en el sitio conocido como Cabo Nassau o Forland. Los holandeses desembarcaron a dos millas de allí en dos pequeñas islas, donde . relatarán en su crónica “.vimos nativos que nos hacían seña de que debíamos irnos, al punto que nos arrojaban desde arriba algunos pingüinos. Sólo cuando nos acercamos más nos lanzaron algunas flechas, cuando desembarcamos luego en la isla, vimos que ran más o menos cuarenta, y los que les hicimos fuego, entonces huyeron y se escondieron. En las laderas del valle de esa tierra encontramos una caverna, en cuyo interior no se podía penetrar desde arriba y abajo, era también demasiada estrecha. En la misma se hallaba un grupo de gente que se defendió durante largo rato con flechas, de modo que tres o cuatro de los nuestros fueron heridos y a pesar de que nosotros igualmente atacábamos con fuerza, no querían rendirse, hasta que todos los hombres fueron muertos. Llegamos ante algunas mujeres y niños, jóvenes y viejas que se habían amontonado, creyendo de esa manera protegerse de nuestras armas. Muchas de ellas estaban sin embargo igualmente muertas y heridas. Tomamos a cuatro muchachos y dos muchas y los llevados a bordo, posteriormente, por uno de ellos, que había aprendido nuestra lengua, conocimos la condición del país...”

 Esta gente se llamaba Enoo y habíataba un país que denominaban Cossi, y la pequeña isla del incidente se llamaba Talke.


Agregamos a este relato los del capitán  Weer a Oliver Van Nort almirante de la expedición holandesa.

 “En una visita ala isla Pingüino había tenido que luchar con un grupo de 25 salvajes, los cuales habían dado muerte a tres de los suyos: que estos bárbaros combatían con tanto vigor, que una de sus mujeres que había sido herida de un tiro en el pie, sin preocuparse de ello, se había instalado en las rocas y había seguido lanzándoles flechas, hasta que fue muerta por otro tiro. Todos los salvajes fueron muertos en el mismo lugar, pues no se habían retirado, a excepción de seis niños, que habían atrapado y hecho llevar al barco”.

La segunda relación es más conocida, nos acercamos a 1886, y encontramos registro en Ramón Lista, militar argentino que protagoniza una expedición oficial, al momento en que otra –de carácter privado- es llevada adelante por Julio Popper.

Ramón Lista está signado como matador de indios a partir de la refriega que terminó con la vida de 26 de ellos. .

Dirá en favor de su determinación el hecho que los nativos no querían dispersarse, y los temores que les infundían la llegada de la noche, donde los onas, conocedores del terreno podrían fácilmente preparar una emboscada en su contra.

Argumentará en favor suyo también por la ferocidad manifiesta de los fueguinos, y la evidencia concreta en la herida de flecha propiciada a José Marzano su lugarteniente y pariente.

Pero lo que hoy es censurado por los defensores de los derechos humanos de los nativos, no fue objeto en aquel momento de ningún discurso censurador.  Al fin de cuentas Argentina crecía con la mentalidad de conquista de la denominada Generación del 80, un tiempo de exigida modernización al país, lo que pasaba por desterrar costumbres salvajes, y a los salvajes también.

Lo mismo que había hecho recientemente en la Conquista del Desierto Julio Argentino Roca, con quien solía cartearse Ramón Lista Marzano. El jefe de la expedición dejará asentada su visión de ese día en el siguiente escrito:

“En el deseo de inquirir personalmente el paradero de los indios hoy a las 7 de la mañana salí del campamento con el Capitán y diez soldados haciendo rumbo al citado cerro.
Después de una marcha de des horas, al paso y al trote, cruzando cañadones y sinuosas lomadas, descubrí una toldería que recién habían abandonado los indios, pues ardían aún sus hogares”
“Los toldos, consistentes en unos hoyos o nidos de 3 a 4 decímetros de profundidad, cubiertos en parte de yerbas desmenuzadas, y resguardados al viento por cueros de guanacos, sin pelo, sostenidos con bastones de madera dura, nos detuvieron un instante. Había en ellos algunos utensilios de cocina, sacos de cuero con pedernales y pinturas, y otras chucherías que no merecen mención”.
“Los rastros de los onas iban del sudoeste, en zig zag y claramente impresos. Viólos uno de los soldados que pasa por «rastreador», entre sus compañeros, y dijo al punto: “Allí no más están. detrás de la loma”.
“ lanzamos sobre la pista. Y antes de una hora vimos a los salvajes, en un cañadón al sud del cerro que nos sirviera de guía”.
“En la persecución, éstos fueron arrojando sus quillangos, y hasta abandonaron una criatura, que alzó un soldado y puso sobre la grupa de su mula”.
“Los onas detenidos desplegaron en semicírculos tras un espeso matorral espinoso, por cuyo centro corre un arroyito. La oposición había sido bien elegida para resistir nuestro ataque; y sin más ni más rompieron las hostilidades, disparando sus flechas sobre la tropa, que, a pie, fatigada y en cumplimiento de mis órdenes, se mantenía simplemente en la defensiva, pues mi propósito era el de desarmarlos y conducirlos al campamento, para que por medio de regalos, propiciarme su buena voluntad, y, obtener entre ellos un guía que me llevase a través de la isla”.

