Recientes versiones sobre la aparición de un ser abominable en las inmediaciones de Río Grande, que llegan en la crónica periodística a anunciar su muerte por disparo de arma de fuego con la exhibición de una foto sin dar cuenta de su tamaño, nos retrotrae a un escrito del Padre Manuel J. Molina.
El mismo fue presentado en Julio de 1972, en el número 1 de la Revista Karukinká, cosa que pasamos a transcribir.
EL YÓSHIL O MONO FUEGUINO
“Yóshil”, especie de mono antropomorfo, sin cola, de color amarillo-verdoso de los líquenes colgante, de unos 80 centímetros de alto cuando se sentaba sobre sus patas, bípedo, que vivía en la región de los Aus. Llevaba siemrpe en la mano un pequeño palo nudoso o una piedra. De día aparecía enhorquetado en una cama, golpeando el tronco del árbol con una pierna; de noche se aproximaba a las hogueras de los cazadores solitarios y con una mano hacia señas a los durmientes mientras se calentaba”. Se le podría llamar FUEGOPITEHECUS PAKENSIS en homenaje a mi informante Paka.
La abuela de mi informante Luis Pa:ka, Yioimolka, Aus de estipre habitaba con su marido Paka, Aus también, allá por el año 1860 en Ta:l, en la caleta Irigoyen. Una noche oscura su marido fue a cazar cormoranes con antorcha a la orilla del mar. Ella quedó sola esperándolo, al lado de una gran hoguera. Era mujer mayor, con varios hijos casados. Se durmió antes que volviera su esposo. De improviso se despertó. Miró a través de la hoguera y vió al otro lado sentado a un ser que parecía un hombre, el cual con una mano le hacía señas camo para que continuara durmiendo y en la otra llevaba un palo corto y nudoso. Tenía el color verde moteado de amarillo de los musgos por todo el cuerpo. La altura podría ser de unos ochenta centímetros.
La mujer se asustó, se incorporó despacio y trató de agarrar su bastón que estaba allí cerca. Apenas hizo el movimiento el sr extraño desapareció en la oscuridad. Cuando volvió su marido con la cacería le contó lo sucedido. Ambos buscaron en las inmediaciones pero no encontraron señales del extraño ser. El entonces dijo: -Debe ser un Yóshil.
Años después andaba por el bosque de la costa juntando hongos de los ñires bajos, cuando de improviso siente golpear un tronco. Se detiene, observa y a poca distancia ve, enhorquetado en un ñire a un animal igual al que viera aquella noche. Era un Yóshil. Con una pierna golpeaba el tronco y en la mano llevaba un nudo de ñire. Miraba hacia otro lado. La mujer llena de miedo se escabulló entre los árboles.
Allá por los años 1928-29, un indígena llamado Pa:rren buscaba un caballo perdido en Shaiwal. De pronto siente unos golpes en un tronco y observando bien vio un yóshil sentado sobre una rama, con un palo en la mano, el cual golpeaba el tronco con una pierna. Prestamente volvió a casa a buscar su rifle. Cuando retornó el animal había desaparecido.
Mucho tiempo antes, un cazador cuyo nombre Pa:ka no recordaba en el momento, a quien se le había muerto un hermano, había salido de caza. Cobró una buena pieza y, como ya se hacía noche, prefirió hacer campamento sobre el cerro Pa:Iten. Encendió una gran hoguera y se acostó. De improvisto se despierta y ve del otro lado de la hoguera a un Yóshil sentado que la hacía gestos. Se movió para tomar el arco y el instante el animal de un salto desapareció.
El cazador, presintiendo que el animal volvería para sorprenderlo dormido y matarlo, arrimó más leña al fuego, extendió su manto como simulando una persona dormida y se escondió detrás de un tronco con la flecha preparada- Allí estuvo inmóvil durante largo rato. Al fin apareció el animal y cautelosamente se fue acercando al fogón, caminando en dos patas con dificultad. Su altura sería de unos ochenta centímetros. En la mano llevaba un palo con un nudo. El cazador desde su escondite le tiró un flechazo. El animal dio un gran alarido, le arrojó su bastón nudoso que dio contra el tronco, pegó un gran salto y desapareció. El hombre ya más tranquilo pasó la noche descansando y al día siguiente buscó al animal. Lo encontró muerto allí cerca. Al darlo vuelta y mirarle la cara quedó estupefacto. Tenía las mismas facciones de su hermano fallecido recientemente. Derramó amargas lágrimas y lo enterró. Al llegar a casa decía que su hermano había ido a visitarlo en el bosque y que él lo había matado (Cf. Zenone-113)
Aquí tenemos un caso singular. Un hombre, habituado a observar los menores detalles de cuanto le rodea que confunde a un animal con un ser humano. Es un estado emotivo demasiado raro para una explicación vulgar.
¿Existió en realidad ese mono) Según lo afirmado por Zenone y mi informante no cabe la menor duda. Los restos óseos podrán determinar sus características anatómicas. Y es Zenone quien nos da el dato que antiguamente existían muchos yóshil en Punta María y que los Aus viejos los mataron a casi todos. Como tenemos el importante yacimiento arqueológico de la fuente de Yasket y allí se encontraron ya restos de una gran marsupial, fuera de lista, no sería raro que también se encontraran los huesos de este mono. Los últimos andaban por el cabo San Pablo. Allí hay paraderos antiguos que se podrían investigar. Lo mismo ocurre con el Puesto de la laguna San Luis donde hay angiuos paraderos y está en la zona de los yóshil.
Dejamos constancia que Luis Pa:Ka no es otro de Luí Garibaldi Honten, y que el Padre Molina al momento de escribir este artículo –que continuaremos transcribiendo más adelante- era director del Museo Regional de Río Gallegos (que hoy lleva su nombre) y ejercía como Profesor en la Universidad San Juan Bosco. La fotografía es la que en la fecha aparece ilustrando varios portales de noticias de nuestra Tierra del Fuego.-
3 comentarios:
¿Sr. Mingo no le parece que este pueblo esta demasiado dormido, por lo cual, casos como este pasan desapercibido como si nada? Todos se rien, a mi sinceramente me seduce mas la historia oculta de esta tierra, que la pobre identidad de la ciudad actual y su largo anecdotario de corrupcion e indiferencia.
hay cosas que habitan en la noche, de eso no tengo la menor duda.
Mingo, muy bueno el artículo del yóshil, inquietante y a la vez abre nuevos interrogantes acerca de la posibilidad aún de su existencia.
Gracias!.
David Guevara
Mingo, hace tiempo que buscaba el artículo de Molina. Le agradezco que lo haya publicado. Saludos
Austin Whittall
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