EVOCACIONES ****Diciembre 17, de 1927. Acta sobre muerte de más de 700 caballos por moquillo.




“De como la policía se entró a quedar de a pié”


Desde sus inicios la policía fueguina requirió de las cabalgaduras para efectivizar su misión. A tal punto que podríamos hablar de una verdadera “Policía Montada de Tierra del Fuego”, casi hasta llegar a los años 60. Por entonces para ser agente el antecedente primordial era la condición ecuestre. Don Isaac Salinas nos recordaba como llegó preso a Ushuaia en 1937, y allí estando detenido fue indagado por sus mismos guardianes sobre si sabía cabalgar; y como Salinas venía de la Isla de los Estados de matar lobos a garrotazos, y como siendo puntado y de campo había aprendido a cabalgar al mismo tiempo que había comenzado a caminar, lo entusiasmaron para que ingrese a la repartición. No tardaron en descubrir que la actividad de lobero que realizaba estaba autorizada, cuando el y otros compañeros estaban en libertad, y alistándose en la policía. Sabía cabalgar y dar palos..

Los yeguarizos de la policía exigieron toda una remonta, y se distribuían una vez amansados en los distintos destacamentos rurales y las comisarías de los dos centros urbanos.

Hemos encontrado en el Archivo General de la Nación un expediente de 1927 que nos hace referencia a una situación sanitaria no registrada hasta ahora en la memoria de los que tanto se acuerdan del ayer, y desatendida a la vez por los funcionarios de turno.

Se trata de una peste de moquillo que entendemos hizo peligrar la locomoción propia de esos años en la Tierra del Fuego.

Pero vayamos al desarrollo de los acontecimientos:

El 18 de febrero de 1927, Mendoza –comisario de Río Grande. dirige al Jefe de Policía Don Raúl R. Massey  comunicándole “a los efectos que hubiere lugar haberse desarrollado en toda esta zona una peste de moquillo en las yeguadas y como consecuencias en la hacienda que pertenece a la Gobernación existe mortaldad, no encontrando el suscripto el medio de poder subsanar tal enfermedad”.

Massey estaba en aquel momento a cargo de la Gobernación y es así como el 24 de febrero  se dirigen telegramas al Ministerio de Agricultura y al Gobernador titular: Juan María Gómez informado sobre la problemática. La respuesta vendrá dos días más tarde cuando el Subsecretario de Agricultura, Don Pedro Scalabrini Ortiz afirma que la Dirección de Ganadería intervendría para combatirla.

¿Pero donde estaban estos funcionarios? En Río Gallegos, y en la persona de un médico veterinario de apellido González, que requirió a Massey informen sobre los síntomas de los animales enfermos.  El pedido saldrá para la Comisaría de Río Grande no registrando el expediente detalles de como fue diligenciado a partir de ese momento la tramitación.

Todo parece que se intentó manejar a la distancia, y así fueron las cosas, al menos se atendemos a un procedimiento administrativos que casi nueve meses después hacía intervenir al Juez de Paz de Río Grande.

 Actúa Telmo Suárez.

En Río Grande, Departamento de San Sebastián, Territorio Nacional de Tierra del Fuego, a diez y siete días del mes de diciembre del año mil novecientos veintisiete, ante mi Juez de Paz, investido de la facultad que le acuerda la ley tres mil doscientos cuarenta y cinco, para otorgar escrituras públicas y testigos al final nombrados, el suscripto Juez de Paz atendiendo solicitud por nota del Señor Jefe de Policía del Territorio, Don Raúl T. Massey, se traslada a comprobar el número de los animales yeguarizos muertos en este Departamento pertenecientes a la Gobernación  de este Territorio de la Marca R.A. actuaciones que se practican en compañía y presencia del Señor Jefe de Policía nombrado, Comisario Don Domingo Landani, Oficial Omar Rodríguez, Sargento Juan Flores, Cabos Claudio Ruiz Díaz y Edmundo Tristten, todos dependientes de la Comisaría de Policía de este departamento, habiéndose constatado, la muerte de setecientos treinta y cuatro animales yegurarizos, entre machos y hembras, de distintas edades de uno a diez años, pérdida que se ha producido en la siguiente manera y lugares:

Por peste de “moquillo” habido a principios del año en curso en el campo denominado “Cabo Santo Domingo”, se han encontrado quinientos  cinco animales muertos de la peste indicada, y doscientos ventinueve  yeguarizos en el lote fiscal número setenta y nueve de este departamento, ubicado en las proximidades de la cabecera del Lago Fagnano, campo sumamente pantanoso como así de turbales, surcado de chorrillos, de mucho monte alto, que carece en absoluto de pastos en esta parte, que es lo que ha motivado  la pérdida de la hacienda referida, que siendo así la configuración y calidad del campo, no se ha podido evitar en forma alguna esta pérdida por cuanto esta hacienda era toda chúcara, por lo que no se podía hacer bien los repuntes y traslados a lugares secos.

En lo que respecta a sacar las marcas de los animales a que nos referimos, se hace imposible, por cuanto el tiempo transcurrido en el primer caso, sean en los animales caídos en el campo “Cabo Santo Domingo” no lo permite por estar estos secos y otros podridos y caídos del lado de la marca en la inmensa mayoría.

En los del lote setenta y nueve, lo dificulta los mismos pantanos, chorrillos y turbales que hoy están todos inundados por los deshielos que ocurren en estas épocas del año, que hacen imposible el acceso a caballo o a pié, llegar hasta donde están los animales muertos a riesgo de exponer la vida de un hombre como de la cabalgadura de que montare.

El trámite termina con la rúbrica de todos los implicados en el testimonio.

 Consideraciones finales

Buscamos en la Memoria de la Gobernación de Tierra del Fuego mayores referencias a este grave problema que mató a 700 cabalgaduras de la policía territorial, y que estimamos debe haber afectado a equinos de particulares, pero nada dice al respecto. Tan solo se señala en el trámite de despacho dado al 15 de junio de 1928, que los equinos en el Territorio suman unos 4000.  Y la policía tenía a principios de la década unos 600 animales en sus campos de San Sebastián.

El moquillo, en una visión de lo más optimista se habría llevado a otro mundo al menos al 20 % de los equinos, pero el hecho era ignorado por los mandatarios con responsabilidad patrimonial sobre aquellos “patria”... R.A.

Lo que si no dejaba de ponderarse es que en 1927 la policía había recibido en donación de parte de estancieros del norte fueguino el primer automóvil de la repartición, vehículo que imaginamos –en aquellos tiempos sin caminos- no tendría toda la eficacia comunicacional de las cabalgaduras que seguirían siendo demandadas por años y años.

Pensamos que una pérdida de animales en el campo lindero a la Misión de La Candelaria habría dejado un registro en las crónicas de la casa, pero no tuvimos esa evidencia. Si la certeza que el día 17 de diciembre, el mismo día del acta realizada por el Juez de Paz, este pasó a visitar a los salesianos en compañía del Jefe de Correos –Mateo Fornetti que estaba de novio con la cocinera Clotilde Knamen- el Inspector de Tierras, Señor Muñoz y el Inspector de Bosques, Señor Cabezas.

Ese día Telmo Suárez se interesó por comprarles a los salesianos una carreta, por la que días después adelantó doscientos pesos, y algo más tarde mandó a Lías a retirarla. El Juez tendría un permiso de pastaje en la zona del Lago, lote 88 al que recientemente habían renunciado los salesianos que alentaron allí el proyecto de una Misión no llegó a serlo, Suárez  pensaba también en hacerse estanciero.

El lote 88 era lindero al 79, el del moquillo,





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