LA CANDELARIA de Óscar Domingo Gutiérrez

Arde la Tierra del Fuego
candela de antiguas llamas.
refugio osado del indio
que sucumba en la fogata,
Candelaria de los dioses nuevos
que forjó otra raza,
tumba sin hilos de sombra,
Misión que siguió a la caza.









Cumplir años como escritor es una tarea que se ejerce desde el libro. Y en mi caso son estas páginas impresas hace 20 años en la ya desaparecida Artes Gráficas Don Bosco, de Río Grande. Con Diego Domingo Montero en el diseño, y José Pepe Guichamán en la impresión. Con una indagación previa a las Crónicas de la Misión de Nuestra Señora de la Candelaria, de donde fue saliendo la materia para estos relatos.


En estos días de aniversario serán como lo fueron en 1988 propuestas retrospectivas la que nos acompañarán en las próximas jornadas


* * *





Con la pistola de soldador a la que los muchachos llamaban “la lámpara de Aladino”, el padre Aurelio Muñoz del Val puso al rojo la cabeza del único cilindro del motor que activaría el móvil de Radio Misión Salesiana.
Luján Muñiz Walter, ni bien vio rojo el émbolo, inició el bombeo y con ello en pocos instantes se pudo salir al aire, a once kilómetros de los estudios centrales.
El día anterior se ensayó con el equipo de radioaficionado del flaco y no había salid mal la experiencia. Pero ahora Jesús María Canales -l jefe de teléfonos- se ofreció para que mediante la extensión de un cable hasta la central, la señal viajara hasta La Candelaria, donde la radio del pueblo había comenzado sus transmisiones cuatro años antes.
La Central estaba allí cerca de la cancha, en la zona del puerto.
En esa oportunidad se había incorporado al equipo de la broadcasting un joven técnico de correos: Juan Manuel Lucio, el que tendría la responsabilidad de acompañar con su comentario la fatigosa tarea del relator de fútbol, que era además comentarista de automovislismo y de cuanta actividad se presentara en el festivo Río Grande de 1966.
El pueblo festejaba el día de Don Bosco -su santo patrono- y el padre Forgacz, párroco y presidente de la Asociación de Fútbol Amateurs organizó un certamen, que por vez primera reunió en una confrontación a las cuatro localidades fueguinas: Ushuaia, Porvenir, Cerro Sombrero y nosotros… así, sin fronteras.
El padre José tenía en su haber no sólo ser el promotor de las mejores jornadas del balompié local, sino que otros ámbitos había facilitado la integración mediante el deporte: en 1944 estando en San Julián, organizó el Territorial de Santa Cruz, tupiéndole el triunfo a los locales; en 1960 programó el Campeonato de Ushuaia, del que participaron además de los capitalinos Río Grande y Porvenir, con victoria ushuaiense; en 1964 el Triangular de Río Grande en homenaje al párroco porvenireño Mario Zavataro, donde ganó escuadra… Y ahora este cuadrangular que según dijo Leonor María Piñero –periodista “deportiva en su periódico El Austral: “hablan mucho a favor de la personalidad de este sacerdote que jamás permaneció inactivo en los medios en que le tocó actuar”.
Y junto al espectáculo deportivo el milagro de las comunicaciones con la presencia de Radio Misión en el campo de juego del Club San Martín -seguida en el relato de ese rosario que trabajaba en Tennesse- atando a todos lo hogares y a los vehículos que cerraban el recuadro del estadio a la frecuencia de 1450 kh, en el extremo del dial.
Fue en 1962 en el día de la aparición de la Santísima Virgen de Lourdes -es decir el 11 de febrero- cuando salió al éter con carácter experimental pero con un éxito sorprendente Radio Misión Salesiana. Las crónicas escritas por el padre superior reflejan la emoción de ese momento: “desde el pueblo, desde el Batallón y desde Ushuaia dieron informes sorprendentes tanto de la intensidad como de la calidad: ¡Gloria a Dios, autor de todo bien!, ¡Gloria a su Purísima Madre!, que quiso reservarse este día para darnos este consuelo y esta santa alegría; ¡Gloria a nuestro santo padre Don Bosco!, que puso en sus hijos estas inquietudes de ansias de apostolado…”

