En Momentos del Fin del Mundo, Roberto Toledo, ha dado cuenta del existir histórico de este nuestro antiguo puente. Pero por lo que dice el saber popular: "Todo se sabe menos lo de anoche", permanecerá ingnorada las circunstancias de amanecer que muestran a esta reliquia acompañada de una inobjetable botella de cerveza.
La viajera se detiene al borde de la tranquera, como ha ha hecho siempre. Sus temores a caminar sobre cursos de aguas moderan sus acciones. El cartel que lo decía todo, parece ahora no decir nada.
El viejo puente colgante muestra sus rulos, el viento fueguino, a sus años, ha querido peinarlo... sólamente.
A falta de pescadores en esta estación los patitos se adueñan del silencio, y navegan sobre él.
El puente es una sombra de lo que fue.
Y la sombra parece más digna que la pieza histórica.
En su derredor hay algo que está antes que la historia. Los fósiles y sus cápsulas del tiempo.
Reliquias ciertas que ingresan en cualquier bolsillo, y adornan nuestros espacios dométicos, para que se las contemple, o para que admiyan alguna funcionalidad.
1 comentario:
¡bravo!
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