EL RÍO.11. Trastadas, engaños y chanchullos.Pedro Gamma. Articulista regional.

Tenía otras historias pensadas para ilustrar este reencuentro, pero sobre la marcha, algunos damnificados me fueron relatando las situaciones que complotaron contra su felicidad en el momento de hacer pié en nuestra querida isla.

Por eso postergué mi primer caldo de cultivo, y armé con lo que me venían contando en este verano, una suerte de ropa vieja de angustias y desesperaciones.




  
Vestir al desnudo

Llegó de la mesopotamia, desabrigado. Le habían contado de un lugar lejano de nombre extraño donde se podía comenzar de nuevo, y juntando lo poco que tenía, y vendiendo lo que constituía su heredad, en la mitad de tomó por primera vez un avión. Después supo que no quedaría cerca del lugar donde lo habían contratado: había que andar mucho hasta llegar al aserradero donde podría hacer las cosas que había aprendido desde joven, aunque ya no estuviera en la selva. Y así conoció el Lago.

Alguien con un poco más de experiencia fueguina se le hizo su amigo, y con el bajaron a Río Grande con el primer cheque. El hombre quería divertirse y lo llevaron donde le escurrieron el sueldo entre caricias. Había pensado al menos en comprarse ropa, para devolver esos trapos viejos que el amigo les había prestado, y que el aceptó –ineludiblemente- porque eran más abrigados que los suyos.

Pero lo cosa no podía seguir así. El amigo había girado religiosamente la mayor parte de su sueldo a su familia, y el lo había halagado con las primeras copas. Después no se acordaba de mucho más.

Ya en el camino de regreso al Lago –habían pagado al taxista el recorrido previamente- se juró sentar cabeza al próximo mes. Y fue para entonces cuando se quedó y le recomendó al amigo que le comprara ropa adecuada, en una tienda de la que todos hablaban. El amigo era de un mismo porte, y volvió después de un fin de semana con todo lo encargado, vistiendo de pies a cabeza. Pero no era ropa de trabajo, era como para presumir. Y ambos convinieron que debería seguir con la ropa restada un mes más, y después la emparejarían... después de todo todavía no llegaba el invierno.

Cuando se dio la nueva salida el amigo lo convención en que el podía hacerle las compras, y así en no se iba a tentar en vicios. Y más aun, le pidió la ropa nueva, que estaba sin estrenar, así en la tienda iban a ver que lo productos eran de ellos y probablemente –por ser tan buen cliente- todo le iba a salir un poco más barato.

Estuvo esperando su regreso el lunes, pero no apareció. Para el miércoles que estaba muy inquieto, pasó a enterase que amigo había pedido las cuentas porque se volvía para sus pagos.

Entre amigas, entre hermanas.

En la pensión podía hacerse de muchas amigas, pero se conformaba con que fueran buenas compañeras. Que no se estorbaran una a otras, que respetaran los horarios de descanso. Que no se entrometieran en los efectos personales, y que hubiera limpieza.

Que las tres fumaran, y con ello no se pudiera esta en la pieza, fue un ley impuesta desde el primer momento.

Por las noches, en medios de nostalgias y desvelos, se hablaba de lo que había quedado lejos, y así supo que una de ellas vivía muy cerca de la hermana.

A ese lugar no había ido más que un par de veces, la relación con el cuñado no había sido nunca muy buena, más bien no sabía como la hermana podía soportarlo. Tal vez por el solo hecho de tener tres chicos, uno de los cuales era su ahijado, y en esas circunstancias es difícil liberarse. Con la amiga concluyeron que aquí en el sur podía comenzar de nuevo, pero claro, eso sería mas adelante, cuando ella podría salir de la pensión y alquilar una casa. Entonces tal vez podría hacerla venir, a ella y los críos.

La amiga la convenció  que lo primero sería que nadie en la familia supiera donde estaba, así después tampoco se generaría una pesquisa por parte del infeliz del cuñado. Ella se acercaría a conocerla y saludarla, y a sondearla si quería ser partícipe de la aventura. Durante un año o dos se podría preparar todo, y la amiga que tenía el régimen de vacaciones más extenso, la vería con antelación a su salida de la isla, que se orientaría hacia otros parajes.

Así en cada regreso a la pensión la amiga llegaba con una dolorosa descripción de la vida de su hermana, a la vez que acusaba el recibo  en una pequeña esquela de los dólares que había ahorrado para su regreso. Así un verano, así un invierno, así otro verano. Le había pedido a la hermana que fuera guardando los valores en un tarro, y los enterrara en algún lugar más bien secreto de su patio.

Un año la amiga no volvió. No hubo mayores noticias, porque ella la que más sabía era la que más la extrañaba.

Fue entonces cuando se decidió –recelosa- a viajar al encuentro de la hermana. La casa y el lugar era como el que le había venido contando la amiga desde siempre, la postergada vida de la hermana lucía mucho peor que en sus descripciones, pero ella sí, superando las tentaciones que habían originado múltiples problemas de la casa, entre ellas la enfermedad y muerte de una de las sobrinas, había guardado el dinero en una caja, abajo de unos ladrillos. El dinero, que no eran los dólares que le había mandado ella, sino plata argentina, desmerecida por una de esas tantas inflaciones que nos fueron curtiendo el alma.


Hogar dulce hogar

Con la plata del primer año se compró el auto. Con la del segundo se pasó de la pensión a la casa alquilada. Para el tercero se tenía que dar el gran salto, y comenzó a buscar una casilla, una vivienda que aunque no tuviera terreno propio le sirviera para ir echando raíces definitivamente en este sur.

El que se la vendió era un hermano de un compañero de trabajo. La señora no se había ambientado, la había enviado al norte, pero ahora extrañaba. ¡Ya no se podía quedar acá!

Primero quería vendérsela con todo, pero a él no le faltaba nada de lo que el otro podría ofrecerle. En el mismo camioncito en que hicieron su mudanza el vendedor llevó sus pertenencias a una compra y venta donde le adelantarían algunos pesos sobre la consignación, y después la familia se cobraría el resto.

En la fiesta de la nueva casa participó el comprador, el vendedor y varios compañeros de trabajo.

Para la fecha de las vacaciones el vendedor estaba de vuelta aquí, y pasó a saludarlo, con el dinero de la casa y los dineros que se juntó de liquidar sus pertenencias, más la venta de su vehículo, se había comprado uno liberado, al que había puesto con una batea en Gallegos como para que no lo dañen tanto las piedras del camino y pueda sacarle en el norte mejor precio.

El comprador se ofreció para llevarlo hasta Gallegos, de paso no iría solo. Durante el viaje uno a otro fueron contándose sus sueños y proyectos.

Un mes más tarde se planteaba un regreso con la sola preocupación de las boletas de pago que se habrían ido amontonando bajo la puerta durante su ausencia, cuando llegó la gran sorpresa: en el lugar donde debía estar su casa, su casa no estaba.

Preguntó entre el vecindario y allí se dio cuenta la escasa familiaridad que había construido con ellos. La gente no quería hablar, pero al fin una mujer soltó la lengua: ¡Se la llevaron a ese otro sector, el que lo hizo dijo que se la había comprado y que así ocuparía su terreno!

No le fue fácil dar con la casa, las construcciones eran todas similares y a la suya la habían retocado un poco entre carpintería y pintura. El ocupante, no pareció sorprenderse en demasía, y a la hora de realizarse la denuncia respectiva mostró papeles de compraventa idénticos a los suyos –aunque el los perdió por haberlos dejado en la casa- con la misma persona como vendedor, y en una fecha posterior a cuando el lo dejara en Gallegos. ¡Hasta figuraba en los papeles un monto de transacción superior al suyo! Decía el nuevo dueño, que el no se retiraría para nada de la casa, que en todo caso había sido sorprendido en su buena fe!

