Póstumas imágenes del puente colgante sobre el río Grande.

Domingo 21 de agosto de 2011. Visitamos el antiguo puente colgante, y contemplamos lo que queda de él.
Un enorme vacío.
El antiguo metal proyectándose sobre el último hielo.

Algunas maderas que la corriente del río no tardará en llevar.
El óxido en su color dominante y su naturaleza carcomiente.

El cielo y los restos de lo que fue en otro tiempo un destacamente policial.

El alambre de púa, acompañando esta locación emblemática de la Tierra del Fuego rural.

Eso era la margen norte, la sur nos mostró lo que se ha sacado del río.

Los restos del puente a los que Viaslidad Provincial dio este lugar de espera.

De hierro y madera, de torcidos rumbos, como un clamor no escuchado...

Esperando tal vez que no aparezca nadie a hacer de ellos, simplemente leña.

Retorcido, como todo lo fueguino...

El puente que no esperó la primavera...

Y la corroción que ya hablaba del final de su existencia...

Y los detalles de una tecnología, que puede volverse souvenir...

Los restos que evidencias desatenciones de otros días.

Y el hielo que aun conserva sus formas sobre parte de la extructura que duerme distante del río.

Una esquina que alguien sabrá a donde pertenece.

Y la muestra doliente en un primer plano sobre el segundo puente que -dicen- vió peligrar su estabilidad cuando la del antiguo se volcó a su costado.

Un plano general, para mostrar a lo lejos el Cerro del Águila, que fue en otro tiempo el referente lejano de su existencia, para el viajero de tiempos lentos...



El puente joven aun y a su costado una extructura que se instaló para el recate del antiguo.

¿Y esto? ¿Cómo se llama?
El cableado en el espejo quieto del ancho río.


La tensión que no cesa.


Algo de esta tierra regresa con nosotros:

1 comentario:

Pali dijo...

¡Un hermoso enuentro! La belleza es cruel, y no lo dije yo.