LOS PUENTES DE LA MEMORIA. “De cómo un diálogo periodístico resultó fecundo para orientar una vocación”

 


En los últimos tiempos no he reparado circunstancia para observar cómo. Tras la búsqueda de distintos expedientes a los que alude Juan Esteban Belza, no se los encuentra ya en los repositorios de origen, dificultando de esta forma una visión actualizada de los mismos y sembrando sospechas sobre su uso y destino. Hoy quiero recordar al creador del Instituto de Investigaciones Históricas Tierra del Fuego, en un reportaje que resultó para mí, en aquellos días, orientador hacia futuras actividades.

 

No conservo del mismo el registro magnetofónico y esto va de la mano de otros sinsabores; durante una larga dolencia que puso en peligro mi vida en 1979 se utilizaron con otros fines una gran cantidad de cintas que durante un par de años  fueron guardando reportajes, ceremonias, voces que- a criterio nuestro-merecían conformar un Archivo de la Palabra.

 

Hilvanando lo ocurrido con el patrimonio cultural que algún perteneciera al Museo Salesiano con lo ocurrido más recientemente en la institución municipal, es que me ha quedado muy poca confianza –por lo menos en esta etapa en la que no ha sedimentado nuestra sociedad- en el trabajo que puedan hacer las instituciones para preservar el patrimonio heredado; de ahí que de mi archivo periodístico hoy extraiga un reportaje que publicara en noviembre de 1976 en el periódico que entonces dirigía: El Austral.

 

Dos preguntas y dos respuestas que espero alumbre el camino a muchos otros:

 

En el Primer Congreso de Ciencias Históricas Fueguinas, realizado en la ciudad de Ushuaia, participó un conjunto de investigadores que se diferenciaron de los demás por ser nativos o residentes en Tierra del Fuego. Fueron unos pocos, pero El Austral desea que usted valore la contribución de los fueguinos en el conocimiento del pasado histórico de la isla.

 

Belza: En un orden cronológico yo diría, la presencia de los investigadores en un Congreso tiene una virtud que es demostrarse a ellos mismos que pueden hacerlo, que la Historia no es una ciencia vital, intocable que tienen algunas fuentes de investigación, por ejemplo: en Ushuaia tengo el caso del Juzgado Federal en el cual hay infinidad de expedientes que pueden prestar a la Historia, aquí en Río Grande y en Viamonte tienen los repositorios, por así decirlo, de la familia Bridges, también existen ciertos documentos del Registro Civil, La Misión, de la gente de acá que tiene condiciones –las hay con reales condiciones- podrían iniciar trabajos de recreación histórica no en tamaños desmesurados sino en pequeñas monografías, porque la suma de diversos aportes van a ir dando toda la imagen del cuadro. A veces se superpondrán algunas tintas pero en otras van a ir quedando y poco a poco se ha de ir reconstruyendo toda esa fisonomía histórica fueguina.

 

Prácticamente conocer como fue ese hombre. Sus finalidades y las características propias fabricadas por la relación con la ecología. No puede ser igual un señor acá que un señor en el Chaco, tienen diversas reacciones. Entonces pienso que la presencia de fueguinos en un Congreso es un ensayo que a muchos los va a animar.

 

El Austral: ¿Una primera invitación a todos los que están por la Historia de Tierra del Fuego sería reconstruir la memoria de los viejos pobladores?

 

Belza: Claro, es comenzar la historia. Yo comencé por los documentos, por las fuentes, porque –respetuosamente- le tengo más fe a la precisión de las fuentes que a la memoria humana, que desvaría.

 Pero la memoria humana, además de dar pistas, da color a las cosas; los documentos a veces son muy fríos, mecánicos, muy cifras. Entonces estos le dan color y posiblemente la real característica de la historia fueguina, que habrá de reconstruirla en mucho tiempo, por que no se podrá hacerlo de una sola plumada. Además, lo decíamos un poco risueñamente en el Congreso, gran parte de os fueguinos tienen dos tendencias en este orden cultural: todos son un poco historiadores, al menos se cuentas cuentos y anécdotas, les gusta contar y crear escalas de informantes, además son todos meteorólogos por que al cambiar el tiempo aquí, a cada rato, nunca se equivocan. Uno va a decir:¡va a llover mañana!, posiblemente le pegue. Es un parte de la psicología fueguina, aunque lo tomemos risueñamente. Pero, aparte de que ya naturalmente son así, el Congreso tenía la finalidad de ir descubriéndole la verdadera cara cultural al fueguino, e irle dando datos a su identidad. Que los tiene desconocidos pero que pueden darse. A medida que descubra leyendas podrá encontrar su poesía, su música autóctona. Está bien, nos vamos a hacer problemas, la cultura no tiene vinculación a un lugar y un espacio, pero son lindas las expresiones culturales típicas. Uno no va a cantarle aquí al quebracho, le cantará a la lenga. Lo importante es dar realmente la respuesta de su idealidad a esta realidad que a veces lo acaricia, a veces lo aprieta, a veces lo ahoga, al menos lo mueve. Sé que estaba entre las finalidades del Congreso, dar un estímulo a las manifestaciones culturales locales.

 Me reconforta en el tiempo, haber sabido escuchar, haber sabido leer esta parte del pensamiento de Juan Esteban Belza.

 

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