Comprar buzones...

A la hora de rememorar nuestra existencia fueguina solemos destacar de inmediato la superación de la soledad, los rigores del clima, la adquisición del costoso desarraigo. Pero --después de algunas vergüenzas-, también las trastadas, engaños chanchullos  y otras desilusiones a las que nos hemos visto sometidos.

Situaciones que en muchos casos casi comprometieron nuestra voluntar de quedarnos aquí, que en algún momento pueden ser objeto de perdón pero nunca de olvido.

Yo a las tres que relaté podría haber agregado las tres que a mi me hicieron, cosa que también seguramente podrán detallar buena parte de nuestros lectores

EVOCACIONES. 30 de Octubre de 1523. Se cobran los premios de la Expedición de Magallanes.



Ese día se presentaron ante la Casa de Contratación de Sevilla dos marineros: Hernando Bustamante, barbero de la Concepción; y Ocacio Alfonso, de la Santiago; naves que habían participado de la expedición descubridora del estrecho interoceánico.

Ambos fueron a cobrar los dineros instituidos por Hernando de Magallanes a la llegada al Estrecho, cuando decidió premiar en el desembarco a los hombres que llegaran primero a tierra.

Y los dos marinos fueron doblemente afortunados, por cobrar su premio, pero a la vez por figurar entre los escasos 38 sobrevivientes que pudieron regresar a España y contar la aventura de dar la primera vuelta al mundo.

* En la imágen. El descubrimiento del estrecho de Magallanes en un cuadro de O. W. Brierly .




TRÍPTICA NACIONAL.LENGUA.23 QUE NOS LEAN EN INGLES

En nuestra lectura anterior comentábamos que es muy difícil conseguir para un escritor de otro idioma que lo traduzcan al inglés, la lengua dominante.
La revista promocional en línea New Spanish Books (misión comercial española ICEX, dirigida por el departamento económico y comercial de la Embajada Española en el Reino Unido) se creó siguiendo el modelo alemán en 2006.
La misma indica que el número de traducciones al inglés de libros escritos originalmente en español realizadas en el Reino Unido (de España o Latinoamérica) ha aumentado, según el director de New Spanish Books, un 50%, desde los 63 libros en 2004 a 93 en 2007; de ellos, 26 eran “clásicos” y 67 “obras contemporáneas”.

La Unión Europea fomenta la cooperación cultural entre los Estados miembros y los países candidatos a la incorporación financiando parcialmente algunos proyectos. El gasto de la UE en cultura ha sido considerado tradicionalmente como insuficiente por los operadores culturales de toda Europa. Los recursos destinados a proyectos en el área de los libros y la lectura, y en especial a apoyar la publicación de traducciones, también se consideran escasos, tanto en términos reales como en la proporción que suponen en el gasto total del programa.
Los cambios que han afectado a la edición internacional en la última década –globalización y centralización de la venta de libros, por nombrar solo dos– han tenido un profundo impacto en la publicación de literatura traducida. El espíritu mismo del negocio editorial se ha transformado y parece que ahora se aplica una sola regla: todos y cada uno de los títulos tienen que reportar beneficios. En un mercado de las dimensiones del Reino Unido y EEUU, esto significa vender al menos 20.000 ejemplares, en tanto que los títulos extranjeros, a no ser que sean de algún autor conocido, se publican con una tirada de unos 2.000.
A menudo se cita el coste de la traducción como un factor que inhibe la publicación de mayores tiradas. No puede negarse que las obras traducidas incurren en costes más altos que las obras escritas originalmente en inglés, pero estos costes deben considerarse junto al hecho de que los libros traducidos suelen publicarse con anticipos relativamente bajos. También hay una amplia infraestructura de ayudas disponibles, como se ha indicado anteriormente para compensar la inversión inicial.
Otro argumento que se esgrime con frecuencia en contra de la publicación de traducciones se relaciona con la insularidad cultural o el Little England-ism del público lector y los editores. Las razones podrían estar relacionadas con la historia, puesto que esta actitud se corresponde con el dominio del inglés como idioma universal a lo largo del último siglo. Vinculado a esto está el hecho de que la enseñanza de lenguas extranjeras en el Reino Unido suele considerarse deficiente, lo que lleva a un menor estudio de la obra de autores extranjeros y a una menor curiosidad hacia otras culturas.



Un paseo histórico...


Con los festejos de los 92 años de la Escuela Provincial Nro 2 quedó habilitado un Paseo Histórico que muestra objetos del ayer. Al primero que encontramos es a este piano, ya en desuso. Aida Lodeiro, que fue alumna y docente, recordó que en el antiguo edificio -hoy Intendencia- había otro, gris, que no se sabe que destino vino a tener.



El teléfono es una realidad de cuando al filo de 1970 llegó la modernidad de los discados. Un aparato Siemes que sirvió largos años. Había trescientas líneas en Río Grande, y una para su escuela.., ¿quién se acuerda el número?


El Escudo Oficial, de figura oval, muestra los golpes del tiempo. Eran diseñados en Buenos Aires, completamente enlosados.


El escudo, junto a diversos reconocimientos.


Ls fotografías.., todo un llamado a la memoria de los que entrando a la escuela siguen derecho, como quien va a la biblioteca, y tienen esta oferta patrimonial.


Un trofeo que multiplica el recuerdo de viejas competencias, y bajo el -prolijamente guardada- una bandera de ceremonias.


Y en un rincón esta campana. Lució por un tiempo en la ochava del patio que da a Belgrano, era campana de la paz y debía tocarse solo los 21 de septiembre.



Pero los niños traviesos, y los no tan niños, descolgaron el badajo y la cosa se volvió peligrosa, por lo que se la colocó en el recinto interior, donde hoy está el Paseo que podemos visitar. Los que fueron parte de la institución, los que no pero quieren y valorar su accionar educativo.

Y además, de lunes a viernes, de 8 a 12, están los bibliotecarios esperando a los que llegan con su anécdota escrita...

Los habitantes de Tierra del Fuego en el Jardín de Aclimatación.3ra y última parte. Un escrito de GIRARD DE RIALLE. (Traducido de la “Revue Scientifique de la France el de l´Étranger” para los “Anales del Ateneo” de la República Oriental del Uruguay)


