Vitrales barilochenses

Durante el acto del Bicentenario de la Creación de la Bandera Nacional, la Presidenta de la Nación anunció que para el 25 de Mayo concurriría a Bariloche, para festejar desde ese lugar patagónico el acontecimiento fundacional de la patria.
De inmediato imaginé su participación en el Te déum de la Catedral Nuestra Señora de Nahuel Huapi, la iglesia matriz de los católicos del lugar, donde junto a un conjunto de imágenes sacras aparecen relaciones que tienen que ver con la tortuosa relación entre el blanco y el indio.., con la visión de la iglesia, que es la del blanco.
Y aquí se da el caso de los vitrales, uno de los cuales muestra la muerte del Padre Mascardi, a manos de los naturales del lugar en un episodio que muestra que la violencia no estubo de parte de los europeos, como se preconiza sistemáticamente -de un tiempo a esta parte- entre los que realizan la campaña de reivindicación del nativo, y vilipendio de lo que se dió en llamar La Conquista del Desierto.
Pero la muerte de Mascardi es un hecho anterior, dado en tiempos de la penetración evangelizadora desde Chile, cuando lejos se estaba de saber en Buenos Aires sobre la existencia misma de estas comarcas, y menos sobre su pertenencia a la jusrisdicción que derivó en ser argentina. Aunque al pie del ícono se encuentre el escudo nacional.

Otro de los vitrales muestra a Ceferino Namuncurá, el joven mapuche que tras los salesianos se convierte en modelo de santidad, y "lirio blanco" del mestizaje. Episodio que se registra luego de las acciones argentinas de conquistas de la norpatagonia y la pampa.
Y también está en un lugar destacado, que no por eso hace presumir santidad alguna, el general Julio Argentino Roca, con atributos presidenciales, responsable él de la conducción militar que aniquilara la presencia aborígen en la región, cuando era ministro de Guerra de su predecesor: Nicolás Avellaneda.
Desconozco si en otros lugares del país la imágen de un Presidente de la Nación comparte el mismo espacio de los referentes religiosos, en un templo de esta magnitud.
Un amigo de marcada identidad kirchnerista me afirmó que ante ese escenario, y dado el rol represivo que parece endilgársele cada vez más a Roca, se llegaría -no como el caso de aquella vez en que el ex mandatario mandó a descolgar los cuadros de los generales del proceso- pero si a cubrirlo.., convenientemente, con una enseña celeste y blanca al mentado "zorro tucumano".

Los vitrales en cuestión fueron adquiridos gracias a una Comisión de Damas (presidida por la señora Isabel Nevares de Ortiz Basualdo, hermana del combativo obispo Jaime Nevares) quienes reunieron donaciones de dinero para solventarlos.

La confección del los vitrales fue hecha por un francés llamado Enrique A. Thomas, en Buenos Aires.

La colocación de estas obras fue en el año 1947, momento en que se finalizó con la parte exterior de la construcción, pero aún el interior estaba en bruto y con piso de cemento.

Por el año 1947 gobernaba los destinos de la Nación el General Juan Domingo Perón que no ponía reparo a la memoria de los próceres por cuestiones de su trato con los nativos, tal es así que nacionalizados los ferrocarriles británicos manda identificar a uno de ellos -el que llega hasta Bariloche- con el nombre de Ferrocarril General Roca.

Nos enriquecemos con este testimonio una visión estética e historica de este sur que, si se quiere, queda bien al norte.

Mientras tanto la Presidenta reposa con un estado gripal que la ha sorprendido a su regreso de Angola, pese a la vacunación a la que se sometió hace algunos semanas y que podría haber producido el efecto esperado.

No hay comentarios: