“Y fue que todo aquello se vivió como una amenaza, y se silenció como toda culpa”
Las cuarenta y cuatro víctimas del experimento
comenzaron a introducirse lentamente en la zanja, bajo la mirada preocupada del alemán.
Otto Hirsch trató de interpretar la conducta
sumisa de quienes al algunos instantes caerían bajo el fuego de la fusilería
policial: primero la sorpresa junto a la desorientación de verse arreados en un
horario poco habitual y luego la contemplación de las altas paredes de la zanja
donde finalmente serian sepultadas.
Allí en el fondo no se escuchaban el
fulgurante viento de febrero, y las voces de los hombres que tendrían a su
cargo la fulminante faena, se acallaron con la vacilación del alma.
Sólo se esperaba una orden. Y esa no era la
solución que se pensó en ningún momento. Luego vendrían las topadoras a cubrir
con tierra los cadáveres impregnados de cal viva, y finalmente el tiempo ye l
olvido sobre los campos de María Behety.
¿Qué estaba pasando en el campo fueguino?
Volvamos un poco antes de nuestra memoria y
encontrémonos en agosto de 1966, cuando en los laboratorios Squibb de Buenos
Aires se recibieron materiales de Tierra del Fuego para su análisis, no se
indicó presunción de Aftosa y quien sabe por eso la experiencia dio resultado
negativo. Se ensayaron en María Behety otras terapias y se movilizaron
distintos lotes de bovinos los que bien puede haber sido la causa de un
estallido de esta epidemia; y fue así mientras se esperaba una denuncia del
caso a las autoridades sanitarias cuando la policía del Territorio tomó
conocimiento del hecho.
¿Pero qué importancia tenía
Se consideraba a la región como libre de este
flagelo y los antecedentes se remontaban a varias décadas existiendo en los sectores
de la producción un optimismo en cuanto a lograr el reconocimiento por parte de
Estados Unidos, de la condición de exportadores de nuestra carnes, puesto que
este país había prohibido la importación de animales y carne fresca, enfriada o
congelada desde países en los cuales existiera peste bovina o fiebre aftosa. La
zona austral argentina –chilena estaba libre de este mal, pero no los países en
su conjunto, de aquí una limitación del mercado que se trató de superar cuando
el Centro Panamericano de Fiebre Aftosa patrocinó la realización de una
encuesta sobre el particular en
En Río Grande las tareas comenzaron el 10 de
febrero de 1963, realizándose la extracción de muestras con la intervención de
estudiantes de las universidades de Buenos Aires y
No fueron pocos los obstáculos que envolvieron
a propietarios, administradores, policías, gobernantes y veterinarios para resolver procedimientos.
La babel ganadera reunía al Doctor Juan Carlos Ocampo, Subsecretario de Agricultura
y Ganadería; el Sr. Rhades, administrador de María Behety; el Doctor Emilio
José Gimeno, Director de Sanidad Animal; el Ingeniero Carlos Jorge Roberto
Traversa de
Y 614 vacunos víctimas a los que en un momento
el Dr. Gimeno pensó en salvar la carne encontrando que las instalaciones de CAP
eran apropiadas para faenamiento ovino solamente, y que las cámaras
frigoríficas aún no habían sido puestas en funcionamiento; se buscó como
alternativa llevar en barco a los animales hasta una zona infectada, pero los
riesgos de transportar al continente a animales potencialmente portadores de un
virus cuya cepa Pirbright no era conocida, eran muy altos.
Por esos se prefirió la ejecución: “...bueno
viejo, no hay nada que hacer, no podemos salvar a los animales, hay que
hacerlos cagar”. La científica orden puso en manos del alemán Otto Hirstch,
veterinario de SENASA, la implementación de la tarea.
Obviamente el método debía ser de zanjas, pero
¿a qué profundidad?,¿qué ancho, que largo, dónde? Por que no se tenía una sola
referencia de procedimiento similar, ni se lo había asesorado sobre el
particular.
Mientras esto ocurría nadie consumía carne
bovina en Río Grande, con las consecuencias que esto representaba para el
pequeño pero importante sector de los intermediarios.
Había que realizar el zanjeo en las zonas
altas, y para ello se contó con la eficaz ayuda de Y.P.F., pero de algún lado
surgían contraordenes pro las que no se abrían tranqueras o se escarbaba en
lugares bajos con lo cual a la primera
lluvia terminaba todo anegado.
El Rifle Sanitario tuvo para mayor seguridad
un ensayo en privado sobre 44 bovinos, el objeto, la necesidad de Hirstch de
verificar el ingreso de animales a las zanjas, su actitud, la certificación de
las muertes, el tapado con tierra, el ordenamiento de los tiradores, sus eficiencias;
en fin, sacar experiencias para corregir errores. No debía olvidarse que el
operativo iba a ser controlado por representantes técnicos de varias embajadas,
y que en definitiva era preciso mantener la calificación de “libre de aftosa”,
y considerar a este brote un simple accidente totalmente superado.
Pero aquí surgió lo imprevisto, los policías
se negaron a disparar y matar a unos bovinos (incluyendo varios terneritos
recién nacidos) indefensos y aparentemente idemnes. Por ello fue preciso
reunirlos, arengarlos y explicarles que no se trataba de un “asesinato” de
vacunos, sino de una verdadera lucha armada contra un enemigo invisible
acantonado en las amígdalas de esos vacunos
aparentemente sanos, pero que –aún hacían peligrar la explotación ovina
de la isla- que en esa oportunidad se había salvado milagrosamente..
Tranquilizados los ánimos se les indicó tirar
al centro de la frente, o detrás del codo izquierdo. Se dispusieron diez
tiradores en línea y comenzó el tiroteo. Sin embargo, eran pocos los animales
que se desplomaron a pesar de la intensidad del tiroteo, evidentemente algo
estaba fallando y no precisamente la puntería de los agentes. Tras cierta
confusión se comprobó que la munición
utilizada estaba totalmente vencida, estacionada en la isla desde 1942
nunca se había tirado un tiro. Hecho el recuento de cápsulas se comprobó que se
habían utilizado más de tres tiros por animal.
Fue así que se solicitó colaboración a
Después las topadoras y la memoria de los
hombres fueron adornando con olvido la ejecución de 1967. Ejecuciones que
debieron continuar en los cerdos del
Y con tanta presencia foránea se incrementó la
venta de whisky Ballantines y
cigarrillos Lark.
No hay comentarios:
Publicar un comentario