No puede decirse que esos salvajes ignoren el arte de hacer fuego; pero en su patria brumosa y fría, la extinción del hogar es una verdadera calamidad, pues la dificultad de volver a encenderlo es grande o causa de no encontrarse frecuentemente madera no mojada, ni hojas secas.
El gran viajero Cook cuenta que los fueguinos emplean para producir fuego, el método de percusión, en vez del de frotamiento, que es el usado por los salvajes de los climas cálidos. Golpean dos piedras sobre un montón de musgo seco o sobre una pulgarada de plumas muy finas que guardan para este fin y que les sirven, así, de yesca. Es, según parece, más bien a la frecuencia de las hogueras encendidas así por los indígenas a lo largo de las costas de su archipiélago, que a la existencia de volcanes, a lo que se debe que aquella comarca haya sido llamada Tierra del Fuego por los primeros navegantes que la visitaron.
El mobiliario de los fueguinos no es más perfecto que su traje; se compone de algunas canastas ligeramente tejidas de juncos, que sirven para llevar sus conchas y sus hongos; de vasos de corteza cosida como sus piraguas y de sus armas y útiles. En materia de armas, poseen hondas, así como arcos bastante cortos y de una considerable curvatura, de los que se sirven con mucha destreza; sus flechas, conservadas en sacos de piel de foca, están provistas de puntas de vidrio de botellas que obtienen de los marineros europeos y que arreglan hábilmente por medio de pequeños golpes y de numerosos recortes, según un procedimiento más o menos análogo al que los arqueólogos que se ocupan de las épocas pre-históricas llaman “solutréen”. Este arte de la talla del vidiro en punta de flecha parece no ser reciente entre los fueguinos; no es, en verdad, más que la aplicación a una materia nueva de un procedimiento empleado para labrar la obsidiana, que es una especie de vidrio natural producido por la acción volcánica, aun en actividad en la Tierra del Fuego. Es igualmente con puntas de vidrio o de obsidiana con lo que arman ciertos pedazos cortos de madera con un puño, y que casi pueden llamarse puñales. Como el hombre cuaternario, el fueguino emplea siempre los huesos de los animales en la fabricación de sus instrumentos; es así que tienen cuchillos de hueso que nos hacen el efecto de raspaderas para la preparación de los cueros, y arpones de dos o tres metros, cuya largas y barbadas punta son también de hueso.
A pesar de su salvajismo y de la posesión de un cierto número de armas, aquellos indígenas pasan por seres de una gran mansedumbre; si libran algún combate entre ellos, es bien raramente y entre dos bandas que usurpen su territorio respectivo. Los del Jardín de Aclimatación son muy dóciles y no causan ningún trabajo por indisciplina. Hablan poco y en un tono muy dulce y muy bajo, sin mover casi los labios, pues las palabras son apenas articuladas en la laringe y en la parte posterior de la boca. Su inclinación a la imitación ha sido señalada por todos los viajeros y nosotros hemos podido observarla en el Jardín de Aclimatación: no lejos del recinto donde los fueguinos estaban acampados, se encuentra el gran estanque de los cisnes y de los patos; un cisne de los llamados trompetas se puso a lanzar gritos que parecían un toque de clarín, sin que nosotros diésemos al hecho ninguna importancia, cuando de repente el mismo sonido se dejó oír a nuestro lado: era uno de los indígenas, que tranquilamente, sin moverse, sin salir de su posición acurrucada, se entretenía en imitar al cisne.
Un detalle característico de su estado de inferioridad es su manera de beber. En vez de llevar el vaso lleno de agua a sus labios y hacer pasar el líquido a la garganta, se inclinan sobre el cubo y aspiran lamiendo el contenido. Hemos visto a una de las mujeres madres, del grupo del Jardín de Aclimatación, conservar en la boca el agua así absorbida, y, para hacer beber a su hijo echársela en la de éste.
El espectáculo que nos han ofrecido estos indígenas es, pues, de los más instructivos. La población parisiense ha podido estudiar directamente, al natural, al hombre primitivo, y hacerse así una idea de lo que fueron los primeros pasos de la humanidad, -pues como lo hemos dicho más arriba y como lo habíamos ya escrito anteriormente (Los pueblos del Africa y de la América, pag. 134), “pocos pueblos nos representan mejor que los fueguinos lo que debieron ser los hombres cuaternarios”.







EL RÍO.10. RÍO GRANDE EN LA TRAMA DEL TIEMPO. La década del 90




En nuestra décima edición de EL RÍO cambiamos el formato, hicimos una suerte de librito y con él fuimos relatando década a década la evolución de nuestra pueblo durante el siglo pasado, y este fue el último capítulo.


Río  Grande se aproxima al fin de siglo con una situación monotemática: la Provincialización de la Tierra del Fuego. Proyecto demorado durante la Presidencia del Dr. Alfonsín; la confluencia de un presidente justicialista y el control que ejerce el mismo partido en los estamentos municipales fueguinos, preanuncia la concreción de la ansiada promesa, Provincialización significa para todos ponerse al fin los pantalones largos.

Referente casi excluyente de la vida política local durante la década anterior, Esteban Martínez actúa en pos de logros políticos y electorales que lo proyecten a la gobernación provincial. Solo un riograndense rigió los destinos fueguinos a lo largo de su historia –Ruperto Bilbao entre 1963 y 1966- y en ese sentido Martínez lleva el peso de una gran responsabilidad. Tal vez por eso en la transición institucional con que da comienzo la década, luego de la sanción el 26 de abril de 1990 de la provincialización fueguina, lo veamos al siempreelecto Chiquito mas trabajando en función de su futuro, que del presente que lo tenía por mandatario comunal.

Río Grande experimenta las nuevas políticas nacionales que se traducirán en lo inmediato en el plan de convertibilidad. El estado retrocede, y esto tiene importancia en numerosas empresas públicas que alertan sobre la situación de su desguace, entre todas se disuelve un símbolo: YPF.

La actividad petrolera continuara con fuertes inversiones, grandes ganancias, pero escaso personal, con relación a la anterior y mítica experiencia de explotación privada vivida durante el gobierno de Frondizi.

Se va perdiendo la identidad patagónica, la que solo será recuperado en los niveles dirigenciales cuando se trate de imaginar alternativas regionales par salir de las crisis. Disminuyen las opciones de comunicación con el resto de las provincias sureñas. Kaiken se presenta en algún momento como una alternativa aérea, pero no perdurará.

El gobierno municipal alienta algunas obras, el polideportivo de Chacra que erá terminado en la siguiente gestión. El muro costanero, presentado como un valioso emprendimiento ornamental y de seguridad que terminará condenando a sus mentores.

Hay nuevas formas periodísticas: los diarios. Tiempo Fueguino, que venía de la década anterior, compartirá el espacio de la actualidad con El Sureño y luego Provincia 23. El algún momento se sumará un cuarto medio: La voz.

Se multiplican las emisoras de FM, superando pronto la veintena. Paralelamente se forma un oyente interesado en la comidilla política local.

El deporte en auge se llama Paddle. El sueño del riograndense promedio pasa por tener un quincho.

La Cooperativa Eléctrica que ensaya sin mayor fortuna la administración del ex supermercado SADOS, se encamina en un rubro mas indispensable “El Servicio Solidario de Sepelios”.

1991 es el año para el censo nacional, suspendido el año anterior por la crisis económica. Sus cifras indican la existencia de 38137 riograndenses, llegando a 39816 si se toma en cuenta la población rural, en un conjunto de 69369 fueguinos.

Pero hay otras cifras que conmueven mucho más: las de los padrones donde hay muchos que no votaron antes.

Un esquema de alianzas cambiantes conducen a aproximaciones entre el intendente que se va y el intendente que se viene. Y lo que fue la década de Chiquito, con un mandato de ocho años sustentado por cuatro elecciones ganadas, será relevado por la década de Colazo, con un mandato de ocho años logrado por dos elecciones a su haber.

Mario Jorge Colazo es una nuevo riograndense, llegó por los años en que comenzaba a brillar la prosperidad de la 19640 y su primer oficio fue el de pintor. Cordobés de origen, fueguino de destino, llegó a la concejalía por la UCR desde la cual daría su gran salto a la intendencia. Sabía escuchar y dar a la gente lo que pedía, y en ello no se escatimaba presupuestos. Eran los años de auge del asistencialismo. Todavía no faltaba trabajo en la isla, pero sí de tanto en tanto algún pasaje, alguna ayuda alimentaria, algún contacto en otras esferas.

Colazo sería a la vez el primer concejal que saltaría de su banca a la Intendencia.

Su primer gobierno comenzó con algunas situaciones escandalosas: la necesidad de colocar al frente del Concejo a su concejal minoritario: José Luis Tela; y el affaire descripto posteriormente como “la compra de la banca”, por la que Tela fue separado del cuerpo.

