RÍO GRANDE, TIERRA PÚBLICA Y ESPACIO PÚBLICO: LA PLAZA.




AL CUMPLIR LA PLAZA PRINCIPAL DE NUESTRA CIUDAD 60 AÑOS PROCEDIMOS A DAR LECTURA A UNA CONFERENCIA, DONDE APUNTADOS RELACIONES SOBRE SU ORIGEN. Era el 15 de diciembre de 1997. Después la misma fue el tercer capítulo de nuestro libro TEMPRANO RIO GRANDE.

Como suscribimos la tesis del crecimiento espontáneo de Río Grande en razón del desarrollo de la ganadería en el norte fueguino, hace casi un siglo, encontramos en nuestra mirada al ayer toda una serie de indicios de progreso que -en la mayoría de los casos- fueron productos de la gestión privada.  

De allí tal vez cierta situación de desplanificación que marca características comunes en todo el devenir riograndense.

Una de ellos se relaciona con su organización comunal tardía. Por eso buena parte de lo que ha pasado en nuestro pueblo se explica por las circunstancias de su entorno rural, más que por la trama urbana de los acontecimientos humanos.  

Mientras nuestros cuerpos comienzan a adoptar la forma de la silla en que nos sentamos daremos un detalle introductorio de ciertas circunstancias vividas en la historia fueguina, todo orientado a situarnos en una fecha que es la que hoy nos convoca: la de la inauguración de la Plaza de Río Grande.                      

La tierra y las instituciones

En la primavera de 1893, sin permiso previo, los salesianos instalan su emprendimiento misionero en la zona de los Barrancos Negros. Una inspección de Monseñor Fagnano trae las instalaciones más cerca de la desembocadura del río, en un lugar más alto -de los Tres Chorrillos- a cierta distancia del Puerto Torino, y que hoy se cree próximo al cementerio local. Allí funcionaría La Candelaria en lo que luego de las primeras mensuras del Ingeniero Díaz era el extenso lote XLI. 

Ya por 1895 se instalará linderamente la primera Comisaría, sin edificio propio, lindera a la institución misional. Cuando sobrevenga el incendio del 12 de diciembre de 1896, que casi pone fin a la empresa salesiana en Tierra del Fuego, la policía esperara un tiempo y ni bien comience a levantarse en la margen sur del río la primer estancia de José Menéndez, se mudaran allí para hacerles compañía. Para entonces habrá tomado existencia un decreto que reserva el Lote XLI para uso fiscal, con lo que sus ocupantes misioneros pasan a la condición de intrusos, esto en abril de 1897.

El 1 de julio del mismo año, en pleno invierno, una nueva visita de Fagnano preanuncia el traslado de las instalaciones, o mejor dicho lo que queda de ellas, al Cañadón de la Porotera, a la vista del cabo Domingo, pero siempre de intrusos en el lote XLI. Y remarcamos esta situación de intrusos contrastada con la gran inversión de capital que se sitúa al sur del río, donde José Menéndez es dueño legítimo de esas tierras, adquiridas sobre lo que fue propiedad testamentaria del difunto Julio Popper.

Para el invierno de 1898 se toma conocimiento de la existencia del primer comercio del puerto: Javier Soldani es su dueño, con el tiempo llevara el nombre de EL Cañón. Se ha elegido para su construcción la zona de la costa seca, protegida del viento por una barranca. La policía tendrá motivos para instalarse en sus proximidades, objeto de sí misma mantener el orden, y con ello y el tiempo irá configurándose el pueblo con una sucesión de edificaciones en el  área de la actual calle Elcano.

En la primavera de 1905 se registra la llegada de un hombre que dinamizará la historia que nos reúne: Francisco Bilbao. Viene como socio de José Menéndez que dueño de los establecimientos rurales que rodean a la naciente población quiere monopolizar a la vez el comercio local. Soldani venderá sus mejoras y fondo de comercio a Bilbao, y este dará nacimiento a una laboriosa presencia en el seno de nuestra comunidad.