“Viendo que continuaban en su actitud guerrera, mandé hacer fuego sin dirección. para intimidarlos, pero ellos contestaron arrojando nuevamente sus flechas, una de las cuales hirió levemente a un soldado, cerca de la tetilla derecha”.
“Enseguida se ocultaron en el matorral, y de allí nos provocaban con gritos airados.
Intenté desalojarlos; incendiando su guarida, pero en ese mismo instante cayó un fuerte chubasco de granizo y lluvia, que impidió mi propósito”.
“Volvieron a arrojar sus flechas los salvajes y a favor de la ligera neblina formada por la lluvia dos de ellos echaron a correr cuesta arriba de una elevada colina a retaguardia del matorral, no siendo posible darles alcance ni en mula pues corrían como guanacos, fuera de que, numerosas cuevas de tucu – tucus entorpecían cada paso de los perseguidores.
Quedamos algunos instantes a la expectativa, en la esperanza de que los indios se entregaran; pero siguieron en su actitud enconada; y como la noche se aproximaba y era necesario a toda costa apoderarse de esa gente, por la seguridad misma de la expedición, di la señal de ataque, sable en mano: el capitán iba a la izquierda, con tres hombres, yo en el centro, y el resto de la tropa a la derecha. Los indios nos recibieron con una granizada de flechas y cuando salvaba el capitán las primeras matas, cayó herido de un flechazo cerca de la témpora izquierda. No obstante, prosiguió el combate con el mismo ímpetu y después de algunas descargas de carabina el matorral quedó en nuestro poder, y sobre las zarzas veintiocho muertos, entre ellos un ona atlético, el jefe, quien en lengua tzóneka había repetido durante el combate, la palabra corrge (cacique), retándonos tal vez a un duelo singular”.
“Como habían quedado en poder de la tropa algunos prisioneros y heridos, dispuse nuestro inmediato regreso al campamento, donde el cirujano practicó en el acto las primeros curaciones, reconociendo prolijamente la herida del capitán que ha resultado, felizmente, no ser de mucha gravedad”.

Los nativos a quien uno identifica como Enoo, otro señala como Onas. Aunque tal vez sean grupos diferentes dado que los holandeses hablan de la pertenencia de los mismo a una isla del Estrecho.

En ambos casos hay secuestros entre los sobrevivientes.

Ramón Lista no pudo registrar fotográficamente este viaje porque en el apuro de bajar sus pertrechos del Villarino –antes que subiera la marea- dejaron la cámara a bordo. Sino tal vez se hubiera dado un registro similar al tan censurado en Popper, fotografiarse con cadáveres de nativos, situación que con el rumano no se dio en este viaje.

Hay dos testimonios más sobre lo acontecido ese día: los del sacerdote José Fagnano, y los del médico Polidoro Seguers.

El primero con el tiempo se constituiría en Prefecto Apostólico de la América Meridional, misionando en este sur; el segundo llegaría a ser el primer médico de la gobernación y, ya anciano, también sacerdote salesiano.

Lista como gobernador de Santa Cruz tendrá tratos con una tehuelche, la que le dará una hija natural, de gran ascendiente entre los suyos. Con los años, en el Chaco morirá en circunstancias confusas, una de ellas es presentada como el hambre y la sed, la otra a manos de una mujer nativa.


La matanza de Lista dio lugar a la instauración de esta fecha como DIA DEL INDIGENA FUEGUINO, iniciativa de la legisladora provincial justicialista Liliana “Chispita” Fadul.


RASTROS EN EL RIO.91*“De cómo se intentó reflexionar sobre la modalidad de buscar nombres aborígenes fueguinos, para imponerlos a los hijos.”

Primero fue Juan Carlos. Después Mónica en la misma redacción de El Sureño. Me interrogaron sobre la lista de nombres selknam. No es la primera vez que ocurre esto. Alguien que viven en la Tierra del Fuego se propone inscribir en su linaje a un hijo con nombre aborigen.

En el trámite de encontrar un listado apropiado, que luego exigirá un trámite nada fácil ante las autoridades del Registro Civil, me puse a consultar alguna bibliografía, y con ella arrimé a esta columna mis consideraciones personales y también la de algunos estudiosos de la cuestión selknam.

Martín Gusinde tras señalar que entre estos primitivos habitantes de la Tierra del Fuego no existía un momento ni un encargado de poner el nombre, asegura que no existía regla fija para su determinación. ¡Cuánto contraste con nuestra regimentada burocracia!

El investigador austríaco señala: “Ya en los primeros días de vida puede surgir espontáneamente un nombre propio para el lactante. El color del cabello o de la piel, la forma del rostro o de la boa, la conformación de la nariz y del tronco, de los brazos y de las piernas puede llamar un poco a la atención de padres o visitantes ¡y el niño ya tiene un nombre! De lo contrario, puede transcurrir bastante tiempo antes de que exista consenso en cuanto a un nombre determinado a través de una frecuente repetición. No se fija el nombre por un acuerdo deliberado o por una decisión de los padres o parientes, sino de modo que, a la propuesta expresada por alguien en cierta oportunidad, se suma la aprobación de otros, hasta que siente que el nombre es adecuado y se empieza a usar. A veces se proponen varios nombres, y, entre estos, se da preferencia uno mediante el uso, y ese es el que finalmente queda. En cientos casos, los padres de acuerdo de antemano en un nombre determinado.”

En muchos casos este tipo de nominación se corresponde más a lo que, diríamos nosotros es un apodo o sobrenombre, porque si no qué sería para nuestra cultura: El Negro (Pavmen), el que tiene un defecto en el ombligo. Nariz Chata (por más que Akarkén tenga musicalidad), Grasa de Pingüino, La que cayo en el arroyito, Un tronco cayó sobre ella, Labio partido, Niña muerta al nacer, Manchas peladas en la cabeza, Hombre de verano, Rostro feo (Kosyipen), Rostro quemado (Kostaten), Atrapador de sombras (Mankanchen); o Koskos ( Rostro-rostro) para denominar a los pelados “de doble cara”.

Este fenómeno social de bautizar a los niños cristianos –en la mayoría s de los casos- con nombre que no lo son, pasa por una nueva conciencia de lo indígena. No fueron los antiguos pobladores, generación del exterminio y la sustitución del indio, los que fueron a colocar a sus hijos los nombres del vencido. Esta circunstancia es más propia de los nuevos fueguinos.