Pero cuando todo parecía quebrarse la figura del intendente creció, y se rubricó en un plan de obras públicas caracterizado por el asfalto que fue llegando a barriadas hasta entonces marginadas, planes estéticos de columnas, luces y jardines que conformaron a muchos y disgustaron a algunos, terminación de obras inconclusas de larga data: como la Pileta y el Museo lograda ya por los días en que se candidateaba a la gobernación provincial.

Numerosas fueron las acciones movilizadoras: carnavales con comparsas foráneas y concurrencia multitudinaria, propiciar (no fue obra municipal) la construcción de una réplica del Cabildo de Buenos Aires en la Semana de Mayo de 1993, apertura de los paseos De La Ciudad y Crucero General Belgrano erección de varios monumentos, sobre todo uno muy singular: el de la Trucha.

Colazo generó en su tiempo un dinámico sistema de relaciones públicas, de presencia de la institución municipal en espacios nacionales e internacionales. Para lo que debió ser viajero y anfitrión.

Hizo de dos actividades un mecanismo de encuentro y participación popular: las audiencias públicas y las caminatas.

Ejerció con los gremios, que cobraron vigor al momento de crecer la crisis económica en la región, un movimiento pendular entre los que aparecen signados como ideológica y metodológicamente distintos.

Supo consolidar un grupo pequeño y estrecho de colaboradores los que permanecieron inamovibles durante la mayor parte de su gestión, rotando regularmente en sus funciones.

Para el término de la década quiso llegar como hombre de Río Grande a la gobernación fueguina, y como Chiquito antes.. no pudo conseguirlo.

La Municipalidad termina por construir el nuevo edificio de Correos en el tiempo de transición entre Martínez y Colazo, por un momento se aspira desde el Concejo Deliberante a ocupar ese recinto, dadas las deudas contraídas por Encotel, pero termina por asignársele el destino para el que fue levantada. El traslado significó el abandono y la ruina del recinto antiguo situado en Piedra Buena y Ameghino.

Crece la demanda de espacios recreativos, y las antiguas salidas al campo ahora –con tanta gente y parque automotor- se complican con destrozos e incendios lo que lleva a la aparición de zonas controladas: los camping.

La pesca deportiva ingresa en la esfera de interés de distintos sectores rurales, y se restringe el acceso libre de otros días. Aparecen como entidades altamente rentables los cotos de pesca, y con ellos llega el jet set y los gobernantes en trámite muchas veces anónimo a probar el peso de “nuestras” truchas.

Proliferan los gimnasios que son las auténticas plazas de la ciudad. La inauguración de ciclovías da una nueva idea de recorridos recreativos

Durante todos estos años creció el descontento social ante la incertidumbre de los proyectos fabriles en los que estaban contenidos la mayor parte de los trabajadores riograndenses. El 24 de mayo de 1994, luego de protagonizarse reclamos por la incorporación de 15 operarios a la firma Foxman, se vive la primera represión obrera. Los incidentes se dieron de madrugada, y el atronador trabeteo de los elementos de disuasión en manos de la policía parecía situarnos en el desesperante escenario tan temido, pero nunca vivido,  de 1978 y 1982.

Río Grande, ya no podía esgrimir su condición de lugar tranquilo. Los conflictos entre el capital y el trabajo adquirirían de ahí en mas, para siempre, un clima inquietante.

Ya había pasado el tiempo aquel de las ingenuas manifestaciones en auto. Ya había pasado también el tiempo de las fáciles componendas entre patrones y delegados.

Comenzó a formar parte del paisaje amargo de las frustraciones las hogueras de neumáticos. El Parque Industrial de otros días se llena de vacíos y de sombras.

Casi a un mismo tiempo la Provincia, en tiempos de ablande, nos regalaba un poder desconocido: el Judicial.  Una estructura compleja para los que habían vivido no hace muchos años la simple estructura componedora del juzgado de paz, una nueva manera de          valorar lo público y lo privado a través de sus fallos. Y la problemática creciente manifestada por la delincuencia en el seno de nuestra sociedad, ya definitivamente no pueblerina.  Los diarios fueron el campo cotidiano donde nuevos periodistas se fueron especializando en códigos y procedimientos, y desde entonces casi no existe un día en que no se registre un conflicto de naturaleza policial en nuestra cotidianidad informativa.

Los tribunales situados en el antiguo campamento petrolero modificaron la fluidez del tránsito hacia ese lugar, antes restringido casi exclusivamente al personal de YPF, pero todo el ex-campamento vive otras realidades, otros emprendimientos: la Dirección Provincial de Vialidad, la Escuela de Policía –bautizada en vida con el nombre del Comisario Anibal Allen-, el gimnasio y la pileta ahora de la mutual policial, Gendarmería Nacional  y más allá perdida como en un sueño HIFUSA, la empresa petrolera que no fue.

Se instala a la vez el Juzgado Federal de Primera Instancia. Crece la población carcelaria y se demoran las soluciones.

La antigua Misión no queda tan lejos, su Museo se ha modernizado, su producción se ha diversificado, los pollos son de no creer, como es de no creer que ahora funcione como colegio mixto.

La pluralidad de credos comenzó a visualizarse en nuevos templos, levantados en distintos puntos de la ciudad, en tanto que la Iglesia Católica levantó su gran iglesia en la intersección de Fagnano y Alberdi; con el correr de los años para semana santa la grey católica pudo cumplir con la antigua tradición de recorrer siete templos diferentes, en oración.

El juego en sus diversas formas sigue siendo una actividad de gran convocatoria  de la población: rifas y bingos, casinos electrónicos y de los otros. Los fueguinos se  caracterizan también por juntarse llamados por el azar.

Durante la década las renovadas ediciones de la Exposición Rural adquieren regularidad en el predio que la Asociación tiene junto a la “Oveja Negra”, antigua casa de administración en la margen sur del río, una circunstancia atractiva que se incorpora a la rutina ciudadana del mes de febrero.

En 1991 da comienzo el Raid Náutico de la Tierra del Fuego, lejos de cualquier situación competitiva se trata de llegar desde las nacientes chilenas a la desembocadura atlántica del Río Grande. Junto a esta actividad crece el canotaje fueguino.

En junio de 1992 tuvo lugar la Feria Provincial del Libro, repitiendo experiencias que se dieron a fines de los 70 también en nuestra localidad. El acontecimiento ha crecido y se ha sostenido mas allá de los avatares y los años. En tanto que el 11 de Julio Walter Buscemi realiza la presentación de la Cantata Fueguina, obra de interesantes aristas. Este mismo año se inaugura la Plaza de las Américas, la idea es situar en el lugar –centro geográfico de la población- un centro de actividades cívico recreativas que comprende a la vez en Complejo Deportivo Monseñor Fagnano. Son tiempos en que se remodela la Plaza Almirante Brown y se lleva buena parte de las actividades protocolares al “nuevo centro”.

1995 sorprende con grandes nevadas, resulta complejo sostener las comunicaciones con la zona rural, y el efecto sobre la ganadería es lamentable.

Lo que antes resultaba extraño, un espectáculo artístico de nivel nacional, se vuelve moneda corriente. Las grandes figuras de la canción no han dejado de visitarnos, en distintos y variados géneros, y casi siempre los espacios resultan pequeños para albergar sus puestas en escena.

En todo hay que destacar por su persistencia y creciente calidad el Coro de la UTN, dirigido por Guillermo Canizo.

