PLAQUETAS.1. Marcos García.

Suele recibir el nombre de trìptico, en la medida que se construye sobre una hoja rectangular doblándose en tres. Esto da la posibilidad de tener seis espacios distintos de expresión.

Los escritores usan la Plaqueta Literaria para realizar una difusión gratuita de algunas de sus primicias. Conservamos muchas de ellas, nacidas en este último cuarto de siglo fueguino. Algunas de cierta factura profesional, otras artesanales.

Vamos a ir publicándolas, con un recorte necesario para ser leídas más fácilmente y en algunos casos haciendo presentación de escritores que no hicieron carrera, ¡pero tenían ganas!

Tal era el caso de Marcos Antonio García que, como empleado de la Secretaría de Asuntos Sociales, se iniciaba en el mundo de la solidaridad, y los contenidos esperanzados. Tenía un tanto como padrino a Julio José Leite, que escribió algo para el en esta plaqueta; Julio.., que lo había bautizado como He-Mab.


Marquitos a sus cuatro años.




Marcos en lectura poètica.




¿Que te pashó, Marcos?


.EVOCACIONES +++Julio 30, de 1898. Renuncia de José Ignacio Igarzabal.


Es un jefe de policía que se había visto envuelto en el denominado caso Oterlock.

Se trataba de un indio ona muerto, en situación registrada en la Misión de Nuestra Señora de la Candelaria, el 24 de febrero del año anterior.

Inicialmente Igarzabal será puesto preso, pero luego argumentará problemas de salud, para hacer prosperar la solicitud de licencia ante Ramón Lucio Cortés que ejercía la jefatura policial del territorio.

Se pedirá un pasaje de cámara y a la vez se nombraba un sucesor en Río Grande, en la persona de Juan Roca que en su momento había sido exonerado de la gobernación.

La crónica de las hermanas dirá sobre este tema:


El comisario mató un indio porque le había robado algunas ovejas, pero el director fue a Punta Arenas a hablar con monseñor para sacar a esos civilizados de entre los indios que en realidad son casi mejores que los civilizados.


ROOL ͠ ON ROLL ͠ OFF: Un camino en el agua. Primera parte.


En el año 1983 iniciamos una experiencia periodística en forma de mensuario a la que titulamos TRUCO. Ya en su primer número nos referíamos al cruce por aguas argentinas, el tema que tanta vigencia cobró en los últimos días con el anuncio presidencial desde Río Gallegos. Supongo que con todo lo que se ha hablado sobre el tema, y las investigaciones que se encausaron, sumarán toneladas lo escrito sobre el particular. Pero vengo a recordar lo que escribimos en aquel entonces, por si sirve al conocimiento general. Uno de los generales que menos manda.

Bajo los más diversos rótulos, los fueguinos de todos los tiempos se han esforzado por esclarecer al país su condición insular. Y si no hubieran mediado los acontecimientos fronterizos del último lustro serían muchos más los argentinos que no se percatan de la existencia del Estrecho de Magallanes, del habitual tránsito por Chile en el transporte terrestre y de una situación de dependencia hacia ese país generada fundamentalmente por el escaso potencial naviero nacional.
El ascenso de la administración Suárez del Cerro, vino a colocar en la mesa de las discusiones, la implementación de un sistema de vinculación física entre el sector argentino de la Isla Grande de Tierra del Fuego y la Argentina continental; todo circunscripto en cuatro términos ingleses: “roll-on - roll-off”.