Si bien los nombres que se daban los indígenas, nombres que no tenían contenido mágico –siempre según Gusinde- y para los cuales no existían abreviaturas cariñosas o familiares, representaban en su conjunto para nuestra forma de ser un “grotesco nominativo”, no fueron los blancos más condescendientes con el selknam. Por las aguas del bautismo apareció: Juan Frío, o Juan Fuego, o los hermanos Piedra. Pero en la mayoría de los casos el nombre desaparece atrás de los muy cristianos Adán, Angela, Luis, Federico, Rafaela, el doméstico Lola, o tras el rastro de un nombre que se apellidiza: Loij, Kiepja, Iston, Minkiol, entre los más conocidos.

¡Entre los ingleses de Harberton y Viamonte se respetaron los apellidos y se colocaron nombres de lengua británica!

Nuestras transcripciones no son más que una acomodación de grafías y sonidos no muy prolija. El Diccionario de Beauvoir da muestras de nombres entre nuestros cazadores prístinos, pero hay consenso entre los investigadores que el trabajo es el de un hombre de buena voluntad, pero un precario lingüista. Precarios nosotros también agregamos algunas denominaciones que cumplían entre los selknam simple función nominativa, al margen de cualquier circunstancia de vida, fisonomía y carácter, indicando en todos los casos que hemos hecho una conversión fonética poco exigente, así para un hombre era factible la denominación de To’in, Metéten, Tenekésk, Kosmót, Sispi, Kesips, Mikiol, Sáipot, en el caso de los hombres; y entre las damas era usual: Kauxia, Kosyutan, Osmotan, Ochétan, Alcas, Háyin. ¡Qué significan algunos de estos nombres?

Le cuento que siendo adolescente gracias a la revista Para ti me enteré que me llamo Guerrero que salta, Día del señor; de aquí a Danza con Lobos sólo algunos pasos.

En el diccionario Selknam, Filología y Lingüística, preparado en 1975 en Buenos Aires por Elena Najlis, aparece un listado de nombres con su interpretación fonética y semántica, del que aunque sea por curiosidad vamos a transcribir algunos:

Nombres de mujer:

Tej?al: cabellera estirada.
Cét’ha?jte: herida en el pecho.
Qó?pen na: mujer chata de útero.
Kso?lán: cascarita.
‘?owlg’té: ojerosa.
Nex’tj?: puño.
Éjstel: flaca de muslo.

Nombres de hombre:

Péjces: cansado.
P’ahceeqn: chato de trasero.
P’ahlave: comprimido de trasero.
Kt’b?nn: sarnoso.
Calsó?t: viejo de lengua.
Cérórjc: escarcha (que aquí era masculino)

Kawjól: de la casa.
Qólenksá: excremento de paladar.
‘?lanejq:zurdo.
Éjstohnn (Iston): muslos gruesos.

Probablemente no les haya solucionado su problema a Juan Carlos y Mónica. Los nombres selknam no tienen la musicalidad de los yámanas, y no encierran la ternura de un hijo recién nacido. Es que somos culturas diferentes. La nuestra ha desarrollado una estética de la culpa que se traducen en un intento reivindicador tan solo en las apariencias. Vendrá un día que, después de superadas muchas urgencias, alumbre el país y sus instituciones una nueva legislación sobre nombres. Entonces veremos que pasa con aquellos que quieran poner a su hijo un nombre aborigen, o un nombre extranjero o no cristiano.

Por ahora el silencio es elocuente.




TRÍPTICA NACIONAL.09. EL CLIMA DE MALVINAS.

El clima malvinero es de carácter típicamente oceánico, lo cual puede reconocerse por la reducida amplitud anual de temperatura, la cual oscila durante todo el año entre fresco en verano y frío moderado en invierno. Según los autores, la temperatura máxima media corresponde a un fresco suave, con una máxima absoluta que califican de cálida moderada.

Las temperaturas máximas se registran en enero, con una media de aproximadamente 10° C y una máxima de hasta 20° C. Las mínimas tienen lugar en julio, con un promedio de 2° C y 0,5° C.
Los vientos dominantes son del Oeste, Noroeste y Sudoeste y adquieren singular violencia. La humedad relativa es permanentemente elevada, dado el carácter insular marítimo del clima.
En cuanto a las lluvias, son del orden de los 600 mm anuales, distribuidas de la siguiente manera: moderadas en verano y otoño; escasas en invierno y primavera.

En materia de precipitaciones el rasgo saliente son las persistentes lloviznas. 

Escribe Carlos M.Ratier: LA SALUD Y LA ENFERMEDAD EN LOS COMIENZOS DE RIO GRANDE


Finalizaba el año 1938 y Río Grande aún no contaba con servicios médicos, ni un centro asistencial para atender la enfermedad. En casos de emergencia o consultas por afecciones leves, los vecinos debían cruzar el río apelando al servicio de boteros para llegar hasta la Sala de Primeros Auxilios del Frigorífico, donde además de un médico permanente se contaba con un enfermero o dos, según el ritmo del establecimiento y la cantidad de personal ocupado en el mismo. Este servicio asistencial comenzó a prestarse a partir de 1920 y si bien las prestaciones eran mínimas y precarias, era algo importante con que los pobladores contaban. Se sucedieron en esta función los doctores Ronsisky, Otero, Barabino, Goytisolo, Pacheco y Feuillade.


