Correos en el tiempo: La LLUVIA MANSA de Enrique Inda

Una lluvia muy triste como un llanto

Llora mansamente sobre Ushuaia

Un pequeño caserío de maderas y chapas

Capital de Tierra del Fuego

La Bahía se ha borrado con la niebla

Y las nubes ocultan las montañas

Con mucho frío, enciendo la cocina y me deleito

Con el aroma de la lenga quemada

En la insaciable hornalla y el olorcito

Del humeante café y las tostadas

Siento un inquieto caminar sobre mi techo:

Son las palomas que reclaman

La ración de maíz de las mañanas

Todo es silencio, apenas rota

Por el “Clío, Clío, Clío” de gaviotas

Que pasan en bandadas.

De pronto, estalla una sirena potente, prolongada

Anunciando el feliz arribo

Del antiguo “Patagonia” que fondea

Un ancla inmemorial con miles de millas

Navegadas. La angustia terminó. La nave

Demorada por meses, está en el puerto. Después

De atravesar varias tormentas, para traer

Los alimentos, las noticias, los remedios.

Viene de lejos, del remoto Norte, separado

Por enormes distancias de mares borrascosos

Para llegar a los confines de la patria

Gracias a la pericia de un veterano capitán

De la Armada.

Pongo la radio y en nervioso Morse un DC3

Perdido entre la niebla pide un dramático auxilio y con

Alivio y alegría, escucho a la estación de

Radio: “Nubes, a tres mil pies, viento noroeste elevado.

Pista nevada –“Comprendido”, veo un agujero

Y la bahía –ya aterrizo. El avión se ha salvado

Después de un impecable aterrizaje en la Misión

En la vieja pista de cantos rodados, embarrados.

Contento con los felices arribos

Del buque la aeronave comandados

Por héroes olvidados, un capitán y un piloto de la Armada

Llevo un mate al dormitorio

Donde mi esposa sigue descansando

- La despierto y mirándome a los ojos me recuerda:

- Hoy querido, cumplimos 63 años de casados.

En la querida Ushuaia.

- Pues vamos a celebrarlo.

- Yo lo he pensado, cocinaré un rico asado al horno

Con papas y capón de oporto bien rociado.

Y a la tarde haré pastelitos y empanadas con dulce de ruibarbo, para el té.

¿Y quien vendrá a acompañarnos?

-Los chicos de Garea, Rubén, Piti, Alba y Tita y los Pastoriza, Alberto y Posesito.

Están todos invitados.

La carta:

Señor Domingo Gutiérrez

Querido amigo:

Aquí le envío una poesía recordando una lluviosa mañana de Ushuaia allá por 1936, cuando vivíamos con mi señora, y yo trabajaba en la construcción del Puerto. Tiempo después fui a Río Grande para hacer el muelle local y finalmente me mandaron a la construcción del puerto carbonero de Río Gallegos y hacer los estudios para el de Punta Loyola.

En 1947 por pedido de Obras Públicas de la Nación, hicimos el perfilaje del Río Grande desde la desembocadura del Puente Colgante. Porque los técnicos consideraban que el mejor puerto era dragar el río a 30 pies y rellenar la zona baja de la ribera con la arena del dragado. Pero, cambió el gobierno y todo quedó en la nada y Río Grande perdió un puerto seguro, cercano y práctico.

Perdóneme esta digresión. No si Usted puede publicar esta poesía, pero si lo consigue, le agradecerá me envíe la hoja.

Con un fuerte abrazo para Usted y familia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy linda anécdota contada en versos que vienen en el tiempo ... Tengo tres libros de Enrique Inda,es un gran redactor e historiador. "EL faro del fin del mundo" me gustó mucho.

Un saludo desde Buenos Aires,

HERNAN.-