“Entra rodando, sale rondando”, -decía el mandatario cuando recién comenzábamos a conocerlo los fueguinos- y describía con las manos un arco que pretendía simbolizar el salto grande que daríamos sobre el Atlántico Sur.
Se habló de plazos cercanos, de prioridades de todo orden para cristalizar el proyecto. Llegó a cerrarse la frontera pero la respuesta del Ejecutivo Nacional no fue inmediata. Pasó una guerra y los detalles del proyecto aún no han sido definidos. Se prefirió promover una competencia deportiva, a divulgar detalles de las conclusiones de la Royal Woskalis Westminster, una consultora de factibilidad.
En distintos foros periodísticos se insistió sobre el imprescindible cruce del Estrecho de Magallanes por aguas argentinas, dislate geográfico que no tiene en cuenta que las márgenes de este paso son patrimonio chileno y que en todo caso, el cruce será por el Atlántico Sur.
Y al fin llega la licitación de la obra: La construcción de las dos terminales, los dos puertos, atrae a numerosas firmas: Ingenieros Asesores S.A. y Estudio de Ingeniería Hidráulica; Encofisa-Conipa-C, Rivelli-Krupp-Auxini – Atha – Lexport – GAT; Vicente Robles S.A. – MCICIP; IMPRESIT SIDECO- Dycasa – ATEC – I ATASA – ECOCONSULT; Marlin – Sebastían Marolese – Empresa Argentina de Cemento Armado; Dragados y Obras Portuarias – SUPERCEMENTO – TECHINT; PANEDILE ARGENTINA; Great Lakes Argentine; INALRUCO; SANYMCOTENOR; SADE-FRANKLIN CONSULTORA; PILOTES FRANKLIN CONSULTORA; PILOTES FRANKI; COPIGA – D´APPOLONIA CONSULTING – J. C. Caballero S. A.; Compañía Argentina de Construcciones. Tras una inversión prevista en más de cien millones de dólares, catorce conglomerados empresariales con su capacidad, su tecnología, su experiencia y sus expectativas presupuestarias.
El trabajo comprendería a la vez el desvío de la ruta tres desde Río Gallegos a Cabo Vírgenes (134 km) en Santa Cruz y la consolidación del tramo Espíritu Santo- San Sebastián (81 km) en la Isla Grande.



Al final, la travesía se vería reducida en 55 km, sin pasar por Chile, obviándose de esta manera trámites policiales, más no aduaneros, si siguen en vigencia los regímenes de promoción diferenciales. El tiempo de la navegación es otra de las incógnitas. Durante estos dos años el programa roll-on – roll-off, se constituyó en un lugar común dentro de las preocupaciones fueguinas a tal punto que en la emergencia política que transitamos, figura como obra impostergable en distintas plataformas electorales en elaboración.
Llega un funcionario del resto del país y ¡zas! allí surgen las preguntas de compromiso sobre regímenes de promoción y roll-on – roll-off, temas para los cuales siempre deben tener un sí.
Quedaron de lado las circunstancias apremiantes que apuntaron en un momento a reeditar el tráfico comercial hasta Caleta La Misión con navíos BDT. Se peticionaron subvenciones y créditos para encontrar en algún lugar del mundo la “barcaza” ideal, pero no se encontró en algún herrumbrado casco una respuesta para las inquietudes del mercado fueguino. Un buque porta-contenedores, quiso ser la alternativa, pero el intento fracasó toda vez que la existencia de importantes flotas de camiones comprados en el marco de la ley 19.640 exige su forzado y periódico retorno al Territorio. Un alegato justicialista reclamando la disponibilidad del Buque de Transporte de Tanques “Cabo San Antonio”, que tan buenos servicios prestó a la comunidad como nexo naval durante la guerra, no mereció respuesta.
Y mientras tanto se sigue dibujando el camino de agua, con insistencia para que el sueño no desdibuje el trazo.



EVOCACIONES ***Julio 28, de 1927. Sara Palma contra Padilla por gastos en prostíbulo.

Ante el Juzgado de Paz de San Sebastián con sede en Río Grande, ejercido por el maestro Telmo Suárez, se presenta la señora Sara Palma, chilena, soltera, mayor de edad, domiciliada en esta localidad, y declara que el día jueves por la noche de la semana próxima pasada se le presentó un señor que dice llamarse Padilla, ser estanciero y muy rico, y después de hacer algunos gastos en la casa prostíbulo local y tomar y quedarse a dormir con la presentada, le entrega un cheque de trescientos pesos moneda nacional chilena, y al hacerle ésta el cambio por equivocación le da el vuelto perdiendo en el acto.


La denuncia sigue de la siguiente manera.

Al día siguiente la exponente le devuelve el cheque pidiendo quiera devolverle el dinero que le había dado de vuelto. Y también pide devolvérselo. Que en total el señor Padilla le adeuda $88 moneda nacional de curso legal por gastos y 30 pesos moneda nacional por la noche que ha dormido con la presentada, que es cuanto reclama con el señor Padilla y para constancia por no saber firmar estampa el pulgar de la mano derecha.

La diligencia cierra con la presencia del inculpado.

Presente el demandante señor Ricardo Cantillán Padilla y enterado de la demanda presentada por doña Sara Palma a preguntar hechos contestó que jamás fue deudor de la demanda, que se le ha interpuesto en su contra, que se ha servir de la mujer Sara Palma como pupila del prostíbulo local y que ha pagado en el acto su importe, que jamás tuvo operaciones de cambio ni de ningún asunto con semejante mujer, que le es una sorpresa la demanda y que es todo cuanto tiene que arreglar al respecto y para constancia firma por ante mí.