Esta carencia asistencial de Río Grande preocupaba por entonces, al Comisario Don Francisco Medina, quien además de ser el Jefe de Policía del Depto. de San Sebastián, representaba también al Gobernador del Territorio en toda la zona norte de la Isla. Su inquietud se centraba en la cantidad de mujeres que debían trasladarse a Punta Arenas para el alumbramiento de los hijos, por falta de un servicio adecuado.
El servicio sanitario del Frigorífico nunca discriminó en la atención, pero su capacidad física ya era insuficiente para la asistencia de un pueblo constituido por unas 250 familias permanentes, sin contar con el personal del Frigorífico, sus familiares y la atención de los establecimientos ganaderos, en las que también habían matrimonios jóvenes.
En distintas oportunidades se había tratado de interesar al Gobierno Territorial con el fin de instalar un hospital en Río Grande, pero el presupuesto disponible por entonces (tal como hoy) era insuficiente para ello. El pedido se fundamentaba también en la proximidad del Frigorífico o que Ushuaia ya contaba con una Sala Asistencial y un Hospital en la Cárcel de Reincidentes.
La cercanía aludida en relación a la Enfermería del Frigorífico era real, ya que estaba ubicado a unos 4 km en línea recta de la población, pero estando ésta en la margen norte del río, era necesario dar una vuelta de 27 km, que pasando por el puente colgante de El Tropezón, se ingresaba en la margen sur del río, lugar donde se encontraba la Enfermería. Aquí es necesario recordar que la actual Ruta 3 era solamente una huella de tierra turbosa sin afirmar, que se convertía durante las lluvias o los deshielos en un lodazal que a duras penas podía superarse a uña de caballo. La otra opción era utilizar el servicio de los boteros para efectuar el cruce del río.
La navegación en esos pequeños botes de remos y de rústica construcción, era riesgosa, tanto en verano como en invierno.. El verano deparaba fuertes corrientes en el curso de agua y había que superar vientos de 100 km, y en invierno, por la gran cantidad de témpanos flotantes de más de un metro de espesor, que podían con facilidad triturar un bote de madera. Si a esto sumamos una temperatura de15 bajo cero, tendremos un claro panorama de lo que eran tales cruces para los enfermos que debían trasladarse para su atención médica.
Con los antecedentes de la realidad descripta, la iniciativa de los vecinos comenzó a producir hechos. En principio se convino una reunión en el local de la Comisión de Fomento, presidida por su titular Don Francisco Bilbao y en la que participaron el Comisario Francisco Medina en representación del Gobierno Territorial, las fuerzas vivas representadas por Don José Raful, Federico Ibarra, José Muñiz y Don Agustín Vidal, contando además con el apoyo de la Sociedad Rural. Representada en esa reunión por José Cullaré Py y Fernando Romero. Pensando en la salud pública acordaron que se utilizaría la vieja casa del Sr. Bilbao, sita en Elcano entre Lasserre y Rosales, la que se adecuaría para su nuevo cometido.
Se trataba de un edificio de antigua data, de dos plantas, construido de madera y revestido con chapas de zinc, que estaba en aceptable estado de conservación. Por intermedio de los buenos oficios del Sr. Romero se comprometieron los servicios de un médico y personal auxiliar, enviándose el expediente a la Gobernación para su diligenciamiento y aprobación.
Después de una larga negociación de orden burocrático, de informes y mensajes, finalmente llegó el 25 de Mayo de 1940, la inauguración de lo que se llamaría CENTRO DE HIGIENE MATERNAL E INFANTIL, el tan anhelado centro asistencia. Eran las 11 de la mañana y hacían 16 grados bajo cero. Allí fue puesto en funciones el Dr. Salvador José Ricardo Serpa, a quien secundaría Antonio Cabezas como enfermero y Catalina Pericic como mucama. Nuevamente, era algo más con que contar. Mientras tanto, por estos años, y cuando mediaba pedido, solía acudir a socorrer casos de urgencia la ambulancia de la Cruz Roja de Porvenir, conducida por Federico Kuvacic.
Fechas concretas y comprobables indican que 13 años después, a partir de 1953, la salud de los pobladores también comenzó a ser atendida en el Hospital Rural del BIM 5, cuyos médicos hacían proezas en el servicio de sanidad, que incluía además, un servicio odontológico.
Pasaron 20 años, y por Resolución 1016 del Ministerio de Asistencia Social y Salud Pública, fechado el 24 de septiembre de 1963, se aprueba la habilitación parcial del Hospital de Río Grande, fijando una partida presupuestaria para construcción y equipamiento. Este emprendimiento tardaría otros 20 años en perfilarse en su final de obra, entre replanteos y demoliciones. A partir del 3 de agosto de 1962, otra Resolución Ministerial designaba interventor del Hospital Rural de Río Grande al Dr. Carlos Alfredo Pacheco en reemplazo de la Dra. Elba Aurelia Villafañe Bombal.

La vieja enfermería del Frigorífico, los viajes a Punta Arenas, el Centro de Higiene Maternal e Infantil y el Hospital Rural del BIM 5 conforman el historial de la salud publica precedente a la puesta en marcha del Hospital de Río Grande, el que ya inaugurado, continuó contando con las prestaciones que médicos y cirujanos del BIM 5 brindaban. Mas recientemente se agregarían clínicas privadas.

Hoy lo conocemos como Hospital Regional Río Grande, pero que habiendo nacido con unos pocos consultorios, fue creciendo a fuerza de ampliaciones que acompañaron el crecimiento desmedido de una población que generaba demandas no previstas. Sumadas las ampliaciones, completaban la ocupación de una manzana transformada a fuerza de trabajo solidario, cuya fisonomía y funcionalidad ya no es tal como hoy lo vemos, porque aquel edificio fue cuestionada en nombre de la modernidad, y fue construido un nuevo edificio que lo reemplazó.



