Te podrías llamar
Río del Frío,
si el invierno lejano
que cuajaba de nieve
tu torrente marchito
con la mole del témpano,
hubiera desbordado tu costa
piedra...arena....
y el viajero rendido maldijera tu rastro
Te podrías llamar
Río del Sueño,
si el que nada tenía,
por caminos de agua,
arribado a tu muelle
de maderas manchadas,
al grito del trabajo,
bendijera sus pasos,
levantara su casa.
Pero nadie ha elegido
ese nombre ni el otro,
y fue el gesto de darte
dimensión de gigante,
por empresas que muchos
trazaron a su antojo,
se edificó este pueblo,
llamado: Río Grande.
Te podrías
Río de Olvidos,
porque nadie pregunta
lo que se ha hecho antes,
si han dejado mujer,
si lloraron la cárcel
si perdieron dinero
los nuevos habitantes.
En aguas de silencio:
¡Qué pecados lavaste!
Te podrías llamar
Río del Indio,
si ellos los de la raza
del guanaco y la flecha,
no hubieran sucumbido
al paso de la oveja,
y fueran hoy, quien sabe,
parte nuestra vivida,
y habláramos su idioma
con cadencias norteñas.
Pero nadie ha elegido
ese nombre ni el otro,
y andábamos distantes
sin pensar en llamarte
con algo que defina
nada más que tu porte
y el porte de tu gente:
¡querido Río Grande!
Te podrías llamar
Río de la Mentira,
porque aquí no se carga
el oro a carretadas,
ni la tierra es tan vasta,
ni van a regalarla,
pocos hacen fortuna,
si honestos se presentan (si se muestran honrados) *
y al fin de cuentas cuenta
la suerte y la confianza.
Te podrías llamar
Río Argentino,
ya que hay de la provincias,
un enjambre de voces
que vienen a tu encuentro,
pero antes recibiste
del mundo la promesa
del pionero barroso
masticando silencios.
Te podrías llamar
Río Don Bosco,
Río de la Oveja,
Río del Oro,
del oro negro,
Río Confín,
Río Comienzo,
Río de la risa,
o de la tristeza,
Río del Latifundio,
Río Capón,
vellón,
petróleo,
del sudor ajeno,
esperanza muerta,
Caudal de soledad,
Río del bote,
soplo del viento,
Hurr
o tan solo,
Río del Pueblo...
Pero eras lo más ancho
que cortaba la tierra,
y el hombre que buscaba
tu nombre vacilante,
desechó proceratos,
espontáneas vivencias,
y dijo por tu cauce:
- ¡este es el Río Grande!.
Voy a llamarte ahora:
¡Sos el Río del Hijo!
sos el agua que emerge en la tumba de mi padre,
sos torrente que agita el presente y la furia
de ser en el futuro con nuestro pueblo-madre,
la cuna de un encuentro,
el placer de forjarte.
Voy a llamarte ahora:
¡Río de la tranquilidad!,
Aluciné esa vida,
ahora más inquietante,
pero espero que todo
lo que viene de lejos,
comprendan que al fin deben
amablemente... amarte.
Pero ya te eligieron
un nombre, también nuestro,
que define ese tiempo,
anhelo de encontrarte
conmoviendo las fibras
del niño en tus ocasos,
despejados de viento:
¡Tan mío... Río Grande!
De ordenar carpetas apareció este escrito logrado el 9 de julio de 1987. Bullía la inquietud de un cercano día de Río Grande, y de resultas de esto se leyó en la radio, y luego Guillermo Boucho realizó una producción en video del mismo. La copia existente contiene algunos errores de ortografía, original escrito a máquina.
2 comentarios:
Hermoso Mingo. Cuanto sentimiento puesto en ese trabajo
Hermoso Mingo. Cuanto sentimiento puesto en ese trabajo
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