¡Y un día feliz, el 9 de octubre de 1997 volvemos a tener Cine! Para entonces contamos –según datos de la Dirección Provincial de Estadísticas- con un total de 47.199 habitantes, 24317 varones y 22882 mujeres.

Y para el año siguiente se emprende el traslado del basural, hasta entonces existente en la   margen sur, hacia la hasta ahora lejana estancia Violeta. El relleno sanitario demuestra sus alcances ecológicos después de años de padecerse el sistema de quema a cielo abierto, y la inauguración de un rubro laboral propio de la crisis: los cirujas.

La distensión entre Argentina y Chile, y la estabilidad monetaria, llevaron a recuperar la fluidez del tránsito del riograndense por los espacios magallánicos; durante el primer lustro pasó por estas experiencias la renovación de buena parte del parque automotor local.

Ya sobre el final la década comienzan dos obras: el nuevo hospital y el nuevo puerto en Caleta La Misión, son señales para el siglo XXI.

La falta de fondos paraliza los emprendimientos y el sector de la construcción se convierte en el mas postergado de cuantos alientan con su trabajo su presencia en  Tierra del Fuego.

El Intendente Colazo quiso ser gobernador pero no le dieron los votos, el ex Intendente Martínez quiso volver a la comuna, pero le pasó lo mismo.

Las crisis nacionales, como nunca, se instalaron en la Tierra del Fuego.

Y así nos fuimos  acercando al año 2000, una fecha que siempre estuvo cargada de significaciones: por un lado un final, por otro un comienzo. Ahora que a pasado estamos cada vez más en condiciones de saber sus “de qué”, lo que tal vez sea motivo de otros libros de historia, en la historia.

Hoy por hoy sabemos que hemos cumplido nuestro cometido: acercar y descubrir lo que estaba oculto, tomar distancia y aplacar la visión sobre lo que resultaba inminente en nuestros recuerdos. Concientes a la vez que todo fin puede ser un recomenzar.

















El ISES desde el principio.



En ocasión de celebrarse los 35 años del profesorado el Profesor Walter D'Angelo pronunció un discurso que reseña la vida de la institución.

Los Salesianos han sido pioneros en la formación de maestros en nuestro Río Grande. De allí que a la hora de historiar al ISES se hace imprescindible remontarnos en el tiempo a la primera experiencia, que naciera con el Secundario y sus primeras promociones como Maestros  Normales Nacionales.
Para quienes se tenían que quedar en el “pueblo” y aspiraban a una capacitación de nivel medio, el Don Bosco era la única salida; y su especificidad en cuarto y quinto año con la orientación y práctica docente, significaba colocar a los jóvenes en una experiencia nueva de compromiso social.
El marcado carácter de "profesión femenina", que tenía el magisterio por aquellos años, de tradicional masculinidad en las tareas mejor remuneradas y ponderadas socialmente en el ámbito patagónico, generaba una aceptación diferente del aprendizaje entre alumnos y alumnas. Por eso no todos los que se iniciaban en el ciclo secundario terminaban como profesionales de la educación.
El instituto de nivel superior no universitario inició sus actividades el 1º de abril de 1.979, con la finalidad de formar docentes de nivel primario, ya que la demanda del crecimiento de la sociedad así lo requería.
Su fundador fue el Padre Salesiano Miguel Bonuccelli.
Por la iniciativa de este sacerdote, luego de los vaivenes comunes por los que se pasa cuando se enfrenta un nuevo desafío, la Casa Salesiana, a través de su nivel superior, iba a otorgar el primer título oficial de validez nacional, para el entonces Territorio Nacional de la Tierra del Fuego, dando la primera salida laboral-profesional.
El crecimiento de la Institución se vio reflejado cuando en el año 1.989 se agrega a la entonces formación de docentes de nivel primario, la carrera de nivel preescolar (hoy Nivel Inicial).
La demanda de la sociedad y las ansias permanente de crecimiento y de formación que caracteriza a las casas de “Don BOSCO”, llevaría a la creación, en el año 1.993, del Instituto Salesiano de Estudios Superiores (I.S.E.S.). Esta creación trajo consigo la apertura de nuevas ofertas educativas para los jóvenes riograndenses.
En el transcurso de estos 35 años, 430 egresados han recibido sus títulos profesionales: Profesores de Nivel Primario, Profesores de Nivel Inicial, Profesores de Ciencias Religiosas y Técnicos Superiores. 
Luego de 35 años de trabajo, continuamos formando profesionales en una concepción actualizada, de cara a una sociedad cada día más exigente.





TRÍPTICA NACIONAL.HISTORIA.20 HACIA LA CRISIS DEL 90 QUINTA PARTE

La década del 80 del siglo XIX quedó marcada por una impronta fundacional que llevó luego a hablar de LA GENERACION DEL 80.
Fueron años en los que se incorporó al país al comercio internacional, y se registraron inversiones.
Esas inversiones se diferenciaban de las anteriores por el monto, el origen, la incidencia de la garantía estatal y el carácter de los grupos inversores.
El monto de dichas inversiones extranjeras en 1891 fue casi nueve veces mayor que el de 1875, y las mismas empezaron a mostrar alguna diversificación, pues durante la década de 1880  comenzó a fluir capital de otros países europeos, especialmente de Francia, Alemania y Bélgica. La garantía estatal disminuyó -antes de 1880 más de la mitad de las inversiones extranjeras contaba con ella-, en tanto durante el gobierno de Juárez Celman sólo la tuvo el 25% del total invertido.



Si bien la participación de intereses ligados al comercio británico en el Río de la Plata y a miembros de la comunidad británica residente en la Argentina decayó en la década de 1880, las inversiones británicas representaron dos terceras partes del total de inversiones extranjeras en esos años.
Más aun, las inversiones de capital británico crecieron en la década de 1880 a un ritmo mucho mayor que en las décadas precedentes, pasando de poco más de 20 millones de libras en 1880 a 157 millones de libras en 1890. En 1880 la Argentina había ocupado el cuarto lugar entre las inversiones británicas en América Latina, pero en 1890 ya ocupaba el primer lugar, puesto que mantuvo hasta la Primera Guerra Mundial. Por entonces, la Argentina había absorbido entre el 40 y el 50% de todas las inversiones británicas fuera del Reino Unido.
Del total de las inversiones británicas en la Argentina, Alec George Ford estima que entre 1885 y 1890 el 35% correspondía a préstamos al gobierno (nacional o provinciales), 32% a ferrocarriles y un 24% a las cédulas hipotecarias. Después de la crisis de 1890 declinaron los préstamos al sector gubernamental, pero los ferrocarriles y las compañías de tierras mantuvieron su posición y se incrementaron las inversiones británicas en bancos y frigoríficos. A su vez, Donald Easum calcula que hacia el año 1890 el 39% correspondía a ferrocarriles, 30% a empréstitos gubernamentales, 14% a cédulas hipotecarias, 7% a servicios públicos urbanos, 5% a bancos y 3% a compañías de tierra.
Durante el gobierno de Miguel Juárez Celman hubo una fiebre inversora británica en ferrocarriles. Del total invertido por los británicos en la Argentina en ese lapso, entre 65% y 70% se destinó a financiar en forma directa o indirectamente a los ferrocarriles, a través de empréstitos al gobierno argentino.
Esta tendencia fue alentada por el gobierno nacional y los gobiernos provinciales, que se desprendieron de los ferrocarriles que controlaban. Como resultado, mientras que en 1880 el gobierno nacional y algunos gobiernos de provincias administraban el 50% de los ferrocarriles en explotación, hacia final de la década sólo retenían el 20%, debido a la adjudicación de nuevas líneas férreas a compañías extranjeras y la venta de muchas de las operadas por los gobiernos provinciales.
El Ferrocarril Oeste, por ejemplo, hasta entonces propiedad del gobierno de la provincia de Buenos Aires, fue vendido a una compañía británica.