El trabajo de montaje estuvo precedido por no pocas dificultades. El 9 de febrero se necesitaron tres caños más para la antena de la Broadcasting, esa misma noche se había estrenado con éxito el nuevo transmisor de aficionados de 500w. Todas estas tareas fueron encomendadas casi exclusivamente a los estudiantes de teología Mereu y Calzado, que sacrificando sus merecidas vacaciones – y aún muchas horas de expansión durante el año escolar- construyeron e instalaron la estación de un kilowatz.
Mil penurias quedaron en el camino: falta de energía eléctrica, reparación y construcción total del transformador de poder y modulación, como las dignas de recuerdo. Y tras ellos la mirada severa de los que mientras el gran acontecimiento ocurría, debían rodear en el segundo Cabo, clasificar los corderos y preparar la guía de campaña.
La presencia del conjunto folklórico “Los Chilicotes”, unos días antes, había impulsado a los subdiáconos a estrenar la radio con ellos, pero no dieron los recursos técnicos… con lo que la emisión inaugural fue más que humilde.
De allí en más Radio Misión fue la presencia amena y sincera de 13 a 15 horas -todos los días- completando los entretenimientos que provenían de las emisoras de Gallegos y Punta Arenas.
Pero volvamos a 1966… porque ese verano -en tiempos en que pocos sabían de veraneos en el norte- la pasión del fútbol había alcanzado su punto más alto, con la clasificación de Río Grande ante la selección de Sombrero en un tres a cero y la final con Ushuaia que marcaba rivalidades presentes en tantos pero tantos aspectos.
Es así como en ese domingo 30 de enero, el Fiat Topolino verde -que ajustadamente guardaba en su camada el equipamiento de exteriores- llevó a la cancha en su cabina las dispares anatomías de Muñiz y Muñoz, dispuestos a transmitir el clásico fueguino.
La escuadra riograndense formó en esa oportunidad con Jesús Medina en el arco, y las figuras de Washington Salinas, el Cabezón Bernabé Hernández, Sombra Almonacid, Cacho e´Toro Barrientos, el Negro Albornoz, Chaipa Barrientos, el Negro Escobar; Pirulo García y el Sordo Juan Andrés, como suplentes.
El árbitro del encuentro fue el Sr. Guillermo Pompatín Villagrán –referee de la Asociación de Árbitros de Chile- que vino acompañando a la delegación de Cerro Sombrero, siendo jueces de línea el Gringo Clausen y Barría.
Un público alborotado y alborozado constituía la barra brava a la que dio ánimos el relato de Juan José Degratti:
“Faltan dos minutos para la finalización del partido… el encuentro sigue cero a cero. Ushuaia y Río Grande no han conseguido quebrar la paridad.
El balón se encuentra en poder de la gente de Río Grande… Albornoz para Escobar -¡negro para el negro!- Escobar eludiendo a un contrario ingresa en el área chica del equipo de Ushuaia… ¡viene el disparo!... de zurda… y contiene la pelota Paz,… se cuelga de ella, al vuelo, el arquero visitante.
¡Paz pierde la pelota!... ¡peligra el arco visitante!... se acerca al balón Luchín… cae el arquero… confusión en el área… Luchín… la pelota… ¡Goooooooooooool!
¡Gol de Río Grande!... ¡Río Grande uno… Ushuaia cero!
Los acontecimientos se aceleraron. La hinchada sacudía latas con piedras -de las tantas que constituían el pedrero del San Martín- agregando bulla a sus festejos.
Es que un dedo travieso había atacado desde atrás al Zurdo Paz, cuadno había alzado vuelo el balón… y la sorpresa llevó a que lo soltara.
Fue por eso que sin saber nadie el por qué, el arquero ofendido lo corrió al “Chaipa” hasta que éste encontró refugio bajo las sotanas del Padre Muñoz, que esgrimió en su defensa… “la lámpara de Aladino”.

3 comentarios:

Pali dijo...

¡¡¡Feliz cumple libro!!! ¡¡¡INMORTALES!!! Ni siquiera el fuego le pierdela memoria y ahí tu ejemplo, como siempre. Uno realmente degusta un lugar que no conoció. Quisiera que me respondieses una pregunta, pues hiciste el anuncio en un diario de la zona: ¿por qué elegiste ese horario para la presentación de este libro en ese año?

Beatrice dijo...

La Candelaria: felicidades, no he tenido el gusto de leer este primer libro, espero hacerlo aquí como se prometió en el Cordón.
Sigo este blog desde que me llegó el aviso.
Un abrazo de una coterránea que dejó la isla hace muchísimos años.
Beatriz del blog Sureando.

Anónimo dijo...

"Tumba sin hilos de sombras...
Célibe templo de olvidos...
Encrucijada de sangres...
Candela de antiguas llamas...
Casa de leños extraños..."
La Candelaria - Mingo Gutiérrez

Mingo querido, va el recuerdo enamorado de esa Isla tan tuya y un poco mía... y de la Misión que aprendí a conocer a través de tu libro.
Abrazos
Diego Castro.-