Casi todos los días, al pasar barranca abajo
por la calle Fagnano al 700 dos recuerdos asaltan mi memoria: el más profuso en
emociones que se vincula con el 777 de esa calle adonde –al fondo y
arriba-estaba mi casa, y el otro –pródigo de respeto- se dirige a la memoria de
El busto que la recuerda señala que nació el 9
de julio de 1904, y que dejó este mundo el 4 de junio de 1988.
Su menuda presencia en el piano, o el órgano
eléctrico de
El día de Santa Escolástica me crucé con la
hermana directora, aquella que fue mi compañera en la tarea docente cuando
inició su sección secundaria “el colegio de las monjas”; le pregunté si podía
encontrar en
Quedó en ver si se habían salvado de unas
cintas “Geloso” que pasaron a mejor vida. La hermana me contó que Santa
Escolástica no se había compadecido de ella, y que sobre que llovía en su
salida de mediatarde había tropezado y caído en un charco. Y yo le quise
preguntar si siempre escucha por la radio la música clásica, ahora que no la
difundimos tan tarde. Y ella quién sabe si recordó que fui entonces el primer y
único profesor varón y laico que tuvo el “liceo de señoritas” de nuestro
pueblo.
No dudo que habrá preguntas y respuestas,
silencios y aseveraciones, en tantos rincones de este pueblo que se siente
emparentados con
Locutor: Hay muchas fechas que pasan
inadvertidas en el almanaque. Quien sabe por qué, a algunas no les dimos la
real trascendencia que han tenido.
El 3 de marzo de 1978 hemos tenido la suerte,
todos los riograndenses, de gozar por tres décadas prácticamente
ininterrumpidas, de un trabajo constante; el de la religiosa educadora, hermana
Berta Weber.
Llegó un día 3 de marzo, hace ya mucho tiempo,
en 1948, y desde entonces dedicó todos sus esfuerzos, sin tomarse descanso, a
la formación de nuestras niñas, de nuestras jóvenes, en el Colegio María
Auxiliadora.
Es por eso que acercamos los micrófonos de
Radio Nacional para que Usted, hermana Berta, nos cuente hoy algo de aquellos
días un tanto remotos, pero sin duda aún muy vivos en su corazón, de sus
primeras experiencias apostólicas en Río Grande.
Hermana Berta: Es una historia sencilla. Vine
en avión. El aterrizaje fue en CAP, como oficina de control había un ranchito.
Yo era la única pasajera, y el señor Fadul me condujo al pueblo. Las hermanas
vivían provisoriamente en
L: Muchos de estos acontecimientos quizá
desconocidos para los actuales pobladores de Río Grande, deben de haber
significado –en su momento- un paso enorme para los viejos vecinos de nuestra
ciudad. Pero antes que todo esto aconteciera, hacía ya mucho tiempo que la
hermana Berta había dejado su Alemania natal. ¿Podía decirnos en que otros
lugares de nuestro continente, de nuestro país, ofrendó su trabajo antes de
llegar a Río Grande?
HB: Primero, en las Islas Malvinas; luego, en
Punta Arenas, y también seis años en San Julián.
L:¿Cuántos años estuvo en
HB: Once años.
L: Vale decir que ha repartido buena parte de
su misión como religiosa y educadora entre nuestra Tierra del Fuego, con sus
treinta años de residencia, y también en las Islas Malvinas, por que once años
es un período bastante largo. ¿Cuál era su labor en las Malvinas?
HB: Daba clases de catecismo y labores.
L: ¿Existía alguna otra institución religiosa,
algún otro colegio?
HB: Únicamente nuestro Colegio. Éramos cinco
hermanas, y teníamos escuela primaria.
L: ¿Recuerda el nombre de aquellas Hermanas’
HB: Era directora la hermana María Ussher, que
permaneció treinta y tres años; también la hermana Maria Rodas que quizás
alguna persona de Río grande la recuerde, ya que ella trabajó en
L: Entonces, cuando usted llegó a Río Grande,
HB: Atendíamos también a niños.
L: ¿Cuál es su ocupación actual, hermana
Berta, luego de tantos años de responsabilidades y entrega?
HB: Doy clases de inglés a las alumnas de
sexto y séptimo grado, enseño dactilografía, y realizo cualquier otro trabajo
que se me ofrece en
L: ¿Cuál ha sido su mayor satisfacción en
estos treinta años de permanencia entre nosotros?
HB: El maravilloso crecimiento de estas
apartadas poblaciones –que es visible en sus adelantos materiales; pero dudo
que han crecido en su acervo espiritual-, y el haber sido instrumento en las
manos de Dios misericordioso y de nuestra Auxiliadora para que sus nombres y su
acción salvadora llegaran al rincón más austral de esta hermosa patria, para la
salvación de las almas.
L: Es el propósito que la ha mantenido atada a
nuestra tierra por treinta años. Y el pasado 3 de marzo marcó sólo un hito en
el calendario de una labor que se multiplica todos los días. Una labor que
nació en 1948 para nosotros, los fueguinos, y que se ha continuado en beneficio
de niños y niñas de la comunidad toda. Ese trabajo sumamente expansivo que
significa educar, transmitir la verdad de Cristo ha estado en las manos de la
hermana Berta Weber por un tiempo sumamente prolongado en nuestra Tierra del
Fuego. Hermana Berta.¡Muchísimas gracias
por sus treinta años de trabajo entre nosotros!
H.B: ¡Río Grande se lo merece!
LA FOTO nos muestra a la hermana Berta ante el armonio, en una ceremonia en la capilla de la Candelaria en Río Grande.
La hermana falleció en Buenos Aires el 4 de junio de 1988.
1 comentario:
Muy buen reportaje Mingo,...como siempre tu nos sorprendes con tu silencioso pero contundente trabajo de investigación para con nuestros pioneros habitantes de rio grande....un abrazo.
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