 LAS ENFERMERAS PROFESIONALES EN SU DIA

La muerte siempre duele. A los familiares, a los amigos. Nos duele y preocupa. Las personas ya no mueren en sus casas, con sus seres queridos, con sus cosas. Nos morimos en la sala de terapia intensiva, llenos de
 tubos por todos los agujeritos que tenemos, más algunos que nos hacen a propósito, totalmente desvinculados de lo que puede ser la relación directa, fundamental, que en ese momento necesitamos. Obviamente, no es el momento ni las condiciones para que una persona pueda realizar un resumen de su vida y terminar en paz con sí mismo y sus amigos.

Allí solo hay seres humanos enfermos con deseos de cura, y familiares que ansían retener al ser querido. La salud es un factor muy significativo para el que no la tiene, de modo tal que el riesgo de pérdida, implica la inseguridad, la desazón y la amargura por parte de quien lo sufre y de su entorno familiar.
Es en este sitio donde ellas encuentran su lugar de trabajo: las enfermeras. Las que saben que el paciente es un doliente que necesita ayuda y que es persona, independientemente de los datos que figuran en su historia clínica. Tal vez por ello es que se dice que para ser enfermero es necesario tener vocación. Porque es el preocuparse por el sufrimiento de otro ser humano al que hay que darle el apoyo necesario desde todo punto de vista, cubrir sus necesidades básicas. Desde este lugar se está más en contacto con el enfermo, se trabaja en “primera línea”. Comparativamente, la función del médico es más breve y esporádica. Es que el médico atiende, diagnostica, medica y se va. El enfermero continúa luego en contacto con el enfermo, cumpliendo y controlando las indicaciones, las 24 horas del día, los 365 días del año.
La función del enfermero es amplia, habla para y por la comunidad; hace promoción y prevención; ayuda en la rehabilitación; contiene a la familia y hace la atención propiamente dicha del enfermo. El campo de trabajo del enfermero es mucho más amplio de lo que la gente se imagina, y su tarea es por demás humanitaria.

La historia de la profesión de las enfermeras se inicia con Florence Nightingale, quien a principios de siglo atendía a soldados heridos durante la guerra. Eran épocas donde se adjudicaba cualidades como “abnegación y altruismo” a quien lo practicaba. Con el paso del tiempo estos conceptos se fueron puliendo y perfeccionando, y en nuestros días ya se lo menciona como una profesión en sí misma, aunque ahora va acompañada con años de estudios de capacitación universitaria.

En nuestros días, para ser enfermera profesional hacen falta 3 años de estudios básicos, y 3 años más para la licenciatura universitaria. De este modo se aprende a tomar al paciente en su con junto y no únicamente por su dolencia. Está la parte humana, la parte social y la de salud. Hay una persona que sufre y las necesidades básicas deben ser satisfechas siguiendo la escala de Maslov, que comprende las necesidades físicas, psíquicas, de autoestima, lúdicas y de protección.

En el anecdotario de la profesión en Río Grande, existen infinidad de situaciones que definen el perfil, la actitud y la vocación del enfermero. Una enfermera con mucha antigüedad nos decía: “las vivencias que nos depara cada turno son impredecibles. En los comienzos del Hospital de Río Grande nos tocaba hacer de todo en casos de emergencia. Desde suturar heridas, por el médico estaba atendiendo a otro paciente, hasta atender partos urgentes en la misma cama, porque la partera aún no llegaba. En otros casos, nuestra preparación nos lleva a detectar dolencias por las que el paciente no era tratado. Por ejemplo, en una oportunidad, tomando una enfermera la presión a un interno, solo daba la alta, no había lectura de baja. Intentó en el otro brazo y por 4 veces, repitiéndose el fenómeno. No había lectura de baja, no había piso. Surgió la sospecha de una cardiopatía, que el médico luego confirmó. Las enfermeras están preparadas para todo. En otra oportunidad vino un llamado del lago Khami para buscar a un enfermo. Llegado al lugar la enfermera se encontró con que se trataba de un herido de arma blanca y tenía los intestinos colgando por la gran herida. Abrió una bolsa de sachet esterilizado, puso los intestinos dentro y la pegó con cinta adhesiva. De esa manera el herido llegó en perfecto estado a la guardia del hospital y salió bien. Otros recuerdos pasan por aquellas primeras épocas del Hospital y las de cortes de luz, donde las actitudes superadoras hablan solas, como en el caso de aquella enfermera que estaba instrumentando en el quirófano, y devino un corte de luz. La operación terminó con éxito a la luz de una vela”.
Queda claro que para esta profesión hay que tener sensibilidad. Quien no la tiene o la pierde, pierde sentimientos y ya no podrá ser enfermero. Sólo ellas saben de los dolores cervicales, dolores de caderas, piernas o de várices por levantar o mover pacientes imposibilitados de hacerlo. Muchas veces, cuando finalizado el turno regresan a sus casas, no les es posible bajar un telón y olvidar lo vivido durante la guardia. En sus cabezas persiste el sufrimiento ajeno. Son los efectos que genera la impotencia ante la muerte. Eso... las enfermeras lo saben... 

Y por ello nuestro saludo a las enfermeras en su día... para las que hoy están ejerciendo su profesión, a las que fueron mis alumnas en el CENS 18, y a las que lo hicieron antes en la historia de nuestro hospital, tal el caso de Hilda Lincomán, Irma Varas, Marina Cárcamo, Arsenia Alvarez, Clara Romano, Pablo Legunda, Blanquita Mella, Mari Vargas, Carmen Alvarado, Marina Sandoval, Celina Prieto, Nélida Torres, Anita Oyarzo, Agapito Paz, Rubén Cabrera y Daniel Recio, entre otros. A través de Uds. 


Nuestro homenaje en el Día de las Enfermeras. ESCRITO COMPLELENTARIO DE CARLOS MARIA.