Y van las firmas Ricardo Catelillán Padilla, y Telmo Suárez, Juez de Paz Telmo era a la vez Jefe de Tierras y Maestro director de la primer escuela de la localidad.

La prostitución era entonces una actividad lícita en todo el país, y se encontraba reglamentada. El expediente que deja las cosas como estaba ayuda a entender algunos aspectos de este desempeño en aquel Río Grande:

1.-Que aparentemente existía un solo prostíbulo en la localidad.
2.-Que se operaba en las transacciones comerciales tanto con moneda del país, como extranjera. Permitiéndose el uso de cheque.
3.-Que la preeminencia de los chilenos queda dibujada con la identidad de los dos actores, ambos chilenos.
4.-Que el nivel de instrucción de la pupila era ínfimo, no sabía firmar, y también parece que no manejaba la matemática rudimentariamente.
5.-Que el servicio brindado por la mujer ascendería a la 30 pesos.
6.-Que en estos conflictos palabra a palabra no había definición, no se aportaban testigos, y finalmente.., Padilla no sería bien recibido en esa casa que alumbraba las diversiones masculinas del Río Grande de 1927.


Es de señalarse que por entonces no existía autoridad municipal, puesto que la Comisión de Fomento comenzaría a trabajar recién al año siguiente, y muchas disposiciones eran vistas solamente a la luz del Código Rural.

EVOCACIONES***Julio 27, de 1828.- El Adventure y el Beagle en Puerto Hambre., tristezas de un capitán.



Seguimos a las dos naves británicas en tareas de relevamientos hidrográficos para construir una cartografía que orientará la navegación casi en forma exclusiva, hasta fines del siglo XIX-

Naves que se están encontrando para da cuenta recíprocamente de sus tareas en el antiguo sitio donde perecieran a fines del siglo XVI los colonizadores españoles de Sarmiento de Gamboa.

Corría el 27 de julio de 1828, el bergantín llevaba tres días de retraso y había empezado a entrar el pánico por su paradero.

Al pasar por la popa del Adventure, el alférez de navío Skyring (el segundo de Pringle Stokes) lanzó a gritos malas noticias sobre la cubierta del Beagle, el capitán estaba enfermo y confinado en un camarote.

Parker Kingel abordó el Beagle y comprendió que Stokes estaba al borde de un colapso mental debido al agotamiento extremo y a la desmoralización.


Se mostró muy afectado por las penurias que habían pasado los oficiales y la tripulación bajo su mando.., me sentí muy alarmado por el tono pesimista de la conversación”..     

Ha escrito Nick Hazlewood en su libro “Salvaje”:  Con la esperanza de encontrar una explicación, King leyó el Diario de Stokes y descubrió las raíces de la melancolía de su colega en la descripción de la travesía que acababa de realizar;

No hay nada más triste que el escenario que nos rodea. Las cumbres altaneras, lóbregas que circundaban las orillas inhóspitas de esta ensenada están cubiertas de nubes espesas, incluso hasta la parte más baja de las laderas, que son golpeadas por feroces rachas de viento que nos asaltan sin pausa y sin provocar el más mínimo cambio, parecen tan inamovibles como las montañas en las que reposan.

A nuestro alrededor, a una distancia no superior a dos tercios de un cable, hay islotes rocosos azotados por una rompiente tremenda, y como para rematar la monotonía y la profunda desolación del escenario, hasta las aves parecen eludir estas vecindades. Hace tan mal tiempo que como afirma enfáticamente Thompson,  “el alma del hombre muere en su interior”.


El capitán inglés estaba acercándose al momento en que se quitaría la vida, su suicidio sería el primero en un largo registro histórico, en los que el hombre atenta deliberadamente contra su existencia, agobiado por el universo austral que ha pasado a habitar.

Hablaban las paredes.1


La exteriorización de lo político ocupaba su lugar en las calles, pintadas y carteles querían decir lo suyo, y también decían muchos de los que los colocaban, cuando lograba saberse.


En algunos casos se colocaban el propiedades del Estado, o en bienes comunitarios.


Las tres fuerzas tradicionales reclamaban su lugar.


Y la casa de los representantes del pueblo lucía a tono con las circunstancias.


Hoy por hoy muchos de estos afanes se canalizan de otra forma, lo sabemos desde facebook.

