Ha
dicho Pedro Luis Barcia (foto)
el Presidente de la Academia Argentina
de Letras que nuestro idioma está maltratado.
Desde
el mismo momento de su creación, hace más de cuarenta y cinco años, nuestra
institución, como no podía de otra manera, es una inclaudicable defensora de la
pureza del idioma. No solamente entre sus miembros directos, sino en todos los
campos de la comunicación.
Hoy,
más que nunca, desde diversos medios electrónicos se deforma y se vapulea el
castellano. Desde los avisos publicitarios repletos innecesariamente de
palabras en inglés, las radios que difunden hasta el hartazgo canciones en ese
idioma o los simples nombres de los comercios que pretenden ser más atractivos
o importantes si se presentan en el idioma de Shakespeare.
Los
locutores de radio y los animadores de la televisión parecen competir en
maltratar el castellano. Particularmente en la televisión eso es mucho decir,
porque en nuestro país la penetración de ese medio llega al 90 por ciento de
los hogares.
Las
“tribus urbanas”, tan de actualidad en estos días sólo utilizan, según los
expertos, unas doscientas palabras, plagadas de lunfardo. Embarcadas en la
cultura de la diversión, quieren ser parte de una comunicación globalizada.
Como dice el presidente de la Academia Argentina
de Letras, Pedro Luis Barcia, “estimulan además un vocabulario del chateo, que
es cada vez más pobre, limitado y amputado”. No leen los diarios porque los
consideran con un lenguaje “aparatoso y aburrido”. Con los años se darán cuenta
que sin un vocabulario rico no podrán transmitir sus emociones de manera fluida
y clara, porque la cultura fragmentada del video clip y del zapping no
contribuyen a la conceptualización.
El
castellano es hablado en 23 países de los cinco continentes por más de
cuatrocientas millones de personas. La lengua española es la cuarta a nivel
mundial y crece sin cesar. En los EE.UU. es, por lejos, el segundo idioma, con
45 millones de residentes que se expresan a través de él y donde siete de cada
diez estudiantes de las universidades lo eligen.
Como
dijo el mexicano Carlos Fuentes: “el español es el idioma que con mayor
frecuencia ofrece el repertorio más amplio del humano, de la personalidad
individual y de su proyección social, escribimos como decimos y decimos como
escribimos”.
Aspiremos,
junto con Fuentes, para que esto se haga carne entre nuestros jóvenes,
lamentablemente tan alejados de la lectura. En el pedido incluyamos a muchos de
nuestros periodistas, incluidos los de la prensa gráfica que, si bien es la más
respetuosa de la esencia de la escritura, también peca por la escasez de
vocabulario o por la ignorancia del significado real de las palabras.
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