EVOCACIONES* 21 de Noviembre de 1591. Sarmiento de Gamboa pide por los que quedaron en el Estrecho

El Gobernador del Estrecho recuerda al soberano la empresa inconclusa de poblar y fortificar Magallanes, y como el infortunio acompañó sus regreso donde fue capturado por corsarios ingleses, apresado en Londres, y luego de regreso por los hugonotes franceses los que pidieron un rescate que la corona pagó con dinero que tenía pendientes de cobrar Sarmiento.

Pero esta circunstancia de su recobrada libertad no venía a dar solución a los que quedaron esperando en las australes comarcas. Socorro que se había solicitado en dos oportunidades con antelación por intermedio de Juan de Herrera y Juan Ruiz de Velazco, y si bien se había tomado conocimiento por funcionarios del escorial que el rey Felipe había dado su consentimiento para ese socorro, el mismo se había demorado.

En un párrafo de su comunicación Sarmiento dirá: Por esto suplica a Vuestra Majestad por la sangre de nuestro señor Jesucristo, se acuerde de aquellos sus tan leales y constantes vasallos, que por servir a Vuestra Majestad quisieron quedar en regiones tan remotas (espantables a todos los que se volvieron huyendo) confiados de la misericordia de Dios y de Vuestra Majestad, que lo mandaría a visitar y recorrer, como Pedro Sarmiento, en el real nombre de Vuestra Majestad se lo prometió.

Sarmiento de Gamboa estaba implorando al soberano un socorro que nunca se cumplimentará, y allá seguirá en el sur por breve y doloroso tiempo, el Real Felipe que en su triste destino será identificado como Puerto Hambre, por la terrible muerte de sus ocupantes


EL PADRE JOSÉ FORGACS, y sus pasos santacruceños.12


El álbum del Padre José nos trae la imagen de este transporte de época. Rompeniebla, portaequipaje, y corneta.


Mientras que aquí se suceden las imágenes con alumnos endomingados, en una de ellas el jardín deja las evidencias del uso de botellas para marcar canteros y senderos.



Otro plano es el infaltable deportivo. Con camisetas azul y grana. Esperando saber en que momento alguien de la red nos descubre y al menos agregar el nombre de la localidad o el colegio de Santa Cruz donde se desarrollaron estas alegrías.




Aquí el capítulo es gastronomico. De la gente son sotana Forgacs es el de la izquierda, al acecho. Cerca suyo una damajuanita, del otro lado un niño cebador.



Este puede ser el otro lado del fogón, el cura sorprendido masticando, un parroquiano muestra la botella pero no alcanzamos a ver la marca.


Aquí el cura se ha puesto un pañuelo anudado a la cabeza, un barra brava de entonces.




Mientras que aquí, en este día de pic-nic los amigos muestras los restos, el hueserío, de lo que ha sido un día apetecible.




Aquellos fueron los días.1

Dentro de unas horas, en la ciudad de Ushuaia, la Justicia Electoral entregará diplomas a los ganadores de la reciente compulsa.

Entre ellos, de manera singular, se presentará Oscar Martínez, para ocupar su banca nacional en nombre del flamante Movimiento Solidario Popular.

Los días de campaña hicieron desde diversos sectores pasar las confrontaciones por su persona. El análisis reciente de esos hechos se puede valer de lo que ha ido quedando de las crónicas periodísticas.

Pero hay un conflicto en la raíz que llevó a distanciar posturas entre los referentes del Movimiento de Martínez, y el Movimiento Popular Fueguino, separados por poco más de cien metros en la vieja calle Moyano, la que antes llamábamos "la calle de la alegría".

Y todo tiene en su origen situaciones vividas cuando el MPF fue gobierno, y sus acciones precipitaron una muerte en medio de reclamo gremial.

Martínez llevó la voz cantante, y el catalejo de la justicia se posó sobre él.

Cuando debió ser sometido a juicio hubo un movimiento en su defensa que alcanzó dimensión nacional.

Algo de todo lo que se dijo apareció en un folleto, del cual tomamos estas referencias apasionadas.

EL RECUERDO DEL HORROR

Marzo de 1995, se vislumbra un difícil futuro para los trabajadores de Continental Fueguina.
Alrededor de un centenar de familias que dependían de esa fuente laboral en reiteradas ocasiones vivieron al filo de la navaja, la incertidumbre era una constante en los últimos años.
Desde los primeros días del mes, los delegados gremiales realizaron reiteradas gestiones para mantener la fábrica en funcionamiento.
Se entrevistaron con los entonces ministros Preto y Baschera, intentando un diálogo que permitía encontrar una solución.
Los funcionarios pidieron que hagan llegar sus demandas por escrito. Los obreros un petitorio con siete puntos (pago de diversos rubros salariales adeudados, que el gobierno provincial garantice la continuidad de la producción y que se apliquen las leyes 206 y 207).
El gobierno se desentendió de acordar con los trabajadores y cerro las negociaciones.
Preto admitió que los empresarios adeudaban al Estado Provincial alrededor de un millón de dólares. Entonces era razonable la propuesta obrera de que el gobierno garantice el cobro de lo adeudado por los empresarios y que mantenga la fuente de trabajo a su cargo.
Los obreros, en medio de su desesperación por la quiebra decretada, deciden permanecer en el establecimiento.
El 11 de abril, a las 5 de la tarde, la policía provincial desata un violento operativo de desalojo, disparó a mansalva balas de goma y gases lacrimógenos, golpeó a bastonazos a hombres y mujeres que yacían indefensos en el suelo. Hubo 16 heridos, 4 quedaron internados y uno fue operado por las lesiones recibidas.
Las imágenes recorrieron el país y el mundo, la indignación se extendía…
La población salió a la calle espontáneamente para demostrar su repudio a la injustificada actitud del gobierno. En Río Grande, hubo una concentración y rápidamente un contingente de gremialistas (entre ellos Oscar Martínez) y trabajadores marcharon hacia la capital provincial a solidarizarse con sus compañeros apaleados. 