Y algos de estos carteles tienen clima de internas, antes que electora.


El CHANCHO COLORADO en el 94 aniversario de RÍO GRANDE.

En el mes aniversario de nuestra ciudad vimos la Plaza Almirante Brown luciendo un conjunto de pantallas informativas relacionadas con nuestro ayer. Pero recién hoy nos cruzamos a la misma y pude apreciar entre otras a la situada sobre la calle Fagnano, donde se hace referencia al origen de la policía fueguina. Y fue allí que lo vimos a él.

El hombre sentado de gorra y barba que resultó ser Alexander Mac Lennan, el Chancho Colorado, de quien aludimos su condición de matador de indios, en la Evocaciones del pasado lunes.


Sobre lo que se puede leer señalaremos que no está José Pezoli entre los fotografiados, y que la imagen no ha de ser de 1895, puesto que durante más de un año la policía vivió de campamento en un espacio lindero a la Misión, y la foto responde al momento en que se han mudado cercanos a la Estancia Primera Argentina. La estancia en donde se centra la descripción de Robins que dábamos cinco días atrás.


La aludida fue publicada por el Padre Juan Esteban Belza en su libro titulado EN LA ISLA DEL FUEGO, 2.Encuentro., en el año 1975.

Se puede ver en la página 211 con el siguiente epígrafe: Río Grande. Gendarmes de la comisaría con Jocesito Menéndez Behety (centado al centro), y el juez de paz interino Alejandro Mac Lennan (sentado a la derecha). Atención de don Armando Braun Menéndez.

La mencionada contrucción sería posterior al incendio de La Misión, y anterior al incendio de la primer comisaría, puesto que la edificación no se corresponde con la segunda que alcanzamos a conocer. Con lo que sería posterior a 1897 y anterior a 1902.

Al coincidir la efemérides del día con aquel incendio policial transcribimos la Evocaciones escrita sobre el tema hace ya algunos años:




24 de julio de 1902. Se incendia la comisaría de RIO GRANDE.

La institución policial había llegado a nuestro puerto en 1895 cuando ya existía con anterioridad en San Sebastián. Desde entonces el departamento norte de la gobernación fueguina contó con dos Comisarías.

Inicialmente –con José Pezzoli al frente-  funcionó junto a la Misión de Nuestra Señora de la Candelaria, sin tener edificio propio. Cuando a fines de 1896 se produce el incendio de la misma los policías se trasladan a la margen sur donde se está levantando la estancia Primera Argentina, allí continúa su tarea de resguardo también sin edificio propio.

Se estima que para 1897 ya se encuentra nuevamente de este lado del río, albergando en sus dependencias las oficinas del primer Juez de Paz, Javier Soldani.

El incendio del invierno de 1902, el invierno más duro del que se tuviera memoria hasta las grandes nevadas de 1954, no dejó evidencias sobre la ubicación inicial de esta comisaría que más tarde fue reemplazada por las dependencias de la calle Elcano.

El incendios eran frecuentes, tanto o más que hoy tal vez, en el primitivo Río Grande. Los ocupantes solían abandonar la vivienda para realizar sus tareas dejando bien cargada la estufa para volver y encontrar la misma en condiciones aceptables de calefacción, o en otros casos se utilizaba combustibles eventuales –como ciertas formas de carbón- que destruían rápidamente los caños de ventilación de los calentadores. De allí un recalentamiento que ganaba las frágiles estructuras de madera, y el final inevitable.



23 de julio de 1881. Argentina y Chile firman acuerdo de límites.

El Tratado de Límites al que dio origen estuvo orientado por dos diplomáticos norteamericanos Tomas O. Osborn y Tomas A. Osborn y recibió la firma por parte de Chile Francisco de Echeverría, cónsul chileno en Buenos Aires y del Ministro argentino de Relaciones Exteriores Bernardo de Irigoyen. De allí que se lo conozca también como Acuerdo Irigoyen-Echeverría..

El acuerdo resulta complementario el artículo 39 del tratado de 1856 donde se dejaba expreso trazar los limites atendiendo a la situación heredada es España en el momento de la conformación de cada uno de los dos países.


Las zonas en disputas eran para entonces cuatro:

1.- La Patagonia al sur del Río Negro y al este de la cordillera.

2.- El Estrecho de Magallanes y espacios insulares adyacentes.

3.- La Isla Grande de la Tierra del Fuego.

