Al finalizar la gestión Martínez la intendencia de Río Grande llevó adelante -con fondos nacionales- un muro costanero que no tardó en desmoronarse.
Actualmente, producto de la gestión Martín, se ha ido levantando otro muro, como defensa costera, que también por estos días ha mostrado sus fisuras.
Esta construcción aleja a los vecinos del mar, en tanto que da ciertas garantías de estabilidad sobre la calle Elcano y Guemes.
La mayorúa de los que transitan por este tramo de la costa la ven desde arriba. Nosotros -Mingo, Patricia y Sira, lo hicimos por abajo.
La playa estaba lejos, la marea bajaba. El sol otoñal hacía lo propio, no tendríamos mucho tiempo para andar si queríamos sacar fotos.
Sobre la arena hay que andar con cuidado, hay elementos mecánicos que -aunque desgastados por la acción del mar- pueden lastimarnos.
En otros casos un trozo de ladrillo ha adquirido un suavidad admirable. ¡Venite conmigo!
Hay piedritas de uno, dos, tres, cuatro, hasta cinco colores diferentes.
Y en algunas cosas el mar ha mostrados sus cualidades escultóricas.
Patria y Sira recorren uno de los tramos de la defensa urbana, a los lejos un brindis cervezal.
Y estos artefactos, que esperan su colocación, tienen un nombre griego: pentápodos (Gracias Miguel)
A la altura del hotel Isla del Mar emerge de la superficie de la arena este radiador, nos parece apropiado para limpiarnos la suela de los zapatos.
El plano inclinado de la defensa, a esta altura, es mucho más extenso que en la parte del río..
Entre las piedras hay restos de moluscos.
Nos preguntamos cuando pesarán cada uno de ellos, y cómo harán para moverlos.
Una antigua colectora cloacal aparece incativa.
Mientras armamos esta entrega nos llega esta foto de otra colectora, esta en la margen sur, frente al Colegio Antártida Argentina, donde se muestra la coloración de los detritus. Un tema preocupante.
En tanto que ya acercándonos a la ruta aparece este viejo barquito que es sitial de observación de aves playeras. Allí se ve la grúa que moviliza los segmentos de la defensa costera.
Hay tres paneles que nos ilustran sobre la importancia de la naturaleza alada en el lugar.
Nos alejamos de la playa y ya por Thone, la calle del batallón, desde lo alto del barranco recorremos el predio que desde muchos años es una promesa incumplida.
Faltaba una foto del actor-relator de esta caminata.
Y de Anís, que ni siquiera había sido nombrada.
Un coirón solitario nos despide: -¡Hasta la primavera!
1 comentario:
... Hola Mingo ... Interesante relato de esta recorrida por la playa ... Y muy visual ... Guardo una fotografía de mi paso por Río Grande, donde se ve ese barquito que aparece en las imágenes. La foto es de hace unos años, de 2004 puntualmente, si querés te la envío. Un abrazo, y siempre interesantes tus columnas.
Hernán (Bs. As.)
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