El desarrollo ganadero trae mucha actividad en la estación estival, dando vida a la zona del puerto de donde se exporta fundamentalmente la lana. Tal vez con las enormes ganancias que se dan en los primeros años de la Gran Guerra, se avizora la posibilidad de una mayor y diversificada inversión de capitales, que dará origen a la instalación del frigorífico en lo que hasta entonces había sido el casco de la Primera Argentina. La estación estival será a partir de este momento un continuo fluir de migraciones golondrinas en la región magallánica, y para algunos ciertas perspectivas de radicación en la zona, donde el acceso a la tierra no está condicionado por oblar precio alguno por su uso inmediato.

Ya han muerto Fagnano y Menéndez cuando visita en 1920 el entonces Gobernador Repetto, en el Vicente Fidel López, transporte de la Armada, el puerto donde crecía como institución de resguardo la Prefectura Nacional. Fuera del área inmediata lindera a esa repartición, donde las construcciones existentes se mantenían solo por la tolerancia que sobre las mismas ejercía la institución marítima de resguardo, se da un amanzanamiento primario sobre lo que hoy seria las avenidas San Martín y Perito Moreno, y se identifican a los ocupantes del área de Elcano. Ya para entonces una radicación en este puerto permitía el acceso a la tierra publica, mediante una presentación ante el Juzgado de Paz, y una verificación del cercado correspondiente del predio a utilizar. Cuidándose de que la apropiación se haga sobre más de un terreno.
Pero por entonces no había mucho presupuesto para cercado en los que arriesgaban a quedarse a vivir en este puerto.

Al año siguiente toma vida la Colonia Agrícola de Río Grande que con la mensura realizada por Varela, y aprobada en 1926 delimitará el damero urbano, y creará espacios de quintas y de chacras en lo poco que quedaba para entonces del lote XLI mermado para entonces por lo que fuera Misión Salesiana, y Segunda Argentina, adquirente final esta última de la casi totalidad de las tierras que en algún momento tuvieron los salesianos.

Es así como el Ministerio del Interior, instruía el 24 de agosto de 1927 en lo siguiente: “Deberán los Gobernadores de los Territorios Nacionales ajustar sus conductas sobre el tema Tierras de los Municipios a las instrucciones del Ministerio de Agricultura.”

Y ya en 1928 una disposición del Gobierno Fueguino, daría origen a la primera Comisión de Fomento. A 35 años de la llegada de los salesianos, A 33 años de la instalación de la policía. A 30 años del primer comercio.  Y siete de la creación de la Colonia Agrícola.

Las instituciones y la tierra

El 24 de abril de 1928 en el Ministerio del Interior se toma razón mediante un decreto por el que se aprueba la resolución del gobierno fueguino del 7 de marzo, y con ello se confirma la integración de la comisión de Fomento de Río Grande.

La entidad que tendrá jurisdicción sobre la mensura aprobada el 29 de noviembre de 1926, por el Ministerio de Agricultura, estará conformada por los principales cinco comerciantes que tiene el puerto: dos españoles (Francisco Bilbao y Manuel Anllo), el belga Eduardo Vanaken (SIC), el  árabe José Raful, y Federico Ibarra, argentino. Con pocas variantes serán estos vecinos los que conducirán los destinos administrativos de la naciente institución comunal durante los próximos años. Su labor se encuentra resumida en las actas de la Comisión que en número de 85 nos llevaran al momento en el cual Río Grande inaugura su primer espacio publico: La plaza que ahora cumple 60  años.

Pero siendo tema de nuestra disertación las características de la distribución del espacio urbano es que resumimos del conjunto documental de lo obrado por la Comisión de Fomento durante casi su primera década:

Acta número 5. l6 de junio de 1930. Se solicita a la Gobernación un plano del ejido de este pueblo y otro en el que figuren las quintas y chacras. En la misma reunión se decide consultar a la Gobernación si la Comisión tiene atribuciones para poner nombres a las calles.

Acta 6. 14 de noviembre de 1930. La ordenanza número 2, que debe ser aprobada por el Gobernador, determina sobre la obligación de los frentistas de construir veredas con “cordón de madera”, ajustándose por la misma disposición el cercado “a las líneas divisorias de cada solar”.