Los habitantes de Tierra del Fuego en el Jardín de Aclimatación.2

Un escrito de  GIRARD DE RIALLE. (Traducido de la “Revue Scientifique de la France el de l´Étranger” para los “Anales del Ateneo” de la República Oriental del Uruguay)



Se afirma que una de las mujeres del grupo del Jardín de Aclimatación roía una tibia humana en el momento en que ella y sus compañeros fueron encontrados por la tripulación del buque que los ha transportado a Europa. Cualquiera que sea la veracidad de este último detalle, los fueguinos no deben ser considerados como caníbales inveterados. Si ciertos casos de antropofagia se manifiestan entre ellos, es sólo cuando el hambre los acosa demasiado rudamente, y no matan a uno de entre ellos para comerlo sino en circunstancias análogas a aquellas en que europeos sitiados o náufragos han solido hacer otro tanto. En la Tierra del Fuego no pasa nada semejante a esas grandes hecatombes humanas, a esos banquetes espantosamente refinados en que los naturales de las islas de Fidjí se regalan con la carne de sus esclavos y de sus prisioneros preparada de cien modos diversos para halagar su sensualidad, su glotonería; -nada de semejante tampoco a esas expediciones de los Nyam-Nyans y de los Mombutus del centro el África, que, a pesar de poseer numerosos rebaños y campos fértiles y bien cultivados, van a atacar las poblaciones de sus vecinos, vociferando como grito de guerra: “¡Carne! ¡Carne!”
El fondo de la alimentación de los fueguinos es de los más miserables: el país lúgubre que habitan, húmedo y frío, produce pocos vegetales comestibles: cierta yerba amarga cuya flor se asemeja a la de nuestros tulipanes (P Nyel, Cartas edificantes, 1705), la baya es un arbusto enano y un hongo parásito de la haya (Darwin): he ahí todo lo que una tierra ingrata les ofrece. Bajo aquel clima en que la temperatura varía solamente entre +10 y -1 centígrados, según Darwin, es indispensable una alimentación más fuerte y sustancial, y es al mar donde los fueguinos van a buscarla. Aquellos indígenas son esencialmente ictiófagos; el pescado hace sus delicias, y cuando lo comen, lo que no les es fácil, puesto que no tienen redes y las líneas de pescar que poseen son lo más rudimentario que puede concebirse, no se toman a menudo el trabajo de hacerlo cocer: lo comen crudo y casi vivo aun. (Wallis).
Pero, para ellos, la buena, la excelente, la maravillosa fortuna llega cuando alguna ballena muerta viene a encallar en la costa; entonces, la banda dichosa que tiene la suerte de hacer este descubrimiento, se arroja sobre aquella masa de carne, la devora, se harta ávidamente de ella, olvidando en ese festín de carne, putrefacta la mayor parte de las veces, las angustias de un hambre que por lo general nunca es aplacado. Sin embargo, los fueguinos, se asegura, tienen la previsión de hacer reservas para los malos tiempos; entierran en la arena grandes pedazos de ballena, y en el tiempo de escasez vuelven a buscar aquel alimento desagradable, en estado absoluto de descomposición. Pero no tienen con frecuencia buenas fortunas semejantes, y el alimento cotidiano de aquellos indígenas consiste principalmente en moluscos. Los del Jardín de Aclimatación pasan el tiempo en comer almejas que se les distribuyen con abundancia; las esparcen sobre las cenizas calientes de su hogar, y una vez que se abren, rompen el molusco. Como todos los comedores de mariscos de concha, tienen los dientes gastados desde temprana edad, como lo prueban las mandíbulas de los adolescentes y de la joven del grupo que hemos examinado. Cazan también la nutria, la foca, el perro marino, y en las regiones vecinas de la Patagonia, la vicuña o guanaco; pero, a pesar de su destreza en el tiro del arco, la escasez de esos animales no les permite contar mucho con tales cacerías para variar y, sobre todo, fortificar su alimentación.
De los citados mamíferos es que sacan los elementos de sus trajes, muy simples por cierto. Los mejores vestidos son los que pueden disponer de pieles de guanaco. Este es el caso de los del Jardín de Aclimatación, que se envuelven en sus capas de cuero, poniendo el pelo una vez para dentro y otras para fuera. Pero en la Tierra del Fuego los hay más miserables, que no tienen para cubrirse en aquel país lluvioso y donde nieva con frecuencia, más que una pequeña piel de nutria que se ponen sobre las espaldas y con la que abrigan la parte de su cuerpo más expuesta a lado de donde viene el viento. A pesar de esta lamentable pobreza, los fueguinos tienen el gusto del adorno: -sin hablar de la alegría experimentada por los del Jardín de Aclimatación al adornarse con cintas de color brillante y con bujerías de vidrio dadas por los visitantes, diremos que entre ellos, en su país, si bien la práctica de picarse y pintarse el cuerpo no está muy desarrollada, sin embargo, goza de bastante estimación la costumbre de embadurnarse de negro, de blanco y de rojo. Se fabrican collares y brazaletes de plumas, de barbas de ballena y de conchas.
En cambio, el arte de la construcción permanece, por decirlo así, ignorado en la Tierra del Fuego. Las habitaciones de los indígenas, a pesar de la rudeza del clima, no son ni siquiera chozas, sino solamente cunas de follaje orientadas de modo que la parte menos mal cerrada se halle contra el viento; se enciende el fuego en la abertura, y se amontonan allí mezclados los indígenas, apretándose los unos contra los otros para sentir menos los efectos del frío. –Los fueguinos no son, por otra parte, sedentarios; vagan famélicos a lo largo de las costas, buscando sin cesar un lugar rico en pescados o en moluscos, que abandonan después de haberlo agotado. En sus emigraciones, navegan más que lo que caminan y es rarísimo que osen aventurarse a cruzar el mar inclemente de aquellas regiones, en las pobres embarcaciones de que están provistos. Para tener una idea de ellas, figurémonos unas largas y malas piraguas de corteza de árbol, cuyos pedazos están unidos y como cosidos con juncos; trozos de madera torcidos en semi-círculo hacen las veces de cuadernas y mantienen en lo posible la forma grosera de la embarcación, cuyas junturas están calafateadas con musgo y arcilla. En el medio de la piragua, sobre un lecho de guijarros y de arena húmeda, arde el fuego, que cada banda fueguina se guarda bien de nunca dejar apagar y que transporta cuidadosamente con ella o que alimenta, como lo hace la del Jardín de Aclimatación, en un gran tronco que lentamente se consume.

En la foto: confluyen distintos elemento: la artesanía de una canoa, el arco y la flecha tal vez de la cultura cazadora, la vincha patagónica y los pantalones pudorosos. La vegetación de corte europeo.


EVOCACIONES* Octubre 20 de 1774. Se advierte en la corte de España sobre los escritos de Falkner.


Se trataba de un médico inglés  del asiento de negros que convertido al catolicismo por Fray Sebastián de San Martín pasa a formar parte de la orden jesuita.

El recorre el vasto espacio pampeano patagónico testimoniando luego sus vivencias en un libro estando comisionado por la Royal Society para estudiar las propiedades médicas de las aguas, y de las hierbas silvestres.

Pero el trabajo incluyó un análisis del comercio tripartito entre la colonia, la metrópoli e Inglaterra, y el tenor de las apreciaciones hizo que en el mismo año de su publicación Manuel Machón hiciera una traducción advirtiendo con ella al rey Carlos III de los alcances de los contenidos expresados por Falkner.

