¡Adiós Petiso, adiós!



El 10 de enero de 1989 fue el lanzamiento del libro De Boliche en Boliche 50 años de Noche en Río Grande autor, su autor sería  “El Petiso Andrade”.

Así lo anunciamos en afiches que fuimos colocando en distintos lugares de la ciudad.

La iniciativa había surgido –mostrador de por medio- unas semanas antes cuando festejaba la publicación de mi primer libro: La Candelaria.

El lugar había sido el bar Puerto Montt, de Emilio “Huevo frito” Hernández, y en ese mismo lugar -Rivadavia 842-, fue la convocatoria una tarde de sábado a la hora 16.

Con Juan Sabino nos conocíamos.., podemos decir que al Petiso lo conocía todo el mundo- y él me había manifestado el interés por que se le escribiera un libro. Le conté cual sería la mecánica y me sugirió ir juntando plata para luego no deberle nada a nadie.

El encuentro en el bar estuvo bien regado, hubo música y baile..,  lo tenemos grabado por ahí.

La base sería que Juan Sabino iría contando su vida, se grabaría, se desgravaría, y así aparecería el libro que contaría sus vivencias nocturnas, él una autoridad en el tema.

Pero los festejos se iban dilatando y cambiaba el proyecto: debía recuperar en el Centro Histórico unas fotos que había prestado, y tras cada foto volvería a recordar. Pero no se daba con las fotos, y el entusiasmo comenzaba a declinar.



Un día que pasó por casa le dije que debíamos cambiar la óptica: yo sería su escribiente y el me dictaría, y armaríamos capítulos de distintos temas. Había inquietud sobre lo que se tomaría durante, y lo que se comería después, y un día el libro fue terminado.

Lo que no aparecían eran las fotos y decidimos agregarlas como separata si algún día teníamos la suerte de volver a estar con ellas, o sino publicaríamos los que teníamos, eran fotos interesantes que él me mostró una vez que lo entrevisté en Radio Nacional, para el espacio Los Gajos de la Tierra. Recuerdo aquella de la ambulancia de la Cruz Roja sacando un enfermo en camilla, del hotel Austral, foto que no volvimos a ver.., la Cruz Roja venía de Porvenir.

El Petiso tomó reserva sobre varios temas, decía –por ejemplo: De esto no vamos a publicar nada, vamos a vender el libro, y cuando saquemos el segundo tomo, con la plata que tendremos ahorrada podremos pagar el abogado. Y así ustedes no se enteraron de muchos secretos avistados en la existencia de Andrade, pero yo sí.

Para septiembre de 1991 el libro ya estaba a la venta. Salieron de la imprenta Don Bosco mil ejemplares: 333 para el Petiso, otro tanto para mí, en tanto que en la librería había en número similar. El petiso no tardó de encontrarle destinatario a su publicación, había un mundo de gente  interesada en leerlo: cuando yo hacía mi reparto encontraba que él había pasado antes, y que en algunos casos los había regalado, canjeado o cobrado más caro por llevar una dedicatoria.

En la librería no salía al mismo ritmo y terminé comprando de mis ventas los que allí esperaban lectores.

Cuando se le acabaron al Petiso venía a pedirme de los míos, y me decía: -Yo te voy a dejar unos firmados, van a valer mucho cuando me muera.

Y Sabino se murió, publicamos aquí una foto pocas horas antes de fallecer leyendo un ejemplar del magazín Impactos donde se había comentado elogiosamente su obra: era un libro escrito por un inmigrante chilote en la Patagonia, y era el primer libro en que un vecino de Río Grande contaba sus memorias.

Las fotos esperadas no aparecieron pero a modo de compensación Miguel Vítola se pago una enorme cazuela de gallina en lo de la Chila –Churrasquería La Querencia- a la que concurrieron además autoridades municipales.., Chiquito Martínez llegó con Arnold, el vicegobernador de Kirchner que era intervención en el justicialismo.

Su deceso ocurrido en diciembre de 1992 nos llenó de pena, Sabino había nacido en Castro el 30 de diciembre de 1919.., lo demás está en su libro. Pero…¡El libro ya no está!

El pasado viernes vinieron a casa y me pidieron un ejemplar entre los que todavía conservo, fui hasta ese alto rincón.. ¡Y ya no quedaba ninguno!. Lo tomé primero con pena, después como un hecho auspicioso, se había terminado de vender la primera y única edición de un libro singular.

Andará por ahí, en distintas estanterías familiares, o tal vez quede alguno en el Rincón del Libro Fueguino, en la panadería La Unión, en Tolhuin.

Como él quería una lleva su nombre, está en el Barrio Danés.

¿Será tiempo de escribir el segundo tomo?  Si fuera así se tendría que llamar: El Petiso Andrade y su tiempo.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mingo querido, cuando fue el "Lanzamiento" de ese libro en el Bar del Huevo (Bar Puerto Montt), los conocí en persona a vos, a Jeannette Ortega, al propio Petiso y a Julio José Leite, entre otros admirables, recordados y muy queridos compañeros...
En esa ocasión fue la primera vez que canté en público Mi Cristo Ona del Mochi...
Esa noche cenamos un guiso de lentejas en tu casa detrás de Hitachi.
Tengo ese libro y lo guardo como una linda pintura del Petiso y del Río Grande que fuimos...
Inolvidable para mi que me hayas invitado un Pichuncho en el "vaso del Petiso" que guardabas en tu casa.
Por el Petiso: SALUD!
Tuni Castro.

Anónimo dijo...

Tu buena memoria Diego Castro.