Acta 8. 7 de abril de 1931. Primera licitación pública para el arreglo de calles. Se piensa destinar hasta 4.000 pesos a esta tarea para la que fue seleccionada la oferta presentada por el señor Vitelmo Garay. Se contaba como ingresos 8.840 pesos, del producido por el cobro de patentes en los años 1928 y 29, recientemente girados por la Gobernación. El tema del mejoramiento de las calles y zanjeos será constante en la primera mitad del año, y al llegar la fiesta del 25 de mayo se dispondrá de un presupuesto de $ 100, y todo girará en torno a la escuela pública, dado que no hay plaza. Para el nueve de julio el presupuesto de festejos descenderá a $ 35,50, es período de receso invernal, la concurrencia merma, y hay una ceremonia de “izamiento del pabellón nacional” sin especificarse detalles de lugar. Tal vez haya sido en dependencias policiales.

Acta 30. 22 de abril de 1932. Ante requerimiento verbal de la Compañía Frigorífica Argentina se autoriza el tendido de red telefónica en espacios públicos de la población.

Acta 36. 7 de julio de 1932. El acto del 9 de julio se realizará en la Comisaria local. Confites y chocolatines para los niños asistentes a la ceremonia.

Acta 38: 10 de agosto de 1932. Se solicitan 500 metros de rieles a la estancia José Menéndez para tareas de arreglo de calles durante la temporada de verano.

Acta 44. 20 de febrero de 1933. La presidencia de la Comisión solicita a la Gobernación informe si el “frigorífico local corresponde al ejido del pueblo.

Acta 45. 4 de abril de 1933. Litigio por la construcción de un alambrado en el lote 74 entre José Antunovic y Esteban Rogosich. Se da intervención a la Comisión de Fomento sobre este tema rural.

Por estos años Río Grande vive interdependiente de la economía magallánica, situación que se refleja particularmente en medio de la depresión mundial. Su falta de comunicación con la capital de la Gobernación: Ushuaia, es tal que lleva a las autoridades nacionales a estudiar la supresión de la gobernación fueguina anexando el norte de la isla a la de Santa Cruz, cuyo juez letrado tiene jurisdicción sobre toda la Tierra del Fuego, y proponiendo para la parte sur una dependencia directa del Ministerio de Marina -como se dará a partir de 1943- con destino a la creación de una Base Naval.

Pero volvamos a la Comuna de Río Grande, y el manejo de algunos aspectos ligados a la ocupación de la tierra en el área de su influencia:

Acta 59. 21 de febrero de 1935. Solicitud para alambrar su lote del Sr. Jorge Lombardich. Se le requiere decreto de aprobación de mensura.

Acta 60. 22 de abril de 1935. Conflicto de alambrados entre Lombardich y José Romero.

Acta 61. 7 de mayo de 1935. Conflicto de alambrados entre José Ruzak y la Misión Salesiana.

Acta 69. 10 de abril de 1936. En un plan de obras figura “hacer en la calle por la que se entra al pueblo un terraplén que cruce  que está a la entrada del pueblo.

Acta 76. 11 de noviembre de 1936. Se establece la obligación de solicitar permiso a la Comisión para cercar solares, como también para edificar. Para entonces se registra en reingreso en la vida pública de Francisco Bilbao, quien da nuevos bríos a la gestión municipal.

Acta 77. 18 de febrero de 1937. “El señor Presidente informa respecto a la necesidad de iniciar a la brevedad posible los trabajos correspondientes a la futura plaza principal del pueblo.”. “Considerase a continuación el lugar destinado para la misma y siendo opinión un anime de los presentes que la manzana 44 destinada para este fin además de estar en parte ocupada no reúne las condiciones necesarias y encontrándose la 33 libre de adjudicación y mejor ubicada para el fin que se de destina resuelve dirigir nota a la Oficina de Tierras local, y por su intermedio a quien corresponda solicitando la permuta de la manzana 44 destinada a plaza de este pueblo por la 33, de acuerdo a lo expuesto anteriormente.”

