Hay una realidad insoslayable: todo este sistema de comunicación montado en torno a Internet y la era telemática sirven, primariamente, para transmitir sentimientos. Nuestras preocupaciones parten a la velocidad del rayo, y nuestra alegrías con el clamor de un relámpago. Giuliana Cobián, fueguina en trance de capacitarse como comunicadora, participó desde la experiencia porteña, y nos envió un conjunto de fotos que reflejan situaciones diversas en torno al Bicentenario de la Revolución de Mayo; imágenes que queremos compartir con todos Ustedes. (Siempre escribí Ustedes con mayúscula, no se sin por alguna regla ortográfica, si se por un respeto de mi corazón)
Desde la plaza solitaria de otros días, hasta el escenario multitudinario de la 9 de julio: las presencia de las mujeres símbolo; y emblema de lo que todos tendríamos que haber hecho. (Yo le tengo miedo al todo, como todo lo que nos totalitariza.¡Pero también hay escepciones en mis sentencias!). Las grandes simbologías gráficas, construidas en alguna medida para un destino efímero en la muestra, buscan lo perdurable en el que pasó: una foto es una denuncia, además que un recuerdo.
Una foto. Millones de fotos. Cada argentino, el que se puso la camiseta -como más- o cualquier otro, intentó testimoniar lo vivido, y a la vez lo perdurable. Y un pasar frente al Colón -redivivo- nos lleva a pensar que no hay grandes divisiones en el nivel del pueblo. Como se evidencias en cualquier encumbramiento social. ¡Y habrá que ver cuándo nos decidimos a programar en nuestra vida: entrar y disfrutar de las propuestas del Colón!
Pero nuestra Giuliana no se detiene, y los personales populares figuran también este envío. Como un oportuno comerciante callejero que ojalá haya hec ho en esta fiesta...¡Su América!
Y otro que con su puesto de hamburguesas, habrá aplacado el apetito que cuando creció puso freno a muchos deseos de andar y andar. ¡La hamburguesa siempre triunfa! Más allá de los 72 stand que enriquecieron el Paseo Gastronómico. ¡Hm! ¡Qué rica la hamburguesita!
Y los stand de provincia que servían para estimular el necesario conocimiento de nuestra Argentina interior, en días de exaltación de la Argentina anterior.
En la mirada fotográfica de esta fueguina que si cabalgó como cabalgó como nosotros, siempre niña, puede haberse imaginado jinete (¿o se escribe con a?) de cabalgaduras prehistoricas, irrumpiendo festiva en el espacio de todos.
Con su graciosa contribución, ella nos ha hecho partícipe de una experiencia en que quisimos ser todos en un tiempo, ser uno en la multitud:
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