4.- La islas del sur que conforman el archipiélago fueguino.

Para la patagonia el principio de división pasaría por las altas cumbres que dividían aguas, esto hasta el paralelo 52.

Para el segundo caso se estableció una poligonal y se dejó el Estrecho de Magallanes en jurisdicción chilena pero habilitado para el uso internacional y con prohibición de levantar fortificaciones en sus costas.

La Isla Grande se repartió entre los dos paises en tanto que las restantes, al sur y oeste de la Isla Grande pasaron a ser de jurisdicción chilena.

La Isla de los Estados no fue discutida en su propiedad argentina.

El tratado exigió a posteriori otras medidas de orden diplomático y técnico, pero impidió desde su generalización la concreción de una guerra que aparecía en algún momento como inevitable.

No obstante ello sectores de Chile consideraron que las pérdidas territoriales para se país fueron enormes, y otro tanto fue la opinión de sectores disconformes de la oposición al gobierno que ejercía entonces Julio Argentino Roca.



La adquisición de la Goleta María Auxiliadora en dos cartas...

Del Boletín Salesiano NOTICIAS DE NUESTRAS MISIONES -TIERRA DEL FUEGO

Adquisición de una nave para la Misión

Con fecha 20 de julio de 1891 Monseñor José Fagnano, Prefecto Apostólico de la Tierra del Fuego, escribía de Puntarenas al Revmo. Señor Don Rua, manifestándole el progreso conseguido en la Misión de San Rafael establecida en la isla de Dawson (Tierra del Fuego), y le añadía:< Por desgracia algunas veces el retardo en recibir los víveres llena á los indígenas de inquietud, y temo que esto llegue alguna vez á causar consecuencias deplorables. Para evitar semejante peligro me parece no solo conveniente sino necesario adquirir una goleta de la cual disponer en tiempo oportuno para el transporte de provisiones. Repetidas veces ocurre que sin poder conseguir una barca ni marineros, con inmenso pesar nuestro, debemos esperar semanas y mas semanas llenos de aflicción por la suerte de nuestras Misiones…
Revmo. Sr. Don Rua, por el bien de la Misión, de nuestros hermanos y de los pobres salvajes yo no puedo vivir tranquilo hasta no salvar esta necesidad. Una goleta ó pequeño buque de vapor es indispensable para el servicio de la Misión de San Rafael.
A las súplicas de Monseñor Fagnano para conseguir un barco uniéronse entonces las de Don Rua, y, gracias á la caridad de nuestros Cooperadores, se pudo comprar un barco, no de vapor, como habría sido de desear, sino de vela y demasiado pequeño para resistir  á las tormentas de los mares australes.
He aquí una carta en que el R. P. José María Beauvoir nos da noticias de la conducción del mencionado barco.



De Chiloé á la Tierra del Fuego.
Puntarenas, 12 de mayo de 1892.

REVMO. SR. DON RUA:

