La profesora Alejandra Valentino docente de la UNLP afirma que los
Argentinos hablamos - Ni bien, ni mal. Diferente. En ningún país se habla mejor
o peor que en otro. Hay que entender que, en cada lugar, se forma una realidad;
nosotros elegimos una para expresarnos, que tiene sus similitudes y diferencias
con otras.
Es un prejuicio que hablamos mal. Además, no se puede estigmatizar la
lengua, porque las lenguas cambian, varían. No se habla mejor en España que
acá, ni viceversa. La lengua responde a criterios de diversidad.
Ante los códigos que imanen las nuevas tecnologías cree que No se puede hacer un juicio de valor, ni
hablar de transgresión. Simplemente, son formas diferentes de comunicarse,
producto de las nuevas tecnologías. Como son muy recientes, es difícil hacer
una evaluación profunda. Además, creo que los mensajes de texto sirven, porque
en alguna medida tienden a revertir una tendencia que indicaba que la lengua
escrita estaba en decadencia.
Le preguntaron - ¿En algún momento esta forma de comunicación puede ser
entendida por todos, como las personas mayores, o es de uso exclusivo de los
adolescentes?
- Los chicos pudieron sistematizar una forma de lenguaje; empujados
también por las compañías telefónicas, que orientan sus campañas publicitarias
hacia el público adolescente. No obstante, veo que en la calle mucha gente
utiliza los celulares para mandar mensajes.
En tanto que en el momento de analizar no el lenguaje hablado, sino el
escrito, ha dicho:
- El modo en que se enseña en las escuelas hace que los chicos, hoy,
escriban menos. La escuela siempre privilegió un modelo de lenguaje cerrado,
pues se enseña un sistema para comunicarse dentro de ese establecimiento
educativo. El grado de abstracción con el que se enseña es muy grande, y así se
despoja al lenguaje de su función social. La cuestión parece simple: ¿cómo se
aprende a escribir? Escribiendo. De este modo, se podría favorecer a la
comunicación escrita. En los colegios se deberían plantear más
trabajos de escritura sobre situaciones reales o cuasi reales, como
escribir una carta a una abuela o una tía. Y no insistir tanto con esas
descripciones abstractas que sólo sirven dentro de la escuela, porque obedecen
a una estructura cerrada de redacción. Creo que ésta es una causa del déficit que
tienen muchos chicos para comunicarse a través de la escritura, porque las
pautas que se transmiten invalidan pensar desde el punto de vista
comunicacional.
La escuela no valoriza la función social del lenguaje, sino aspectos
normativos, como el caso de la ortografía.
- Los errores me sorprenden, pero no sólo los ortográficos. Hay muchos
gramaticales, de tipo sintáctico o semánticos. Me llaman la atención, porque
son muy gruesos. Veo una asombrosa falta de revisión en los textos. Antes había
una mayor revisión por el docente.
- A muchos les resulta novedoso cuando se les empieza a hablar de
Lingüística. Nosotros, en la cátedra, intentamos que los chicos reflexionen
acerca del lenguaje. Casi siempre se sorprenden, porque se instalan en otro
lugar que no sabían que existía, porque en la escuela no se los enseñaron.
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