“Como no está fuera de lo probable que navíos ingleses tengan que meterse algún día en el Río de la Plata, ora como amigos, ora como enemigos, se hace la descripción de los puertos de aquel país y también de los peces que se sacan de su río”.

Encontrándose a la vez en el prefacio una manifestación sobre la geopolítica austral:  “El establecimiento de una colonia inglesa en las islas Malvinas, dicen se debe a la opinión del finado lord Anson, quien consideraba que se propendería a la extensión del comercio y del Imperio Marítimo de Gran Bretaña si esta se hacía de un buen puerto para los barcos ingleses en los Mares Australes de América”.

Falkner ignoraba en el momento de la publicación que ya sus connacionales habían sido desalojados del archipiélago, pero lo que no ignoraba era los lineamientos de su política de expansión que miraba nuestro sur.

Tal vez convenga recordar que ante todos los acontecimientos trascendentes de la vida nacional argentina, siempre hubo un inglés que estaba de testigo.


EL RÍO.9. Conflictos. 1953. Inglaterra expulsa a los argentinos de la Isla Decepción..


La noticia ganó los medios periodísticos aquel  20 de febrero. Y lo hizo a partir de una comunicación diplomática del gobierno británico.

En una acción ocurrida en un espacio antártico que muchos tuvieron que detenerse a buscar en el mapa, tropas inglesas habían tiroteados a nuestros compatriotas, destruido sus instalaciones –y también las de un cercano establecimiento chileno- con lo que luego las dos personas afectadas fueron embarcadas rumbo a Montevideo desde donde retornarían a Buenos Aires.

Todo se daba en momentos en los cuales el Presidente argentino visitaba en Santiago al General Ibañez, su par chileno, país con el cual se venían comprometiendo afanes solidarios y políticas comunes en materia antártica.

¿Cuál sería la reacción ante tamaño atropello?



Decepción, en el tiempo

La historia del escenario de este conflicto debemos encontrarla en noviembre de 1820. Casi al unísono se dan dos acontecimientos en escenarios próximos. En Malvinas la presencia del corsario David Jewet al servicio de nuestro país quien procederá el día 2 a ocupar el archipiélago que luego de la Revolución de Mayo había sido abandonado por las autoridades españolas. En tanto que en el espacio antártico ocho navíos norteamericanos recorren la región al mando de Benjamín Pendletón. En ese archipiélago de las Shetland del sur uno de los capitanes: Nathaniel Palmer, al mando de la James Monroe, descubre la isla volcánica a la que denomina Decepción, cráter desportillado que da acceso a un excelente puerto a los 62°30’ y 61°O.

Durante un siglo solo la incursiones loberas y balleneras sumarán testimonios dispersos y desprolijos que lo que allí iba pasando, hasta que un 8 de enero de 1905 ingresa en la isla la Corberta Uruguay, proveniente de un relevo en las Islas Orcadas: es la primera presencia argentina en el lugar El oficial de la derrota Teodoro Caillet Bois dejará sus impresiones sobre ese momento: “Tuvimos que anclar a mucha profundidad casi tocando la orilla. Entonces nos dimos cuenta que en el curso de un siglo el puerto había sido invadido por una especie de ventisquero formadas por capas alternadas de nieve y ceniza volcánica. El volcán evidentemente, debía tener sus períodos de actividad y en la corta playa, por de pronto la arena estaba casi a cien grados a una cuarta de profundidad”. El Capitán Smiley con quien navegaría Luis Piedra Buena afirmaba por 1842 que el volcán tenía tres bocas de erupción.

28 de diciembre de 1917 el sitio vuelve a ser noticia cuando encalla el Solstreisf en Decepción. Se trataba de un buque fábrica noruego de .3808 toneladas que será socorrido desde Punta Arenas por el vapor Alejandro de la naviera Braun & Blanchard al servicio de la Compañía de Salvataje. Estas acciones representarán la primera presencia chilena en la isla.

Enero 11 de 1921 se encuentra en el lugar  La Graham Lan Expedition, son balleneros noruegos comandados por los capitanes Cope, Wilkins, Lester y Bsgshawe.

Son ingleses ingresarán a la historia de Decepción cuando en 1931 navegue por esas aguas el barco oceanográfico Discovery II

El 8 de Febrero de 1942 se registra nuestro  Acto Posesorio Antártico en Isla Decepción. Se da en caleta Balleneros a donde llega en el 1 de Mayo, nuestro primer portaviones a vela, la expedición comandada por Isidro Oddera. Allí se izó el pabellón nacional en un cilindro de bronce al pié del mástil se colocó el acta correspondiente. El lugar presentaba una factoría noruega destruida y un cementerio con inscripciones en el idioma de ese país. Ardía aun el carbón del depósito, había instalaciones incendiadas, y se conjeturó que el destrozo podías ser consecuencia de la Guerra Mundial que se estaba viviendo.

El 29 de Enero de 1947. Habrá una nueva visita argentina, la del Transporte Patagonia, allí se vieron con dos barcos británicos que operaban desde malvinas. Simultáneamente arribó el ballenero argentino Don Samuel. Operaban además en la escuadra argentina el Transporte Chaco, el buque tanque Ministro Escurra y en tareas de apoyo el rastreador Granville y el remolcador Ona. Todos habían salido de Ushuaia al comando del Capitán de Fragata Luis M.García.

Para el  6 de  Febrero Chile instalaba su primer base en la “Antártica” en la Isla Greenwich dejando allí cinco hombres. El Transporte Angamos se encontrará con la flota argentina en la isla-volcán, intercambiando experiencias hasta dispersarse el 15 de marzo. Argentina había sumado a la empresa otras dos naves: el King y el Murature.

Al año siguiente nuestro país instala una base en la isla la que será dotada de una oficina de correos que será librada al servicio público el 25 de diciembre. Para enero de 1950 se transformará en oficina radiopostal.

A fines de 950. el buque hidrográfico Sanavirón visitar la isla en apoyo a las tareas del Santa Micaela.

El 7 de Febrero de 1952. se inicia el primer vuelo con descenso en la Antártida. Parte desde Río Grande y se trata de dos unidades catalina, la 3-P-5 al mando del Capitán de Fragata Pedro Iraolagoitía, y el 2-P-3 comandando por el Teniente de Navío Guillermo Jorge Campbell. La empresa sumaba 15 tripulantes y tenía por apoyo al Sanavirón. Los aviadores establecerían en la oportunidad el primer correo aeronaval antártico.

Así estaban las cosas cuando las tropas británicas destruyen las instalaciones argentinas en Decepción, capturan a la dotación y la llevan a Montevideo.

El incidente en los diarios

La Prensa, por entonces controlado por la CGT, daba cuenta el 21 de febrero de 1953 de la situación generada entre los dos países en la lejana isla: Reclamose  a Gran Bretaña por violar nuestra soberanía en la zona antártica. Se reafirmaron otra vez derechos inquebrantables. La Isla Decepción es argentina y el atropello es un agravio a la nación. Dió una información sobre los hechos del embajador británico. Repercusión en Santiago. Son los principales títulos.

