ISLA: PEQUEÑITA MÍA.
Eres tan solitaria que mi soledad es compañía.
Es tu silencio grave me contestas
a todas mis preguntas de mi patria.
Si un cuchillo te hiere
yo me desangro a pie de tu montaña.
Hay quien ama el momento,
Amar el mar, a la flor, la compañía
o el libro otoñal amarillento.
Yo te quiero sólo a ti, pequeñita mía.
Unas veces te quiero llevar al archipiélago,
a la Antártida, manto blanco helado,
otras te quiero llevar a las ciudades
para que te conozcan, pequeñita mía.
NIÑERIAS. CADA UNO TIENE SUS COSAS.
El niño tiene su pelota y juega,
la esposa su marido y sueña,
el padre su trabajo y vive.
Cada uno tiene sus cosas.
El dueño tiene la tierra,
Explota al padre que la trabaja.
Este cansado llega a la casa,
Grita a la madre, le pega al niño.
Cada una tiene sus cosas.
El niño corre con su pelota
ésta volando rompió la copa.
El niño llora, la madre grita, el padre pega.
Cada uno tiene sus cosas.
La Policía tiene la fuerza.
Llega la madre, acusa al padre.
El padre pasa por un sumario.
Al otro día pierde el trabajo.
Cada uno tiene sus cosas.
El Juez tiene las leyes.
Lee el sumario sin importancia,
dice desorden: son cinco días.
El padre piensa: “Es el alcohol”.
La madre dice: “Es el alcohol”.
El niño dice que fue la copa.
Cada uno tiene sus cosas.
El niño se quedó sin su pelota.
La madre sin su marido.
El padre sin su trabajo.
Cada uno pierde sus cosas.
El dueño tiene la tierra.
La Policía el poder.
El Juez aplica la ley.
Cada uno tiene sus cosas.
LA LEY 3218, impera siempre.
Que es la distancia hasta Buenos Aires.
No está en el código, es fácil doblegarse
o aplicarla según las circunstancias.
La ley 3218, renace en el confort
le agregaron incisos cada Licitación,
es combustible la turbina del Boeing.
Las casas de cemento le dan calor.
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