Así se estaba gestando el hecho inaugural que hoy queremos ponderar en la persona de quien era nuevamente presidente de la Comisión de Fomento, Don Francisco Bilbao. 

Como se puede apreciar de este conjunto de referencias en poco o nada tenía  injerencia la autoridad comunal sobre otorgamiento, contralor, cobro de tasas y aranceles, y venta de tierras en la Colonia Agrícola de Río Grande. Sus atribuciones estaban vinculadas a los espacios públicos y los únicos existentes eran entonces las calles, con un estado precario que debemos imaginar, y sobre el cual se volcaban las mayores erogaciones presupuestarias.

Francisco Bilbao, ausente de la gestión comunal en la que fuera presidente inaugural en l928, con mandato hasta el invierno de 1930, asume una nueva responsabilidad comunitaria el 12 de junio de 1936 y es el tema de la plaza una bandera que mantendrá en alto hasta su concreción.

Río Grande 1937.

Un acontecimiento divide al mundo, la Guerra Civil Española, pero si tal vez los residentes locales toman partido por uno y otro de los bandos esta situación no repercute en la vida de relación comunitaria.

El país experimenta una nueva elección presidencial, la que llevara la primera magistratura al Doctor Ortiz, hasta entonces Ministro de Hacienda, pero en los Territorios Nacionales no se vota y todo aquello es una experiencia distante.

El año de la Plaza registra otras inquietudes. Una de ellas fue la visita de una comisión de la Cámara de Diputados de la Nación, que llego el 2 de marzo en el Transporte Patagonia. Se los recibió con vermouth y banquete en el que participaron los principales vecinos de la zona. Los Diputados conocieron las oficinas públicas, obras de Vialidad y estancias próximas, y se compenetraron de las necesidades más urgentes de la población. En su informe final a la cámara los integrantes de esta Excursión Legislativa formularan la urgencia  ante el “Ministro de Hacienda pidiendo el establecimiento de sucursales del Banco de la Nación Argentina en Río Grande, y al Ministro del Interior, rogando la creación de una sala de primeros auxilios en la misma localidad de Tierra del Fuego”. Solicitan a la vez la creación de un internado escolar anexo a la única escuela fiscal. Los diputados que recorrieron 9000 kilómetros por rutas del sur disponían para la empresa un presupuesto de $ 2500, de los que solo gastaron $ 1852, devolviendo el resto.

La Comisión de Fomento decidió rebajar las tasas de servicios.  Por limpieza se paso a cobrar 2 pesos a las casas de comercio que antes pagaban 4, y los particulares y oficinas comerciales solo pagarían uno de los dos  que antes tributaban.

Se solicita la ampliación del ejido urbano incluyendo en una extensión aproximada de 2700 hectáreas en la margen SE de la ría y en la ribera del mar, abarcando las edificaciones existentes de la Compañía Frigorífica de Argentina y tres casas de comercio, y también 1200 hectáreas hacia el río Chico, sobre la ribera del mar. Situación que será aprobada en 1939.
El Frigorífico desarrolló su tarea entre el 1 de febrero y el 27 de marzo, faenando 217.196 corderos, y 13.404 capones, totalizando 3.263, 25 toneladas. Entre los 10 frigoríficos de la región argentina chilena mantenía un claro liderazgo. Estaba escoltado por el de Río Seco con 2.963 toneladas y el Swift de Río Gallegos, con 2.582, 2.

El 14 de marzo en la Misión se coloca la piedra fundamental de un nuevo edificio que será todo de mampostería, paralelamente se trabaja en la construcción de un edificio parroquial en el puerto. La falta de cemento hace que estas obras se desarrollen esporádicamente.

Por disposición del 4 de septiembre la Policía comienza a expedir Cédula de Identidad a los extranjeros “que en la Dirección de Inmigraciones no registra ingreso, previo levantamiento de una información sumaria donde conste sus medios honestos de vida, conducta y comportamiento durante el tiempo de residencia en el país”.