La Nación contendrá en menor centimil detalles coincidentes identificados como: Rechaza la Argentina una nota británica y protesta con energía. Motiva esa actitud el desmantelamiento de instalaciones de nuestro país en la isla Decepción y el arresto de quienes las ocupaban. Un recuadro contiene la Declaración chilena, fechada en Santiago el día 20: El ministro del Interior D. Guillermo del Pedregal, interrogado sobre las medidas de fuerza consumadas por Gran Bretaña en la isla Decepción , en el Antártico, manifestó hoy que Chile no tiene ninguna base permanente en dicha isla. Añadió que la choza chilena derribada por los británicos, según las informaciones de Londres es posiblemente algún refugio temporal levantado por personal chileno en alguna de sus exploraciones. Se excusó el ministro de hacer mayores comentarios. El diario de los Mitre editorializa sobre Chile y la Argentina en momentos en que se reúnen los mandatarios de ambos países, y también sobre Una agresión en la Antártida, aquí pedirán: “que los detenidos sean puestos en libertad y devueltos al lugar en que se los detuvo, y que las cosas se reestablezcan allí al estado en que se hallaban al producirse la inesperada agresión”.

El incidente en la diplomacia.

Sir Henry Brashaw Mack, embajador británico en Buenos Aires presentó ante el canciller Jerónimo Remorino, una nota de reclamo el lunes 16 de febrero de 1953 en la que daba cuenta de su “protesta enérgica” dado que enero el remolcador “Chiriguano” procedió a instalar “una casilla, carpa, bandera y otro equipo”, en territorios que se consideran británicos. Señala al mismo tiempo que pese a las advertencias de la autoridad delegada de las Fackland las instalaciones argentinas fueron levantadas a tan solo 400 yardas del establecimiento británico y de la pista de aterrizaje construida en 1928 por Wilkins. Por lo que estimaba que la incursión argentina no solo atentaba contra la soberanía inglesa, sino que al mismo tiempo estaba “calculada para causar molestias serias y dificultades a los súbditos de su majestad”. Es aquí cuando se comunica que se han dado instrucciones para la “remoción de los ocupantes”, se recuerda las determinaciones reales de 1908 que llevan a los ingleses a tener como propias esas dependencias, y la posibilidad de someter el litigio a la Corte Internacional de Justicia.

José Humberto Sosa Molina, canciller interino, afrontará cuatro días después el diligenciamiento de la posición argentina.  El viernes 20, quien es también el Ministro de Defensa, entregará al embajador británico el texto del gobierno argentino, señalándose luego que ya con antelación a la presentación británica el gobierno nacional tenía conocimiento de los hechos.

El planteo argentino comprende once puntos, refrendando en los primeros de ellos toda la juricidad manifiesta a lo largo de la historia por la República Argentina en materia Malvinas y sector Antártico, para luego indicar –en el punto 4- “que las islas Malvinas, las islas Georgias del Sur y el sector antártico comprendido entre los meridianos 25° y 74° de longitud oeste de Greenwich, al sur del paralelo 60° de latitud sur, hasta el polo, son territorios que pertenecen incuestionablemente a la soberanía de la República Argentina”. En el punto 6 se pasará a cuestionar los procedimientos, puesto que “la nota que se contesta lleva fecha 16 de febrero de 1953 y fue entregada a esta Cancillería en la mañana (hora 10) de ese mismo día. Como queda dicho en ella se consigna que las instrucciones impartidas habrán sido ya puestas en ejecución; lo que según información que posee mi gobierno  efectivamente acaeció el día 15 de febrero después del mediodía”, se dirá también que “la reacción en el terreno de los hechos ha carecido de la necesaria espontaneidad, único elemento que puede justificar, si cabe, un acto de violencia” Tras analizar las conductas de ambas partes para limitar los cargos sobre desembarco de tropas –existen acuerdos firmados recientemente entre el país, Chile y Gran Bretaña- se indica que: “la construcción destruida se trata de un refugio construido específicamente a la observación científica a cuyo servicio se encontraban no menos de treinta hombres especializados en los distintos problemas de la Antártida, predominantemente científicos, ya que nada es más natural par el gobierno argentino que la observación e investigación de su propio territorio y el aprovechamiento -por todos los países- de sus esclarecimientos científicos”.

“Las tareas  que ahí se desenvolvían –se dirá en el punto 8- están perfectamente encuadradas  en las disposiciones de la ya citada declaración tripartita –del 26 de noviembre de 1952- lo revela el hecho de que este gobierno haya empleado usualmente los mismos elementos navales que en la anterior temporada antártica, consistentes en dos transportes, dos remolcadores y un petrolero, cuyas características y actividades no fueran objetadas en circunstancia alguna por el gobierno británico”. Antes de reservarse el derecho a invocar al TIAR, Argentina solicita “se sirva disponer con la debida urgencia la inmediata libertad y la restitución al lugar de los sucesos de las personas detenidas y de los efectos y la documentación incautados a raíz del incidente –entre los cuales se encuentra material de carácter científico- así como la reconstrucción de lo destruido...”

Colofón peronista

Son los días en el gobierno preconiza el Segundo Plan Quinquenal, ingresando el conflicto de la isla Decepción en las diversas manifestaciones gremiales; así por ejemplo Eduardo Vucetich, secretario de la CGT, se pronunciará categóricamente con respecto al incidente: “Que el mundo sepa que el atentado de Gran Bretaña no hecho sino unir más firmemente que nunca a los argentinos en torno al gran patriota, al conductor de un gran pueblo que conoce su destino y que trabaja con entusiasmo  para consolidad la grandeza de la patria, justa, libre y soberana”.

Perón luego de haber firmado en Chile los acuerdos de “unión económica” se presta a un reportaje por parte de Raúl Aldunate Phillips, director de la revista “Nuevo Zig-Zag”, a quién le dirá sobre el tema antártico: “Estimo que nada tiene que hacer Inglaterra ni ninguna otra potencia en nuestra América. Terminó el período del coloniaje en América.¿Qué tiene que ver Inglaterra con una zona que está a horas de esa Punta Arenas a la que está usted tan vinculado, y que es lógica prolongación de Magallanes, de la Patagonia y de la Tierra del Fuego? Es evidente que nuestra posición en la Antártida –la de Chile y la de la Argentina- debe ser la misma, ya que tenemos sobre ese territorio, iguales derechos. Voy a proponer –y estimo que ustedes, los chilenos, nos prestarán su apoyo- que nuestros mutuos derechos antárticos se “dividan exactamente por mitades”, como buenos hermanos, estudiándose además alguna cláusula tendiente a que la defensa y futuro de esa zona, en todo orden de aspectos, sea hecha en condominio de común acuerdo entre nosotros. Allí en el eje vértice sur de América. Comenzaremos a dar ejemplo de unión que algún día abrazará a todo el continente americano”.

Pero los días no son los más felices para el mandatario: morirá su cuñado –Juan Duarte- luego de su discurso donde denunciaría que gobernaba entre “ladrones y alcahuetes”. Habrá un acto de apoyo y en el dos bombas que estallan en la Plaza de Mayo; se desborda la violencia incendiándose las sedes del radicalismo y el socialismo, y el Jockey Club; incidentes que no aparecerán en la prensa de Buenos Aires a no ser en el diario inglés The Standard. Para mayo Víctor Mercante es expulsado del partido por “inconducta y deslealdad”; crece en lugar la figura de un marino Alberto Tesaire, el vicepresidente.


A él le corresponderá viajar presidiendo la delegación argentina cuando en Londres se realice en 2 de junio la coronación de una nueva soberana: Isabel II. Con el tiempo se sabrá que el Contralmirante inició negociaciones al visitar el Foering Office ofreciendo una compra de Malvinas. El Gobierno británico rechazó la oferta aduciendo que temían que ello produjera la caída del Gobierno del Primer Ministro Winston Churchill, a la vez que mantenía en el área de conflicto en Decepción el buque HMS Snipe.