Jerarquizando la importancia de los medios de comunicación durante el conflicto de Malvinas, los lugares destacados en cuanto a la trascendencia en cobertura y difusión caben sin dudas a Radio Nacional Río Grande y a la emisora televisiva estatal, Canal 13 de esa misma ciudad.
Por características y alcance en la
población, estos eran los medios de mayor penetración en la comunidad de Río
Grande. Debido a ello, fueron también los que desempeñaron un papel más activo
en la colaboración con las fuerzas militares.
Principalmente, Radio Nacional Río
Grande, tuvo una participación dinámica en la ayuda de radar de los aviones
argentinos que despegaban desde la Base Aeronaval desde el territorio en
campaña hacia las Islas Malvinas.
Esta
colaboración, según Oscar Gutiérrez, supervisor general de la emisora, se
operativizaba a partir de un llamado militar a la emisora para que se eleve la
potencia de transmisión con el fin de permitir a los aviones guiarse en su
regreso hacia Río Grande.
Gutiérrez
expresa que “en ciertas ocasiones, se recibía la notificación
desde la Base Aeronaval o de los mandos militares sobre una “alerta amarilla” y
Radio Nacional Río Grande, levantaba su señal en 25 kilowats. Muchas de estas
operaciones eran de carácter nocturno y generalmente, por disposiciones de
radiodifusión durante el día se transmitía con el transmisor de 25 Kw. y de
noche con el de 5 Kw., debido a que, de lo contrario, la emisora desborda
espacios asignados e invade aquellos donde llegaban otras radios con la misma
ubicación en el dial”.
“Por
lo tanto, señala Gutiérrez, se elevaba la potencia y los aviones
regresaban de las operaciones hacia Río Grande, siguiendo la señal de frecuencia de Radio Nacional”.
Mediante
este código, la transmisión de Radio Nacional se convirtió en una herramienta
de apoyo a las operaciones militares. Básicamente, la comunicación de “alerta
amarilla” significaba el inicio de operaciones por parte de las fuerzas
argentinas hacia las Islas Malvinas y el aumento de la potencia del transmisor
de la emisora a 25 kilowats para ayudar al regreso de las aeronaves hacia Río
Grande.
Alerta
roja, por el contrario, significaba un posible ataque de fuerzas británicas
hacia la ciudad o el sur del continente argentino, e implicaba una orden de
suspender completamente la transmisión de la radio.
Tanto las señales de “alerta
amarilla”, como así también de “alerta roja”, eran impartidas internamente por
las autoridades militares a los directivos de la emisora, quienes a su vez,
comunicaban a los operadores de planta.
Según consta en los registros de los libros de guardia de operadores radiales de ese momento
, son continuos los asentamientos de alertas
amarillas dictaminadas por las autoridades navales[1].
En un repaso por los registros,
puede verse que, en los meses de abril y mayo, son cerca de cincuenta las veces
que se aumentó la potencia de la transmisión
de la radio para asistir a las aeronaves que partían o regresaban de
operaciones en Malvinas, y que tenían su base en Río Grande.
El
número de estas acciones se incrementó en forma notable a partir de principios
de mayo, en una coincidencia directamente proporcional a la actividad bélica
presenciada en el TOAS - Malvinas.
En éste sentido, de acuerdo a los
libros de guardia de los operadores, se pasó de informar 10 alertas amarillas
en el mes de abril a más de 30 registradas durante el segundo mes de conflicto.
Asimismo, en el transcurso de mayo, fueron reiteradas las ocasiones en que se
transmitió todo el día con la potencia máxima.
Sin embargo, las indicaciones de alertas
rojas son simplemente dos y obedecieron, según expresa Gutiérrez, a ensayos de
emergencia encarados por las fuerzas militares destacadas en la ciudad.
Respecto
de los resultados de dicha colaboración, el historiador afirma que “parece ser que la acción de respaldo por
parte de Radio Nacional fue eficaz en algunas operaciones navales, entre ellas
el hundimiento del Sheffield; sin embargo, los británicos no tardaron en darse
cuenta que cuando llegaba muy bien la señal a Malvinas, atrás de esto vienen
los aviones argentinos. Por este motivo, de la misma manera
en que contribuimos pasivamente, también lo hicimos en forma pasiva a algunos
fracasos”.
Tal vez por este motivo, ya sobre el
desenlace del conflicto, las señales de alertas amarillas dejaron de ser
utilizadas como primera alternativa y volvieron a ocupar un papel secundario en
el emprendimiento de las operaciones militares.
De todos modos, la
colaboración de Radio Nacional durante la guerra de Malvinas no se limitó sólo
a ello sino que también fue uno de los medios de canalización, junto con Canal
13, de las iniciativas populares.
“En un principio, había que canalizar era el entusiasmo; sobre la radio,
llovían comunicados en los que distintos sectores expresaban su optimismo por
lo que se estaba viviendo. Incluso, de sectores que, hasta ese momento no se
expresaban, como sindicalistas o políticos”, señala Gutiérrez quien
recuerda que después de la ocupación de Malvinas, llegaron a Río Grande
dirigentes políticos “como fue el caso
del presidente del PJ, Deolindo Felipe Bittel o de Antonio Cafiero –actual
diputado nacional- a quienes les hicimos una entrevista sobre su parecer de lo
que estaba sucediendo”.
Por otra parte, además de la acción informativa específica y de su
inserción política, el papel de Radio Nacional también fue destacado en la
canalización de iniciativas comunales para apoyar a los soldados argentinos que
combatían en Malvinas.
A éste respecto, Gutiérrez recuerda
la realización de “algunas acciones que surgieron en aquel momento
y, varias de ellas, eran de tipo espontáneo principalmente en el segundo mes,
cuando la situación del conflicto estaba dada e incluso se dieron algunos
incidentes, como el hundimiento del crucero General Belgrano, las acciones de
las aviones, etc.”.
“Por ejemplo, a una señora, cuyo marido de apellido Acevedo era gerente
de una empresa textil, se le ocurrió hacer una campaña junto a otras mujeres e hicieron tortas
fritas para todos los efectivos militares que se encontraban en las
inmediaciones de Río Grande”, para lo cual Radio Nacional participó difundiendo
la convocatoria, así como también en otras con el objetivo de recolectar mates
y bombillas “que distribuimos entre los efectivos más cercanos”.
Asimismo, desde la
ocupación militar del archipiélago, las autoridades navales destacadas en Río
Grande ordenaron a los directivos de la
emisora que recolectaran material discográfico, el que iba a ser destinado a la
Radio a instalarse en las Malvinas.
Esta radio, que fue
emplazada en la única emisora que funcionaba en las islas bajo el nombre de
Falklands Islands Broadcasting Station, fue rebautizada como Radio Nacional
Malvinas Argentinas y estuvo bajo la órbita de la central de la emisora en la
ciudad de Buenos Aires.
[1] Libro de
Locutores y Libro de Operadores de LU 34 Radio Nacional Río Grande, entre los
meses de abril y junio de 1982.
(*)Mariano Muller reside en Córdoba,, después de largos años de trabajo en ESPN. Este escrito forma parte de uno mayor presentado bajo el título de MALVINAS: La guerra en la Isla Grande, desarrollado en 2003 al finalizar sus estudios superiores en periodismo. Por entonces formaba parte del plantel del diario El Sureño.
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