Ante la necesidad de ejecutar el cobro de la denominada “Contribución Territorial” se conforma el 19 de abril una comisión que integran los vecinos propietarios Manuel Anllo, José Raful y Juan Guerra. Se da respuesta de esta forma a un decreto del 1 de octubre de 1934, sobre la Percepción de Impuesto Territorial por las Comisiones de Fomento de los Territorios Nacionales, que derogando el Decreto del 10 de diciembre de 1914 “establece aplicación de impuestos sobre todos los inmuebles comprendidos en sus ejidos”.

El trabajo de la comisión permitirá conocer edificaciones levantadas en las manzanas 45, 46, 55, 56, 57, 66, 93 Y 97 con el siguiente listado de propietarios: Eduardo Van Aken, Simón Kokic, Miguel Susic, Benita Viuda de García, Federico Ibarra y Cía, Esteban Kovacic, Aurelio Mazziotti, Evangelista Azocar, Jorge Draguisevic, Alejandrino Cárdenas, Amanda Traba de Van Aken, Santiago González, Salomón Bunader, Manuel Anllo, Roque y Raful, Transito Mansilla Cárdenas, Juan Guerra, Juan Ferrando, Francisco Bilbao y Manuel Ardanaz.

Allí se asignaba un valor a la tierra que fluctuaba entre los 250 y los 950, esta ultima propiedad de Bilbao; como así también el valor de las construcciones que iban de los 1.750 pesos de las casas de Draguisevic y Cárdenas a los 22.250 de la propiedad de Amanda de Van Aken levantada en el solar L de la manzana 56.Para todos ellos corresponderán el pago del tributo con fecha límite fijada el 30 de septiembre.

Aeroposta Argentina tiene lindero al frigorífico la terminal sur de sus vuelos patagónicos. Los trimotores Junkers cargan 17 pasajeros y 3 tripulantes y se desplazan por los ventosos cielos del sur a 240 kilómetros por hora. Aquí llegan los lunes a las 10.20 y luego del almuerzo en la casa de administración del frigorífico los tripulantes reembarcan a Gallegos a las 15.45. El pasaje cuesta 530 pesos y permite llevar hasta 15 kilos de equipaje, el costo ida y vuelta resulta a la larga más económico puesto que hay que erogar solamente 950 pesos. El beneficio colateral para este servicio se registra también en el rápido despacho de la correspondencia que hasta hace algunos años salía solamente por vía marítima.

La Memoria Anual referida a la provincia señalara sobre este punto: “El servicio aéreo a Río Grande que partía de Bahía Blanca ha extendido su recorrido hasta esta capital, y dotado su material de vuelo de las características de confort y seguridad que permite la técnica actual de la navegación aérea. No es preciso encarecer los beneficios de todo orden que se derivan de esta rápida comunicación de las más apartadas regiones del país con su centro vital, que los pobladores y el comercio de las zonas que sitúa ha debido comprender y apoyar utilizando en gran escalas sus servicios.” La Patagonia era redimensionada desde 3000 metros  de altura.
Los vuelos y su inmediatez en el transporte han posibilitado perfeccionar algunas iniciativas particulares, entre ellas la siembra de ovas de salmónidos, por parte del Administrador del Frigorífico Don John Goodall. La Salvelinus Ontinalis y el Salmón Salar llegaron en tren de Bariloche a San Antonio Oeste, y de allí siguieron en avión un destino transformador en el Río Grande. La empresa traslado sin costos también en 1937 una gran partida de Truchas Arco Iris y Salmo Fario desde Puerto Mont, y pronto “todos los ríos y arroyos al alcance de automovilista están con truchas de una u otra de estas clases”.

La Comisión de Fomento inicia gestiones para la construcción futura del Cementerio, requiriendo para ello las quintas 6 y 7 del pueblo, libres de adjudicación. Es cuando toma conocimiento que está facultada a cobrar una tasa fiscal por la utilización de los servicios de cementerio, la que será volcada íntegramente a su patrimonio. Por entonces la mayoría de las inhumaciones se realizaban en la Misión Salesiana. La iniciativa se demorara 10 años.

