Recorriendo Estancia Inés.


Íbamos para San Pablo cuando el viento nos invitó a buscar otro camino.


La estancia de los descendientes de Pache Bilbao.


Nos llamó la atención la cónica construcción de un ahumadero.

 

En tanto que en el suelo, según el rítmo de nuestro andar, tropezamos con este caño de ventilación.


Es el que aireaba el sótano donde se guardan las provisiones para el invierno.




Por allí el pescado seco nos hizo recordar una graciosa canción.



En la casa nos recibió el cuidador, su señora y su hija.


Vimos como en la cocina coexistían viejas y nuevas tecnologías, y las pilas se recargaban para el momento de escuchar los mensajes, en la radio.



Camino a la costa, un alto acantilado, la sombra de la tierra negra donde crecerán las melgas de papa.




En tanto que el camino, en trámite de regreso, nos mostraba el tiempo y sus efectos, bajo este puente. Y al costado este rudimentario rodillo, con el cual se fue compactando alguna vieja huella.



Era el año 1999.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Mingo!

Este artículo guarda valor por presentar a una estancia no muchas veces referida en las lecturas sobre historia fueguina. Las imágenes ilustran muy bien el lugar, y la misma estancia.

La Estancia Inés se ubica al sur de Río Grande, cerca del mar. Sobre ella, encuentro una referencia en los recuerdos de Mirko Milosevik, antiguo poblador nacido en Punta Arenas en 1909, quien en una asociación estancias – propietarios, recuerda la zona de Cabo San Pablo de la siguiente manera: “Por la zona de San Pablo estaba Irigoyen, que era de los Montes, San Pablo, Pirinaica, que no me acuerdo de quien era; Rolito, que era de Rolito, que era el que tenía en Buenos Aires una clínica dental; la Tepi, que era de Goytizolo y sigue siempre de ellos porque está el hijo; la Inés y la Policarpo, eran de Bilbao ... Toda esa zona, antiguamente era zona de a caballo, había que pasar por la playa ... No había camino, no había nada, así que era por la playa. Había que esperar que baje la marea para poder pasar”. (“A hacha, cuña y golpe. Recuerdos de pobladores de Río Grande”, 1995).

Gracias Mingo por subir esta nota, ya que muchas veces nace la curiosidad de conocer otros establecimientos rurales además de los más conocidos en la provincia.

Un saludo!
Hernán (Bs. As.).