Después de una ausencia de cerca de siete meses, me encuentro de nuevo en Puntarenas en la buena compañía de los queridos hermanos. Y tomando la pluma en los ratos libres que me deja el cuidado de los niños educandos le daré breve noticia de mi último viaje, emprendido por orden del muy amado Prefecto Apostólico, Mons. José Fagnano, para comprar una nave para el servicio de la Misión de Tierra del Fuego. Tendré así ocasión de de dar un testimonio público de la extraordinaria protección de María Santísima Auxiliadora, en señal de viva gratitud por haberme librado varias veces en tal viaje de inminente naufragio.
Habiendo partido de Puntarenas el 30 de septiembre del año pasado, no pude volver hasta el 1° de abril del presente. Como á las 4 de la tarde de este día, catorce personas embarcadas en la nave tan deseada, dejábamos al puerto de Dalcahue, en Chiloé, y, aprovechando el viento favorable, enderezamos rumbo por los canales del archipiélago, hacia el mar Pacífico.
De paso nos detuvimos apenas en Coraco, tierra natal de nuestro piloto, y en Melinka, una de las islas Guaitecas, residencia del Gobernador marítimo. Por fin, á los 5 días de viaje entramos en el grande Océano.
¡Ay de nosotros! Que apenas tocamos las aguas del Pacífico comenzó á bailar azogadamente el barco sin aquietarse en treinta horas: un viento fuerte de la parte de oeste, una espesa niebla y una lluvia desecha pusieron á prueba la paciencia de los tripulantes. Las olas que se levantaban  como montañas jugaban con nuestro pobre barco y amenazaban con tremendo fragor sepultarlo de un momento á otro en los profundos abismos. ¡Tristísimo recuerdo! ¡Cuántos gemidos y cuánto espanto en aquellas horas mortales! Pasó la mañana y la tarde y el día entero sin que disminuyese un punto la furiosa tempestad. Llegada la noche, aumentó la zozobra: azotada la nave por un horrendo golpe de mar, sintiese un fracaso indecible: era la vela mayor que caía al agua con la entena correspondiente, al mismo tiempo que se destrozaban en parte las demás. Fue menester arriar las que quedaban y seguir á merced de las olas á palo seco.
A poco nos vimos delante de un escollo gigantesco. Parecía llegaba nuestra última hora; la consternación fue general; el peligro inminente.
Sin medio alguno en lo humano para evitarlo, todos invocamos el socorro del Cielo. Las jaculatorias nos venían espontáneas á los labios: ¡Jesús mío, misericordia! ¡Oh María, concebida sin pecado, rogad por nosotros que recurrimos á Vos! ¡María, auxilium Christianorum, ora pro nobis!
Y María vino en nuestro auxilio.
El piloto, rendido de fatiga, bañado de agua y de sudor, haciendo todo el esfuerzo posible para gobernar el timón, gritaba de tiempo en tiempo: ¡Valor amigos míos! Mas luego murmuraba en voz baja; No hay escapatoria; estamos perdidos.
Pero no, que, á Dios gracias, la barca tomó rumbo hacia alta mar, y sólo al aclarar el día nos dirigimos á la costa.
Deseamos llegar al puerto Otwai, en el promontorio de Tres Montes; pero impelidos por el viento continuamos aún nuestro viaje todo el día á palo seco, pasamos el golfo Penas (ó de las penas) y, por fin, llegada la tarde, conseguimos anclar en Puerto de Ballenas, donde
pudimos tomar el reposo de que tanto necesitábamos.
Restablecidos un tanto, continuamos viaje á la isla Black donde nos detuvimos para confortarnos corporal y espiritualmente. Digo espiritualmente  porque toda la tripulación, para cumplir una promesa hecha á María durante el peligro, se confesó y al día siguiente, Domingo de Ramos, recibió la santa Comunión. Los que no pudieron   hacerlo en ese día no tardaron mucho en cumplir su promesa, inclusive el piloto, el cuál asistía con frecuencia á misa y á recitar á coros el rosario conmigo y la marinería.
Continuamos camino, y entrando en el estrecho inglés ó Angostura anclamos en la isla Víctor, donde tanto por causa del viento contrario como para reparar los daños sufridos nos detuvimos una noche y un día.
El jueves, aunque el tiempo no era mejor, pasamos á la isla Saumarez, donde abundaba la nieve.
En el puerto de Grappler encontramos una canoa con ocho indios, á los cuales á más de regalarle algunos vestidos y varios embelecos los invité á acompañarme; pero no pude conseguirlo, espero ser más afortunado si los encuentro de nuevo.
El Sábado Santo el tiempo continuaba tan malo como en los días precedentes, y sin encontrar buen fondeadero casi nos estrellamos contra una roca; nos pusimos, en consecuencia á la capa durante la noche. Luego que rayó la aurora seguimos por el canal con gran peligro de extraviarnos á causa de la niebla, y á las tres de la tarde llegamos á Puerto Bueno.