Se adquieren elementos de construcción vial, vagonetas volcadoras con cajón de hierro, y 200 metros de vías a la empresa Schimdt que terminaba tareas para Vialidad Nacional en las obras del acceso al puente sobre el Río Grande y puente sobre el Río Chico. Inversión que alcanza los 248 pesos. Con ellos se espera diligenciar mas efectivamente los trabajos iniciados en 1936 en el denominado “camino de la vega” y la segunda cuadra de la avenida.

“La carretera entre Río Grande y Ushuaia -dirá en su informe de ese año el Ministro del Interior- se encuentra en construcción realizando así su verdadera unidad geográfica”.

Durante el invierno, extremadamente riguroso, surgen dos instituciones destinadas a perdurar: El Club San Martín y la Asociación Rural. En los motivos de la primera es confraternizar entre la juventud y promover las prácticas futbolísticas; en la segunda una respuesta al Decreto del 17 de junio de 1937 sobre Ventas de la Tierra Públicas, que aúna a los intereses encontrados de la última década en lo que fue el reparto de la Tierra Pública fueguina durante la administración radical. Una etapa altamente conflictiva de la vida económica y social del norte fueguino parecía llegar a su fin.

Durante 1937 se registran solo 18 nacimientos, muchas madres salen de la isla a la hora de alumbrar sus vástagos, 13 son las defunciones, entre ellas para la Navidad la de Don Simón Imperial concesionario del servicio de recolección de basura, y sumaron 10 las uniones matrimoniales.

El pueblo y su plaza

El 20 de febrero de 1937 la Comisión de Fomento eleva a la Oficina de Tierras que ejercía don Juan Cabezas, una solicitud que expresa lo siguiente:
“En la reunión celebrada por esta Comisión el día 15 del corriente mes se acordó dirigirnos a Ud. y por su digno intermedio a quien corresponda, solicitando la permuta de la manzana 44 de este pueblo, reservada con destino a plaza, por la número 33, hasta el momento libre de edificación, y con el mismo destino”.

“Fundamos esta permuta, primero, porque es opinión de esta Comisión de Fomento; que la manzana 33 solicitada está, para el fin que se destina, mejor ubicada en relación al futuro desarrollo del pueblo, en que demandaría menos gasto su arreglo ya que es mucho más llana que la reservada, factor de tener muy encuentra por la Comuna cuyos recursos son exiguos, y además porque en el solar D de la manzana 44 se ha construido una casa”.

El 14 de agosto la Comisión de Fomento  resuelve iniciar los trabajos de la plaza en la manzana 33.

¿Cuál fue el destino de la primer manzana destinada a plaza?

La manzana 44 situada entre las calles todavía innominadas 9 de Julio, Rosales, Espora y San Martín, fueron adjudicadas por ofertas enviadas vía Oficina de Tierras a Buenos Aires, donde se concretaban lentamente la obtención de títulos de propiedad:

Los de esta manzana que no fue plaza encontraron la siguiente resolución en su proceso de enajenación...

Lote A: Juan Manuel Muñiz Piniella, que recibió su título de propiedad cuando el 28 de febrero de 1947 el General Perón firmo el decreto adjudicatorio número 5582.

Lote B: Comprador Nicanor Valdés, que lo recibió por decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nro. 9978 del 20 de mayo de 1952.

Lote C: Francisco Máximo Bilbao. Titulo firmado también por Perón –decreto 7269 del 18 de marzo de 1947.

Lote D: Adjudicado por la Ex-Dirección General de Tierras de la Nación a María Soto Legue de Visich, pero que recién pasa a tener titulo de propiedad con la gobernación de Don Ruperto Bilbao .

Lote E: A Waldron y Compañía por titulo 19.1999 firmado por Perón.

Lote F: Eduardo Van Aken Telmas -Título dado por decreto 7271 del 18 de marzo de 1947 con la firma del General Perón.

Lote G: Otorgado por Frondizi el 8 de septiembre de 1958 por decreto 5408 a Ernesto Bares Rield.

Lote H: de Vicente Elisardo Canga; titulo por decreto 26467 del 26 de diciembre de 1951 del superior gobierno de la nación ejercido por Juan Domingo Perón.

