Nuestro amigo y lector nos sitúa tras el comentario en la
reciente referencia dada en nuestro blog, bajo el título FUE HACE JUSTO UN AÑO.
Entonces dice:
A propósito de tu
comentario acerca de la Estancia La Fueguina, sumo más abajo algunos datos
sobre diferentes propietarios que tuvo el establecimiento a lo largo del tiempo.
Encuentro una primera referencia de esta estancia en los
recuerdos de la antigua pobladora Sara Sutherland, los cuales fueron publicados
en la obra “A hacha, cuña y golpe. Recuerdos de pobladores de Río Grande”. Allí
ella comentaba: “Los vecinos de [Estancia] Irigoyen, en la época en que yo
estaba, eran Anllo y Vidal que tenían La Fueguina. Antes de ellos estuvo
Villarreal, que vendió”.
Digamos aquí que Manuel Anllo (español) y Agustín Vidal eran
socios. Ambos también habían sido dueños del Hotel Punta María, que además
funcionaba como bar y almacén de ramos generales. Sara Sutherland los recordaba
físicamente de la siguiente manera: “Manuel Anllo era un hombre grande, alto,
corpulento y pesaría sus cien kilos. Era muy ancho de cara, de tez blanca. Los
ojos creo que eran marrones y era calvo cuando lo conocí. Vidal, al contrario,
era bajo, morocho y de nariz aguileña. Tenía ojos bien oscuros […]”. Agreguemos
que Agustín Vidal se había ganado la vida como vendedor ambulante en la zona
rural. Nació en Avellaneda, y sus padres eran españoles.
Estos datos acerca de los dueños de la Estancia La Fueguina -
situada próxima a la ruta complementaria A (21) - aparecen validados en el
libro “Tierra del Fuego” que escribiera la fallecida autora Natalie Prosser de
Goodall allá por los años ‘70. Efectivamente. Por aquel entonces, apuntaba
Goodall: “Estancia La Fueguina. Dueños: Sucesión de Agustín Vidal”. Y luego se
extiende comentando: “Esta estancia fue tierra fiscal arrendada por la estancia
San Pablo hasta 1925, cuando pasó a Mateo Pechar y un señor Villarreal. En
1939, la sociedad de Manuel Anllo y Agustín Vidal compró las mejoras de las dos
secciones. Con la muerte de Anllo, su terreno volvió al Estado, y Vidal lo
compró en 1958. Unos siete años atrás, Vidal abrió la primera picada desde San
Pablo. Durante el verano 1972-73 construyó un buen camino ripiado con Vialidad
Nacional [...]. Entre la estancia La Fueguina y la Estancia Irigoyen hay una
corta distancia. El punto más llamativo es el Cabo Irigoyen, otra barranca alta
de piedras rojas”. Ambas estancias están separadas por el Río Láinez, Irigoyen
al sur y La Fueguina al norte.
En tiempos más recientes - exactamente el 31 enero de 2013 -, se registró un incendio en campos pertenecientes a La Fueguina. La propietaria en ese momento era Marita Glubich, quien al respecto comentó que el fuego se produjo […] detrás del Cerro Cuadrado, a unos 7 km del casco […]”. Asimismo, indicó: “Fue problemática la llegada al lugar del incendio porque no hay caminos, hubo que abrir tranqueras para poder pasar […]”. El portal local LA TDF informó que se vieron afectadas unas 109 hectáreas, y que se perdió aproximadamente […] un 15% de bosques aislados de ñire y lenga, y algunas extensiones menores de turba […]”.
Ya en 2020, la estancia registra como propietario a Jorge Lechman. En diciembre del año anterior, Lechman había presentado una denuncia por sustracción de 70 cabezas de ganado de La Fueguina. A raíz de esta acción, se pudieron luego recuperar un total de 46 animales.
Fuentes:
Prosser de Goodall, Rae Natalie: “Tierra del Fuego”,
Ediciones Shamanaimm, Buenos Aires, 1975.
Bou, María Luisa; Repetto, Elida: “A hacha, cuña y golpe.
Recuerdos de pobladores de Río Grande”, Talleres Gráficos Recalli, Argentina,
1995.
www.notitdf.com (5 de febrero de 2013).
www.latdf.com.ar (febrero 2013).
www.airelibre.com.ar (16 de enero de 2020).
Fotografías: Toma aérea del establecimiento. Fernando Gliubich y su madre Marita. Stencil que identifica los fardos. Autor de estos apuntes en el Paine.
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