La noche ushuaiense estuvo signada por la actuación de policías de civil que intimidaron a la población con disparos al aire en las barriadas obreras. No obstante, grupos de trabajadores salieron a las calles y fueron reprimidos con idéntico salvajismo. Unos veinte manifestantes fueron detenidos, no menos de una decena de heridos fueron atendidos en el hospital

RASTROS EN EL RIO.91*De cómo reunidos y articulados distintos aportes bibliográficos se puede lograr esta corporización mental de aquel nuestro primer bautista: Hernando de Magallanes.”



En mi último regreso a la Tierra del Fuego llegué caminando.

Al poner pie sobre suelo fueguino llevaba en mis manos el libro de Napoleón Baccino Ponce de León: Maluco, la novela de los descubridores –último premio Casa de las Américas-que fue mi lectura durante toda la travesía. Para aquel momento el libro me había dado respuestas coincidentes sobre mi apreciación histórica de quién fue para la historia fueguina Hernando de Magallanes. Eso que leí el 14 de marzo de 1986 en mi programa de Radio Nacional, en Los Gajos de la Tierra.

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Ruy Faleiro extendió en la Casa de Contratación la carta astral sobre la expedición destinada a circunnavegar la Tierra. Sus augurios no podrían ser más terribles.

En aquellos tiempos de enemistades e intrigas entre las cortes de Castilla y Portugal el hecho mereció diversas interpretaciones, la de los supersticiosos creyéndolas a pie juntillas, la de los escépticos riéndose de los anuncios e imaginando el ánimo portugués de frustrar la partida de la flota, y la indignación en los círculos eclesiásticos. Falerio estaba entre los primeros y no fue de la partida en San Lucar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519.

El Almirante no quiso saber nada de este tipo de caras, el prefería a los designios del futuro los descubrimientos del pasado, y así lo había hecho desde le momento que en su condición de Capitán de Navío pudo frecuentar la Tesorería de Lisboa y conocer allí, con la reserva que el caso merecía, los estratégicos derroteros, los portulanos de expediciones clandestinas en los dominios de Isabel y de Fernando. Por eso al frente de sus cinco naves y con 237 hombres a sus órdenes salió Don Hernando de Magallanes a cumplir con las capitulaciones firmadas por él y Falerio el 28 de marzo de 1518, rumbo a la mar océano, rumbo a la fortuna del oriente.

Magallanes conoció a Falerio después de su incursión por Oriente. Allí se había embarcado en la armada de Almeida de 1505, batiéndose ardientemente en Cananor, Goa y Málaca, sus empresas modestas pero valientes le sirvieron para luego de enemistarse con Alburquerque, jefes de disímiles caracteres, para recibir una media soldada con la cual el Rey Manuel pensó que iría a vegetar.

Pero después de esto vino la voluntaria incorporación a los ejércitos de tierra en los cuales combatió frente a la ciudad de Azemmour, ganándose un tajo musulmán sobre el tendón de la rodilla que lo dejó cojo para toda la vida.

No tuvo mayor suerte en esta empresa donde no consiguió nunca la compensación por un caballo perdido en la pelea, y para males fue acusado de hacer uso indebido de ganado capturado durante la empresa.

Con su porte de rengo, barbudo y poco agraciado caballero comulgó en ideas en una taberna de Lisboa con Falerio, que se decía bachiller cosmógrafo que no había conseguido del Rey Juan II el grado de Astrónomo Real y que en medio de sus arrebatos de mal talante vendía horóscopos amén de calcular longitudes –eso es lo que se creía- con el astrolabio de espejo inventado por Behain.

Magallanes se convierte en su mejor alumno en tiempos en los cuales las fronteras de los imposibles eran asaltadas por la osadía del hombre. Falerio aseguraba que la línea demarcatoria del traslado de Tordesilla dejaba en poder de los reyes de España los dominios preciados de las Molucas, las islas de la especiería a las que Portugal llegaba monopolizando el comercio en su navegación hacia oriente, bordeando el continente africano.

Allí estaba la riqueza y se podía llegar por otros medios, como era la tarea de afrontar el bordear el continente americano en la búsqueda de un canal interoceánico que permitiera ingresar al Mar del Sur.

Pero no era tan original el planteo. Vespucio crecía que por el Mar del Sur se acanzaría; Ternate, Leonardo da Vinci y Schöner demostraban en escritos y cartografía la existencia de un paso al Sur de América, y en el camino de las Molucas ofrecían sus servicios a las cortes europeas otros navegantes, entre ellos el Piloto Esteban Gómez que finalmente se alistaría con Magallanes desertando en la boca del paso interoceánico.

Portugal no prestaba interés a estas aventuras, y y por demás en sus Tesorerías se guardaban celosamente las informaciones de viajes clandestinos en los dominios castellanos  de América, cuya divulgación abriría las puertas de sus rivales por el sendero de la codicia.

De allí salieron Magallanes y Falerio, el Capitán abandonando una mujer y un hijo pero llevando celosamente el secreto de los mares descubiertos en el estado mayor portugués.

El globo bien pintado, en el que figuraba la tierra toda, pretendía ignorar la existencia del paso que con certeza se conocía, de ello dio cuenta Antonio de Pigaffeta en la crónica del primer viaje alrededor del mundo al decir que el Almirante “había visto en una carta de marear, hecha por Martín de Bohemia, gran piloto y cosmógrafo, que estaba en la Tesorería del Rey de Portugal, el estrecho pintado a la manera que lo halló, ese paso de sus quimeras ya figuraba en la cartografía secreta de los dueños del Atlántico con el nombre de Frentum Boehmicum, y su inscribidor, el nombre del navegante se ha perdido en la anónima historia de las intrigas. Martín de Benhaim pertencecía a una familia asentada por doscientos años en Nuremburgo, hombre que habiendo residido largos años en la Isla Fayal en el archipiélago de las Azores prestó servicios al Rey de Portugal Juan II del cual recibió la distinción de Caballero de la Orden de Cristo.