El cambio de destino dado por los desniveles del terreno y algunas ocupaciones de hecho realizadas en el predio, condicionó un cambio en la fisonomía urbana futura de Río Grande.

Frente a esa plaza se reservaban terrenos de uso oficial en los que crecerían más tarde el Juzgado, el Banco Nación, la Delegación de Gobierno. Ya entonces Santomé tenía su terreno frente a lo que seria la plaza, y en la otra esquina una propiedad estaba asignada a Miguel Alarcón y Francisco Bilbao (hijo). Más tarde el hotel de Villa cubriría una esquina que revestiría un lugar importante.

La plaza iba a nacer aunque no consolidaría en lo inmediato el verdadero centro cívico de la población.

Y así volvemos al 11 de diciembre, cuando se encuentran finalizadas las tareas de alisado, cerco perimetral, construcción de pozo de agua y levantamiento del mástil.  Ese que será bautizado espontáneamente como “el obelisco” de Río Grande, como clara repercusión del que se inaugurara el año anterior en la capital de la República.

Habrá festejos el Club Social y en el San Martín, instituciones nacidas un año antes, a los que aportara 100 pesos la Comisión de Fomento para los festejos colaterales a la inauguración.

La bendición religiosa estará a cargo del Director de la Misión, Padre Crema. 

Se encontraban al frente de la Comisión de Fomento los vecinos Francisco Bilbao, Francisco Ibarra, Nicolás D’Onofrio y Amadeo Soto.

La plaza cercada permanecerá en esta situación durante dos décadas. En estos años, a salvo de la trashumancia de semovientes, crecerán sus especies arbóreas traídas con especial esmero algunas de ellas de la zona de San Pablo, las vernáculas; y las extranjeras de la ciudad de Punta Arenas.

El singular mástil cuya imagen recuperamos por cesión del material fotográfico por parte del Doctor Jorge Stipicic Bilbao, nieto de Don Francisco, tenía una especial conformación que facilitamos a Roberto Berbel para que con su habilidad de carpintero, él y otros de su oficio, construyeran una replica a ser levantada en nuestra plaza al cumplir esta 60 años.

Hemos tenido en esta instancia numerosas dudas sobre la madera utilizada, las dimensiones correctas, la detalles de su fabricación. Pero nos movemos sobre la historia que se construye sobre el olvido, y no sobre las certezas. Libre del pesar de toda filosofía construimos este momento celebratorio con una emotividad manifiesta.

Hemos escuchado muchas voces disconformes con respecto a las reformas introducidas en la misma durante la reciente gestión municipal. Se ha hablado de respetar un estilo, pero nadie guardaba memoria sobre este “obelisco” que se presentaba en la inauguración, y que se aprecia parcialmente en numerosas fotografías de la época. Nunca hasta ahora con imágenes de su cúspide, tal vez porque en su altura no permitía el desarrollo de la óptica fotográfica de la época una simultaneidad de apreciación del conjunto mástil, bandera y público.

La gran mayoría de los riograndenses crecimos venerando la patria junto al mástil que en 1949 donó YPF. No sabemos si la sustitución del Obelisco de Don Francisco por aquel caño que trajo el progreso generó situaciones de aceptación o rechazo. No hay documentación que atestigüe el cambio, ni memoria de los viejos pobladores que tal vez visitaban muy poco la plaza franqueando uno de sus dos portones situados al centro sobre Espora o Fagnano.

Para entonces Bilbao había dejando su sempiterna presencia en la Comisión de Fomento, y en esa nueva hora los antiguos vecinos eran desplazados por los nuevos en el manejo de la cosa pública. Ahora no integraban la Comisión de Fomento los pobladores del lugar sino los jefes de las reparticiones públicas nacionales que crecían en numero e importancia para dinamizar el desarrollo en aquella primera hora peronista.