Este puerto es más que bueno, es excelente: lo visité todo, no obstante la lluvia, y me pareció encantador, un gran parque real con graciosas islas, senos, caídas de agua y prados bellísimos. Nos es, pues, extraño que toquen aquí casi todos los buques que viajan por los mares. En este puerto encontramos recuerdos del buque de guerra italiano Américo Vespucio y de los mercantes alemanes Gula Suez y Roma. Habríamos deseado detenernos siquiera un día, pero en el interés de llegar cuanto antes á Puntarenas, al día siguiente, si bien era de Pascua de Resurrección, apenas celebrada la misa y pronunciado un corto sermón, levantamos anclas y nos dirigimos á la punta Hamilton á la rada Deep á donde llegamos á los cuatro días, y luego, pasando por sirtes y escollos, á un puerto seguro en el canal de Tamar, aun sin nombre conocido y que llamé de María Auxiliadora.
El 21 de abril soplaba un fuerte viento sud-oeste, y como el piloto no conocía el lugar, vacilaba en darse á la vela; pero examinado un poco el fondo, nos resolvimos á partir y en breve nos hallamos en el estrecho de Magallanes que nos recibió con viento tan propicio que conseguimos andar como sesenta millas en menos de cuatro horas.
Se nos dilataba el corazón al pensar que nos acercábamos á nuestra querida Misión. Pero ¡ay! á cuantos peligros está expuesta acá la vida del navegante…A cada momento puede sobrevenir una borrasca imprevista, dar en una peña ó en algún bajo y salir de este mundo.
Nuestras pruebas no habían concluido, que otras no menos duras nos estaban reservadas.
Después de una navegación propicia, con viento en poca hasta las cinco de la tarde, se oscureció de improviso, vino la noche tan negra que no nos veíamos unos con otros, una lluvia torrencial y un viento que despertó de nuevo la más grande inquietud entre la tripulación. Anclar, sin conocer el lugar, no era posible; continuar el viaje era en extremo arriesgado, á causa de la vecindad del estrecho de la Angostura y del Chroket en una parte cubierta de picos y rocas. ¿Qué hacer? Nos quedamos á la capa y con grandísimo temor nos pusimos á voltegear de un lado á otro.
Más en esta situación terrible siéntese de repente un grito: ¡Escollo, escollo! Era nuestro hermano Porcina quien primero que todos distinguía una gran roca contra la cual íbamos á estrellarnos. Un instante más y nuestra barca se precipitaba en la punta norte de la isla Carlos III.
Se nos heló la sangre en las venas. ¡Fuerza, fuerza, virar pronto! Grita el piloto. Y todos á una, sin pérdida de tiempo nos dimos á la maniobra y conseguimos desviar el barco cuando ya estábamos sobre esa mole. ¡Bendito sea Dios! ¡Gracias sean dadas á María Auxiliadora quien dirigía nuestros esfuerzos y nos demostraba una vez más la eficacia de su protección!
Salvado este peligro, apréciame que no podía temerse otro tan pronto; continuamos toda la noche á la capa, y apenas comenzó á aclarar, aprovechando el viento y la corriente favorables, alzamos velas y pusimos rumbo á la isla Dawson, que ya divisábamos.
Bajo entretanto á mi camarote cuando oigo que me llaman para preguntarme si la barca iba bien. ¡Cápita! Demasiado bien. Habíamos avanzado más de lo necesario y entrado en el canal de Magdalena. Nos empeñamos en retroceder, pero se declaró un terrible huracán que impidiéndonos la maniobra nos obligó á dirigirnos hacia el promontorio de San Isidro. Habríamos querido llegar entonces al puerto Famine; pero no bien había bajado de nuevo á tomar un ligero alimento siento un fracaso que me puso el alma entre los dientes. Nuestra goleta había embancado en un bajo de arena.
Las olas comenzaron á azotarla con gran fragor. La nieve caía en abundancia y el viento soplaba impetuoso. Arriamos velas en el acto y nos pusimos á impeler la nave afirmando palos en la arena. Todo esfuerzo era inútil y corríamos gran peligro de que perdiera el equilibrio y se hundiese allí mismo. Pasadas largas horas de vano trabajo, estábamos ya para embarcarnos en una chalupa y salvar, al menos, la vida, cuando me vino una idea. Sin decir nada á nadie, me fui á rezar el Rosario en mi camarote y luego las letanía lauretanas que concluí con la oración Acordaos de San Bernardo ¡Oh portento! Apenas concluidas las oraciones la nave se alzó como por encanto y quedó libre del bajo en que estaba presa. Era esta una gracia señalada de María Auxiliadora y me atrevo á decir un verdadero milagro.
Continuando viaje el 23 de abril llegamos, por fin, todos sanos y salvos á Puntarenas.
Tales han sido, Sr. Don Rua, las peripecias de mi viaje á Chiloé. Si V. R. lo cree conveniente, puede hacer publicar esta carta en el Boletín Salesiano para que mejor se conozca la protección bondadosa de María auxiliadora y para expresión pública de mi agradecimiento y del de mis compañeros de viaje.
Gracias también á nuestros buenos Cooperadores, que nos han proporcionado los recursos necesarios para conseguir el barco sobredicho de tanto interés para el servicio de nuestra Misión de la Tierra del Fuego.
Monseñor Fagnano partirá conmigo bien pronto en ella á la isla de Dawson.
Saluda con todo afecto á V. R.
Su afmo. Hijo en  J. C.