Magallanes y Falerio fueron a Zaragoza a vender lo que otros ya conocían y traban relación con Duarte Barbosa, casándose Don Hernando con Beatriz, la hermana de Fuarte. Ronda las cortes y cenáculos intelectuales para desmotar con Falerio el complejo ensamble de longitudes y latitudes ante una España repartida entre la pasión de crecer y las nostalgias de un Rey, que pronto sería Emperador de Alemania.

Y ambos temen una amenaza española dejando en la conciencia de los observadores de su existencia sobre motivos de importancia para justificar su alejamiento de la corte lusitana, como los que en su momento habrá tenido Colón, de idéntico motivar y parecer.

Temían por su vida, creían que en cualquier momento la larga mano de la intriga de Lisboa frustrarían sus ambiciones llegando a manifestarles que Alvaro da Costa, embajador portugués –en realidad camarero y guardarropa mayor del rey Manuel-era el conspirador de su vida mientras arreglaba el casamiento de la Infanta con el Rey Carlos.

Pero atrás de la intriga y la aventura estaba España, la que simultáneamente a la empresa, con Niño y siete naves exploraría el Pacífico, con Alejo García y otros náufragos de Solís trazaría un largo camino del Brasil al Alto Perú buscando al rey Blanco, la que con Ponce de León colonizaría Florida y en manos de Gordillos y su gente aportaría el descubrimiento de California.

El último día de verano de 1518 partieron del puerto de San Lucar las cinco naves que se habían preparado en el dique seco de Sevilla. En el puerto quedaron Beatriz, la esposa española, con el hijo del Almirante de seis meses de edad, y con otro en sus entrañas. Falerio obligado a compartir la vigésima parte de las ganancias con su horóscopo en la mano, y una tierra a la que pocos volverían. Marcharon en las naves en cuyo armado invirtió critobal de Haro, banquero de Amberes, la mayor parte de los costos, 237 hombres, de ellos 45 extranjeros de distintas nacionalidades, 35 portugueses, y uno muy especial que fue excarcelado para la aventura después de pagar con prisión el haber vendido en el extranjero el navío que mandaba: Juan Sebastián Elcano, el que terminaría la proeza.

Por el mar de la flota fueron navegando la inercia burocrática para conseguir 8.747.125 maravedíes, un millón de dólares de hoy a valores de oro puro; las intrigas de Río de Janeiro, los prejuicios antipotugueses, el motín de San Julián y su primera misa, la incurria española en la búsqueda de lo conocido.

El Almirante llegó el 1ro de Noviembre de 1520 a la boca del paso que alguien para nosotros hoy ignorado descubriera antes como navegante espía; parlamentó y llamó a consejo de capitanes para exponer después de oír razones, porque había que seguir, y en esa decisión se salvaron en 27 días y 27 noches las aguas del Estrecho que llamara de Todos los Santos, y que hoy como él se llama.

Al sur quedaba esa tierra helada donde los aborígenes debían mantener encendido de continuo fogatas, pero el Almirante miraba al frente y a la derecha y nuestro archipiélago quedó a su paso con el nombre que le diera el Almirante rengo de la triste figura: Tierra del Fuego.



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En mi último regreso a la isla llegué caminando. Fue por esa costumbre de la Capitanía de Puertos en la Primera Angostura que exige a los hombres descender del Bus, y emprender a patacón por cuadra el descenso a la isla que, sin discriminación de nacionalidades, nos habita en el alma.







TRÍPTICA NACIONAL.LENGUA.10. Adaptarse a la psicogénesis.

Es consenso entre los nuevos educadores que para tener éxito en imponer en los niños hábitos de lectura, es evidente que hay que salir del dictado, de copiar trabajos, del completar la historia que la maestra quiere y apostar a la historia que parta de la construcción del chico.

Para docentes formados en los métodos tradicionales, el pasaje al constructivismo que supone la psicogénis no es sencillo, máxime cuando la actualización puede quedar librada a inconexos cursos de capacitación.

Algunos como Amanda Donadío advierte que "yo prefiero que enseñen desde lo que saben. Un maestro obligado no puede enseñar nada, tiene que estar convencido. Aquel que lo hace por imposición del gobierno, de la directora o porque es lo 'moderno' hace barbaridades. Por ejemplo, consideran que un chico no aprende si un chico que está en el nivel silábido-alfabético escribe una sílabas completas y otras no.
Lo que pasa es que el chico tiene una gran confusión, si se estancó hay que ver qué pasó. Es importantísimo que el alumno relea lo que escribió. Lo que uno escribe no tiene valor si al otro no le sirve, no lo entiende. Corregir no tiene nada de malo".


Si nos preguntamos sobre cómo se debe promover la interacción entre los chicos?

La respuesta podría ser la siguiente: Los chicos aprenden junto con los otros. Discuten, aportan, preguntan al otro, ofrecen información, justifican para el otro: creen que allí dice y que debe escribirse de tal manera, así ellos también van reflexionando sobre lo que ellos leen y escriben.
Y los maestros, cómo actúan en ese escenario?

--El lugar del maestro cambia. Imaginemos que para la enseñanza tradicional de la lectura y la escritura, teníamos un maestro que estaba parado al lado del pizarrón escribiendo sílabas. Ahora tenemos un maestro que está recorriendo el aula, donde hay grupos de chicos que están leyendo o escribiendo y el maestro interviene, aporta información, aclara, genera dudas, plantea problemas, es un maestro que está recorriendo el aula, ayudando al trabajo con los chicos.