En el año 1946 se inaugura el monolito en que una placa recuerda la creación de la Colonia Agrícola de Río Grande, 25 años antes, Ruperto Bilbao al hacer una reseña de lo vivido recuerda la inauguración de la Plaza, “donde no podemos admirar las célebres reuniones de las retretas puebleras.”
Para el tiempo en que se levanta su cerco recibe el nombre y el busto del Almirante Guillermo Brown, el héroe de la Armada, prócer inmigrante de los argentinos.

En tiempos de Néstor Nogar intendente, se adornaron sus calles y diagonales con mosaicos vainilla. Y durante la gestión de Alberto Vicente Ferrer se perfeccionó la iluminación y se la dotó de bancos, como toda plaza que merezca ser llamada.

En tiempos en los cuales el Arquitecto Jorge Casas era Secretario de Obras Públicas de la Comuna, se presentó por la televisión la maqueta de una reestructuración de este espacio verde. Comprendía la construcción de edificios sobre sus cuatro aceras configurando en pleno un centro cívico que le estaba -y le está- faltando a nuestra ciudad. Los gritos en el cielo no tardaron en hacerse sentir, voces de antiguos pobladores –que entonces tenían su peso- dejaron en proyecto en lo que fue, un proyecto ideado por profesionales de la Capital Federal.

Recuerdo que como funcionario de Esteban Martínez nos sentamos un día a tirar líneas sobre un reaprovechamiento de nuestra plaza de estilo italiano -en esto propia del Renacimiento- y así se pensó en un muro que en forma de arco protegiera del viento del oeste, sirviera de soporte a placas y otros testimonios, y albergara un escenario para actividades comunitarias, o simplemente un palco. Ya por entonces acuñábamos la idea que en realidad en Río Grande la función de las plazas las cumplen los gimnasios Y para aquellos días se envidiaba la construcción de la plaza de armas del BIM 5, mérito si no me equivoco del primer capitán Monti.

Las intenciones nos llevaron con Oscar Lassalle y Mirta Ferrari a convocar dominicalmente al izamiento del pabellón nacional, así comenzó a figurar a fines del 87 en la agenda de cuanta personalidad visitaba la comuna su asistencia al izamiento del pabellón nacional. El sol fue siempre generoso con este propósito que intentaba emular a la conducta cívica dominical de los riogalleguenses frente al monumento a Roca; así actuó la Banda, el ballet de Víctor Hugo, cantaron folkloristas, recitaron poetas en una ceremonia efímera y contundente que exigía en algunos pocos la seguida celebración de la Misa, y en casi todos el traguito reparador en la confitería del cine.

Pero no prosperó en mucho tiempo la iniciativa. No fue periódica, fue irregular.

Hoy vemos pugnar a la actual administración comunal por hacer crecer estos hábitos pero en un nuevo sitio: La Plaza de las Américas situada más en lo que ahora sería el centro geográfico de nuestro crecido Río Grande, pero disociada de la imagen tradicional de una plaza renacentista, como es la Almirante Brown.

La plaza ha sido objeto de diversas mitologías: una dice que circula bajo su superficie agua salada del mar, impidiendo el desarrollo de sus árboles dado que al profundizarse sus raíces estas se secan. Otra señala que el trazado de sus calles es una copia de la bandera británica.

La pérgola actual, como incorporación más reciente, suele vérsela como una versión multicolor del “Kiosco” existente en la vecina Punta Arenas.

Allí se han congregado actividades, artísticas, recreativas y de protesta social y política.  El estado de indefensión de los espacios públicos, en estos nuevos días de intranquilidad, ha hecho víctima reciente a la figura del Almirante Brown, sus farolas, sus bancos, y parte del continuo esmero que los floricultores municipales dan para su embellecimiento continuo.

Pero la historia que nunca se detiene a de alumbrar tal vez un nuevo tiempo, donde las razones de urbanidad sigan ganando para el uso de nuestra gente este espacio público que lentamente hace 60 años fue pensado como corazón de nuestro pueblo.

Tal vez entonces se encuentre otro momento para rescatar algunos nombres del olvido, para describir las circunstancias del progreso, para asumir valores permanente, mas allá de los ritos y compromisos del civismo y de la Patria. Más allá del verde mutismo de la naturaleza cambiante según los meses del año....

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