JOSE MARIA BEAUVOIR

Presb. Salesiano.

EVOCACIONES**Julio 20, de 1898. Carta de Robins sobre el Chancho Colorado.


En el invierno de 1898 en Ingeniero Mecánico James G.Robins, empleado de la estancia Primera Argentina de José Menéndez, administrada por el Red Pig –el Chancho Colorado- Alexander Mac Lennan participó de una expedición contra los nativos a los que se consideraba depredadores de la naciente ganadería lanar.

En un carta dirigida a Albert Maryon, en Inglaterra, fechada en un día como el de hoy, en aquel año decía: “Tenemos quince soldados aquí cuyo deber es cazar indios, pero hacen la cacería alrededor del fuego”, en alusión a lo que considera una negligencia policial,, para luego agregar la conducta de los empleados de la estancia sobre el particular: “Los indios han quemado tres casas y en el hecho han salido las cosas muy movidas, pero pude saber que no siempre han salido libres, ocho de nosotros salimos aquí una noche y viajamos al sur, pasado Punta María, con un indio como guía, y llegamos al punto más cercano al campamento indio, dejamos los caballos y caminamos una hora y veinte minutos a través del monte y pillamos alrededor de 70.  Voy a correr el velo sobre los siguientes cinco minutos y dejarlo que suponga el resto”.

Un testimonio que conduce a justificar la matanza.


Con el tiempo el sacerdote de la congregación del Verbo Divino, Martin Gusinte, que realizó una suma etnográfica sobre los nativos de Tierra del Fuego dirá de Mac Lennan.

En el exterminio de los indios se destacaba por sus grandes ofensivas. Con una caterva de bandidos inhumanos desplegados en formación dispersa “limpiaba” paso a paso grandes áreas de indígenas. No tomaba prisioneros sino que disparaba indistintamente sobre cualquier ser que se movía o se ponía delante de sus caños.


Estas caserías les proporcionaban excelentes ganancias, pues estaba al servicio de la estancia mas grande.

Monseñor Fagnano dirá del Chancho Colorado: “El ganó en un año en premios por el macabro sport, la suma de 412 esterlinas, lo que quiere decir que en un año mató 412 indios. Esta deplorable hazaña fue festejada con champagne, en medio de una incalificable orgía, por algunos miembros de la compañía que brindaron por la prosperidad de la “Explotadora” y por la salud del brillante tirador”.



En las imágenes; Reconocimiento hecho por José Menéndez a su empleados. Placa del cementerio del Punta Arenas donde se encuentra sepultado el célebre cazador de indios.

Chiquito Martínez, ciudadano ilustre.




El miércoles 8 de julio el concejal Esteban -Chiquito- Martínez recibió en el Museo Municipal en 
 compañía de su esposa, Rosario, la responsabilidad de entregar a Coca Bilbao la distinción de Ciudadana Ilustre. Y ahí vino la sorpresa, porque se debió quedar para recibir un idéntico reconocimiento para él. Con nuestras felicitaciones entregamos una galería fotográfica recorre distintos momentos de su vida, pública y privada.



La familia que formaron Esteban y Gladys, entre los hijos Chiquito...¿cuál es?



Y un día llegó el amor...



Era Gerente de la Cooperativa cuando fue lanzado a la arena política.


Y se inició como intendente en la tarea de administrar y conciliar...


Soltó la lengua y no faltaba en los más importantes debates periodísticos.


Con la gorra kangoo que lo caracterizó.


Aquí está con un hincha de San Lorenzo.


Y aquí lo sigue uno de Belgrano.


Sus brindis en público y privado.



Y sus enlaces con la política nacional de los 80 y los 90.


Estableciendo acercamientos con los compañeros de Ushuaia.


Entre radicales.


Entre mopofistas.


E impulsando una dinámica cultural.


Inaugración de la Casa de la Cultura, junto a Rosario, su esposa, y los exponentes de los pueblos originarios: Virginia Choquintel y Segundo Arteaga.


Y sus proyectos pesqueros..


Siempre cerca del deporte en sus variadas expresiones.


Envuelto en transiciones..


Participando de la redacción de la Constitución reformada.


Recibiendo diploms electorales.


Sonriente con mi tocayo.


Atado a los protocolos..


Serio entre duros y flexibles.


Al borde de una ilusión: la gobernación.



Ejerciendo la gratitud, en todos los casos.


Y llegando a ocuapar representaciones nacionales.


¡Chiquito conducción!



Y al fin: la hora de los nietos..