¿Quién no se ha hecho esa pregunta? O bien: ¿Cuándo vas a morir? Y si lo que te va a llevar es ese pucho que era tu estandarte, y que el covid 19 –tan de moda lamentablemente- te daría un empujoncito.
Claudio Barbará falleció en Buenos Aires el domingo
2 de agosto y dejó afectos y recuerdos, algunos de los cueles se han ido
manifestando en esta Tierra del Fuego en la que tuvo protagonismos por los años
90.
¿De qué orden fueron esos protagonismos?
Fundamentalmente ligados a su profesión. Algunos temas de diván. Otros en el
ámbito educacional donde confraternizó con el ámbito docente en áreas de
gabinete.
Yo vine a conocerlo casi en este último terreno
puesto que por 1995 ambos fuimos docentes en el ISES, Instituto Salesiano de
Estudios Superiores. Eran tiempos de largas reuniones motivadas por la
Transformación Educativa, Claudio moderaba los sentimientos de los que
participábamos de esos cónclaves tan plurales. ¿Cuál será el recuerdo de su
alumnado?
Pero también vine a compartir con él algunos
encuentros en casa de Maribé Achaga y Niní Bernardello, donde los temas eran la
poesía y la psicología, aunque mediaban vinos y empanadas. Allí se gestó una
publicación, atrevida, vistosa, llamada Tercer Milenio, de la cual alcancé a conocer
un par de números.
Barbará escribió también para ARAXNES, publicación
de la UTN, donde se desempeñaban Hugo Schneider y Fabio Seleme, también
entonces docentes salesianos.
Supe después que partió, allá por el 98, o tal vez un
poquito más adelante que este impulsor de la Sociedad Psicoanalítica de Río
Grande había tenido experiencias de cátedra en Criminología, con el más tarde
mentado Doctor Eugenio Zafaroni, pero eso por 1986, cuando le faltaban como
tres años para recibirse.
En todo esto germinó en él un dramaturgo que nos
dejó en algún momento una obra titulada 72 horas. Sobre este tema nos contó
Eduardo Petrizzi, que por entonces cohabitaba con Claudio en la gamela de Rivadavia
y Alberdi: “Un día me preguntó si querría actuar en una obra de teatro suya. Yo
le contesté, un poco burlonamente que tendría la respuesta el miércoles a la
hora 20 y 30. Claudio no dijo nada, pero llegado el momento se apersonó y yo le
di el si. Entonces se entregó un par de hojas que despertaron en mí un gran
interés. –¿Pero eso cómo sigue?- le pregunté, y el dijo: -¡Andá estudiándolas
que te daré el resto.!Y así lo hizo: Todos los días, casi siempre a la misma
hora deslizaba por debajo de la puerta de mi cuarto dos hojas, con las que iba
creciendo la trama de 72 horas, que así se llamaría la obra. Finalmente, cuenta
Eduardo, conoció a la compañera de elenco –no éramos más que dos actores- que
resultó ser Verónica Arenas, quien trabajaba en un jardín de infantes de la
calle Rivadavia 1065, llamado Arlequín. El debut fue en La Casa de la Cultura para el Certamen Provincial de Teatro.
Finalmente, vamos a invitarlos a leer unas reflexiones suyas:
Se nace columna o se nace viento: la columna
hunde sus raíces y sostiene lo que lleva arriba, el viento es inatrapable y
viaja sin cesar. Me parece que nací viento. Nací viento en la costa del Plata,
pero me trajeron aquí otros viajeros que me han antecedido, otros nacidos
vientos. El viento viaja, pero no conquista; roza como sin querer lo existente
y se lleva algo de lo tocado. Así soy yo: me impulsa hacer con lo rozado,
tocado, una narrativa de la existencia, algo de teatro de la vida, de poesía de
la permanencia, de la foto de lo inolvidable, del movimiento de lo inatrapable,
de la escritura de la historia, de la humanidad de lo humano, de la profundidad
del alma. Nací viento en las costas del Plata, pero no sé dónde voy a morir.
https://www.topia.com.ar/articulos/clinica-y-subjetividad-en-la-adolescencia
¡Ah!
Me recordaron que eran hincha de Racing.
6 comentarios:
Hola. Me gustaría poder leer la obra de teatro "72 horas" que escribió C. Barbará.
¡Gracias!
Saludos cordiales.
A mí también, y conseguir Diario del Etíope.
Murio por mala praxis ;quiza no se cuido mucho; fumo demasiado comosu papå......quiza la ansiedad y la angustia existencial lo superaron , pero la mala atencionmedica de l sanatorio Guemes ; lo mato
Si la tenes pasamela ; gracias .facecGabriela habanetta
Es asi ; me lo dejaron abandonado
Lo conocí a mis 15 años. Era compañero de secundaria de mi mellizo. Era un personaje raro para un industrial.
Muchos años después, nos contactamos por FB y lo conocí cómo era. Tan humilde y profundo.
Fueron unas pocas charlas Y cuando quise volver a contactarlo me enteré de que se había ido, 6 años después que mi hermano.
Im aplauso al cielo.
Publicar un comentario