EVOCACIONES**1900. Mayo, 11. La Prensa da cuenta de la desaparición del teniente Mackinlay y seis tripulantes.

Honda sensación ha causado ayer la noticia de la desgracia ocurrida en el canal de Beagle, transmitida por el comandante del acorazado “Almirante Brown”, capitán de Fragata Saenz Valiente.
Según comunica dicho jefe, el retardo de su llegada a Puerto Madryn se debe al fatal accidente que ocurrió a una lancha de aquel acorazado, el momento en que terminaba su misión en los mares del sur. Una racha de viento hizo zozobrar a dicha lancha que tripulaban cinco marineros al mando del alférez de fragata Juan Mackinlay, sin que por mas esfuerzo que se hicieron lograse salvarse a los náufragos.
Según informes de informes de oficiales de la Armada que conocen el canal de Beagle, paraje donde ha ocurrido el lamentable suceso de que nos ocupamos, con frecuencia se producen estos, sin que los más expertos marinos puedan evitarlo.
Hay parajes en que los buques no pueden entrar por más que sea mar limpio, en este caso se ven obligados a largar lanchas que nunca se alejan más de mil metros del buque.
En caso presente, ha pasado algo semejante no obstante venir el “Brown” en dirección a Buenos Aires, continuaban los trabajos de sondaje, para lo cual se desprendió la lancha que tripulaba el alférez Mackinlay, la que navegaba a la vista del comandante Saenz Valiente.
La observaba este con su anteojo cuando de pronto fue sorprendida por un fuerte tifón del sur, que arrastró a la pequeña embarcación durante tan solo unos minutos, y la perdió de vista.
El comandante ordenó el salvataje en el acto, pero ye era inútil, pues no se volvió a ver más a la lancha ni a sus tripulantes.
Después de repetidos reconocimientos, y viendo que todo esfuerzo se estrellaba en lo imposible, resolvió seguir viaje a Puerto Madryn , desde donde ha comunicado al Ministerio la fatal terminación de su hasta entonces feliz expedición.
El alférez Juan Mackinlay, con cuyo retrato encabezamos estas líneas, era un apreciado oficial, querido de sus jefes y subalternos, muy contraído a su carrera, a la que profesaba adoración.
En la familia era motivo de digno elogio como buen hijo. Sus amigos y parientes reconocen las bellas cualidades del distinguido oficial, que ha dejado la vida en el cumplimiento de su deber cuando terminaba una empresa que tal vez le hubiera valido el ascenso.
Los nombres de los cinco tripulantes que le acompañaron pagando también con su vida el cumplimiento de su deber sentimos no poder dar, pero recordamos su sacrificio y hacemos el merecido elogio de su abnegación, por la terrible parte que les cabe en el drama.





*1900. MAYO, 11. Marina de Guerra. Los funerales del alférez Mackinlay.

El martes 29 de mayo, a las 10 de la mañana se celebrarán en el templo de San Francisco ( solemnes funerales pro el eterno descanso del alférez de Fragata Juan M. Mackinlay y tripulantes de la embarcación zozobrada en el canal de Beagle el 21 de abril último. Asistirán el Ministro de Marina, los jefes y oficiales de la Armada, la comisión directiva del Centro Naval, parte de los alumnos de la Escuela  Naval, los niños de los asilos de huérfanos de los militares del Ejército y de la Marina, diversas corporaciones que están invitadas  y un piquete de marineros del acorazado Almirante Brown.
La banda del cuerpo de Marina tocará motivos fúnebres en el coro de la mencionada iglesia
El Centro Naval ha acordado erigir en la memoria de aquellos infortunados marinos una cruz de granito en el lugar mas próximo al que ocurrió el siniestro, la cual será conducida en el primer transporte que salga para dicho punto, encomendándole a su comandante la colocación.

La base consiste en la agrupación de piedras, en medio de las cuales surgirá la indicada cruz.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Mingo!

Interesante material por el texto y la gráfica; no conocía la existencia de estas fotografías, aunque sí sabía de este trágico suceso. La primera vez que tuve conocimiento del hecho, fue durante una excursión que hace varios años hice a la Isla Gable (Canal Beagle), en combinación con la visita a Puerto Almanza (sitio donde se atrapan centollas), Estancia Harberton e Isla Martillo, situada en el mismo Canal y donde se pueden ver pingüinos.

La Isla Gable - término inglés cuyo significado en español es “remate triangular de edificio o pared” - recibió este nombre debido a que en las barrancas de sus costas, desde la Isla Grande (Puerto Almanza sobretodo), pueden apreciarse planchones a modo de figuras triangulares. La isla en su momento fue ocupada por los yaganes, e incluso aparece mencionada en algún relato yámana, tal como lo cuenta Arnoldo Canclini en sus libros.

Volviendo en el tiempo, en aquella excursión realizada en Isla Gable recorrí junto al grupo una senda que en varios tramos se acercaba a la costa en sus partes más altas. En un punto de ese sendero y con vista al Canal, el guía de turismo contó al grupo la historia de alférez de fragata Juan Mackinlay, suceso ocurrido en las cercanías de aquella Isla. Para recordar a este marino, la parte del Canal Beagle situada entre la Isla Gable (Argentina) y la Isla Navarino (Chile) recibió el nombre de “Paso Mackinlay”.

Un abrazo Mingo!
Hernán (Bs. As.).